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CAD, DOCUMENTOS, MC, ABRIL 2011

ANÁLISIS DE LA PROPUESTA

“UNIDAD DE LA IZQUIERDA CONSECUENTE

ASAMBLEA DE IZQUIERDA”

COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA


ABRIL DE 2011
CAD, DOCUMENTOS, MC, ABRIL 2011

ANÁLISIS DE LA PROPUESTA
“UNIDAD DE LA IZQUIERDA CONSECUENTE
ASAMBLEA DE IZQUIERDA”

“Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes”
Albert Einstein

Hemos recibido el documento “Unidad de la Izquierda Consecuente – Asamblea de


Izquierda”, en que diversas organizaciones políticas plantean aspectos de una
futura instanciación unitaria.

Antes que todo, decir que nos parece positivo que en tiempos de tanta
fragmentación de la izquierda (de la más consciente) surjan instancias unitarias
como ésta que comentamos. Tal apreciación general de la iniciativa no obsta para
que podamos indicar nuestros puntos de vista respecto de lo que específicamente
se ha planteado en su propuesta. Lo haremos en un ánimo fraternalmente crítico,
en los casos en que interese para el avance y potenciación de la organización y la
lucha de los explotados de nuestro país.

1.- SU ESTRATEGIA:
¿QUIENÉS SON?
Los autores del documento abren los fuegos señalando que éste tiene la finalidad
de “concordar los elementos básicos del proceso de unidad de diferentes
organizaciones”. Extraño comienzo, pues a todas luces éstas orgánicas lograrán la
anhelada unidad merced a un proceso unitario, en la práctica político-ideológica
concreta, y no anteponiéndose para ello una especie de “tablas de la ley”, que
pueda ser que terminen rompiendo, emulando al viejo Moisés, si no es que se
reducen sus integrantes a los mandamientos del caso (qué decir del chúcaro
“conjunto de las organizaciones sociales y políticas”). En cristalino castizo: la
Unidad no se decreta, se construye.

Se agradece a los que están detrás de ésta propuesta, el que dentro de los
objetivos estratégicos de su proyecto no se planteen la lucha contra un inexistente
„neoliberalismo‟, entelequia ésta de tanta estima entre los que en sus análisis
escamotean la verdadera sustancia del desarrollo imperialista actual, en una actitud
irreflexiva y peligrosa en su contenido y alcances.

El argumento que se utiliza en este punto de la propuesta, en relación a que con la


creación del instrumento político unitario se acabará con la “marginalidad política”,
debe ser tomado con pinzas. Un ejemplo de donde se puede ir a parar con eso de
„desmarginalizarse‟, lo podemos ver en la práctica actual del PC, que durante
muchos años bregó por “romper con la exclusión” y cuya flagrante capitulación
muestra los costos de „incluirse‟ en el sistema de dominación. Con esto, queremos
decir que se requiere de una nítida definición de hacia dónde „desmarginarse‟: sí
hacia el interior del movimiento popular, donde construimos Poder Popular e
impulsamos la lucha en todos los terrenos, o hacia el pantano de la democracia de
baja intensidad imperante, donde „incluirse‟ implica el costo de bajar las banderas
de la movilización y organización más ofensivas. De esa manera, aun considerando
todo lo difícil que puedan ser hoy las “condiciones existentes”, debemos ir de frente
y con honestidad sí es que queremos el reconocimiento de los convidados a revertir
la actual correlación de fuerzas y transformarnos en reales catalizadores del cambio
social.

Un efectivo proceso unitario de los revolucionarios, al que adscribimos, tiene una


relación dialéctica con la propuesta histórica que se va creando a la par,
nutriéndose ésta de la práctica concreta de cada generación de combatientes,
construyendo y reconstruyendo sobre lo ya obrado, oponiéndose a la solución de
continuidad y al olvido que los poderosos pretenden imponer en el devenir de la
práctica de los pueblos y de sus luchadores más consecuentes. No obstante,
creemos que lo que realmente fortalece aquel proyecto histórico, que portará la
organización revolucionaria, es el traspaso entre las diversas generaciones
comprometidas de experiencias y conceptualizaciones que efectivamente
enriquezcan el pensamiento y la práctica del movimiento popular. De lo
anteriormente dicho, nos parece que, siendo correcto en su orientación, falta
aclarar el párrafo de la propuesta en el cual se señala que no se deben “repetir los
errores cometidos”, ello en el sentido de qué es lo que consideran sus autores como
“errores cometidos”, porque si entre estos existen insuficiencias o reveses en la
implementación de políticas más ofensivas, llevadas a cabo por algunos
consecuentes destacamentos revolucionarios, entonces se daría pie a justificar el
avance por los trillados caminos del reformismo, del cretinismo electoral, de la
colaboración de clases y otras lacras, todas las cuales han retrasado tanto la
constitución del Bloque Social Fundamental, sujeto de la Revolución.

El concepto de “igualdad de oportunidades”, inscrito en la propuesta, se encuentra


muy en boga en estos días. Se corresponde con el discurso capitalista más rancio,
ese de von Mises, de la Escuela de Negocios de la Chicago University y los siempre
oportunos aportes de la Mont Pelerin Society, los que plantean que las
oportunidades preexisten y que la organización social debe ponerlas en un cierto
orden para que puedan ser alcanzadas por las personas, las cuales, a su vez, se
pueden dotar de un adecuado (otra entelequia) „capital humano‟ para tal fin. Es
decir, se obvia que lo realmente preexistente es la desigualdad social, la que
predetermina la totalidad de mi ser social y el conjunto de las relaciones sociales de
mi formación, evidenciándose entonces la falsedad lastimosa de poder alcanzar
todos las oportunidades que se encuentran por allí, ocultas cuales huevitos de la
pascua de resurrección.

Sobre el Socialismo al que aspiramos, y parafraseando al Ché, valga decir que


tampoco llegará por la acción de meras luchas callejeras de piedras contra gases
lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas, ni siquiera por la destrucción del
andamiaje represivo del enemigo de clase. El Socialismo, estamos convencidos de
ello, se construye desde el presente, en una lucha que será larga y cruenta, y que
está jalonada de combates en todos los terrenos. De todo ello debemos advertir al
pueblo y a los trabajadores.

¿DÓNDE ACTUAN?
Resulta que los autores de la propuesta se encuentran en medio de una especie de
infierno del Dante, donde sólo falta esperar que el sistema capitalista mundial
(SCM) caiga por el peso de una “crisis de tal envergadura que nadie puede predecir
su intensidad y duración”.

Lamentablemente, la dura realidad sólo evidencia „crisis‟ para los de abajo y


muchas ganancias para los de arriba, verificándose una contradicción dialéctica
entre ambas partes, con un desarrollo histórico desigual y combinado.

Para el primer caso, les invitamos a observar los datos que reflejan la crítica
realidad de los más pobres del mundo y de cada formación, en palabras del PNUD,
en:
http://hdr.undp.org/es/estadisticas/

Para el segundo caso, les invitamos a ver las generosas y nada de „críticas‟
ganancias de las 500 mayores corporaciones transnacionales, en:
http://money.cnn.com/magazines/fortune/global500/2010/full_list/

Para los que utilizamos el método marxista de análisis, sabemos que existe una
relación dialéctica entre las partes de esa contradicción. Por el carácter ampliado
del MPC en el conjunto del SCM, y debido a su brillante desempeño en su
adscripción total y temprana a la etapa actual de transición imperialista, a la que
las clases dominantes lo han volcado, Chile no escapa a esa contradicción y, así,
tenemos que en nuestra tierra 500 mil personas tienen el mismo ingreso que 10
millones de ciudadanos. Pero, ¡Oh cosa curiosa!, ello no significa que la revolución
esté a la orden del día ni se vea una convulsión y una crisis insoportable por
doquier.

En pocas palabras, no basta con la „política de la cuchara‟ para hacer la revolución,


puesto que el gran componente que impide pasar de la realidad objetiva a la
práctica política, del hambre y la „crisis‟ a la organización y a la lucha resuelta, se
llama Ideología y tal parece que los agoreros del fin-por-sí-mismo del capitalismo
no saben que en esa esfera nuestros enemigos de clase ya lograron penetrar, y
profundamente, en las mentes y corazones de los llamados a conformar las huestes
del gran movimiento popular. De tal manera, hoy los integrantes de la clase
trabajadora prefieren ir al mall con los cabros chicos y no asistir a la reunión del
sindicato o de la junta de vecinos; prefieren obtener el plasma más grande, pero no
para observar programas culturales, no, no, sino macana farandulera y mucho
futbol, tratando de hartarse de un ocio siempre creciente; se ha extendido una
franca despolitización de toda conversación, pública o privada, que cualquier
trabajador sostenga; las movilizaciones sociales y políticas se ven cada vez más
como pataleos de unos pocos idealistas o de contumaces rebeldes, las cuales no
deben contaminarnos.
Luego de vaciarse el sentido crítico y los atisbos de instinto de clase de las mentes
de los trabajadores y del pueblo en general, merced a dos grandes derrotas del
movimiento popular y revolucionario chileno (1973 y 1986), a la represión general
y específica de la larga pesadilla dictatorial y a los denodados esfuerzos para
proseguir la domesticación por la „buena‟, de parte de la cáfila de la Concertación,
astutamente el gran capital y sus áulicos les viene a ofrecer en su lugar un
sucedáneo: el Consumismo, el que se ha elevado a la categoría de religión,
proporcionando a sus cultores estatus y algún sentido de vida, merced a cómodas
cuotas mensuales. Mediante éste último recurso, el capital financiero-comercial
obtiene suculentas ganancias y, de paso, ata el presente y futuro de los
„consumidores‟ a su capacidad de poder cancelar las indexadas cuotas, obligándose
a trabajar (y dejarse explotar hasta por favor) para poder cumplir a fin de mes con
los pagos en las renovadas „pulperías‟. Sin que mistifiquemos en extremo las
posibilidades de los sectores dominantes, y sin que hayamos expresado aquí todos
los factores implicados en el fenómeno, una de las consecuencias políticas
esperables de lo expuesto es el hecho que, como no ocurría en las urnas hace más
de medio siglo, en las últimas elecciones presidenciales resultara electo un gobierno
de derecha.

Esta es la verdadera CRISIS a la que los revolucionarios nos debemos enfrentar hoy
en Chile: tratar de lidiar con el enemigo que se nos ha adentrado en nuestras
líneas, en las mentes de los potenciales integrantes del mítico movimiento popular.
Es una ingente tarea ésta la de llevar el enfrentamiento al nivel ideológico,
obligándonos ello, como nunca antes en nuestra historia política, a ser cada día
más y mejores ideólogos del cambio social más profundo. Debemos esforzarnos en
tratar de recuperar el sentido crítico de los explotados, de dar mayor consistencia
en estos a las orientaciones y al sentido de clase, politizando toda lucha por
demandas inmediatas y apoyándonos en aquellos sectores más conscientes del
campo popular, para luego irradiar la lucha y la organización al resto del pueblo.

Esta crisis ideológica actual de nuestro pueblo, que también lo es política y social,
pero que debe ser atendida ella la primera, debe ser aún mejor contrastada con los
profundos cambios que implica la actual etapa capitalista de transición hacia una
segunda fase imperialista, la etapa de predominio del capital monopólico
transnacional, al que se adscribe, dependientemente, el capital monopólico interno.

Por todo lo anteriormente expuesto, sería muy apreciable que los autores de la
propuesta aclarasen cual es el ámbito y el sentido que dan a la “crisis” que ellos
dicen constatar en la actualidad, con el objeto de poder conocer adónde apuntará la
centralidad de sus esfuerzos, qué prácticas políticas priorizarán, qué formas
organizativas prevén para la consecución de sus objetivos, etc. Lo que nosotros
observamos en su propuesta, es una definición del momento político muy
inconsistente, basando su decurso en la resolución de una vaga crisis del
capitalismo, que se pueden esperar muy bien sentados que nunca ocurra.
2.- SU CENTRALIDAD TÁCTICO-ESTRATÉGICA
Si bien no se debe esperar a la toma del Palacio de Invierno para levantar una
propuesta de la izquierda consecuente, tampoco ello se debe desechar.

En este punto, nuevamente se inscribe lo de la necesidad de salir de “nuestra


marginalidad”, abriéndonos para ello a “acuerdos más amplios”. Se trataría de
sumar más pueblo, cómo si ello nunca hubiese sido una motivación entre los que
luchamos por el Socialismo.

Luego, los autores realizan un ejercicio estadístico, cuantificando al pueblo


trabajador, a los cesantes y a los jóvenes, no quedando claro sí se exponen todos
esos ítems para afirmar que sus integrantes automáticamente habrán de ser
contabilizados en las huestes del movimiento popular o para hacer una
aproximación a las necesidades inmediatas de ellos. Sí fuera esto último, cabe
destacar que el mero funcionalismo, o el estructuralismo primigenio, no bastan para
determinar las aspiraciones y las necesidades que den paso a la elaboración de una
estrategia de poder.

3.- VISIÓN DEL PODER POPULAR Y DE LA INCIDENCIA EN LA COYUNTURA


En la propuesta, se pasa desde una iniciativa unitaria, Asamblea de Izquierda, a los
espacios más amplios de contacto con el conjunto del pueblo, Asambleas Populares,
sin aclarar su relación tempo-espacial ni su materialidad.

Se concibe allí al Poder Popular como una especie de momentos unitarios aislados,
dispersos en diversos niveles, pero dentro de los cuales, en un proceso que no
disimula un pedestre mecanicismo, esas instancias se pueden coaligar y dar origen
al siguiente escalón, apareciendo de pronto un “poder popular a escala nacional”.

No se explícita, en ésta parte del documento, cómo poder resolver la inexistencia


de ligazón entre lo social y lo político, porque se omite que quien orgánica y
políticamente lo puede realizar es una partido, una vanguardia política. Lo harán
más abajo, pero sin relación con la necesidad de que encarne el “proyecto nacional
revolucionario”, el que en ésta parte sí que los autores mencionan.

4.- SU ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y LA ASAMBLEA DE IZQUIERDA


En este espacio del texto, se habla del imperativo de contar con una izquierda
unida, anti-sistémica. Sin embargo, como dijimos antes, ya no se habla del
proyecto nacional revolucionario como el Sur y eje ordenador del instrumento
organizativo, de ésta Asamblea de Izquierda. Nos preguntamos entonces: ¿Qué
pasó con esa relación tan fundamental para un proyecto revolucionario que se
precie?
5.- ELECTORALISMO; A VECES BUENO, A VECES MALO
En este punto, primero se afirma, correctamente, la imposibilidad de poder
competir con el duopolio oficial, en una cancha y con unas reglas que fueron
diseñados sólo para dos competidores. Pero, luego, las cosas se matizan y ya no es
tan así.

De ser un escenario en donde sí llegamos a participar legitimamos la explotación y


la dominación a que nos someten los ricos, las elecciones pasan a ser, por arte de
birlibirloque, “un escenario de lucha que habrá que dar”, una batalla en la cual todo
puede caber: la organización popular, encarnizadas luchas y movilizaciones de
masas. Esto es, al menos, ridículo y demuestra un análisis forzado al extremo.

Si el movimiento popular logró en su momento llevar a Allende al gobierno, ello


ocurrió en unas condiciones ya difíciles y excepcionales, las que han cambiado
drástica y dramáticamente, tanto con la imposición de la dictadura militar como
después. No comprender ello a cabalidad es, o no haber aprendido nada en dos o
tres generaciones, o ser dementes y repetir las tácticas de antaño, esperando
diferentes resultados. No captar las diferencias cualitativas en la sustancialidad de
las formas de gobierno anterior y actual, es pecar de ignorancia supina y de abulia
cognitiva, toda vez que no se toma nota de cuánto ha aprendido y avanzado en sus
formas de dominación nuestro enemigo de clase. En realidad, lo que en este punto
se pretende pasar de contrabando, casi puerilmente diríamos, es el consabido
cretinismo electoral, que aún arranca suspiros entre algunos en la izquierda
inquieta.

Cuento muy diferente es participar de todas las elecciones que se dan al interior de
las organizaciones naturales, en los diversos sectores sociales y frentes, buscando
elevar el nivel de la discusión y politizando todas las demandas.

Sería interesante saber si los autores de la propuesta buscan, vía el electoralismo y


sus prácticas implícitas, ocupar el espacio que el reformismo tradicional dejara, con
ocasión de su nuevo rol de comparsa de la Concertación, o sólo desean ocupar
cargos de representación que brinden mayor estatus y bienestar.

6.- SU ASAMBLEA DE IZQUIERDA


Sobre el punto, seguramente los integrantes de su organización Metropolitana
reclamarán que no están bien representados y que, en la práctica, no puede ser
que equivalgan lo mismo que regiones con la mitad o un tercio de la población que
ellos representan.

Los pasos que se exponen en la propuesta, en cuanto a la maduración organizativa


de la Asamblea, nos demuestran que, antes que una instancia unitaria, lo que los
autores pretenden llevar a cabo es una típica federación de orgánicas, las que
seguramente permanecerán unidas todo el tiempo que sus tácticas coincidan,
teniendo como principal incentivo la participación en las coyunturas electorales del
sistema de dominación, allí donde crean poder obtener algún cargo de
representación.
7.- SUS TAREAS INMEDIATAS
Son todas tareas que no podrán ser resueltas más que en el contexto de la creación
de un verdadero contrapoder del pueblo, el que en su maduración parirá una
vanguardia política consecuente. En este instrumento cristalizarán y se logrará
integrar a todos los factores de la lucha, para darles la necesaria continuidad
estratégica hasta la victoria. Esta vanguardia, que no reemplaza al gigante popular,
se va a forjar al calor de los combates en todos los ámbitos y niveles de la lucha de
clases, no estando atada a ninguna apriorística rémora del pasado; es decir, alejada
del nefasto reformismo, de la impenitente vacilación, de la colaboración de clases y
de todo lo que impida el despliegue del Poder Popular y la construcción del
Socialismo.

Desde esta perspectiva, y en bien de la salud de ese movimiento emancipador, nos


parece vital evitar la aparición de una especie de "Neoreformismo". Decimos esto,
pues notamos con intranquilidad que en el documento analizado se constatan
ciertas categorías y el recurso a ciertas prácticas del más reconocido e inveterado
reformismo, de las cuales, supuestamente, muchos allí en la proyectada Asamblea
de Izquierda dicen abjurar y otros abominar.

Mientras no se resuelvan las dudas y críticas que hacemos a la propuesta de los


compañeros de la Asamblea, para lo cual sería menester un gran proceso de
discusión al interior de la izquierda consciente y que por supuesto alentamos, el
CAD se mantendrá en su actual empeño de construcción unitaria de fuerza social al
interior del Comando por los Derechos Sociales y Populares, instancia en donde
contribuimos leal y consecuentemente en pos del cambio social más profundo en
Chile.

¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!

COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA


Abril 17 de abril de 2011

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