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Francoise Dolto zNifios agresivos 0 nifios agredidos? Una cdlida respuesta a las angustias mas comunes de los nifios . j Titulo original: Lorsque enfant parait, tome 1 Publicado en francés per Editions du Seuil, Parts Traduccién de Alfredo Baez Supervisién de Nelba Martinez de Nasio 12 edicién, 1981 64 reimpresién, 1998 ‘Quedon rigurasamonte orhibidas, sn le eutonzactonescrta do fs ntylares ce) «Copyraits, bal la sarclenes exablecides en Las eyes, fa epreducetin tel o parcial de fea cra pot cualguler mélade o proced:miento, comosendic la rprraia ye! team ene orm, akon acne a ame a iguller9 stan publiecs. © 1977 by Editions du Seuil, Parts © de todas [as ediciones en castellano, Fdliciones Paids Ibérica, S.A., Mariano Cubj, 92 - 08021 Barcelona Faitorial Paiclés, SAICF, efensa, 599 - Buenos Aires ISBN: 84-7509-549-6 Deposito legal: 8-48.900/1998 Inipreso en Novagrafilk, S.L. Pulycerda, 127 = 08019 Barcelona reso en Espana « Printed in Spain Prefacio . Siempre hay una razén. . El hombre lo sabe todo desde pequeiiito . . 4 Qué es lo justo? . 4Quién abandona a quién? ... ). Gritar para hacerse oir . Separacién, angustias . Preguntas indirectas . . gHay madres fatigadas? . . E] mayor es un poquito la cabeza, y el . ,Qué es una cosa verdadera? . . Morimos porque vivimos . . El bebé hace ala mama . . Un poco mas de tiempo en , Algo sobre: Indice Ya ves, te esperabamos .... Cuando el padre se ausenta Retener y hacer . Cada niiio es diferente para dormir . Querer “bien” y amar “con deseo” ... menor, las piernas ... : “debe hablar a esta edad fe ene cee ae Serd artista .... Preguntas mudas Alo hecho pecho Srp miele Jopiar nuevos padres... Comprender otra leng & 24. Los nifios tienen necesidad de vida .. 25. Cuando se toca el cuerpo del nifio ... 26. Un bebé debe ser alzado de su cuna . 27. Bebés pegados, mellizos celosos . .. 28. Decir “no” para hacer “si” 29, ;Desnudos ante quién? .. 30. "Uno diria au ests muerta”” : SA. 4Quién es "un 32. Jugar al Edips 33. Cuestiones que vuelven a aparecer . 34. gNifios agresivos o agredidos? Indice analitico «12... sesseeree Prefacio En el mes de agosto de 1976, encontrandome de vacacio- nes, recibi una Jlamada telefénica. El director de France-Inter, Pierre Wiehn, a quien no conocia, me proponia que a mi re- greso participara en una transmisién que trataria de los pro- blemas que tienen los padres frente a sus hijos. En vacaciones y pensar en volver! jNo! Un no categérico pensando en las di- ficultades de semejante transmisién cuando entran en juego tantos factores inconscientes en los problemas de educacién. Unos pocos dias después, el adjunto del director de France- Inter, Jean Chouquet, procuraba por teléfono ser més convin- cente. Hay una gran demanda, me decfa; desde que la radio se convirtié en la compafiera sonora del hogat, muchos padres buscan en ella respuesta a sus problemas psicolégicos. Se impone crear un programa sobre las dificultades que se refie- ren a la educacién de los nifios, Tal vez, Peto, gpor qué diri- girse a mi, que estoy ya demasiado ocupada en mi profesi6n de psicoanalista? Ese es un papel que corresponde a los edu- cadores de profesién, a los psicélogos, a las madres y padres de familias jévenes. Muchas son las personas que se ocupan de estas cuestiones. No, no interyendré... y ya no pens¢ mas en aquel asunto, if 10 Pero al terminar mis yacaciones, Pierre Wiehn tornaba a telefoneatme. Venga sdlo para que conversemos: estamos estudiando el asunto y nos gustaria que usted reflexionara con nosotros, Quisi¢ramos discutir con usted nuestras ideas. Es un proyecto que nos interesa mucho. Yo acababa de terminar mis yacaciones y estaba bien descansada, no urgida todavia por Ja presién de los horarios de consulta. Acepté. Y una tarde de principios de septiembre, me llegué al gran edificio de Radio-France pata ver a esos sefiores, para reflexio- nat con ellos y pata dejatme ganat a su causa poco a poco, Si, era cierto, se imponia hacer algo por la infancia. El piiblico hacia muchas preguntas. ;Cémo podria responderse de manera eficaz sin dafiar, sin adoctrinar y utilizar esa trans- misién pata hacer algo por quienes son el futuro de una socie- dad que nunca'les presta ofdos? Todos los responsable de las consultas medicopsicolégicas comprueban que los trastornos de adaptacién, por los cuales Jes llevan los nifios, se remontan a menudo a la primera infancia. Junto a las recientes pertur- baciones de reaccién debidas a incidentes escolares o familia- res se registran yerdaderas neurosis infantiles y psicosis que comenzaron con ttastornos que habrian podido ser reversi- bles si padres e hijos hubieran sido ayudados a comprenderse sin experimentar angustias ni sentimientos de culpabilidad. Semejantes trastornos determinaron un estado patoldgico eré- nico, hecho a la vez de dependencia, rechazo y desarrollo disar- ménico del nifio. Los nifios muy pequefios expresan su sufri- miento moral con disfuncionamientos viscerales, digestivos, pér- dida del apetito y del suefio, agitaciones o apatias, si no es me- diante una indiferencia general a todo y la pérdida del gusto por jugar y alborotar; el retraso en el desarrollo del lenguaje, los trastornos de fa motricidad, las perturbaciones de caracter son signos mas tardios de la pérdida de comunicacién lin- gilistica con el ambiente. Esos fenémenos precoces forman legién en la primera infancia y son completamente ignorados por la mayor parte de los padres, que se contentan con es- perar a que llegue la edad escolar aplicando castigos o dando a calmantes a los nifios molestos porque un dia un médico les indicé ese medicamento del que se valen desde entonces coti- dianamente, Puede afirmarse que, hasta la edad de la esco- laridad obligatoria, las dificultades de relacién de la nifiez escapan a la conciencia de Jos adultos. Ahora bien, son esas dificultades las que preparan un futuro psicosocial pertur- bado. Y esto no se debe a que los padres no amen a sus hijos; lo que ocurre es que no los comprenden, que no saben o no quieren, en medio de las dificultades de su propia vida, pensar en {as dificultades psiquicas de los primeros afios de la vida de sus hijos e hijas quienes, desde las primeras horas de vida, son seres de comunicacién y de deseos, seres que tienen necesidad de seguridad, de amor, de alegria y de pala- bras antes que de cuidados materiales 0 de higiene alimen- taria y fisica, Hoy se da una nueva situacién: la medicina y la cirugia hicieron progresos tales que ahora se salvan mu- chos nifios que antes, a causa de enfermedades infecciosas o de trastornos funcionales y de desarreglos fisiolégicos, mo- rian en tierna edad; otros son salvados después de una vida fetal dificil y un nacimiento prematuro seguido de largas per- manencias en la incubadora; pero es cierto que esos nifios tan bien atendidos desde el punto de vista médico y fisica- mente restablecidos presentan con frecuencia sintomas de regresién y dificultades en el desarrollo del lenguaje, en el sentido amplio del término, perturbaciones en la salud psico- social, tanto en su medio familiar como en la sociedad y con los nifios de su edad. Sélo demasiado tardiamente se hacen sentir a la edad de frecuentar la escuela los efectos de una in- fancia perturbada en su desarrollo antes de los 3 6 S affos, pues esos nifios se encuentran en la imposibilidad de tomar parte con seguridad y alegria en las actividades de los chicos de su edad, Y sélo bastante después, cuando se presentan perturbaciones de cardcter, descompensaciones psicosomati- eas en cadena, sintomas diversos de angustia o cuando el yeupo de su edad los rechaza o fos rechazan los adultos de su medio, son Levados « los consultorios de especialistas. Y fe- 12 lices son atin éstos comparados con los que quedan segrega- dos, separados de sus padres para ser objeto de curas sani- tarias 0 para pasar largas temporadas en instituciones que, en definitiva, casi siempre los convierten en ciudadanos aparte. Lo cierto es que habria que hacer algo mucho antes, desde el momento en que el nifio plantea problemas a la madre en Ja vida de relacién o durante su ctianza. Pero, ,qué hacer? En numerosos casos, los padres son licidos y quisieran comprender el fracaso de sus esfuerzos de crianza; pero aqui se trata de problemas de educacién general y los padres lo intentan “todo”, como dicen, y se angustian al no obtener resultados, en tanto que el nifio pierde la alegria de vivir a causa de que no logta hacerse entender, pues sus trastornos de desarrollo son lamadas de ayuda dirigidas a aquellos de quienes por naturaleza el hijo lo espera todo, Al provocar la angustia de los padres, el propio nifio se angustia atin mds. 4No sera posible ayudar a los padres que se encuentran en dificultades a expresarse, a reflexionar acerca del sentido de las dificultades de sus hijos? ,No sera posible ayudarlos a comprender a sus hijos y a socorrerlos en lugar de hacerlos callar o ignorar los signos de sufrimiento infantil? Habria que informar sobre la manera en que es posible devolver la segu- ridad a un nifio, permititle que se desarrolle, hacer que re- cobre su confianza en si mismo, después de haber pasado prucbas o adyersidades como, por ejemplo, una enfermedad gtave, una deficiencia fisica, mental o afectiva. Para los padres no hay mayor prueba que la de comprobar su propia impotencia frente a los sufrimientos fisicos 0 morales de su hijo, ni hay mayor prueba para un nifio que la de perder el sentimiento de seguridad existencial, el sentimiento de con- fianza natural que le inspira el adulto. Se impone pues infor- mar a los padres, responder a sus demandas de ayuda. Hay que quitar el elemento dramitico de las situaciones bloqueadas. Hay que eliminar el sentimiento de culpa de unos y otros a fin de despertar las facultades de reflexién; es preciso prestar — 13 “Apoyo a padres y madres para que conciban de manera dife- rente sus papeles de auxiliares en el desarrollo perturbado de fu hijo; ayudarlos a veces a comprenderse ellos mismos, a tra- vés de las dificultades que exhibe ese tinico hijo perturbado, causa aparente —a veces real— del desasosiego de los padres, de dificultades que a menudo, sin ellos saberlo, son una reacci6n a sus propias torpezas que traban la evolucién del hijo hacia la adquisicién de autonomia, hijo al que dan, segin la edad y la naturaleza, demasiada libertad o no la suficiente libertad. ,Era posible hacer esto? ,No habria por lo menos que intentarlo? No existia aqui el peligro de que la gente creyera en la existencia de soluciones ya hechas, en férmulas educativas efi- caces, siendo que a menudo se trata de problemas emocio- nales complejos que reconocen sus raices en los adultos, con- yertidos en padres, quienes repiten comportamientos de sus propios padres... 0, por el contraria, se oponen al hecho de set genitores, comprometidos demasiado jévenes con las car- gas familiares que no consiguen aftontar cuando al mismo tiempo contintian su propia adolescencia prolongada, com- prometidos demasiado pronto en una vida responsable? Desde luego, no cabia esperar gran cosa de este tipo de transmisién, pero, zera ésa una razén para desentenderse? Por supuesto que el programa suscitaria multitud de objeciones; pero gera ésa una raz6n pata no intentarlo? Por cierto que muchas situaciones familiares son demasiado delicadas, entran en juego demasiados procesos inconscientes en las pérdidas de comunicacién dentro de una familia, para que los padres pue- dan volver a encontrar la serenidad necesaria para este tipo de reflexién; tanto mas cuanto que los padres en dificultades es- peran de sus hijos y de sus éxitos el consuelo a sus propios fra- casos personales. jCudntos padres hay que, heridos en su in- fancia, decepcionados en su vida afectiva de pareja y decep- cionados de sus semejantes, desalentados profesionalmente, cifran todas sus esperanzas en sus hijos, cuyo menor fracaso los desespeta y a los que abruman con una responsabilidad 14 paralizante para los jéyenes, en lugar de ayudarlos en un clima de seguridad y de tranquilidad a tener confianza en si mismos... y esperanza! éCémo habria que proceder? En primer lugar, no respon- der a toda pregunta de manera directa, ni siquiera cuando se tratara de preguntas anénimas. Era preciso alentar a los oyen- tes para que escribicran cattas detalladas asegurdndoles que todas ellas serian leidas atentamente, aunque pocas podrian ser respondidas atendiendo a la brevedad del tiempo acordado a la audicién. Formular por escrito las dificultades experi- mentadas ya es un medio de ayudarse a si mismo. Esa fue mi primera idea. Después de la lectura de las cartas, seria menester elegir aquellas preguntas que, a través de un caso particular, plan- tean un problema que puede interesar a un gran naimero de padres, por mds que cada nifio sea un caso diferente. El modo de vida familiar, el n@mero de hijos, la edad y el sexo, el lugar del hijo en la fratria, son factores importantes que hay que conocer, pues de ellos dependen reacciones emacionales y la vision que dia a dia se va forjando del mundo el nifio en el curso de su desarrollo, cuando busca su identidad a través de procesos de incitacién, de rivalidad, de identificaciones sucesivas. Habia que informar a los padres que nos escucha- ran sobre los periodos importantes por los que pasan todos los niffos, cada cual a su manera, durante el crecimiento, pe- tiodos que les presentan problemas a tesolver y en los que la incompresién y el desconcierto de Jos adultos frente a los fra- casos del nifio son mAs dolorosos para éste que en otros pe- tiodos y constituyen fuentes de malentendidos, de descono- cimientos, de interferencias reactivas que petjudican el feliz desenlace de esas etapas evolutivas. Habria pues que hablar, a través de casos particulares, de esas dificultades mds fre- cuentes a fin de que la transmisién prestara servicios reales y contribuyera a hacer comprender Ia infancia a los adultos quienes, en muchos casos, no tienen la menor idea de esas pruebas espectficas de la nifiez, ni de las modalidades reac- 3 tivas que acompafiin obligatorlamente, segdin la ae de cada nifio, una salida favorable. % Lo que los padres, los adultos, no saben es que desde su nacimiento un bebé humano es un ser de lenguaje y que muchas de sus dificultades, una vez explicadas, se resuelyen del mejor modo en el desarrollo de ese nifio. Por pequefio que sea, un nifio al que el padre o la madre le hablan de las razones que conocen 0 que suponen de su suftimiento, es capaz de superar la prueba conservando la confianza en si mismo y en sus padres. ,Comprende el nifio el sentido de las palabras o comprende la intencién carifiosa de que las pala- bras son prueba? Por mi parte, apostaria a que desde muy temprano el nifio est4 abierto al sentido del lenguaje mater- nal, asi como al sentido humanizante de la palabra que se le dirige con compasién y verdad a su persona, En esa pa- labra el nifio encuentra una sensacién de seguridad y de paci- ficaci6n coherente mds que en los gritos, las reprimendas, los golpes, destinados a hacerlo callar, que a veces logran su ob- jeto. Todo esto les da mds una condicién de animal domes- ticado, sometido y atemorizado por su amo, que un estatuto de ser humano socorrido por aquellos que lo aman en su dificultad existencial, para expresar la cual no dispondria sino de gritos, de dolencias, de no mediar las palabras tranquiliza- doras, porque son explicativas, de los padres. Precisamente esta comunicacién humanizada me patecia lo que con mas frecuencia se olvida en nuestros dias cuando se trata de los nifios, testigos constantes de la yida de la pareja parental y. privados de la palabra dirigida a su persona. Esta falta de palabras ocurre especialmente en la vida de la ciudad, donde la madre suele estar ausente o donde el nifio queda al cuidado de una nodriza o en la guarderia, siendo asi que antes, en Ja vida tribal, habia siempre un adulto auxiliar que, en ausen- cia de los progenitotes, sabia hablar, cantar, acunar, recon- ciliar al nifio consigo mismo, en la tolerancia que aquél mos- traba a sus manifestaciones de suftimiento. Luego, en todo el proceso educativo, sabia responder con sinceridad a todas 16 las preguntas de un niflo, despertar su inteligencia a la obser vacién, al razonamiento, al sentido critico. Precisamente ese lenguaje era lo que me parecia necesatio hacer descubrir 0 redescubrit a los padres. ,No son todas esas verdades de sen- tido comin las que hay que recordar a tantos padres que las olvidan? Pero, yincumbia a un psicoanalista cumplir este trabajo, este servicio social, podria decirse? Un psicoanalista est4 for- mado en Ja escucha silenciosa de los que acuden a 6], hablin- dole, para recuperar su orden interior petturbado pot praebas pasadas que los pacientes, al evocatlas, procuran descifrar y descubrirles su sentido perturbador, aprisionados como estin en procesos de repeticién que traban su eyolucién hu- mana. ,Correspondia a uno de esos psicoanalistas, que es lo que yo soy, hablar por radio y responder a cuestiones de edu- cacién? En aquella oportunidad me hice esta pregunta y afin contintio haciéndomela. Desde luego que hablo como persona bien informada en cuanto al psicoandlisis e informada tam- bién de muchisimas crisis, no resueltas durante la educaci6n, de personas que conoci en el ejercicio de mi profesién, jévenes y también menos jévenes y no podria hablar de otra manera. Sin embargo, si la evolucién de cada ser humano pasa por las mismas etapas de desarrollo, cada cual experimenta de manera diferente las dificultades, siempre relacionadas con Jas de los padres, con frecuencia de los padres mejor inten- cionados. Este conocimiento siempre particular e individual del sufrimiento humano, ,puede contribuir a ayudar a los demds? No lo sé. La experiencia lo mostraré. ,No hay sufri- mientos cvitables que experimentan padres e hijos en su vida comtin, metidos en la trampa, como lo estan y como fo esta- mos todos, de deseos inconscientes, marcados, entre padres e hijos nacidos de ellos, pot la prohibicién del incesto y por la dificil salida creadora de esos deseos bloqueados los unos por los otros en una familia? Pero, si yo soy psicoanalista, soy también mujer, esposa, madre, y también vivi los problemas de esos diferentes papeles; conozco pues los escollos con que 7 tropieza fa buena voluntad, Y ahora hablo como mujer que, aunque psicoanalista, esté en edad de ser abuela y aun algo mas que abuela, hablo como una mujer cuyas tespuestas son discutibles, cuyas ideas directrices son objetables en un mundo en movimiento, en el que los niflos de hoy seran los adolescentes y los adtiltos de mafiana, en una civilizacién en proceso de cambio. Procuro tan slo echar alguna luz a la pregunta que se formula. Seria necesario que los oyentes, aquellos que me escriben, aquellos que s6lo me escuchan y aquellos que van a leer aqui mis respuestas, no se imaginen que soy depositaria de un verdadero saber, un saber que no deba ponerse en tela de juicio. Aqui se trata de una indaga- cién, la mia, frente a problemas actuales relativos a los nifios de hoy, problemas que en muchos puntos estin sometidos a las expetiencias y a un clima psicosocial en transformacién que determina situaciones nuevas para todos. En las respues- tas que doy, persigo la finalidad de incitar a los padres en dificultad a que consideren su problema desde un punto de vista un poco diferente del que sustentan, la finalidad de suscitar en el espiritu de los oyentes que no estén directamente afectados la reflexién sobre la condicién de la infancia que nos rodea, esa nifiez que todos nosotros, los adultos, debemos acoger y sostener para que los nifios advengan en seguridad al sentido de su responsabilidad. 4Es la nifiez de hoy una duplicacién de Ja nuestra? ,De- bemos repetir en nuestra conducta a quienes lograron educar a las generaciones pasadas? Ciertamente no. Las condiciones de la realidad cambiaron y cambian todos los dias; con ellas deben habérselas los nifios de hoy para desarrollarse. Lo que no cambia es la avidez de comunicacién con los adultos que sienten los nifios. Esa avidez de comunicacién siempre existié y contintia existiendo, porque lo propio del ser humano estriba en expresarse y en buscar, a través de las barreras de la edad y de Ja lengua una comunicacién con los demas, y también es propio del ser humano suftir por su impotencia si no puede hacerlo y por la impropiedad de sus medios. 18 Quienes lean las respuestas que doy a las cartas de padres y a las mds raras de personas jévenes se sentirén impulsados, asi lo espero, a reflexionar por su cuenta en estos problemas, en su sentido, en las respuestas diferentes que habrian podido darseles. Esto supone también reflexionar en ese extraordi- nario medio de comunicacién y de ayuda reciproca que es la radiofonia, la cual permite que se comuniquen gentes que no se conocen y que traten de problemas que antes permanecian en el secreto de las familias. Algunos encontraran en las cuestiones planteadas recuer- dos de su propia educacién, de las dificultades que experi- mentaron cuando eran nifios o de las dificultades experimen- tadas por sus padres con ellos, asi como de las dificultades que experimentaron o experimentan con sus propios hijos y que saben resolver sin ayuda. Espero que todos, al considerar a familias que no son las suyas propias, miren de manera diferente a los padres y a los hijos que se encuentran en crisis, que observyen con nuevos ojos las reacciones de los pequefios que juegan en plazas y jardines, de los que sufren en clase, de los que los perturban en su quietud. Tal vez entonces se sentitén movidos a hablar a esos nifios de manera diferente de lo que lo hacen ahora, a no juzgarlos con demasiada ra- pidez, a encontrar, mediante Ia reflexién, respuestas a las di- ficultades cotidianas que le son confiadas y de las que damos aqui tantos ejemplos. Tal vez esos oyentes sabrin encoritrar mejor que yo las palabras de auxilio para la dificil condicién humana parental y para la no menos dificil condicién humana infantil, con los que se relacionan y los cuestionan. En este libro se consignan las transmisiones de los prime- ros meses de France-Inter: Cuando el niflo aparece. Agtadezco a todos los miembros del pequefio equipo que formamos: A Bernard Grand, el productor con el ojo siempre puesto en el cronémetro. A Jacques Pradel, que dialoga con- migo en la audicién; a Catherine Dolto que resume todas las 19 cartas que yo elijo, fo cual nos permite optar por los temas dominantes del dia; a los sacrificados técnicos y secretatios de la cabina $348,116, avenida Président-Kennedy, Paris XVI‘. 1. Siempre hay una razén (Cuando el nifio aparece) Frangoise Dolto, usted es psicoanalista; sin embargo no se trata aqut de ofrecer una consulta personal. ¢Estd de acuerdo? Completamente de acuerdo. Si bien soy psicoanalista, como usted dice, espero poseer también sentido comtin y poder ayudar alos padres en sus dificultades, esas dificultades que preceden a anomalias mas graves en sus hijos y por las cuales después se los lleva a los médicos, a los psicos. Hay muchas cosas, asi, que los padres al principio no toman en serio y los médicos tampoco. Los padres sélo saben que tienen una preocupacién: su hijo ha cambiado. Quisieran saber c6mo proceder, y muy a menudo podrian ellos mismos encontrar el medio apropiado si reflexio- naran un poco. Lo que yo quisieta es ayudarlos a reflexionar. En efecto, vale mds prevenir que curar. Por otro lado, no hay dramas solamente, y el nacimiento de un hijo es también una fuente de alegria y de felicidad. Pero, claro esté ;hay que comprender a esos niftos! Y no siempre ocurre eso. Los padres generalmente los reciben con alegria. Pero ocurre 20 2 que esperan a un bebé y luego es un varén o una nifla. Habrian preferido a una nifia y es un vatén; o habrian preferido a un yarn y es una nifia... Agregue a esto que los padres no son los tinicos de Ja familia. Estin también los abuelos y sobre todo los hijos mayores. Semejante acontecimiento —el naci- miento de un nueyo hijo— es un pequefio drama para muchos de los chicos mayores. Diré que si un hijo mayor, digamos entre los dieciocho meses y los cuatro afios, no siente celos, ésa es una sefial muy mala: el hijo anterior debe manifestar celos porque para él es un problema ver por primera vez, que todo el mundo admira a alguien menor que él:““;De manera que hay que ‘hacerse el bebé’ para ser admirado?”. Hasta en- tonces, él crefa que seria bien mirado haciéndose grande, fle- gando a set un muchacho 0 una sefiorita. Creo que debe ayudarse a los padres en el momento mismo en que llega su bebé, pues en los meses siguientes todo se hace mas complicado, Hablaba usted de sensatez. Y es cierto que a veces un poco de sentido comin permite desembrollar una situacién que al Principio parecia extremadamente confusa y dramdtica. Tal vez podriamos aclarar esto con un ejemplo concreto. Hay que tener en cuenta que el nifio que reacciona de manera insGlita siempre tiene una raz6n para hacerlo. Se habla mucho de los caprichos de los nifios: ésos son caprichos porque se los lama caprichos. En realidad, cuando un nifio muestra de pronto una reaccién insélita que molesta a todo el mundo, nuestra obligacién es tratar de comprender lo que le ocurre. Un nifio no quiere continuar avanzando por la calle: tal vez no quiere los zapatos que lleva; tal vez no le guste ir por ese lugar; tal vez se lo hace caminar con demasiada rapidez y tal yez seria nece- sario Ilevarlo todavia en el cochecito, cuando se lo creia ya bastante grande para poder prescindir de él. “Tuyo buenas vacaciones y se ve que sus piernas son fuertes...” ;Pero no! Lo que oeurre eg que, después de las vacaciones, al volver 2 a encontrarse en el mismo lugar de antes, el nifio quiere que lo vuelyan a llevar en cochecito, como solian hacerlo. De todas maneras eso no durar4 mucho. Para mi, los caprichos proceden de una incomprensién del nifto: él ya no se comprende porque el adulto no lo comprende. jAhi tiene usted una cuestién de sentido comin! He tenido oportunidad de ver a muchos de esos nifios gue comenzaban a tener caprichos. Eso le ocutte a todo nifio vivaz e inteligente que quiere explicar lo que experimenta y desea y que no sabe cémo hacerlo; entonces protesta, asume una actitud negativa, chilla y... los mayores se ponen a gritarle, No hay que ptoceder de esa manera, Lo que cortesponde es tratar de comprenderlo y decitse: “Tiene que haber una razén. No lo comprendo, jpero reflexionemos!” Y, sobre todo, nada de hacer dramas desde el primer momento. Ouro acontecimiento que interesa a todas las familias que tienen hijos en edad de ir a la escuela: la iniciacién de las clases. A menudo para un nifio pequeno, salir del seno de la familia e ir a un lugar desconocido, tratar a gente nueva es todo un acontecimiento. 4Se refiere usted al nifio que va pot primera vez a la escuela © al nifio que reinicia las clases después de las vacaciones? A los dos casos, Consideremos primero al pequefto que va or primera vez a la escuela, El yerano pasado, me encontraba trabajando tranquila- mente en el jardin cuando of a una nifita que recibia a su padtino en medio de aplausos; la [egada del padrino era para ella una fiesta. |Muy bien! Aquel sefior sale de su automéyil, ve a la pequefia y exclama: “jOh, cémo has crecido! {Pronto tendrds que ir a la escuela!”’. Entonces la nifia, encantada ¢ imbuida de su importancia, dice: “Si, si, iré a la escuela. Comienzo las clases al terminar las vacaciones”. Es decir, dos meses después. “jAh! ya verds, ya verds que no es divertido. Tendras que estarte quieta, no podras correr. Mira, ahora te est4s metiendo un dedo en la nariz; no podrds hacer eso, Y ademas estaran tus compafiieritos, gsabes?, tendras que de- fenderte de ellos. Te tirarén de las trenzas. ;C6mo? {Quieres conseryar las trenzas? Pero no; tendrds que cortarte ese pelo”. Verdadetamente le estaba pintando un cuadro horroroso. La pequefia estaba en dnimo festivo antes de la Ilegada del padtino y lo habia recibido con fiestas... Después, ya no le of decir nada. Aquella nifia habia quedado completamente desmoronada por Jas palabras de un adulto, que probablemente sélo queria hacer- la rabiar por broma. No es mds que un ejemplo, pero ;cudntas veces los adultos anuncian al hijo su ingreso en la escuela como si se tratara del fin de la buena vida! No hay que asombrarse entonces de ver a nifos que llorany a Jos que hay que arrastrar practicamente por la calle porque no quieren entrar en la escuela. También hay nifios que esperan ese acontecimiento con impaciencia, porque tendran una cartera, etc. Llegan a la escuc- Ja: alli se los trata como un rebafio; no era eso lo que ellos esperaban. Cuando esos nifios vuelven a la casa o cuando la mama ya a buscarlos a la escuela estan muy ansiosos, sobre todo el segundo dia. Y al tercer dia ya no quieren acudir a clase. Creo que, felizmente, hay escuelas que reciben a los nifios de otra manera... Hay que seguir cierta progtesién: no es posible atacar de frente a un nifio que manifiesta cierta fobia de ir a la escuela. El padre podria tal vez distraer alguna hora de su trabajo para ir a buscarlo o para conducitlo a la escuela, por la mafiana. Muchos nifios, para ir a la escuela, tienen que pasar antes por la casa de una cuidadora que los leva al estable- cimiento; y esta cireunstancia es una noyedad para ellos; tam- bién tienen que levantarse muy temprano, cuando antes, para ellos, la escuela significaba ir con otros nifios y jugar: las cosas no ocurren en modo alguno como Io espetaban. La mama no les habia avisado que itian a casa de la cuidadora y de a4 alli a la escuela, ni que la cuidadora los iia a recoger y que la mama s6lo volveria a verlos al anochecer. Creo que lo mejor es decir a los nifios fo que va a ocurrir, sin asustarlos pero haciéndoles sentir que uno est4 con ellos: “Pensaré en ti’. Los nifios tienen necesidad de eso o bien puede uno decirles: “Toma, te he traido una figurita, o un boleto de metro. Cuando te abutras en la escuela, la tendrds en el bolsillo. Papa te lo ha traido. Asi tendraés més confianza’”. Cosas como éstas son im- portantes, pues los nifios tienen necesidad de la presencia de los padres, La escuela es un medio insdlito. Es menester que los padres se hagan representar por algo que hayan dado al nifio para que éste se sienta seguro. Y aqui debo decir algo mas: el nifio no puede hablar de Jo que ocurrié en Ja escuela, Cuando un chico est4 en su medio familiar, s6lo puede hablar de lo que pasa en ese medio, de lo que él piensa en ese momento. El nifo estd presente en el presente. Sin embargo se le pregunta: “;Que ocurrié hoy en Ia escuela?” y se lo regaffa porque no puede contestat nada. Consideremos ahora el caso de un nifto que reinicia las clases después de haber ido a la escuela dos o tres aftos. Ahora ya no se trata de miedo, pero en cambio ese nirio puede sentirse turbado por un nuevo maestro o por nuevos camaradas o por el cambio de ambiente, de clase, etc. Aquies importante establecer si el chico fue feliz en la escue- Ja el affo anterior. Si se mostré algin tanto indiferente o si tuvo disgustos con la maestra, el afio que inicia ser4, en cambio,’ feliz, porque no queria encontrarse con la misma maestra. Muchos nifios eran Ievados al hospital por sus padres que decian: ““Est4 enfermo todos los dias cuando tiene que ir a la escuela y el domingo esta sano”. Entonces yo me ponia a hablar con el nifio y lo que ocurria era que no queria a esa maestra, queria tener ala otra maestra, la del afio anterior. Desgraciada- mente Ia nueva maestra les habia dicho: ‘Los que no sigan mis lecciones volver4n con los pequefios” y en realidad eso era lo que 61 queria, oxplicaba entonces que tenia muchi- sima suerte: “Tienes mucha suerte de no querer a tu maestra, pues cuando uno la quiere no trata de aprenderlo todo bien para pasar al grado siguiente’’. Si los nifios no quieren a su maestra, la pregunta que hay que hacerles es ésta: “ZY explica bien tu maestra?” Muy fre- cuentemente los nifios responden: “No me gusta mi maestra, pero, si, explica muy bien”. “Y bueno eso es lo principal, una maestra est4 para explicar, para todo lo demas esté tu mama.” = _— 2. El hombre lo sabe todo desde ‘pequefiito (Cuando aparece un hermanito) Volvamos a la llegada de un bebé en una familia en la que ya hay varoncitos o nifitas de tres o cuatro aftos. gHay que avisar a esos nifios con anticipacién, explicarles el embarazo de la madre? Hay que explicar, a los mayorcitos, que va a llegar un bebé y que no se sabe si serd un yarén o una nifia; asi los chicos comprenden por qué la madre prepara una cuna. Y las madres no deben sorprenderse de que todo lo que ellas hagan en ese momento encuentre la oposicién de los chicos; por ejemplo, sila mamé est4 trabajando en Ja cuna, el nifio da un puntapié por casualidad a la cuna... La madre no ha de decirle nunca que es malo, Su hijo se encuentra ante una situacién insdlita. Se estd preparando la legada de un bebé. y, pata él, ser un bebé es ser algo menos importante que ser un chico ya crecido. Las mamés dicen a veces: ‘Vamos a comprar un bebé”. Eso significa burlarse de un ser humano que sabe muy bien que él mismo fue bebé antes. En el inconsciente, el ser humano lo sabe todo desde pequefio. La “‘inteligencia” del inconsciente es la misma que [a de nosotros, los adultos. De manera que 26 a7 eada vez que tenemos ocasién de hablar a los nifios de las cosas de la vida, hay que decirselas sencillamente tales como son. En lo que se refiere al bebé que habra de nacer, el chico mayor podra decir: “;Por qué?, yo no Io quiero”, “jPero si ese bebé noes para ti!” Sin embargo, en muchas familias los padres anuncian: “Tendrds una hermanita o un hermanito pata ti”. Y entonces, el nifio se imagina que inmediatamente tendré un camarada de su edad, porque conoce a nifios que tienen her- manos y hermanas y se dice: ‘‘Bueno, que yenga en seguida”. “Pero tt sabes muy bien que cuando naciste eras un bebé muy pequefio.”” Se le muestran fotografias y se le dice: ‘Mira cémo eras cuando chiquito, Y, bueno, el bebé sera asi’. Y si el chico decide de antemano: “‘Oh, si es un varén no lo quiero! o “‘Si es una nifia no la quiero”, se le puede responder: “Pues el bebé no tiene ninguna necesidad de que tt lo quieras; tendr4 padres asi como td tienes padres’. Y ocurre que el nifio a quien se le dice que no necesita querer a su hermanito o a su hermanita sera el que més los quiera, sencillamente porque esa es la cosa mas natural del mundo. Cuando un nifio afirma que no quiere a su hermanitoo a su hermanita, lo hace sélo para decir una tonteria a su madre y para tratar de pincharla, como suele decirse. Hace un rato, hablaba usted de los puntapiés dados a la cuna. Eso no es muy grave. Pero creo que a veces esa actitud tiene consecuencias peores. He oido hablar del caso de un chico de cuatro 0 cinco aftos que habia mordido bastante violenta- mente aun bebé. {Es eso corriente? Relativamente corriente, y en esos casos la madre debe tener enorme presencia de espiritu; sobre todo no hay que regafiar brutalmente al mayor que ya est4 bastante avergonzado de lo que hizo. Habria que tomarlo aparte y decirle: “Bien ves que eres muy fuerte. Peto tu hermanito es en cambio muy débil y chiquito como td lo eras antes. Ahora él sabe que tiene un hermano mayor y tendré confianza en ti. Pero, ya ves, no es 28 a él a quien hay que morder. No sirve para nada. No lo puedes comer”. Porque, figtirese usted, que los nifios pequefios cada vez que encuentran algo que les parece bueno se lo llevan a la boca y se lo comen: Para ellos el canibalismo no esté tan lejos. Ademas, ven con frecuencia cémo el bebé mama de la madre y, desde su punto de vista, un bebé que mama de su madre es un canibal. No comprenden nada de este extrafio mundo. Pero esa actitud, pasa muy pronto, cuando la madre se da cuenta de que la reaccién del nifio no obedece sélo a maldad, sino que se trata sobre todo de una reaccién de angustia. Pero cuando las reacctones de celos —o hasta de rechazo (um puntapié en la cuna, una mordedura, etc.) contintian, ¢no asume esta actitud cierto cardeter de gravedad? gQué hay que hacer en esos casos? La cuestién se hace grave sélo si los padres son ansiosos. En segundo lugar, el nifio sufre mucho al sentirse abando- nado, descuidado, Puede que, en efecto, no lo sea, peto ocutre que tal vez no se Io ayude como seria menester. ,Y como puede ayudarse a un nifio celoso que sufre? El padre es quien puede remediar mejor esa situacién. El padre o una hermana de la madre, una tia, una abuela... Si se trata de un var6n, tiene que ayudarlo un hombre. Por ejemplo, el domingo el padre le dice: “Vamos, nosotros los hombres daremos un paseo...”. Y dejan a la mama con su bebé. “Ella piensa sélo en su bebé.” Es preciso que el padre diga cositas como éstas: “Td ya eres grande y puedes venir conmigo”. De esta manera promociona, si puedo decirlo asi, al mayor y contrarresta sus reacciones de celos, que se manifiestan en hechos como el de volver a mojar Ja cama por la noche, no querer alimentarse sino de productos licteos, gimotear por cualquier cosa o no querer caminar. ,Qué signi- fiea todo eso? Aqui hay un problema de identidad: un nifio procuta imitar a los que admira y admira lo que admiran papd y mama. Entonces si parece que admiran al bebé, la situaci6n no tiene salida: hay que sostener al mayor en su desarrollo, hay

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