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LA SEMIOSIS SOCIAL Fragmentos de una teorta de la discursividad por Eliseo Verén gedisa www.esnips.com/web/Lalia ‘Titulo del original en francés: La semiosis social Director de la Coleccién El Mamiéfero Parlante: Eliseo Ver6n Traducci6n: Emilio Lioveras Cubierta: Maqueta de coleccién: Julio Vivas Realizacién: Alfredo Landman Primera reedicién, en Barcelona, 1993 Derechos para todas las ediciones en castellano © Editorial Gedisa, S.A. Muntaner, 460, entlo., 1 Tel. 201 60.00 08006 - Barcelona, Espafia ISBN: 84-7432-502-1 Depésito legal: B - 32.106 - 1993 Impreso en Libergraf Avda. Constitucid, 19 - 08014 Barcelona Impreso en Espaiia Printed in Spain Queda prohibida la reproduccién total o parcial por cualquier medio de impresi6n, en forma idéntica, extractada 0 modificada, en castellano o cualquier otro idioma. 5. El sentido como produccién discursiva La articulacién de la problematica de los discursos sociales con el modelo ternario sefialado en Frege y en Peirce, puede construirse de la Siguiente manera: TEORIA DE LOS FREGE PEIRCE DISCURSOS Sinn Interpretante Operaciones Zeichen Signo Discurso Bedeutung Objeto Representaciones . 1 Se trata de concebir los fenémenos de sentido como apareciendo, por un lado, siempre bajo la forma de conglomerados de materias signi- ficantes; y como remitiendo, por otro, al funcionamiento de la red semi6- tica conceptualizada como sistema productivo. Ahora bien, resulta evidente que, desde el punto de vista del andlisis del sentido, el punto de Ppartida s6lo puede ser el sentido producido. El acceso a ta red semiéti- ca siempre implica un trabajo de andlisis que opera sobre fragmentos extrafdos del proceso semistico, es decir, sobre una cristalizaci6n (resul- tado de la intervencién del andlisis) de las tres posiciones funcionales (0- peraciones-discurso-representaciones). Se trabaja asf sobre estados, que s6lo son pequefios pedazos del tejido de 1a semiosis, que la fragmenta- ci6n efectuada transforma en productos. La posibilidad de todo anélisis del sentido descansa sobre Ja hip6tesis segun 1a cual el sistema produc- tivo deja huellas en los productos y que el primero puede ser (fragmen- tariamente) reconstruido a partir de una manipulacién de los segundos. Dicho de otro modo: analizando productos, apuntamos a procesos. 124 www.esnips.com/web/Lalia La teorfa de los discursos sociales es un conjunto de hipétesis so- bre los modos de funcionamiento de la semiosis social. Por semiosis social entiendo la dimensi6n significante de los fenémenos sociales: el estudio de la semiosis es el estudio de los fenémenos sociales en tanto Procesos de producci6n de sentido. Una teorfa de los discursos sociales reposa sobre una doble hip6te- sis que, pese a su trivialidad aparente, hay que tomar en serio: a) Toda produccién de sentido es necesariamente social: no se pue- de describir ni expticar satisfactoriamente un proceso signifi- cante, sin explicar sus condiciones sociales productivas. b) Todo fenémeno social es, en una de sus dimensiones constituti- vas, un proceso de produccidn de sentido, cualquiera que fuere el nivel de andlisis (més 0 menos micro 0 macrosociolégico). Consecuentemente, no se trata de caer en el reduccionismo semi6- tico, de reducir los fenémenos. sociales a fenémenos significantes, Las ciencias sociales suponen, en general, que los diversos fenémenos que ellas estudian son significantes, pero sin interrogarse acerca del proble- ma especffico de los modos de comportamiento del sentido. Toda forma de organizaci6n social, todo sistema de accién, todo conjunto de relacio- nes sociales implican, en su misma definicin, una dimensién significan- te: las “ideas” o las “representaciones”, como se solfa decir. Un econo- mista puede analizar las modalidades de los intercambios en una socie- dad dada, las formas de organizacién de las relaciones de producci6n o el funcionamienmto del mercado: ver en todo ello Ja accion de las leyes econémicas. Estas estructuras, estas instituciones 0 estos procesos no son siquiera conceptualizables sin suponer formas de produccién de sen- tido; pero el problema de la especificidad de la semiosis en el nivel de Ja organizacién econdmica de una sociedad no es un problema econémico, Tal vez se me conceda, entonces, que todo funcionamiento social tiene una dimensi6n significante constitutiva. Pero la hipstesis inversa es igualmente importante: toda produccién de sentido est4 insertada en lo social. Agreguemos que esta hipdtesis no prejuzga en nada sobre la ho- mogeneidad ni la coherencia significante de un funcionamiento social: si la semiosis es condicidn de funcionamiento de una sociedad en todos sus niveles, ello no quiere decir, sin embargo, que manifieste las mismas modalidades en todos lados, ni que la sociedad en su conjunto tenga al- giin tipo de unidad significante. Ahora bien, la doble hipdtesis que acabo de formular es insepara- ble del concepto de discurso: esta doble determinacién puede ser pues- ta en evidencia a condicién de colocarse en el nivel de los funcionamien- www.esnips.com/web/Lalia 125 tos discursivos. Este doble anclaje, del sentido en lo social y de Io soci 11 enel sentido, s6lo se puede develar cuando se considera la produccién de sentido como discursiva. Se comprende asf que se puedan definir pers- pectivas sobre el sentido que no reconozcan esta doble relacién: basta para ello con ignorar Ja naturaleza discursiva de toda produccién de sen- tido. Asf ocurre con 1a lingiifstica respecto del Jenguaje: si se rehusa a ‘trasponer las fronteras ‘dé la-frase; resulta evidente que se podrd hacer andlisis lingtifstico sin ocuparse del problema de los fundamentos socia- Jes de la actividad del lenguaje. Lo mismo ocurre con una cierta semid- tica que se define como “ciencia de los sistemas de signos”. Por to tan- to, s6lo en el nivel de la discursividad el sentido manifiesta sus determi- naciones sociales y los fenémenos sociales develan su dimension signi- Ficante. Es por ello que una sociosemiética sélo puede ser una teorfa de Ja produccién de los discursos sociales. Si el sentido esta entrelazado de manera inextrincable con los com- portamientos sociales, si no hay organizaci6n material de la sociedad, ni instituciones, ni relaciones sociales sin produccién de sentido, es porque esta tiltima es el verdadero fundamento de lo que corrientemente se Ila- ma las “representaciones sociales”. Que las formas de estructuraci6n del modo de produccién y de Jas relaciones de produccién, que los modos de organizaci6n institucional, que la naturaleza y el juego de los conflictos, que todo ello esté determinado por otros factores fuera de las “represen- taciones”, cuyos soportes son los actores sociales, nadie lo podria discu- tir. Pero tampoco es menos cierto que la teorfa de la produccién de sen- tido es uno de los capftulos fundamentales de una teorfa socioldgica, por- que es en la semiosis donde se construye la realidad de lo social. El mt- nimo acto-en-sociedad de un individyo supone Ia puesta en practica de un encuadre cognitivo socializado, asf como una estructuraci6n sociali- zada de las pulsiones. El andlisis de los discursos sociales abre camino; de esa manera, al estudio de la construccién social de lo real, de lo que’ Hamé la “16gica natural de los mundos sociales” que corresponde, si mi Jectura es correcta, con lo que Maurice Godelier bautizé “la parte ideal de lo real”.{40] Rara vez abordaron las ciencias sociales esa problemd- tica en sf misma. Cuando lo hicieron, su camino se vio fuertemente mar- cado por el idealismo fenomenolégico.[41] Una teorfa de los discursos sociales puede darse como meta el andlisis de Ia produccién de lo real- social, sin embrollarse con un modelo subjetivista del actor. Toda producci6n de sentido, en efecto, tiene una manifestacién ma- terial. Esta materialidad del sentido define la condici6n esencial, el pun- to de partida necesario de todo estudio empirico dela producci6n de sen- tido. Siempre partimos de “paquetes” de materias sensibles investidas de sentido que son productos; con otras palabras, partimos siempre de con- 126 www.esnips.com/web/Lalia figuraciones de sentido identificadas sobre un soporte material (texto lingiifstico, imagen, sistema de accién cuyo soporte es el cuerpo, etcétera...) que son fragmentos de la semiosis. Cualquiera que fuere el soporte material, lo que llamamos un discurso o un conjunto discursivo no ¢s otra cosa que una corfiguracién espacio-temporal de sentido. Las condiciones productivas de los discursos sociales tienen que ‘ver, ya sea con las determinaciones que dan cuenta de las restricciones de generacién de un discurso 0 de un tipo de discurso, ya sea con las de- terminaciones que definen las restricciones de su recepcién. Llamamos alas primeras condiciones de produccién y, alas segundas, condiciones de reconocimiento. Generados bajo condiciones determinadas, que pro- ducen sus efectos bajo condiciones también determinadas, es entre estos dos conjuntos de condiciones que circulan los discursos sociales. Una consecuencia importante de este punto de partida es que un ob- jeto significante dado, un conjunto discursive no puede jamés ser anali- zado “en sf mismo”: el andlisis discursivo no puede reclamar “inmanen- cia” alguna. La primera condicién para poder hacer un andlisis discursi- vo ¢s la puesta en relacién de un conjunto significante con aspectos de- terminados de esas condiciones productivas. El andlisis de los discursos no es otra cosa que la descripcién de las huellas de las condiciones pro- ductivas en los discursos, ya sean las de su generaciéno las que dan cuere ta de sus “efectos”. Esta perspectiva permite superar la vieja querella entre el andlisis “jnterno” y el andlisis “extemo” (ya se trate de textos o de otros tipos de. objetos significantes). Ella opuso de diversas maneras a quienes soste- nfan un “inmanentismo™ del andlisis y quienes se proponfan relacionar los objetos analizados con la sociedad, la historia, etcétera (por ejemplo, una cosa serfa hacer semictica literaria y otra completamente distinta hacer sociologfa de Ja literatura...).[42] Desde el punto de vista de un andlisis discursivo, esta polémica es un falso debate: el andlisis de los discursos no es “‘extemo” ni “interno”. No es “externo” porque para pos- tular que alguna cosa es una condici6n productiva de un conjunto discur- sivo dado, hay que demostrar que dejé huellas en el objeto significante, en forma de propiedades discursivas. Inversamente, el andlisis discur- sivo no es ni puede ser “intemo”, porque ni siquiera podemos identificar , lo que hay que describir en una superficie discursiva, sin tener hipdtesis sobre las condiciones productivas. Debe quedar en claro que este doble rechazo no es, para nosotros, el rechazo de dos posiciones antagénicas posibles: decimos, por cl contrario, que Ja oposicién misma de estos dos Puntos de yista reposa en un malentendido. Atos "inmanentistas” les decimos que el andlisis interno es una ilu- www.esnips.com/veb/Lalia 127 si6n: cuando analizan un texto, estén necesariamente poniéndolo en re. lacién con algo que no est4 en el texto, aunque este “algo” no se formu- le; ello deriva de la naturaleza heterogénea, fragmentada, de todo “tex- to” (ya volveremos sobre esto), lo que es valido, a fortiori, para cualquier superficie significante, cualquiera que fuere su soporte material, lingiifs- tico u otro. Un objeto significante, en sf mismo, admite una multiplici- dad de andlisis y lecturas; por sf mismo, no autoriza una lectura antes que otra, Sélo deviene legible en relacién con criterios que se deben explici- tar y que movilizan siempre, de una manera u otra, elementos que tienen que yer con las condiciones productivas del objeto significante analiza- do (sea en produccién 0 en reconocimiento). A los partidarios del andlisis puramente “externo” (por mas que es- ta expresi6n sea de hecho yna acusacién lanzada por los “inmanentistas” antes que una autoidentificacién), les decimos que si los objetos signifi- cantes analizados son verdaderamente tratados como significantes, nin- gun andlisis puede ser, en rigor, puramente “externo”. Los tinicos andli- sis de los que se podrfa decir eso son aquetios que consideran Jos produc- tos de la semiosis como objetos inertes, buscando, por ejemplo, c6mo tos discursos reflejan tal o cual realidad social, econémica, politica, biogra- fica o ps{quica. Los andlisis extemnos son consecuentemente inseparables de una concepcién mec4nica de las relaciones entre los discursos y su contexto; tratan a los objetos significantes como si no lo fueran. Un dis- curso, cualquiera que fuere su naturaleza o tipo, no refleja nada; €] es s6- Jo punto de pasaje del sentido. ‘Los “objetos” que interesan al andlisis de los discursos no estén, en resumen, “en” los discursos; tampoco estan “fuera” de ellos, en alguna parte de la “realidad social objetiva”. Son sistemas de relaciones: siste- mas de relaciones que todo producto significante mantiene con sus con- diciones de generacién por una parte, y con sus efectos por la otra, Si un discurso jamas es un puro reflejo de una realidad exterior que Jo determinarfa mecénicamente (y es por ello que hablamos de construc- cién de Jo real en el discurso), entonces hay que cuidarse muy bien de acercar la distincién entre un conjunto discursivo dado por un lado, y sus condiciones productivas por el otro, a las distinciones cldsicas, tales co- mo la de infraestructura y superestructura. La distincién entre un discur- $0 y sus condiciones productivas siempre se establece a partir de la iden- tificacion de tal o cual conjunto discursivo, del cual se propone hacer un andlisis. No se trata de una distincién “ontoldgica” entre realidades cua- litativamente diversas, una que serfa la “base” material, objetiva (por consiguiente, no significante) y la otra que seria el sentido o la produc- cién del sentido —“representaciones’—, ligadas 0 no a instituciones “superestructurales”. En el marco de una teorfa de la semiosis social, la 128 www.esnips.com/web/Lalia distincién es puramente metodoldégica; se produce automaticamente a partir del momento en que elegimos un conjunto discursivo para anali- zar. La semiosis esta a ambos lados de la distincién: tanto las condicio- nes productivas cuanto los objetos significantes que nos proponemos analizar contienen sentido. Para dar toda su importancia teGrica a esta ob- servaci6n basta recordar el he sho de que, como ya Jo subrayamos en la primera parte de este trabajo, entre las condiciones productivas de undis- curso hay siempre otros discursos. ‘Las relaciones de los discursos con sus condiciones de produccién por una parte, y con sus condiciones de reconocimiento por la otra, de- ben poder representarse en forma sistemdtica; debemos tener en cuenta teglas de generaci6n y reglas de lectura: en el primer caso hablamos de graméticas de produccién y en el segundo, de gramdticas de reconoci- miento.[43] _ Las reglas que componen estas gramAticas describen operaciones de asignaci6n de sentido 2n las materias significantes (ya volveremos so- bre ello). Estas operaciones se reconstruyen (0 postulan) a partir de mar- cas presentes en la materia significante. Con otras palabras, estas opera- ciones son siempre operaciones subyacentes, reconstruidas a partir de marcas inscritas en la superficie material. Se puede hablar de marcas cuando se trata de propiedades significantes cuya retacién, sea con las condiciones de produccién’o con las de reconocimiento, no est4 especifi- cada (desde este punto de vista, por ejemplo, la lingiifstica trabaja sobre marcas propias de la materia significante lingiifstica). Cuando la relaci6n entre una propiedad significante y sus condiciones (sea de produccién 0 de reconocimiento) se establece, estas marcas se convierten en huellas de uno u otro conjunto de condiciones. Estos dos conjuntos no son jamas idénticos (ya hemos insistido en Ja primera parte de este trabajo sobre este punto): las condiciones de pro- ducci6n de un conjunto significante no son nunca las mismas que las del reconocimiento. La distancia entre produccién y reconocimiento es ex- tremadamente variable, segtin cl nivel de funcionamicnto de 1a semiosis en que uno se coloca, asf como segiin el tipo de conjunto significante es- tudiado: No hay, por el contrario, propiamente hablando, huellas de la circulaci6n: el aspecto “circulacién” s6lo puede hacerse visible en el and- lisis como diferencia, precisamente, entre los dos conjuntos de huellas, ‘de la produccién y del reconocimiento. El concepto de circulacién slo es, de hecho, el nombre de esa diferencia. Tanto desde el punto de vista sincrénico cuanto diacrénico, la se- miosis social es una red significante infinita. En todos sus niveles, tiene ja forma de una estructura de encastramientos. Tomemos como ejemplo discursos sociales constituidos de materia lingiifstica escrita. www.esnips.com/web/Lalia 129 En Ja medida en que siempre otros textos forman parte de las con- diciones de produccién de un texto o de un conjunto textual dado, todo proceso de producci6n de un texto es, de hecho, un fenémeno de recono- cimiento. E inversamente: un conjunto de efectos de sentido, expresado como gramAtica de reconocimiento, s6lo puede manifestarse bajo la for- ma de uno 0 varios textos producidos. En Ja red infinita de 1a semiosis, toda gramatica de produccién puede examinarse como resultado de de- terminadas condiciones de reconocimiento; y una gramética de recono- cimiento s6lo puede verificarse bajo la forma de un determinado proce- so de producci6n:; he ahf la forma de la red de Ja producci6n textual enla historia, La palabra “‘determinado” resulta decisiva en este contexto, por- que estas graméaticas no expresan propicdades “en sf” de los textos; in- tentan representar las relaciones de un texto 0 de un conjunto de textos con su “més allé”, con su sistema productivo (social). Este ultimo es ne- cesariamente hist6rico. El esquema adjunto representa la forma de una red textual hist6rica de este género, tal como se la puede asociar a una prictica social (por ejemplo, una prdctica cientffica), ‘Una gramdatica de produccién define un campo de efectos de sen- tido posibles: pero Ja cuesti6n de saber cual es, concretamente, la grama- tica de reconocimiento aplicada a un texto en un momento dado, sigue siendo insoluble a Ja sola luz de las reglas de producci6n: s6lo puede re- solverse en relacién con 1a historia de los textos. Considerado en sf mis- mo, para retomar Ia f6rmula de Peirce, un pensamiento en un momento dado sdlo tiene una existencia potencial, que depende de lo que serd mas tarde. La red infinita de la semiosis social se desenvuelve en el espacio- tiempo de las materias significantes, de la sociedad y de la historia. Durante mucho tiempo y pese a la gran diversidad de fuentes filo- s6ficas de las que se pudo alimentar, la epistemologfa persistié en creer que el conocimiento es algo que debe predicarse de un sujeto individual; que el saber es un proceso que se efecttia en el marco de una conciencia ode un determinado estado de la conciencia. A partir de allf, trat6 de com- prender el acceso de 1a conciencia del sujeto a la universalidad, para dar cuenta de la validez del saber, es decir, de 1a intersubjetividad de la re- lacién entre el] conocimiento y su objeto. Con motivo del surgimiento de las disciplinas cientfficas en la his- toria, sugerf, en filigrana, otro esquema, segiin el cual el conocimiento es un efecto de sentido cuya naturaleza s6lo puede ser aclarada volviéndo- la a situar en la red infinita de los discursos eritrelazados, interminable- mente, a ciertas practicas sociales y, en particular, a las que se convirtie- ron en “las ciencias”. En el interior de esta red, el conocimiento cs de alguna manera un fenémeno intersticial. El sujeto no es el soporte de ese saber, porque sélo hay conocimiento cuando el discurso del sujeto (uni- co del que el sujeto es soporte) se encuentra “‘atenazado” entre sus con- diciones discursivas de produccién (que ¢1 efectiia) y sus condiciones discursivas de reconocimiento (que él abre y que, como lo habfa com- prendido Peirce, dependen de lo "que ser4 més tarde”), 130 www.esnips.com/web/Lalia ee eles [ NoIovINOYIO SSNOIOVLNASIHd3H + Geunosid) G@sunosid) ee Towamoonoose 4 4 woroonoous [_ NOlOWTNOUID: ‘S3NOIOViNSSaUdSY + Ge > eye > even * onooua t SaNOIOVLNaSSHdau “+ QsuNosia) A SANCIOVEadO 4 ‘OLNSINIZONOOSH novonaoust www.esnips.com/web/Lalia

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