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5 SALVADOR BENESDRA a | EI traductor Salvador Benesdra EL TRADUCTOR ry EDICIONES DE LA FLOR ‘Tapa: Santiago Fuentes, segin diseno original de Patricia Jastrecbski (© 1098 by Bilciones de la Flor SLL. Gorriti 3695, 1172 Buenos Aives, Argentina Hecho el depdsito que dispone la ley 11.723, Impreso en Argentina Printed in Argentina ISBN 950-515-164-0 Capirun ‘Me dije que tal vex era cierto después de todo que las ideologias estan muertas; me regodee mirando por la ven tana del har eémo el sl caliente de le primavera de Bue: hos Aires comenzaba a fundir todas las convieciones del Invierno, Sespechaba por primera vez que podia haber un placer en el vertige de otar en ese ealdo uniforme que se hhabia aduenado hacia tiempo de todos los espacios del planeta, El sol voleaba su fiesta de distinciones sobre to- {40s los objetos de esa exquina, pero yo sentia que por to- fdas partes estaba drenando una noche gris de gatos u vversalmente pardos, una apoteosis de la indiferenciacion ‘que por primera vez no lograba despertarme miedo, Bmpect a jagar con esas sensaciones. Me imaginaba que no s6lo habia eaido el Muro de Berlin, y podia desa- parecer la URSS, y con ella a izquierda viet y In iz ‘quierda verduga, sino que el sol mismo se habia puesto a transgredir sus propias normas. Se prende y se apaga, se prende y se apage, Ya titila come una limpara descom- puesta, como los juegos de luces de las diseotecas. Los cir- ‘uites del planeta se excitan eon la altornancia, se reea- Tientan. Batsn por reventar en una eyaculacién final ‘—Perdén, lo molesto? —Hstamos trayendo el mensaje del Sefior a todas las lmas que busean la salvacién Si no le molesta le aconsejaria que lea estos textos 1 sagrados, Sélo el Senor nos ayuda euando estatnas en un momento de angustia. Sélo cuando sus manos depositaron con wn gesto ines peradamente femenino lo felletos protestantes sobre la ‘mesa del bar me di venta de que era una mujer, Tal vez tuna adolescente, Sas rasgos ligeramente sindiados me {mpedian caleular su edad y el pelo vielentamente esti do hacia la cola de caballo remataba eon su traje de chi ppacrios de previneia una imagen tantas veces vista en Ia ‘area proseitista voleada por las geetas provestanter so bre la ciudad que no reparé en su femineidad cuando en {16 con otros eorreligionarios en el har. Ahora me miraba con el gesto severo de Tos predicadores. Si venta a eonso lar angustias, disimulaba muy bien su piedad. Tampoco tenia yo la desolacién que ella estaba buscando. Pero aho: ra que habia advertido que era una mujer, sabia que no na a poder evitar dedicerme concienzudamente ala tarea imposible de Tevantarmela, la misma tarea en la que fra ‘asaba metédicamente con todas las desconocidas que ‘ruzaban unas palabras conmigo en los lugares mas st rentes para el encuentro erotieo: Ia calle, el colectivo, las plazas, el bar. Busqué en los fellets alguna punta para ‘empezar a hablar. Pero no habia ni rastro de textos sar os. Sélo propaganda ramplona, pequenas frases sueltas, ‘lo sumo parrafos supuestamente extraidos de la Biblia, nero seguramente seleecionados por algin funcionario ‘igno de figurar en el staff del Readers Digest. Empece a sentir la deseompostura infaltable en esos easos. No podia Aecirle que esas frases eran soberanamente iiotas, que no revelaban nada de ninguna religién, que menos ain Inacian justicia a la Biblia, einvitarla traseartén a sentar~ se, a tomar algo y después a admirar de noche Tos trisos de'alguna iglesia, Me quedaba la opeién de ponerme a elo- iar Ia Biblia, ii Por qué, Dios, no me hieiste Teer en mis 436 infinitos anos el Iabro, por qué dejaste que pudiera Aapeabar Historia de primero en el colegio sdlo con un Pen tateuco leido a Tas apuradas??H| Si habia algo que Jamas 8 habia hecho en todas las partidas jugadas contra tantas apetecibles desconocidas, era darles en la apertura la Yentaja de conocer mit Iagunas intelectuales, Que yo no upiera manejar un auto podia exhibielo como un blasén Pero no haber leido la Biblia me equiparaba de pronto con los imbeeifes que habsan eterito esos flletos anodines, Que se entienda bien, no era un problema de ongullo, tii siquiera de saludable autocstima, Nadie se averguen: za de reconocer que no habla un idioma extranjero frente ‘un analfaboto. La Biblia no era aby un tema de cultura. Era el terreno mismo donde tendria lugar la batalla. No podia esperar atracr a una puritana encandilada por Ins divagaciones de algun guru protestante si no estaba en ‘condiciones de competir en el mismo terreno donde algiin ‘caradura pretendia hacer brillar su palabra iluminada Poro ademas estaba la euestidn de Ins armas, Jamas ha: bia hatallado por la conguista de una mujer usando otras armas que las de la seduceion intelectual, En realidad, hhunea habia bregado por nada que no pudiera —o pare ciera que no pudiera— conseguirse por la vin de la expo- Sieidn argumentativa, or el deslumbramiento de la pala bra, de los canocimientos a de Ia pura conviesion. La pro- pia vida me la ganaba con fa palabra, come traductor. Sa bia que habia otra via. Sabia que existia todo un mundo diferente donde los actos no cansultan a cada paso a los pensamientos para atroverse a oeurrir. Pero nunea habia Sido un hombre de aceisn y no podia pensar que iba a po der cambiar s6lo para poder acerearme a una mujer des: dle ese otro mundo deseonoride, dande enda objeto tiene toda Ta abramadora fuerza de la materia y ningun espa- tio para la duda en su interior, y donde los euerpos se © que cualquier eonviceidn. Sin las armas del pensamiento yo no era nada. Pero el tiempo se me iba y la evangelista estaba a punto de reeoger sus falletose ise a probar suerte a otra, ‘esa. Senti que me empezaba a faltar el aire, que la res 9 Bossi‘ Ss piracién se me aecleraba y la sangre me martillaba en Is fabeza, De pronto tuve la abeurda eonvieeién de que ese fencuentro seria crucial en mi vida, Un desvio en la ruta, ‘que me apartaria a una distancia infinita de la direecion ‘Que habia mantenido hasta entances, La evangelista reco {6 con silencio decepeionado sus flletos, yo me senti labismalmente estupido, avergonzado, despreviable, y a1- tne con toda esa escoria de sentimientas el valor para pre- sguntarle: ‘Sos evangelista? Me mire con reprobaeién, Yo no podia salir de mi sombre y tomi que en mi esfuerzo por ocultar mi ver fzuenza hobiera pasado por alto alge demasiado evidente, ‘Me pregunte si Te habia dicho efectivamente “evangelista” f habia hecho un Tapsus espantoso, como haberle dicho “comunista”, por ejemplo. Pero adoptando muy lentamen: te-una paciencia pedagogica, ella explis No, no somos evangelistas, Somos adventistas —y calls satisfecha de haber abundado en tantos detalles. {Cul es ta diferencia? Sills adventistas no son evangolistas? —insisti, y enti profundamente la ftilidad de la supuesta revela- ‘in que mie habia llevado @ pensar que estaba encontrén- dome con mi destino, La adventista parecia més tonta ‘gue una evangelista, Pero no se iba. No dio al fin ya casi ofendida—. Los evangelistas Inablan en lenguas, No respetan el sibado, —iNada mas? los ereen que hay una vida después de la muerte; que ol alma sigue viva, ={¥ ustedes no? —Empeeé a sentir un atisbo de ou riosidad teologien No. ay cud es el consuelo que da la religion de ustedes? Nosotros ereemos en la profecia {Qué dive la profecia? 10 —Que habri wn segundo advenimiento del Senor y re sueitaran los muertos ‘Obie, adventistas. Estaba por preguntarle por qué no hablaban en lenguas”. No ofa esa expresién desde los tiempos de la secundaria, en que me enfrascaba en el os- tudio de le Edad Media, Pero vi que sus ojos se habian puesto a brillar, los labios, gruesos, carnosos, a sobresalir ‘como en una mueca de desafio, y comprend simultane mente que era definitivamente hermosa y que estaba a punto de irse. Entonces subi la cima més alta de mi co taje y me laneé sin paracaidas + Yo no let la Biblia —empees, seedndome las eatara~ tas de sudor sobre Ia frente, As algo maravills, nosotros la Teemos todos los ‘Tene enseflanzas para todas las situaciones de la as vide SiLa len también en grupo? ‘tenemos escuela sabatica. Y ademas uno puede ir a 1a iglesia cuando quiere, Todos les dias hay seminarios. in esos folletos ests In direceiin. Puede venir cuando auiera, “No, a mf siempre me gusts estudiar solo. 0a To su- imo de a dos, Mas de dos ya no es un intercambio sino un tumulto. Se pierde mucho tiempo. Nunca falta el que ‘quiere sobresaliro el que necesita que Te expliquen hasta los nombres. "Entonces hable eon el pastor. Tal ver él leconsiga a alguien que se retina con usted. ‘Hable con ol pastor! "No me lo querria tomar tan formalmente, Preferiria hablar eon vos —los ojos e Te desvian hacia la ventana pero parecin més importunada que intimidada—, por ahi podriamos reunimnos una vee ala semana en un bar 0 en. {una plaza El tiempo se esta poniendo muy lindo, "No, yo no tengo tiempo. Trabajo y estudio y termino muy eansada todos los dias ay hey no trabajis? u

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