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LO QUE VEMOS Y LO QUE SABEMOS Leemos en parte con los ojos, con los oidos, con el tacto, ya sea que estemos viendo el texto, escuchandolo, o tocandolo en Braille. Es decir, leemos en parte con la informacién que ' recibimos de los sentidos. Pero no basta ver, escuichar o tocar. ( Ante un texto sobre un tema que nos sea desconocido 0 que 4 esté en un lenguaje que ignoramos, lo mismo dara que vea- ‘mos, escuchemos 0 toquemos con claridad: no podremos leer Pues no entenderemos y, recordémosto, sin comprensién no hay lectura —leemos un texto, una imagen, un gesto, una tar- de en el campo en la medida en que los comprendemos No tengo ninguna dificultad para ver cada una de las pa- labras ni de las letras del parrafo que en seguida anoto: Vo'nej xa ta jyalel, oy to'0x la te nakajtik vakib tzebetik ta jun Jum, toj alak'ik sba, batz'i ech’ xa no la ti yutzilike. Jujun ro- ( ‘minko malk’ak’al chlokik ta xanobal ta ch’ivit, lek la xlixtonal sjolik xchi‘uk ta la sbon jutuk satik yo" ktichal stzajub jutuke, schitk ta xak’be sbaik ya‘lel nichim ta snukik ta spat xchikic \ nik sventa xmuib yikik. Ja’ jech ta xlokik ta paxal. te ta xk § latik jum ti ch'ium keremetike. Pero no comprendo nada, aunque yo haya escrito este Cuento, porque aqui estd en tzotzil, una lengua que no co- Gonido, F (2004) Pra kere mej. Neéico: Plneta nozco. No ¢s informacién visual lo que me falta, sino infor- tmacién que no puedo esperar de los sentidos, el conocimien- to de un lenguaje. Ademéis de la informacién sensorial -la de la vista, el oido, cl tacto-, para leer nos hace falta otra clase de informacion, no sensorial: nuestra idea del mundo, la pertenencia @ un len- guaje, lo que sabemos, conocemos y somos capaces de hacer, nuestras lecturas anteriores, nuestras experiencias de vida y el humor de ese momento. Leer a partir de a informacion no sensorial es un mecanismo de la lectura tan basico, que se conjuga con todos los demas. Mientras més informacién no sensorial se tenga, menos haré falta la informaci6n sensorial, y viceversa. Un escrito muy sencillo 0 que conocemos bien puede leerse mas de pri- sa, con letra mas pequefia, con poca luz. Un texto dificil re- quiere mas tiempo, mas luz, mayor atencién. La dltima vez que lo visité, en su casa de Zapopan, Juan José Arreola llevaba algo mas de dos afios enfermo; apenas consciente, no podia hablar y creo que no me reconocié. En cierto momento, su hija Claudia le dijo algo asi como “Anda, papa, saluda a Felipe. Dile algo de Carlos”. Entonces se ilun 1n6 el rostro de Arreola y comenzé a decir, con su boca di dentada, el primero de los “Sonetos fraternales”, de Carlos Pellicer: “Hermano Sol, cuando te plazca, vamos/ a colocar la tarde donde quieras...”, sin parar, barboteando las palabras, _.y las hormigas, de tu luz raseras,/ moverdn prodigiosos miligramos...” hasta el final: “Con las manos/ encendimos la estrella y como hermanos/ caminamos detrés de un hondo muro.” Si yo no hubiera conocido el poema, no lo habria en: tendido. Como mi informacién no sensorial era suficiente, basté la escasisima informacién auditiva que Juan José pudo darnos para leer con los oidos el texto que nos presentaba. Podria parecer que percibimos instanténea y automati- ‘camente lo que se presenta ante los sentidos; podria parecer 112 «que vemos con los ojos. Pero esto es verdad s6lo en parte. Los ojos recogen informacién en forma de rayos luminosos y la convierten en impulsos eléctricas que Hlegan al cerebro al tra- vés del nervio éptico. Lo que vemos es la interpretacién que hace el cerebro de estos mensajes. En realidad, vemos con el cerebro que, a partir de nuestra informacion no sensorial, in- terpreta la que recibe de los ojos, los oidos, el tacto y que, como sabemos, puede equivocarse. . Si vemos 10 es probable que lo entendamos como una ci- fra que dice diez. Sin embargo, esos mismos signos, 10, pue- den tener un significado distinto si los encontramos como 710, RIO, 1ON... La informacién visual es la misma y es el cere- bro quien decide si esta viendo nimeros o letras. Para tomar sus decisiones el cerebro necesita interpretar la informacién que recibe de los sentidos, y eso exige tiempo. El tiempo reque- rido depende de la cantidad de informacion que necesite pro- cesar, y esto varia segiin el nimero de opciones que deba considerar. Este es otro principio basico de la percepci6n, El tiempo que el cerebro necesita para dar sentido y significado a los datos que recibe se acorta en la medida en que hacemos uso de la informacién no sensorial. En principio, lo que el cerebro puede ver a un mismo tiempo es poco; pero si aprovechamos Ia informacién no sensorial podré ver mucho mas de una sola vez, Echemos un vistazo a la siguiente serie de treinta y dos letras dispuestas al azar: aqlurasievsamtodraeclaorondeaoda {Cuantas podemos recordar después de echarles un vista- z0? Hagamos la prueba. En general, no més de cinco o seis én toro al lugar donde enfoquemos la mirada. Sabemos que a los lados de estas letras hay otras, pero no cuales son; no 115 las podemos recordar. Esta limitacion no tiene que ver On la edad ni con la experiencia ni con el nivel de lectura -un buen corrector de pruebas tal vez pueda recordar acho 0 nueve. ‘Tampoco cuentan el tamaiio de las letras ni el tiempo de ob- servacién, mientras siga siendo un vistazo ~otta cosa 4 memorizarlas. Lo que limita lo que puede verse en una sola ada _1/4 de segundo, aproximadamente- no es Ia velo, sad gon que la informacion es captada por el ojo; sino el tiempo que el cerebro necesita para tomar sus decisiones. 1 velocidad de lectura no depende de la velocidad con que los jos recorran una pagina sino de la velocidad con que elce- rebto procese la informacién que recibe. "A menos que estén siguiendo un objeto en movimiento, Jos ojos no se mueven regulary continuament: satan en Fo raespasmédica de un punto de enfoque al siguiente. Los ojos tuman fa informacion de manera fragmentaria y desordenada, pero el cerebro la organiza siempre que estésuficientementt completa como para dare significado y sentido. Tampoco al Teer fo ojos tienen tun movimiento regular a fo largo de las Tineas ni de la pigina. Se mueven a saltitos, en sacudidass los periodos en que permanecen quictos se Haman fijaciones. Cada fijacion equivale a un vistazo, ‘Durante la sacudida, cuando los ojos se mueven, una per- sona esta virtualmente ciega: no registra la imagen borrosa que la retina recoge de esa barrida ocular. El cerebro descar- tuesa informacién. Las sacudidas duran desde unas cuantas tnilésimas de segundo hasta una décima de segundo. Las fi- jaciones, en promedio, un cuartode segundo, Asi que ls ojos pasan mas tiempo quietos que en movimiento: solamente di Fante el principio dela fijacion el oo recoge informacion de ta pagina; durante el resto de la fijacin el cerebro est ocu- pado procesando la informacién. No es posible acortar los tiempos de las fijaciones. 4 ce [Asi pues, en cada vistazo a un grupo de letras desordena- das, el cerebro puede identificar cinco o seis. Sin embargo, es obvio que al leet reconocemnos un naimero mucho mayor de letras en un solo vistazo. ;Por qué? La razén es que en tun texto las letras no se encuentran repartidas al azar; estan agrupadas con una intenci6n, y eso nos permite aprovechar {a informacion no sensorial. Veamos las mismas treinta y dos Tetras que vimos antes, ahora agrupadas en palabras: Ja quieras vamos donde a tarde colecar ‘Ahora lo comin es identificar tres 0 cuatro palabras, lo aque representa, segin cl caso, quince a veinte letras, en lugar de las cinco o seis anteriores. ‘Cualquier hablante de una lengua dada conoce la estruc- tura redundante en que se organizan las letras en las palabras dde exe idioma, Si en una palabra se suprme alguna lera es féeil saber cual es la que falta y puede leerse sin complicaciones ‘Muchas veces, cuando en un texto aparece una errata de esta clase, leemos de cortido, corrigiendo en nuestro cerebro, y ni siquiera la advertimos. Como aprendimos a hacerlo? Con ja lectura. Aprovechar la informacion no visual es un meca- nismo que, como los otros, se adquicre leyendo ‘Veamos de nuevo las treinta y dos letras y las siete pala- bras que tomamos antes, pero démostes ahora el orden, y con ello la intencién, que en uno de los versos que dijo Arreola aquella mafana les dio Carlos Pellicer ‘vamos a colocar la tarde donde quieras ‘Ahora lo habitual es que cualquier lector retenga, con tin solo vistazo, toda la oracién: siete palabras en lugar de tres © cuatro; treinta y dos letras en lugar de cinco o seis. Ahora la intencién esta completa y por eso el cerebro puede procesar mucha mas informacién. 115 En los tres casos la cantidad de ini cmacién visual ofreci- da al cerebro fue la misma, asi como el tiempo para proce- sarla. La diferencia es la intencién, que oftece siempre una gran cantidad de informacién no visw''. Quienes conozean el poema, al eer esa linea evocaran pc > menos la anterior, que nos dice con quién esta hablando Pellicer: “Hermano Sol, cuando te plazca”. Y muchos, seguramente, en esa linea, silo conocen de memoria, volveran a leer todo el soneto: Hermano Sol, cuando te pla: a, vamos a colocar la tarde donde qu. 28. ‘Tiene la milpa edad para que hicieras ‘con puiiados de luz sonoros tramos. Si en la dltima piedra nos se stamos vers cémo caminan las hil 3 y las hormigas de tu luz ras.-as moveriin prodigiosos miligramos. Se fue haciendo la tarde con las flores silvestres. Y unos cuantos resplandores sacaron de la luz el tiempo scuro que acomodé el silencio. € las manos encendimos la estrella y co. .0 hermanos, caminamos detrés de un hondo muro. El contesto, la sintaxis, la intenc’ de un texto reducen tanto las posibilidades de eleccién qt.. hacen posible presu- poner, anticipar lo que debe seguir. * 0 es lo que facilita o dificulta la lectura, Cuando la palabras. encuentra en un con- texto congruente no hace falta tanta informacion visual. Hay un limite para la cantidad de informacion sensorial que puede manejar el cerebro. Qué tanta informacion vi- sual puede recogerse en un vistazo depende de qué tanta in- formacién no sensorial tenga el cerebro. Si es mucha, puede ser una linea o mas; si es menos, tal vez sea apenas la mitad. 116 Si no la hay, la visi sa se hallaré limitada a un campo real- ‘mente reducido: a las cinco o seis letras con que comenzamos el ejemplo, Ver de esa manera es lo que se lama visiéa en ttinel: no es un defecto fisico ni una enfermedad ni un fend- meno permanente; ¢s algo que se presenta cuando el cerebro se enfrenta a un excso de informacién visual. O, més bien, cuando le falta ,armacién no sensorial. La vision en idnel se presenta, de modo natural, en quie- nes comienzar “eer, nifios 0 adultos. También en lectores ‘expertos, cuand tienen que leer algo que no comprenden. Un texto absurdo, o en una lengua desconocida, o sobre una ma- teria que se ignora, provocardn la visién en tiémel por la sen- cilla raz6n de que, para ese lector, en esa clase de escritos es imposible anticiparse. La vision en tinel ocurre en las siguientes circunstancias: 1) Cuando se lee algo que no se comprende. Atribuir a un texto sentido y significado depende en buena medida de lo que el lector sabe. Para evitar la visi6n en tiinel, el lec- tor debe estar en posibilidad de anticipar lo que sigue en el texto. 2) Cuando no se conoce bien una materia, una palabra, una lengua. Para copiar el parrafo en tzotzil tuve que ir vien- do cada palabra, letra por letra. Y si quisiera repetirlo tendria que hacer otra vez lo mismo, porque a medida que he ido escribiendo esas palabras las he ido olvidando. Tendria que estudiar tzotzil algdn tiempo para empezar a reconocerlas. 3) Cuando hay resistencia a utilizar la informacién no sen- sorial. El lector avezado se ocupa sobre todo del signi- ficado y del sentido de lo que lee, y va pasando por la informacién visual sin detenerse en ella, a menos que lo necesite para resolver algiin problema de comprension. Los lectores deficientes van pronunciando cada palabra aisladamente, como sino esperaran encontrar sentido ni 117 : } significado en el texto, sino en cada una de las palabras que van pronunciando. Mientras més se preocupen por cada palabra, menos podrén ver, menos podrn compren- fencia a usar la der, leeran peor. La causa principal de resis informacién no sensorial es la ansiedad. 4) Cuando se ticnen malos habitos de lectura. Si se lee de- masiado despacio, el sistema dptico se vera sobrecargado con la informacién visual que intenta tomar de la pagina. Si se quiere memorizar cada detalle, aislar cada palabra antes de pasar a la siguiente, se provocaré la visién en tunel. Lo peor de estos malos habitos es que suelen ad- quirirse cuando nos dicen: “Despacito, con cuidado, pon atencién en cada palabra” {Cémo combatir la visién en tGnel? Con material que esté al alcance del lector. Dando a los lectores la in- formacién previa necesaria, Evitando que los nifios teman equivocarse. Incitando a los lectores a leer con la veloci dad necesaria para que lo que se imponga sea la compren- si6n del texto y no las palabras sueltas. Cada una por su cuenta, las palabras no dicen gran cosa, La gente lee des- pacio porque cree que asi comprendera mejor, pero no es cierto, Hay que pasar por encima de las palabras, po- niendo en ellas significado y sentido, para llegar a la com- prensién del texto. Gabriel Zaid lo ejemplifica con su acostumbrada lucidez: {Hay manera mas segura de hacer un libro ininteligible que leerlo suficientemente despacio? Es como ver un mu- ral a dos centimetros de distancia y recorrerlo a razén de diez centimetros cuadrados cada tercer dia durante un aio, como una lagartija miope. Asi no hay lugar de inte- sar la totalidad, de tlegar a ver el mural de un golpe.> 118 a rhlsinpanean son LAS UNIDADES DE COMPRENSION Cuando alguien lee demasiado preocupado por las letras quie forman cada palabra y por las palabras que componen un es- ctito, es probable que vaya olvidando letras y palabras a me- dida que las recorre; a grado tal que no podra comprender Jo que intenta leer, pues al llegar al final de una palabra o de un enunciado habré olvidado su principio. Le ocurre a cual- quiera, aunque sea un buen lector, con voces técnicas, nom- bres de lugares, un nuevo niimero telefénico 0 una voz.en alguna lengua que no se domina, como me ocurre con el tzotzil. Sucede porque nests: memoria va siendo saturada: no la que nos sirve para recordar lo que 0L:i6 0 lo que apren- dimos hace afios 0 meses -la de plazo largo-. sino una mas inmediata ~de plazo corto-, con la cual recordamos lo. 4¢ estamos haciendo mientras lo hacemos. Esta memoria se sa- {ura facilmente. Un modo de llenarla es esforzarse por rete- ner demasiada informacién, pues guarda sdlo unos cuantos datos y por tiempo breve. En cuanto la dirigimos hacia un nuevo asunto descarta lo anterior. Cuando se produce la visién en tanel es porque la me- moria de plazo corto se satura con unas cuantas letras o pala- bras, de manera que es posible que, cuando se lea la segunda mitad de una palabra o de una frase se haya olvidado la pri- mera, En el momento en que empezamos @ preocupamos por tas palabras o por las letras en forma aislada, dejamos deen- tender lo que leemos. En lugar de ir més despacio para ver cada palabra, hay que acelerar en busca de la ‘comprensi6n. Ia leetura no es asunto de identficar Tetras ni palabras se- paradas. ‘La memoria de plazo corto puede retener apenas seis o siete datos: cifras, letras, figuras 0 palabras. Pero, cuando estos signos estén agrupados de manera que podamos atri- tunes sentido y significado, entonces pueden ser muchos més, La capacidad de la memoria de plazo corto sera mayor si Irinformacion esta organizada en unidades de comprensin. Resplandores es més facil de memorizar que seanrlpodesr porque, aunque sean las mismas letras, es mas facil recor- Farlas cuando se encuentran organizadas. Es mas sencillo recordar 123456 que 514362, porque estamos familiar fos con que ciertos datos se entcuentren ordenados en de- terminada secuencia, La organizacion en secuencias que renovemos constituye parte de la informacion no sensorial (Alles una persona va reconociendo y sumando unidades de comprension. Las hay muy cortas; por ejemplo, una palabra, Sualquiera de las palabras que estoy usando, Otras que son mnés fargas, como una frase, o mucho més largas, como un poema o un libro entero. Hermano es una ‘unidad de com- prensién; hermano Sol es otra, donde hermano ya no sien pea lo mismo que cuando esta aislada. Hermano Sol, cuando ve plazca... no es una unidad de comprensién: el significado ve esta completo (podria estarlo, si el complemento del ver- o placer estuviera claramente implicit), pero hennano Sol, vando te plazca vamos a colocar Ia tarde donde quieras juelve a ser una unidad de comprensién. Cuando se trata de leer un texto, una imagen, un gesto, el ‘mundo, hace falta que el lector reconozca unidades de com- grensién. Al ser dispuestas en determinada secuencia una 120 serie de palabras, cada una de elas una minima unidad de comprensién, componen unidades mayores: frases, parr fos, capitulo, lecciones... por fin, obras completas, que son uni- dades de comprensién mayores y més complejas. ‘La tinica manera de leer es atribuir sentido y significado ala informacién que va registrando la memoria de plazo cor- fo. Cuando se intenta acercar a los nifios ~y a los adultos a la lectura obligdndolos a leer textos a los que no logran atri- buir el sentido ni el significado suficientes, lo que se provo- cas la saturacion de la memoria de plazo corto, la visi en tanel, la ansiedad, la confusién y el aburrimiento de los lectores. Para aficionarse a la lectura y los libros, es imprescindi- ble trabajar con material que tenga sentido y significado y atender, en primer lugar, ala comprensidn de lo que se lee No hace falta preocuparse porque el lector vaya recogiendo cada una de las palabras aisladas ~menos aan las letras~; existe el peligro de que llegue a creer que lo importante mo ts construir la comprensi6n, sino ir saliendo con bien de cada palabra. Es evidente que irlas distinguiendo, pronunciando y observando una por una no llevara a nadie a comprender ni a disfrutar el texto. ‘La memoria de plazo largo es el depésito donde se alma- cena la informacion no sensorial. A diferencia de lo que suce- de con Ia de plazo corto, su capacidad parece ilimitada: no hace falta desocuparla para afiadir informacién y los datos {quedanallf por argo tiempo. Muchas veces recordamos lo que parecfa perdido, Io que no sabfamos saber, La memoria de plazo corto retiene datos sueltos, pero la de plazo largo esta frganizada como una red, como una gran estructura de co- nocimientos. Nadie puede realmente aprender nada que no comprenda y que no logre integrar en una red de conoci- miento, pues la manera de afianzar -y de recuperar- la in- 121 formacién en la memoria de plazo largo es organizéndola en esta clase de redes. En la memoria de plazo corto es rapido y sencillo afadir y descartar informacion. En cambio, incorporar un dato a la ‘memoria de plazo largo requiere mas tiempo. Por eso es di- ficil memorizar lo que se esté leyendo mientras se lee. Lo que normalmente va a la memoria de plazo largo no son las pa- labras sino su intencién, y un esfuerzo excesivo para memo- rizar puede destruir la comprensién, Lo més recomendable seria concentrarse en la lectura ~es decir, en la comprension y posteriormente ocuparse de memorizar lo que se ha leido. Haber antes entendido, facilita memorizar un escrito. La capacidad de la memoria de plazo largo puede aumen- tarse, buscando que el material que uno lee tenga el mayor sentido y significado posibles. De la misma manera que el ‘entendimiento facilita la memorizacién, memorizar un texto puede contribuir a comprenderlo. La memoria es una capa- cidad bastante mas importante de lo que muchos creen, a condicién de que ademas de memorizar se comprenda. Los lectores que leen presionados por el temor de come- ter alguna equiivocacién, que temen no comprender todos los detalles, no memorizar todo lo que len, descubrirn que, paradéjicamente, no pueden recordar casi nada: han recar- gado la memoria de corto plazo y quedarén confundidos. La ansiedad destruye los placetes y las posibilidades de la lectu- ra. Si lo que se quiere es aficionar a la lectura a los nifios y 1a los adultos, convendria, en los tiempos dedicados a la lee- tura -no al estudio-, climinar todas las formas de competen- cia, pruebas y exémenes, incluidos los intentos de evalwar la “comprensién de la lectura” 122

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