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ApEMAS DE LOS DERRAMAMIENTOS DE SANGRE, podemos
afirmar que la otra gran constante en la historia de México
es la mentira. Existird alguna relacién entre estas dos in-
clinaciones de los mexicanos? Es preciso que veamos de
frente y sin prejuicios nuestro pasado. La falta de una
buena memoria esté ligada a la falta de una verdadera
ciudadania: serd el conocimiento de nuestro pasado lo que
nos ayudard a conformar una verdadera conciencia critica
y un horizonte promisorio hacia el cual dirigirnos.
Los perversos mitos que difunde la historia oficial no
deben impedirnos configurar una imagen justa de noso-
tros mismos, una imagen clara que enaltezca y destaque
nuestra inteligencia y nuestra dignidad; pero es preciso
que descorramos esos velos funestos que, en su empefio
por hacer duradero el dominio de uno u otro grupo poli-
tico, la historia oficial ha difundido irresponsablemente.
Sila verdad nos haré libres, vayamos, sin tardanza alguna,
a su encuentro.
Francisco Martin MorenoLA VIRGEN
DE GUADALUPE EXISTE
EN DICIEMBRE DE CADA ANO millones de mexicanos se
martirizan para rendir pleitesia a la patrona de México:
algunos se hieren el cuerpo, otros caminan hasta el desfa-
llecimiento y ottos més avanzan de rodillas, a lo largo de
la Calzada de los Misterios o frente al altar, con la espe-
ranza de que sus problemas se resuelvan. Los peregrinos
Ilegan de muchos lugares: la mayoria han caminado desde
los tincones més remotos del pais, otros proceden de los
Estados Unidos o de Centroameérica. Los peregrinos llevan
de la mano a sus parientes enfermos -tal vez incurables-,
4 sus hijos, 0 incluso a sus animales, para que sean bende-
cidos. Y mientras esto ocurre algunos artistas ~aprove-
la ocasién—incrementan su popularidad canténdole
itas” a la Guadalupana.
peregrinos se gastan lo que no tienen durante el
‘erminan de empobrecerse cuando depositan en los
las monedas que ganaron sudando sangre. Las arcas
‘a basilica reciben toneladas de monedas, billetes de
las denominaciones, la mayoria extraidos de un des-——E——————
100 MITOS DE LA HISTORIA DE MEXICO
gastadisimo paliacate, y hasta cheques con olor a lavanda
inglesa. El destino de estas sumas de dinero siempre ha
sido incierto, aunque la vida de los abades de la basilica,
por lo general, ha distado mucho del ideal franciscano,
que exige votos de pobreza, de castidad y de humildad
(Gero quign los practica hoy en dia, sobre todo el de la
castidad?)
Oficialmente, la virgen de Guadalupe merece esta
veneracién y ms: ella guié al cura Miguel Hidalgo en su
lucha por la libertad, también le dio nombre al plan que
enarbolé Venustiano Carranza en contra de Victoriano
Huerta y bendijo la lucha zapatista;asimismo, se dice, ella
ha realizado un sinnéimero de milagros en favor de sus
fieles devotos... Sin embargo, los mexicanos -en este y en
otros casos~ en realidad sélo se arrodillan ante un mito
que es necesario develar.
LOS PROTAGONISTAS: LA PRIMERA MENTIRA
‘Adentrémonos por un momento en la historia oficial del
aparicionismo. En el Nican mopobua-el documento mas
importante del mito guadalupano~ se afirma que en di-
ciembre de 1531 la virgen se le revel6 a Juan Diego, y que
le encomendé encontrarse con fray Juan de Zumérraga
para que el entonces obispo ordenara la construccién de
su “casita sagrada’. La crénica de los hechos también nos
dice que el sacerdote no le creyé a Juan Diego y que le
exigié una prueba de sus dichos; as, unos dias después el
indigena volvié a presentarse ante Zumérraga y desplegé
su ayate, de donde cayeron cientos de rosas, dejando ver
Ja imagen que la divinidad habfa pintado en la burda telaLA VIRGEN DE GUADALUPE EXISTE
El milagro se habfa realizado y la aparicién de la virgen se
convirtié en una verdad a toda prueba.
Hasta aqui pareceria que no hay falsedad, pero un
anilisis hist6rico de estos hechos revela cuando menos dos
graves mentiras: Zumédrraga, uno de los clérigos que es-
tuvo a punto de perder su cargo por asesinar indigenas,
aunca creyé en la aparicién ni dejé prueba de ella, pues
en su Regla cristiana, libro que publicé diecistis afios des-
pués de los hechos narrados en el Nican mopohua escribié
algunas palabras que ponen en entredicho el milagro del
Tepeyac: “Por qué ya no ocurren milagros? [...] porque
piensa el Redentor del mundo que ya no son menester”.
Si fray Juan de Zumédrraga hubiera atestiguado la apa-
ricién guadalupana -un milagro mds allé de todas las
suspicacias no habria afirmado que “ya no ocurren mila-
gros" y habria dedicado muchas paginas a la defensa de la
aparicién, algo que nunca hizo. Zumérraga, a pesar de los
afanes de la alta jerarqufa catélica, deseosa de exterminar
2 las deidades precolombinas, queda descartado como
protagonista de los hechos: é1 mismo negé la existencia de
Jos milagros y nunca escribié una sola palabra sobre la
Guadalupana.
Pasemos a la segunda mentira: si el Nican mopobua dice
la verdad, Juan Diego sf existié y su tilma prueba el mila-
gro. Sin embargo, durante més de tres siglos los historia-
dores guadalupanos no han logrado ponerse de acuerdo en
tres hechos cruciales: 1) dénde nacié este indigena, pues el
lugar de su alumbramiento se lo han disputado Cuautitlén,
San Juanico, Tulpetlac y Tlatelolco, 2) cuando nacié, pues
nunca se ha encontrado su fe de bautizo ni tampoco un
solo documento contempordneo que dé cuenta de él, y 3)
si en verdad existié el personaje, pues en 1982 Sandro Co-100 MITOS DE LA HISTORIA DE MEXICO
rradinni, el relator de la Congregacién para la Causa de los
Santos, sostuvo que: “de Juan Diego no hay nada. La vir-
gen de Guadalupe es un mito con el que los franciscanos
evangelizaron a México. Juan Diego no existié” (revista
Proceso im. 699). Contra lo que podria suponerse, las
dudas sobre la existencia de Juan Diego no fueron presen-
tadas s6lo por la Congregacién para la Causa de los Santos:
en la propia basilica, monsefior Schulemburg se opuso a la
canonizacién del indigena con un argumento que fue muy
criticado: se podia ser guadalupano sin creer en la aparicién
ni en la existencia de Juan Diego. Aunque la opinién de
Schulemburg —