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24 LA ETICA AMBIENTAL Robert Elliot ambiental? 1. gQuées una El Parque Nacional Kakadu de la zona septentrional de Australia con- tiene espesos bosques, marismas y rios que sustentan una rica variedad de vidas contiene especies Ginicas, incluidas algunas, como el loro encapuchado y la tortuga nariz de cerdo, en peligro de extincién. Kakadu permite un {g020 estético y oportunidades de ocio e investigacién. Muchos opinan que cs un lugar de inmensa belleza e importancia ecol6gica. Tiene signficacion espiritual para los aborigenes Jawoyn. Kakadu tambign es rico en oro, pla- tino, paladio y uranio, minerales que algunos opinan deberian ser objeto de explotacién minera. Los ambientalistas afirman que si se lleva a cabo este proyecto, se reducirn ls oporunidadesentes de ci e invengacion disminuirs la belleza de Kakadu, desapareceran las especies, xe reducira la siqueza ecol6gica, se pondré en peligeo este Ambito natural y se ofenderé a los valores esprituales de los Jawoyn. Actualmente ya se estin realizando prospecciones mineras en la zona de Kakadu y hay presiones para que se permitan otras nuevas. zDeberian permitirse nuevas minas? ¢Deberia per- mitirse actividad miners alguna? Con qué exactitud podemos alcanzar la respuesta de estos interrogantes éticos? Sin duda la evidencia empirica o féctiea desempefia un papel. Por ejem- plo, los adversarios de la actividad minera afirman que probablemente con- taminaré los rios, envenenaré a animales, pondrd en peligro especies y alte- rari los ecosistemas. Esta oposicin ala actividad minera se basa en razones empiricas; es decir, razones sobre lo que de hecho sucede y sucederd. Mu- chos de los partidarios de semejante actividad ponen en cuestiOn estas raz0- nes empiricas y aun otros piensan que aun si fuesen verdaderas estas r2z0- so sen Aplicaciones nes, es mejor proseguir con la actividad minera. Asi pues, el recopilar los hechos no garantiza que se zanje la cuesti6n. Los argumentos acerca de es~ tos hechos sélo tienen raz6n de ser, solo tienen sentido, frente a cierto tipo de contexto, y las diferencias de este contexto dan lugar a valoraciones dife- rentes de lo que debe hacerse. Este contexto lo constituyen cosas tales ‘como deseos, preferencias, aspiraciones, metas y principios, incluidos prin- cipios morales. Un ambientalista podria desear conocer sila mineria consti- tuye tna amenaza para la naturaleza porque desea que se protejaésta 0, de manera atin més grave, porque piensa que es moralmente malo ocasionar la muerte de la naturaleza. El contexto valorativo no tiene que incluir princi- pios morales; algunas personas pueden ser amorales (pueden ser del tipo de los egoistas racionales descritos en el articulo 16, «El egofsmo»). Sin em- bargo, muchas personas desean que sus actos y los actos de los dems, in- cluidos gobiernos y empresas, se atengan a principios morales. Para seme- jantes personas la resolucién de la controversia sobre el Kakadu exige apelar a principios que ofrecen orientacién moral en nuestro trato de la na- turaleza y que nos permiten responder a cuestiones como estas: gimporta que nuestras acciones causen la extincién de una especie?; zimporta que ruestras aceiones provoquen la muerte de animales individvales?; ¢importa que causemos una erosin generalizada en el Kakadu’; zimportarfa que Ile- sgisemos a convertir elrfo South Alligator en una via de agua desprovista de vida; qué es mejor, proteger el Kakadu o crear una mayor riqueza mate- rial que mejore Ia vida de determinadas personas? ¢Constituye la extincién de una especie un precio aceptable a pagar por el aumento de las oportuni- dades de empleo? Semejante conjunto de principios, que guiasen nuestro ‘rato de la naturaleza, constituiria una ética ambiental en el sentido més ge- neral. Pero hay una variedad de éticas ambientales concurrentes, que in- cluso se solapan en parte. \Quienes tienen una perspeciva moral sobre evestionesambientaleses- ‘én comprometidos con una étca ambiental que al menos se concreta en un principio moral, pero normalmente consta de varios. Pensemos en los am- bientalistas que afirman que la extincién de las especies a consecuencia de la accidn humana es algo malo, quizés incluso algo malo sea cual sea la causa. Este puede ser un principio bisico de una étiea ambiental. Sin haberlo con- cebido explicitamente de esta forma, un ambientalista podria suscribir no dobstante la idea de que la extineién de la especie, etc, es algo malo en si ‘mismo, al margen de las consecuencias que pueda tener. Otra posibilidad es {que el principio no sea de caricter bisico sino que deseanse sobre un prin- ‘pio que expresa el interés por el bienestar humano, unido a la creencia de aque la extincién de especies perjudica a los humanos. El explicitar el com- promiso ético es el primer paso para someterlo a valoracién critica o justfi- cacién, Para que podamos decidir entre diversas éticas ambientales concu- La Gica ambiental 393 rrentes, es preciso justificarlas, No basta con que una politica ambiental se atenga a principios de una u otra ética ambiental, debe adecuarse a una ética correcta, o bien a la més justficada. Tenemos asi dos cuestiones: ceémo puede concretarse una ética ambiental?; y gcdmo puede justificarse una pretendida ética ambiental? 1. Una ética centrada en el ser humano Algunos piensan que las politicas ambientales deberian evaluarse exclu- sivamente sobre la base de su incidencia sobre las personas (véase Baxter, 1974, y Norton, 1988). Esto supone una ética ambiental centrada en el ser hhumano. Aungue los utilitarstas clisicos incluyen el sufrimiento de anima- les en sus calculos étcos, una variante del utiitarismo, que nos insta a ma- ximizar el excedente de felicidad humana sobre inflicidad humana, consti- tuye un ejemplo de ética centrada en las personas. El tomar en serio semejante ética nos obliga a calcula los efectos de las opciones sobre el Ka~ kkadu sobre la felicidad e infelicidad humana. Podriamos comprobar que la ‘mineria reduciria la riqueza ecolégica de las marismas y que si sucediese esto se causaria la inflicidad de algunas personas; por ejemplo algunos po- drfan conmoverse por la situacién de determinados animales, otros podrian entristecerse por la pérdida de especies, otros —por ejemplo, los miembros de generaciones futuras— podrian perder la oportunidad de goces recreati- vos 0 estéticos particulares, otros podrian verse negativamente afectados por los cambios climaticos resultantes, los cambios de las mareas ete. y otros podrian verse psicol6gicamente afectados por el expolio de zonas con Jas que tienen una vinculacién espiriual. Habria pues que sustraer estos efectos negativos de cualesquiera aumentos de felicidad resultantes de las rospecciones mineras en el Kakadu. Una ética centrada en los hombres podria permitir un considerable acuerdo con los ambientalistas sobre la forma de proceder. Esto dependeria de los hechos acerca de los efectos que los cambios del medio natura tienen sobre las personas. Sin embargo, esta decisién se habria aleanzado considerando sélo los intereses de las personas. Una forma clara de expresarlo consiste en decit que esta ética s6lo considera moralmente relevantes a las personas. Algo es moralmente relevante si es susceptible de evaluacién étiea por derecho pro- pio, independientemente de su utilidad como medio para otzos fines. Pen- semos en la tortuga nariz. de cerdo, De acuerdo con la ética centrada en las personas que acabamos de describir, no son moralmente relevantes ni la e5- pecieen su conjunto ni sus miembros individuales: lo nico moralmente 2 cconsiderar es la felicidad e infelicidad de los humanos, lo cual puede verse 0 no afectado por lo que suceda a las tortugas. 3 Aplicaciones 2 Una ética centrada en los animales Existe una concepeién de la ética que no sélo considera moralmente re- levantes a las personas sino también a los animales no humanos; incluye en su Ambito a todos los animales. Muchas de las cosas que hacemos al en- torno natural afectan adversamente a los animales no humanos y esto es algo relevante para esta ética. Por ejemplo, si pensamos que la polucién de cianuro del rio South Alligator produciria sufrimiento a los animales no hhumanos, esto es un perjuicio moral a tener en cuenta independientemente de emo resulten las cosas para los humanos. Este ejemplo no es capri- choso: pensemos en el efecto que tiene para los animales no humanos la de- forestacién, la construccién de presas en vallesfluviales, la explotacién de ‘eanteras en las montafas, la construccién de oleoductos, ete. Una étiea cen- trada en los animales insta a la consideracién moral de animales individua~ les y no de especies: lo que sucede a la especie tiene s6lo un interés indi- recto por cuanto afecta a animales individuales. = Si bien una ética centrada en los animales considera igualmente relevan- tes a todos los animales, no los clasifica necesariamente por igual. Una forma clara de expresar esto consiste en decir que algunas éticas centradas en los animales otorgarén una significacién moral diferente a diferentes ti- pos de animales. Una forma que puede adoprar esta diferenciacién supone la no consideracién arbitraria — y muchos dirian que injustficada— de los intereses de los animales no humanos simplemente porque son intereses no hhumanos. La influencia de esto sobre las valoraciones acerca de las politicas dependers del grado de no consideracién. Podria consist en hacer siempre valer mas los intereses humanos que los intereses no humanos, sea cual sea la imtensidad o fuerza de los intereses y sea cual sea el ntimero de indivi- duos implicado. También podria ser de tal modo que permitiese el primado de los intereses no humanos mas fuertes 0 mas numerosos sobre los intere- ses humanos mis débiles © de menor cuantia. Para evitar la arbitrariedad parece ser necesario un igual trato de intereses iguales. Esto dejaria espacio para la diferenciaci6n, que atin podria hacerse sobre la base de intereses que no todos los animales tienen. Por ejemplo, los humanos tienen la capacidad de desarrollar el conocimiento tedrico © la accién racional auténoma, capa- cidades que obviamente no tienen los canguros. Estas capacidades deben avalar determinados intereses que, como carecen de ellos, no podrian tener los canguros. Semejantes intereses adicionales pueden decantar una deci- sin en favor de los humanos y en contra de los canguros. Esto es especial- mente probable en los casos —aunque no de manera exclusiva en éstos— fn que sus intereses comunes estén igualmente amenazados o igualmente protegidos: la apelaci6n al interés adicional y no comin sirve de eriterio de AecisiGn. Imaginemos que un importante avance médico dependiese de en- 1a ica ambiental 395 cerrar bien a personas o a canguros. El mantener a canguros en un amplio ‘ecinto para estudiarlos puede ser moralmente preferible si no amenaza sus intereses; si no son tratados cruelmente, si son alimentados, si son capaces de vivir de acuerdo con su naturaleza. El confinar a personas del mismo modo no es moralmente aceptable en raz6n de los intereses adicionales de Jos humanos, Este tipo de diferenciacién trata por igual intereses iguales in dependientemente de Ia especie y también permite que los intereses no compartidos dejen lugar a grados de significacién moral (véase el articulo 30, «Los animales», para una exposicién adicional de la ética centrada en los animales). 3. Una ética centrada en la vida El orden de los seresvivos incluye més que animales humanos y no hu- ‘manos; incluye plantas, algas, organismos unicelulares, quizds virus y, se~ gin han sugerido algunos, ecosistemas c incluso el conjunto de la biosfera (véase Attild, 1983, Goodbaster, 1978, y Taylor 1986). La complejidad de una ética centrada en la vida dependerd de eémo se responde la pregunta «2qué es vivir?s, Se responda como se responda esta cuestién dara idea de un sistema autorregulado que persigue, de forma no necesariamente cons- ciente, determinados fines. Ademés, este rasgo es el que normalmente se supone otorga relevancia moral a los seres vivos. Una ética centrada en la vida considera moralmente relevantes a todos los seres vivos, aunque no necesariamente con igual significacién moral. Ast, podria ser mejor salvar a luna tortuga nariz de cerdo que aun arbusto waratah, aun cuando ambos sean moralmente relevantes. Sin embargo, la primera puede ser moralmente més relevante por su condicién de ser vivo complejo. Aqui ls complejidad sirve de intensificador: de dos seres vivos, seré moralmente mas significante el mas complejo. Por considerar un caso diferente, podria ser preferible sal- vara una planta que salvar a una tortuga nariz de cerdo, porque sélo aque- Ila planta puede ocupar su nicho ecolégico particular, mientras que ls tor- tuga nariz de cerdo ocupa un nicho que quizas podrian ocupar tortugas parecidas de diferente especie. Aquila diferenciacién se basa en una valora- ci6n moral de las consecuencias respectivas de la eliminacién de la planta y de latortuga naz de cerdo y no de ls caracteristcasinternas de ambos se- Una ética centrada en la vida exige que, a la hora de decidir c6mo he- ‘mos de actuar, tengamos en cuenta el impacto de nuestras acciones sobre todo ser vivo afectado por ella. Por ejemplo, si prosiguen las prospec nes mineras en el Kakadu, ello supondr la tala de érboles y Ia destruccién de otra vegetacién; determinaré la muerte de algunos animales y la altera- 386 Aplicaciones

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