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ac 238.7 LM pas UN PASO POR DELANTE DE LA BOLSA COMO UTILIZAR SUS CONOCIMIENTOS PARA GANAR DINERO EN EL MERCADO BURSATIL A LB6 ALY por e PETER LYNCH JOHN ROTHCHILD ; : EZ \ ‘Traguccién de. MARIA DEL MAR C. VILLA SANCHEZ\ 1 Editorial VERLAG NORBERT BARTL Kulmbach/Alemania ee ‘Titulo de ta edicion original: ONE UP ON WALL STREET editado por Simon & Schuster, Nueva York Copyright © 1989 Peter Lynch Copyright © 1991 de la edicién espanol Verlag Norbert Barl, Gleichmannstrase 6 1D-8650 Kulmbach/Atemania Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede ser reproducido ni tansmitido por ningén procedimiento clectrénico © mecénico, incluyendo fotocopia, ‘grabaciGn magnética 0 cualquier almacenamiento de informacién y sistema de recuperacién, sin permiso escrito de la editora Printed in Spain 1991 ISBN: 3-926449-03-9 El uso de os grificos se hizo con ef permiso de Securities Research Company, una seccién de Babson-United Investment Advisors Inc. EI uso de partes del balance’ anual de Ford se hizo con el permiso de Ford Motor Company Para Carolyn, mi mujer y mejor amiga durante veinte afios, cuyo ‘apoyo moral y sacrificios han sido tan importantes para mi. Para mis hijas Mary, Annie y Beth, cuyo carifio entre ellas y por sus padres ha significado tanto. Para mis colegas en Fidelity Investment, cuyos esfuerzos han hecho que el gran rendimiento de Magellan fuera posible, pero que no han recibido ninguna de la publicidad favorable, Para un millén de accionistas de Magellan, que me han confia- do sus ahorros y que a lo largo de los aos han hecho miles de Wamadas y escrito miles de cartas, animéndome durante las crisis del mercado y recordéndome que el futuro serta mejor. Para el Sefor, por todas las incretbles bendiciones de que he sido objeto durante mi vida. INDICE Prélogo: Apuntes de Irlanda IntroducciGn: Las ventajas del inversor amateur PRIMERA PARTE: PREPARANDONOS PARA INVERTIR Capitulo 1: La formacién del inversor en bolsa Capitulo 2: Las incongruencias de la bolsa Capitulo 3: {Esto es un juego de azar 0 qué? Capitulo 4: El test det espojo Capitulo 5: {Es éste un buen mercado? Por favor, no pregunte SEGUNDA PARTE: ELIGIENDO A LOS GANADORES Capitulo 6: Al acecho del tenbagger J Capiuilo 7: jLo tengo, 1o tengo! yQué es? Capituio 8: La accién perfecta {Qué hallazgo! ‘Capitulo 9: Titulos que hay que evitar ‘pCapiwilo 10: Ganancias, ganancias Capitulo 11: EL ejercicio de tos dos minutos Capitulo 12; C6mo obtener tos. datos Capitulo 13: Algunos mimeros clave Capitulo 14: Repasando los datos ffanitto 15: La revision nna pagina 9 pagina 13 pagina 27 pagina 29 pagina 53 Pagina 65 pagina 73 pagina 83 pigina 85 péigina 97 égina 125 pagina 147 pégina 161 pégina 177 pégina 187 pégina 204 pégina 233 pégina 239 8 fxDICE, TERCERA PARTE: ; LA PERSPECTIVA A LARGO PLAZO pagina 247 Capitulo 16: Cémo crearse su propia cantera gina 249 23- 2% X Capitulo 17: Bl mejor momento para comprar y vender pagina 259 z Yiwlo 18: Las doce cosas més tontas (y peligrosas) Pe que dice la gente sobre precios de acciones pagina 275 Capitulo 19: Opciones, futuros y ventas al descubierto pagina 289 ee Capitulo 20: 50,000 moscas pueden estar equivocadas pagina 295 Epilogo: Pillado con 10s pantalones puestos Pagina 309 Apuntes de Irlanda Reconocimientos pAgina 311 No se puede hablar de la bolsa estos dias sin analizar lo aconte- ido entre el 16 y el 20 de octubre de 1987, Fuc una de las Semanas més extraordinarias que yo haya vivido. Mas de un aio después, y mirando hacia atrés menos apasionadamente, puedo empezar a discernir los incidemtes que tuvieron una importancia duradera de los que no la tuvieron. ~El 16 de octubre, un viemes, mi mujer Carolyn y yo disfruta~ mos de un dia maravilloso viajando por County Cork, Irlanda, Co— mo rara vez hago vacaciones, el simple hecho de viajar resultaba en si mismo extraordinario. No hice ni siquiera una parada para visitar las oficinas centrales de una compania que cotizara en bolsa. Ge— neralmente soy capaz de andar 100 millas en cualquier direccion para enterarme de lo éltimo en ventas, existencias y ganancias, pero esta vez ni ain recorriendo 250 hubiera dado con un simple ba~ lance de situacién. ~Fuimos al castillo Blarncy, donde la legendaria piedra de Blar- hey se encuentra inconvenientemente alojada en un parapeto en el echo de la construccién, a bastantes metros sobre el suelo, Uno se tumba de espaldas, se va contoneando a través de la reja | i | 10 PROLOGO, metélica que se interpone entre el propio cuerpo y una caida mortal y, mientras se agarra de la barandilla, por puro apoyo emocional, se consigue llegar a besat la piedra. Besar la piedra de Blamey es tan emocionante como se dice, especialmente el salir con vida. Nos recuperamos de lo de la piedra de Blarney pasando el fin de semana tranquilamente jugando al golf —en Waterville el sabado y el domingo en Dooks~ y recorriendo en coche la hermosa costa de Kerry EI 19 de octubre, lunes, me enfrenté al tiltimo desaffo, uno que cexigia absolutamente toda mi inteligencia y energia: los 18 hoyos del campo de Killeen, en Killarney, uno de los mas dificiles del mundo, =Después de meter los palos en el coche, Carolyn y yo hicimos un recorrido por la peninsula de Dingle hasta llegar a la poblacién ‘maritima del mismo nombre, donde nos hospedamos en cl Scciling Hotel. Debia de estar cansedo, porque no abandoné la habitacion en toda Ia tarde, Esa noche cenamos con nuestros amigos Elizabeth y Peter Callery en un famoso restaurante de pescado llamado Doyle's. Al dia siguiente, el 20, cogimos el avi6n de vuclta a casa. ESOS PEQUENOS TRASTORNOS Por supuesto que he dejado de lado algunos pequetios trastornos. Al cabo de un aio uno ha de recordar la Capilla Sixtina, no las ampollas cn las pics como resultado del recorrido, Pero para ser totalmente sincero les diré lo que me estaba molestando: El jueves, el dia en que partimos hacia Irlanda después del trabajo, el indice del Dow Jones habia caido 48 puntos, y el vier— nes, el dia en que llegamos, el mismo indice cay6 otros 108,36 puntos. Todo lo cual hizo que me preguntara porqué estaba yo de vacaciones después de todo. —Estaba pensando en el Dow Jones y no en Blarney incluso en ‘el momento en que besé la piedra. A lo largo de la semana, entre ‘campo y campo de golf, hablé con mi oficina varias veces sobre qué acciones vender y cules comprar a precio de ganga si el mercado seguia cayendo. ‘ El lunes, el dia que jugué golf en Killamey, cb Dow Jones cay6 otros 508 puntos. PROLOGO, iu Gracias a Ia diferencia horaria, terminé la partida unas cuantas horas antes de que la campana de apertura sonara en Wall Street De otro modo hubiera jugado peor. De hecho, la sensacién de que algo trégico iba a ocurrir me perseguia desde el viernes y quizés eso explique el que jugara afin peor que de costumbre, lo que en el mejor de las casos es pésimamente, y él que olvidara constan~ temente la puntuacién. La puntuacién que s{ capté mi atencién hhoras més tarde fue la siguiente: el millon de accionistas del Ma~ gellan Fund habfa perdido el 18 por ciento de su capital —dos mil milliones de dolares! Estaba tan abstraftlo por este acontecimiento que me perdi el hhermoso paisaje en cl camino a Dingle. Podia haber cstado en la avenida 42 con Broadway y no hubiera notado Ia diferencia. No estuve durmicndo la siesta en el hotel Sceiling durante toda la tarde, como podria deducirse de lo dicho anteriormente. En, vez de e50 estuve hablando con mi oficina en Nueva York, decidiendo ‘eudles de los 1500 titulos en mi fondo deberia poner a la venta para conseguir efectivo con el que hacer frente a la gran demanda de redenciones de certificados. Habla el suficiente efectivo para circunstancias normales, pero no para las del tunes 19. Hubo un momento en el que no sabia si el mundo tocaba a su fin, si esté— ‘bamos al comienzo de otra depressién o si simplemente Wall Street dejaba el mundo de los negocios. Mis socios y yo vendimos lo que tuvimos que vender. Primero nos deshicimos dé ‘wlgunas avcioncs briténicas en la boba de Loaulres, El lunes por la mafiana los precios de tos acciones eran general- mente més altos que en Estados Unidos, gracias a un extraiio Inuracan que habfa forzado el cierre de la bolsa el viemes prece dente, evitando asf la gran caida de ese dia. Luego vendimos on Nueva York, sobre todo al comienzo de la sesi6n, cuando el Dow Jones s6lo habia bajado 150 puntos pero estaba claro que no pararia alli No sabria decir qué clase de pescado cené aquella noche en Doyle’s. Es imposible distinguir entre bacalao y gambas cuando el propio fondo ha perdido el equivalente del PNB de una pequefia hacién marinera. Todo to cual hizo que estuviera desesperado por Volver @ mi oficina, EI dia 20 estébamos cn casa. Esta era una posibilidad para la que me habia estado preparando desde el pri- ‘mer dia de mis vacaciones. Francamente, habfa dejado que las |eocupaciones pudieran conmigo. LAS LECCIONES DE OCTUBRE Siempre he creido que los inversores deberian ignorar los altibajas del mercado. Afortunatamente, la gran mayoria de ellos no_presté ‘mucha atencién a los sucesos de ese semana. Si sirve de ejemplo, menos del tres por ciento del millin de accionistas del Fidelity Magellan lo abandonaron por un fondo de inversién a corto plazo en el mercado de dincro. Cuando se vende en situacién desespe— rada siempre se vende barato. ‘Ain en el caso de que el 19 de octubre lo hubiera puesto a uno nervioso, no habia que vender ese dia, ni siquiera el siguiente. Se podia haber reducido gradualmente Ia cartera aventajando alos vendedores del pénico porque, a partir de diciembre, el mercado ‘empez6 a subit constantemente. En junio de 1988 se habja recu~ perado en unos 400 puntos, es decir, mas del 23 por ciento. ‘A todas las docenas de lecciones que se supone hemos aprendido de ese mes de octubre yo puedo agregar tres: 1. No permitir que los pequetios trastomos arruinen una buena cartera. 2. No permitir que arruinen unas buenas vacaciones y 3..No viajar nunca al extranjero estando escaso de dinero. Probablemente podria seguir durante capitulos describiendo los ‘momentos culminantes de aquella semana, pero no es mi intencin hhaccrles malgastar su tiempo. Prefiero escribir sobre algo que sin duda les pareceré més interesante: cOmo identificar a las mejores empresas. Igual da que se trate de un dfa de 508 puntos que de ‘uno de 108, al final, las compaifas superiores tendrin éxito y las mediocres fracasarin, y los inversores de cada una serdn recom= ppensados en consecuencia, Eso sf, les dejaré saber lo que comi en Doyle’s tan pronto como Jo recuerde, INTRODUCCION Las ventajas del inversor amateur ‘Agut es donde el autor, un inversor profesional, promete al lector que en las siguientes 300 paginas compartira con él el seereto de su Gxito, Pero ta rogla nimero uno del libro es: ;Deje de prestar {los profesionales! Veinte aifos en este negocio me han convencido de que cualquier persona normal, que use el acostumbrado tres por tiento de su cerebro, puede elegir acciones, si no mejor, al menos tan bien como el experto promedio de la bolsa Ya sé que no esperarfa que su cirujano pléstico le aconsejara hhacerse la estética usted mismo, ni del fontanero que s¢ instalara personalmente el calentador de agua, ni del peluquero que se hi fiera un nuevo corte, pero esto no es cirugia ni fontanerta ni pe- Iuqueria. Esto es invertis, donde el dinero listo no es tan listo, y cl dinero tonto no lo es tanto como se cree. El dinero tonto es s6lo onto cuanto presta oidos al dincro listo. De hecho, el inversor amateur tiene numerosas ventajas implicitas que, bien explotadas, deberian hacer que su actividad resultara més ren— Able que Ta de los profesionales y que la del mercado en general rs INTRODUCCION, Es més, al elegir sus propias acciones usted deberia hacerlo mejor aque los expertos. Y si no, zpara qué molestarsc? No me voy a enardecer y a aconsejarle que deje de confiar en su fondo de inversién. Si cso empezara a suceder en gran escala yo perderia mi trabajo. Ademés, no hay nada de malo ¢on los fondos de inversiGn si son rentables para el inversor. La_honestidad, que no Ia inmodestia, me obligan a hacer constar que millones de is versores no profesionales han sido bien recompensados por invertir fen Fidelity Magellan Fund, raz6n por la cual, dicho sea de paso, fat invitado a escribir este libro. El fondo de inversion es un in~ vento maravilloso para aquellas personas que no tienen ni el tiempo fi el humor de poner a prueba su talento en la bolss, asi como para aquelles que con poco dinero buscan diversificacion para mi~ nimizar el resgo. ‘Cuando se ha decidido invertir sin ayuda de profesionales hay que tener en cuenta que esto significa ignorar el consejo de moda, las recomendaciones de los brokers y las utimas infalibles sugerencias de las revislas de bolsa. Signfica ignorar las acciones que dicen que sté comprando una autoridad como Peter Lynch u otro similar. Hay al menos tres buenos razones pata ignorar lo que Peter Lynch esté comprando: 1. Puede estar equivocado. (Una larga lista de titulos perdedores de mi propia cartera me recuerda constantemente que cl llamado dincro listo resulta tonto més del 40 por ciento de las veces). 2. Tnclusc aunque yo acierte al comprar, usted munca se enterard de en qué momento he cambiado de idea y he vendido, y "3, Usted tiene mejores fuentes, y estén todas a su alrededor. Lo que las have mejores es que puede llevar un control sobre cllas, igual que lo Hevo yo sobre las mfas. "No hay que ser un lince para descubrir las empresas cuya ac~ tuacion es espectacular antes dé~que lo haga la bolsa. Basta con pprestar un poco de atenci6n en el trabajo o en el centro comercial Gel vecindario. Es casi imposible ser un ciudadano y consumidor modemo sn haber hecho algunos andlisis fundamentales sobre di ferentes campaiias. Y si usted trabaja en Ia industria, tanto mejor. Aquf es donde encontrard los tenbaggers. Lo he visto suceder una y otra vez desde mi atalaya en Fidelity. INTRODUCCION }OS MARAVILLOSOS TENBAGGER En la jerga de la bolsa, un ‘enbagger es una acciém con la. que “multipicamos por diez nuestro dinero. Me imagino que este término ne del bascball que, sin cmbargo, s6lo lcga hasta el fourbagger (© home nun). En mi negocio, um fourbagger es buena cosa, pero un ibagger es el equivalente a dos home nus y un doble. Si ha ido alguna vez un renbagger en la bolsa ya sabe lo atractivos que bisa por diez mi dinero es una pasin que desu l incipio de mi carrera. La primera accion que compré, Fi I Sih vcs a, alae lege’ enamine eat ‘mantuvo mientras estuve en la universidad. En la titima década, cocasionales five y ‘enbugger, asf como el mis escaso fenty— ger, han ayudado a mi Fondo a destacarse de la competencia. Y 9 con 1400 titulo. Para una cartera pequefia, uno s6lo de esos tenbaggers puede presentar volver una causa pe-dida en una rentable. Su funciona~ fento es asombroso. El efecto es més dramatico en mercados débiles donde, por in— que parezca, también hay tenbaggers. Volvamos a 1980, dos os antes del gran comienzo del mercado alcsta. Supongamos que id inviti6 10.000 délares en los siguientes titulos el 22 de di~ ibre de 1980 y que los mantuvo hasta el 4 de octubre de 1983, seria la estrategia A. La zstratcgia B seria la misma con la diferencia de que hubiers agregado un titulo més, Stop & OP, que resultarfa ser el renbagger. resultado de la estrategia A es que sus 10.000 dolares hubieran do a 13040 délares, incrementéndose en un mediocre 30 por jo en un periodo de tres afios. Seria comprensible su desen— asi como su decision de dejar en adclante estos asuntos ea de profesionales. Pero si usted hubiera agregado Stop & (que rindié un 406 por ciento en cl mismo periodo) sus délares. se hubicran conrertido en 21.060, dandole un ren ta ona més, si usted hubiera ido ampliando su posicion en S&S a ida que observase su buen funcionamiento, la rentabilidad total a haber ascendido al doble. 16 INTRODUCCION CARTERA DE LA ESTRATEGIA A Compra Venta Resultado Bethlom Steel $250 $ Bis = 80% Coca Cola 32 San + 03 % Genaral Motors 4on Yon + $87 % WR. Grace 53 4853 = 935 % Kellogg Bs Dye + 26% Mfrs. Hannover 338 Boye + 18S Merck 808 Wye + 237 % Owens Coming 2b 35m + 380% Phelps Dodge 39s Dye = 388% Schlumberger Bhs Sty - 368 % (= tence) ae + 1627 % ESTRATEGIA B Como ariba, pero aparte Stop & Shop 6 0 + 9000 % Para obtener un resultado como éste usted s6lo tenia que haber encontrado al gran ganador entre los once titulos. Cuanto mis acicrte con cualquicra de las acciones, mas equivocado puede darse cl Iujo de estar con Jas dems —y afin triunfar como inversor. MANZANAS Y DONUTS Usted quizés haya pensado que un tenbagger sélo pusde darse en acciones baratas de alguna extraia compaifa como Braino Biofeedback 0 Cosmic RyD, el tipo de acciones de las que los inversores sensatos huyen. De hecho hay numerosos fenbagiers en compaifas que usted reconocerd: Dunkin Donuts, Wal-Mart, Toys "R’ Us, Stop & Shop o Subaru, para mencionar sélo unas. pocas Son compaifas cuyos productos usted ha admirado y disfrutado, ero zquién se hubiera imaginado que de haber comprado acciones Subaru junto con el coche Subaru, usted seria millonario hoy? INTRODUCCION wy Bien, es cierto. Este célculo adivinatorio esté basado en varios Supuestos: primero, que usted compré las acciones cuando estaban fn su punto més bajo, es decir, a 2 délares en 1977; segundo, que usted vende al alza en 1986, lo que representaba 312 dolares por accién (sin tener en cuenta el fraccionamiento_o divisién de la accion al 8 por 1)". Eso es un 156-bagger, y el equivalente fiscal de 39 home runs, de mancra que si usted hubiera invertido 6.410 dolares en acciones (lo que valia més 0 menos un coche Subaru) ahora tendria un millin de délares exactamente. En lugar de poseer tun desvencijado coche usado podria ser el feliz propictario de una ‘mansién y tener un par de Jaguars on el garaje. Hubiera sido dificil ganar un millon de dolares invirtiendo en acciones de Dunkin Donuts la misma cantidad de dincro que en comprar donuts, porque zcuantos donuts puede comer una persona? Pero si junto con las 20 donuts que usted compro cada semana durante 1982 (un desembolso total de 270 d6lares) usted hubiera invertido una cantidad igual en acciones, cuatro afos mas tarde sus facciones se hubieran vendido por 1.539 délares (un sixbagger). Una fnversién de 10.000 dolares en Dunkin Donuts hubiera dado una ‘ganancia de 47.000 dolares en ese corto perfodo de tiempo. Si, en 1976, usted hubiera comprado diez pares de tejanos en el GAP por 180 délares, a estas alturas los tejanos ya estarian un poco usados. Pero diez acciones de GAP compradas por los ‘mismos 180 d6lares (18 délares por accién cra el precio. inicial) valian 4.672,50 délares con la bolsa en alza en 1987. Una inversién "A to largo de tofo este libro nos tendremos que enfrentir com las compliaciones ve tienen lugar evando las companias Traccionan sus accones dos~ por~ una, tes ~ or una, ct. Si usted invierte 1000 dolares en 100 acciones de ln compels X. a 0 d6laes la acein, y se fraciona al dos poruno, enfonces repentinamente ured Povee 200 aeciones a 5 délaes a acc, Dem afios mis tarde el prec de ba acckin hue « 10 déisres'y dobla su dinero. Sin embargo, wna persona que ao supiera nade fobre el fraccionamiento creeria que usted no ha ganado nade; Ia accidn vali 1D lars y sigue valiendo 10 aires Fin ot caso de Subaru, la scién nunca se vendis por 312 délaes en realidad. Habia Ibido un fracconamieato del ocho por—uno justo antes de Ia subids, do manera que 1a accion estaba de hecho 2 39" dolaces (S312 + 8) en exe momento, Con Ninwando con esta reac, hay que dvicit por & el valor previ al fraccionamenta lo que’ la accin de 3 dares de 1977 pasa a ser de 25 centavos (S248 = 128) « pesar de que ea realidad qunea se vendis por exte dincso. ae companias prefieren no permitr que el valor Je eve aciones Megue a ser muy ‘lio en t6rminos absolutes, que es por lo que se declea el fraccionamtent. | IyTRODUCCION de 10,000 délares en el GAP hubiera resultado en una ganancia de 250.000 dolares. Si durante 1973 usted se hubiera hospedado 31 noches durante sus viajes de negocios en La Quinta Motor Inns (pagando 11,98 dolares por nocke), y hubiera igualado la factura de 371.38 délares ‘eon una compra de acciones de La Quinta por a misma candidad, Jo que hubiera equivalido a 23,21 acciones, esas mismas acciones hhubieran valido 4363 d6lares diez aos después. Una inversion de 10.000 délares en La Quinta hubiera resultado en una ganancia de 107.500 délares. Si durante 1969 se hubiera encontrado en la situacién de tener que pagar por un entierro tradicional de un ser querido en uno de Jos muchos establecimientos de Service Corporation International, y de alguna manera, a pesar de su pena, se las hubicra arreglado para invertir ottos 980 délares en SCI, sus 70 acciones hubieran valido 14.352 délares en 1987. Una inversion de 10.000 délares en SCI hubiera resultado en una ganancia de 137.000 d6lares. Si, en 1982, durante la semana en que compré aquella su primera computadora Apple por 2.000 délares para que sus hijos pudieran sacar mejores notas e ir a la universidad, usted hubiera puesto otros 2.000 dolares en acciones de Apple, como en 1987 esas mis mas acciones valian 1.950 délares, hubiera tenido bastante para pagar un afio de una universidad privada EL PODER DEL CONOCIMIENTO PUBLICO Para obtener estas espectaculares ganancias habia que comprar y vender en el momento justo. Pero incluso habiendo ignorado las subidas y bajadas hubiera sido més rentable invertir en cualquiera de las empresas familiares antes mencionadas que en alguna de esas exotéricas empresas que ninguno de nosotros comprende. Hay una historia famosa sobre un bombero de Nueva Inglaterra Se cuenta que allé por los afios 50 advirtié que una empresa local amada Tambrands (més tarde conocida como Tampax) estaba en continua y répida expansién. Deduciendo que si las cosas a0 le fueran tan bien no podria crecer a ese ritmo, él y su familia invir— tieron 2.000 délares. No solamente eso, sino que aumentaron su INTRODUCCION 19 inversign en 2.000 délares cada afio durante los cinco siguientes. En 1972 el bombero era millonatio, y ni siquiera se habia comprado un Subaru. Si muestro afortunado inversor pidi6, 0 no, consejo a un broker 0 4 algéin otro experto es algo que no sé, pero sin duda que muchos Je hubieran dicho que su fcoria tenfa algén fallo, y que si supiera lo que le convenia se aferraria a las acciones favoritas que ellos manejaban, 0 @ las emisiones de clectréniea que cran populares en | época. Afortunadamente, el bombero siguié su propio criterio. Es posible que s¢ haya usted imaginado que los expertos sacan suis mejores ideas del cotilleo sofisticade y de alto nivel, pero yo saco muchas de las mias de donde el bombero sacé la suya. Hablo on cientos de compafifas al afio y me paso horas y horas en se~ suidas conferencias con presidentes de consejos, analistas financicros y mis colegas del negocio de fondos de inversi6n, pero encuentro a los grandes ganadores en situaciones extracurriculares, lo mismo que podria sucederle a usted. Y sino, juzgue usted mismo: De Taco Bell quedé muy impresionado con el "burrito en un Viaje a California; de La Quinta Motor Inns me hablo alquien en el tival Holiday Inn. Volvo: mi familia y amigos sicmpre han tenido uno; Apple Computers: mis nifios tenfan uno en casa y més tarde el director compré varios para la oficina; Service Corporation International: un analista de electr6nica de Fidelity (que no tenia hada que ver con casas de pompas fiinebres, asi es que este no cra fu campo) Io descubrié cn un viaje a Texas; Dunkin Donuts: me encantaba el café; y, recientemente, el remozado Pier 1 Imports, fecomendado por mi mujer. De hecho, Carolyn cs una de mis ‘mejores fuentes. Ella fue quien descubri6 L'eggs. Leggs es el perfecto ejemplo del poder del conocimiento pablico. Resulté ser uno de los dos productos de consumo de mayor éxito Ale los 70. Al principio de esa década, antes de hacerme cargo de I direccion de Fidelity Magellan, estuve trabajando como analista de valores en la empresa. Conocia el negocio textil de haber Minjado por el pais visitando empresas del ramo, calculando los Imirgenes de beneficios, las relaciones precio/ganancia y la esotérica tle tramas y urdimbres. Pero ninguna de estas informaciones fue tan valiosa como la de Carolyn. No encontré Leggs durante mis in= ‘ostigaciones. Ella las encontré simplemente yendo al supermercado. 20 INTRODUCCION All, en una estanterfa metélica cerca de la caja, aparecié un nuvo muestrario de medias panty, empaquetadas en mutticolores hhuevos de plistico. La compaiiia Hanes estaba introduciendo L’eggs en diferentes puntos del pais con carécter de prucba, incluyendo las zonas residenciales de Boston. Cuando Hanes entrevist6 a -cientos de mujeres a su salida del supermercado y les pregunté si acababan de comprar medias panty, un alto porcentaje contest6 afirmativa~ ‘mente. Sin embargo, muchos eran incapaces de recordar la marca. En Hanes estaban extasiados. Si un producto sin marca reconocida es capaz de convertirse en un best-seller, imaginen lo que puede sueeder cuando el nombre de la marca se hace piblico. Carolyn no necesit6 ser una experta en textiles para compronder que L’eggs era un producto superior. Todo lo que tuvo que hacer fue comprar par y probéncls. Hechas con un teido especial ‘que las hace més resistentes a las carreras, ajustan bien y tienen precio como mayor atractivo. Sin necesidad de hacer un viaje especial a los grandes almacenes, una mujer tendria a partir de ahora sus medias en el mismo lugar que el chicle y las cuchillas de afeitar: al lado de la caja registradora, en cl supermercado del barrio. Hanes ya vendia su marca habitual de medias en grandes almacenes y tiendas especializadas. Pero la compaiifa habla des— eubierto que una mujer visita uno u otro de estos establicimientos tuna vez cada scis semanas como promedio, mientras que va al su- permercado dos veces por semana, lo cual le da doce proba bilidades contra una de comprar Leggs en vez de la marca habi~ tual, Vender medias’en la tienta del barrio fue una idea de enorme éxito, no habla mas que obscrvar el carro de la compra de las ‘mojeres al Hegar a la caja. No era dificil imaginar la cantidad in~ gente de L’eggs que se iban a vender en todo el pafs en cuanto se cortiera la vor. {Cudntas mujeres que compraron medias, dependientas que veian a las mujeres comprando medias, y maridos que velan a sus mu- jeres volver a casa con las medias, sabian del éxito de Licggs? Millones. Dos aiios después de haber sido introducido el producto, bastaba con entrar en cualquier supermercado para comprobar que el producto cra un best-seller. No costaba nada descubrir que Leggs era un producto de Hanes, y que Hanes cotizaba en la bolsa de Nuova York INTRODUCCION, a Desde el momento cn que Carolyn me dié el soplo empecé a investigar. La historia me pareci6 atin mejor de lo que esperaba, de manera que con la misma determinacién con que el bombero compe Tambrands yo recomendé la accién a los directores de cartera de Fidelity. Hanes result6 ser un sixbagger antes de ser absorbida por Consolidated Foods, ahora Sara Lee. Lieggs contintia haciendo dinero para Sara Lee y siguié creciendo durante la década de los setenta. Estoy convencido de que Hanes hubiera legado a ser un 50-bagger de no haber sido vendido. Lo mejor de L'eggs fue que no habfa que conocerla desde el principio para hacer negocio on sus aeciones, de manera que los que invirtieron durante los tres primetos afios triplicaron, por lo menos, su dinero. Pero fue mucha la gente que no invirtio, especialmente los maridos. Los maridos (también conocidos como Inversores Desig hnados) andaban seguramente muy preocupados comprando titulos de fenergia solar 0 de compaiiias fabricantes de antenas parabélicas. perdiendo hasta la camisa, ‘Tomen como ejemplo a mi amigo Harry Dientedesabueso (cuyo apellido he cambiado para protejer al infortunado), y diganme si no tenemos todos algo en comin con él. Este Inversor Designado ha pasado Ia maiana leyendo el Wail Street Joumal y un Boletin In~ formative de la bolsa, de 250 délares al aio, al cual esté suscrito. ‘Anda a la biisqueda de alguno de esos titulos excitantes, con poco riesgo y mucho potencial. Tanto en el Journal como en el Boletin ‘aparocen referencias favorables de Winchester Disk Drives, una ‘compaiia pequeiia pero solida con un seiior futuro. Dientedesabueso no ve la diferencia entre un diseo duro y un plato, pero tama a su broker y éste le informa que Mersill Lynch hha puesto a Winchester en su lista de "compras agresivas’. Nuestro famigo piensa que esto es més que pura coincidencia y se auto~ ‘eonvence de que invertir 3.000 délares ganados con el sudor de su frente es buena idea. Después de todo, ha investigado, ;1n0? La mujer de Dientedesabueso, Henrietta (tambien conocida como a Persona que no Entiende el Serio Negocio del Dinero) acaba de volver del centro comercial, donde ha descubierto una nueva tienda de ropa femenina llamada The Limited. El lugar estébe atestado. ‘ka pobre esté impaciente por comentar con su marido lo simpéticas ‘que eran las dependientas y las increfbles ofertas que tenfan. ";Por Wlo 275 dolares’ ~exclama~ “acabo de comprar todo el guarda— tropa de otofio de Jennyfer 2 INTRODUCCION "i275 délares?” protesta el Inversor Designado. "Mientras thas estado por allf despilfarrando el dinero yo he estado trabajando para ganarlo. Winchester Disk Drives es la respuesta. Lo menos arriesgado que se puede encontrar. Invertiremos 3000 dolares en "Espero que sepas lo que haces’, responde la Persona que no Entiende el Serio Negocio del Dinero. “,Recucrdas Havalight Photo Cell? Aquel negocio tan seguro fue de siete dolares a tres y de alli 4 cincuenta centavos. Perdimos 1.500 délares.” "St, pero eso fue con Havalight. Esto es Winchester. El Wall ‘Street Joumal dice que las unidades de disco es una de las indus trias de mayor crecimiento de la década. gPor qué vamos a ser los ‘inicos que no invirtamos en ellas? El resto de la historia el fécil de imaginar. Winchester tiene una mala temporada, o hay competencia inesperada en el negocio de las unidades de disco y el precio de la accién baja de 10 a 5 délare Puesto que el Inversor Designado no tiene manera de saber lo que esté pasando, decide que vender es lo més prudente y se queda encantado de haber perdido s6lo otros 1.500 délares, es decir, cinco veces el guardarropa de Jennyfer. Mientras tanto, sin que Dientedesabueso lo sepa, el precio de la accion de The Limited, la tienda que tanto habia impresionado a Henrietta, ha ido subiendo de menos de 50 centavos, en diciembre de 1979, a 9 délares en 1983, ya un twentybagger en esc momento, Incluso si hubiera empezado a comprar entonces a 9 délares la acciéa (y suftido la caida a 5 d6lares), hubiera més que quin— tuplicado su dinero al ascender a casi 53 délares. Eso es més que un 100-bagger, de manera que si Dientedesabueso hubicra invertido 10.000 délares desde el principio, Imubiera ganado un millén de d6lares. Sicndo un poco més realistas: Si Henrietta hubiera comprado en acciones de la tienda otros 275 délares como los que gast6, incluso esa pequeéia inversién hubiera cubierto los gastos de un semestre de ‘una universidad privada para Jennyfer. Pero nuestro Inversor De~ signado, que desperdici6 la ocasién de comprar en The Limited atin despties de vender en Winchester, continud ignorando la informa- cin de su esposa. Por entonces ya habia mas de 400 tiendas The Limited por todo el pais, y la mayoria atestadas, pero Dientedesa~ bueso estaba demasiado ocupado para darse cuenta. Estaba siguien— dole la pista a lo que Boone Pickens hacia con Mesa Petroleum, INTRODUCCION Hacia finales de 1987, y seguramente poco antes de la caida de 508 puntos, nuestro amigo descubte finalmente que The Limited esta en la lista de compra de la compaiiia donde trabaja su broker. ‘Ademés, se han publicado cosas interesantes en revistas especiali~ zadas, la accién se ha convertido en una de las preferidas de las grandes instituciones y treinta analistas le siguen los pasos. Al In~ versor Designado se le ocurre ahora que esta seria una solida y respetable inversién. "Es curioso gno?” le comenta un dia a su mujer. "Resulta que esa tienda que tanto te gusta, The Limited, ahora cotiza en holes. Fso quiere decir que podemos comprar ac— ciones. Parece buena cosa, a juzgar por el reportaje que acabo de ver en la television. He visto que la revista Forbes incluso le dedica la portada. El caso es que, segtin parece, los brokers no se cansan de comprar acciones. Vale la pena invertir por lo menos un par de miles de los del fondo para el retiro. "gPero todavia nos queda algo alli?” pregunta la eseéptica Henri~ ctta, "Por supuesto’, responde el Inversor Designado, "y pronto tendremos mucho més, gracias a tu tienda favorita.” "Pero si yo ya no compro en The Limited’, dice Henrietta, “la mercancia es cara y ya no es exclusiva, Ahora hay otras tiendas que venden lo mismo.” "ZY es0 qué tiene que ver con Jo que estamos hablando? No hhablamos de comprar, sino de invertir’, sentencia Dientedesabueso. Total, que compra la accién a 50 délares, cerca del precio maximo que alcanz en 1987. Pronto baja hasta llegar a 16 délares, y ‘cuando llega a ocho decide vender, encantado de haber limitado las pérdidas. 4COTIZA ESTA EMPRESA EN BOLSA? No soy el mis indicado para recriminar a Dientedesabueso por no haber comprado acciones de The Limited mientras estaban st biendo. Mi esposa vi6 Ias mismos multitudes en el centro comercial que vi6 su esposa, Yo también compré cuando a historia se hizo del conocimiento piblico pero ya los fundamentos se habfan em~ pezado a deteriorar, y atin sigo reteniendo acciones con pérdida. La verdad es que podria llenar un montén mas de paginas hablan~ do de los tenbaggers que he perdido, y algunos ejemplos més saldran a | | | 4 INTRODUCCION relucit a lo largo de este libro. Soy tan propenso como el que més a ignorar las grandes oportunidades. Una vez estuve parado cn el terreno més rentable del siglo, el campo de Golf Pebble Beach, y Ro st me paso por la cabeza preguntar si la compafia cotizaba ‘en bolsa. Estaba demasiado ocupado preguntando por las distancias fentre lo tees y los greens. Afortunadamente hay los suficientes tenbaggers como para que usted y yo nos perdamos la mayoria y atin demos el golpe con al- gunos. Con una eartera tan grande como la mia tengo que dar cl golpe varias veces para que se note. Con una cartera como la suya basta silo da una vez. Ademés, lo mas agradable de comprar acciones de empresas familiares como Lieggs 0 Dunkin Donuts es ‘que cuando se prueba las medias o saborea el café esté haciendo la clase de investigaciGn, de andlisis fundamentales, que normalmente hhacen los analistas a sueldo de Wall Street. Visitar tiendas y probar los productos es uno de los elementos criticos del trabajo de ana— lista A lo largo de una vida de comprar cémaras y coches, uno desa— rolla un sentido de Jo que es bueno o malo, de lo que vende o no. Si no es de coches de lo que usted sabe, sabré de otra cosa y lo importante es que lo sepa antes que la bolsa. 2Por qué esperar a que el experto en restaurantes de Merrill Lynch recomiende Dunkin Donuts, cuando usted ya ha visto ocho nuevas tiendas instalarse cerca de su casa? El analista de Merrill Lynch no va a fijarse on Dunkin Donuts (por razones que més tarde explicaré) hasta que la accion se haya quintuplicado, de 2 délares a 10 délares, mientras que usted ya se fio cuando la accién estaba a 2 délares. gCUANTO MAS COMPLICADO MEJOR? Por alguna razén que desconozco no se considera practica so— fisticada el andar por ahi comiendo hamburguesas como parte de ‘una investigacion sobre acciones. A la gente le resulta més tran— quilizador invertit cn algo de lo que no tiene ni idea. Hay una ley no escrita en Ia bolsa que dice: "Si no lo entiendes, mete alli los ahorros de tu vida. Ignora la empresa de la esquina, que puede al menos ser observada, y busca la que fabrica un producto que no entiondes.” INTRODUCCION, 25 No hace mucho se me presenté una oportunidad de ese tipo. Segin un estudio que alquien dej6 sobre mi escritorio, este era el momento de invertir en una compaifa que produce un ordenador con los caractersticas siguientes: un megabit S-Ram, C-Mos (se- tmiconduetor de éxido de metal complementario), rise bipolar (or— denador con conjunto de instrucciones reducido), punto flotante, procesador de entrada/salida de datos, compilador, memoria de bytes de puerto dual, sistema operativo unix, emisor de poli~ silico, whetstone megaflop, banda ancha, scis gigahercios, doble metalizacién, protocolo de comunicaciones, compatiblidad asincrona, farquitectura bus, memoria intercalada y 15 nanosegundos de capa~ cidad. iAl diablo con todo eso! Si no entiende de qué va no se meta, ni Siquiera en el caso de que su broker insista en que es Ia oportu= nidad de la década para hacerse megartico. UNA AGUJA EN UN PAJAR ‘iSignifica eso que usted deberia comprar acciones de cualquier eoncesionario de comida répida, cualquier empresa que fabrica un producto de moda o de cualquier compaiia que cotiza cn bolsa, s6lo porque pone una tienda en el centro comercial de su barrio? Si fuera asf de sencillo, yo no hubiera perdido dinero con Bildner's, 1 bar de yuppies enfrente de mi oficina, si tan s6lo bubiera com— prado sus bocadillos y no sus acciones, cincuenta de las cuales no dan hoy ai para pagar uno de atin, En fin, més adelante volveré pobre el tema, 4Y que hay de Coleco? La muiieca col fue el juguete de mayor Wwenta de todo el siglo, pero eso no basté para salvar a una com- abla mediocre con un mal estado de cuentas. Aunque la accién fubié durante més de un aifo, espoleada por los juegos de video primero y por la muficca col después, empezé a caer desde un miximo de 65 dolares en 1983, a un reciente 1,75 délar, cuando la Wompaiia se declaré en quiebra en 1988. Encontrar la compaifa mas prometedora es s6lo el primero paso. Wl siguiente es investigar. La investigacién es lo que mos ayuda a illseernir Toys "R" Us de Coleco, Apple Computers de Televideo, o Mleslmont Airlines de People Express. A propésito de People eal 26 INTRODUCCION, Express, ojala hubiera investigado un poco més sobre lo que estaba ‘pasando dentro de esa empresa. A lo mejor entonces tampoco hu~ biera comprado acciones de. esas. ‘Sin dnimo de disculpar mis fallos, durante los doce aiios que llevo al frente de Fidelity Magellan hemos multiplicado por més dc veinte auestros acciones, en parte debido a tttulos poco conocidos, que no gozaban del favor del piblico y que yo he descubierto inves~ tigando personalmante. Tengo la seguridad de que cualquier inver~ sor puede beneficiarse de las mismas técticas. No es demasiado dificil hacerlo mejor que los profesionales que, como ya he dicho, no siempre lo hacen tan bien. Este libro esta dividido en tres secciones. La primera, Preparén- donos para invertir (capitulos 1 al 5), trata de cémo asesorarsc a la hora de decidirse en la compra, e6mo evaluar 2 la competencia (directores de cartera, inversores institucionales y otros expertos de la bolsa), c6mo juzgar si las acciones ofrecen més riesgo que los ‘bones, cOmo examinar sus necesidades financieras y cémo desa~ rrollar el habito de elegir acciones acertadamente. El segundo, Eligiendo a los Ganadores (capitulos 6 al 15), trata de cémo encontrar las oportunidades mas prometedoras, qué buscar en una compaiiia y qué evitar, cémo hacer uso de los brokers, in— formes anuales y otros recursos para su conveniencia y qué hacer con las diferentes cifras (valor contable, cash flow, PER) que con frecuencia se mencionan en las evaluacionas técnicas del mercado. El tercero, Con Vistas a Largo Plazo (capitulos 16 al 20), trata de cémo diseiar una cartera, mantener un control sobre las com— ppaiifas por las que se ha interesado, cuando comprar y cudndo vender, la locura de los opciones y futuros, y algunas obscrvaciones genorales sobre Ia salud de ta bolsa, algo sobre la empresa ameri~ cana y el mercado de acciones, observaciones todas hechas a lo largo de los 20 agitados alios de mi vida de inversor. PRIMERA PARTE Prepararandonos para invertir Antes de que usted piense en comprar acciones tendria que haber lomado algunos decisiones bdsicas sobre el mercado, sobre su ‘eonfianza en el mundo empresarial, sobre si necesita invertir en ‘aeciones y lo que espera conseguir antes de deshacerse de ellas, sobre wi usted es un inversor a corto 0 a largo plazo y sobre cémo reaccionaria ante una repentina e inesperada caida de las cotizaciones. Lo mejor es definir sus objetivos y aclarar sus ideas (piensa realmente que tas acciones ofrecen mds riesgo que tos bonos?) antes We nada, porque sino estd decidido y le falta conviccién, entonces es “sled una victima potencial del mercado de la bolsa, que abandona oda esperanza y razin en el peor momento y vende con pérdidas. Es ta preparacion personal, tanto como el conocimiento y ta Anvestigacién, lo que distingue al inversor afortunado del perdedor PRIMERA PARTE crénico. En iilima instancia, no son ni el mercado ni tas compantas i} quienes determinan la suerte de un inversor. Es el inversor mismo. | En los siguientes captaios intentaré demostrarle contra qué juega, -cémo mejor asegurar su propio éxito y lo que puede esperar ganar. CAPITULO 1 La formacién del inversor en bolsa ‘con acierto. Aunque a muchos les gustaria culpar a sus por sus pérdidas en la bolsa, lo cierto es que soy prueba mle de que no existe tal cosa como nacido para invertir. No ninguna cinta de teletipo en mi cuna cuando nact, ni me jercité las encias con la seccién financiera de los periédicos tal © se supone que hacia el precoz Pelé con el balén. Que yo ‘mi padre no abandoné en ningin momento la sala de espera echar un vistazo a la cotizacion’ de General Motors, nimi nach, y siguié bajando durante la semana que estuve en el Aunque entonees no hubiera podido sospecharlo, este fue mer ejemplo prictico de la ley de Lynch. La ley de Lynch, ‘estrechamente emparcntada con el Principio de Peter, establece + Cuando Lynch avanza, la bolsa baja. La iiltima prucba en el verano de 1987, cuando después de llegar a un 30 CAPITULO 1 acuerdo para publicar este libro, un punto cumbre cn mi carrera, el mercado perdi6 1.000 puntos en dos meses. Me lo pensaré dos veces antes de vender los derechos cinematograticos. La mayor parte de mi familia desconfiaba de la bolsa y con causa justificada. Mi madre cra la més joven de siete ijos, lo que signi fica que mis tfas y tios eran lo bastante mayores durante la Gran Depresion como para tener recuerdos muy claros del crack de 1929. Nadie andaba recomendando la compra de acciones en mi casa. La Ginica compra de acciones de que of hablar fue de cuando mi abuelo compré Cities Service. Era un inversor muy conscrvador y habia comprado Cities Service creyendo que se trataba de una ‘empresa de aguas del servicio piblico. Pero cuando, durante un Viaje a Nueva York, descubrié que cra una compaiifa de accite, decidi6 vender inmediatamente. Cities Service multiplies por 50 su valor a partir de ese momento. La desconfianza fue el sentimiento que prevalecié hacia el mundo de la bolsa en América durante la década de los 50 y comienzos de los 60, que fue cuando la bolsa triplicé y luego doblé otra vez. Este perfodo de mi nifiez, y no los recientes 80, fuc cl de mayor crecimiento en la historia de la bolsa, pero cualquiera que oyera hablar a mis tios hubiera pensado que se trataba de juegos de da~ dos detrés de la sala de billar. "El mercado de valores es dema~ siado arriesgado’, decia la gente, “Invertir en acciones os perder el Mirando hacia atrés, veo que habia menos riesgo de perder todo el capital en Ia bolsa de los afios 50 del que nunca habfa habido antes 0 hubo después. Esto me ha demostrado lo dificil que es predecir la bolsa, pero también que el pequefio inversor suele ser ppesimista y optimista en los momentos menos apropiados, por lo que es contraproducente tratar de invertir en mercados buenos y salir de los malos. Mi padre, hombre industrioso que habia sido profesor de mate~ maticas y dejé la docencia para convertirse en cl més joven jefe de auditorfa de John Hancock, enfermé cuando yo tenia sicte ‘aios y ‘murié de eéncer en el cerebro cuando yo tenia diez. Esta desgracia ‘rajo como consecuencia que mi madre se pusiera a trabajar (en Ludlow Manufacturing, adquirida més tarde por Tyco Labs), y que yo mismo decidiera echar una mano buscéndome un empleo a tiempo parcial. A los once fuf contratado como caddy. Eso fue el 7 CAPITULO 1 31 de julio de 1955, el dia en que el Dow Jones cay de 467 a 460 Puntos. Para un chaval de once afios que ya habfa descubierto el golf, ser caddy era la ocupacion ideal. Me pagaban por caminar en un campo de golf. En una sola tarde ganaba mas que los chicos que repartian. periédicos en una semana. Durante los afios de la escuela secundaria empecé a comprender las sutiles y més importantes ventajas de ser caddy, especialmente en un club tan exclusivo como podia ser el Brae Burn, en las afueras de Boston. Mis clientes eran los presidentes de grandes corporaciones, como Gillette, Polaroid y de la misma Fidelity. Mientras ayudaba a George Sullivan a buscar su pelota me ayudaba a mf mismo a buscar una carrera. Yo no fui el iinico caddy que aprendié que cl camino més directo a la sala de directores era a través de los vestuarios de un club como el Brae Burn. Si lo que se deseaba era una educacién en el mercado de valo— res, cl campo de golf cra lo més aproximado a estar en una sala de cambios. Especialmente después de Haber enganchado un drive, los socios del club describian entusiasticamente sus dltimos éxitos en la bolsa. En una sola vuelta yo podia dar cinco consejos de golf y recibir cinco sobre acciones. ‘Aunque no tenfa capital para invertir en acciones, las felices his torias que ofa me hacian dudar de la opinion adoptada por mi fa~ rilia con respecto la bolsa como de un lugar donde perder di~ nero. Algunos de mis clientes habian hecho mucho dinero en la bolsa, los signos que Io evidenciaban no me pasaron inadvertidos. Un caddy aprende pronto a separar a sus golfistas como en un sistema de castas, empezando pot los raros semidioses, el gran golfista, 1a gran persona, el gencroso con las propinas, y siguiendo hhacia abajo, con los golfistas no tan buenos, no tan gencrosos, hasta llegar a tocar fondo con los malos golfistas, malas personas y ta caios (un temido intocable de los campos de golf). Yo trabajaba generalmente para el golfista intermedio, pero si tenfa que decidir entre un mal partido con un jugador generoso y un partido excep~ ional con un tacaio, aprendi pronto a deciditme por el primero. Trabajar como caddy reforzé en mi la nocién de que tener dinero es importante. Segut haciendo de caddy durante el bachillerato y los estudios universitarios en el Boston College, donde las Becas Francis Quimet para caddies me ayudaron a pagar las cuentas. En la universidad, 2 CAPITULO 1 con la excepcién de los obligatorios, evité siempre los cursos de ciencias, matemdticas y contabilidad, todos los cuales forman parte de las carreras de negocios. Me coloqué del lado de las artes, y junto con las asignaturas de historia, psicologia y ciencias politicas también estudié metafisicas, epistemologia, logica, religién y la filo~ sofia de los antiguos gricgos. Mirando retrospectivamente, es obvio que estudiar historia y filo~ sofia fue una preparacién mucho més apropiada para el mundo de Ia bolsa de lo que, por ejemplo, hubiera sido estudiar estadistica. Tnvertir cn acciones es un arte, no una ciencia, y las personas que hhan sido entrenadas para cuantificarlo todo rigidamente estén en gran desventaja. Si clegir acciones se pudiera cuantificar, bastarfa alquilar la supercomputadora més cercana para hacer una fortuna. Pero no es asi como funciona esto. Toda la matemética necesaria para el mercado bursétil (Chrysler tiene 1000 millones de délares al contado, pero sélo 500 millones en deuda a largo plazo, ete.) se aprende en un cuarto grado. La légica es la asignatura que mas me ha ayudado a la hora de legir acciones, aunque s6lo sea porque me ensefié a comprender la ideologia peculiar de la bolsa. De hecho, Wall Street piensa igual ‘que lo hacfan los. griegos. Los antiguos griegos se sentaban y de— atian durante dias el minimo de dientes que tiene un caballo. Se imaginaban que podian deducirlo simplemente sentndose y hablando de cllo, en vez de revisando al caballo. Muchos inversores hacen lo mismo: se sientan y discuten sobre si la accién baja o sube, como si la musa de las finanzas fuera a darles la respuesta, en vez de revisar la compaiii. 4 En siglos pasados, la gente que ofa cantar al gallo cuando salia el sol pensaba que el cantar trafa a la aurora. Parece una tonteria, pero la gente sigue confundiendo causa con efecto al ofrecer algu~ nas nuevas explicaciones sobre el porqué sube la bolsa: los dobladillos de las faldas suben, los japonescs estén descontentos, tuna moda ha sido truncada, los republicanos ganardn los elecciones, se han vendido demasiadas acciones, etc. Cuando oigo historias como éstas siempre me acuerdo del gallo. En 1963, mi segundo alo en la universidad, compré mis primeras acciones, Flying Tiger Airlines, por 7 dolares cada una. Entre el trabajo de caddy y la beca cubria mis gastos de estudios, viviendo fen casa reducia mis otros gastos y ya me habfa cambiado cl coche de 85 délares por otro mejor de 150, Después de tantos consejos CAPITULO 1 3 ‘como habia tenido que ignorar, ;por fin cra lo bastante rico como para invertir! Flying Tiger no fue una compra al azar. La hatia elegido después de una concienzuda ‘investigacién basada en una falsa premise. En una de mis clases habia lefdo un articulo sobre el prometedor fu- turo del transporte aéreo de carga, y decia que Flying Tiger cra luna compafia de carga. Esa fue la raz6n por la que compré la accion, pero no la razén por la que ésta subié. Subid porque nos metimos en la guerra de Vietnam y Flying Tiger hizo una fortuna transportando tropas y cargamento dentro y fuera del Pacifico. En menos de dos afios Flying Tiger leg6 a 32,75 d6lares y yo ‘obtuve mi primer fivebagger. Tuve que ir vendiéndolas poco a poco para poder gracuarme. Fui a Wharton con una beca parcial de Flying Tiger. Si la primera accién es tan importante para el futuro de una persona como el primer amor lo es para el resto de su vida ro- ‘méntica, entonces Flying Tiger fue una eleccién muy afortunada. A mi me confirmé la existencia de los multibaggers, y me convenci de que habia més en el lugar de donde ésta habia salido. Durante mi Gltimo aio en el Boston College solicité un trabajo de Yerano cn Fidelity, a sugerencia de Mr. Sullivan, el presidente ~el desafortunado golfista, gran persona y genercso otorgador de propinas para quien habia hecho de caddy. Fidelity era el Club de Yates de Nueva York, el Augusta National, el Carnegie Hall, y el Derby de Kentucky. Era el Cluny de las casas de inversién, esa gran abadia medieval a la que los monjes sofiaban con ser llama~ dos. {Qué devoto de los balances de situacién no estarfa encantado con trabajar allf? Habfa més de cien solicitudes para tres plazas de “verano. Fidelity Capital, como se lamaba la empresa entonces, estaba Virtiendo con tanto éxito que incluso mi madre estaba metiendo 100 dolares mensuales en esc fondo. Fidelity, ditigido por Gerry Tsai, fue uno de los dos famosos fondos go-go de esa famosa era go- go. El otro era Fidelity Trend, dirigido por Edward C. Johnson Ill, también conocido como Ned. Ned Johnson era hijo del mitico Ed~ ‘ward C. Johnson Il, también conocido como Mr. Johnson, que ‘fund6 la compaiifa. Ned Johnson, con su Fidelity Trend, y Gerry Tsai, con st Fidelity Capital, dejaron atrés a la competencia por un gran margen y fueron la envidia de la industria entre 1958 y 1965. =_ 4 CAPITULO 1 ‘Con esta clase de personas entrenéndome y apoyéndome, yo tenia la sensacién de comprender a Isaac Newton cuando dijo aquello de “si he Megado a ver mas allé ha sido gracias a estar sobre los hombros de gigantes.” Mucho antes de los éxitos de Ned, su padre, Mr. Johnson, habia cambiado el modo de pensar en América sobre el mercado bursitil Mr. Johnson erefa que se invierte en acciones no para preservar el capital sino para hacer dinero. "Con las acciones se comercia, ¢s ‘con las esposas con las que uno est atrapado’, dijo el muy citado ‘Mr. Johnson. Seguramente que no hubiera ganado ningin premio de la revista feminista Miss. Yo estaba entusiasmado con trabajar para Fidelity, y por haber sido instalado en la vieja oficina de Gerry Tsai, después de que Tsai se hubiera ido al Manhattan Fund en Nueva York. Como era de esperar, el indice Dow Jones, que estaba a 925 durante mi primera semana de Trabajo en mayo de 1966, habia caido por debajo de los 800 puntos cuando vol a la universidad en septiembre, tal y como lo hubiera predicho la ley de Lynch, MOVIMIENTO: ALEATORIO Y MAINE SUGAR ‘A los interinos de verano como yo, sin ninguna experencia en contabilidad o finanzas de empresa, se les encargaban trabajos de investigacién de compafias y la redaccién de informes, lo mismo que a los analistas regulares. De repente, un negocio tan intimida~ torio quedaba desmitificado: incluso un graduado en artes liberales podia analizar una accién. A mi me fue asignada la industria del papel y las publicaciones, por lo que recorri el pais visitando em- presas tales como Sorg Paper y International Textbook. Como las compaiifas aéreas estaban en huclga tuve que viajar en autobis. Al final del verano la empresa que mejor conocfa era Greyhound Después del interludio de Fidelity volvi a la universidad para mi segundo aio de especializacién, més esoéptico que munca sobre el valor de la teoria académica de la bolsa. Me daba la impresién de que la mayor parte de lo que aprendia alli, en vez de ayudarme a triunfar més bien me ayudaria a fracasar en el negocio de la in~ versién. Estudié estadisticas, célculo avanzado y anilisis cuantitativo. El anélisis cuantitativo me demostrs que cosas que yo habia visto CAPITULO 1 35 que estaban sucediendo en Fidelity no podian realmente estar su— cediendo. También encontré dificil integrar la hipdtesis del mercado el (que todo en cl mercado bursétil es sabido y los precios son sicmpre racionales) con la hipétesis del movimiento aleatorio (que las alzas y bajas del mercado son irracionales y completamente im~ predecibles). Yo ya habia visto tantas fluctuaciones extraiias como para dudar de la parte racional, y el éxito de los directores de fondos de la gran Fidelity era facilmente predecible. También resultaba obvio que a mis profesores de la universidad que crefan en las tcorias del movimiento aleatorio y del andlisis cuantitativo mo les iba tan bien como a mis nuevos colegas de Fidelity, por lo que entre teoria y préctica yo me decanté a favor de los practicantes. Es muy dificil apoyar ia teoria académica de que el mercado es jitracional cuando conoces a alguien que ha ‘multiplicado por veinte su ganancia con Kentucky Fried Chicken, y que ademés explicé anticipadamente por qué la accién iba a subir. Mi desconfianza en los tedricos y pronosticadores se mantiene hasta el dia de hoy. Algunos cursos de la universidad estaban muy bien, pero aunque no hubiera sido asf, para mf valieron la pena porque alli fue donde eonoci a Carolyn (nos casamos mientras yo estaba en el ejército, el 1 de mayo de 1968, un sibado en el que la bolsa estaba cerrada, yy tuvimos una luna de micl de una semana durante la cual el Dow Tones perdio casi 14 puntos, aunque no es que me preocupara. Lo Vi al volver). Al finalizar mi_ segundo afio en la Universidad me presenté al ejército para servir los dos afios requeridos por el programa ROTC. Desde 1967 a 1969 fui teniemte de artilleria, siendo primero enviado a Texas y mas tarde a Corea, destino c6modo donde los haya, te~ nniendo en cucnta la alternativa. Los tenientes de arilleria acababan ‘casi sicmpre en Vietnam. El ‘nico inconveniente de Corea era que ‘estaba muy lejos de cualquier bolsa y, que yo supiera, en Set no hhabfa ninguna. En esa época padeci los efectos del mono de Wall Street. Inienté recuperar el tiempo perdido durante los escasos. permisos. Volaba a casa a comprar acciones que amigos y colegas me reco \daban. Ellos compraban emisiones ambiciosas que no hactan mAs que subir, pero a mi me recomendaban las conservadoras que

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