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CAPITULO 2 EL CAMPO DE LA INVESTIGACION SOCIOCULTURAL 1. CAMPO METODOLOGICO DE LA INVESTIGACION “(...) la tarea de los sabios es expresar con claridad con- ceptual la verdad implicita en los actos de los simples...(...) gC6mo mantenerse cerca de la experiencia de los simples conservando lo que podriamos llamar su virtud operativa, la capacidad de obrar para la transformaci6n y el mejoramiento del mundo? (...) ¢cémo podra la ciencia reconstruir las leyes universales por cuyo intermedio, e interpretacion, la magia buena se vuelve operativa? (...) si sélo es correcta la intuicién de Io individual, entonces seré bastante dificil demostrar que el mismo tipo de causas tienen el mismo tipo de efec- tos. Un mismo cuerpo puede ser frio o caliente, dulce o amargo, humedo 0 seco, en un sitio, y no serlo en otro. gCémo puedo descu- brir el vinculo universal que asegura el orden de las cosas, si no puedo mover un dedo sin crear una infinidad de nuevos entes, por- que con ese movimiento se modifica todas las relaciones de posi- cién entre mi dedo y el resto de los objetos? Las relaciones son los }) modos por los que mi mente percibe los vinculos entre entes singu- lares, pero ~qué garantiza la universalidad y la estabilidad de esos | modos?” (Umberto Eco: El nombre de la rosa) Tal vez, comenzar con este largo epigrate que contiene las dudas de aquel sabio franciscano del siglo XIV que recreara Umberto Eco, pueda parecer un exceso. Sin embargo, no es mas que un pre-texto que, ala vez que puede condensar algunas de las problematicas que se juegan en el afan de conocer, nos posibilita introducirnos en ese camino de una manera determinada. Es decir, abriendo dudas e interrogantes y, a la vez, gene- rando algunas certezas desde donde cuestionar. El fray Guillermo de Bas- kerville habla de sus fuertes dudas acerca de la cognoscibilidad de las leyes generales y, al mismo tiempo, va afirmando algunos supuestos que interroga. Esta dialéctica entre dudas y afirmaciones, entre interrogantes que pro- blematizan afirmaciones y construcciones de otras afirmaciones proviso- tias no es mas que recorrer los caminos sinuosos de la aventura que es la investigacion. = Le sugerimos leer el epigrafe y reconocer los supuestos que le preocupa al fray Guillermo. Trate —si es de modo grupal, mejor- dis- cutirlos, re-actualizarlos y vincularlos a las propias preocupaciones tedricas metodologicas que esta lectura puede evocarle Ahora bien, mas alla que la reflexién del fray Guillermo nos pueda mos- trar los caminos no lineales del proceso de investigaci6n también nos ofre- ce un tipo de preocupaciones desde donde comenzar a preguntarnos acerca de algunas cuestiones que aqui nos interesa. Nos referimos, particular- mente, a lo que hemos denominado el campo metodolégico de Ia investi- gaci6n sociocultural . En principio, podriamos decir que cuando se habla de investigacién social tenemos que acordar que su sentido no es univoco tanto silo pensa- mos desde los diferentes enfoques’ con que la investigacién puede orien- tarse como desde la misma delimitacién del “objeto” a que hace referencia. Tal es asi que, si hiciéramos un andlisis de articulos, ponencias, comunica- ciones 0 libros cuyos autores dicen que derivan de una “investigacion” nos verfamos ante tal multiplicidad de sentidos. Aqui sdlo vamos a incursionar en aquellos sentidos vinculados a los distintos enfoques metodolégicos. Trataremos de realizar una breve pre- sentacién de los mismos a través de mencionar algunas tradiciones que han estado en disputa y han marcado ciertas tendencias generales al inte- rior del campo de las ciencias sociales. No obstante, antes de referirnos a ello, ubicaremos la nocién de “inves— tigacion” con la que estamos trabajando. Hemos entendido como investi- \ gacién al proceso de construccién de conocimientos que se realiza alrede- dor de alguna problematica de un modo sistematico/metédico* . Desde nues- tro punto de vista, remite a un proceso basado en el esfuerzo por relacio- nar distintas dimensiones constitutivas de una problematica en sus inte- racciones dialécticas, generadas en un particular contexto sociohistérico. | Ahora bien, esa modalidad sistematica que busca alcanzar determina- da coherencia en la construccién de conocimientos es lo que, de alguna manera, diferencia a los conocimientos asi construidos de aquellos de uso "Vamos a utilizar de modo indistinto investigacién “sociocultural” y “social” aludiendo al conocimiento de problematicas del mundo social a partir de procesos configurados en las. condiciones de una época y los modos en que los sujetos las viven y significan. 2 Enfendemos por enfoque un modo determinado de construccién de conocimientos en el que confluyen y/o se interrelacionan cierta concepcién del mundo social, de sus funda- mentos tedricos, de los criterios epistemolégicos, metodolégicos y empiricos que se po- nen en juego en un proceso de investigacién (E Achill; 1985). * E.Achilli (2000) Investigacién y Formacién Docente; Laborde Editor; Rosario, Argentina. AS 305 cotidiano. Por lo tanto, una investigacién implica determinada intencién de conocer alguna problematica a partir de poner en juego algunas reglas que -aunque flexibles- otorguen sistematicidad al conocimiento construido. En otras palabras, podriamos decir que el proceso de investigacion su- pone la construccién de determinado conocimiento desde un enfoque me- todolégico. De ahi que, lo vincularemos con lo que estamos entendiendo como campo metodolégico de la investigacion sociocultural. Pero zqué significa hablar de campo metodolégico‘ ? O, mejor dicho, épor qué plantear los aspectos metodoldgicos al interior de un “campo”? Fundamentalmente, lo hacemos como un recorrido “didactico” que nos posibilite remarcar la idea de no autonomia de las cuestiones metodoldgi- cas de una investigaci6n. Para ello tomamos la nocién de “campo” caracte- rizada por P. Bourdieu (1995)° como “una red o configuracidn de relacio- nes objetivas entre posiciones”. Desde esta caracterizacion, pretendemos poner de relieve tanto la idea de pensar los aspectos metodoldgicos en sus relaciones como, as/ también, plantearnos la configuracion de diferentes posiciones que se van definiendo, en nuestro caso, a partir de la mayor 0 menor legitimacién que logran en las luchas de distribucion del poder aca- démico. Supone, entonces, entender lo metodolégico vinculado a distintos ér- denes de problemas que -explicita o implicitamente- entran en juego en el conocimiento de Io social. Asi, podemos decir que el campo metodolégico de la investigacion social esta constituido por las inter-relaciones entre: a) los planteamientos mas generales y abstractos acerca de los pro- cesos de intelegibilidad y/o los criterios de cientificidad que se han planteado/ se plantean en torno a las polémicas entre distintas tra- diciones epistemdlégicas; b) las distintas concepciones del mundo social, las producciones so- bre su desenvolvimiento, el modo de acceder a su conocimiento que se expresan en las denominadas teorias sociales; c) finalmente, el conjunto de practicas concretas, de resoluciones ted- ricas/ conceptuales y empiricas que estan implicadas en un proce- so de investigacién. Es decir, el proceso que se va desplegando desde la misma decisi6n de iniciar una investigacion hasta su cons- truccién final. Algunos autores diferencian, dentro de este proce- + Se retoman algunas de las consideraciones desarrolladas en E. Achilli (1997) El campo ‘metodolégico en la investigacién socioantropolégica; Catedra: Metodologia (Orientacién sociocultural); Escuela de Antropologia; Faculdad de Humanidades y Artes; Universidad Nacional de Rosario _ ® Pierre Bourdieu y Loic Wacquant (1995) Respuestas.Por una antropologia reflexiva; Editorial Grijalbo; México D.F. apo so, diferentes “etapas” o “fases” que, segtin las tradiciones, pue- den ser mas 0 menos rigidas o mas o menos normatizadas. Noso- tros distinguiremos solamente tres momentos: a) la formulacién del proceso de investigacién (formulacin que suele inscribirse en lo que se denomina: “proyecto de investigacién”, tal como veremos mas adelante; b) la implementacidn de la investigacién donde se van generando los corpus documentales de informacion y anélisis interpretativo; c) la elaboracién del documento o informe final en el que se presenta la construccién del objeto de estudio. La diferen- ciacién de estos tres momentos la realizamos teniendo en cuenta, fundamentalmente, las caracteristicas del trabajo que supone cada uno de ellos mas que la propia secuencia de los mismos que po- dria dialectizarse, tal como suele darse en los procesos que imple- mentamos. En sintesis, podriamos decir que “lo metodolégico” supone una inter- seccién de consideraciones epistemoldgicas, tedricas y empiricas que se coneretizan en un determinado proceso de investigacién. LAS DISTINTAS TRADICIONES METODOLOGICAS Tal como dijimos, el campo metodolégico supone diferentes érdenes de problemas relacionados: epistemdlégicos, teéricos, empiricos que se sin- tetizan en los procesos de investigacién. Ahora bien, en la historia de las ciencias sociales se han configurado distintas posiciones metodolégicas que devienen, por lo tanto, de las diferentes concepciones epistemoldgicas, tedricas y empiricas vinculadas al conocimiento de lo social. George Von Wright (1971)* sostiene que en la investigaic6n cientifica -en general- podemos distinguir dos grandes tradi- ciones. Una es la tradici6n aristotélica caracterizada, fundamentalmente, por un modo de conocer de tipo feleolégico o en busca de fines a que tienden los fenémenos estudiados (explicaciones finalistas). La otra es la tradicion galileana que remite a explicaciones de tipo causales, basadas en leyes en las que se relacionan fendmenos determinados métrica y nu- méricamente. Sin realizar una correspondencia directa, el autor se detiene en el ana- lisis de las grandes tradiciones que, a finales del siglo XIX, se configuran alrededor de lo que supone la cientificidad en el campo de las cicncias ° George H. Von Wrigth (1971) Explicacién y comprensién; Alianza Editorial; Barcelona; Espaia 37 sociales comparadas con los patrones alcanzados en las ciencias natura- les. Habla de la explicacién y de la comprensién como dos grandes tradi- ciones metodolégicas. La primera vinculada al positivismo, la segunda a las reacciones surgidas, y que tomaron distintas denominaciones : “idea- lismo”; “interpretativismo” 0 “hermenéutica”. Para el autor, el Positivismo, representado por Augusto Comte, tiene como principios que lo identifican: a) la idea de monismo metodolégico, es decir, de unidad del método cientifico frente a la diversidad de objetos te- maticos de la investigacion; b) la consideracién de que las ciencias natura- les exactas, en particular la fisica matematica, establece el canon o ideal metodoldgico que mide el desarrollo y perfeccién de todas las demas cien- cias, incluidas las humanidades; c) la visidn de la explicacion cientifica como causal, en sentido amplio, consistente en la subsunci6n de los casos individuales bajo leyes generales. En cuanto a la otra posicion del debate metodoldgico, la comprensivis- ta, representada en su momento por Wilhelm Dilthey,: a) rechaza el monis- mo metodoldgico al considerar a las “ciencias del espiritu” o “ciencias de la cultura” con una especificidad propia; b) se niegan a tomar a las ciencias naturales como modelo o patrén; c) impugnan la idea de explicaci6n y plan- tean que el objetivo de las ciencias sociales es comprender (G. Von Wrig- th; op.cit) 7 A estas dos tradiciones —positivista e interpretativista- agregaria una tercera que tambien esta presente en el momento fundacional de las cien- cias sociales y, como las demas, contindan hasta hoy con multiples y com- plejas diferenciaciones internas. Me refiero a la tradicién dialéctica, repre- sentada por Carlos Marx, que introduce la critica al conocimiento lineal y empirista desde una perspectiva fotalizadora de la vida social en un es- fuerzo por romper las concepciones disyuntivas de la modernidad, como dice Atilio Boron (2000)*. Lo anterior no es mas que una esquematizacién de grandes tradicio- nes. Es importante recordar que, al interior de cada una de ellas, se han constituido variadas y complejas posiciones que no deberian quedar neu- tralizadas en el esquema presentado. Se trata de posiciones que han abierto innumerables y ricas polémicas tedricas metodolégicas, cuya importancia amerita su profundizacion. 7 Para profundizar esta tradicién comprensivista se puede consultar a Federico Schuster (1995) “Exposicién” en VVAA: El oficio de investigador, Homo Sapiens Ediciones, Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educacién; Facultad de Filosofia y Letras- UBA. *Atilio Boron (2000) Tras ef buho de Minerva. Mercado contra democracia en ef capitalismo de fin de siglo; Fondo de Cultura Econémica; Buenos Aires; Argentina = Aqui, sdlo las hemos mencionado con el objeto de advertir sobre la necesidad de no reducir ni autonomizar “lo metodolégico” a meras cuestio- nes de procedimientos y/o estrategias dentro del proceso de investigacion. O, también, para no diluir el campo metodolégico en falsas dicotomizacio- nes. Muchas de las polémicas de las tltimas décadas han mostrado estas polarizaciones inttiles entre enfoques objetivistas y subjetivistas; entre in- vestigaciones cuantitativas y cualitativas; entre andlisis “micro” y “macro”. Polémicas que ponen de manifiesto: a) Concepciones del mundo social fragmentado. Como plantea A.Borén (op.cit.) “Contrariamente a lo que sostienen tanto el positivismo como la sociologia comprensivista, las sociedades no son colecciones de partes o fragmentos aislados caprichosamente organizados por las misteriosas “leyes naturales” del positivismo o por la arbitrariedad de los tipos ideales weberianos”. b) Concepciones que, al disociar/autonomizar lo metodoldgico de la teoria, neutralizan lo que suponemos fundante en los procesos del conocimiento de la social. Es decir, la centralidad que adquieren las concepciones y conceptualizaciones tedricas en todo proceso de investigaci6n. 2. LA COMPLEJIDAD DEL MUNDO SOCIOCULTURAL COMO OBJETO DE CONOCIMIENTO® “No se debe respetar la complejidad a nivel de los fendmenos para escamotearia a nivel dei principio de explicacion, es de- cir, a nivel del principio en la que la complejidad debe ser de- velada” (E.Morin; 1984) En las ultimas décadas se ha planteado con bastante asiduidad la im- portancia de reconocer la complejidad del mundo sociocultural cuando se ® En este punto se retoman ideas desarrolladas en E.Achilli (1992) Las légicas de inves- tigacién social (mimeo); Escuela de Antropologia; Universidad Nacional de Rosario. Las mismas fueron retrabajadas en E. Achilli (1994a) Las diferentes logicas de inves tigacién social. Algunos problemas en la complementacién de estrategias miilti- ples; Primeras Jomadas sobre “Etnografia y Métodos Cualitativos"; IDES; Buenos Aires; 9 y 10 de Junio 1994; E.Achilli (1994b) La investigacién etnografica en educacién (Explorando su desarrollo en los tiempos de la postmodernidad); V Simposio Intera- mericano de Investigacién Etnografica en Educacién; San José; Costa Rica; 3,4 y5 Nov. 1994, a intenta incursionar en su conocimiento. Aqui nos interesa relacionar tal planteamiento con la generacion de ciertas polémicas metodolégicas que llevaron a la expansion de perspectivas de investigacién denominadas “cua- litativas”, “antropolégicas” o “etnogrdficas”. A fin de abrir algunas reflexiones sobre ello, partimos poniendo en evi- dencia una situacion paradojal. Consideramos que, en muchos casos, por un lado, se ha invocado la complejidad de los procesos socioculturales como fundamentos de nuevos enfoques de investigacion y, por el otro, se la ha violentado —de diferentes modos- en los mismos procesos de investi- gacién. Nos interesa llamar la atencién sobre algunas cuestiones que han acen- tuado determinadas concepciones dicotomizadoras del proceso de investi- gacion social. A nuestro entender esta problematica se genera al otorgar centralidad alos aspectos estratégicos de la investigacién. Asi, en el debate contra las tradiciones positivistas adquiere relevancia la idea de una “insuficiencia” metodolégica para dar cuenta del mundo que construyen los sujelos socia- les. Fundamentalmente, se condensa en las diversas modalidades que generé el descontento con las perspectivas “cuantitativistas” y “macro” dando lugar al impulso de un movimiento de oposicién a través de la deno- minada “investigacion cualitativa”. Dentro de ella, la investigacién etnogra- fica y/o socioantropolégica se incorpora ya sea, como alternativa diferen- ciada y Unica —absolutizandose lo “cualitativo” y “micro”- 0, ya sea, como complemento —disociado- en investigaciones extensivas’”. En tal sentido se producen incoherencias entre ciertas concepciones acerca de la complejidad del mundo sociocultural y las resoluciones de *© Hemos preferido el uso de “extensivo" e “intensivo” para dar cuenta de investigaciones cuyos recortes empiricos son amplios -extensos- 0 acotados a estudios en profundidad - intensivos-. Tal diferenciacién intenta superar la falsa dicotomia entre “cuantitativo” y “cua- litativo” que, a nuestro parecer, ha distorsionado el debate. Por ello, no deberia entender- ‘se, con una diferente denominacién, lo mismo. Una investigacién, tanto extensiva como intensiva, podra incorporar estrategias cuantitativas, cualitativas o su complementacion. Por lo tanto, no estamos homologando “extensivo” con “cuantitativo’; ni ‘intensivo” con “cualitativo” como suelen dualizarse en muchos textos. Volvamos a repetir, lo que le da sentido a las estrateai: Idgicas_ -sean estas cuanti o cualitativas- es la direccionalidad tedrica de la investigacion y no ala inversa. De ahi también, que preferi- mos hablar de “estrategias” y no de “técnicas” para remarcar esta imbricacién con lo conceptual presente en toda investigacién atin cuando generalmente ello no esté explicitado. Al hablar de estrategias estamos, entonces, polemizando con esa fuerte idea de neutralidad que subyace en la nocién de “tecnica” que pareciera poder aplicarse “universalmente” a cualquier investigacién. En tal sentido, una “encuesta’; una “observa- cién”; una “entrevista” u otras estrategias metodolégicas adquieren particularidad en el contexto tedrico epistemolégico en el que se inscribe un proceso de investigacin. —35— tipo metodolégico con que se asocian. Trataremos de mostrar tal situacién a través de lo que denominamos “/égicas de investigacién’. LAS DIFERENTES LOGICAS DE INVESTIGACION. Para pensar los pro- blemas de coherencia en los procesos de investigacién Es importante aclarar que no hablamos de “légica’” en el sentido fuerte que le otorga la filosofia de la ciencia en algunas de sus expresiones domi- nantes. Es decir, no planteamos ni los problemas vinculados a las estructu- ras de las teorias, ni a las relaciones entre enunciados observacionales y los cuerpos tedricos 0 nomoldgicos, ni a las condiciones de adecuacion que deben reunir los modelos explicativos, por mencionar ciertas modali- dades. Estamos utilizando la nocién de légica de investigaci6n en un sentido mas laxo 0, si se prefiere, mas especifico al proceso de investigaci6n en si. Como dijimos, nos interesa llamar la atencién, fundamentalmente, acerca de la coherencia del enfoque general que orienta un procesu de investiga- cidn en relacién con las implicancias sobre las mUltiples resoluciones me- todolégicas que se van generando. En tal sentido, entendemos como /égicas de investigacién a las mo- dalidades de articulacidn que asumen, en el proceso de investigacién, por lo menos, tres érdenes de problemas: a) la formulacién de la/s pregunta/s de investigacién. Es decir, lo que configura el problema de investigaci6n que contiene, explicita o im- plicitamente, determinada concepcién de lo social; b) elcémo se accede al conocimiento de ello, que estaria dando cuen- ta del conjunto de criterios y decisiones metodoldgicas a implemen- tar; c) aqué construccién final se pretende llegar. O sea, cdmo se piensa la construccién del objeto de estudio . El como se van resolviendo y articulando, en una determinada investi- gacidn, estos tres procesos construyen/dibujan determinada ldgicas de tra- bajo. Nuevamente, lo que aqui interesa es sila articulacién que se da entre estos procesos resulta coherente al interior del contexto tedrico que subya- ce en todo proceso de investigaci6n. En otras palabras, nos preocupan los modos de articulacién —y, por tanto, de coherencia alcanzada- entre el cémo se van concretando las dis- tintas opciones metodoldgicas realizadas a lo largo del proceso de investi- gacién y su relacién con Ia teorizacién del campo social a estudiar que da sentido a cada una y al conjunto de dichas opciones. — 36 Es decir, los modos en que se construyen y suslantan determinadas logicas de investigacion. Lo planteado anteriormente, si bien no significa nada nuevo, nos perml: te exponer nuestras dudas acerca de la coherencia y/o limitaciones que se presentan en los procesos de investigacién que, de modo tan generaliza- do, incorporan los denominados “métodos cualitativos”, “etnogrificos" o “antropolégicos” ya sea como enfoques Gnicos o camplementados con los denominados “cuantitativos”. Para dar cuenta de ello, primero confrontaremos esquematicamente los supuestos y caracteristicas en que se fundan distintas ldgicas de inves- tigacin. A efectos de facilitar la visualizacién de lo que pretendemos po- ner de relieve, vamos a diferenciar dos grandes modalidades en los proce- sos de investigaci6n. Por un lado, las que denominamos /égicas ortodoxas/ disyuntivas y, por otro lado, las légicas complejas/dialécticas. Estas diferenciaciones las realizamos caracterizando a las légicas de investigaci6n, tal como dijimos, tanto por los criterios generales de cientifi- cidad con que se enfoca el mundo social como, por las implicancias meto- dolégicas de las multiples opciones que se realizan en las practicas coti- dianas del proceso de investigacién. De ahi que, para nominarlas conjuguemos tanto lo que remite a distin- tas concepciones acerca de las ciencias sociales como a la significaci6n que ello adquiere en sus resoluciones metodoldgicas. LAS LOGICAS ORTODOXAS/DISYUNTIVAS De modo general, identificamos como /égicas ortodoxas/disyuntivas a aquellas que se generan en los procesos de construccién de conocimien- tos al interior de los proyectos de investigacién sustentados en los puntos de vista sobre las ciencias sociales de lo que A.Giddens (1982)"' ha deno- minado “consenso ortodoxo”. Seguin este autor, el mismo se ha caracteri- zado por la influencia de la filosofia positivista como marco ldgico en cuan- to ala constitucién de las ciencias sociales sobre el modelo de las ciencias naturales y, a nivel del método, por la influencia del funcionalismo dada sus 1". Giddens (1982) Proffels and Critiques in social theory; University of Califomia Press; (cap.1; Trad. F. Garcia). Si bien Giddens no lo menciona, ya con anterioridad Richard Bernsteien habla de “cientificos sociales ortodoxos” en el mismo sentido e, incluso, en un andlisis mas profundo de esta tradicién. Ver R. Bersntein (1982) La restructuracién de la teoria social y politica; Fondo de Cultura Econémica; México,D.F. (Original en inglés: 1976) =e conexiones con esa concepcién que implica el tratamiento de “lo social” de modo analogo al de los fenémenos naturales. Estas concepciones de base han hegemonizado un estilo en los proce- sos de investigacion en los que se construyen /égicas disyuntivas con dise- fios que requieren ser pautados previamente con la mayor precision a fin de garantizar todo el proceso. Desde la formulacién del problema a inves- tigar, a partir de relaciones de “variables” c hipétesis a comprobar, se de- ben definir los términos a utilizar a modo de una operatividad empirica. Es decir, la necesidad de realizar una codificacién previa que orienta tanto la recoleccién de la informacién —o “datos’- como su andlisis. Aqui no intentamos mostrarla con un sentido de demonizacién de dicha tradicién, tan generalizada en las polémicas metodoldgicas. Mas bien, pre- tendemos destacar la coherencia que guarda entre determinada concep- cién de lo social, el modo de acceder a su conocimiento y el resultado o producto final al que se llega. En tal sentido, se despliega una ldgica que asegura el proceso de investigacién en modalidades de trabajo que pode- mos referir como disyuntivas’? en tanto se ponen en juego rupturas o sepa- raciones a lo largo de dicho proceso a nivel de diferentes ordenes de cues- tiones. Desde la misma disociacién epistemoldgica entre el sujeto cognos- cente y el objeto de estudio hasta otros supuestos y practicas de la inves- tigacin. Asi, disyunci6n entre teoria y hechos empiricos; entre los momen- tos de recoleccién de la informacién y el andlisis; entre el andlisis y la inter- pretacién. Incluso, la l6gica de pensamiento hipotética-deductiva que, por lo general, es la que prima, también se asienta en niveles de disociaciones si pensamos que no suele generar interacciones o movimientos recursi- vos entre los aspectos aislados en el proceso de construccién de conoci- mientos. Finalmente, la direccionalidad de estos procesos de investigacion liga- da a la busqueda de generalizacién de los resultados desde una concep- cién sustentada en la representatividad estadistica, conduce a la utiliza- cidn prioritaria o Unica de lo que hemos denominado estrategias extensi- vas. Ello también se vincula, como dice E.Morin, a que “el conocimiento cientifico clasico, al privilegiar lo matematizable, no conserva del universo de los fenémenos sino lo que puede ser formalizado y operacionalizado”!? En sintesis, una logica que, mas alla de la coincidencia o no que poda- mos tener con ella, implica una coherencia en la articulacion de los tres ** E, Morin plantea que una cosa es “distinguir” y otra “poner en disyuncién”. Dive. “Asi, distinguimos una forma, un objeto, un ser, sobre un fondo. La disyuncién va mas lejos que la distincién: aisla, por principio, al objeto de su entorno y de su observador (...)” Ver: Edgar Morin (1984) Ciencia con consciencia. Anthropos; Editorial del Hombre; Bar- celona * E.Morin (1984) op.cit. — 33 — érdenes de problemas que hemos enunclado: la concepcidn de lo social que subyace a toda formulacién de interrogantes de investigaci6n; la con- cepcién acerca de cémo conocerlo y, por titimo, la concepcién acerca del tipo de conocimiento al que se llega. LAS LOGICAS COMPLEJAS/DIALECTICAS Intentaremos ahora confrontar con el arilerior esquema el que corres- ponde a lo que entendemos por /égicas complejas/dialécticas para mostrar con mayor claridad como pueden ser parcializadas, reducidas o vulnera- das desde la “otra légica” que, en muchos casos, se introduce aunque se la critique . O sea, a los fines didacticos, mostrar la coherencia interna a cada légica nos permite poner en evidencia y/o advertir acerca de las incoheren- cias en las que, a veces, podemos incurrir por la fuerza que tienen -en nuestra formacion- las légicas que han hegemonizado las practicas de in- Nestigacion. Es lo que ha planteado P. Willis (1980) acerca del “pacto se- creto con el positivismo” que contienen las llamadas “investigaciones cua- ) litativas’'*. Veamos entonces el esquema que supone lo que denominamos /égi- cas complejas/dialécticas. Parten de concebir el mundo social como com- plejo, contradictorio y en permanente movimiento. Reconocer tal compleji- dad supone relacionar distintos niveles y érdenes de mediaciones en los procesos sociales, tal como se ha adelantado en el capitulo anterior. Nive- les socioestructurales, institucionales y cotidianos interactuando en una “dialéctica relacional” (F.Ferrarotti; 1990)'* con las experiencias y las sig- nificaciones que construyen los sujetos en sus nexos de condicionamien- tos objetivos. Por lo tanto, el acceso al conocimiento de tal complejidad requiere de la implementacién de una /égica de investigacién que sea respetuosa de la misma y no que se la proclame para violentarla en la practica, como ocurre en algunas oportunidades. Es decir, una /égica de investigacién que, cohe- rentemente, se despliegue en un proceso dialéctico en el que no se diso- cien las concepciones tedéricas y empiricas en la generacién de conoci- mientos. Una légica que, a su vez, contiene una reflexividad critica de auto objetivacién del mismo proceso en si. ‘4 PWillis (1980) “Notas sobre el Método” en Hall,S (eds.) Culture, media, lenguaje; Londres p.88/95 publicado en Cuadernos de Formacién N° 2 (1985; Trad. G.L6pez)); Red Latinoa- mericana de Investigaciones Cualitativas de la Realidad Escolar; Santiago; Chile. 1© FFerrarotti (1990) La historia y Io cotidiano; Centro Editor de América Latina; Buenos Aires —39.—

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