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CAPABLANCA V.N. PANOV « a al ee: I CE eeemeeemnmn Ne eee ee OR A Ce es I I a A I I i ce I A a CO COLECCION ESCAQUES Hello everybody! Hola a todostt “We area group of chess firs who are producing chess material. We have several projets and ideas. We heve memters ‘rom all around the werld, belonging to different cultures and speaking different languages, ll of us joined by our ‘common love for chess.” We hope you will enjoy our work! "Somos un grapo de fundticos del ajedrer, que estames tratando de producir material de ajedrer, desarrollande “diferentes proyectes e ideas. Tenemos miembros de diferentes partes del mundo, provenientes de diferentes ‘culturas, hablando diferentes lenguas, unidos por nuestra pasion por el ajedrez!" Esperamos que dsfruten de ‘esta muestra de nuestro trabajo! SM you ae interested in joining us, or send any comments drop us an email at: thecassalovers@ynailcom Sialguien estuvieseinfeesado en unise al grupo nos pueden escribir a: thecassalovers(@pmail.com est regards! Saludos! "Caissa Lovers" Vv. N. PANOV CAPABLANCA 8 ESCAQUES EDICIONES MARTINEZ ROCA BARCELONA Traduccién de] ruso por Acustin Puic Revisién técnica de José Luts BRaseRO © 1973 por EDICIONES MARTINEZ ROCA. S. A. Gran Via, 774, 7.° - 08013 Barcelona RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS Este libro no puede ser reproducido en todo, ni en parte, sin permiso TMPRESO EN EspaNa - PRINTED IN SPAIN (SBN: 84-270-0212-2 Depésito Legal: B. 37825 - 1986 Diagrafic, S. A., Constitucié, 19 - 08014 Barcelona INDICE PHOLOGO oo. ee cee cee ae cee cee cee tee cee cts ete tee ee ope nee tee nee 1 I. I, Vv. Vv. PARTE PRIMERA EL TALENTO QUE CONQUISTO EL MUNDO Capablanca, gloria de Cuba... 61. 0c. ee cee tee cee nee ee eee El nifio prodigio llega a maestro ... 0 0. we Aspirante al titulo mundial ... ... ... Grandeza y decadencia de un César En pos de la grandeza perdida ... ... . Tabla de competiciones ... ... . ween avewnen . Corzo - Capablanca, La Habana, 1902 . Capablanca - Corzo, La Habana, 1902 ... . Capablanca - Marshall, sexta partida, 1909 . Marshall - Capablanca, 13.* partida, 1909 .. . Capablanca - Janovsky, San Sebsstida, 1913 .. . Corzo - Capablanca, La Habana, 1913 . . Capablanca - Blanco, La Habana, 1913 . a "i . Capablanca - Chyse, Nueva York, 1913... 0. 10. cee tee cee aoe PARTE SEGUNDA SETENTA PARTIDAS SELECTAS Capablanca - Bernstein, San Sebastida, 1911 . 3 16 3 63 73 7” a te > ee vy 10. Capablanca - Duz-Jotimirski, San Petersburgo, 1913... ... ... 100 11. Bernstein - Capablanca, Mosc, 1914 0.0... se. eee ee cee ce nee 102 12. Alekhine- Capablanca, San Petersburgo, 1914 0. 2.0 1. 2 ee 104 13, Capablanca - Bernstein, San Petersburgo, 1914... ... ... on 106 14, Nimzovich - Capablanca, San Petersburgo, 1914 ... ... 0.0... 108 15. Capablanca - Janovsky, San Petersburgo, 1914 110 16. Lasker - Capablanca, San Petersburgo, 1914 5 2 17. Capablanca - Molina y Ruiz, Buenos Aires, 1914... ... |. Us 18. Capablanca - Schreder, Nueva York, 1916 ... ... 0. 0) oe U7 19. Janovsky- Capablanca, Nueva York, 1916 ... .. ons Ah tie 088 119 20. Capablanca - Marshall, Nueva York, 1918 ... ... 2. we os 121 21. Capablanca - Janovsky, Nueva York, 1918... ... . . 124 22. Marshall - Capablanca, Nueva York, 1918 . 126 23. Kostic - Capablanca, La Habana, 1919 ... 129 24. Capablanca - Ates, Hastings, 1919 0.0 0. 20. ke ee cee ee ee 131 25. Capablanca - Lasker, La Habana, 1921 ... ... 0... we 133 26. Lasker - Capablanca, La Habana, 1921 .. 135 27. Capablanca - Lasker, La Habana, 1921 . : st hw i 139 28. Lasker - Capablanca, La Habana, 192] ... ... fot at elds [alot Ine 142 29. Capablanca - Bogoljubov, Londres, 1922 0... .. we. ee ee ee 144 30. Atkeens - Capablanca, Londres, 1922 .. 147 31, Capablanca - Vidmar, Londres, 1922 ... 2 150 32, Capablanca - Ates, Nueva York, 1924 0.0... we. ee cee cee ee ee 152 33. Bogoljubov - Capablanca, Nueva York, 1924 0.0... ee ee 155 34. Capablanca - Lasker, Nueva York, 1924... . 157 35. Tartakower - Capablanca, Nueva York, 1924 160 36. Capablanca - Ilin-Shenevski, Moscti, 1925 ... 0.0 00. 2. eee oe 163 37. Duz-Jotimirski- Capablanca, Moscd, 1925 ... 0... ee ee 167 38. Capablanca - Zubariev, Moscu, 1925 ... 170 39, Capablanca - Bogoljubov, Moscu, 1925 : 171 40. Ed, Lasker ~- Capablanca, Lake-Hopatkong, 1926 ... ... ... ... 174 41, Nimzovich - Capablanca, Nueva York, 1927 ... ... vote WS 42. Alekhine - Capablanca, Nueva York, 1927... 2... ee ee 178 6 43. . Nimzovich - Capablanca, Nueva York, 1927 ... 45. 46. 47. 48. 49. 50. 51. 52. 53. 54 55. 56. 57. 58. 59. ; Capablanca - Thomas, Margate, 1935 ... 6. 62. 63. 64. 65. 66. 67. 68. 69. 70. Capablanca - Spieimann, Nueva York, 1927 . Capablanca - Alekhine, Buenos Aires, 1927 . Capablanca - Alekhine, Buenos Aires, 1927 ... Capablanca - Alekhine, Buenos Aires, 1927 ... Capablanca - Alekhine, Buenos Aires, 1927 ... Bogoljubov - Capablanca, Kissingen, 1928 ... Capablanca - Rubinstein, Berlfn, 1928 Capablanca - Steiner, Budapest, 1928 ... .. Capablanca - Balla, Budapest, 1928 ... Capablanca - Bicker, Karlsbad, 1929 Capablanca - Trejbal, Karlsbad, 1929 Capablanca - Mattheson, Karlsbad, 1929 .. Capablanca - Ates, Barcelona, 1929 ... Capablanca - Colle, Hastings, 1930-31 Capablanca - Euwe, Holanda, 1931 ... Capablanca - Steiner, Los Angeles, 1933 Capablanca - Ragozin, Mosci, 1935 . Capablanca - Kan, Mosc, 1935 ... Capablanca - Léwenfisch, Moscu, 1935 Lasker - Capablanca, Moscd, 1935 . Capablanca - Alekhine, Nottingham, 1936 .. Capablanca - Reshevsky, Nottingham, 1936 . Capablanca - Znovsko-Borovski, Paris, 1938 Capablanca - Euwe, Holanda, 1938 ... ... .. Capablanca - Mikenas, Buenos Aires, 1939 . Capablanca - Cherniak, Buenos Aires, 1939 ... 00. 0. 02. oe. oe 180 182, 184 187 189 192 217 28 223 223 227 230 233 235 236 238 PROLOGO Este trabajo ofrece al lector las incidencias de la cerrera deportiva y artistica del destacado maestro José Ratil Capablanca, campedn del mundo desde 1921 a 1927, Contiene la biografia ajedrecista de este maestro cubano, para la cual se han reunido las memorias de sus contempordnens y competidores y el juicio sobre su arte, emitido por los grandes entendidos en esta materia, particularmente por Emanuel Lasker y Alejandro Alekhine. Luego, se in- sertan setenta partidas selectas, en cuyos comentarios se han utilizado los andlisis del propio Capablanca y los de sus adversarios y critics. Conviene advertir que una parte de las quinientas ochenta y tres partidas, jugadas por nuestro biografiado en torneos y competiciones en el transcurso de cuarenta arios, apenas ofrece interds, debido al juego poco efectivo de sus adversarios 0 a consecuencia de haber quedado en tablas, Por ello, se han seleccionado aquellas que reflejan la dimension del juego de ambos contrincantes y en que la victoria se alcansé, no sdlo por el aprovechamiento efectivo de ios errores cometidos en elias, sino también por el efecto ldgico de una lucha tenaz. Viene a propdsito subrayar el concepto errdneo y unilateral que los ajedrecistas actuales tienen formado de Capablance; lo conception de cldsico en el juego de posicién, de virtuoso en la tdetica y técmicu del ajedrez, que presta poca atencién a la parte combinativa, @ los sacrificios audaces y a los ataques brillantes, Esto es injusto, pues su talento fue polifacético y armonioso, si bien es cierto que prefirié el juego calculador y posicional en el segundo periodo de su vide, por causas que luego se explicardn. Ademds de las partidas con el sello caracteristico del cdteulo en que se logra vencer aprovechando la minima ventaja lograda en la posicion, el lector hallard otras que, por Ia belleza y profundidad de las ideas combinativas, son comparables a la obra maestra alekhiniana, La tinica diferencia entre Capablanca y Alekhine consiste en que a éste le gustaron el riesgo, las inesperadas incursiones a lo desconocido, et hallazgo 9 artistico y las borrascas combinativas, y aquél se inclinaba a la lucha tensa combinatoria cuando la posicidn se lo permitia o su precisién calculadora v fina intuicién le permitian ver con diez movimientos de anticipacién cualquier ventaja, Pero donde faltaban tales premisas, donde, por una u otra causa, preferta las posiciones dificiles y complicadas que se oponian @ su orientacién artistica, padecta inesperados fracasos, como, por ejemplo, en la partida nim, 36 jugada con Ilin-Shenevski, Esta partida, la que perdidé con Lasker el arto 1914 y una de las de su encuentro con Alekhine en que hizo tables, pudiéndola haber ganado fdcilmente, se insertan en este libro, para reproducir la imagen psicoldgica y deportiva de nuestro bio- erafiado. Sus partidas tienen no sdlo interés histérico; también son cldsicos y waliosos modelos de edmo se debe jugar al ajedrez. El autor ha evitado recargar con anotaciones la primera fase de la apertura de las partidas en cuestion, por cuanto Capablanca presté poca atencién a toda sutileza en la apertura; polarizé mids en el juego medio yen los finales. Por ello, en los comentarios sobre la apertura se indican brevemente las continuaciones que se consideran mejores en la actualidad La primera edicidn rusa de este libro (publicada en 1957, y cuya tirada fue de 17000 ejemplares! y la segunda (de 40000 ejemplares) tuvieron buena acogida entre los lectores y la prensa, Esta tercera edicion, publicada once arios despuds, ha sido corregids en lo biogrdfico y aumen- tada con nuevos materieles, hallados en el transcurso del citado periodo, para satisfacer los deseos del ptiblico y de la critica, También se le han agregado once partidas, y se han revisado los comentarios de las restantes, modernizdndolos y completdndolos donde ha sido necesario, Ast en esta edicién como en las anteriores, el autor ha procurado censervar el espiritu y el colorido de la gran édpoca ajedrecista de ia tercera década, en la que se suscité una apasionoda rivalided entre los tres campeones del mundo, Lasker, Capablanca y Alekhine, y que finalizd con el triunfo ¢ implantacién de las orientaciones artisticas y deportivas de Ia escuela chigoriniana; orientaciones que los ajedrecistas soviéticos kan desarrollado brillantemente. 10 Parte Primera EL TALENTO QUE CONQUISTO EL MUNDO “Asi, pues, Capablanca Bo estd en su trono, sino que anda, camina, cjerce su gobierno en las calles del mundo. Bien esté que nos lieve de Noruega 2 Zanzfbar, de Cancer a la nieve. Va en un caballo blanco, caracoleando sobre puentes y rios, junto a torres y alfiles, el sombrero en la mano (para las damas), la sonrisa en el aire (para los caballeros) y su caballo blanco sacando chispas puras del empedrado...” Nicotks Gumttin: Deporte u “ CAPABLANCA, GLORIA DE CUBA Esta isla, cuna de Capablanca, ocupa un lugar preeminente en la historia del ajedrez, Que este juego fue uno de los pasatiempos prefe- ridos de la clase dirigente y la in- telectualidad cubanas quizd se debe atribuir al alejamiento de los cen- tros culturales europeos y norteame- ricanos en una época en que se des- conocfan la radio y Ia televisién, y la informacién periodistica no tenia las_dimensiones actuales. Componfan la poblacién emigran- tes europeos y criollos, descendien- tes de los conquistadores espafioles, duefios de las plantaciones de cafia de azucar, de café, de tabaco y de pldtanos, en las que trabajaban ne- gros y mulatos. Los potentados y funcionarios de la Administracién espafiola entrete- nfan el ocio sentados horas y horas frente al tablero de ajedrez, En La Habana habia un lujoso club, cuyos directivos no reparaban en gastos si se trataba de invitar a los ajedre- cistas europeos y americanos mds importantes de aquel entonces, En 1862, el legendario Morphy visité Ja capital y jugé una serie de par- tidas con el negro Félix, campeén de Ja isla y esclavo del plantador Sucre. A fines del siglo pasado y prin- cipios del presente, los campeones del mundo Steinitz y Lasker, los destacados maestros ingleses Black- burne y Gunsberg y los campeones norteamericanos Pillsbury y Mars- hall visitaron La Habana, Pero Mi- guel Ivanovich Chigorin fue el que goz6 de mayor popularidad en Cu- ba, pues el club antedicho le invité a reaXzar sus histéricas ¢ompeticio- nes valederas para el campeonato del mundo el afio 1889 y gu encuen- tro con Gunsberg en 1890, El gran maestro ruso jugd también varias partidas con los ajedrecistas cuba- nos mds famosos. La campeona Marfa Teresa Mora visité Mosca el invierno de 1949, para tomar parte en el campeonato mundial femenino. Dice: «En mi pais suena todavia el nom- bre del genial ajedrecista ruso Mi- guel Ivanovich Chigorin, que com- pitid con Steinitz y con Gunsberg en la capital. Sé de aficionados que coleccionan los mds diversos mate- tales de la estancia de él allf. Hay quienes lo conocieron y fugaron con i, Entre ellos se cuenta al octoge~ nario Guillermo Lépez Raviros, quien jugé, en 1889, con el maestro ruso, que le dio un pedén de ven- taja. En ocasiones, fuego con este anciano, pata prepararme.» Pero el ajedrez tom6 carfcter po~ pular en Cuba después de la cafda del régimen dictatorial de Batista, y del triunfo del movimiento popu- lar en 1959. Tras la nacionalizacién de la industria y del comercio y de la reforma agraria, el pafs empieza su revolucién socialista. Pronto se desterré el analfabetismo, y todos los progresos culturales estuvieron 13 al aicunce de las masas, La fama de Capablanca ha contribuldo bas- tante a que el ajedrez goce de po- pularidad entre los trabajadores. El epigrafe de este libro retieja el afecto de los inos a su ilustre compatriota. En el mimero del 12 de enero de 1967 de la revista «De- porte Sovicticor, Nicolas Guillén inserto un articulo, titulado «Capa- blanca, el ajedrez y otras cosas, en el cual dice: «Capablanca ha sido nuestra glo- ria y lo serd mientras exista Cuba. Pero antes de la revolucién, la cual lo ha popularizado, el pueblo lo tenia pur mago y hasta por morador de unas nubes maravillosas ¢ inal- canzables. En aquellos afios, zquién podia imaginar que mds tarde se jugarfa al ajedrez bajo la sombra del tejadillo, hecho de palmera, de las tabernas rurales, e] machete ce- fiido a la cintura, el sombrero la- deado y el caballo atado a un poste aguardando a su duefio? »La revolucién ha transformado totalmente el cuadro de Ja vide cu- bana, y particularmente el de los antiguos desheredados. Superado su analfabetismo, el pueblo se incor- pora a muchos logros de la cultura que no le fueron accesibles en otro tiempo. »Antes de ella, casi todas las for- mas de deporte estaban «vedadas» y eran asequibles sélo a les cfrculos aristocrdticos, mientras los simples mortales las contemplaban desde la acera de enfrente, por decirlo asf. Y ninguno de aquellos seiiores, muembros del club y que se tenian por personas de orden, pudo pensar Bi por ensuefo que los jévenes tra- bajadores y campesinos llegasen a emplear su tiempo libre en perfec. cionar el cuerpo y el espfritu con la préctica del deporte ndutico, de la esgrima, del baloncesto, del tenis y del ajedrez, sin olvidar la literatura, el arte ni la ciencia. {Lo que fue un caso excepcional, como Capablanca, que gozé de bue- “ Nas ‘comudidades, es un fendmeno comin en Ja Cuba de hoy!» El Instituto Nacional de Educa- cién Fisica y Deportes dirige el mo- vimiento ajedrecista del pals: orga- niza competiciones, edita literatura sobre esta materia; funda nuevos clubs; agrupa a millares de ajedre- cistas caliticados, y se encarga de organizar periddicarhente torneos internacionales para _memorar a su relevante maestro. En t apertura de uno de ellos, el presidente de ‘ Federacién Cubana de Ajedrez ijo: «Capablanca puede compararse con el ruso Chigorin, pues a éi se debe la popularidad del ajedrez en nuestro pais.» En estos actos participan regular- mente los grandes maestros sovié- ticos, El campeén del mundo Pe- su sucesor en el trono in- ternacional Spassky, los ex cam- peones del mundo Smyslov y Tal y otres maestros notables han visi- tado Cuba, ILa vispera de uno de los actos en cuestidn, se organizé una sesion de simultancas con quinientos table- ros! JY tres mi] espectadores pre- senciaron diariamente el torneo! En 1966, la F.LD.E, celebré su tradicional olimpfada en La Haba- na; en ella tomaron parte catorce equipos de notables ajedrecistas de varios pafses, Esta competicion atra- jo el 4nimo de los islefios, Se rodé una pelfcula que nos muestra la preparacién de la olimpiada, el en- cuentro de los diversos equipos, los momentos mds interesantes de la competicién y el entusiasmo de los espectadores, En una sesidn de si- multdneas vemos a Fidel Castro, deportista y ajedrecista apasionado, enfrente de Petrosian; fuma con in- tensidad su cigarro puro, mientras intenta el ataque de su adversario, Ernesto Che Guevara fue un aje- drecista eficaz. Cuando desempefis- ba el carge de ministro de Industria, Participé6 en torneos de su pais; ESUMUIO Lad BLaHUCS WunE Eee: asistié a los actos conmemorativ en honor de Capablanca; se enteré do quiénes eran los participantes, y jugé con ellos. A este respecto, Taimanov dice: «En Ja conferencia de prensa se podian observar las curiosas parti- das rdévidas Guevara-Smyslov, Gue- vara-Weid y Guevara-Letellier, »Che Guevara juega muy bien al ajedrez,» Luch6 como guerrillero en Boli- via, y, al parecer, murid comba- tiendo, Las organizaciones de trabajado- res _contribuyen al desarrollo del ajedrez en la isle, Por ejemplo: los miembros del sindicato de ferrovia- rios instalaron un vagé6n, le pusieron el nombre de su notable compatrio- ta y lo engancharon a una locomo- tora antigua, En este club mévil, los entusiastas del ajedrez recorren la isla, organizan sesiones de simultd- neas en ciudades y villas, compiten con los ajedrecistas locales y dan contenido de las competiciones in- ternacionales. Las paredes del so- bredicho vagén estan cubiertas de tableros con piezas de contrachapa- do; en ellos muestran partidas, pro- blemas y estudios. El respeto y afecto de los cubanos a su genial campatriota se manifies- ta en el monumento que le han erigido y en la emisién de sellos de correo para conmemorar el trigési- mo aniversario de la conquista del titulo mundial: en una aparece sen- tado frente al tablero; en otra esté su busto, y en una tercera se refleja la posicién final de la ultima par- tida vdlida para el campeonato dd mundo con el siguiente pie: «jLas- ker se rindel» En otros dos sellos figura el bello edificio del Club de Ajedres Capablanca, de La Habana, Este gran maestro no sdélo Ilena de orgullo a los cubanos, sino tam. bién a los ajedrecistas de todo ol mundo que estudian una y otra vew las joyas de arte ajedrecista que nos ha legado, EJ. NINO PRODIGIO LLEGA A MAESTRO Antes de exponer la biograffa de Capablanca, vinculada a la historia del ajedrez del siglo xx, es necesa- rio explicar al lector, acostumbrado a la moderna clasificacién de los ajedrecistas en maestros y grandes maestros, e] término maestro, usado @m todas las citas que se suceden en este libro, por cuanto ha venido empledndose hasta la segunda mi- tad del siglo actual y aplicdndose 2 los geniales ajedrecistas Morphy, Andersen, Steinitz, Chigorin, Las- ker, Capablanca y Alekhine, Con dicho término, de origen ita- liano, se distinguié6 a todo dotado de talento natural para la misica, el canto, Ja pintura, la escultura, Ja poesia y otros aspectos del arte, en- tre ellos el ajedrez. Pero, actual- mente, su significado ha variado un poco, pues llamamos maestro al es- pecialista y deportista de categorfa superior; por el contrario, en tiem- pos pasados, significé no sélo la calidad del trabajo o interpretacién del mismo, sino también prestan- cia, maestria artistica, originalidad y belleza. En el transcurso de va- trios siglos fue aplicado a los aje- drecistas mds sobresalientes. En la segunda década del siglo presente empezé a usarse, aunque no oficialmente, el término gran maestro y se aplicé a los maestros mds distinguidos. Del mismo modo que solemos Ilamar gran maestro a un pintor, a un literato, a un escul- tor y a un cantante, asf se dijo de 16 algunos ajedrecistas eminertes, co- mo Lasker, Capablanca, Alekhine, Rubinstein, Bogoliubov, Nimzovich, Reti y otros; ademas, con ello se quiso distinguir ia buena calidad del juego y los éxitos deportivos, Al principio, gran maestro significé ajedrecista artistico y deportista. La denominacién de gran maestro internacional fue introducida por la F.LD.E. el aito 1949; por otra parte, este concepto se introdujo por crite- rios puramente deportivos. Y se concede a los ajedrecistas que lo- Bran, aunque sea una vez, un gran éxito en cualquier torneo interna- cional, COMO ALCANZO TAL NOMBRAMIENTO Volvamos a José Raul Capablanca Graupera, nacido el 19 de noviem- bre de 1888 en el seno de una fa- milia acomodada. A los cuatro afios, vio una vez a su padre jugar con un coronel espafiol. Aquellas extra- fias figuras despertaron la curiosi- dad del muchacho al verlas mover- se segin unas reglas que él desco- nocia. A mas de esto, oiria hablar del brillante juego de Chigorin en Su casa o por ventura se paseaba con su padre, cuando se encontra- ron con el gran maestro ruso, Sobre este particular, dice: «La capacidad del hombre para cualquier actividad suele manifes- tarse en la edad temprana y, por lo comin, es efecto de un caso excepcional que lleva el jaterés de una criatura mds all4 de bos limites habituales, Esto me ocuttié en uno de los histéricos encuentros entre Steinitz y Chigorin, muy ¢omenta- do por aquel entonces en La Ha- bana. A la sazén, tenia yo cuatro afios de edad.» Al dfa siguiente, José Rail ob- servd cémo jugaba su padre. {Pero al tercer dia, el corazén del joven principiante hablé! Al ver que su padre movia un caballo de una ca- sila blanca a otra del mismo color y que su contrincante, por lo visto tan mal jugador como el otro, no lo advirtié, se eché a reir y taché de tramposo a su progenitor, quien se enfad6 por aquellas palabras; sin embargo, su hijo le mostré el errox cometido en el tablero, Sorprendi- do de que un nifio pudiese haber aprendido por s{ mismo las reglas del juego, le propuso jugar. El mu- chacho no sélo pasé la prueba, sino que le gané la partida a su padre. Transcurridos unos dias, el hom- bre presenté al nifio prodigio en el Club de Ajedrez, Uno de los aje- drecistas destacados de la capital quiso jugar una partida con ¢l, y le concediéd la ganancia anticipada de la dama para compensar la supe- rioridad. El muchacho la acepté, del mismo modo que posteriormente aceptarfa el sacrificio de peones y piezas, ofrecido por los ajedrecis- tas de nota, Veamos esta primera partida de Capablanca, que jugé 2 la edad de cuatro afios; en ella, como el lector verd, «conservé impecablemente su ventaja material»; frase que, afios después, se convertir{a en tépico pe- tiod{stico aplicado a las victorias del joven maestro y, posteriormente, cé- lebre campeén del mundo. Iglesias - Capablanca (Las blancas juegan sin dama) 1, PSR, P4R; 2. C3. C3AR; 3. xP, CxP; 4 fbr 3 G3AR, AlR; 6, ASD, CAR; ¥, P4A, 9-8; & CSA, C3A; 9, PITD, TD; 1. AD, P3CD; 11. 0-0-8, A2D; 1 BM, CéTD; 13. 7! Cec; 14, TAA, PGA; 15. PSD, TIR: 16. PACD; 17. PAC, CSD; 18. CXC, PX; 19. CAR, PXP; 20. CxC+, AXC; 21, AKPA, AXPC; 22, AID, AGA; 23, T3T, AXPD; 3 7A. PST, A3R; 25. P3C; 26. P4A, AST; 27. TIC, RIT: 28. PSA, AXP; 29. AXA, PXAj 30, A6T, TICR; 31. T(2A)2C, TXT 32. TXT, D3A; 33. A7C+, DXA; 34, TXD, RxT; 35, R2A, RSA; 36. R3D, R4R; 37, P6T, P5As 38. R2R, R5R, y Jas blancas se rindleron. A pesar de ello, su padre cuidé Pedagdégicamente del extraordinario talento del muchacho, ééndole una instruccién adecuada, Los aiios si- Buientes no frecuenté el Club de Ajedrez; jugé solamente en casa y no siempre, Tenfa seis atlos de edad cuando dio brillantemente mate a cierto ajedrecista cubano, Se ha con- servado el final de la partida, y fue Publicado en Ja reviste moscovita «El Noticiero Ajedrecistas el afio 1913, fecha en que Capablanca vi- sité Mosed. Capablanca jugé ¢on negras. » COR+3 2. R3T, TED; 3, THA, TéT+; 4. RIC (a’4, TAT sucede vA zy D8A+; 5. RIC, C4A+), D8R+; 5. R3A (05, T2A, CAA+), T6T+;.6. T3C, TXPl; 7, DxC, D&T +3 & RIC, T5T+; 9. RSA, D4D+4 10. R6C, DIC+; 11, RSA, T4T+3 12. R4R, D4D, y mate. Terminado que hubo Ja ensefan- za primaria a los nueve aiios, s€ le permitid ir al Club de Ajedres sélo los domingos. Alli, Golmayo, viejo y notable ajedrecista, y ex- contrincante de Steinitz y de Chi- gorin, ya no pod{a darle una torre de ventaja. A los once afios, se le tenia por uno de los mejores ajedrecistas de La Habana. Tras la muerte de Gol- mayo y de Vazquez, el talento aje- drecista de la isla fue Corzo, y fos admiradores de Capablanca estima- Ton oportuno que probase sus fuer- zas con aquél, Para examinarlo se organizé una serie de encuentros a dos partidas con los mejores ajedrecistas de la capital, En seguida, se vio que su- peraba @ sus competidores, menos a Corzo, con quien perdié las dos partidas, LOS LIBROS LE AYUDAN La pérdida de estas dos partidas Ro desanimé a sus seguidores, y atri- uyeron este resultado al descono- cimiento de la teorfa de las aper- teras. Y asf, lo pertrecharon de ma- Ruales de ajedrez; estudid, sobre todo, uno sobre finales que, desde pot a fueron su caballo de ba- Al cabo de dos afios, se organizé wm encuentro entre Capablanca y Corzo; encuentro que fue en reali- dad e] campeonato de Cuba. Se pro- clamaria yencedor al primero que ganase ocho partidas. Corzo volvié a ganar las dos pri- meras, lo que no desanimé al mu- chacho; pero s{ a los seguidores de él, La tercera partida quedé en ta- ; luego, fue ganando una tras otra, y Corz6 logré entablar las otras cinco,. Acerca de este con- frontamiento, Capablanca dijo pos- teriormente que aprendié6 mucha mds teorfa que en los manuales; desde Iuego, fue més eficiente en el medio juego y desarrollé con efi- cacia la posicién, simplificdndola con el cambio de dainas, El siguiente diagrama revela el razonamiento, original ¢ indepen- Gente, del joven campeéa cubano, Diagrama nim. 2 Esta posicién se produjo en una de las partidas, pertenecientes al so- bredicho encuentro; Corzo jugs con Dlancas. El ultimo movimiento de las negras es 9. ..., D2R+3 siguié 10. A2R, y la partida qued6 en tablas, Mds tarde, a Capablanca le dijeron que Corzo habia analizado la posicién y deducido que debja Baber hecho 10. R2A en vez de 10, A2R. Por su parte, Capablanca Ia analizé y decidié usar la misma variante de apertura en la siguiente partida de la competicién; en ella, Corzo hizo, en efecto, 18, R2A; rosiguid 10. .... P6C+; 12, RIC, xP; 12, DXC, D4a; 13, C2R, DSC; 14. DxD, PTXD; IS, C4D, A4AD; 16. P3A, TSTI; 17; A2R, AX Ci 10. B XA, TX PD; 19. P3C, T7D; 21. AST+, ed 22, ann, P6AI; 33. PxP, CS5A!; 24. ASR, T7C+; 23, RSA, T7A+; 26. RIM, COD+, y Comme se rindis. El joven teérico gané esta batalla analitica, y se hizo famoso, como lo comprueba la siguiente anécdota: poco después de su encuentro con Corzo, visité una pequefia ciudad y se dirigié al club de ajedrez, El campeon local, persona provecta y honorable, le pregunté si sabia ju- gar al ajedrez, y, tras una respuesta afirmativa, le propuso hacer una partida; quité del tablero el caba- lo de dama, y no le pregunté si Je parecia bien o mal, En aquel thempo era costumbre dar una pieza @e ventaja a los ajedrecistas poco expertos. Esta circunstancia no caus 86 enojo al joven Capablanca, que gan6 pronto la partida; con la mis- ma rapidez, gané la segunda y la tercera, Sorprendido, su competidor advirtié que se enfrentaba con un ajedrecista digno de atencién; por lo cual, continué jugando con aquel escolar, pero sin darle una pieza de ventaja. Sin embargo, Capablan- ca fue gandndole las siguientes par- tidas, E] hombre se qued6 estupe- facto; no Ilegaba a comprender la causa de sus derrotas; de esa ma- nera, la atribuyé al dolor de ca- beza, a la mala_suerte, a la casua- lidad, y demds. Entonces, Capablan- ca le ofrecié un cabalio de ventaja. Empez6 una verdadera lucha, y el anciano hubo de rendirse. Se calé el sombrero y, mascullando un sjadiés!», abandoné el local. Ya en la calle, volvié a entrar y le pre- untéd a su contrincante cémo se famaba, Al enterarse de que habia jugado con el campeén de Cuba, guard6 respeto, pues, segin él, «jnunca hubiese imaginado que aquel nifio pudiese jugar de aque- Ma manerals, Posteriormente, cuan- do Capablanca Ileg6 a campeén del mundo, el anciano en cuestién se jactaba de haber jugado con él y de hhaberle dado un caballo de ventaja @n sus comienzos. Terminé ¢] bachillerato a los quince aiios (en 1904), y su familia Je envié a Norteamérica, con el fin de que aprendiese idiomas y se pre- parase para ingresar en la Univer+ sidad estadounidense, Esto era tra- dicional en las familias acomodadas de la isla que estaban realmente unidas con la metrépoli. Se aplicé a los idiomas y a la ciencia; pero, un afio después, em- pez6 a frecuentar el conocido club de ajedrez de Manhattan, Aunque iba allf sélo los domingos, su ori- ginal y brillante estilo causé admi- racién en todos; transcurrido otro afio, estaba considerado como uno de los mejores ajedrecistas ameri- canos. Particularmente, sorprendié a sus rivales la rapidez y calidad de su juego. Ninguno pudo igualarle en las partidas rdpidas; en 1904 ocupé el primer puesto en un tom neo relémpago entre treinta y dd ajedrecistas notables, entre ellos @ eampeén del mundo Emanue) Las ker, quien vivfa entonces en los Estados Unidos de Norteamérica. Aquel afio Capablanca ingres@ en la escuela de ingenierfa y que ica de la Universidad de Colum bia; en los ex4menes de ingreso ob tuvo sobresaliente en todas las asig- naturas, y en la solucién de los pro blemas de matemiticas empleé una hora y cuarto, y no las tres horas que se daban para solucionarlos, Esto manifiesta la rapidez y preci aién de su mente, IAJEDREZ, AJEDREZ Y AJEDREZ! Parece ser que a Capablance be @trajeron bien poco las cienci: pues fue dos afios a la Universidad y, al decir de él, practicé el deporte y jugé al ajedrez, }No habfa tiempo para dedicarse a los estudios} Deci- dié hacer uso de lo que Ia natura- leza le hab{fa dotado: salir a la palestra internacional y llegar a campeén del mundo; conocer los idiomas europeos y adquirir lustre social, necesario para el ajedrecista cultivado, para eseg caballero am dante de} siglo xx, Y logré estos dos objetivos. Sobre @lo, escribe: «Considerando mi estilo de juego de los afios 1906 y 1908, veo en é1 grandes progresos en todos los as- pectos: en la apertura adquirié una fuerza maestra, aun cuando fuese menos efectiva de lo que debia ser, puesto que realicé con frecuencia planes afectados y poco eficaces cuando el desarrollo de las piezas exigfa movimientos sencillos, con- tundentes y activos; en el medio fuego mejoré notablemente, por cuanto las combinaciones tenfan thayor profundidad y exactitud y perfeccionaba cada vez mas la lu- tha de posicién, y en los finales fagaba con bastante precisién y, a mi ver, alcancé en ellos Ja maestria que distingue a todo ajedrecista.» Esta cita y las siguientes, en que Capablanca caracteriza su juego y su estilo, pueden parecer modestas. Pero con frecuencia le reprocharon, @ veces con razén, su jactancia, su @xtremada confianza en s{ mismo, y @tros defectos. Como se verd, tales defectos de su cardcter tuvieron @xistencia real y, en lo sucesivo, fepresentaron un papel fatfdico en #u carrera ajedrecista, Sin embargo, al valorar dichas citas, hay que te- mer en cuenta las siguientes cir- Cunstancias catenuantes»: Mimado por el destino y dotado por él con sus mejores prendas, Ca- pablanca fue realmente un ajedre- eista genial que asombré a sus con- tempordneos. Lo més importante del asunto es que la mayor parte de citas son de su libro «Mi carrera ajedrecista», publicado el afio 1920, con objeto de movilizar, lo cual era muy im- portante para su autor, la opinién internacional, que insistfa en la pronta realizacién del encuentro Lasker-Capablanca, para disputar el titulo mundial. Y asf, era necesa- rio persuadir a la aficién americana y europea de que Capablanca era el ajedrecista de més talento, el me- jor del mundo; qwe nadie podia 20 igualarie y que él, y a0 Lasker u otro cualquiera, debdia ocupar el trono. Sin duda, con este autorre- clamo y las circunstancigs que jus- tificaban el objetivo, resultaba di- ficil dar el brazo a torcer. Por otra parte, esta fanfarronerfa y este amor propio tienen un curdc+ ter abierto, ingenuo y noble; soa la manifestacién sincera del genio y el clamor de la coneusrencia no eetudiado que inclinan a disculpar esta falta de modestia, En este as- pecto, sus memorias se semejan a Ja «Biografia» del famoso Benvenu- to Chellini, aunque Capablanca no fue tan duro con sus adversarios. Que Je inquietaron los posibles reproches de los criticos se revela en el prélogo de las memorias en cuestion: «Al exponer mis ideas, he pro- curado decir solamente la verdad, corriendo a veces el riesgo de mos- trarme excesivamente vanidoso ante aquellos que me conocen poco, En- tiendo que la vanidad es insensata; pero la falsa modestia lo es atin més, por cuanto trata de ocultar vanamente lo que se esfuerza por salir al exterior.» = Ya se habfa perfeccionado en el aspecto ajedrecista cuando aban- doné la Universidad el afio 1908. Entonces, era un joven, de veinte afios, atractivo, simpdtico a prime- ra vista, elegante, ingenioso, ama- ble y alegre; un «preferido de los dioses», como lo Hamdé la prensa de ambos continentes. Dominaba algunos idiomas y, en las postri- merfas de su vida, tuvo posiblemen- te conocimientos de la lengua rusa. iFue un hombre de extraordi! ria belleza varonil, ideal y esp’ tual, no de opereta; de tez morena, como todo meridional; de ojos ne- $ros, grandes y vivos; de cuerpo estelto y bien proporcionado, de andar garboso, de modales elegantes y de cardcter franco y apacible, que atrajo, cual un imdn, a las perso- was y particularmente a las mujeres! Bl eutor de estas Iiness recuerda cémo iban las elegantes moscovitas detras del campeén del mundo para obsequiarlo con cajas de bombones y ramos de flores cuando visité la capital sovistica en el afio 1920, En- tonces, tenia treinta y siete afios. La prictica del deporte en la Universidad estadounidense le sir- vid para mantenerse fisicamente a un nivel adecuado y oportuno, y le femite entretener el ocio y enta- lar relaciones, utiles e inutiles, con la sociedad mundana. De elas siete artes que debia poseer un caballe- fo», sefialadas en un manuscrito del siglo x1, como natacién, equitacién, tira con arco, esgrima, poesia, caza y ajedrez, cabe suponer que nuestro biografiado no poseyé el arte de la caza ni de la poesfa. Como el tiro con arco es un deporte muy po- pular en Jos EE. UU., seguro que lo ¢onocia, iHabfa Itegado el momento de salir a Ja palestra internacional; pri- mero, a ja americana, y después, a la europea! EL CAMPEON DE NORTEAMERICA DERROTADO El invierno de 1908, el joven maestro hizo su primer recorrido por los Estados Unidos de Norte- américa; duré unas ocho semanas, y consistié6 en partidas de exhibi- én, jugadas con los campeones de varias ciudades del pais, y en se- siones simultdneas que realizé con extraordinaria rapidez y elevado tanto por ciento de victorias. {En las primeras diez sesiones, no per- dié una partida siquiera! En ellas jug6 quinientas sesenta partidas, de las cuales perdié doce y empaté dieciocho. jE] resultado de sus en- cuentros individuales es aun més sorprendente: de ciento treinta par- tidas perdié dos, con sélo dos tablas! Este recorrido le reafirmé en su reputaci6n de futuro astro de pri- mera magnitud en los cfreulos aje- drecistas.estadounidenses, y le per- ‘mitié concertar un encuentro con el campeén norteamericano Mars- hall, vencedor en el torneo interna- cional de 1904, celebrado en Cam- bridge-Springs; en él aventajé al campeén del mundo Lasker y a otros maestros notables, entre ellos a Chigorin, También ocupé el pri- mer puesto en otras competiciones internacionales o gandé el primer premio en ellas, y, en 1907, jugé un encuentro con Lasker, valedero para el campeonato del mundo; mas no pudo ganarlo. La competicién Capablanca-Mars- hall empezé el 19 de abril y termi- né el 23 de junio de 1909; tuve lugar en varias ciudades norteamee ricanas, y finalizé con una sorpren- dente victoria del joven maestro cubano, Aqul conviene sefialar la perspi- cacia artfstica de Lasker, quien, ene tonces, participaba en el torneo in- ternacional de 1909, que tuvo lu- gar en San Petersburgo el mes de febrero; mucho antes de comenzar el encuentro en cuestién, dijo que vencerfa Capablanca y que posible~ mente habria de enfrentarse con ¢l, para disputar el titulo mundial, jLa «Revista. de Ajedrezs tomé a broma lo dicho por Lasker; pero éste decia la verdad! Pues se sabe que jugé con ef foven Capa- blanca en el club de Manhattan y advi tid que era um contrincante genial, De su ameuentro con el campeén norteamerteano, Capablanca dice: «La orgatiizacién de este enfren- tamiento mo entrafié dificultades, Marshall lo acepté, tal vez, con la confianza de que lo ganaria. Pero el resultado mostré que estaba en un error, Gané ocho partidas, em- paté catorce y perdf una. Estoy convencido de que ningun ajedre- cista ha obtenido un resultado co- mo este en su carrera deportiva, por cuanto fue mi primer enfrentamien- to con uno de los diez mejores maestros del mundo! Lo mas sor- predente es que jugué con él sin conocer la teoria de las aperturas a moscovita *

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