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UN PARADIGMA PARA LA PSICOLOGIA SOCIAL. REFLEXIONES DESDE EL QUEHACER EN AMERICA LATINA Maritza Montero (Universidad Central de Venezuela) I, La nocién de paradigma El concepto de paradigma parece formar parte de la coti- dianidad cientifica y nada parece mas sencillo que referirse a su existencia, En efecto, los paradigmas se suelen asumir como algo ineludible que esta alli, que es parte de la cons- truccién de un edificio cientifico, en particular referidos a su estructura. Sin embargo, definir qué es un paradigma no ha resultado tarea sencilla debido a su pluralidad de significa- dos, Las Actas del Coloquio Internacional de Filosofia de la Ciencia (cf. Lakatos y Musgrave, 1975), realizado en Inglate- rra en 1965 y en el que se discutiera la tesis de Kuhn (1962) relativa al rol de los paradigmas en el campo cientifico, dan un claro ejemplo de la profundidad y complejidad que puede llegar a alcanzar un examen serio del tema. luciones cientificas (1962), que tanto impacto causara en el campo cientifico, no presenta un panorama claro al respecto Este autor, quien supone que la ciencia avanza por cambios _paradigmaticos los cuales ocurren mediante revoluciones, es k tena eenlanmientennieh para la nocién de paradigma. Ellos son: 1) el paradigma 27 como una entidad metafisico-filoséfica; 2) el paradigma comu una entidad de tipo socioldgico, y 3) el paradigma como un artefacto o construccién de caracter mas bien concreto (Mas- terman, 1975). Pero ademas, estas tres acepciones no apare- cen asi explicitadas en su obra, sino que a lo largo de ella se distribuyen al menos 21 definiciones del concepto que pue- den ubicarse en alguna de las tres clasificaciones. Asf, y para sefalar algunas de estas connotaciones, ve- mos que Kuhn en la obra citada dice que un paradigma es : parti ” A como fundamento para su practica posterior...» y que tienen dos caracteristicas esenciales: 1) Ser «suficientemente caren- tes de antecedentes como para haber podido atraer a un gru- po duradero de partidarios, alejandolos de los aspectos de la competencia [en el sentido de que compiten] de la actividad cientifica». 2) Ser «lo bastante incompletas para dejar mu- chos problemas sin estar resuelios para el redelimitado gru- po de cientificos» (op. cif., p. 33). Luego sefiala que um para- i jal mientas apropiadas (p.c.: metodologias, instrumentos, tipos y formas de recoleccién de datos) para «resolver rompecabe- zas disciplinarios». Pero también es «una realizacion cientifi- ca concreta, [que] como foco de entrega profesional [es] an- terior a los diversos conceptos, leyes, teorias y puntos de vista, que pueden abstraerse de ella» (ibfd., pp. 34-35). Y también usa el concepto como una analogia (p. 39) y lo define como un «libro de texto, u obra clasica» (p. 33) que presenta una teoria aceptada mostrando sus aplicaciones; e igualmente se lo presenta como una tradicién o modelo (p. 34). De hecho, a la clasificacién anteriormente citada cabria agregar otra, pare cialmente coincidente. En las diferentes: quellas que definen al paradigma como un modelo filoséfico o epistemolégico; 5) aquellas que lo defi- nen como un modelo metodolégico («un nuevo modo de ver», pp. 192-193), del cual derivan instrumentos, herramien- tas y modos de actuar para resolver problemas, y ©) como un modelo de logro cientifice, como «ilustraciones recurrentes y 28 casi normalizadas de diversas teorias...» (p. 80). Entonces, la nocién de paradigma es usada para referirse a una concep- cién metafisica, modo de interpretar el mundo, los seres humanos, la naturaleza, o partes de ellos («los paradigmas determinan grandes campos de la experiencia...», Kuhn, ibid,, p. 202); para referirse a la manera especifica de ver y manipu- lar un fenémeno, objeto o conjunto de ellos (campo de expe- riencia), generando artefactos o construcciones metadolégi- -genalarlo sail sn I i , Una mezcla de todas estas acepciones parece haberse es- tado usando de manera implicita en la comunidad cientifica. As{, cuando alguien en psicologia se referia al «paradigma de Seligman», por ejemplo, estaba aludiendo a un modelo de in- terpretacién de una forma de conducta y a los supuestos ele- mentos cognoscitivos imbricados en ella. Igual ocurre, por ejemplo, con el «modelo de las representaciones sociales» o con los llamados «modelos matematicos». Y la referencia a ellos supone contrastar una realidad empirica con un mode- lo, ejemplo o construccién tedrica que explica o describe el supuesto funcionamiento de algunos fenémenos o la interre- lacién entre ellos. Vemos pues, que la nocién de paradigma, como lo indica el DRAE, ha sido usada predominantemente como ejemplar. ¥ de alli, en tanto la ciencia es actividad que busca el conaci- miento, como ejemplo a seguir para descubrir relaciones, para describir hechos, para explicar fenémenos. Lo cual am- pliado y enriquecido o adornado por el lenguaje cientifico ha pasado a ser desde una visién del mundo, una perspectiva do real..., formas de normatividad que indican qué hacer (Patton, 1978), hasta un conjunto sistemdtico de creencias ba- aprehender lo que puede conocerse (Reese, 1980, 352, en Lincoln y Guba, 1985, 15). El primero y tltimo subrayados, nuestros, los introducimos para destacar la presencia de as- 29 pectos epistemoldgicos y metodolégicas, que a nuestro modo de ver caracterizan el uso de la nocién en la ciencia. Una interpretacién de interés para el campo de la psico- logia es la de Mumné (1989), para quien los paradigmas en la psicologia social especificamente derivan de modelos del hombre, los cuales se ubican a su vez en las concepciones de la ciencia o metaparadigmas, cuyo referente Ultimo es el am- bito disciplinario entendido como un marco epistemoldgico sustantivo. El nivel de formalizacion entre paradigma y me- taparadigma es diferente segtin este autor. El segundo consti- tuye un modelo de conocimiento de la realidad, no separable de la concepcidn que se tiene de ésta, o sea del mundo como globalidad (op. cir., p. 25). Para Mumné un paradigma es un conjunto coherente y_ relativamente auténomo de premisas referentes a un deter- : F -_ if asian } i ns A z E _— iplemente-tedricas., 1 ici ry i- implicitamente dicho modelo como fuente ultima de signif cado (ibid., p. 31). Lo propio del paradigma, entonces, sera su dor y suministrador de una orientacién epistemolégica, a la cual Mumné considera como un producto histérico en cuan- to es acumulativo (ibid, p. 33). La posicién de Mumné nos parece en lo relativo a la concepcién de paradigma, asi como a su contextualizacién en el campo de las ciencias, mas clara que la de Kuhn, que ademas de ambigua no deja de represen- tar un punto de vista, que al partir de modelos de las ciencias naturales, continda sesgando la perspectiva de las ciencias hu- manas y sociales. E i i 1 : tie a ; : : lei : ‘ tores, de su génesis, de sus efectos sobre los seres humanos y sobre la sociedad, senalando mados preferentes de hacer para conocerlos, Al hablar de actividad humana adoptaremos la posicién de Mumné sobre los «modelos del hombre». 30 Il. El paradigma dominante en la psicologia Para el momento de su surgimiento como ciencia a fines del siglo pasado, la psicologia encuentra un panorama para- digmatico en el cual las ciencias naturales, en virtud de un método (hipotético-deductivo) ya sistematizado, y de su co- rrespondiente concepcién del mundo, asi como del rol y po- sicién asignados al cientifico y a su actividad, habian esta- blecido modelos de interpretacién y conocimiento de la na- turaleza, a la vez que Ia filosofia continuaba produciendo concepciones epistemoldgicas paralelas. La posicién inter- media de la cologia, ubicada entre el estudio del organis- mo, el estudio de los individuos en sociedad y el estudio de los procesos psicolégicos que median entre la actividad inter- na y externa de la persona, la llevan por una parte a adoptar el modelo o paradigma metadolégico que habia conducido a las ciencias naturales a obtener grandes logros y hacer rapi- dos avances, y por otra, a adoptar simultaneamente modelos o paradigmas de explicacion de la actividad humana prove- nientes del campo de la filosofia y que ya a inicios del siglo xx desembocaran en creaciones estrictamente psicoldégicas, li- gadas sin embargo a corrientes filosdficas y sociolégicas. S6lo que para lograr la aplicacién practica de las segundas, su traduccién en adquisicién de conocimientos, faltaba crear los modelos procedimentales, los artefactos, las construccio- nes metodolégicas adecuadas a ellos. Tal vacio contrastaba con la productividad y eficiencia del método hipotético-de- ductivo en las ciencias naturales, y con la nocién o paradig- ma de ciencia ligada a él, ratificada de manera tajante por el movimiento fisicalista de inicios de siglo y por los postulados del positivismo légico, que llevaron a su posicién extrema los postulados comtianos. Ese modelo, con el espaldarazo del circulo de Viena, sera definitivamente adoptado por la psicologia como paradigma de ciencia y campearé en la disciplina haciendo sentir de ma- nera dominante su influencia, hasta principios de la década de los 80, si bien ya a mediados de los afios 70 se comienzan a sentir los atisbos de malestar ¢ inconformidad, debido a que en diversas ramas de la psicologia la visién del ser humano y 31 las vias para estudiarlo son insuficientes para dar respuestas a las preguntas de investigacién. Un ejemplo, que sin embar- go no rompe atin con el paradigma, fue el influyente articulo de Gergen sobre la Psicologia Social como historia (1973). Otro es el libre coordinado por Phil Brown (Radical Psycho- Jogy, 1973), en el cual se denuncia el caracter ideologizador de la psicologia y se plantea la necesidad de introducir nue- vos enfoques. O el articulo de Lapassade y Morin (1971) cues- tionando el rol del psicdlogo. Y también la obra de Brauns- tein ¥ otros, en Argentina (1975). Y ya en 1976, en un congreso cientifico internacional co- legas provenientes de Venezuela y de Brasil coincidiamos en considerar que la psicologia social que hasta ese momento veniamos haciendo, predominantemente ajustada a los cano- nes de ese paradigma, resultaba estrecha, pobre y limitada en sus respuestas, obvia, circular, descontextualizada y alejada de la realidad bajo estudio. En 1978 y 1979 proponiamos la necesidad de hacer una psicologia social histérica, aspecto que Lane et al. (1983) defienden con argumentos provenien- tes en algunos casos de la teoria marxiana. EI paradigma que ha dominado en la psicologia se carac- izaniedassigu: 1. Predominio del método hipotético-deductive, conside- rado como el método cientifico por excelencia, con la consiguiente tendencia a desealificar como «ilegiti- mas» a otras vias metodolégicas, cuyo caracter cienti- fico es negado. Atemporalidad, expresada en el predominio de los es- tudios sincrénicos, con consideracién del cardcter his- térico de hechos y fenémenos, como meramente sanecdético» y por ende no cientifico, hasta el punto de en algunos casos, hacer del calificativo histérico un anténimo de cientifico, 3. Predominio de un modelo metodalégico experimenta- lista, ya que las reglas relativas al control de variables (regla de una sola variable), que expresan una relacién de dominio por el investigador sobre la situacién ex- perimental, son vistas como la condicién no solo ideal be 32 (ejemplar, luego paradigmatica), sino ademas como la via mas adecuada, segura, objetiva, valida y confiable para producir conocimiento. Por ende, la relacion entre investigador y sujeto de co- nocimiento supone una distancia paradigmatica: debe haber una clara separacién entre el uno y el otro, El investigador es activo, controla, dirige, conoce los ob- jetivos y fines, es el alfa y el omega de la investigacién. Inicia y finaliza la accfén investigativa, que previa- mente ha seleccionado o disefiado, porque sabe, busca el conocimiento; es un experto que produce experticia: sobre el objeto de investigacién se ejercen influencias, es sometido a la accién de determinadas variables, de él se extraen u obtienen respuestas, acciones, reaccio- nes y es el investigador quien determina cuales intere- san a los fines de la investigacién. En fin, es esencial- mente pasivo y manipulable, Se supone la existencia de una estructura de equifina- lidad. El objetivo que orienta a la investigacién y que proviene de alguna teoria sera alcanzado a pesar de que haya causas que tiendan a evitarlo. Los fenéme- nos psicosociales se rigen por procesos causales que actuan seleccionando pautas de comportamiento de acuerdo con sus consecuencias (naturalmente, pre- vistas). Se supone la existencia, en los fenémenos psicosocia- les, de variables homeostaticas responsables de la ten- dencia a mantener una consecuencia o finalidad, en un hecho o fenémeno, y que funcionan como causas del comportamiento u origen de una estructura a ser aplicada. Y esas variables homeostaticas han sido de- finidas como aquellas que tienden a ser estables en la realidad empirica aunque haya fuerzas que tiendan a modificarlas (Stinchcombe, 1970). Es decir, se recono- ce la existencia de fuerzas sociales antagénicas, pero se supone una tendencia teleoldgica: la necesidad de mantener un estado, de alcanzar un fin. Por tal razon, un postulado de este modelo puede expresarse diciendo que conocido un fenémeno de él 33 pueden deducirse sus causas. Y mas atin, deducidas éstas, puede suponerse que ellas han existido siempre. Por lo tanto, no hay necesidad de intreducir la dimen- sién histérica. La historia es el presente. La inconformidad con este paradigma, como hemos di- cho, se venia haciendo sentir desde la década del 70. Y no nos referimos a las respuestas te6ricas o metodoldgicas, que asu- miendo la critica de teorias existentes o de métados en boga, proponen otros nuevos que, no obstante, contindan ajustan- dose al paradigma. ma de ver la ciencia, de hacer ciencia y de interpretar a los se- res humanos en relacién con su ambiente. El surgimiento de |. i 's un buen ejemplo. Esta rama de la psicologia se inicia en los anos 70 en varios paises latinoamericanos, coincidien- do paralelamente en estructurarse sobre unas bases episte-_ _molégicas muy diferentes a las existentes, y que surgen a par- tir de cambios paradigmaticos provenientes de la sociologia yde la educacién popular. Otro tanto -va a suceder con la psi- cologia politica que se hace en estos paises, en la cual se da una evolucién del paradigma dominante a un paradigma coincidente con el que venfa desarrollando la psicologia co- munitaria. Finalmente, la crisis de la psicologia social, expre- sada por Wexler en 1983, por fin da frutos en el sentido de es- tructurar un nuevo paradigma, que como veremos luego coincide con los postulados que se venian proponiendo en América Latina. Buen ejemplo son las obras de Parker (1989), de Parker y Shotter (1990), de Ibdfez (1989). Igual- mente, sobre el mismo punto, se expresa Mumné en la obra antes citada. IIL. El paradigma emergente | El nuevo paradigma que se ha venido construyendo du- rante las dos ultimas décadas esta constituido por los si- guientes postulados: 34 1. Caracter histérico de la psicologia. La psicologia debe reconocerse como ciencia histérica. Su objeto de estu- dio debe ser ubicado en el devenir y esta constituido por hechos cultural y espacialmente anclados. Los fe- némenos psicosociales se dan en realidades especifi- cas, por lo tanto, teoria y método deben relacionarse con los cambios socioculturales. Esto supone: a) La impredictibilidad de la conducta humana. El viejo suefio que ha orientado a la psicologia duran- te poco mas de un siglo: predecir la conducta es una ilusién ideoldgica. Las predicciones psicolégi- cas son como las noticias de prensa: ya el hecho ocurrié, y mientras las leemos, otras cosas estan ocurriends, la situacién se esta transformando, es otra, b) Nose puede hablar de verdad. La psicologia, como ‘otras ciencias, busca el conocimiento y éste es his- térico y transitorio (cf. Montero, 1978, 1979; Venn, 1984; Parker, 1989; Ibdiiez, 1989). 2. La realidad social como orientadora fundamental de — los estudios psicoldgicos, lo cual indica que: a) Larealidad es una construccién cotidiana. 6) La realidad social debe ser entendida en una pers- pectiva dialéctica. Persona y sociedad se constru- yen mutuamente. La naturaleza de la realidad social supone un ca- racter simbélico, que permite la construccién sub- jetiva de esa realidad y que se expresa en la co- municacién, la cual permite la construccién in- tersubjetiva de la realidad. La alienacion en la comunicacién incomunica y produce construccio- nes ideologizadas. La psicologia debe reflejar los problemas de la rea- lidad en que se hace; tomar en cuenta la estructura econémica y social y sus efectos en la formacién del ser social; ubicar la conducta en su contexto c d 35 36 social, sin por ello reducirla a particularidades (cf. Montero, 1980; Venn, 1984; Gergen, 1986: Fer- nandez Christlieb, 1986, 1987; Ibaiiez, 1989; Par- ker, 1989; Parker y Shotter, 1990). a) El método de la psicologia debe apartarse de los ca- nones dictados para las ciencias naturales en la medida en que éstos pasan a constituirse en estruc- turas limitantes, y no asumir como modelo funda- mental el experimento. El principio fundamental es que el método sigue al objeto y no viceversa, por lo cual debe ser generado en funcién de la realidad estudiada. No existe «neutralidad» nien el modo de produc- cidén del conocimiento ni en los resultados que pro- duce. c) Como corolario de esto, se abre la posibilidad y se reconoce la necesidad de producir métodos alter- nativos (investigacién, accién participativa, técni- cas cualitativas, andlisis de discurso...). d) Se reconoce un nuevo rol para el psicélogo: el de agente y facilitador del cambio social (que no ex- cluye otros ya existentes), lo cual supone una toma de conciencia de su insercidn social y de los intere- ses histéricos a los que sirve. La asuncidn de este nuevo rol supone a su vez la adquisicién de un compromiso, que en América Latina se define con las mayorias oprimidas, con la liberacién, y en Eu- ropa se pronuncia por el punto de vista de la resis- tencia (cf. Escovar, 1977; Montero, 1990, en pren- sa; Martin-Bardé, 1985, 1986, 1989; Ibafez, 1989; Parker, 1989). . b a) b ¢) d) Quienes van a ser estudiados y «beneficiados» o sayudados» por dicho estudio deben participar en la formulacién de los objetivos de la investigacion, asi como poder hacerlo en otras fases de la investi- gacién, segun el tipo de ésta. Los sujetos de la investigacién tienen derecho a co- nocer sus resultados en tanto que coproductores de conocimiento. Se debe incluir la autogestidn y participacion en los modelos metodoldégicos (IAP). La investigaci6n psicosocial tiene dos sujetos: uno investigador externo y otro investigador-investiga- do, interno, proveniente de la situacién investi- gada. Entre ambos debe darse una relacién hori- zontal, en la cual se elimina el criterio del «exper- to», Ambos poseen conocimientos que deben ser objeto de intercambio (cf. Henriquez ef al., 1984; Ibanez, 1989; Montero, 1989; Parker, 1989; Secord, 1989; Lane y Sawaia, 1991). idaddevinelui a . de vista de los oprimidos, lo cual supone no hacer so- lamente psicologia desde la perspectiva del «hombre promedio», generalmente de un nivel socioeconémico — ciieeakalaiadl F FS ROT RRR inkl nen poder y en funcién de sus intereses. De aqui se de- viva que: a) Los resultados de la investigacion deben ser evalua- dos en funcién de sus efectos sobre la realidad y no en funcién de lo que manifiestan sus realizadores. 37 38 6) La investigacién esta mediada por significados compartides socialmente y construidos cultural- mente. c) El estudio de las formas de conciencia y saber po- pular es parte del objeto de la psicologia social. d) La psicologia puede y debe incluir en su objeto formas de intervencidn psicosocial que le den re- levancia social y mediante las cuales pueda forta- lecer, rescatar y potenciar las virtudes y poten- cialidades de los desfavorecidos (ef. Martin-Baré, 1989). 6. El conflicto es parte de la accién humana, por lo tanto i eae ‘ sate logia, que no debe concretarse a los aspectos conver- Gentes.dinicamente,sing ineluir la perspective d=lare a) Inclusién del estudio de la rebeldia y desviacién y no sélo del conformismo. b) No privilegiar la enormalidad». Admitir las dispari- dades. c) Reconocer e incluir en las teorias el interés politico y la resistencia que se dan fuera de la psicologia (cf. Parker, 1989; Montero, 1990). 7 . ; a . Seseconesedaimponansiacdahestudiopsionion ay lnideologie-comentendmen.humang,s,productorps -cual-el-individ , ivo. La ideologia es asumida en su caracter falseador, deformador, ocultador de la realidad (in- fluencia marxiana) (cf. Montero, 1980, 1984a, 1990; Parker, 1989). 8) D 5 iad ieinae disliesiominienssssahemeneorniomensladidiianel: ; Ce : i : : : grupos y comunidades (cf. Montero, 1984b; 1989; Tba- fiez, 1989). * ino (cf. Martin-Baré, 1986, 1989; Montero, 1990; Lane y Sa- waia, 1991). 10. Inclusion de los estudios sobre la relacién entre indi- vid 2 idi le cb ido al -mundo en que se vive en ese proceso diario de cons- truirlo. De aqui se deduce que: a) Se reconoce el caracter generador de conocimien- to del sentido comin. b) Los hallazgos y teorias de la psicologia contienen, al igual que el sentido comun, datos contradicto- rios y conflictivos. Ambos tienen la misma estruc- tura organizativa (cf. Parker, 1989). 3 nde i fiadas y matiteni- (cf. Fernandez Christlicb, 1986, 1987; Ibanez, 1989; Parker, 1989). ” sicoadelsparadipmacde lr peleoOElasperenantocella esquematiza el futuro usando materiales y conceptos del presente, lo cual le da un caracter restrictivo (cf. Parker, 1989). IV, Evolucié 7 tod F En 1962 la tesis de Kuhn sobre el avance de las ciencias mediante revoluciones que suponen el abandono de un para- digma hasta entonces dominante, por otro nuevo, causé no poco revuelo y discusién. Ilustrada con ejemplos provenien- tes del campo de las ciencias naturales, esa tesis postulaba: 1) el caracter monopdlico del paradigma dominante, que por 39 ser tal no toleraria rivales; 2) el caracter brusco, casi cata- clismico del cambio, por cuanto no pudiendo coexistir dos paradigmas tampoco habria interregno o etapa de incerti- dumbre o de ambigtiedad entre el abandono de uno y la adop- cién de otro, que seria casi instantanea; 3) el caracter incom- patible e inconmensurable de los paradigmas, que no sdlo se rechazaran entre si, sino que ademas pertenecen a universos diferentes. Cuando Kuhn habla del cambio de paradigma lo : rae f cidlaaal ciones» religiosas (pp. 192-193). Algo asi come lo sucedido a Saulo de Tarso camino de Damasco: partié Saulo y llegé Pa- blo, y mas atin, el futuro san Pablo. En tal sentido no habria evolucién, ocurriria de una sola vez (pp. 233-234) y emerge- ria también completo, «todo de una vez»... (Watkins, 1975, p. 127) Si bien esta tesis ha conocido una inmensa popularidad y en muchos casos adopcién irrestricta por muchos cientificos, especialmente en el Ambito de las ciencias sociales, desde el momento mismo de su formulacién ha sido discutida. Asi Watkins (idem) la acusa de tener «escasa credibilidad sobre bases psicolégicas», de ser internamente incoherente, ya que la inconmensurabilidad no supone necesariamente la incom- patibilidad, a la vez que rechaza la tesis del monopolio ya que segtin él] «tiene que haber existido un pensamiento herético durante el largo tiempo antes de que pueda ocurtir un cam- bio de paradigma» (p. 129), lo cual se traduce en la posibili- dad de considerar criticamente al paradigma dominante y aun de jugar o flirtear con las ideas de otros paradigmas riva- les. sin que ello suponga su adopcién inmediata, en lo que po- driamos llamar «ley de todo o nada». Observaciones como éstas, o como las que hace Popper (1975), asi como la historia misma de la psicologia como ciencia y la propia lectura de Kuhn, nos llevan a considerar que su tesis no puede explicar el panorama paradigmatico de la disciplina que nos concierne. Ni quizds tampoco de las ciencias sociales y probablemente de la ciencia en general. Pero nos referiremos sélo al campo psicolégico. Si analizamos las caratteristicas del paradigma emergen- 40 te, podemos observar que algunas de ellas se inician o tienen su fundamento inicial por lo menos treinta o cuarenta anos atras. Surgen ante la dificultad o incapacidad del paradigma dominante para explicar satisfactoriamente ciertos [fenéme- nos bajo estudio, bien porque los modelos tedricos queden cortos, bien porque los modelos metodolégicos no permiten asir el fenémeno a investigar, o porque ambos conjuntamen- te sean insuficientes. Un buen ejemplo es el de lo que hoy lla- mamos Investigaci6n-Acci6n Participativa o participante o participatoria,’ y que durante bastante tiempo fue llarnada investigacién-accién a secas. La investigacidn-accién tiene sus inicios en uno de los dltimos trabajos de Kurt Lewin, pu- blicado en su obra péstuma Resolving Social Conflicts (1948 en 1971); y tal como se puede deducir de ella, es el primer planteamiento de un modelo metodolégico, atin incipiente, atin esquematico, poco sistematizado y ciertamente incom- pleto, de acuerdo con el cual su autor queria corregir la sepa- racién entre proceso de investigacién, resultados e inciden- cia de éstos sobre el fendmeno o situacién estudiada. En la investigacién tradicional ante un problema, se prepara cui- dadosamente un disefio, se lo lleva a cabo, se procesan los datos obtenidos, se obtienen conclusiones y de ellas se ex- traen, si es posible, formas de aplicacién que se espera mo- difiquen o intervengan de alguna manera en el objeto de estudio, Pero entre formulacién del problema y aplicacién final un buen lapso puede haber transcurrido, y como la so- ciedad y los individuos que la crean son dindmicos, cam- bian, se mueven, se transforman (todo corre, todo fiuye, nada permanece), la aplicacién se hace en un ambiente, grupo o fenémeno que ya es otro, reduciéndose o desapareciendo la efectividad y atin la utilidad esperada. A Lewin no se le es- capé tal brecha entre estudio y accién ¥ propuso hacer inves- ligacién-accién. Un procedimiento en el cual se fuese inter- viniendo a medida que se fuese investigando, acortando asi la distancia. 1, Las tres denominaciones se suclen encontrar en la literatura, Pref primera. 41 Tan novedosa idea sin embargo no produjo la revolucién que era de esperar, ni siquiera por el hecho de darse en una sociedad tan orientada hacia la accién empirica como se su- pone que es la estadounidense, donde Lewin produjo la idea inicial. Particularmente la psicologia fue bastante indiferente ante la innovacién y es mas bien la sociologia quien la acoge primero. Asi, en 1959, O. Fals Borda en una monografia pu- blicada por la Universidad Nacional de Colombia, presenta una utilizacién del método, que sin embargo es ya otro, pues ahora ha comenzade a contar con la participacién activa y decisoria de los grupos con los cuales se trabaja (el sujeto-ob- jeto de la investigacidn interviene activamente en ella, tiene qué decir y decidir). Ademas se enriquece con una serie de postulados que responden a una nueva concepcién del ser humano. A partir de alli y durante los anos 60 y 70 son muchos los trabajos que con este modelo metodoldégico cada vez mas rico, mas preciso, se realizan en los campos de la sociologia y de la educacién popular, si bien todavia en 1977 en el Simpo- sio Mundial sobre Critica y Politica en las Ciencias Sociales, realizado en Cartagena, Colombia, atin se habla solamente de investigacion-accidn (cf. 1978). Para entonces ya la psicolo- gia ha comenzado a incorporarlo aunque atin no sabe c6ma nombrarlo («intervencién con la investigacién; desarrollo co- munal», por ejemplo, son dos de las denominaciones que se pueden encontrar para la época). Los aires de un nuevo mo- delo que se habia venido gestando en las ciencias afines llega- ban en un momento en que la psicologia, por lo menos en una de sus ramas, la social, se sentia inc6moda, insatisfecha, a disgusto con el paradigma dominante. Pero es sélo en los afios 80 cuando el elemento participativo, fundamental en el nuevo modelo, caracteristico de una nueva concepcién del hombre y definitorio de un nuevo modo de actuar, es incor- porado. Al mismo tiempo el paradigma metodolégico dominante coexiste en perfecta salud, si bien en pie de guerra. La rivali- dad si existe. Las aplicaciones de la IAP son calificadas du- rante mucho tiempo de cacientificas», de «testimonialess (al parecer, de acuerdo con el*modelo dominante, los testimo- 42 nias no son datos confiables), «anecdoticas», Los propugna- dores de la IAP, conscientes del rechazo y descalificacién se esfuerzan por sustentar y justificar su método, buscando las conexiones con la ciencia establecida, con teorfas filoséficas y sociolégicas reconocidas; pero sin abandonar sus postula- dos de base, afindandolo cada vez mas y desarrollando poco a poco las teorfas que lo sustentaran, A la vez sefalan las defi- ciencias e inoperancias del método tradicional para investi- gar una realidad que cambia y cuyo cambio se desea orientar, denunciando al mismo tiempo la falsedad de la «neutrali- dad», de la «objetividad» y del «control» parangonados por tal método. Es interesante sefalar cémo, al iniciar la busqueda de nuevos métodos, de nuevos modos de explicar los fenéme- nos de la realidad psicosocial o de nuevas interpretaciones para las descripciones ya existentes, esa indagacion transi- té para nosotros y para colegas con quien luego pudimos comparar nuestra experiencia, por los siguientes pasos: — Rechazo de las explicaciones y métodos tradicionales cuya ineficacia habiamos verificado. Conciencia de la distancia entre investigador e investigado como un factor de distorsidén y de pérdida de legitimidad y sig- nificacién, — Revisién de la literatura psicolégica y de ciencias afi- nes, rastreando ideas, principios, conceptos y técnicas que presentasen perspectivas diferentes, modos alter- nativos de operar. — Introduccién de nuevos conceptos y modos de actuar, bajo denominaciones existentes, que interpretadas de una manera laxa podrian amparar las nuevas inter pretaciones y los nuevos métodos, pero dando defi ciones y sentidos diferentes. Esto incluso a mado de primera defensa respecto de las criticas y acusaciones de acientificidad. — Ausencia de claridad respecto de la existencia o inicio de un nuevo paradigma. — Adquisicién gradual de la conciencia de estar plan- teando una interpretacién alternativa para la realidad 43 y sus actores y para la accién de la psicologia en su es- tudio. — Reconocimiento y adopcidn claros del nuevo modelo. Todo lo anterior nos parece que ilustra claramente el pro- ceso de evolucién de las ideas «heréticas» o disidentes 0 inno- vadoras; el proceso de lucha entre paradigmas rivales; la exis- tencia de vias paralelas; la propia ignorancia entre los grupos que propician el cambio dentro de la comunidad cientifica, de que se trata de un modelo nuevo; asi como sus vacilacio- nes, su btisqueda por vias falsas y calles ciegas, antes de en- contrar el camino que lleva con seguridad a la estructuraci6n de un nuevo paradigma: y finalmente, la aceptacién de un «nueva modo de vers las cosas como ciencia legitima. Algo mas queda en evidencia: la erosién o desgaste explicativo del paradigma dominante. Su uso intensivo produce conaci- miento y ese conocimiento revela desconocimiento. Es decir, muestra céme, llegado un punto, el modelo ya no puede expli- car mis ciertas areas, acceder a nuevas perspectivas. Nuevas interpretaciones, nuevos problemas se plantean, incluso nuec- vos niveles de profundidad y complejidad se alcanzan, nuevas concepciones surgen y ya no es posible explicarlos con los elementos que se posee. E] pedestal del paradigma comienza a agrietarse, a hacer agua, a desmoronarse. Y como nuevas formas de pensar, de ver, de hacer han comenzado a surgir y estructurarse, los mismos aportes provenientes de su aplicacidn sirven para se- dimentar su caracter explicativo. Pero no es el caso de a «rey muerto, rey puesto». La psico- logia social y en particular la psicologia comunitaria y la psi- cologia politica, desarrolladas, a partir de ella, demuestran camo formas alternativas vienen coexistiendo atin bajo la fé- rula de un paradigma dominante, Hablemos pues de erosién, agotamiente y cambio, no de revolucién; pero aceptemos, si, la crisis y aun saludemos su existencia y reconocimiento como problema, pues de la conciencia de ella, de sentirla es que no sélo surgen nuevas ideas, nuevos problemas, sino que las modelos emergentes obtienen reconocimienta. 44 BIBLIOGRAFIA Braustein, N. ¥ otros (1975); Psicologia: Idealogia y ciencia, México, Siglo XX1. Brown, P. (ed.) (1973): Radical Psychology, Londres, Tavistock Escovar, L.A. (1977): «El psicdlogo y el desarrollo», Psicologia, IV, 3- 4, 367-378. — (1980): «Hacia un modelo psicoldgico social del desarrollo», Bo- letin de la AVEPSO, II], 1, 1-6. Fats Borpa, O. (1959): Aeccidin comnnal en une vereda colombiana, Bogota, Universidad Nacional. 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