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Parroquia San Juan Bautista

PAZ Y BIEN
BOLETÍN PARROQUIAL
AÑO XXV III - NOVIEMBRE 2021 - NRO. 302

OCHO SILENCIOS 1 de Noviembre: 25º Jornada de Oración


NEGATIVOS QUE
por la Santificación del Pueblo de Dios
HAY QUE EVITAR
(pág. 3) Padre Bueno, que nos has dado la vida
y nos llamas a ser santos. Jesús, Hijo Único,
DECALOGO PARA EL proclamado el “Santo de Dios”,
MES DE MARIA
camino a transitar como respuesta a la santidad.
(pág. 6)
Espíritu de amor y confianza, que haces posible en
AGENDA nosotros, la respuesta fiel de cada día a ser santos.
(pág. 8)
Trinidad Santa, te invocamos con confianza
QUE LOS QUE y te adoramos con humildad.
BUSQUEN LA
PUREZA INVOQUEN Te damos gracias por los testigos
A SAN JOSÉ beatos y santos de nuestra Patria y por los “en camino al altar».
(pág.9) Te pedimos por cada uno de nosotros,
peregrinos del suelo Argentino, que – “santos por el bautismo”-
seamos santos en nuestro obrar.

Virgen María, Madre Nuestra,


junto a Su esposo San José,
intercedan por nosotros. Amén.

Pte. Perón 2998. Valentín Alsina. 4208-8234


https://parroquiasjuanbautista.blogspot.com.ar/ psanjuanbautista1
Secretaría Parroquial: Martes y Viernes de 17 a 18:30 hs.
La Delegación Episcopal para las Causas de los Santos convocó a la 25ª Jornada

de Oración por la santificación del pueblo argentino y la glorificación de sus Siervos de

Dios, prevista para el lunes 1° de noviembre.

El organismo episcopal presentó el afiche y la estampa de oración de la edición 2021,

que lleva por lema "San José, con corazón de Padre, custodia a nuestro pueblo".

La reciente beatificación de Fray Mamerto Esquiú elevó a catorce el número de beatos

argentinos proclamados entre casi medio centenar de causas para canonizar a religiosos

y laicos de esta tierra que dieron testimonio de su fe o murieron por su fidelidad al Evan-

gelio.

De los catorce beatos argentinos, siete fueron durante el pontificado de Francisco: Enri-

que Angelelli, Carlos de Dios Murias OFMConv, Gabriel Longueville y Wenceslao Peder-

nera; María Antonia de Paz y Figueroa (Mama Antula), Catalina María de Rodríguez y

Gregorio Martos Muñoz.

Tres son los santos: San Héctor Valdivielso Sáez, mártir (1910-1934), San José Gabriel-

del Rosario Brochero, sacerdote (1840-1914) y Santa Nazaria Ignacia March, religiosa

(1889-1943).

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8 «silencios negativos» que hay que evitar
El silencio es fundamental para el encuen-
tro con Dios, pero hay otros silencios peligrosos.
El ruido del mundo no nos deja escuchar a Dios”.
Dios quiere encontrarse con cada uno, pero tanto
ruido impide escucharle. Pero además hay otro
problema: se intenta evitar el silencio.

El valor del silencio


¿Para qué callamos? Lo hacemos para tomar conciencia de que Dios vive en noso-
tros. Otro motivo por el cual buscamos el talento del “silencio” es: para hacer presen-
te a Dios.
Pero hay silencios negativos que lejos de escuchar a Dios en nosotros y en los
otros, nos alejan de ello. ¿Cuáles son estos silencios negativos? Veamos algunos de
ellos:

Silencio de angustia

La palabra “angustia” viene de


“angosto”, estrecho, ahogo. Cuando la an-
gustia se hace presente, nos deja sin pala-
bras. No se puede hablar porque la gargan-
ta es incapaz de articular palabras. Este

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silencio viene del miedo. No hay cercanía. Hay incomunicación. En ese viento interior
no está Dios.

Silencio de culpabilidad

Prefiero no hablar porque si lo hago me pueden atacar y puedo perder mi buena


fama. Es el “silencio” de sentirme impotente por miedo a perder mi buena fama. En
esa tormenta no está el Señor.

Silencio de indiferencia

Todo nos da lo mismo, empezamos a bostezar,


a mirar sin fijarnos en lo que miramos. Es “silencio”
de apatía. Guardo silencio porque paso de todo, no
me interesa nada ni nadie. En ese “silencio” no está
Dios.

Silencio de mal humor


A veces hay algo que nos disgusta y nos pone
de mal humor. Como estoy enojado, hago de mi silencio un reproche y, por eso, guar-
do silencio, prefiero guardar distancias. En esa tormenta, no está Dios.

Silencio del miedo


Este “silencio” que produce nuestro estado de ánimo es algo que nos endurece.
Quisiéramos hablar, pero justificamos nuestro silencio negativo diciendo: “es mejor
callar porque en boca cerrada no entran moscas”; así evito represalias y malos ratos.
En ese “silencio” no está Dios.

Silencio de envidia

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La envidia nos deja sin palabras y no sabemos reconocer nada bueno del otro. No
somos capaces de hablar bien de los demás. No nos gusta apoyar al débil. Éste es un
silencio enfermizo y muy peligroso. Nos olvidamos que Dios a cada uno, le da lo suyo.
Al jazmín no le pide que sea rosal ni al tulipán que sea margarita. En ese “silencio” no
está el Señor.

Silencio de orgullo

Este “silencio”, a veces, se refleja en


el cuerpo. El orgullo siempre separa. Aris-
tóteles decía que el orgullo está en la cabe-
za. Por eso se suele decir: “se le han subido
los humos a la cabeza”. El orgulloso mira a
los demás con desprecio y cien veces infe-
rior a él. En ese “silencio” no está Dios.

Silencio de rencor

El mal humor puede ir ganando terreno en la persona y llegar a convertirse en un


quiste moral muy difícil de extirpar, incluso es peligroso tanto para el cuerpo como
para el alma. En ese fuego interno no está Dios.
Todos estos silencios negativos nos van enfermando y debilitando, y lejos de los de-
más, nos impiden amar el “silencio” verdadero que es el que nos lleva a escuchar a
dios, cuyo idioma es el “silencio” oblativo que nos lleva a los demás, para admirar y
contemplar a Dios, que se hace visible en cada ser humano. En Dios existimos, nos mo-
vemos y somos.

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DECALOGO PARA EL MES DE MARÍA

1. Di que “sí” en las cuestiones donde veas cla-


ra una llamada a tu servicio y generosidad.
"Quien siembra tacañamente, tacañamente re-
cogerá". El “SÍ” de María se prolonga y se ha-
ce real, allá donde hay gente de bien que sabe
responder afirmativamente a las causas nobles.

2. Ponte en camino, como María. No te quedes


cerrado y conforme con tus dificultades. Es
bueno saber que, no muy lejos, siempre hay al-
guien que espera tu llegada.

3. Fíate de Dios. No te dejes arrastrar por la crítica ambiental sobre la


iglesia. María vivió de espaldas a toda murmuración. Fue fiel al Señor.

4. Allá donde estés (reuniones, convocatorias, trabajo, colegio, etc.) procura


ser reflexivo. Medita, como María, las decisiones que vayas a tomar. En los
temas, especialmente delicados, tómate tu tiempo. Es bueno hablarlo con
Dios.

5. Si ves que, en donde te desenvuelves, falta el vino de la alegría, del opti-


mismo o de la ilusión, procura –como María- poner tu grano de arena para
que, en medio de la insipidez, ayudes a recuperar el sentido de la fiesta.

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6. Trata, como María, con delicadeza a los que te rodean. Sé respetuoso.
Uno recoge aquello que siembra.

7. No te parezca un imposible el ser cristiano. No lo escondas en tus am-


bientes. A María, al principio, también le resultaba difícil entender los pla-
nes de Dios.

8. Como María, en las Bodas de Caná, haz lo posible para que –en situacio-
nes de inquietud- todo pueda volver a la normalidad. A veces, una palabra a
tiempo, vale más que cien mil fuera de lugar.

9. Si sabes de alguna persona que


sufre, no lo dudes, acércate a
ella. María no lo dudó ni un solo
instante: Jesús subió a la cruz pe-
ro, Ella, estuvo a los pies del ma-
dero.

10. Cuando sientas que, la fama de


alguien está en peligro, escapa de
esas situaciones y no las alimentes.
María, con José, supo marchar ha-
cia Egipto antes de que la maldad
se adueñara de un Niño inocente.

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NOVIEMBRE 2021
MES DE MARÍA
01.11 Celebración de Todos los Santos
02.11 Conmemoración de los Fieles Difuntos.
03.11 San Martín de Porres
05.11 1º Viernes de mes, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús
Santos Isabel y Zacarías
06.11 1º Sábado de mes, dedicado al Inmaculado Corazón de María
07.11 Recordamos a la Virgen del Rocío.
María Medianera de todas las Gracias. Comienza el Mes de María.
09.11 La Dedicación de la basílica de San Juan de Letran
11.11 San Martín de Tours
13.11 Beato Artémedis Zatti
21.11 Jesucristo Rey del Universo
22.11 Santa Cecilia (Patrona de la música)
27.11 Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa
28.11 Primer Domingo de Adviento
30.11 San Andrés, apóstol.

Todos los meses...


Los días 7: Recordamos a San Cayetano. Rezamos por el pan y el trabajo.
Los días 8: Recordamos a Ntra. Sra. que Desata los Nudos.
De 8.30 a 18.30 hs. Rosario c/hora. 19.00 hs. Misa.
Los días 11: Recordamos a Nuestra Señora de Lourdes.
18.30 hs. Rosario en la Gruta. Procesión hacia el Templo.
19.00 hs. Misa.
Los días 19: Recordamos a San Expedito.
Los días 24: Recordamos a San Juan Bautista.
Los días 26: Recordamos a Jesús Misericordioso.
Horarios de Misa: lunes a sábado 19hs; domingo: 11 y 19hs; Rezo del Santo Rosario: todos los días 18:30hs
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Que los que buscan la pureza invoquen a san José

Los pecados de la carne son un gran peligro para


el alma y, a pesar de la permisividad actual, esclavizan
al hombre. En cambio, la castidad, a la que cada persona
está llamada según su estado de vida, se basa en el au-
tocontrol, nos hace libres, está vinculada a la caridad y
tiene su patrón natural en san José, al que hay que in-
vocar contra todas las tentaciones carnales.

Es bien sabido que cuando la pequeña santa Jacin-


ta Marto preguntó a la Virgen cuál era el pecado que
más almas llevaba al Infierno (de cuya visión se escan-
dalizó), se le dijo que era el pecado de la carne. La va-
riedad de pecados carnales es claramente amplia, tal y como nos recuerda el Catecis-
mo de la Iglesia Católica. En general nunca están solos, sino que allanan el camino para
otros pecados (incluidos los espirituales). En definitiva, provocan un adormecimiento
del espíritu y una frialdad hacia Dios, que con el tiempo –si uno no se arrepiente y
cambia de rumbo- puede llevar al alma a rechazarlo. Santo Tomás de Aquino explica
que “la lujuria da lugar a la ceguera de la mente, que excluye casi totalmente el cono-
cimiento de los bienes espirituales” (Suma Teológica, II-II, q 15, a 3).

Esta enseñanza nos recuerda, por una parte, la estrecha unidad entre el
cuerpo y el alma; por otra, nos hace reflexionar sobre los grandes peligros a los
que estamos expuestos en las sociedades actuales cada vez más dominadas por la por-
nografía, las modas que ofenden el pudor, la exaltación del libertinaje sexual (incluso
homoerótico), las leyes y las costumbres (desde el divorcio hasta la cohabitación) que
atentan contra la dignidad del matrimonio y el proyecto de Dios sobre la sexualidad.
Por tanto, para conservar o alcanzar la pureza debemos luchar, hoy más que nunca,
teniendo en cuenta que es una gracia y que, por tanto, no se obtiene por nuestro pro-
pio esfuerzo, sino que debemos pedirla constantemente en la oración.
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En ninguna otra criatura, salvo en la Santísima Virgen, ha brillado tanto la
pureza como en san José (“era sobre todo castísimo de obras y de pensamientos y,
desde los doce años, había hecho voto de castidad”, escribe la venerable María de
Ágreda en Mística Ciudad de Dios), que no por casualidad fue llamado a la altísima
tarea de ser su esposo y guardián. José es, por tanto, un patrón natural para esta
virtud y contra todas las tentaciones carnales. Esta confianza en el padre virginal de
Jesús se expresa, entre otras cosas, en el “cordón (o faja) de San José”, una prácti-
ca devocional que tiene sus raíces en el siglo XVII. No es un mero signo externo: el
cordón recuerda al devoto su compromiso de vivir según el ejemplo de san José (por
tanto, según la voluntad de Dios) y de invocarlo especialmente en defensa de la pure-
za.

Recurrir a la intercesión de san José es, pues, una poderosa ayuda para
llevar una vida casta. En los últimos meses ha sorprendido la noticia del polémico
Milo Yiannopoulos, que no sólo se ha autocalificado como “ex-gay”, sino que ha expli-
cado en entrevistas el papel que jugó san José en su punto de inflexión. El célebre
periodista y escritor ha reconocido que pudo liberarse de muchas cadenas
(materiales y espirituales) gracias a su devoción por el glorioso patriarca, que nos
conduce a Jesús y que es un modelo perfecto de “masculinidad virtuosa y virtudes
viriles heroicas”. Más allá del caso concreto de Yiannopoulos, que todavía es un pere-
grino en la tierra, sus palabras nos sirven para detenernos en una verdad eterna: el
vínculo entre la castidad y la libertad.

A este respecto, el Catecismo afirma: “La castidad implica un aprendizaje del


dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o
el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se ha-
ce desgraciado” (CIC 2339). La auténtica libertad, basada en la verdad, es, pues, muy
diferente de la que transmite la cultura dominante de hoy, que esclaviza al hombre a
sus pasiones. “Ésta es la razón por la que la pornografía, una empresa que gana miles
de millones de dólares al año, pone sus productos a disposición de todo el mundo de

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forma gratuita y continua las 24 horas del día”, razona el psicólogo Roberto Marche-
sini, que añade: “En Estados Unidos lo entendieron hace ya tiempo: sexual freedom is
political control, la libertad sexual es control político”[1]. San José, en cambio, es el
modelo del hombre libre, por tanto viril, porque es casto.

La Iglesia, siguiendo la estela de la Sagrada Escritura, enseña que todos


están llamados a la castidad (es decir, a la pureza, que puede ser virginal o no), ca-
da uno según su propio estado de vida: los casados deben vivir la castidad conyugal,
todos los demás (laicos no casados, sacerdotes, religiosos) la castidad en la continen-
cia. Además de estar directamente relacionada con la libertad, la pureza va acompa-
ñada del amor y, por tanto, del don de sí mismo, que responde a una lógica opuesta a
la de la posesión. Comentando la sexta bienaventuranza proclamada por Jesús
(“Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”, Mt 5,8), el Cate-
cismo explica: «Los “corazones limpios” designan a los que han ajustado su inteligen-
cia y su voluntad a las exigencias de la santidad de Dios, principalmente en tres domi-
nios: la caridad, la castidad o rectitud sexual, el amor de la verdad y la ortodoxia de
la fe. Existe un vínculo entre la pureza del corazón, la del cuerpo y la de la fe...» (CIC
2518). Basta pensar en san José y su santísima esposa para confirmar estas palabras.

Por supuesto, la pureza no sólo se refiere a los actos, y en el Evangelio


leemos cómo Jesús afirma la necesidad de preservar los ojos y los pensamientos (Mt
5,28). Por lo tanto, requiere pudor, cuidado de los diversos sentidos, modestia en el
vestir, como corresponde al respeto de un cuerpo creado para ser templo del Espíritu
Santo. El sacerdote Giuseppe Tomaselli (1902-1989), exorcista y taumaturgo que mu-
rió con fama de santidad, escribió sobre la pureza: “Por medio de esta virtud respe-
tamos al máximo nuestros cuerpos y los cuerpos de los demás y refrenamos nuestra
mente, evitando los malos pensamientos y deseos; también guardamos nuestros ojos
para no ensuciarlos con barro moral; dominamos nuestra lengua para no contaminarla
con palabras, frases o discursos indecentes; guardamos nuestros oídos, evitando la
compañía de personas malhabladas; refrenamos los efectos del corazón, porque un
afecto ilícito no mortificado podría arrastrarnos al abismo de la inmoralidad”.

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Contra las tentaciones impuras, el padre Tomaselli aconsejaba encomen-
darse al esposo de María, por ejemplo haciendo triduos o septenarios en su honor y
también invocándolo así en el momento de la necesidad: “¡San José, terror de los
demonios, asísteme, defiéndeme, fortaléceme!”.

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