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Estando demás mencionar las innumerables situaciones en las que se atribuye a la matemática
la causa de muchos dolores de cabeza tanto del sistema educativo como de todas las personas
particulares que han tenido la oportunidad de estudiarla por razones diversas, me referiré de
forma superficial y breve a las causas por las que se enseña o se aprende matemática. En lo
que a la parte institucional le toca, se podrá uno preguntar ¿para qué se enseña matemática?,
y en lo que a los particulares les cae como agua de mayo, ¿para qué estudio o estudié
matemática?
Si uno es maestro, podría caer en la tentación de contestar, en cuanto a la pregunta que le
compete, que la matemática se enseña porque está en el currículo, documento que, de cierta
forma, orienta qué debe aprender y qué no una persona como parte de la sociedad
nicaragüense. (Aclaro que el qué debe es explícito y el qué no debe está implicado por lo
primero.) Habrá otros maestros que, pensando un poco más en el asunto, podrán enumerar
otras muchas razones del porqué ellos enseñan matemática en la escuela. En este sentido cabe
destacar que estos maestros son los que, aceptando la orientación del currículo, dan rienda
suelta a su razonamiento para expresar ideas que, de una u otra forma, responden a lo
siguiente “¿Cuáles son las razones por las que se incluye el estudio de las matemáticas en el
currículo? Al respecto, el lector maestro y el que no lo es, podrá enumerar razones como:
compras, presupuesto familiar, arreglar la sala, cercar un terreno, combinar la ropa, ingresar a
la universidad, aprender física, elaborar cuadros estadísticos, poner una tienda, entre otras.
Algunas de las razones mencionadas arriba, si no todas, se pueden escuchar en boca de los
afectados por la segunda pregunta del primer párrafo.
Estudiosos de este tema, han agrupado las razones de la enseñanza de la matemática (digo
agrupado porque no es una clasificación, sino más bien, una agrupación muy ilustrativa y
conveniente) y, a los grupos formados les han llamado fines de la enseñanza de la matemática.
Estos fines son tres, a saber: fin práctico, fin instrumental y fin formativo. Los primeros dos
comparten las razones mencionadas arriba, de tal forma que el fin práctico comprende
razones que se refieren a los usos cotidianos de las matemáticas fuera del ámbito académico
(compras, arreglar la sala, combinar la ropa, …) y el fin instrumental, el uso que se da a la
matemática en el ámbito académico (ingresar a la universidad, aprender física, química, …), de
tal manera que los conocimientos matemáticos adquiridos por un estudiante le sirvan para
adquirir conocimientos de otras ciencias y avanzar hacia niveles más altos en cuanto a su
formación académica.
¿A qué se refiere el fin formativo?
En muchas ocasiones se puede ver el comportamiento de personas que, sentadas en las
bancas del Parque Morazán tomando un café en vasos descartables proceden, unas, tirando
los vasos donde ellas están, incluso teniendo un recipiente para la basura a la par, otras,
levantándose de las bancas y buscando un recipiente para depositar los vasos. En otras
ocasiones tanto en el Darío como en el Morazán he podido observar a algunas personas que,
buscando bancas para sentarse encuentran las mismas con alguna suciedad, dos de las
reacciones han sido: unas personas vociferan y siguen su camino enojadas por no hallar lugar
apropiado para sentarse, otras buscan la manera de limpiar la banca que van a ocupar y
proceden a sentarse para disfrutar del aire en esos parques. Lo que quiero ilustrar con el
primer ejemplo es el conocimiento matemático relacionado con el orden. La matemática
ayuda a crear en el individuo esquemas mentales que se manifiestan en el comportamiento
del mismo. El simple hecho de depositar o no la basura en su lugar nos puede dar garantía de
hasta qué punto el individuo ha asimilado el concepto de orden o no. Es preciso aclarar que la
actitud que se ilustra aquí puede ser adquirida de modo convencional (alguien le enseña que
hay que depositar la basura en su lugar) o de forma reflexiva (la persona deduce que hay que
depositar la basura en su lugar por motivos más o menos pensados). En el caso de la
adquisición de un hábito de forma reflexiva interviene la autonomía. Esta última es a la que se
refiere el ejemplo de las bancas sucias. Lo esencial del ejemplo es la presencia de un problema
(las bancas están sucias y quiero sentarme, ¿qué hago?) al que unas personas no dan solución
y otras, al contrario, se las ingenian para resolver. El estudio de las matemáticas en todos los
niveles se basa en la presencia de problemas y la búsqueda de soluciones. Las dos actitudes
mostradas en este ejemplo se corresponden con personalidades formadas por dos tipos de
maestros: el maestro que acostumbra a los niños a esperar una explicación detallada y bonita
del problema planteado (por opinión general el “buen maestro”, porque no hace pensar a sus
estudiantes ni los motiva a esforzarse para ser autónomos) y el otro que, en lugar de explicar
el problema, motiva a los niños a buscar, por su cuenta, maneras de resolver el problema
planteado (por opinión general “mal maestro” porque hace pensar a sus estudiantes y les
enseña a ser autónomos). Esas “opiniones generales”, que se tienen acerca de un buen
maestro o un mal maestro son opiniones equivocadas en lo que implican.
Los fines práctico e instrumental pueden ser conseguidos mediante enfoques de enseñanza
diversos, pero no todos esos enfoques de enseñanza garantizan el fin formativo deseado (digo
deseado porque el contenido del fin formativo depende de las políticas de los gobiernos y de
cómo quiere el estado que sean sus ciudadanos). Los ejemplos de los vasos y de las bancas
sucias (dos ejemplos de innumerables que hay) nos ilustran la importancia enorme que tiene la
enseñanza de la matemática en la formación de la personalidad de los ciudadanos
matagalpinos y nicaragüenses en general, con el cuidado de que esto depende del enfoque de
enseñanza utilizado por el maestro. Al respecto quiero mencionar que el enfoque de
enseñanza, oficial, del MINED está basado en el método de resolución de problemas, el que,
como explicaré en otra ocasión, garantiza el alcance de los tres fines descritos.
Gerardo Manuel García
Managua, Nicaragua.
Abril de 2011.