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‘cariruLo V COMUNICACION ANIMAL Y LENGUAJE HUMANO* Aplicada al mundo animal, 1a nocién de lenguaje sélo tiene curso por abuso de términos. Es sabido que ha resultado imposible hasta Feifecha establecer que haya animales que dispongan, asi fuera en forma rudimentaria, de un modo de expresin que tenga los carac: teres y las funciones del lenguaje humano, ‘Todas Tas observaciones serias practicadas sobre las comunidades animales, todos los i eilizados por medio de variadas técnicas para xr 0 controlar Gna forma cualquiera de lenguaje asimilable al de los hombres Tian fracasado, No parece que los animales que emiten variadas tmanifiesten, en ocasién de tales emisiones vocales, comporta de los que pudiéramos inferir que se trasmitiesen mensajes “habla: Ges”. Las condiciones fundamentales de una comunicacion propia: mente lingiifstica parccen faltar en los animales, asi sean superiores, De ota manera se plantea el asunto cn el caso de las abcjas, fo cuando menos hay que considerar que pudiera plantearse. Todo hace erect —y el hecho ha sido observado desde hace mucho — que las abejas tienen modo de comunicarse entre elias. prodi- i "iuacion de sus colonias, sus actividades diferenciadas y Grordinadas, su capacidad de reaccionar colectivamente ante. situa tiones imprevistas, hacen suponer que ticnen_Ja_aptitud de_inter- cambiar verdaderos mensajes. La : oe fee eerocores ve ba Iirigido en particular at modo Jas abejas son advertidas cuando aa dr dgeare um feed po Por ejempto, tr abeja recolectora que en su vuclo jucién azucarada que sirve Be cebo, la prueba en cl acto. Mientras se alimenta, el experimen: tear ie’ marca. Vuelve ella entonces a la colmena. Instantes des- Due se ve Tlegar al lugar de marras un grupo de abeiasy entre 1a Piles no figura la abeja marcada, si bien todas proceden de la col- sae de ésta. ‘Tiene que haber advertido a sus compaficras.. Incluso preciso que hayan recibido informes precisos, ya que sin guia Ne 1 Diogéne, x (1952). (561 CION ANIMAL Y LENCUAJE HUMANO 57 un al Iugar, a menudo muy distante de la colmena y siempre fuera ‘¢ampo visual. No hay error ni vacilacién en Ia busqueda: tora eligié una flor entre otras que pudieran atracrla igual- las abejas que Ja siguen irin a dicha flor y descuidarén las ras, Al parecer la abeja exploradora design6 a sus compatieras el gat de donde vino. Pero gpor qué medio? “iste fascinante problema desafid largo tiempo a los observado- Debemos a Karl von Frisch (profesor de zoologia cn la Univer- idad de Munich), mesced a experiencias que leva adelante desde ce unos treinta afios, haber establecido los principios para una Glucién. Sus investigaciones han dado a conocer el proceso de la eimunicacién entre las abejas, Observé, en una colmena transpa- ste, el comportamniento de la abeja que retorna después de descu- brir botin. En medio de gran efervescencia, la rodean de inmediato compafieras, que le tienden las antenas para recibir polen del tae, 0 ing nécar que rei Seguida entonces. por sus pafieras, Ia al agging-dance), nt tiso—Im ‘abeja corre adelante, iro ‘eqetierda, vuelve a seguir de frente, da otra vuelta, a la de- y as{ sucesivamente, Después de las danzas, una 0 varias abejas jonan la colmena y se dirigen en linea recta a la fuente de mento que la primera visit6. Ahitas, vuelven a la colmena, donde e entregan a nuevas danzas, lo cual provoca numerosas partidas, suerte que Tuogo de unas pocas idas y venidas cientos de abejas se apifian en donde la recolectora descubrieraalimento, Asi Ja danza n circullos y la dan achg aparecen como verdaderos mi Fos cuales cs sefalada arianeolmréaa_el_descub ‘averiguar Ta diferencia entre las dos dan: i ‘que se referfa a la naturaleza del botin: la danza circular anun néctar, la danza en ocho, polen. Estos datos, con sus inter. pret on expheit ea 13, 20 ; son Toy en dia nociones. corrientes Y ya vulgarizadas.? Es comprensible que hayan susitado vivo interés. 2 Asi Maurice Mathis, Le peuple des abeilles, p. 70: “IEl doctor K. Fisch onus, 'al compotmiento de ly abea eked, a voler aa ook 58 LA COMUNICACION Pero, aun demostradas, no autorizaban a hablar de un verdadero lenguaje. J : stos puntos de vista han sido ahora completamente renovados por las experiencias que Karl yon Frisch lev adelante, extendiendo y rectificando sus primeras observaciones. Las dio a conocer en 1948 en publicaciones técnicas, y las resumié muy claramente en 1950, fen bm librito que reproduicfa conferencias pronunciadas en los Esta- dos Unidos Después de millares de experiencias, con una paciencia y tun ingenio sencillamente admirables, Jogré determinar la signifi- in de las danzas. La novedad fundamental es que no atafien, Gomo en un principio se crey6, a la naturaleza del botin, sino a la Gistancia que lo separa de la colmena, La danza en circulo ‘anuncia que el Tugar del alimento cae a poca distancia, de unos. ‘@ partir de len ae ear metros a partir de 1a colnmenstentonces Las abejas salen de colmena y se disperin, basta dar con Gl La ofa danaa- auc — ese ae Saag ooo dance), i al fistancia, superior a cicn metros, hasta a Seis - fe see a diecn_La tana IB on “in tiempo determinado; va Ipre en 5 : ez Techs" completes en quince segundos euando la distancia es de cien seree. Gcte‘si son doscientos metros, cuatro y medio para un Kil6- retro y solamente dos cuando son’ seis kilémetros. Mayor ela Uistanciz, mis lenta es la danza. Por lo que respecta a la direccién asue ha de er buscado cl botin, la seiala el ee del ocho, con rela Gio al sol; sogin se incline a derecha o a izquierda, este ee indica St aagulo ge el lugar del descubrimiento forma con el sol. Y las Shsioeinchso eatin en condiciones de orientaxe cuando el cielo est Sones ee gn virtud de una sensibilidad particular a la luz polarizada. Garis otdctica hay ligers variaciones de una abeja a otra o de wna colmena a otra en la evaluacién de Ja distancia, mas no en la eleccidn de una u otra danza. Estos resultados son producto de cosa de ‘mena, Segin la naturaleza del botin por explotar, micl o polen, la abeja ccbads ooatard tobre los panes de cera wna verdadem danza de demostacion, grande chewtondo si se trita de una materia azucarada, deseribiendo ochos si se trata de polen.” Bee von Frisch, Bees, their vision, chemical senses and language, Cornell University Press, Ithaca, N. ¥., 1950. COMUNICACION ANIMAL Y¥ LENCUAJE HUMANO 59 Cuatro mil experiencias, que otros zoblogos, escépticos al principio, hhan repetido en Europa y Estados Unidos, hasta Getgratias aes Hoy por hoy puede uno cerciorarse de que es por cierto la danza, fen sus dos variedades, la que sirve a las abejas para informar a las ‘compaiieras de sus hallazgos y guiarlas mediante indicaciones relativas a la dieccién y la distancia. Las abejas, percibiendo el olor de la ‘Tecolectora 0 absorbiendo el néctar que entrega, averiguan de paso Ja naturaleza del botin, Emprenden el yuelo a su vez y dan de fijo ‘eon el sitio. En adelante, el observador est en condiciones de prever, ‘segiin el tipo y el ritmo de Ja danza, el comportamiento de la col- “mena, y verificar las indicaciones que han sido trasmitidas. No e preciso subrayar la importancia de estos descubsimientos Tos estudios de psicologia animal. Quisiéramos insistir aqui en ‘un aspecto menos visible del problema, que K. von Frisch, atento a describir objetivamente sus experiencias, no ha tocado. Por primera ‘vez estamos en condiciones de especificar con alguna procisin el 7 ‘modo de comunicacién empleado en una colonia de insectos; y pot ¢ ‘ver primera podemos representarnos el funcionamiento de un “len- ‘goaje” animal, Acaso sea itil sefialar con brevedad en qué es 0 no_ 7 & un lenguaje, y cémarestas-observaciones sobre 1a5 abejas-ayudan < " ardefinir, por semejanza o por contras wuaje hum yy ano. ‘capaces de producir y comprender “> ‘um verdadero mensaje, que encierra varios datos. Poskes, bak angst “trar relaciones de posicién y de distancia; pueden couservarias en}. “memoria”; ‘comunicarlas simbolizéndolas por diversos com q ientos somdticos. El hecho notable es, ante todo, que mani ; aptitud para simbolizar: hay ciertamente correspondencia! “¢onyencional” entre su comportamiento y el dato que traduce. Esta telacidn es percibida por las lems abejas en los términos en que les ‘trasmitido, y se toma motor de accién. Hasta aqui, encontramos fen las abejas las condiciones mismas sin las que ningiin lenguaje es posible, la capacidad de formular ¢ interpretar un “signo”” que remit fi cierta “realidad”, la memoria de la experiencia y Ia aptitud par ;ponerla. E] mensaje trasmitido contiene tres datos, ‘inicos identificables ‘hasta ahora: Ta existencia de una fuente de alimento, su distancia, su direccién. Podrian ser ordenados estos elementos de manera un poco diferente, La danza en eircalo indica sencillamente la presencia 4 Ver el prélogo de Donald R. Griffin al Wbro de K. von Frisch, p. vi. 60 LA COMUNICACION del botin, implicando que esté a escasa distancia, Se funda en el principio ‘mecinico del “‘todo o nada”. La otra danza formula en verdad una comunicacion; esta vez 5 1a existencia del alimento la que esté implicita en los dos datos (distancia, direocién) expresa- mente enunciados, Se aprecian aqui varias semejanzas con el lenguaje humano. Estos procedimientos ponen en juego un simbolismo ver- dadero, si bien rudimentario, por el cual datos objetivos son tras- puestos a gestos formalizados, que incluyen elementos variables y de ‘significacion” constante. Por lo demés, la situacién y la funcién son las del lenguaje, en el sentido de que el sistema es yalido en el interior de una comunidad dada y de que cada miembro de ésta se halla en aptitud de emplearlo 0 de comprenderlo en los mismos m considerables y ayudan a adquirir con- ciencia de lo tesears propiamente el lenguaje humano. Esta, mero y esencial, el hecho de que el mensaje de las abejas consista |)por entero en la danza, sin intervencién de un aparato “vocal”, en fanto que no hay lenguaje sin voz. De donde otra diferencia, que ‘es de orden fisico. Por no ser vocal sino de gestos, la comunicacién contre las abejas se efectiia necesariamente en condiciones que permi- ten una percepcién visual, a la luz del dia; no es posible en la oscu- ridad, El lenguaje humano desconoce semejante limitacién. "Aparece también una diferencia capital en la situacion en que se fala comunicacién. El mensaje de las abejas no atrae ninguna le los alrededores, sino det ida, jue no es % Esto significa que las abejas no conocen-el didlogo, con- dicidn del lenguaje humano. Hablamos a otros que hablan, tal es la 4\ realidad humana, Lo cual revela un nuevo conttaste, Por no haber / )\didlogo para las abejas, 1a comunicacién se refiere tan sélo a cierto Y dato objetivo. No puede haber comunicacién relativa a un dato ““ingiifstico”: ya por no haber respuesta —reaccién lingiifstica a wna ‘manifestacién lingiifstica—, pero también porque el mensaje de una abeja no puede ser reproducido por otra que no hubiera visto por si misma las cosas que la primera anuncia, No se ha advertido, por ejemplo, que una abeja vaya a levar a otra colmena el mensaje que hubiera recibido en la propia, lo cual serfa una manera de trasmision 6 de relevamiento. Se ve la diferencia respecto al lenguaje humano, donde, en el didlogo, la referencia a la experiencia objetiva y la reac- cién ala manifestacién lingiifstica se trenzan libremente y sin limite. La abeja no construye mensaje a partir de otro mensaje, Cada una \ C1ON ANIMAL Y LENGUAJE HUMANO 6 Jas que, alertadas por la danza de la recolectora, salen y van a eral lugar indicado, reproduce a su retorno la misma informacion, siguiendo el mensaje inicial sino ateniéndose a la realidad que caba de verificar. Ahora, el cardcter del lenguaje cs procurar un ustituto de la experiencia susceptible de ser trasmitido sin fin en eb mpo y el espacio, lo cual es lo propio de nuestro simbolismo y fun- amento de la tradicién lingiifstica, ‘a datos.cspaciales.. e contenidos del len- aje humano. Por aifadidura, la conducta que significa el mensaje de las abejas denota un simbolismo particular que consiste eu_una_ ailea de la situacién objetiva, de la sola situacién que da ocasion a mensaje, sin variacién_ni trasposicién posible. Ahora bien, cn el iguaje Ihnmano el simbolo en general rab ears Tos datos de la rriencia, en el sentido de no haber relaciém necesaria entre la refe ia objetiva y la forma lingilistica. Habria aqui que establecer naturaleza y funcionamiento se han estudiado poco. Pe eens y, Jo poco. Pero sub- Bessimenie, un catdcter de la comunicacién entre las abejas a one rotundamente a las lenguas humanas. El mensaje de las abejas 10. 5¢-deja~analizar. S6lo_podemos ver en él un contenido Zeb, estar ligada la tnica diferencia @ la posicién espacial del objeto tado. Mas es imposible descomponer este contenido en sus ele- entos formadores, en sus “morfemas”, de suerte que corresponda la uno de éstos a un elemento del enunciado. El lenguaje hu- ido se redi no se.caracteriza precisamente-por esto. Cada enunciac luce clémentos que. se dejan combinar libremente scgin reglas definidas, emen eglas | Suerte que un ndmero de morfemas bastante_reducido permite niimero consi snail de sees Ae donde race variedad nguaje humano, cay Sdecir todo. Un andlisis mas del lenguaje ee ‘estos morfemas, elementos de ficacin, se resuelven a su yez en fonemas, elementos de articu- despojados de significacién, ain menos numerosos, cuyo en- mble selectivo y distintivo suministra las unidades significantes. 3s fonemas “vacios” organizados en sistemas constituyen el fun- mento de toda lengua. Es manifiesto que el lenguaje de las abejas LA COMUNICAGION 62 no permite aislar semejantes constituyentes; no es reducible a elemen- tos identificables y distintivos E1 conjunto de estas observaciones hace aparccer la diferencia ‘esencial entre los procedimientos de_comunicacién_descubiertos_en las abejas y nuestro lenguaje. Esta diferencia se resume en el término «que nos parece mé5 apropiado para definir el modo de comunicacién empleado por las abejas; no es un lenguaje, ¢5 un cédigo de sefiales. Restltan de ello todos los caracteres: Ia fijeza del contenido, la inva- riabilidad del mensaje, la relacién con una sola situacién, la natura- leza indescomponible del enunciado, su trasmisién unilateral. No deja de ser significativo, con todo, que este cédigo, ‘nica forma de “Jenguaje” que se haya conseguido descubrir hasta Ia fecha entre Jos animales, pertenezca a insectos que viven en sociedad. Es tam- bién Ia sociedad la que es condicién del lenguaje. No es el menor de los intereses de los descubrimientos de K. von Frisch, aparte de fas revelaciones que nos ofrecen acerca del mundo de los insectos, ‘el hecho de que esclarezca indirectamente las condiciones del lenguaje humano y del simbolismo que supone. Pudiera darse el caso de que ‘el progreso de las investigaciones nos hiciera mis hondo en a comprensién de los resortes y modalidades de este modo de comu- icacién, pero el haber establecido que existe, y cémo es, y cémo funciona, significa ya que vetemos mejor dénde comienza el lenguaje y de qué modo se delimita el hombre." Prnsln < 6M 1, senallea Hume, ® [1965] Para una visién de conjunto de Ja commicacién animal, y acerca del lenguaje tan atticulo de T. A. Sebeok aparccido en Science, uLo vr EGORIAS DE PENSAMIENTO Y CATEGORIAS = la lengua que hablamos hacemos usos infinitamente variados, ya sola enumeracién debiera ser coextensiva de una lista de las des a que puede entregarse el espiritu humano, En su diver- d, estos usos tienen, sin embargo, dos caracteres en comin. Uno Ja realidad de la lengua permanece por regla general incons- te; aparte cl caso del estudio propiamente lingiistico, apenas mos conciencia débil y fugaz de las operaciones que realizamos hablar. El otto es que, por abstractas 0 particulares que sean “operaciones del pensamiento, reciben expresion en la lengua. Po- emos decir todo, y decirlo como queramos. De alli procede la con- cién, tan extendida e inconsciente ella misma como todo lo que al lenguaje, de que pensar y hablar son dos actividades por esencia, que se conjugan para la necesidad practica de yunicacién pero que tienen cada una su dominio y sus posibi independientes —en el caso de a lengua se trata de los re- ofrecidos al espfritu para lo que se denomina ion del iento. Tal es el problema que abordamos sumariamente aqui, todo para poner en luz algunas ambigiiedades de las que ¢5 gsponsable la naturaleza misma del lenguaje. ‘Ciertamente, cl lenguaje, en tanto que es hablado, es empleado transportar “lo que queremos deci”, Pero lo que asi lamamos, @ que queremos decir” 0 “lo que tenemos en mientes” 0 “nuestro 0”, © como queramos que se designe, ¢s un contenido jento, harto dificil de definir en si, como no sea por carac- es de intencionalidad 0 como estructura psiquica, ete. Este con- do recibe forma cuando es enunciado, y sélo asi. Recibe forma la lengua y en Ia lengua, que es el molde de toda expresién posi- no puiede disociarse de ella ni trascenderla, Ahora bien, esta len- fest configurada en su conjanto y en tanto que total 1 Les études philosophiques, vim. 4 (oct-dic. 1958), PU. F., Pars. [63]

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