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SERGE MOSCOVICI (Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, Paris) PSICOLOGIA SOCIAL, II * Pensamiento y vida social * Psicologia social y problemas sociales Coautores: Michael Bilig Jean-Pierre Deconchy Robert M. Farr Michel Gilly Carl F. Graumann Miles Hewstone Jos Jaspars Denise Jodelet Lenelis Kruse Gabriel Mugny Henri Paicheler Stamos Papastomou Bernard Rimé Michel-Louis Rouquette PAIDOS Boson karte Are Mien 16 Lenguaje y comunicacién por BERNARD RIME Introduccién ‘Cuando los psicélogos sintieron la necesidad de disponer de un modelo teSrico que sitviese de fundamento para un estudio cientifico del lenguaje y Ja comunicacién humana, naturalmente se inspiraron en sistemas técnicos. Su referencia bisica fue el modelo propuesto en 1949 por Shannon y Weaver, fen el marco de Ia teoria de la informacién. En este modelo (véase figura 1), copiado de los sistemas telefGnicos, in- tervienen una fuente y un destinatario. Por consiguiente se trata de interlo- ‘catores del proceso de comunicacién. El primero de ellos, la fuente, se con- vierte en la sede de un mensaje que pretende dirigir al segundo. Ya que no es posible comunicarse directamente de cerebro a cerebro, este mensaje debers ser objeto de una operacién intermedia para llegat a este destinatario. Gene. ralmente se tratard del lenguaje, sistema de sefiales compartido por ambas partes. Puesto que estas sefiales deberdn recotrer el espacio, también hay ‘que considerar el soporte a través del cual serin encaminados desde Ia fuente hasta el destinatario. Este soporte es el canal de comunicacién. Todos estos ‘elementos constituyen. conjuntamente lo que se puede denominar los aspectos estructurales de Ja comunicacién o, si se prefiete, las piezas del rompecabezas Para que todo esto funcione también hay que tomar en consideracién los aspectos dindmicos, Estos son tres. Primero tenemos la opetacién de codifi cacién o traduccién del mensaje por parte de la fuente segin las sefales del orm Be : a eS ‘euiao) Fre. 1.—Esquema del sistema de comunicacién segin Shannon, 526 | Pensamiento y vida social édigo: es decir, poner el mensaje en palabras. La operacién inversa tiene lugar més tarde en el otro extremo del canal. Se trata del desciframiento © descodificacién, por medio del cual el destinatario se pone en condiciones de descubrir e! mensaje que le ha sido dirigido. Por tltimo, el conjunto del proceso puede cerrarse mediante una retroaccién o informacién de retorno que el destinatario envia, por los mismos intermediarios, hacia la fuente, @ fin de que éta pueda apreciar si el mensaje ha sido bien recibido o si es necesario Hevar a cabo algiin reajuste. Este modelo sirvis de base al estudio psicolégico del lenguaje y Ia co- municacién, llevado a cabo desde 1952 con el nacimiento de la psicolingtis- tica. Sin embargo, presenta un limite que implicaré graves consecuencias pata Ia orientacién de estos trabajos. Inspirado en las méquinas, este modelo hard que los investigadores desprecien el hecho de que la fuente y el des- tinatario son seres humanos y que entre ellos, en la comunicacién, se esta- blece una relacién psicosocial. Los psicolingiistas han puesto entre paréntesis Ia cucstién del locutor, del auditor y de la interaccién de sus expectativas, caracteristicas, actitudes, intereses_y motivaciones, para preocuparse nica- mente de las operaciones de codificacién y desciframiento. Por consiguiente, no resulta sorprendente que su objeto de estudio se haya alejado profunda- mente del lenguaje hablado por la gente en la vida de todos los dias. De hecho, son las frases las que interesan a los psicolingiistas. Y las que estu- dian provienen, segin una expresién de Chomsky, de un «locutorauditor ideal que conoce su lengua a Ia perfeccidn y que, en el ejercicio de ésta, se encuentra exento de estados gramaticales no pertinentes, como las distraccio- nes, modificaciones de actitudes ¢ intereses, 0 errores». ‘Sin embargo, en la psicologia social europea se ha esbozado una corriente fn teaccién a esta perspectiva. Moscovici (1967) escribia que en psicolingtfs- tidy, la emisién verbal es considerada como producto de un sujeto tinico que alterna los roles de locutor y de auditor. El didlogo, producto conjunto de dos individuos que acttéan cada uno de forma definida en funcién de su rol, es sustituido asi por una especie de soliloquio a varias voces. Y una vez, continuaba el autor, que se ha definido a los emisores, a los receptores y @ sis relaciones como tipos ideales y universales, el sujeto que habla es olvi- dado, El lenguaje estudiado de esta forma ya no es més que una ficcién académica, «un lenguaje sin comunicacién». Desde un punto de vista sums mente prdximo al de Moscovici, Rommetveit (1976) consideraba que estu- dat frases fuega de su contenido de interaccién humana equivaldria al_pro- cedimiento de un fisico que estudiase el movimiento de los cuerpos tinics- mente en un vacio perfecto, sin preocuparse del campo de gravitacién en el que se mueven realmente estos cuerpos. EI presente capftulo también se sitia en Ia perspectiva que acabamos de mencionar y se dedicaré a desarrollar principalmente tres aspectos. En un primer tiempo examinaremos Ja dinémica psicosocial de Ia comunicacién. Ve- 16. Lenguaje y comunicacién | $37 remos que, més allé de las cuestiones de codificacién, la manera como se expresa un individuo depende intimamente de la mattiz social en cuyo seno se expresa, 3 deciz, del conjunto de los factores sociales que se refieren @ este momento, Consideraremos igualmente el impacto que estos modos de expresi6n tienen sobre los del otto interlocutor y sobre Ia evolucién de la situacién de comunicacién, En una segunda parte, constatatemos que quien se expresa no lo hace tinicamente a través de frases. La actividad expresiva enlaza profundamente la palabra y el movimiento corporal. Se examinarén Jas razones por las que esto sucede asi. Por tltimo, en la tercera parte, re- calcaremos que lo transmitido en cl proceso de comunicacién no son men- sajes, sino representaciones. Veremos lo que esto implica para Ia tarea de cada uno de los interlocutores dentro del proceso de intercambio y mostra- remos que es a través de las representaciones que estos interlocutores pue- den alcanzar un cierto grado de intersubjetividad. ‘A. Lenguaje y situacién social En las situaciones reales de comunicacién, la manera como se expresa un individuo constituye una creacién, adoptando cada vez formas originales. In- cluso si utilizan un eddigo lingifstico comtin y si tienen que formular el mis- ‘mo mensaje, se puede asegurar que dos individuos nunca se expresarin de Ia misma manera, Entre las razones de esta variablidad de las formas expres vas, existe una primera que se refiere a los objetivos que persigue el locutor 1 través del proceso de comunicacién. Este aspecto ha constituido el objeto de los trabajos de Blakar (1979), @. Los grados de libertad del locutor Comunicar es necesariamente intentar traducir una experiencia total, atem- oral, situdndola dentro de una secuencia temporal. De hecho, los sonidos son los mediadores obligados de esta operacién y resulta imposible transmitir ‘és de uno al mismo tiempo. Asi pues, se trata de «desplegar», para utilizar In expresién de Blaksr, la experiencia, de desenrollarla ante el auditor. Esto implica, por parte del locator, cierto nimero de elecciones acerca de las mo- dalidades soncretas de la operacién, Dentro de este margen de maniobra, el locutor dispone de la posibilidad de ejercer un considerable poder sobre su auditorio y de influenciarlo sutilmente en una direccién determinada. A este respecto, la regla es simple: una comunicacién neutra u objetiva es casi im- Pensable. En la radio, por ejemplo, una misma informacién puede anunciat que las fuerzas gubernamentales intensifican el vigor de su, lucha aérea en el norte o que las fuerzas gubernamentales intensifican sus bombardeos en el 538 | Pensamiento y vida soctal norte. Aunque desprovistos, en apariencia, de toda manifestacién de aprecia- cién, los dos mensajes conducen a los auditores por vias muy diferentes, ya gue el primero deja entender que en el norte hay algo que hace necesatias las operaciones aéreas, mientras que el segundo hace pensar que en dicha re- Bid los viejos y los nifios pueden ser victimas de una masacte indiscriminada. Blakar ha puesto un acento especial sobre esta cuestién y ha sefialado algunos puntos de cleccién por medio de los cuales el locutor dispone del ejercicio de este poder sutil — Lacleccién de las palabras y las expresiones: incluso si son sinénimos, las palabras diferentes evocan redes de asociaciones semAnticas fundamental. ‘mente diferentes. Hablar de una manifestaciéa, mencionando la accién de las fuerzas del otden, de los policias o de Ia pasms, equivale a provocar, en cada caso, matcos ideoldgicos de referencia y, por consiguiente, esquemas de in- texpretacién sumamente diferentes. Dependiendo de que Ia madre pregunte al nifo si ha tomado, mangado 0 robado el pastel, el niso ya vislumbrard Ja importancia de la posible sancién y responderé en consecuencia, — Le eleccién de la forma gramatical: decit en un informe deportive ‘que Inglaterra ha vencido a Francia abre el camino a la percepcién de una supremacfa de hecho. En cambio, aunque parezca igual, anunciat que Francia hha sido vencida por Inglaterra equivale a provocar, a través de le forme pa- siva del enunciado, una figura de victima, punto de partida propicio para las explicaciones de hechos en términos de circunstancias desafortunedas. — La elecci6n de ta secuencia: en una lista de palabras, el sitio que ocupa tuna palabra determinada influenciard la impresién suscitada en el receptor. Este efecto, que ya fue puesto de manifiesto por Asch en su experiencia clé sica, se ve redoblado por un impacto sobre la memoria. Por Jo tanto, al des- eribir los atributos de una persona se influenciaré, a través del orden en que se enumeren dichos atributos, Ia impresién que subsistird de ellos en el auditor, « pesar de In apatiencia de objevidad que podtia der una lista exhaustiva, — La eleccién del éxfasis y del tono de voz: el tono de la vor puede determinar si una frase pretende ser una pregunta, una explicacién, una ne- gacién, un acuerdo, etc. El énfasis puesto en una palabra determinada indi- card de forma sutil lo que el emisor considera esenc relacién escrita de las palabras expresadas, estos elementos habrin desaps recido para siempre. Y no obstente, en el momento en que la frase fue pro runciada, esta eleccién del énfasis tuvo su efecto. — La eleceién de las premisas implictas: se vrata de un poderoso me- canismo mediante el cual el emisor se encuentra en condiciones de moldear 4 su manera ade lo que habla» y de imponer de este modo lo que las partes presentes darin por sentado. En las situaciones de entrevista, este efecto e& bien conocido, ya que quien formula las preguntas dispone, por este mismo hecho, del poder de introducir Ins premisas y de encerrar en elles @ la per fond Interopada, Meant esta tien © pucden det mochts costs como 16. Lenguaje y comunicacién | 539 Estos grados de libertad de que dispone el locutor en el despliegue de su ‘mensaje, indican suficientemente que el locutor estd muy lejos de ser un sim- ple eslabén entre el acontecimiento y el auditor al que se ditige. Como se- fiala Blakar, el emisor debe ser percibido como un creador que proporciona, @ través de su mensaje, una construccién activa acerca del referente, acerca del mediedor a través del que se expresa, acerca de su propia persona, ast como acerca de la situacién social en cuyo seno tiene lugar ta comunicacidn, Esto equivale a decir que la palabra es profundamente estructurante, Pero resultaria incorrecto a este respecto despreciar el hecho de que toda libertad se ¢jerce en el interior de un sistema de coacciones. Para expresarse, el lo- ccutor se inscribe necesariamente en un sistema de lenguaje, adoptando una lengua que existe independientemente de él mismo, Esta no es més que wna de las posibles maneras de conceptualizar la realidad, de acotarla y comprenderla Y esta manera refleja con mayor 0 menor claridad las estructuras de poder de Ia sociedad de la que ella misma proviene. Adoptar una lengua para ex- presarse conduce inevitablemente a enmarcarse dentro de un cierto punto de vista y a entrar en un orden determinado, En apoyo de esta afirmacién po- demos mencionar los trabajos noruegos (Blakar, 1975) que muestran cémo la lengua de este pais refleja y mantiene la estructuracién existente de los Papeles sexuales dentro de esta sociedad, hasta el punto que se puede consi- derar que constituye un auténtico freno para cl cambio social en dicha ma- teria. Por esta razén, desde el aprendizaje de Ia lengua materna, los nifios y las nifas aprenden, al mismo tiempo, los papeles sexuales que les son asigna- dos de forma tradicional, A este respecto, la lengua francesa no tiene nada que envidiar al noruego. En ella no podemos encontrar el masculino de femini ta y el femenino de médico o ingeniero, Encontramos un cadre (un ejecu vo), pero también une ménagere (ama de casa). A través de este ejemplo de los papeles sexuales, volvemos a encontrarnos con la misma ley: el lenguaje se sitda en el centro de la articulacién social. El margen de maniobra que ecabamos de describir en el seno de las coac- ciones que impone un cédigo lingtifstico es explotado de forma mas 0 menos deliberada por Ia persona que se expresa, en funcién de los objetivos que asigna a su comunicacién. Pero este factor més o menos deliberado esta muy lejos de esbozar por sf solo la cuestién de las variaciones de las formas ex- presivas. De una forma mucho més sutil y a menudo sin que el locutor sea consciente de ello, Ia relacién que existe entre éte y su interlocutor deter- minarg de forma considerable el léxico, el orden de las palabras, la construc- cidn de las frases, su grado de elaboracién geamatical, la acentuacién, etc. Este fenémeno que probablemente tiene lugar en toda situacién de comunicacién, ha sido estudiado principalmente en contextos en que la relacién entre su. jeto interlocutor se caracteriza por una manifiesta distancia, Por una parte, se trata de situaciones en que los interlocutores disponen de niveles diferen- tes de competencias verbeles y, por la otra, de situaciones que ponen frente 540 | Pensamiento y vida social a frente a interlocutores pertenecientes a grupos, clases, regiones o etnias di- ferentes. A continuacién examinaremos las caracterfsticas referentes a cada tuno de estos dos casos, 5. Competencias verbales respectivas Una simple observacién permite ver que los adultos modifican su len- suaje adaptindolo a la edad del nifio al que se ditigen. Cuanto més joven sea el interlocutor, mayor serd la simpleza y la redundancia de las frases que le son dirigidas. Paralelamente, el contenido tiende a concentrarse en acon. tecimientos préximos y concretos. Numerosos estudios han puesto de mani. fiesto estos efectos de adaptacién. Desde Ia edad preescolar, los propios nitios se muestran capaces de efectuar adaptaciones de este tipo. De este modo, se ha podido mostrar que nifios de cuatro afios que se dirigen a interlocutores de dos afios de edad producen un discurso que manifesta esta adaptacicn, tanto a nivel de productividad como a nivel de complejidad sintéctica (Ma sur, 1978) No es la edad del interlocutor, sino sus competencias verbeles las que in- ducen estas modificaciones adaptativas del discutso, como lo demuestran les investigaciones efectuadas en el campo de la comunicacién con disminuidos Psiquicos. En efecto, las madres de nifios disminuidos psiquicos generalmen. te les ofrecen un medio lingiistico menos complejo que el propuesto por las de nifios de Ia misma edad. Ciertos trabajos han mostrado que el pro- iento de adaptacién del lenguaje ante disminuidos psiquicos no era un fenmeno que se limitara a sus padres. En los estudios de Siegel (1963; Siegel y Harkins, 1963) se hacia que los adultos interactuaran con nifios que Presentaban retrasos de desarrollo sin que los primeros hubiesen sido infor. mados previamente de las deficiencias de su interlocutor. De forma espontd. nea, estos adultos adaptaban su lenguaje a las capacidades de su interlocutor y se expresaban de forma tanto més breve y simple como importante fuera {a deficiencia de dicho interlocutor. Una vez més, desde la edad preescolar, los nifios se han mostrado capaces de llevar a cabo el mismo procedimiente de adaptacién. Hacia los disminuidos de su misma edad adoptan un Ienguaje cuya estructura varia considerablemente en el sentido adaptativo, dependiendo de Ta severidad de Ia deficiencia del interlocutor (Guralnick y Paul-Brown, 1977). . Pero las modificaciones de adaptacién del estilo lingifstico deben ocultar cottas modificaciones. No cabe dude de que realmente no-existen maneras di ferentes de expresar un mismo contenido. Si el estilo cambia, esto se debe 4 que las actitudes, Jos roles y, de una manera general, la relacién social del cmisor y del receptor han cambiado y, por consiguiente, también el contenido hha evolucionado. En una institucién escolar, Tizard, Cooperman, Joseph y 16. Lenguaje y comunicacion | 541 Tizard (1972) estudiaron el medio verbal ofrecido por los miembros del Personal @ Jos nifos que abi eran educados. Habfan distinguido un lenguaje restringido, sobre todo limitado a las instrucciones, consignas y drdence ine y Raynes (1976) en una institucién para adultos retrasedos: la cantidad de mensajes informativos dirigidos a estos tltimos variaha en relacién inversa Ja importancia de su retraso mental He aqui una paradoja que se presta a reflexién: los individuos se ditigen & Personas menos competentes que ellos a nivel verbo-intelectual; manifiesten esfueroos de adaptacién que parecen tener Ia intenciGn de que estas personen puedan tener acceso a ls comprensién; pero al mismo tiempo, el contenide de lo que comunican se restringe y parece limitarse a las cuesiones operate zias y notmativas. Esto confirma que lo que parece ser una adaptacién de le GPresién verbal en el sentido de las competencias lingisticas restringidas del euditor, constituye en realidad algo diferente y mucho mis amplio. Le ter ina de expresién sevela asi el establecimiento de cierta forma de telacin pel cosocial entre ambas personas.

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