Il, RACISMO Y CULTURA
La azrueciée sobre al valor normativo de ciertas culturas
decretado unilateralmente merece retener Ia atencién, Una
de las paradojas répidamente descubierta ¢s el choc en re-
compensa de definiciones egocentrstas, sociocentristas.
Sea afitmado en un comienzo la existencia de grupos,
hhumanos sin cultura; después, de culturas jerarquizadas;
Finalmente, la nocién de relatividad cultural
De la negacién global al reconcimiento singular y es-
pecitico. Precisamente debemos trazar esta historia despe-
Aazada y sangrante al nivel de Ia antropologia cultural
Existen, podtiamos deci, ciertas jones de ins-
tituciones, vividas por hombres determinados, en el marco
de zonas geogrificas precisas que, en un momento dad
hhan suftido el asalto directo y brutal de esquemas cultural
diferentes. EI desarrollo téenico, generalmente alto, del
grupo social asi aparecido lo autotiza a instala¥ yna domi-
nacién orginizada. El empefto de la desculturscién se en-
‘cuentra con que ¢3 el negativo de un trabajo de servidum-
‘bre econémica, hasta biolégica, mas gigantesto,
La doctrina de la jerarqufa cultural no. es, pues,
‘que una modalidad de la jerarquizacién sistematizada,
seguida de manera implacable
La teoria moderna de Ia ausencia de integracién corti-
cal de los pueblos coloniales es su vertiente anatomo-fisio-
légica, La aparicién del zacismo no es fundementalmente
determinante. El racismo no es un todo sino el elemento
rms vile, mis cotidiano —para decitlo de una vez—, en
ciertos momentos, més groseto de una estructira dada,
3 Tanto de x intewencién de Frantz Fanon en el le. C
es ‘2 fieabre de 1956. Publiado
2S Slma cpecal de Pesce Aftiate, juisnevee Ge 1958
Estudiat los rendimientos del racizmo y de la cultura es
plantearse la cuestién de su accibn recfproca, Sila cultura 6
conjnto de comportamientos motores y mentalesnact
do del encuentro del hombre con la naturaleza y con su
semejante, se debe decir
un elemento cultura
culturas sin racismo,
Sin embargo, este elemento cultural preciso no esté en-
quistado. El racismo no ha podido exclerosarse. Le ha
sido precio renovarse, matizarse, cambiar de fisonom(a, Le
ha sido preciso experimentar la suerte del conjunto cultural
se fe oot
racismo vulgar, primitivo, simplista, pretendia encon-
waren lo bologna que ls Exctue ee aka
lado insuficientes, la base material de la doctrina, Sera fas.
tidioso recordar los esfuerzos emprendids entonces: forma
‘comparada del ctineo, cantidad y configuracién de los sur.
os del encfal, caracersticas de ls capaseellaes de
corteza, dimensiones de las vértebras, aspecto microsebpico
de la epidermis, eto
El primitivismo intelectual y emocional aparecia como
una consecuencia banal, un reconocimiento de existencia,
Tales afirmaciones, brutales y masivas, ceden lugar ¢
uuna argumentacién mas elegante. Aqut y alli, sin embar-
¢, salen a la Taz algunos resuzgimientos, Asi, fa “labiidad
‘emocional del negro", “la integracién subcortical del Sra
be", “la culpabilidad casi genérica del judio” son ideas que
se encentan algunos eset contemporinns, La
fia de J. Carothers, por ejemplo, a la
OME esta a prurde Ryuvener ceatiens ee
Tobotomfa fisioligica del negro de Africa
Estas posiciones sectarias tienden, en todo caso, a des
apatecer. Este racismo que se quiere racional, individual,
determinado, genotipico y fenotipico, se transforma en ra-
ismo cultural.” El objeto del racismo deja de ser el hom-
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1¢ el racismo es verdaderamente
lay pues culturas con racismo ybre particular y si una cierta mianera de existir. En el ex-
tremo, se habla de mensaje, de estilo cultural. Los “valores
‘ceidentales” reasumen singularmente la ya célebre liama-
da a la lucha de la “cruz contra la media luna’,
Gierto que la ecuacién morfoldgica no ha desaparecido
totalmente, pero los hechos de los times treintaaffos han
sacudido las conviociones mis encasquilladzs, trastomado el
‘tablero de juego, reestnicturado un gran niimero de relacio-
1c, El recuerdo del nazismo, la comin miseria de hombres
diferentes, la servidumbre comin de grupos sociales impar-
tantes, 1a’ aparicién de “colonias europeas”, es deci, la
institucién de un régimen colonial en pleno tenitorio de
rey Sean calc pi wry
elas patses colonizadores y racists, la evolucién' de las
‘éenieas, todo esto ha modificado profandamente el aspec-
te del problema.
Ex necesario buscar, al nivel de la cultura, las conse-
euencias de-ese racismo,
1 racismo, lo hemos visto, no @s més que un elemento
cde un conjunto més vasto: el de la opresiOn sistemati-
zadi de un pueblo. -yCémo se comporta un pueblo que
‘optime? Aqui volvamos a encontrar algunas constantes.
‘Asistimos a la destraccién de los valores culturales, de
las modlidades de existencia. La lengua, el vestido, las
‘éenicas son desvalorizadas. ;Cémo llevan cuenta de esta
cconstante? Los psiodlogos que tienen tendencia a expicario
todo por movimientos del alma, pretenden encontrar este
‘comportamiento.a} nivel de lo contactos entre particulares:
ctica de wit Sombrero original, de una manera de hablar,
de eaminar..
Parecidas tentativas ignoran voluntariamente el caric-
{te compaable de I stuacn colonial En edd, ls
‘nationes que emprenden tna guerra colonial no se preotu-
pan’ de confrontar culturas. La guerra es un negocio co
‘mercial giganteseo y toda perspectiva debe ser relacionada
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a cste crterio. La servidumbre, en el sentido més riguroso,
de la poblacién autéctona es su primera necesidad.
Por esto se deben modificar sus sistemas de referencia,
La expropiacién, el despojo, la razia, el asesinato como
‘objetivo se duplican en un saqueo de los esquemas cultu-
rales 0, por lo menos, son condicionadas a este saqueo. El
Panorama cultural es desgajado, los valores burlados, borra-
os, vaciados.
‘Las lineas de fuerza se desploman, no ordenan mis
Frente a una nueva unin, impuesta, no propuesta sino
afirmada, pesan con todo su peso los cafiones y los sable.
Sin embargo, el entronizamiento del cégimen colonial
ro entrafia la muerte de la cultura autéctona. Por el con-
tratio, de la observacin histérica resulta que el fin buscado
es mis una continua agonfa que una desaparicién total de
Ia cultura preexistente. Esta cultura, otrora viva y abierta
hracia el futuro, se ciera, congelada cn el estatuto colonial,
puesta en la picota de la opresién, A la vez. presente y
momificada, da testimonio contra sus miembros. Los de-
fine, en efecto, sin apelacién. La momificacién cultural
entrata una momificaciin del pensamiento individual. La
apatia tan uniersalmente sefiaada de los pueblos colonia
les no es més que la consecuencia logica de esta operaciin.
El cargo de inercia que se dirige constantemente al “indi
gena” es el colmo de la mala fe, Como si le fuera posible
2 un hombre evolucionar en otta forma que en el marco
de una cultura que lo reconozca y que 4 decide asumir.
‘Asistimos 2 a aparicién de organisms areaeo,inetes,
que funcionan bajo la vigilancia del opresor y calcados ca-
Heaturescamente de instcionts tom feuds.
Estos organismos traducen aparenteménte el respeto dé
la tradicién, de las especificaciones cultural, de la perso-
ralidad del’ pueblo oprimido. Este seudorrespeto ‘st iden-
tifica de hecho con el menosprecio més consecuente, con
el sadismo més elaborado, La caracteristica de uma cultura
4cs ser sbierta, recomida por lineas de fuerza espontincas,
generosas, fecundas, La instalacién de “hombres segutos’
encargados de ejecutar ciertas procaas es una mistificacion
que no engefa a nadie. Asi, los djemaas de los kabilas
‘nombrados por la autoridad francesa no son reconocidos
Bot fos autdetons. Son duplicades por otto dja elegr
jo democtiticamente. ¥ naturalmente el segundo dicts, en
gran parte, la conducta de los primeros
La constante afirmacién de “respetar la cultura de las
poblaciones autéetonas” no significa, pues, considerar los
valores aportados por la cultura, encamados por los hon
bres. Bien pronto se advierte en este propésito una volun-
tad de objetivar, de encasillar, de apriionar, de enquistar.
Frases tales como “yo los conouco”, “ellos son asi”, tradu
cen. esta objetivacién méxima alcanzada. Asi, también
oniazco Jos gestos, los pensamientos que definen a sus
Bombres.
El exotismo es una de las formas de esta simplifcacin.
Por consiguiente, no puede existir ninguna confrontacién
cultural. Por una parte hay una cultura a a que se le
Feeonocen cualidades de dinamismo, de expansiGn, de
profundidad. Una cultura cn movimiento, en. perpetua
Fenovacién. Frente a ella se encuentran caractersticas, cu-
Hlosidades, cosas, jams una estructura
io 90a primer fel ceupate instal si domi-
nio, afitma masivamente su superioridad. El grupo social,
sajeto militar y econémicamente, es deshumanizado segin
tun método poidimensional. a
Explotaci6n, torturas, razias, racismo, liquidaciones
solectivas, opresién racional, se relevan en diferentes nive-
Jes pata hacer del autdcton, Iitemlments, un objeto en-
‘te las manos de la nacién ocupante.
Este hombre objeto, sin medios de existencia, sin razén
de ser, es quebrantado en lo mds fntimo de su’ sustancia,
El deseo de vivir, de continuar, se hace mis y mis inde-
2
iso, ms y mAs fantasmal. En este estado de cosas aparece
cd famoso complejo de culpabilidad, Wright nos da una
descripcién muy detallada