Antonio Garcfa Moya. Subteniente. Infanterfa ligera.
Al final del afio 1922, el teniente corone!
Milldn-Astray ya fuera del Tercio de Extranjeros
escribfa su obra La Legidn, en la que inclufa un
recuerdo hacia el primer legionario caido en
combate dejando que su pluma llegara un poco
més alld de donde se haba quedado la realidad:
«Baltasar Quelja de la Vega, el infantil poeta,
fue el primer legionario que muri6 en combate.
Era un nifo, de inteligente mirada y esponténea
presteza. Hizo los versos, de todos conocidos
de exaltada pasin y espiritu guerrero; fue el tro-
vador de la 2* bandera, y cant6, como el cisne,
para luego morir. Parece una novela, mas sus
compaiieros lo aseguran: Cierto dia, a los muy
pocos de salir al campo, dicen que recibié una
carta fatal. Alla en su pueblo acababa de morir la
106 Revista EIERGITO-N. 857 SEPTIEMBRE +2012
mujer de sus amores, y el poeta en la exaltacién
de su dolor, se empla76 a sf mismo invocando el
unirse a la muerta con la primera bala que llega:
se. En el primer ataque al campamento hubo una
sola baja, un legionario muerto: Baltasar Queija
de la Vega. {Quién sabe si la sencilla leyenda es
hija de otro poetal...»
Quien més tarde seria el legionario Baltasar
Queija Vega nacié el 26 de marzo de 1900 en
Minas de Riotinto, provincia de Huelva, y era
uno de los ocho hijos del industrial asentado en
la localidad onubense, Baltasar Quelja Seinza y
de Josefa Vega Vega. El origen de la pareja estaba
en Cerdedelo, provincia de Orense. Desconoce-
mos qué razén habia hecho desplazarse a Queija
desde su localidad natal hasta Santa Cruz deTenerifo, posiblemente una huida del trabajo eh
la mineria al que hubiese estaclo ligado desper
manecer en su localidac natal, Desersbares en
ia isla canaria en busca cle una ocupaciénean
Ia que defenderse en la vila y se emples cao,
camarero, quién sabe si con la esperajvayde
lograr el dinero suficiente para embarcar-hnciaiii
las Américas, persiguiendo fos sueios de, sat
de muchos otfas espatioles, predlecesores de la
aventurada empresa.
Se encontraba en Tenerife en octubre de 1920
cuando ley6 en un flamativo carte
en el Tercio de Extranjeros!» En el papel estaba
dibujado un soldado y contena una completa y
atvactiva informacién que llamaba a espafole:
¥ extranjeros: se referia al uniforme, es visto
50; a las pagas, suficientes; a la comida, sana
y abundlante, y ofrecia la posibilidad de hacer
hanrosamente la carrera de las armas, Debieron,
convencerle las condiciones que le explicaron
fen el Banderin de Enganche, a ello ayudaria la
sustanciosa prima de enganche de 700 pesefas
pues, el 9 de octubre firmé con el Tercia dee
tranjeros un compramiso por cinco aivos, Antes
de embarcar recibiria 2,5 pesetas diarias como
tico, suficiente para la manutencién hasta
sgar a Algeciras donde embarcé con rumbo a
Avrica,
Antes de continuar aclararemos que el nombre
de aquel legionario, la mayor parte dle las veces
escrito como Baltasar Queija de la Vega, tal y
como hemos lefdo mds arriba, era en realidad,
Baltasar Queija Vega. Ast figura en una ficha de
filiaciGn det Tercio de Extranjeros y estos apelli
dos coinciden con las que estan inscrios en su
acta de nacimiento.
A su llegada a Ceuta, los nuevos voluntarios
ingresaban en la Compania de Deposito alli
comenzaban a recibir instruceién y esperaban
hasta alcanzar el ntimero de ciento cincuer
cifra aproximada a ia necesaria para formar uli
compaitia dle fusileros. Pero el legionario Bal
sar no hubo cle aguardar demasiaclo dobido a su
encuadramiento en la compaiiia de ametrallado:
ras, la 6* de la Seguncla Bandera, cuya plantilla
‘era mas reducida en personal paves la formabac
dos oficiales subalternos, un suboficial, cuatro
sargentos, cuatro cabos, un cometa, clos legis
nnatios de primera y 45 de segunda, al manda de
capitin Alvaro Sueito Villarino, un oficial quetasar Quie}
on el tiempo pas6 a formar parte de la historia
de La Legién. En total 61 personas, veinticuatro
mulos de carga 0 tiro y tres caballos para los
oficiales. La compafifa estaba estructurada en
dos secciones con dos ametralladoras Hotchkiss
de 7mm cada una y el armamento individual
dependia del puesto que se ocupase en la escua-
dra de méquinas, pues disponia de 29 pistolas y
22 mosquetones, ademds de cinco sables, seis
machetes y 30 granada.
Sin duda, el contingente al que pertenecia el
voluntario Queija fue recibido por el teniente
corone! José Millén Astray Terreros a su llegada
a Ceuta a la Posicién A, primer cuartel de La
Legion. Alli, en posicién de firmes, escucharian
unas palabras de bienvenida que les darfan qué
pensar: ela Legién os abre sus puertas {...] A
cambio lo tenéis que dar todo sin pedir nada
Lal
Pronto el Tercio de Extranjeros tuvo personal
suficiente pata distribuirlo en tres banderas. La
primera abancloné Ceuta para dirigirse al campa~
‘mento de Dar Riffien. Aunque es dificil seguir la
pista de Queija en aquel 1920, sf sabemos que el
30 de octubre formaba junto a sus comparieros
108. RevistAEJERCITO*N, 867 SEPTIEMBRE 2012
en fos lanos del Tarahal. Alli el Tercio de Extran-
jeros realiz6 su primera Jura de Bandera
El dia 3 de noviembre, la Segunda Bandera,
siguiendo los pasos de la Primera, partia desde
Ceuta hacia el campamento de Dar Riffien, mar
cha de una decena de kilmetros en direccién a
Tetudn cuyo trayecto los legionarios recorrieron
a pie, cantando diversos sones sobre los que
ya predominaba La Madelén en una particular
versiGn legionaria.
Aquellos voluntarios recibieron all los nuevos
uniformes que prometia el carte! de captacién
que les habia incitado a alistarse. Se trataba de
Un traje de hechura totalmente desconocida en
nuestro Ejército: guerrera de cuello vuelto; panta-
én breeche cefido, con vendas verdes, en color
caqui verdoso; gorro isabelino; borceguies de
Cuero; macuto, bolsa de costado, correaje y san-
dalias, Tenemos una Ginica fotografia de Queija,
que por el tiempo que permaneci en la unidad,
data de noviembre o diciembre de 1920 y con
seguridad esté realizada en el campamento base
de La Legién: Dar Riffien. No debia ser Baltasar
‘muy alto pues, por las dimensiones del Mauser
que aparece en la imagen —un meteo y veinti-
trés centimetros—, este legionario con dificultad
sobrepasaba el metro cincuenta y cinco. En la
imagen posa junto a un compafiero y contrasta
la uniformidad de uno y otro. Queija, el de tez
‘oscura, viste una atfpica camisa de manga larga,
completamente abotonada, con dos botones en
ef cuello, pantatén con polainas de vendas y
borceguies. Su compafiero, un desconocido pio-
nero del Tercio de Extranjeros, leva una camisola
también abrochada hasta arriba, pantalén largo
sin polainas y sandalias. Los dos estén cubiertos
con el gorrllo legionario, nica prenda comin,
En noviembre llegé la Tercera Bandera y la
primera parti6 hacia Uad Lau. Pronto fueron ne-
esarios nuevos mandos intermedios para poder
organizar las compafiias. Las clases —cabos y
sargentos— no existian y cuenta Millén-Astray
en el referido libro que los cabos se nombraban
«por la gracia de Dios |...] se escogian los de
aspecto més militar y varonil entre los muchos
{que habfan servido en el ejército», Habia mucha
prisa y la instruccién mantenia un intenso nivel
durante los meses de noviembre y diciembre. En
Riffien transcurrieron las fechas navidefias pero
cl dia 30, los legionarios de la Segunda Banderaabandonaron el nuevo campamento para viajar
en tren hasta Tetudn.
El tiempo era malisimo debido a las fuertes
lluvias y la esperanza de permanecer algin dia
en la capital del Protectorado, donde podfan
protegerse del agua en alguno de sus cuarteles,
se desvanecié cuando la marcha se prolongé
hasta alcanzar Ben Kartich, situado més al Sur.
Allf la Bandera se instalé al raso, soportando
tuna noche muy frfa. Al dia siguiente aun tuvie-
ron aquellos legionarios que caminar un duro
trecho hasta llegar al Fondak de Beni Hassan.
Un recorrido escabroso, entorpecido por el fio
invernal, ta intensa tluvia y el barro. El 1 de
enero la unidad partia hacia el Zoco el Arba de
Beni Hassan, siguiendo un trayecto de extrema
dureza y cargando los legionarios un pesado
equipo: la municién —210 cartuchos—, manta,
fusil y bolsa. Asi lo recordaba Piris Berrocal en
sus Memorias
«La lluvia convierte en lodazales los caminos,
nuestras sandalias, tipo (rale, se entierran en el
barro y en él quedan la mayor parte de ellas,
hundidas a cerca de medio metro de profundidad
€ imposibles de recuperar»
Geografia e Historia
En medio de estas penosas condiciones se
instalaron las tiendas cénicas para proteger a los
legionarios de las inclemencias. El campamento
se atganiz6 con los alojamientos alineados y
reunidos por compafias. El siguiente dia co:
menzaron las patrullas entre el Zoco el Arba y
Xeruta, a veces dando proteccién a los convo
yes de la zona o efectuando reconocimientos y
Vigilando las diferentes vias de comunicacién
Mientras las dos unidades de Fusiles realiza~
ban estos cometidos, las dos secciones de la
Compaiiia de Maquinas con menor movilidad,
dirigidas por los oficiales Lopez Bravo Jiménez. y
Zabal Cervera, se mantenian en el campamento
prestando seguridad y realizando los servicios
de aguada,
‘Asensi Lépez Blanco en su obra 20 de sep.
tiembre de 1920 seguia la estela del fundador
del Tercio acerca del primer muerto de La Legién:
«Cierto dia, a los pocos de salir al campo, di
cen que recibié una carta fatal. Alld en su pueblo
acababa de morir la mujer de sus amores y el
poeta, en la exaltacién de su dolor, se emplazé
asf mismo, invocando a unirse a la muerte con
la primera bala que llegase»
REVISTAEJERCITO 857 SEPTIEMBRE 2012 109Nadie puede afirmar ni negar que lo fuera,
pero el primer jefe del Tercio de Extranjeros cali-
ficaba al primer legionario fallecido en combate
‘como poeta. Consultadas fuentes versadas* en
la historia de La Legi6n acerca de la produccién
poética de Queija, ninguno ha podido aportar
nada al respecto. Aquellos versos son un misterio
y nada podemos decir de ellos aparte de la duda
de su existencia
Asi llegamos al 7 de febrero de 1921. La es-
‘cuadra que daba proteccién a la aguada pertene-
fa a la 6" Compariia de la Segunda Bandera. La
falta de aculferos en los eampamentos y vivaques
obligaba a buscar el preciado liquido en yaci-
imientos, algunas veces algo alejados. Para cons-
tituir este servicio, ademés de los mulos cargados,
con bastes, bidones y los respectivos acemileros,
se disponfa una escolta cuya entidad dependia
de las amenazas de la zona. La Bandera habia
instalado el Puesto Atrincheraclo Numero 4 para
proteger un yacimiento de agua entre el cam-
pamento del Zoco el Arbaa y la kabila de Beni
Hassan. La guaricidn de aquetla aguada estaba
constituida una escuadra
En medio de la noche —eran las once y me-
dia, fue atacada por un grupo rebelde: sonaron
«siete disparose. Posiblemente, el objetivo fuera
apoderarse del armamento. La descarga abatié al
legionario Baltasar Queija. El resto se pudo prote-
‘ger. Los componentes de la escuadra ya estaban
haciendo fuego, «diez disparose fueron suficiente
respuesta, segin cita el parte, y los rebeldes hu-
yeron protegidos por la oscuridad. La reaccién de
los legionarios habia puesto en fuga a los agreso-
res. Cuando llegaron hasta su compafiero, atin se
mantenia aferrado al fusil y un charco de sangre
predecia el fatal desenlace. Baltasar fue recagido
con cuidado y trasladado hasta el campamento
donde fallecié poco después
fs de gran importancia para una unidad mi-
ltar, el primer cafdo en accidn de guerra. En el
comienzo del aio 1921, el Tercio de Extranjeros
se encontré de improviso con su primer caido
fen combate. Su jefe, el teniente coronel Millan
Astray Terreros dej6 correr la pluma al escribir
acerca de aquella baja, magnificando la accién
con la finalidad de hacerla mas meritoria. Los
hechos se adornaron con antecedentes de tinte
roméntico, afiadiendo ademas que los rife‘ios
se aproximaron con intencién de hacerse con
110 REVISTA EJERCITO-N.857 SEPTIEMBRE «2012
el arma del caido, pero que el legionario, aun
encontréndose graveriente herido, no se dejé
arrebatar el fusily forcejes con varios enemigos
que, armados con gumias, lo acuchillaron pro
vocéndole la muerte sin conseguir arrebatarle
el arma,
Prueba de cémo finalizé aquella agresién es
su certificado de defuncién que cita como causa
de la muerte: wherida de arma de fuego». Ademés
tenemos los telegramas del comandante Candei-
ra Sestelo, Jefe de la Bandera, que se refieren a
«tiroteado y a herida por bala enemigas.
FL capellin Adolfo Fernandez Ocasanz, del
Tercio de Extranjeros certificaba asi su muerte:
«Como capellan del Tercio de Extranjeros au-
toricé y extend la presente partida de defuncién
y enterramiento en el cementerio cat6lico del Zo-
co el Arbaa (Protectorado de Marruecos-zona de
Tetudn) del cadaver del soldado legionario de la
Segunda Bandera Baltasar Queija Vega, soltero,
de dieciocho afios de edad, de oficio camarero,
natural de Minas de Rio Tinto (Huelva) e hijo de
Baltasar y Josefa. Fallecié el dia siete de Enero
de mil novecientos veintiuno en consecuencia
de herida de arma de fuego producida por el
‘enemigo en el ataque a dicha posicién en el
citado dia a las once y media horas después de
haber recibido los auxilios espirituales, siendo
cl primer legionario que muere en funciones de
guerra. No consta haya otorgado testamento.
Y para que conste lo firmo en Ceuta a ocho de
febrero del mismo afio»,
Los restos del legionario Baltasar Queija Vega
fueron inhumados, como hemos leido, en el ce-
menterio del campamento del Zoco el Arbaa. Fue
el primero de tantos y tantos legionarios muertos,
cuyos restos permanecen cubiertos y olvidados
en tierra africana.
Fl comandante Candeira, dirigia a las 09:50
horas del dia 8, desde el Zoco el Arbaa, un te-
legrama al Teniente Coronel Jefe de La Legién
en Ceuta: