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Ea acolén de comod Sobre I sccién pian la contearia fa'y tn contraria Sobre ta aceién de peculio Sobre exc fa geen de pesto ee anal abre In accién de provecho obtenido Sobre la aseién de Io que se hizo con Tit: I: El senadoconeulto Veleyano las compensaciones La acca de depésito y 1a eontraria La acco de mandsto y la contraria La acelén de socio ‘es i : Sobre Ia contretaciin de compra, sre los pacios eoncertades entre comprar y vendedan sobre aa corer Que Ro Puede 2: Sobre Sobre a i Sobre oe icin ¥ 1a venta de aseiones 1: 5 Sonre ‘venia y sobre eudndo et Ucito desitir mt & Se "de a oes “vendias mH % Sot & jos con obligacién de exporiarisa, sobre la venta de un eselavo para que sea 0 no sea manumitide LIBRO 18 El Emperador César Flavio Justiniano, pio, afortunado, tnclito, vencedor y triunfador, siempre Augusto, saluda a su cuestor Triboniano, Por la gracia de Dios, gobernando Nos este impetio que Nos encomend6 Ia Majestad del Cielo, no séio terminamos felizmente las guerras, sino que hemos ennoblecido la paz y consolidedo Ia repiiblica. Suplicando, pues, la proteccién de Dios Omnipotente, no confiaremos en Nuestras armas, ni en Nuestros solda- dos, ni en Nuestros generales, ai en Nuestro propio talento, sino que pondremos toda Nuestra esperanza en la, providencia de Ia Santisima Trinidad, de Ia que procedieron los fundamentos del mundo entero y surgié el orden del orbe ter Gueo, (1) Como nada hay més digno de atencién, entre todas las cosas, que la fsutotidad de las leyes, por la cual se pone en orden lo divino y humano, y se evita toda injusticia, viendo Nos el caudal de todas las leyes, desde la fundacién de Roma y los tiempos de Rémulo, tan difuso que no tenia limites, y no he tapacidad humena que pucieta abarcarlo, fue Nuestra primera atencién empezar por los principes sacratisimos antecesores Nuestros, enmen- seunidas en un «Cédigo» y Jos hombres una pronta gat concentreda toda del derecho, recopil do y enmendando toda la Romana vigente, » publicando en volumen los libros dispersos de tantos autores, lo que nadie se habia esperar ni aun desear, pero Nos parecia cosa stmamente le, Elevando, sin embargo, Nuestras manos al Ciclo, ‘del Etemo, emprendimos también aquella obra, confiando en Dios, cuya tencia puede realizar y consumar lo més desesperado, (3) Acudimos tentonces al incomparable servicio de tu lealtad, te confiames principalmente esta ‘obra, pues Nos habfas probado tu talento al componer nuestro «Ci imos que cligieras como colaboradores en el trabsjo a los que quisieres os més doctos profesores o los més preclaros abogados en el foro de sublime capital. Una vez elegidos, presentados en Nuestro Palacio y_ aprobs por Nos merced 2 tu recomendacién, te dimos permiso de emprender tod obra, siempre que todo se Hlevara a cabo bajo tu muy diligente direcciSn, (4) ponemos, pues, que Iefis Ios libros sobre derecho Romano de aquellos antiguos pprudentes a los que los sacratfsimos principes dieron autoridad para redactar ¢ interpretar las leyes, y los depuréis, de modo que toda 1x materia se tome de 15 ‘A ellos, y, en Ia medida de lo posible, sin dejar repeticiones ni contradicciones, pero tomando de ellos Jo que valga una vez por todas, porque también hay otros autores que esctibieron libros sobre derecho, cuyas obras, sin embargo, no fueron citadas ni usadas por nadie, ni tampoco Nos vamos a molestarnos en dar vigencia 4 sus libros. (5) Cuando’ esta materia, por Nuestra excelsa liberalidad, haya wedado recogida, debe ordenarse con proporciones perfectas y consagratse como inv 1do con toda Ja doctrina ivididos en titulos, siguiendo el orden de nuestro «Cédigor de constituciones asf como el del Edicto Perpetuo, en la medida en que 9 parezca conveniente, de manera que neda quede elvidado fuera de Ia mencio- nada compilacién, sino que todo el derecho antiguo, acumulado di fi ieado ahora por Nos, quede en estos cin dejar nada fuera, gozando de Ia misma dignided todos los autores de derecho, sin respetar preferencia de ninguno, ya que resultan jotes © peotes unos en unas cosas y otros en otras, y no todos en todas no juzguéis que es mejor y mAs justo lo que dice la mayorfa de los autores, inién de uno, incluso menos bueno, puede superar en algtin caso ‘aun mejores. Por ello, las notas de Ulpiano, Paulo y Marciano iNO, que antes no valfan, por consideracién al famoso Papiniano, sin més, sino que, si veis que son necesarias como comple ién de las obtas del superior ingenio de Papiniano, no debéis lar en agregarlas con fuerza de ley, de modo que todos los prudentes que n en este cédigo tengan Ia misma autoridad que si sus escritos procedie- constituciones imperiales y hubiesen sido proferidos por Nuestros excel- con razén los hacemos todos Nuestros, pues Nos les impartimos toda id que ostentan, ya que cotrige'lo menos acertado de otro es més digno de alabanza que quien acierta la primera vez. (7) Y queremos que atencién, cuando encontréis en los antiguos Ibros algo menos sno, 0 superfluo 0 menos perfecto, en completar xfecto, evitando la presentat todo el trabajo con la forma y proparciéa més acabadas; tampoco que, si halléis en las leyes y constituciones de antafio que cos alguna cosa incorrectamente copiada, Jo y pongdis en debida manera, de suerte que se considere como autén- tico y més perfecto y como redaccién’ genuina lo que vosotros digéis y pongéis en gar, y que nadie se atreva a discutirlo como copia falsa por el cotejo 1 edicién antigua, Teniendo en cuenta que todo el derecho y toda la potestad del pueblo Romano se transfitié a la del emperador en virtud de Ja antigua ley que se lama ‘CONST. OMNE Tl, EL Emperador César Flavio Justiniano Alaménico, Gotico, ,, Antico, Alénico, Vandélico, Africana, plo, afortunedo, ifador siempre Augusto, saluda a Tedjilo, Dorcteo, Teodoro, Isidoro, » olio, Taleleo y Cratino, inio, Nuestra repiblica tiene ya depurado y ordenado todo su derecho vigente, tanto en los cuatro libros de las «Instituciones» o «Elementos» como én cincuenta del «Digesto» 0 «Pendectas», co i doce , Nos hemos estimado que deblamos haceros el presente discutso imperial con el fin principal de que tanto vuestra prudencia como los ottos profesores que se dediquen en el futuro a ese magisterio puedan recotrer la excelsa via de Ja ciencis del derecho observando nuestras directrices, ia fuera de duda Ja necesidad de que Jas «Instituciones» ocupen el an todo el curso de estudios, pues procuran los primeros pasos iencia, De los cincuenta libros de nuestro «Digesto» pongamos que bastan ‘reinta y seis, tanto para yuestras leccfones como para la formecién de Jp juventad, pero Nos parece oportuno explicar el orden de los mismos y el méto- do que debe seguirse, recordando al mismo tiempo las materias que antes dabais y mostrando la ventaja de Nuestra nueva compilacién, y los tiempos , de modo que nada de esta enseflanza quede sin dar. como también sabe vuestra prudencia, de toda fa multitud Teyes que lenaba hasta dos mil libros, y haste tres millones de Lineas, los alumnos ofan cxplicar a sus maestros tan s6lo seis libros, y avn poco claros ¥ (que taras veces contenfan derecho de utilidad, y los otros o babfan cafdo en desuso 0 eran inaccesibles para todos. Entre estos seis libros estabon las «Institu- ciones» de nuestro Gayo y cuatro libros sueltos: uno, sobre la antigua dote; otro, sobre las tutelas; el tercero y el euarto, sobre los testamentos y 16s Iegados; pero no los estudiabsn por entero, sino que se saltaban muchas partes como superflues. Y se daban estas obras en las explica- siones de primer afio, no segin el orden del Edicto Perpetuo, sino a troz0s y todo revuelto, mezclando Io stil con la icando a esto iltimo Ia ‘mayor parte del curso. En el segundo afio se dabe, invit to a las monografias antetiozes>, la primera parte del cuerpo legal, exceptuando ciertos titulos, siendo absurdo explicar después de las «Inst distinta de la que va primero cn el cuerpo legal y habia mereci ‘Tras esas lecciones (que no eran seguidas sino fregmentatias, y que resultaban 6 CONST. OMNEM, fen gtan parte initiles), se daban los otros tanto de equella parte del cenerpo legal que sc llama «Sobre los juicios» (también aqui sin continuidad, redaciendo 1a explicacién a las pocas cosas de utilidad, como si todo el resto del iderard fi ue se lama «Sobre las cosssr, los muchas partes inaccesibles juiciosy no se habla dado en el segundo afio, segiin se hubiera dado uno y otro volumen, y se abria a los estudiantes el paso al muy sublime Pepiniano y a sus «Respucstas»; de dicha coleccién de «Respuestes», que com- prendia diez y nueve libros, se daban tan sélo ocho, y aun no se daba toda Ia obra, sino poco y muy abreviado de aquella extensa y muy amplia matetia, como para que terminaran con el deseo de saber més de aquello. Después de explicar s610 esto los profesores, los alumnos estudiaban por s{ mismos las toda Ie antigua jurisprad lo que se estudiaba, encontr al fin de cuentas, de tan inmensa masa de libros legales, apenas tenian nocién los alumnos de unas sesenta mil lineas, dando todo el resto desechado y desconocido, que se lefa tan sélo en una mi parte cuando lo exiga la préctica judicial o cuando vosotros mismos, los meestros apresurabais a leer algo de esos libros para saber algo més que vues- to los tesoros del derecho « los que deseen cono- cerlos, para que, distribufdos como mejor parezea a vuestra prudencia, leguen vvuestros discfpulos a ser disertisimos en las leyes. Que estudien en el primer afio uestras «Instituciones», seleccionadas de todas las antiguas colecciones de «Insti- tuciones» y canalizadas desde todas las fuentes turbias a un limpido estanque, gracias, tanto a su magnificencia el maestro Triboniano, excuestor de Nuestro imperial pelacio y exeénsal, como a dos de vosotros, a saber, Teéfilo y Doroteo, locuentisimos profesores. ¥ en lo que queda del primer afio, extablecemos que se dé, siguiendo el mejor orden, Ja primera parte del cuespo legal, que se lama «Protas en Griego, que no sigue a otra ninguna, pues Jo que va primero: no puede tener nada més delante, Decretamos que sea éste el comienzo y el fin del estudio del primer afio, a cayos alumnos no queremos que ee Jes lame 0 i volo como ridiculo mote de , sino que se les llame «j6venes Justinianoss, y asi decimos que se observe siempre, para que los que aun incultos aspiren al estudio de las leyes, y quieran recibir las ‘ensefianzas del primer affo, merezcan nuestro nombre, pues #e les debe dar desde cl primer momento el primer libro que se publicé con Nuestra autoridad; si antes fenfan un nombre digno de Ja antigua confasién del cuerpo legsl, como hoy se presta éste ficilmente a sus inteligencias con evidencia y claridad, ha parecido Recesatio que ostentasen también un nuevo nombre. (3) En el segundo ao, dorante el cual se fes ponfa antes el nombre de «edictales» (que aprobamos), establecemos que se den los siete libros «Sobre Jos juicios» 0 los ocho «Sobre 19. CONST. OMNEM las cosasm, segdin Jo permita en cada caso Ia duracién del curso, que preceptuamos se observe sin alteracién. Peto que se d libros «Sobre los juicios» 0 @Sobre las cosas» enteros y por su orden, sin dejer nada de Jo que contienen, pues todo ha quedado depurado con nuevo esmero, no pudiéndose encontrar 08 nada inttil ni caldo en desvso. Quecemos también que a uno esto es, «Sobre los juicioss y «Sobre las cosas», se agteguen en este segundo afio 8 sueltos que hemos extractado completa de catorce libros: de Ia coleccién en tres voldimenes que redactamos sobre las dotes, un libro extractado; de los dos sobre tuteles y cura. telas, otro; otro del doble volumen sobre los testamentos; y de los siete libros so- dos, fideicomisos y materias pertinentes, también otro solo, Establecemos, pues, que sdlo les dels estos cuatro libros, que estén pucstos los primeros de Jos mencionados tratados_monogréficos, dejando los otros diez para momento pues ni es posible, ni lo petmite la daracién del segundo afio, una magistral de estos catorce libros. (4) Luego, Ia ensefiauza del tercet ir un orden tal que, segtin toque alternativamente en suerte, @ gerantia por evicciéa>; en efecto, como quiera que las disposiciones legales sobre as ‘conpraventas apatecen en los libros «Sobre les cosasy y estos otros rineipios gue hemos dicho se colocaron en Ja wtima parte del antiguo Edicto, ubimos de ttasladerlos-neveseriamente a otro lugar antetior, con el fin de que no se separen ya més de Ia vecindad con las ventas, de las que son como acceso- Y habiendo establecido que estos tres libros se den doctrina del muy agudo Papiniano, cayos voliimenes lefen los diantes en ol tercer afo, y no de toda la obra, sino también estudiando aqui, fe muchas, unas pocas cosas sin orden, ahora cl excelente Papiniano se ce al estudio brillando en su tenor auténtico a lo largo de toda ta compile- cidn de nuestro Digesto, no sélo con sus «Respuestas», que se habfan redact en diez y mueve libros, sino también con los treinta y seis libros de las «Cu libro doble de las , sigan, si quieren con ese mote, pero, en lugar de Jas «Respuestas» del may sibio Paulo que estudiaben antes, en apenas diez y ocho de sus veinte y tres libros, que se explicaban con 1a confusién ya expueste, dediquense a estudiar les diez monograflas restantes de las catorce antes envineradas, pues han de conseguit con ellas un tesoro de mucho més alta y extensa prudencia que el que podian antes alcanzar con Jas «Respuestasy de Paulo. Asi, pues, incilquese a los alumnos Ia setie entera de los libros monogrificos que hemos compuesto, dividida en diez y siete libros (serie que hemos colocado en dos partes del «Digest», Ja cuarta y la quinta, segtin Ia divisin total en siete partes) y cémplase asf lo que yx hemos dicho en el comienzo de nuestro discurso, @ saber, que con el estudio de los treinta y seis libros instruidos para cualquier profesién de derecho y dignos configndoles ademds las otras dos partes, a saber, la sexta «Digeston, que comprenden catorce libros fe que puedan luego lecrlos yy alegetlos en los juicios. Con los cus jedan bien instruidos dentro del quinto aio, cayos estudiantes se aman eprolytaiy , y se dedican a leer y entender con profundidad el «Cédigo» de las constituciones, nada les quedaré de la ciencia del derecho, sino que Ja lesde su comfenzo 2 y (To que no sucede en na otra discipline, pues, por muy it re que sea, siempre resulta sin limites) sélo esta’ ciencia del derecho tendré un tétmino admitable, acogida como fue por Nos en los tiempos presentes. (6) Abiertes asf a los estudiantes todos los secrets del derecho, nada encuentren oculto, Tectara de todos fos libros que fueron compuestos para Nos por Triboniano y otros, se hagen muy elocuentes servidozes de la justci abogedos y jueces de los litigios, afortunados en todo lugar y tiempo. ( tres voltimenes que hemos compuesto queremos que se ensefien ta , asf como en la dad de Berito, que se podiia Hamar con razén el alm: del lugares que no merecieron tal tenido noticia que en ciudades andan algunos indi falsa doctrina, a los que apartamos de tal empefio con la amenaza de qu hacerlo en of futuro, fucta de las capitales y de la metrépoli de Berito, se les castigard con una multa de diez libras de oto y sern expulsados de aquella ciudad en Ia que no es ensefiar derecho lo que hacen, sino infringitlo. (8) Lo que ya hemos escrito en Nuestro discutso, desde el comienzo de encargar esta recopilaci6n, y después de terminarse ésta, en otra constitucin de Nuestra majes- tad, lo repetimos aquf con todo efecto: que ningin copista de cédices ose poner abreviaturas en estos libros, ni crear grandes dudas con sus resyimenes respecto ale interpretacién o a Ia ordenacién de las leyes, y que sepan todos Ios copistas, que los que en el futuro Jo hicieren, edemés de fa pena ptopia del crimen, quedan obligados a pagar al propietario del libro Ia estimacién del doble de su valor, si es que lo hubiesen vendido a un compra jignotaba , yn que el comprador del libro, lo tendré por intitil, siendo asf que ningtin juez puede antorizar In alegacin de tal libro, sino que debe disponer que se tenga por no a sserito, (9) También advectimos con grave amenaza aquello que ya se ordené Somo muy necesario: que ninguno de los que cursan estudios de derecho ose, hi en esta ma cindad ni en la bellisima poblacién de Berito, intervenir sn diversiones pola de exlyos, cu ‘efecto los mismos profesores ni contra ‘oleramos en modo alguno que sc haga, sino que también hemos puesto en perfec. ‘arden este extremo en nuestros dias, y Jo dejamos arreglado para todo el ya que la cultura de los estudiantes debe ser antes de espiritu que de Todo esto tendré cuidado de vis abispo de aqu censefiatls la ciencia del derecho, con re Nos hemos mninistros de Ia justicia y la repdblica, y os venga por ello gloria se porque en vuesttos dias tuvo lugar tal canje de leyes como el que, segin Fieeor padse de todo mérto, hacen entre sf Glauco y Diomedes al permutar cosas de muy diverso valor: «oro por cobre, lo estimado en cien bueyes por lo tstimado en nuever <(Ilfada 6,236)>. Todo lo cual disponemos que se obser ve para siempre por todos, tanto profesores como alumnos de derecho, como Copistas, y-aun los mismos jueces. Dada en Constantinopla el diez y seis de re en el tercer consulado de nuestro sefior Justiniano Augusto SOBRE LA CONFIRMACION DEL DIGESTO I. Ent nombre de Nuestro Sefior Dios Jesucristo. EI Emperador César Flavio Justiniano Alaménico, Gético, Fringuico, Ger- minico, Antico, Alénico, Vandélico, Africano, pio, afortunado, tnclito, vencedor 7 triunjador siempre Augusto, al Senado y a todos los pueblos. ‘Tan grande es pata Nos In providencia de la bondad divina, que se digna sostenernos en todo momento con su eterna liberalidad. Una vez sosegadas, con paz perpetua las guerras Partica, una ver con ia de los Véndalos Pincorporada de nuevo al impetio Romano Cartago y aun la Libia entera, nos antiguas leyes, sobrecargadas por el largo tiempo, se purificaran, ‘cuidado, en 1a nueva forma de un proporcionado compe: fe nadie antes de nuestro imperio esper® jamas ni considers en absoluto posible a la inteligencia humana. Era cosa en efecto admirable el reducit a una Sola concordancia toda la legislacién Romana desde la fundacién de Roma h los dias de nuestro imperio, que abarca casi mil cuotrocientos afos, una in llena de conteadicciones intemas, incluso en cuanto a las constituciones nada. discrep: trabajo al excelentisimo maestre de servicios, excuestor ‘de Nuestro Sacto palacio iano, y le cargamos con todo el rio de esta recopilacién, ‘a nuestro deseo en unin de otras ilustres y doctisi pee, Ya Nuestra Majestad, siguiendo y atentamente indagando lo que haciendo, enmendaba y debidamente reformaba, con ayuda de Dios celes todo lo que se hallaba dudoso e impreciso. Ast, pues, todo se terminé porque ‘Nuestro Dios y Sefior Jesucristo nos lo hizo posi ‘tanto a Nos como a Ni ‘tros jares en esta obra. (1) Ya reunimos antes las constituciones impe! recopiladas en un «Cédigo» en doce libros que ostenta Nuestro nombre. De mprendiendo la obra més importante, dimos permiso al mismo excel ‘Triboniano pata que recopilara y redujera convenientemente Jas obras de de Ia antigiiedad, que se hallaban en gran confusién y desorden. Mas al proceder al examen de todo el material, nos comunicé Ia mencfonada excelencia que fantiguos habjan escrito casi dos mi de lineas, que era necesario leer y CONST, TANTA sloria de Dios y ef favor de la ros mandatos, que dimos desde el inci ston o «Pandecas, pues se incuyen nes legales y lo que st reunié de todas partes, con was para toda la obra. Y lo ordenamos en ite partes, no sin raz6n y fundamento, sino en atencién a la naturaleza y ciencia los niimeros y adecuando a ellas Ia divisién de las partes. (2) En consecuencia, Ja primera parte de todo el conjunto, que se Hama en 3riego «Protay, se divide en cuatro libros. (3) La segunda divisién tiene siete bros, y se llama «Sobre tercera agrupacién reunimos todo El cuarto lugar, « de toda la obra, a a hipoteca, para que esté.en los libros. «Sobre se dispersaban por lugares extraviados y muy aracias a Nuestro cuidado se han concentrado en este lugar, a que convenla aproximar Jo que trata casi de lo mismo. Otro libro, tras os dos primeros, hemos pensado para los intereses, el préstamo a la grue os documentos, los testigos y las pruebas con las presunciones, y se han colo- junto a Ie parte «Sobre Ins costs». Después de que hay cn las leyes rclativo a los esponsales dolo en tres vokimenes. Sobre las tutelas y as curs nada era mAs propio de k y nada més propio de los fideicomisos que otra sobre el senado- ino, se les afiaden sendos libros, con lo que toda Ja parte resulta compuesta por nueve libros. Juzgamos que sélo habfa que poner ( senadoconsulto Trebeliano, pues rechazando Jas complicaciones capciosas, que ran odiosas ya para los mismos antiguos, del senadoconsulto Pegasiano y las iferencias tan innecesatias como molestas de ambos senadoconsultos, decidimos ue todo el derecho pertinente se fundara en el senadocons 6b) ¥ en esta parte no hemos mencionado el derecho de ca pata que no perdure en nuestros tiempos, ascgurados por el favor cel el bien de la paz, ala vex que nos dio la victoria aciones, la situacién impuesta por las calamidades de Ja antigua Roma, en oca- a de hechos desafortunados y en tiempos tristes, y arraigada con a guerra x Yip CONST. TANTA civil, para que de este modo el recuerdo aciago no pueda ensombrecer nuestro dichoso siglo. (7) Viene luego la sexta parte del Digesto, en cuyos libros estén todas las posesiones de bienes hereditarios, sea de los nacidos libres como de derecho que los libertos, de suerte que reunimos en un par de libros todo trata de los grados de parentesco y de la afinidad, tas herencias le le sucesién abintestato y los senadoconsultos Tertuliano y Oxficiano, en. virtud de los cuales se suceden reefprocamente la madre y sus hijos, reduciendo toda Ja masa selativa a la posesién de los bienes hereditarios a un sistema breve y claro. (7a) Tras esto hemos colocado, en un libro denuncias de obra nueva y el dafo temido, la dem peligzos, las opiniones de los antiguos acerca de Ia contencién del agua pluvial, asf como también lo que hallamos dispuesto en las leyes acerca de los publicenas y sobre las donaciones causa de muerte. (7b) Corresponde a la dos y los que han confesado de patrimonios y lo relativo al fraude de screedres, (Te) A con 5, ylnego ibro tinico sobre Jas excepciones y los plazos, las parte del «Digesto» tenga silo ocho libros. del Digesto esta formada por seis libros. Primerame cl que se encuentra escrito todo el derecho sobre , los fiadores y mandante ipulaciones pretorias, materia que en I innumerables libros. Luego estén los dos libros « dos y extraor ,as{ como los crimenes seveiidad y dureza de las penas. A los cuales Jos audaces que intentan ocultarse y son dé que se imponen o perdonan a los condenados, sus bienes. (86) Un libro vinico hemos pensedo libros tuvieran el mismo valor que las constituciones, como ids expresamente en el discurso Nuestro, que antepusimos a e508 ros. (12) Compuesta ya, pues, toda la recopilacién del derecho Roma- no, concluida en tres vokimenes, jones», «Digestor o , y terminada en tres afios, que al comenzar Ia orden: ‘no se esperaba terminat decenio, ofrecemos con daimo piadoso este trabajo a Dios Om ayuda de los hombres, y damos abundantes gracias a la Suprema Di nnos petmitié hacer con éxito la guerra y conseguir una paz hoi ‘mejores leyes, no sélo para el nuestro, sino también para todo préximo como Iejano, Hemos crefdo necesario, pues, todos los hombres, para que vean la mesura y autenticidad de es vez liberados de tamafia confusién y profusidn de las mismas; y para que tengan en el futuro, unas leyes tan claras como concisas, al alcance de todos y libros féciles de adquirir, y no hayan de adguitir Ios volimenes de vina cantidad de leyes gastando gran parte de sus bienes, sino que tanto ricos cor puedan compratlos fécilmente por muy poco dinero, cambiando un precio por una gran prudencia, (13) Mas si en tan grande recopilacién de extrnida de un ‘ntimero inmenso de libros, se encuentre acaso alguna vez algo repetido, nadie Jo censure, sino que, primeramente, debe atribuitlo a la humana flaqueza, que es natural, ya que es mis propio de Dios que de los mortales acordarse de todo y no caer en defecto alguno, como ya decfan Ios antiguos; ademés, debe saber que no es initil la repeticién hecha en algunos textos, y muy breves, y que no se hizo fuera de nuestro propésito, porque o la ley era nece- cen distintos titdlos a causa de la con iba otras cosas, resulteba im 5 sin producit una confusi xy entera; y cuando los casos aparectan pe expuestos por los antiguos autores, resultaba del todo improcedente fr y sepatar los diversos extremos que en ellos aparecfan reunidos, a fin de no perturbar el sentido y aun menos los ofdos de los lectores. (14) Del mismo la dispuesto en las «Constituciones» imperiales no hemos lo en el volumen del «Digestor, considerando suficiente Ia mnstituciones», salvo, y esto muy raras veces, cuando, por [az razones dichas, se ha admitido la repeticién. (15) Pero no tendré cabida en ste volumen ninguna contradiccién, ni la hay, si bien se apuran las razones de la diferencia, pues siempre habré alguna novedad o razén menos aparente (que disipe el agravio de contradiccién, introduciendo una diferencia que se evade dl terreno en discordia, (16) Y si algo fue acaso olvidedo, por haber quedado ‘oculto como en el fondo de tantos miles de libros, y, habiendo sido conveniente cl intentar algo, se dejé a un lado necesariamente a causa de ia obscutidad que Jo envolvia equién puede censurar esto de buena fe? En pri porque es cosa natural de Ia limitada inteligencia humana; en segundo porque lo que se mezcla con muchas cosas inttiles no es fécil de descubris; en tercero, a | CONST. TANTA se de alguna cosa conveniente que abr 17) Pero una cosa resulta admirable de estos libros, y ia multitud de libros venia a ser més pobre que la presente porque los abogados de antes, a pesar de ser muchas las leyes exis: tzaban pocas de ellas para su ltigios, sea por la falta de libtos que les iposible comprar, sea por la misma ignorancia, y por Ia autotided de les Ieyes cuanto por el capricho de los jueces. En cambio, con Ia presente recopilacién de Nuestro Digesto, las leyes han sido seleccionadas de tantos volimenes, cuyos tftulos no decimos ya que no conocian 10 que jamas babian ofdo mencionar; y fue tecopilado de tanta cla que la multitud antigua resulta pobre, y riqufsima, en cambio, stra reduccién, Fue sobre todo el excelentisimo iano qui ‘gua jurisprudencia, muchos de los cuales eran desco- fos ellos, se intro- itores de esta muchos, que ‘o muevo que pudieran extraet para Nuestro «Digesto». s son muy perfectas pero el derecho rogreso y nada contiene que ieda permanecer sin cambio (pues la naturaleza no cesa de producir nuevas formas), no excluimos que puedan surgir nuevos negocios que no estén sujetos ain por los lazos de las leyes. Si tal ocurtiese, solicitese el remedio del Empera: doz, pues Dios puso Ia gracia imperial al frente de las cosas-humsnas para poder iy ajustar toda novedad, y ordenarlo con las cottespondientes medidas Y esto no somos Nos quienes lo deci i ino que ne un viejo precedente, ya que el mismo Juli ;or del Edicto Perpetuo, lo dice propias obr se colme con ia sancién imp icto y en lad: que si se encontraba algo no previsto nueva sutoridad conforme a las reglas, 19) Percatados de todo esto, vosotros, sena- 'y hombres de todo el orbe, dad geacias muy cumplidss a la Suma Deidad, ‘que reseiv6 para vuestro tiempo una obra tan provechosa: se ha concedido a ‘vuestro tiempo aquello de que en el juicio de Dios no habfa parecido digna iedad, Asi, pues, venerad y observad estas leyes, quedando derogadas , ¥ que ninguno de vosotros ose compararlas con las antetio- rampoco indagar los desacuerdos entre unas y otras, porque todo Io que agut se ha insertado es lo que sola y exclusivamente queremos que se observe. Y que no se intente leer 0 aducir en juicio, 0 en otra controversia en Ta que sean necesarias las leyes, nada de otros libros mis que de estos Nuestros —alns- nicionesp, «Digesto» y «Constituciones»— que hemos compuesto y promul- ido, si_no quiere el temerario que asf lo haga sufrir gravisimas penas como reo de falsedad, juntamente con el juez que tolere tal audiencia, (20) Paza que no ignoréis de qué libros de Jos antiguos se compuso esta compilacién, disponemas que se consigne esto en el comienzo de Nuestro «Diges- ma ton, para que resulte del todo manifesto con qué sus libros, y con cudntos miles de ellos, se ha edificado este templo de romana, (20a) Hemos seleccionado aquellos jurisconsultos 0 coment eran dignos de tal obra y que Jos muy pios ad CONST, TANTA les de risconcultos y con incipes que antecedieron se digna- dando a todos el mismo rango para que ninguno pueda reclamar antiguas preferencias: porque al disponer que también estas leyes tengon el valor de las constituciones, como si Nos las hubiéramos promulgado gcémo se va a apreciar més unos que otras, si se ha dado a todas Ia misma dignidad y potestad? ‘orden y posicién en que estin «kata podar , para que valgan siempre, a a ps tes de ie Nuestras «Const causa, sea de las que puedan surgir después, sea de 1 iciones>, y ostenten su valor en los juicios de », sea de las que no terminaron’ por re CONST, DEDOKEN amistosa, Las que ya fueron resueltas pot una sentencia judi ‘pot un pacto amistoso, no queremos en modo alguno que se con motivo nos apresuramos a publicar estas leyes en nuestro tercer consulado, ‘que se doné con toda fortuna a le repiblica por el auxilio de Dios Sumo y Sefior Nuestro Jesucristo, ya que en este consulado sc acabé Ja Guerra Pitica y paso a una perpetia paz, y un tercio del mundo se agregé a Nos (pues se después de Europa, el Asia y Ia Libia enteta), y se ha fina- ‘ante obta legal, dones celestes todos ellos concedidos a Nuestro 24) Asi, Pues, todos Nuestros jueces tomen estas leyes pata in, ténganlas y entincienlas en sus juici especialmente el excelentisimo ptefecto de esta capi lentisimos prefectos pretorios, tanto de Oriente como del Iiftco » de darlas a conocer, por medio de sus autoridades, a todos los ue extn bajo su jurisdiccidn. Dade el diez y seis de diciembre , siendo cénsul nuestro Sefior Justiniano por tefcera vez. , Il, En nombre de nuestro Setior y Dios Jesucristo. El Emperador César Flavio Justiniano Alaménico, Gético, Fringuico, Ger- ico, Antico, Alénico, Vanddlico, Africano, plo, afortunado, inclito, vencedor wre magnifico Augusto, al gran Senado x al pueblo, y a todas las ciudades' de Nuestro orbe. Dinos Dios, después de hecha la paz con Jos Persas, conseguida la victor conquistada el Africa y recupetada Cartago, el poder in'de Iss antiguas leyes, lo que ninguno de nuestros antece- iera a pensat, ni se crefa en absoluto posible pata la inteli- ia armonia y claridad a Ta juris tradictoria, desde In fundac imperio, que son casi incluso Ias’constituciones imperial , dindole una forma del todo ina sola ley, eso parecfa propio , no del pensamiento, el intento elevando Nuestras manos, como solemos, a Dios, y rogéndole que Nos quiera ayudar, emprendimos esa obra y ja. acabames por entero, utilizando para toda la ordenacidn la colaboracién del excelentfsimo maestre de servicios Triboniano, excuestor del sacro palacio y excénsul, asf como de la de otras ilustres y prudentes personas, de modo que enteréndonos de Tes dudas, 'y capacidad que muestro Sefior Dios ) Ya antes compusimos con las constituciones imperiales un volumen, que leva Nuestro mayestético nombre, abarcindolas en doce libros; y ahora hemos compilado en un propotcionado ¢ inteligible cuerpo legal, las opinion dos los jurisconsultos que ha habido, las cuales ban dos mil libros y Iegaban a los tres millones de Iineas. Ast, hicis CONSE, DELUKEN cincuenta libros de aquellos antiguos, seleccionando Io vitl, resolviendo todas , sin dejar nada que pudiera dar Jugor a dudas. Esta obra la intitulamos «Digesta» o « Pandecta», porque contiene las defini- ciones y decisiones legales, resumfendo el conjunto en vnidad, sin exceder de ciento cincuenta mil lineas, y dividida le obra en siete partes, y no sin razén, sino atendiendo a Ia naturaleza'y conveniencia de los mimeros. (2) Lo que corrientemente se Hama «Prota», lo pusimos en cuatro libros. (3) Luego, le parte «Sobre los juicios», en otros siete libros. (4) La parte «Sobre las cosas», en s6lo ocho. (5) La parte de la obra que sigue » que es la cuasta y central de toda Ja obra, se conclaye en otros ‘orden legal), a fin de que no quede muy separado lo que trata de lo mistno Lucgo, agregamos a esta paste lo relativo a Tos intereses, tanto del préstamo no aritimo como del préstamo a lz gruesa, y a los documentos, presentecién de testigos, y pruebas y presunciones en un solo libro, estos tres libros colocamos tras Ia parte «Sobre les cosase. Compilando de nuevo lo relative « Tos esponsales, Jas nupcias y In dote, asignamos a estas matetias tres libros. Otros dos libros a los que cuidan de los menores, los cuales libros se Haman vulgermente «Sobre las tutelas». inamos esta parte con acho libros, Ia cual, como queda dicho, es In central de toda la obta y comprendimos en cella muchas cosas interesantes En ef néimero de nueve libros reco pilamos todo Jo rel: legados y fideicomisos, que empiezan: dos sobre test codices, tanto del testament genctl, queteos dec rulan «Sobre los gamos también al tratado de entero con algsin breve se referia a los imo lugar de este cc ficindolo todo el derecho de esta materia segin el Trebeliano, por ‘el antigua derecho del Pegasiano y las absurdas diferencias y reiteraciones de estos senado- consultos, que los antiguos detestaban y decfan ser complicadas y cepciosas, cordenando ahora en una exposicién més sencilla toda esta materia en congruen- cia con el orden del Tzebeliano. Y esta quinta parte de toda Ia recopilacién se compone de estos nueve libros. (6 b) De las anti nada se nos dice en estos libros, porque también esto que se inttodujo en reptblica Romana por razén de una desafortunada necesidad, y quedaba como: triste recuerdo de las guerras civiles, no convenfa que conservara carta de natura- leza en estos tiempos en los que ver Ia paz, tanto con los de dentro como con los de fuera, y vencer fac con su ayuda a los adversarios, cuando fue necesario hacer Ia guerra patte de toda la recopilaciéa, que consta de och: CONST. DEDOKEN aroadas posesiones de bienes, que, al igual que les otras, het 2 Rte ls nacidos bres como «os nas ca ‘de antes, imos a continuacién, en el as que se que se causan a los vecinos y las sesidn y de In adg Ta causan. ( YY todo lo que puede haber sobre las senter ue en juicio confiesan algo en contra de ellos mismos, sobre las cesiones de 7 venta de bienes por los acreedores, la separacién de bienes, 1, sobre | modo de evi he fraude de acreedores, también ‘ampoco dado més de ;. De ahf Iegamos a ccepciones y 208 nes y acciones; y_ compilamos toda ‘con To de’ las posesiones de Ia como sexta parte de toda Ja jue es la séptima de toda Ja obra, contiene ; siguiendo por Io escrito sobre Ja a de deudores, y de las estipalaciones or disposicién pretoria (todo Jo cual se comprende en nuestra iibros, cuando antes no se puede decit cudntos necesitaba); (8) scurso de las acusaciones y reuniendo todo lo rele alos ‘menores, que Haman privados, y los Ps. Tlaman «fuera de orden», déndo- nombre de eextraordinariose, ¥ pasando luego a Jos eximenes péblicos, que son més graves y merecen una pena més severa, También agut son dos estos ros sobre los delitos y acusaciones ctiminales. Se combinan en ellos lo de los peta las mismas, y al tema de las parte, que ¢o1 jens, en el nimero de ocho libros, ordendi recopilacién. (8) La dltima de todas, ‘contumaces que se ocultan y de sus bienes, de Ja pena impuesta a oy Sn eh (UB), Empeas e aie a spat bro ol el discurso de Jas apelaciones, que ¢s comin a las sentencias tanto Jas deudas pecuniatias como de las acusaciones criminales. (8¢) Todo Jo que establecieton los antiguos sobre los municipes y los decuriones, Jas contribuciones, las obras publica, los mezcads, las promesas de réditos, sdicciones vatias y el censo piblico; todo 10 dicho por Jes antiguos en ‘gene sobre le significacién de les palabras y a modo de seglas; todo esto Jo abarca ating Wir, eo de este grupo due empieza con les estipulaciones, si se gue del omens del propio goo, peo el eugsine respecto al conjunto (9) Todo Jo cual ha sido excelentemente hecho y claborado, en forma dis de Nuestra disposicién, por el excelent 10 ¥ ‘sapien isimo maestre, pectin de Nuestro palacio real y exeGasul, persona acreditada pot su conducta, por st qReseeeis y'por sus obras de derecho, y que no antepone nada a nuestras érde see eel como también por los que bajo ls dizecci6n, de aguél labo Nos esta obra, a saber: Constantino, conde de las larguezas imperiales y macstre de la secretaria de instruccién y juicios i el cual Nos probs x meGo su buena fama; también Tedfilo, lustse maestro de derecho y que ense- Ha en esta regia ciudad con gran respetabilidad y y en forma dign 4 3 doctoral; ¥ Doroteo, magnifico excuestor, que es maestro en 1t oe aad de as leyen (queremos decir Ia célebre y brillante metrépoli de Berito), cee baena reputacién le trajo a Nos y Je hizo participe también del presents jo; y An lustre, que también él ensefia excelentemente el fianza de las leyes' erones que se admiran con ra26n en el estudio del derecho, despus de Pawici in cuestor ¥ profesor, y de Leoncio, el cclebrado expre- lustre Crating, doctisimo conde de pre las leyes, él también en esta, 1 10s Esteban, Menas, Prosd atolmio, Time: te0, Leénides, Leoncio, Platén, Jacobo, Con: "y Juan, todes ellos abogados ibunal de los dignis tos de Nuestros sacros pretorios, y que, cetfendo justa fama general pox su sabidurfa, fueron juzgados por Nos coma inet teplendo Ieignos de parteipat ea esta empresa. Esto es, pues, lo que Nog elabor: ron para la redaccién del Justrisimos jurisconsultos que acabamos de a reverencia pot Jo antiguo, que no hemos saemeatido alterar la indicacién de los nombres de los antiguos autores, sito ate Shtepusimos a las leyes a indiacion del nombre de cada uno, surge com iando algo Axe menos correcto, suptimiendo algunas partes y sfiadiendo otras, ria To mejor de entre muchos y dando a todos el mismo valor, de seth, Coe todo lo que se eseribe en ef libro provenga de nuesten ouside), y ‘con lo de antes, pues muchas cosas, incluso si se decia de otra forma en do, pues, ‘os, hemos hecho Nuestra la verdad de las leyes, de a entre ellos (y habia mucho de esto), se de ‘ora en forma de ley clara y terminante, (11) Mas como eta defines lor uma introductién eencila para aquellos que empiezan el estudio ‘no dejamos de pensar imo Triboniano, elegido para ditigir toda ‘mencionar. (10) Tanta bs alguna constitucién os nambres de los an modo que si algo se disc en el ego al excele Ia obra ribs grandes y doctos profesores Tedfilo y Dorotco, manda we erlecionar, de lo que hay en los libros de instituciones de los antiguos jurisconsultos, 10 oportuno y ‘cuanto conviene a fos negocios civiles de hoy, reunislo y presentérnos! ‘Nuestras constituciones, que hici- in de set los mos para camendat lo ant primeros elementos introd Giéndones ellos también coi , revisindola Noe por sores bien hecha, 1a hemos considerado conforme « Nuestra idea y hemos aranefo Nuestra también este libro, y a todos declaramos con To que se di 2—DIGESTO, 3 CONST. PEDOKEN ismo valor que Nuestras constituciones. 12) Ast, p derecho Romano, y habiendo terminado tan grande’ ¥ en tres afios, o que al comienzo estaba més y luego, al demostrarse que la empresa era {a poderse tetminar todo en diez alfos, y Jo acabamos répida te en sélo tres afios, parecié justo, a Ja vez que oftecfamos este trabajo. al ie nos doné el para todos ke hombres nues rio> para reunir Ja masa de aquellos libros 2'los ticos como a los que disponen de menor 8 Or poco pr 3) ¥ si ( ‘, y tomado de tantos millares) apareciera alguna je creemos que ocuttité pocas veces), no resultard sin justa 1 tengan presente in de Ja naturalezs humana, pues Is es propio sélo de Ia virtud divina, y no de la humana, [os antiguos, Pot fo demés, hay lugares donde admitimos jones, sea porque la ma asf lo exigfa al ser de intos Tugates , sea porque Io que parece i6n de lo antetiot se mezela con algo nuevo y resulta diffel de sep que muchas veces se cons inteligencia con Ie. supresi ; pot lo demés, esto, cua yente y de modo q cen el derecho de las coma se decia ya Ia insercién de re unque trate de buscarla tecortiendo todos los limites de posible contradic- sino que hay algo diferente que, bien consideredo, distingue popésito de una y otra Iey. (16) Pero si acato, se echa en felta algo de leberfa haberse puesto (pues es natural que esto suceda a cnusa de la deficiencia humana), mejor serf para Noestros sibditos el verse liberados de s malas leyes que el no. omi les con muy po ibtos, no sélo libros, sino también porque todo esfuerzo era ir muchas cosas de utilidad; ahora, en cambio, en esta recopilacién un gran mimero de leyes vigentes sacadas de libros escas0s y que apenas se podian hallar, y cuyos uso de los més pr san cantidad el mer " les libros nos proporcions lentfsimo Triboniano, aportando una muche- 34 | CONST. DEDOKEN dambre de libros y no filles de contar, leidos sleron estos voliimenes, aunque las personas elegida también otros muchos libros, que con raz6n at recopilacién legel por no encontrar en ellos nada to a lo seleccionado, (18) Mes si algo en el f aparezea eserito en estas ley michss cosas nuevas), por ello constituyé ca que siempre que haga falta disponga ella y subsane Ia deficiencia de la naturaleza humana y defina con leyes y limites inteligibles; y no decimos esto sélo como cosa nues! sino que ya Jullano, ef mis sabio de Jos jutisconsultos famosos, se ve decia lo mismo, al pedir para las cvestiones que se p: ] complemento de la realeza; y, por su lado, Adriano, de consagtada me ‘al Compilar en un breve libro las leyes anuales de los pretores, dando a J la diteccién de dicha obra, dijo lo mismo en el discurso que esta obra vieron troducir en este © que fuera nuevo respec- resultara dudoso y que no To ya legislado. (19) Percatados de esto todos 1 ‘ob magnifico Senado, que rescevé para yuestro tiempo un bien tan grande, sin anteponer ninguna de las que estén en los libros con as actueles, porque, aunque pareaca que alg ‘otras, dejamos a un lado lo antiguo como ini vale. Prohibimos, pues, que en el futuro se haga uso de permitimos y proclamamos que sélo tengan carta de na hhuevas, de modo que el que intente hacer uso de alguna ley de los libros antiguos y.no de estos dos solamente y de Jas «Constitucioness compiladas 0 hechas por Nos, leyéndolas en los juicios 0, si es quica ea eo de falsedad y, condenado en piblico, correspondiente, aundue 0 10 jendo como es manifiesto por sf mismo. (20) Considerando que tatmbiga era m del «Digeston los antiguos juris de> sus libros, de donde procede fa compilacién de las recopiladas, ordenamos que asi se hiciera, y asl se afiadiera a esta Nuestra sacta cot 2 fin de que yes que ahora tenemos izo, y mandamos que se fos vieran cudl era Ja general y satisfacian a los anteriores emperadores, siendo lios los mencionstan; y si alguno habia de los que ni los antiguos tamos de formar parte de esta obra, peto dimos a todos Jos s en ella el mismo rango y dignidad, sin honrar a ninguno con si damos a todas Jas obtas de aquellos equién de ellos puede parecer tenet més valor la fuerza de CONST. DEDOKEN si quisiera afiadir para facilitar el uso de las leyes lo que aman «a los tftulos», pero sin hacer nada mds en absoluto sobre estas leyes, nl dar nueva cesin de controversi, dude o profsié em as misma Esto antes con 1 le do € mismo muy breve, lad de los diversos comen- tarios. Porque si algo apareciera dudoso sea para los litigantes en los juicios sea para los que cuidan de juzgar, lo puede interpretar corzectamente el empe- rador, que es el tinico facultado por Ias leyes para hacerlo. Asi. pues, quien se atreviera, contra esta disposicién Nuest io fuera de ta forma de Nuestro mandato, sepa que queda sujeto a las leyes de falsedad, y lo que hubiera esctito serd secuestrado y totalmente destruido. (22) La se establece contra los que usen en Ia copia esas man asiglase, tratando de alterar con ellas el texto, y no eseriban las Ietras los néimeros, los nombres de los antiguos prudentes y el resto del texto legal. Sepat ién los que adquieran un volumen asf copiado brdn hecho una adq stil de ese tiodo, pues no petmitimos que ‘0s tengan carta de naturaleza y valgan en los tvibunales, aunque pueda suceder que ef libro en aquel lugar que se aduce no tenga ninguna sig sola ver; de forma que el pro : ; rita en abeolutn, y el que comprador que Jo ignoraba, pague al ‘0 doblada, siendo siempre aplicable Ia pena mismo hemos escrito en Iss ottas constituciones propési cn las publicadas en lengua Latina como en la Griega, que sores de derecho. (23) Estos libros, pues, a saber, las «Tnstituciones» y el « ‘mos obtuvieran su vigencia desde Nuestro tercer afortunado con: desde el treinta de diciembre de la presente duodécima indiccién , ‘yve valgan siempte, ¥ a la par que Nnestras , asi como los dignisimos y excelentisimos prefectos de nuestros sagtados pretotios, tanto el de Oriente, como el del Iiitico como el de Ie Libia, por medio de sus propias tas obras a todos los qu nto de todos Nuestros sti diez y seis de diciembre , siendo cSnsul nuestro Sefior Justiniano, perpetuo Augusto, por tercera vez. 36 UOS JURISCONSULTOS DE CUYAS OBRAS SE INTEGRA LA ANBENTE RECOPILAGION DEL DIGESTO © PANDECTAS DEL MUY PIO EMPERADOR JUSTINIANO ' . Es lamado ast por derivar de , pero, al ser manumitido, se 45 libeta de Ia potestad. Lo cual procede del derecho de gentes, siendo asf que pot derecho natural todos na es y era desconocids no conocerse a escl vex que aparecié Ia esclavitud por el Aerecho de gentes,sigu6 ef benefico de I ién. ¥ aunque nos la mbresn por Ginico nombre ¥, opuestos a ésto: tercet género, los gue habfan ‘dej (Ulp. 1 inst. = Inst. 15 pr.) este derecho de gentes se introdujeron les guerras, se separaro ke 3s, se fundaron los reines, se iguieron las propiedades, se pusic- 08, s€ elevaron mn excepcién de algae inas introducidas por ef derecho civil. echo propio, : a= Inst, 1,2,3) Y este derecho nuestro es ch parte escrito y en parte no escrito, como entre los gtiegos saunas leyes h ites y otras no es 189. (Ulp. 1 inst.) pes (2) Es derecho ps utilidad pablica introduj res con el propésito de corroborar, su- plir o corregir el derecho civil. El cual se denomina también «honorario», ha- % biéadose Hamado asi por el de los pretores (Pap. 2 def.) (Mercian. 1 inst.) % Todos los pueblos que se gobier nan’ por eyes y costumbres, usan en parte su derecho pecul comin 2 todos los hom derecho que cada pueblo. establecié para si, es propio de la ciudad y se Hama derecho «civiln, como detecho propio que es de la misma «ciudad»; Ja raz6n natural esta blece entre todos los hombres, es obser. vado por todos los pueblos y se denomina derecho de «gent derecho que usan todas fas. gen pueblos>. (Gai. 1 inst, = Ins 10. Es justicia Ia volontad constan- te y perpetua de dar a cada uno su de- recho. (1) Estos son los preceptos del derecho: vivir honestames 10 dafiar I. La palabra «derecho» se emplen sn vaties acepciones: una, cuando se llama derecho a lo que siempte ¢s j Jo que en cade ciudad para muchos, como sy no con menos cho, en nuestra ciu- incluso cuando de: refiséndose, claro esté, no a lo que el pretor hizo, sino a lo que el pretor deberfa hacer. Se Dama derecho, en otro sentido, al Iugar en el que aplica el derecho, dandose la denominacién de fo que se hace sl lugar ‘en donde se hace, Podemos determinar tal Iugar de esta manera: el Iugar don- tor, conforme a la majestad perio y 2 Ta costumbre de los antepasados, determina declarar el de- recho se Hama, con razén, «derecho (Paul, 14 Sab.) 12. Algunas veces también emplea- ‘mos In palabra derecho en Ia acepcién de parentesco, como al decir «tengo derecho de cognacidn 0 de afinidads. (Marcian, 1 inst.) ‘TITULO II SOBRE EL ORIGEN DEL DERECHO Y DE TODAS LAS MAGISTRATURAS Y SOBRE LA TRADICION DE LOS PRUDENTES 1 tacién de les leyes anti necesario remontarme primero a los o genes de Roma, no porque quiera escti- bir extentos comentarios, 5 estimo que, en todas las fecto To que consta de todas sus partes. Y, ciertamente, el principio es la parte mis importante de cualquier cosa, Por otro Jado, si parece que no e5 Iicito, por decitlo asi, a los abogados en el foro, exponer el asunto al juez sin ha- ber proferido un exordio geuinio més a los nando el origen y, por decitlo asi, hhaberse lavado les manos? ‘que yerre, estos exordios 0s conducen con més agrado 2 Ia Iectura de la mate- ia propuesta y, cuando alli Hegamos, facilitan su mejor comprensién. (Gai aad leg, XII Tab.) 2. Ast, pues, nos parece necesario exponer el origen y desarrollo del de- techo. (1) En el comienzo de muestra ciudad el pueblo se constituy6 sin una in un derecho deter cosas se gobernaban reyes. (2) Después se sabe por inado, y todas por el poder de al pucblo en teinta partes que llamé cutias> porque atendia al «caidado de Ia repiblica segin los pareceres de y asf él mismo propu so al pueblo algunas leyes «curieds imbiéa To hicieron asi los reyes Corintio. Est Tama «Derecho Papitiano», | no porque Pai sdiera algo suyo, sino porque redujo a unidad las leyes dadas fin orden. (3), Al set expulsados los eyes por una ley tribunicia, todas es tas leyes cayeron en desuso, y el pus romano comenzé de nuevo a regirse, més por un derecho :ndetetminado y por Ja costumbre, que por ley dada, y toleré esto cerca de veinte alios. (4) Lego, para que esto no continy més tiempo, se decidié puiblicamente

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