You are on page 1of 26
JOSE CONTRERAS DOMINGO. Departamento de Didéctica y Organizacién Escolar Universidad de Malaga ENSENANZA, CURRICULUM Y PROFESORADO INTRODUCCION CRITICA ALA DIDACTICA CAPITULO s CONDICIONES CIENTIFICAS Y EXIGENCIAS ‘EDUCATIVAS. EL CARACTER EPISTEMOLOGICO DE LA DIDACTICA Ietropuceion Este capitulo acerca de la caracterizacin epistemolégica de la Didsctica es especialmente importante y especialmente comprome tido, Voy a tratar gut, por fin, un serie de problemas que-o bien cstaban latentes en formulaciones anteriores, o bien han surgido expresamente en algin momento, pero que en cualquier e880 he ido retrasando su tratamiento. He preferdo esperar hasta haber ti tado todos los temas anteriores, con el fin de que pudiéramos dis poner de una nocion fo suficientemente clara de eual era el objeto ‘ke nuestea diseiplina antes de entrar en el andlisis de Tas caraterts- ticas epistemotéicas de In misma, Los problemas epistemolégicos, con fos que nos encontramos en la Didéctica son bisicamente de dos tipos. Uno es el de ls dis teusiones acerea de cusl es el carter del conocimiemto que genera =o que debe generar— Ia Didéctia, Fl ott es acerca de su cen tificidad. Légicamente, son dos problemas relacionados: de una parte, necesitamos tener una cardcterizacién de la naturalera del Conocimiento diddctico pata poder interrogarnos sobre su clentfi= tidad, De otra, a discusisn sobre el conocimiento que debe fzencrar In Didécticaesté mediatizada por sus aspiraciones de cien- Ufieida. [Los problemas relacionados con el cardeter del conocimiento Jidéetico son producto del estilo tan peculiar de la Diddctiea en ‘cuanto que disciplina, Ya en su definicion se expresa lo que creo ‘Que es uno de los problemas epistemoldgicos mss difciles, pero {Gue, como veremos luego, esta de gran actualidad, y que es el de Ia relacign entre conocimiento y accién, Recordemos que la ” Diuiéetica queds definida como «la disciplina que explica tos procesos de ensefianza-aprendizaje para proponer su realiza- cidn...» La expresién «explicar para proponer» sefala dos di- mensiones de la Didéctica, ast como una forma de relacionarse tuna con otra. Ya en su momeato aclaré que tal expresign queria, denotar la relacién de dependencia del componente explicativo respecto del compromiso con la préctica, compromiso que supone obviamente una orientacién valorativa, ya que s6lo puede uno. ‘comprometerse con la pricticsaspirando a que en ella se realicen unos determinados fines. Dadas pucs las dos dimensiones clisi- ‘camente sefialadas en la Didéctica, explicativa y normativa, esta Sltima signifies que, al menos en parte, le prictica —la praxis constituye Ia fuente de coatrastacién de la DidSetica, problema {que supone una novedad epistemoldgica en relacién al resto de las diseiplinas no educativas. Por supuesto, también constituye un problema, aungue éste ya més compartida con otras discipl nas, ef de Ios valores y ef modo en que forman parte de Ia eons iuccién tedrica, s6lo que agus, y esto vuelve a ser otra vez especifico de questra materia, no son s6l0 wn rasgo inevitable de Jas ciencias sociales, sino que en nvestra caso son también una rnecesidad de Ia aetwacién prictica Una de tas dificultades que genera la doble faceta explicatva- normativa de la Didictica es aclarar qué es lo que consticuye una explicacion genuinamente didéctia, Este es un problema importan- te porque nos encontramos normalmente con que Io gue ha sido Ia préetica cieaiica en esta materia ha consstido en realidad en acu- dir otras eiencias sociales —sobre todo Psicologia y Sociologta— Y tomar su cuerpo cientfica y sus métodos de investigacién para ‘stuliar fenimenos educativos, tratando de derivar més tarde apli ‘caciones tecnol6gicas a partir de esos fundamentos. Tendremos pues que enfrentaros a la cuestion de si la Didactia tiene un ni leo srico propio oo que hace es epi worl de as ciencis Por lo que se refiere a los problemas relacionados con la cien- tificidad de la Didictica, en general se discute si las disciplinas teducativas son o no cientiicas. Dos son las rtzanes que promuc- ven tal discusién. En primer lugar, hay una razdn que afecta por igual a todas las ciencias sociales y que estriba en la disputa Positvista de Ia cientficidad de toda aquell disciplins que no se juste, en sus formas teérieas y en sus practicas metodologicas, al modelo de ciencias fisico-naturales, La segunda raz6n es porque, & diferencia de las ciencias sociales, que tienen un compromisa te Fico, el compromiso de las diseiplinas educativas, como acabamos 100 de ver, es préeticn,es decir, su fin dtimo no es saber c6mo funcio- nan las précticas educativas, por importante que comprenéer esto pueda ser, sino edmo conseguir realizar determinadas aspiraciones feducativas; y eémo pueda ser cientifica una disciplina de estas ea racteristicasrequiere de justificacién propia, Por toda ello, nos in teresa, de una parte, el problema de To que pueda ser la préctica cientfica —ta ciencia— y, de otra, profundizar en la naturaleza de los problemas précticos, propios de la Diddctica EL coNocIMENTO CIENTIFICO ara podernos enfrentar al anilisis de la cientficidad de ta Didetiea, el proceso parece ser el de averiguar en qué consste Ia ciencia y ver en qué medida se puede adecuar aquella a ésta. El problema ests en que eso de averiguar lo que es la ciencia es mis ‘complicado de lo que parece. En Io que va de siglo hemos asistido ‘1.un gran debate filossfico y a grandes eambios de perspectiva con respecto este tema, debate que se mantiene ain vivo ¥ que resu- ta especialmente vigoroso en las ciencias sociales, Es ligica que asf sea, por cuanto que es en el terreno de [as ciencias sociales donde mis erudamente se plantea sila ciencia es de una nica mu nera y todas las disciplinas tienen que ajustarse ella, si es el ‘objeto de estudio el que debe primar y, en consecuencia, las for mas de hacer ciencia se deben plegar a las condiciones del objeto, ara poder apreciar mejor Ia naturaleza del debate, quizis pueda ser interesante apuntalo brevemente en su transcuts hist Fico, ates de pasar a plantear més expresamente el cardcter del co- nocimiento cientifico tal y como se puede exponer hoy en dia. Este debate gira en toro al desarrollo de las formalizaciones y preten 4idas reconstrucciones de lo que es la ciencia, que inieis el neopo sitivismo, y al continuo atague posterior, desde distntos frentes. a estas posiciones positivistas que tan hondo han Hegado a calar en ‘nuestra cultura oecidental ‘Aungue con sus antecedentes en Hume y en Comte, hay que 8 tar el origen de todas las corvientes positivistas actuales —lo que Suppe (1979) ha denominado muy expresivamente la Coneepeién Heredada— en lo que se llamé postivismo ldgico, Nacido de corriente filsstica conacida como analitica, que iniciaron A. N. {hentfica evel dmb ele Dido 1088, 101 Whitehead y B. Russell, con Ia publicacién de su Principia Mathe ‘matica (1910) y tom auge con el Tracratus Logico-Philosophicus (1921) de L. Wittgenstein, e1 postivismo légico se configu inst tucionalmente alrededor del Cireulo de Viena, grupo de cienttficos ¥ filosofos que en 1929 publicaron un manifieso bajo el tule La oncepeion ciemifica det mundo. En esta declaracion se tecogen fas caracterfsticas principales del movimiento: la aplicacion de fos fonceptos Iogicos a a reconstruccién racional del proceso real de ormacién de conceptos cietificos: el andlisisI6gico del Ienguaje cen la bisgueda de signiieatividad: In exigencia de comprobabili= fad de los enunciados cienificos; el rechazo de la metafisica por su ausencia de significatividad empiica; la superacign de la distin- Cin entre humanidades y ciencias de Ia naturleza mediante la tra ‘ucbilidad genera a lenguaje dela Ciencia Unitrin que aspiraban tear (Rivadulla, 1986). El nazismo y la Segunda Guerra Mundial, ‘que hizo emigrae a la mayorta de Tos miembros del grupo, y el ree: hocimiento de cieras erfticas, parte de ellas internas, provocd la disoluctin det Cireulo como tal. si bien no desapareci [a totalidad tle su programa, Los postiisias aceptaron algunas de la estas, onsituyendose una nueva corriente conocida como empirismo 16 ico, que no es sino una version més moderada del positivism Togico, La modificacién fundamental se refiee al reconocimiento de la imposibilidad de verificar conclayentemente cualquier propo sicidn ciemifies, aceplando que la verificacién tiene que servirse de [a observacidn y el experimento wsando enunciados observacionales (Brown, 1983, pp. 27-28) Fue Karl Popper uno de fos primeros eritcos det empirismo 16 tgco, aunque todos Tos autores coineiden en sear que sus crt as acabaron fortaleciendo Ia perspectiva positivita al depurarla de sus elementos més eriicables. Seguin Quintanilla (1973). para Popper, le epistemologta s6lo se prencups por la validez del cono- cimiento: {Seguin Popper] el estudio de las formas como el su jeto adquiere conocimiento es irrlevante para el estudio de Ia va Tides del conocimiento.. por consiguiente la epistemologia no se ‘cups del sujeto del conocimiento, sino solamente de la ciencia en cuanto Fenguaje ligico objetivamente coasiderado, es deci, de los enunciados de ta cieneia y do sus celaciones Iigicas» (p. 6). La tesis central de Ia epistemologia de Popper es que no hay proceso de induccién por el que sean confirmadas las teorfa cientificas, tal ty como defendan los empiistasKigicns, sino un proceso de inven- ‘in ferica, para el que No hay criterios racionales de produccién, {yum proceso de falsicion de dichas teorfas consistente en st con- irastacidn a base de deducir consecuencias de ellas y rechazar 102 saquellas teorfas que impliquen una sola consecuencia falsa (Brown, 1983, pp. 88 y ss). No Mega a salrse pues este autor del formalismo y del empirismo de los neopositvisas. ‘Con Ia publicacion en 1962 de la obra suficientemente conoci- da de TS. Kuhn, La esoructura de las revoluciones ciemificas, se inicia una nueva etapa en la Filosofia de la cieneia, que ha supues- to el despliogue de una serie de posiciones alternativas a la Concepcin Heredada. Aungue distntas entre si, todas suelen te- ner en comin una fuerte reacci6n antipositivistay el haber desta- ado cl papel que desempenan los aspectos institucionales en el desartollo de la cieneia. El punto de partida de la mayorta de estas alternativas se sitia en la disyuntive que el mismo Kuhn hizo famo- fen el titulo de uno de sus trabajos: «{Légica del descubrimiento 0 psicologia de In investigacion’» (Kuhn, 1975b). La reduecién que hizo el positivismo al limitar Ia investigacién eiemifca a un proce 0 logico le Hevaba a despreciar el descubrimiento cienttico, al ‘ual easi llega a considerar sirracional» (Muguerza, 1975 p. 28) Para cl postiviemo, el deseubrimient carece de importancia entre fleas cosas porque la experiencia se encarge de Hlevarnos al conocimiento de la realidad, ya sea en modo inductivo —empirs: ‘mo I6gico— 0 mediante un método hipotético deductive Popper. yal fin al cabo, cémo se Mega ala experiencia es lo {de menos. Sin embargo, ex Io que los nuevos fldsofos de la cien cia han insistido es en que las cosas son justo al contrat: Ia expe Fiencia se nos muestra y cobra sent s6lo en tanto que compren dida desde una teorfa. «Cuando Kepler y Tycho Brahe veian salir juntos el sol desde las colinas de los alrededores de Praga, no ‘eian lo mismo..., puesto que para el uno el sol estaba fj y era la ‘Terra ln que se movia, mientras que para el oto ocurea justamen: te lo contrarion (Muguerza, 1971, p. 37; ver Kuh, 1978, cap. X), No hay —habria que decie— experiencia sin teoria, «La expe riencia es somamente important, y el empirismo ha hecho muy’ bien fen recalcar esa importancia; pero la ciencit no es silo experiencia, Sino también teria, eso es, capacidad de ver los mismos hechos de luna manera w otra; y —puesto que los hechos que podrian refuar tant teora son aguelins de que ésta no puede hacerse cargo mien tas no haya otra teorfacapar de hacerse cargo de tales hechos, los hhechos en euestisn no tendrian aunca por sf soos carter de refuta torios de a primera» (Muguerza, 1975, p. 47). ¥ si esto es as no podemos descchar cl praceso de descubrimiento, porque «si lo gue cuenta como un hecho... difiee de una teora a otra, también habré fe diferir de una a otra To que cuente como un problema real, como un método cortecto, una explicacién aceptable, To que tenga sentido 103 ¥ lo que no, lo que sea efecivamente ciencia y lo que no sea més ‘que pseudociencia, et» (Muguerza, 1971, p. 40). A diferencia de lo ‘que Popper defend, en la actividad ciemitiea no se dan falsaciones ni experimentos cruciales que decidan Ia continuidad ono de una te- ‘ria, ya que mientras que no dispongamos de una teorfa nueva no pouremos abandonar la que tenemos, por muy’ deficiente que se ruestre ala hora de explicar una serie de anomallas; ademas de que Se considera problemstico que el progresocicatfic esté orientado hacia la consecucin de terias cada ver més verdaderas, Son pues, aspectos pragmiticos de tipo psico-sociol6gico y juicios de valor Tos que parecen desempehar un papel determinante en el cambio cientfico, y no tanto una ldgica de In investigacion en el sentido {que le dio Popper (Rivadulla, 1986, p. 29) [Esta confusion procede de une vision positivista de Ia cfeneia totalmente doscontextualizada de la realidad humana —la cual, al fin y al cabo, es su autora y usuaria— desde Ia que es construida y de cuyo control no deberia nunca eseapar. Como dice Muguerza (1975), «lejos de ser independiente de contexto, Ia ciencis ha de insertarse —o, por lo menos, entrccruzarse— con miy diversos ‘otros tipos de contextos, sean teérieos, téenicos o précticos. El hhombre de ciencia © la comunidad cientifiea no earecen de una ‘cosmovisién, ai son ajenos a las necesidades del resto de la huima rida en su lucha por acomodatse su medio natural u organizarse Socialmente, ni tienen por qué permanecer insensibles a cualquier _xénero de instancias de orden moral. Si se quiere decir as, Ia cien- cia no es solo un lenguaje bien hecho, sino una compleja actividad Juana, en cuanto tal inmersa en Ta infinite complejidad de las dems actividades de los hombres» (p. 66). La mistificacion de la ciencia A Ia vista de To expuesto podemos decir que lo que signfique Ja ciencia depende de una doble dimension: de una parte, se hace referencia @ una realidad social y cultural, © una doterminada ma: nera de configurarse el pensamicnto humano; es lo que Quintanilla, (1976a) llama aspeeto institucional de la ciencia. De otra parte, ros hallamos ante un concepto cargado de valoracién: no podemos Inablar de ciencia sin hacer referencia de un modo w oto @ una de- terminada forma de acerearnos a Ia realidad para conocerla y ex plicarla mejor; es éste el aspecto epistemoldgico de la ciencia, Pues bien, cualquier inteto de profundizar en lo que es la ciencia, tendré que war cuenta precisamente de la dimensin epistemol6= os sca dela ciencia en el contexto (y no al margen) de su propia rea Iidad institucional» (bia, . 66) Lo dicho viene a inciir de nuevo en Ia critica al formalism y al empirismo que elabors la nueva filosofia de la cienci, ya que tanto el empirismo 1égico como Popper se han limitado ala dimen: sn epistemoldgica, olvidando los aspectos institucionales que tervienen en el desaroltacientifico, Dentro de la dimensin institucional de la ciencia hay un as pecto que comporta una especial importancia por las resonancias ‘gue produce en la dimension epistemolégica. Me retiero a la ima zen que la sociedad tiene de esa realidad cultural y que cada dia Parece tener més que ver con nuestra vida cotidiana. Tratando de reflejar este aspecto, Wartofsky (1976) eseribe: «Todo et mundo sabe lo que es ciencia. Es decir, todo el mundo sabe lo que la cien- cia hace: experimenta; descubre; mide y observa; inventa teoras {que explican el eémo y el por qué de las cosas; inventa tGenicas y hherramientas: propone y dispone, hace hipdtesis y ensaya; hace preguntas a 1a naturaleza y obtiene respuesta; hace conjeturs, re futa, confirma 0 no confirma: separa lo verdadero de lo fas, lo {que tiene sentido de lo que no Io tiene; nos dice emo llegar donde ‘quetemos llegar, c6mo hacerlo que queremos hacer» (p. 17). Nos encontramos, de esta manera, ante una especie de facts: ‘um onnisciente, siempre en posesion de la verdad, autosuficiente espejo donde se refleja Ia realidad tal cual es y que en todo mo- ‘mento dispone de la respuesta oportuna hasta para la pregunta mis inoportuna. Califcar un saber de «cienifico» es adverts que no hay més discusion que valga. La diosa Rezdn de Ia Tustracion se ros ha quedado reducida a la diosa Ciencia, y la sociedad enters parece inclinarse ante ella reverentemente. ¥ el cientfieo, con x método a modo de varita mégica se sube en st pedestal y mira por encima del hombto al resto de los mortales, mostrando s autori- dad y, como diria Feyerabend (1979, p. 18), «sex appeal Esta visin mitica de la ciencia no s6lo provoca una mistifica- cin, una deformacién de su imagen ante la sociedad y permite una utlizacign politica de su nombre con fines ilegitimos, sino que los propios cientificas son, en muchas acesiones, los primetos en ‘mantener esta visin simplista y deformadora de la ciencia, op tindola en su propia labor de investigacin, Esta concepeién mitica viene en gran parte protegide por lor dos pilares del positivism que ya hemos mencionado con anterio Fidad: el empirismo y el formalismo. Por esta raz6n, vamos a tratar de ver cules son sus impliciciones con las imagenes miticas que “tos EE empirismo se sustenta en gran parte en la concepetén am- pliamente dscutida de que Ia experiencia hasica capta directamen- fe la realidad tal eval es. Castells Ipola (1975) definen el emp smo como «aquella representacion de la prictica cientifiew que presuponiendo que el conocimiento esté contenido en Tos hechos, oncluye que To propio de la investigacign ciemtitica es limitarse & omprobarlos, reunilos y sintetizarlos por un proceso de abstrae~ cin que los hage susceptibles de un manejo eficaz (es deci aeu- tulables y comunieables)... Dicho “modelo” so basa en una “teo- tia del dato”, segain la cual lo esencial de la préctica cientifica onsiste en recoger primero y analizar después (tratamiento del {dao} una informacisn eabiieada de “objtiva” y pre-existente 3 la actividad (ya los prejucios..) del investigador» (pp. 168-169), El empirismo se fundamenta en una concepcidn errénea det modo de conocer humano. No hay concimiento puro. «Se conoce ita escrito Bachelard (1974, p. 27)— en contra de un conoci ‘micnto anterior» «La experiencia —dice Piaget (1975, p. 11)— es siempre asimilacion a estructuras», Es necesari, en consecuencia, estacar la funcidn que desempefan lay estruturas tedricas en el ‘conocinenta de Ia realidad. «En rigor, no hay “dato” que no sea Construido J, en esta constraccién, la teorfa juega un papel indis- pensable y eminentemente produetivo, Desconociendo este aspecto tlecisivo, el “modelo” empirista conduce, no slo a una sucraliza- cién dei dato, sino también a una deformacién profunda del funcionamiento de un dispositive teérico» (Castells ¢ Ipola, 1975, p.174), Queda claro que no se tata de suprimir la experiencia, pues ésta es el Gnico medio que tenemos de relacién con la realidad, {que es lo que se intentaexplicat. De lo que se trata es de reconocer fi dependencia del conacimiento empirico con respecto 2 las es- imucturas légicas en las que se inserta, asf como con respecto a Ia imetafisca desde la que se le da valor de real. Se trata, en definit ‘va, de ir ams allé del empirismo ineluyendo el proceso empirico» (Patex Gomer, 1978, p47). Bajo este obstaculo empirista del conocimiento cientitico se esconden y se defienden tres concepciones que consideramos, junto con Quintanilla (1976), mitieas! 1) la absoluta objetividad y progreso de Ia cienci; 2) la ausencia de supuestos acerca de la tea Tidad (neutralidad omtologica 0 metafsica), y 3) la ausencia de va lores (neuralidad axiot6giea) 1) Segin el mito de la objtividad, e considera que el cono: cimiento cientitico se corresponde diroctamente con la realidad: Tgicamente, en la medida en que se realiza constantemente una 106 labor cienifia, parcce deducirse que cada ver se conoce mis y mejor la realidad, es decir, que hay un continuo progres. IMantener este concepto de objetividad lleva consigo entender que la ciencia nunea se equivoca en su conocimiento del mundo y {ue este conociniemto es absoluto, definitive ¢ infalible, Sin em- bargo, esto entra en contradiceién con la historia dela ciencia, que fos demuestra que en su evolucidn se han dado pasos en todas recciones, incluidos los pasos atris, y que el error no ha estado al ‘argen de la produccién ciemtfien, Si defendemos esta concepcisa, de objetividad quedan sin explicacién todos aquellos cambios de sepresentaciones cientfieas de la realidad que tuponen na nega cid de las anteriores —esto es, ni mis ni menos, To que ha asa {do Kulnn (1975, caps. IX'y XII) momentos de weiencia exteaordina- rin» y «cambio de paradigmas». Cabe todavia agut un reducto mi- Tico que consistiria en recanocer que si bien es cierto que no hay un conocimiento infalible y defintivo, si sigue habiendo un cono- cimiento objetivo en el sentido de que es el nico que puede darse en cada momento, aunque posteriormente pueda ser conttadicho por nuevas teorias ¥ experiencias. Pero reconocer qe-no hay un Conocimiento definitive supone aceptar ue deben existir unos er terios desde los cuales saber cusndo nuestas reptesentaciones son ‘objetivas, fo cual significa comprender Ia objetividad enmarcada tenun contexto més amplio, donde ls erterios de objetividad ven- Arn dados en funcién del contexto te6rico en el que nos encontre mos y, sobre todo, vendrin dados por criterios de Intersubjetividad, o-que nos Neva a bablat del consenso de la co rminidad cientstica como factor de determinacién de la valider ac tual de los paradigmas y del conocimiento cientifico (Brown, 1983, p. 205) Igualmente, entender el progeeso en un sentido absolut puede hhacernos creer que la ciencia siempre ha seguido el Unico camino posible de conocimiento y que éste slo pod aumentat en una di reccidn tiniea que, ademas, era la mejor. Pero mis bien n9s halla ‘mos ante un progreso que, por ser fruto de una evolucin hstérea, esté condicionado por los pasos anteriores dados en el desarrollo 4e la eieneiay de su investigacin y se dirige hacia un futuro para cl que no hay ninguna garantia de que vaya a ser el mejor de los posibles, y que bien podta ser que tomara otros rumbos que permi tieran no ya un mayor y mejor desarrollo cienifco, sino tambicn un mejor y més profunde desarrollo humano. Y nos introducimos de este modo en la discusin dela neuralidad dela ciencia, 2) Ora imagen mitica de lt ciencia que tiene su origen en el cempirismo es la suposicign de que en el conocimientocientfico no wr hay presupuests filoséficos de ning tipo. En efecto, si captamos directamente la realidad no necesitamos para nada ningun supuesto, hingin soporte metafsico en el que apoyat ese conocimiento, pues to que la evidencia de los hechos tiene el suficiente peso como para spoyarse en sf misma, La cienci, se supone, slo se ocupa de he- ‘hos y éstos son independientes de interpretaciones y eori ‘Sin embargo, como hemos fenido oportunidad de comprobar, la actual flosofia de a ciencia ha insistdo en que, al contrario de Tas tesis empiristas, lo que no hay son hechos sin teorta, y suponer que los hechos estén ahi y que no hay més que captarios supone una Posicién metafisica; s6lo que e¢ una posicidn que, por dogmatica, Conduce al esclerosamiento y la paralizacién del desarrollo cient fico. Como bien ha demostrado Feyerabend (1976), no sélo hay supuestor metafisicas en las teorlascieatficas sino que la metat= sce juega un importante papel en a invencin de nuevas teorias, ejerciendo una funcidn de critica hacia las teorfas insaladas. «La tliminacién de toda metafisica, lejos de aumentar el contenido ‘empitico de las teorfas que permanecen,tiende a convertir estas te= ‘orias en dogmas... Donde se estimula la especalacién y la inven: ‘in de alternativas es posible que aparezcan gran nimero de ideas brillates y que tales ideas puedan entonces conducir a un cambio incluso de las partes mis “Tundamentales” de nuestro conoci miento, e¢ decir, puedan conducis al cambio de supuestos que festén tan cerca de ls abservacin que su verdad parece esta dicta> 4a por “Ios hechos”, 0 que estén tan cerca de un prejuiio comdn ‘que parecen ser “vias” y su negacion “absurda"» (p. 61), 4) Se supone tambicn que Ia ciencia se halla libre de valora- clones, que no es ni buena ni mala y que es su utlizacién la que puede valorarse en uno u otro xentido, No obstante, la propia cien- cia en si es ya un valor en tanto que va unida ala idea de verdad, {ue es también un valor. Ademés, 1a propia metodologiacientiiea no es sina un conjunto de normas desde las cuales se jstifican sus tealizaciones, sancionando mediante un sistema de valores sus = sultador (Quintanilla, 19765, pp. 74-75). Finalmente, podemos ‘decir con Quintanilla (1976a) que «la aplicacién posible de unos resultados cientficos no es independiente de las teansformaciones {qu Ia elaboracin de esos resultados ha Hevado consigo> (p. 137). Sirva, si no, el caso bastante de actualidad de la investigscion de luna fuentes de energia en detrimento de otras, como ejemplo de la ependencia de la investigacién con respecto 4 unos valores (Quintanilla, 1978) El otro pilar del postivismo que, junto con el empirismo, sus- tents gran parte de las visiones deformadas de la ciencia es, como 108 vimos, el formalism, Bn su forma més extrema, bajo el formals to se recoge toda aguella prictica que se limita a Ia construccién, de sistemas especulativos, mas centtados en Ja elvcubracién de las felaciones entre conceptos que en las referencias expresas a un ‘mundo real, Se trata, por regla general, de posiciones ideoldgicase idealistas que s6lo se preocupan de purismos metodolégicos al amparo de tina concepeién del mundo que no es sometida a eritiea Y olvidadas de los aspectos materiales de la realidad y de los del conocimiento cientifico como parte de esa realidad. Convencidos ‘de que el mundo tiene una estructura Iégic, se supone que «la re flexi6n teGrica es capa, por las vrtudes insinsecis del rigor y Is coherencia I6giea, de engendrar proposiciones empiicas cuya evi- fencitIas exime de Ia necesidad de una confrontacién experimen- tals (Castells eIpola, 1975, p. 176). Desde una formolacién més d&bil, el formalismo se ha dado unido al empirismo en la filosofia del empirismo légico, como ya hemos tenido oportunidad de ver, Brevemente podemos decir agut aque desde esta Filosofia se cae en la concepcin del conocimiento directo de Is realidad y en la refoemulacidn inmediata en lenguaje matematico, Se reduce asf la produccién de conocimientos « una econstraccién Idgica, un lenguaje bien construid. De eualquiee manera, el formalista se inhibe, desde una pos cidn pursta y dogmatica, de su relacién con ef mundo mater ‘gue como mucho slo tiene en cuenta como lugar de contrastacién, pero no como lugar del que provienen las posiciones metafisicas y las concepeiones del mundo, histica y socialmente producidas. y de las que su investigacion es, en gran medida, producto (Kuhn, 1919), razén por la cual debe aprender a rlativizato. No debe deducirse de aqui un rechazo de Ia logica, sino tan slo de su tilizacin reduecionista. «Ningln ponsariento tiene la exclusiva de la logica formal, y un pensamiento formalista no es mis Iogico porgue sea més formal, sno inicamente més impotente para dat cuenta de ta realidad que es histériea y materi (Quintanilla, 1972, p. 160) En este obsticulo formlista se sustenta el mito de la avtono: rma de la ciencia. Segin este mito, el aspecto Iégico de la ciencia cs sufieiente para comprender su esencia y su desarrollo, con 10 cual, al quedar reducida de esta manera, la ciencia se aos muestra independiente y auténoma, scomo una Fealidad con légica propit» (Quintanilla, 1976, p. 77). Sin embargo, como la sociologfa de Ia ciencia ha tenido la oportunidad de demostea, el desarrollo de 1a ciencia depende de sus condiciones materiales de existencia, ast ‘camo del medio social y cultural en el que histéricamente se de~ 109 senvuelve. No es independiente, por tanto, —y menos en nuestra Sociedad actual, una sociedad reenotégica— de las presiones so- ciales ni de la financiacin, de la que depende su presupuesto para Ia investigacién,Tactores étos que se modiican en funcién de Ia situacign police y de las necesidades de la industria, Una ciencia post-empirista ‘Tado este estado de costs puede dar una visia desilusionadors de la cienci: la objetividad no esta tanto en funcisn de la realidad fevanto en el acuerdo entre ciemtficos; Ia linea de progreso viene ‘marcada por las circunstancias: la ideologia no parece estar al ‘margen de un desarrollo cientfice que avana al son de las presio nes sociales, y en los intentos de explicacién del mundo que nos rodea parece estarse siempre naveganda entre las aguas que empu jan al femolino dela experiencia sensible na trascendida 0 a de 1a formalizacién de una realidad que acaba siendo inexistene 'No obsiant, la conclusion debe ser otra: el conocimiento h- iano tiene unos eatces por los que se mueve, y gran parte de Ios frrores del concimiento vienen dadas por Ia ignorancia de esos feauces 0 por querer construir otras que no se corresponden con la realidad humana cognoscente. Fs el conocimiento de las Timitaciones de la efencia el que permite su desarollo con el maxi mo de posibilidades, En particular, creo importante resaltar dos euestiones porque se nos mostraran clarividentes euando nos planteemos lacientificidad fe la Diddctia. Una es que, tal y como sefsla Brown (1983), Io ‘que constituye el nervio de Ta ciencia es la realidad de Ia investi cin, con sus earateisticas y condiciones, més que la scumulacion fe resultados establecides, «La ciencia consiste en una serie de proyectos de investigacién estructurados mediante las presuposi Clones aceptadas que determinan qué observaciones se han de hacer, cdmo se han de interpretar, qué fenémenos son problemt cos y cémo han de ser tratados estos problemas. Cuando cambian las presuposiciones de una diseiplina cienttica, quedan trans formadas tambign tanto la estructura de esa disciplina como la fmsigen de Ia realidad del cientiieo. El nico aspecto permanente de la ciencin es la investigacion» (pp. 221-222) La otra cuestiOn esté en cudl es el concepto de racioialidad {que surge de todo lo tritado hasta agus. Todo lo que pretendia el positivismo era establecer un programa de justficacion que aleara toda duda sobre la certeza del conocimiento ciemttico. Para eso 10 recestaba el componente empirisa (Ia certeza de la realidad a la {que siempre se podia remitir) y el componente Logica (la certera de un modo de razonamientainfalible a partir de wn conjunto de Dremisas). Se queria disponer en el fondo de un sistema algorttn «0 de razonamiento que evitara someterse 4 los juicios potencial. mente falibles de los ciemtiticos. Lo que la historia de la cieneia y la actual flosofia de la ciencia han demostrado es que es justo en los momentos eruciales (et tratamiento de Ia diserepancia entre ob servaciones y teorfas, ola sivalidad entre paradigms) cuando esos rocesos infalibles de razonamiento, cuando esos algoritmos, a0 sirven, Pero, como Brown ha seBalado, es en esos casos en los que hay que tomar decisiones arriesgadas, cuando es més importante scudir a la 1az6n humana y no a los algoritmos. «Se necesita un juicio informado y es a la hora de hacer tales juicios evand deb ‘mos confiar en Ia azn, En tanto que se pucdan llevar a cabo las decisiones por medio de algoritmos, la intervencién humana deja de ser necesaria; precisamente cuando no disponemos de aingn procedimiento efectivo que nos gufe debemos apelae a un jvicio hhumano racional ¢informado» (p. 195). Para fundamentar su posiién, Brown acude a Ariiételes y a fo 4que este tlkimo llama la deliberacién. Aungue, en realidad, Ja idea de la detberacion la utiliza Aristteles para rferrse a los procesos de adopeidn de deciiones étcas, piensa Brown que este e380 ess mejante al de muchas de las decisiones cientifcas, en Ins que hay ue elaborarjuicios iformados, pero sin poder asegura la certera de los mismos. La deliberacidn es pues aguel modo de pensamiento ue requiere Sopesar informacion y tomar docisiones en aquellos casos en los que no se dispone del conocimienta necesari. Nunca se garantiza que Ia conclusion de tal deliberaciéa sea infalible, pe10 esto no supone iracionalida, sino al contrario la forma mas rio nal de emitir un juicio o de edoptar una decisin dadas las condicio: nes en que hay que hacerlo, Pero tampoco quire esto decir que por- que no haya garantas de certexs, cualquier jucio ¥alga. Los juicios ¥ decisiones delibertives no son abitarios sino que tienen que ser elaborados por aguellas personas que han desarollado la sabidurta Prctica necesara, es deci, fos que sean eapaces de mancjar el co- hocimiento disponible y hayan desarrollado su capacidad de deliberacidn, «Mi propuesta es, pues, tomar al hombre de sabidurta prdctica como un modelo del que adopia decisiones cientifieas er siales que no pueden ser tomadas apelando a un algoritmo, y pro pongo la adopcion de estas decisiones como un modelo de pens Imiento racional. Es el cientifco entrenado guien debe adopter esas decisions, y son 1s cientiicos, no las reglas que ellos manejaa, los uu ‘que proporcionan el locus de le racionalidad cientifica» (Brown, 1983, p. 196). Ast el modelo de deliberacién como procedimiento racional aplicad en los procesos de investigacién cientifica garant 2a. st ver la conciencia de que se pueden cometererrores: «son jicis hectos sobre la base de Ia informacién y la experiencia, pero fin la ventaje de verdades necesarias 0 procedimientos algoritnicos ‘Qve puedan garantizar la inmunidad de tna decisign ser derrocada Por una futurainvestigacién», (bid, p. 198) Por iltimo, quisiera exponer, a modo de sintesis, los postula- dos en tos que Carr (1985) resume los prineipios fundamentales de una Filosofia post-empirista ') Denominar cientifico aun estudio implica que sus formula cio-nes de conocimicnto estin empiricamente fundamen- tadas 4i)Aungue limitadas por los eriterios empicos, as torias cientifieas no puedea ni derivarse de, ni ser refutadas por In observacidn 0 Ia experiencia, Por tanto, al no estar ‘completamente determinadas de modo empiric, Ia elec cid de teoriaseientificas require siempre apelar a eri- terios extra, no-empiricos. iii) Los enunciados empiricos o de observacién estén ire dductiblemente cargados de teorfa, puesto que emplean teanceptor cuyo significado viene dado por el contexto {edrico que presuponen. Por consiguieate, los conceptos te6ricos y empiricos no pueden ser separadas radical- iv) Estos conceptos tedricos proceden de un “paradigma’ global que incorpora alguna “vision del mundo’ metals famente inspirada. Por tanto, la cieneia siempre opera sobre presuposiciones metaisieas que no son ellas mis ‘mas suseeptibles de explicacién mediante la investiga: cin cienifica, Al contrario, son elas las que proporcio- fan Ia ‘interpretacin de la realidad” que deben adoptar cualquier modelo adccuado de investigacién cientfica y ‘cualquier nocida aceptable de explicacion cientifica. ‘v)_ Puesto que Is toriascienifiews no pueden ser concluyente ‘mente confirmadas 0 refutadas, et progreso cienttico no puede consstiren Ia acumulacién de un everpo de conoc ‘mento verdadero. Més bien, la cienca se desrrollaconfron: ‘indose continamente con “situciones problems” que est- ‘ila el compromiso previ con sign ‘programa de invest saci 112 LA DIDACTICA ¥ LAS DOS CONCEFCIONES [Aunque pusdera parecer que con lo hasta aqut dicho queda 2an- jada la discusion positivista, en realidad, evando con més vivera se mantiene la polémica es justamente a Ia hora de plantearse Ia cientificidad de las ciencis sociales, el cual parcce que es el lugar natural de discusidn sobre la cientficidad de la Didetica (si bien, mds adelante, habe que matizar esta afirmacién). La raz6n de esta polémica obedece a causas no s6lo de tipo filosético, También se debe a Ia propia socializacién de fox cientificns sociales en un mo- delo de ciencia, razén por la cual se hacen denodados esfuerz0s por crear una eiencia vecial a imagen de las fisico-naturales, Es evidente que la discusién iene mucho de basqueda de un es- fatus del que gozan las eiencias naturales, Peto también es, come ecia, una discusién filosotica y han sido, en gran medida, determi radas posturas filoséfieas las que han alimentado estos deseos de ‘mitar& determinados modelos cientificos. Recordemos gue uno de los objtivos del programa del Circulo de Viena era Ia unifieacion 4e la ciencia, usando como patrén ls ciencias fisico-naturales. Pero 47 antes, en el siglo XIX, Comite y Stuatt Mill habian abogado por ‘un programa positvista para todas las ciencias, ineluidas las soci les (Comte llega a hablar de «fisica social»). Sus prinipios Funda- :mentales los resume von Wright (1979): «Uno de Tos prineipios del positivism es el monismo metadoldgico,o la idea de la unidad del :étodo cieatifico por ene la diversdad de objtos tomsticos de la investigacién cientfica. Un segundo principio es la consideracién de que la ciencias naturales exactas, en particulat lafisica matemé- tics, establecen un canon 0 ideal metodoldgica que mide el grado de esarrollo y perfeccion de todas las demés eiencias,incluidas las ‘humanidades. Por sltimo, un tercer principio consiste en un vision caracteristica de la explicacion eienifica. Tal explicacion es “cau sal", en un sentido amplio. Consiste, mis especificamente, en la subsuncion de asos individuales bajo leyes generaleshipotsticas de 1a naturaleza, incluida la “naturaleza bumana"» (pp. 21-22). Frente a esta concepein positivist, que se centra en Ia bis {queda de explicaciones eausales como dnica forma valida de expl ‘aciGn cientfiea, surge en Ia misma época una flosotia antiposit: Vista que defiende que lo que pretenden las ciencias sociales la comprensién mis que la explicacién, que mientras las cieneias na turales tatan de formular leyes generals (ciencias nomotéticas), las eiencias del espiritu pretenden comprender hechos particu (ciencias ideograticas) (Mardones y Ursa, 1983, p. 23) us Sobre los autores que se sitan en esta corriente “shermencuticae, von Wright dice lo siguiente: «Todos estos pensa- Gores rechazan el monismo metodolégico del positivismo y Fehssan tomar el patron establecigo por las cieacias naturales tnactas como ideal regwlador, nico y supremo, de la compreasi¢n factonal de la realidad. Muchos de ellos acentian el contraste entre Tas ciencias que, al modo de la fsica, ln quimica 0 Ia fisiologsa, tspiran a generalizaciones sobre fendmenos reproducibles y preds- {ibles,y las cieneias gue, como Ia historia, buscan comprender las pecullaridades individuales y nicas de sus objetos» (p. 23). Fl sentido del termina «comprensiGn»(Verstehen) es funda tal aclararl, para poder entender las nuevas concepciones tanto mnetodoldgicas como teéricas que se abren desde esta perspectiva Se podria decir que toda explicaci6n nos proporciona wna compren som de las coses, pero adems, «comprension» tiene una tesonan- tia psicoldgica de la que carece «explicacidn»; es una forma de tmpatiao recreaci6n por parte del ciemtfico de lv atmdsferaespiti= tual, sentimientos, motives, valores y pensamientos de sus objetos ‘de estudio, unto a este sentido psicol6gico, «la comprensiOn seen tena ademas vinculada con 1a intencionalidad de una manera en fe la explicacion no lo esté, Se comprenden los objetivos y pro pésitos de un agente, el significado de un signo o de un simbolo, Sentido de una insttueion social o de un rio religioso. Esta dimen- ‘in intencionl... ha Hegado a jugar un papel relevante en ta dis usin metodolégica ms reciente» (von Wright, 1979, p. 24). Yes en medio de esta polémica explicacion-comprensi6n, n0 rmotético-ideogréfico, cuando empiezan a surgir las actales cien~ tas sociales, con lo cual, como ha sefalado von Wright, difcil- Imente se podrian haber sustraido a esa confrontacién: «Estas Ciencias nacieron en buena medida bajo la influencia de una pre Sion cruzada de las tendencias postivista y antipositivista en el lltimo siglo, No es sorprendente por lo tanto el que hayan venido & resultar un campo de batalla para las dos tendencias en liza en Ia filosotia del método cientfico> (p- 25) ‘Com el transcusso del tiempo, la polémica se ha mantenido viva 1 dinémiea, con la particularidad de que la concepeién postvista, {ue defendia un eardeter nomotétco para sus enunciados y un modelo ‘deexplicacién causa (modelo nomolégico deductivo), se ha manteni- do priticamente igual a lo largo de su historia, i bien ha perfecciona td sus téenicas y métodos de invesigacion, mientras que la concep: tn que defend la comprensin y un modelo idoografico de ciencia Social, ha desarollado mucho més tanto epistemolégiea como Imetodoldgicamente,y se ha diversficndo en distinas corrientes 6 us cas (etnografla,fenomenologia, etnometodotogis, interaccionismo Simblico, et), aunque manteniendo todas en comin la novesidad de inerpretar los significados y las inteniones de los que paricipan en Jos azontcimientos sociales, como lo sstancial de los mismos La Didéetica tmpoco es ajena a este enfrentamiento de posi ciones epistemoldgicas, que ha dado lugar a paradigmas claramen- te diferenciados, slo que en nuestra diseiplina es fundamental que atendamos no s6lo a los planteamientos tedricas, sino también & Sus consecuenciss précticas Bl enfoaue positvista en la Diddctica Los deseos de adguirr rango de ciemtificidad y el programa po sitivista para las ciencias sociales han coincidido durante mucho Tiempo en la forma dominante de enfocat la investigacion social, en general, y educativa, en particular. Popkewite (1981) ha sefla- to cinco presupuesios interrelacionados de este enfogue, al que él prefiere Hamar de acuerdo con Habermas, empiico-analitico. Primero, lt teoria debe ser universal no limitada & un contexto specifica oa citcunstancias reales en las que se formulan las ge neralizaciones. El propdsito de Ia ciencia empirico-analitica es de sarrollar modelos axiométicos como los que x¢ encuentran en las ciencias sia Segundo, y en relacin a la universalidad de la teorfa, hay un compromiso en hacer una ciencia sin intereses, Los enunciados de Ii ciencia se piensa que deben ser independientes de metas y valo res fhumanos. La teoria cienifica es una explicacién de edo fun eionan las cosas el c6imo deben ser, cosa de la teorfa moral. La teoria empirica, por tanto, se separa de los intereses de las perso: ras que operan ef Ios eontextos sociales y humanos. Terceto, se tiene Ia idea de que el mundo social existe como un sistema de variables interactuantes, pero distintas entre si, por 10 que se pueden estudiar independientemente unas de otras. La ens fianea se roduce asia variables espeeificas que se pueden analizat independientemente de otros elementos del sistema. Se cree que {nterrelacionando variables se pueden averiguar las eausas de los comportamientos dentro det sistema. La nocién de eausalidad se usa, portant, pare definr as relaciones ene Variables empirieas, establecitndose enunciados del tipo «Si ocurre X, entonces se ob tendrd el efecto Y. CCuarto, se defiende la necesidad de formalizar el conocimien 10, Con objeto de crear definiiones invariantes, las variables dela us

You might also like