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1. EL DISCURSO: ORIGENES Y DISYUNTIVAS TEORICAS Luisa Pure Lanocién de discurso tiene el privilegio de situarse en el punto de contacto entre la reflexién lingiifstica y las otras ciencias humanas. E] término discurso es polisémico, lo que no es mas que un reflejo del ctimulo de disciplinas, teorias y empleos a los que se asocia. No hay que olvidar, al respecto, la célebre afirmacién saussuriana: “lejos de preceder el objeto al punto de vista, se dirfa que es el punto de vista el que crea al objeto”,' con la que Benveniste tam- bién coincidfa: Creemos poder alcanzar directamente el hecho de lengua como tuna realidad objetiva. La verdad es que no lo captamos sino desde determinado punto de vista, que hay que empezar por definir.! En su origen, que se remonta a la filosoffa cldsica, la nocién de discurso se acerca al /ogos de los griegos, término este ultimo que se impuso, como lo afirma Manfred Kraus en este mismo volumen, enfocando decidida y netamente la practica lingtifs- tica como un proceso discursivo. En la época moderna, es in- dudable que este concepto ocupé en las ciencias del lenguaje un lugar determinante, sobre todo en el ambito de la lingiifsti- ca estructural. En la actualidad, su protagonismo estelar se ha dado mas que nada con el desenvolyimiento de la pragmatica,’ Saussure 1971, p. 49. iste 1966, p. 38. » Me reficto a la concepcién pragmatica del lenguaje, que se opone al estudio *Benv Ty Luisa Puig el renacimiento de las teorfas sobre la argumentacién, la apari- cién de la lingiifstica textual y la adopcién de este concepto en diversas areas del saber humanistico. Al desarrollo histérico y tedrico de la nocién misma se agrega el del llamado analisis del discurso, que se entrelaza y relaciona con la primera, de ahf que a veces se hable de andlisis del discurso al aludir a un estudio del discurso y no necesariamente a alguna de las corrientes de andlisis del discurso propiamente dichas. De acuerdo con Maingueneau,* el surgimiento de esta dis- ciplina fue el sfntoma de un cambio en el estatus acordado a los textos: de ser objeto de un estudio filolégico que buscaba desentrafiar su sentido remitiendo a su pasado, es decir, a la época en que fueron escritos y a sus autores, el interés se volcé en explicar su funcionamiento a diversos niveles, tanto por me- dio de las teorfas del lenguaje, como mediante el inconsciente, la ideologia u otros discursos. Asi, como afirman Charaudeau y Maingueneau,’ el andlisis del discurso es el resultado de una convergencia de corrientes muy actuales y una renovacidn de practicas antiguas de estudio de los textos, tanto de cardcter retérico como filolégico y hermenéutico. Los precursores No pretendo presentar aqu{ un historial detallado sobre el ori- gen de la nocién, pero sf marcar algunos hitos significativos de su evolucién moderna. inmanente de la lengua y da prioridad al cardcter activo e interactivo del lenguia- je y a su reflexividad fundamental, Esta concepcién ha dado lugar al desarrollo de teorfas como la de los actos de habla, fa de la enunciacidn, la de las maximas conversacionales, la de la interaccién verbal, etc. En ella confluyen pensadores como Pierce, Bally, Benveniste, Austin, Jakobson, Grice, Ducrot, Culioli, Sper- ber, Wilson, Bateson, Watzlavick, entre otros. 4 Maingueneau 1976, p. 9. * Charaudeau, Maingueneau 2000, p. 41 16 El discurso: origenes y disyuntivas tebricas Ferdinand de Saussure Es indudable que este concepto ocupé un lugar en el pensamien- to saussuriano, aun cuando haya estado ausente del Curso de lin- giitstica general. De hecho, el redescubrimiento de los manuscri- tos de Saussure,’ y de la célebre Nota sobre el discurso’ han llevado a matizar la interpretacién, demasiado radical, de la dicotomfa lengua / habla, y a constatar que la nocién de discurso, y mds par- ticularmente la dimensién discursiva, formaron parte de las teo- rizaciones del lingitista ginebrino, contra lo que se pensaba en los afios setenta, cuando las nacientes teorias del discurso afirmaban que, al centrar la teorfa en la dicotomia lengua / habla, omitiendo la nocién de discurso, la lingiifstica saussuriana habfa evacuado del lenguaje toda reflexién sobre el sujeto y la historia. Transcribo la Nota sobre ef discurso integralmente:* La lengua no se crea mds que vislumbrando el discurso, pero gqué separa el discurso de la lengua, o qué es lo que, en cierto momen- to, permite decir que la lengua enznz en accién como discurso? Diversos conceptos estén ahi, dispuestos en la lengua (es de- cir, revestidos de una forma lingtiistica), tales como buey, lago, cielo, fuerte, rojo, triste, cinco, rajar, ver. {En qué momento o en virtud de qué operacién, de qué juego que se establece entre ellos, de qué condiciones, esos conceptos formardn el DiscuRso? La serie de esas palabras, por més rica que sea por las ideas que evoca, nunca indicaré a un indiyiduo humano que otto individuo, al pronunciatlas, quiera significarle algo. ;Qué se necesita para que tengamos la idea de que se quiere significar algo al usar términos que estan a la disposicién en la lengua? Es la misma pregunta que la de saber qué es el discurso y, a primera vista, la respuesta es simple: el discurso consiste, de manera rudimentaria y por vias que ignora- ‘mos, en afitmar un lazo entre dos de los conceptos que se presentan ® Saussure 2002. ” Que, en realidad, ya habia sido publicada por Jean Starobinski desde 1971. *La traduccién es mfa. 17 Luisa Puig revestidos de la forma lingiifstica, mientras que la lengua no hace ms que realizar previamente conceptos aislados que esperan ser re- lacionados entre ellos para que haya significacién de pensamiento. Ala luz de los desarrollos modernos en seméntica y pragmatica, la interpretacién de esta Nota adquiere una especial pertinen- cia. Es asf como lo entiende Dessons con la lectura que propo- ne” De acuerdo con este autor, en una investigacidn el valor estriba en las interrogantes que origina, en la problematica que instaura, y en esta Nora Saussure presenta una conceptualiza~ cidén del término discurso, no sdlo al abordar el problema del discurso desde tres aspectos diferentes, sino incluso tipografica- mente, al subrayar el término y las secuencias con las que esta intimamente asociado. En esta Nora el discurso aparece como el objeto de la reflexién tedrica, como una categoria del lenguaje, al igual que la lengua. Primera interrogante, que podria considerarse de orden “\.. qué es lo que, en cierto momento, permite pragmatico: decir que la lengua entra en accidn como discurso?’. Oracién que presupone una definicidn del discurso —la lengua que entra en accién—, y que especifica que, en tanto que discurso, la lengua es activa, es una actividad. El segundo punto de vista sobre el discurso es de orden con- ceptual: concierne a la relacién entre lo continuo y lo disconti- nuo en el lenguaje, entre el cardcter discreto de los conceptos y el cardcter global del discurso: “;En qué momento 0 en virtud de qué operacién, de qué juego que se establece entre ellos, de qué condiciones, esos conceptos formarin el viscurso?”. Como bien dice Dessons, la formulacién “En qué momento 0 en vir- tud de qué operacidn...” establece una relacién entre el tiempo del discurso y el proceso discursivo: el momento es una opera- cién y esa operacién es el tiempo de la enunciacién. ®* Dessons 2005, pp. 20-24. 18 El discurso: origenes y disyuntivas tedricas La tercera entrada sobre la nocién de discurso concierne a la subjetividad: “La serie de esas palabras, por mds rica que sea por las ideas que evoca, nunca indicard a un individuo hu- mano que otro individuo, al pronunciarlas, guiera significarle algo.” Aseverar esto relaciona la significacin y la intencionali- dad, pero subrayando que la operacién que transforma la serie de palabras en discurso involucra la comunicacién intersubje- tiva. Resumiendo, “la conceptualizacién del discurso vuelve indi- sociables la actualizacién de la lengua, el proceso de significa- cién y la intersubjetividad”.” En la Nota las preguntas quedan abiertas. Sin embargo, para Dessons su concatenacién podria sugerir que la respuesta se si- tua en otros campos epistemolégicos, en particular en una pers- pectiva antropoldgica. En efecto, la Nota concluye afirmando: “el discurso consiste [...] en afirmar un lazo entre dos de los conceptos que se presentan revestidos de la forma lingiifstica, mientras que la lengua no hace mds que realizar previamente conceptos aislados que esperan ser relacionados entre ellos para que haya significacién de pensamiento.” La significacién que se pone en juego en el discurso mediante la interrelacién de con- ceptos corresponde con una “significacién de pensamiento”, es decir, lo significado por el discurso es el pensamiento, en tanto que actividad subjetiva de la lengua. Emile Benveniste Con Emile Benveniste, la nocién de discurso conoce, sin lugar a dudas, un desarrollo muy notable. Fue con este lingiiista fran- cés cuando el discurso, en tanto que concepcién de la practica “langagiére”, se erige en toda una teoria general de la lengua.” * Ibid., p. 23. " Dessons 2006, p. 60. q9 Luisa Puig Sus estudios sobrepasaron las cuestiones de orden estric- tamente lingiifstico para abarcar diversos campos del conoci- miento como la filosofia, la antropologfa, la sociologfa, el psi- coanilisis, la literatura y el arte. Es interesante constatar que este autor concebja la reflexidn sobre el lenguaje como una pro- blemdtica, es decit, a la vez como un objeto de estudio arduo, complejo, y como una interrogante que no es posible resolver definitivamente, sino que se renueva constantemente con cada investigacién,* de ahi el titulo de su obra Problemas de lingii tica general. La significacién fue uno de los “problemas” a los que Ben- veniste dedicé mayor atencién. A diferencia de la dicotomia lengua / habla, Benveniste considera que en la lengua hay que distinguir dos dominios diferentes del sentido y de la forma.” Se trata de las dos modalidades de la funcién lingitistica: la de significar para la semiética y la de comunicar para la semdntica. La semidtica corresponde con una propiedad de la lengua. Su unidad es el signo; la totalidad de los signos forman la totalidad de la lengua. Cada signo establece relaciones y oposiciones con otros signos que lo definen y delimitan dentro de la lengua. La seméantica, en cambio, concierne a la lengua en accién, en su funcién de mediadora entre el hombre y el hombre, entre el hombre y el mundo, entre la mente y las cosas, transmitiendo la informacién, comunicando la experiencia, imponiendo la adhesin, suscitan- do la respuesta, implorando, constrifiendo —en una palabra, or ganizando toda la vida de los hombres.* La expresién semantica por excelencia es la frase, es decir, la ac- tualizacién del discurso. La nocién de frase no corresponde aqui ® Dessons ibid., p. 10. ® Benveniste 1977, pp. 219-231. “ Tbid., p. 226. 20 El discurso: origenes y disyuntivas tedricas con la definicién usual como una serie de palabras dotadas de una organizacién sintdctica, sino que Benveniste habla de la frase en general y la relaciona con la comunicacién. Siempre nos co- municamos por medio de frases, dird él, aun cuando a veces se trate de frases truncas, embrionarias o incompletas. El término remite, pues, no al empleo usual de la lingiifstica estructural o transformacional, sino a la eleccién de otra perspectiva: la de la produccién del discurso.* En efecto, con su teorfa sobre el dis- curso Benveniste efecttia una ruptura tedrica; de ahi que distinga claramente dos dominios 0 universos distintos, entre los cuales no se opera ninguna transicién: el semiédtico y el seméntico: La frase, creacién indefinida, variedad sin limite, es la vida misma del lenguaje en accién. [...] con la frase se sale del dominio de la lengua como sistema de signos, y se penetra en otro universo, el de la lengua como instrumento de comunicacién, cuya expresin es el discurso."* El sentido de la frase conlleva una actitud del locutor y una re- ferencia a la situacién del discurso. Por consiguiente, en la frase se vincula el lenguaje con el hombre, en su calidad de sujeto hablante, y se manifiesta el cardcter hic et nunc del discurso, como dice Dessons,” su historicidad: .] la frase es cada vez un acontecimiento diferente; no existe més que en el instante en que se la profiere, y se borra en el actos es un acontecimiento evanescente." Es, pues, en el Ambito de esta nueva dimensién de la signifi- cacién donde Benveniste sittia su nocién de discurso, la que funge como el término clave de su teorfa de la enunciacidn, * Zoe. cit “ Benveniste 1976, p. 128. » Dessons ibid., p. 64. * Benveniste 1977, p. 228. 21 Luisa Puig cuya hipétesis de partida es que “la enunciacién supone la con- versién individual de la lengua en discurso”.” Al respecto, existen sin duda coincidencias con el pensamien- to saussuiano, sobre todo ala luz de la reaparicién de sus manus- critos. Tal es el caso entre las nociones de habla y de discurso que corresponden ambas con una realizacién individual de la lengua. De igual manera, como vimos, Saussure se interroga sobre la ma- nera como la lengua entra en accién como discurso, y Benve- niste afirma que el discurso es el lenguaje puesto en accidn.” La diferencia entre ambos teéricos estriba, sin embargo, en que la perspectiva saussuriana concede una importancia secundaria al estudio del habla —frente al de la lengua— dentro de la teoria lingjifstica, mientras que Benveniste considera que antes de la enunciacién, antes del acto individual de apropiacién de la len- gua, “la lengua no es mds que la posibilidad de la lengua.” De igual manera, a Benveniste se debe, en gran parte, la con- sideracién de la subjetividad en el seno de los estudios sobre el lenguaje. De hecho, su teoria lingiiistica gira en torno a la subjetividad, que define como constitutiva del lenguaje. Es en y por el lenguaje como el hombre se constituye como sivje- 10; porque el solo lenguaje funda en realidad, en su realidad que es la del ser, el concepto de “ego” El yo se instaura, en cada instancia de discurso, a partir del did- logo, es decir, en contraposicién con un #/. En otras palabras, a través de la enunciacién el individuo, en su calidad de locutor, asume la lengua y postula un alocutario. Se trata de una pola- ridad asimétrica en la que el yo siempre trasciende en relacién con un ##, pero que a la vez es complementaria y reversible. » Thid., p. 83. » Benveniste 1976, p. 179. Benveniste 1977, p. 84. Benveniste 1976, p. 180. 22, El discurso: origenes y disyuntivas tedricas A partir de Benveniste la intersubjetividad y la interaccién se vuelven asf problemdticas comunes de la lingitistica, la argu- mentacién y el andlisis del discurso. Es importante sefialar que este gran tedrico no solo llevé a como una problemdtica general en torno al funcionamiento del discurso, sino que su cabo su reflexién sobre la enunciaci teorfa de la enunciacién lo llevé a abordar estudios especificos sobre diversas formas lingiifsticas precisamente desde una pers- pectiva pragmatica de la enunciacién. Como ¢l mismo afirma, a propésito de los pronombres: La universalidad de estas formas y de estas nociones conduce a pensar que el problema de los pronombres es a la vez un proble- ma de lenguaje y un problema de lenguas 0, mejor, que si lo es de lenguas es por serlo antes de lenguaje.” Tal es el caso, por ejemplo, al teorizar sobre la delocutividad. La derivacidén delocutiva se distingue de la morfoldgica en que se produce a través de la enunciacién. Benveniste creé la ca- tegoria de verbo delocutivo (es decir el que se deriva de una locucién) oponiéndola a las de verbo denominativo y de verbo deverbativo (derivadas, respectivamente, de un nombre y de otro verbo). El ejemplo célebre que utilizé para sustentar esta nocidn fue el del verbo latino salutare (saludar). Seguin él, se podria creer que este vetho se deriva de salus-tis (salud) y, por lo tanto, que se trata de un verbo denominativo; sin embargo, para Benveniste el salus que sirve de base a salutare no es el vocablo salus sino el deseo jsalus!, es decir, la locucién por medio de la cual se saluda aalguien. Habria por consiguiente dos detivaciones posibles en salutare, una denominativa que corresponderia a dar Ia salud © Benveniste ibid., p. 172. + Benveniste ibfd., p. 198. 23 Luisa Puig (salvar) que viene de salus-tis y otra delocutiva que significa de- cir: jsalus!, en otras palabras, enunciar la locucién jsalus! La nocién de derivacién delocutiva ha sido determinante en el desarrollo de la lingiifstica en general y de la semantica prag- matica en particular,’ porque introduce a un tipo de formacién lexemética completamente diferente: la creacién de una nueva forma léxica a partir de un valor enunciativo. En efecto, “la esencia de la delocutividad reside en el hecho de que un valor semantico hace intervenir una actividad del discurso”.** Mijail Bajtin Un lugar especial también merece Mijail Bajtin en los estudios sobre el discurso, en primer lugar por su teorfa sobre la dimen- sidn dialdgica del discurso, pero también por su clasificacién de los géneros discutsivos, la cual se basa en la naturaleza comuni- cacional del intercambio verbal. Para Bajtin,” a cada Ambito de la actividad humana corres- ponde el empleo de ciertos tipos de enunciados que conforman géneros discursivos, caracterizados por su extrema heterogenei- dad (acorde con la gran diversidad de esferas de la actividad a las que pertenecen) y por la dificultad que eso implica para definir la naturaleza comtin de dichos enunciados. La teorfa del enunciado de Bajtin corresponde con una con- cepcidn de la lengua a la que es indispensable referirnos para acceder a sus propuestas tedricas sobre los géneros discursivos y la intertextualidad. La tarea de interpretar esta concepcidn —como, de hecho, todo el pensamiento bajtiniano— ha sido objeto de muchas divergencias, lo que puede explicarse si se » Para un anilisis més amplio sobre la delocutividad «f’ Anscombre 19798, Anscombre 1979b, Ducrot 1980, Puig 2000. * Anscombre 1979% p. 7 » Bajtin 1982, pp. 248 y s. 24 El diseurso: origenes y disyuntivas tedricas piensa en las dificiles condiciones en que su autor la ided.°* No me propongo discutir aqui esas diversas aproximaciones, sino s6lo asentar sus postulados tedricos més relevantes. Como indica Todorov en su conocido estudio: Mikhail Bakhtine. Le principe dialogique, Bajtin aborda su teoria del enunciado en dos momentos diferentes: a finales de los afios veinte (bajo el nombre de Volochinoy) y, treinta afios mas tar- de, desde la perspectiva de lo que él Ilamé la metalingiifstica, que Todorov denomina translingitistica. Todoroy® recopila, de estos tiltimos textos, cinco caracteris- ticas constitutivas del enunciado que lo distinguen de la pro- posicién. La intencién de Bajtin es diferenciar el Ambito de la lingiifstica, cuyo objeto de estudio es la lengua (es decir, los fonemas, los morfemas y las proposiciones), del de la trans- lingitistica que estudia el discurso, el cual esté compuesto de enunciados: 1— Los limites de cada enunciado, como unidad de la co- municacién verbal, corresponden con la alternancia de los locutores en el discurso. Cada enunciado posee una conclusién interna especi- fica, determinada por tres factores: el objeto del que se habla (que se debe tratar exhaustivamente), la intencién discursiva del locutor (que corresponde con “lo intenta- do” de Benveniste: lo que el locutor quiere decir) y las formas genéricas del enunciado. 3— EI enunciado (a diferencia de la proposicién) no sdlo designa su objeto, sino que también expresa su sujeto. * Me refiero al hecho de que, con el fin de sortear la censuira que imponia el régimen soviético a la produccién intelectual, Bajtin siempre se vio obli- gado a “enmascarat” los problemas que realmente le interesaban, a emplear diferentes estracegias diversivas al abordat temas que podian resultar compro- metedores. » Todorov 1981, p. 84. 25 Luisa Puig 4— El enunciado se relaciona con enunciados pasados sobre el mismo objeto y con los futuros a los que presiona en tanto que respuestas. — E] enunciado siempre se dirige a alguien. Como afirma Collinot,® el enunciado bajtiniano se define a partir de su empleo comunicativo, social. El tedrico ruso no lo considera desde un punto de vista lingilistico, analizable como una unidad discreta del sistema de la lengua, ni como un seg- mento del flujo verbal. Por el contrario, es un lugar de cruce entre lo verbal y lo extraverbal. En ningtin caso la situacién extraverbal es vinicamente la cau- sa exterior del enunciado, no actita desde el exterior como una fuerza mecénica. No, la situacién entra en el enunciado como un constituyente necesario de su estructura semdntica.* A diferencia de la proposicién, el enunciado necesariamente se produce en un contexto particular y siempre es el resultado de una interaccién con un interlocutor real o virtual y, por consi- guiente, de un didlogo potencial. El carécter social del enuncia- do se debe no sdlo a que el locutor se define como un ser social, sino también porque, al dirigirse a alguien, conforma con el interlocutor una especie de microsociedad. El enunciado se construye entre dos personas socialmente orga- nizadas, y si no hay interlocutor real, se presupone en la persona del representante normal, por asf decirlo, del grupo social al que pertenece el locutot. El discurso estd orientado hacia el interlocutor, orientado hacia lo que es este interlocutor.” ® Collinot 2005, pp. 34-35- * Bajtin apud Todorov ibid., p. 67. La traduccién es mfa, = Tbid., p. 70. fd. 26 El discurso: orégenes y disyuntivas tebricas Como es ahora ya habitual al caracterizar el discurso,® Bajtin considera que incluso el enunciado més simple corresponde con un pequefio drama, una escenificacién cuya comprensién implica reproducir esta puesta en escena de relaciones mutuas entre interlocutores. El sentido del enunciado, en oposicidn con la significacién —término que Bajcin reserva a la lengua—, est4 provisto de valores. Sélo el enunciado puede ser bello, como sdlo el enunciado puede ser sincero 0 engafioso, valiente o timido, etc. Todas estas determi- naciones no se refieren mds que a la organizacién de los enunciados y de las obras, en relacién con las funciones que asumen en la unidad de la vida social y, sobre todo, en la unidad concreta del horizonte ideolégico.™ Asi, vemos que esta concepcidn se acerca a los planteamien- tos de Benveniste: ambos autores conciben el discurso en el Ambito comunicacional, relacionado con Ia intersubjetividad, y también consideran que la situacién de enunciacién es consti- tutiva del sentido del enunciado (0 de la frase, en términos de Benveniste). Ya se sefialé antes que una de las caracteristicas del enuncia- do es su pertenencia a formas genéricas. Los diversos tipos de enunciados 0 discursos se constituyen a partir de los horizontes verbales ¢ ideoldgicos a los que remiten. Bajtin no slo propon- dra, como afirma Todoroy, una teorfa de los géneros literarios, sino toda una tipologfa general de los discursos. Al observar la vida social, podemos aislar ficilmente, fuera de fa comunicacién areistica [...] los tipos siguientes: 1) la comu- nicacién de produccién (cn la Fabrica, el taller, el koljés, etc.); 2) » Cf, por ejemplo, Maingueneau 1999. ¥ Bajein apud Todorov ibid., p. 73, Trad. mia. 27 Luisa Puig la comunicacién de negocios (en las oficinas, las organizaciones sociales, etc.); 3) la comunicacién familiar (...] (los encuentros y las conversaciones en la calle, en Ia cantina, en la casa, etc.); en fin 4) la comunicacién ideolégica en el sentido preciso del térmi- no: la propaganda, la escuela, la ciencia, Ia filosofia, en todas sus variedades.® Esta estratificacién de la lengua se basa en cinco factores: el género, la profesién, el nivel social, la edad y la regién donde se habita. Como sefiala Todorov, el nivel social no es mas que uno entre todos los criterios de diferenciacién. Bajtin distingue los géneros primarios que se originan en las interacciones verbales de Ja vida cotidiana, y los secundarios —principalmente escritos— que surgen de la reelaboracién de los primeros y que corresponden con la comunicacién cultural més compleja, desarrollada, organizada: novelas, obras de tea- tro, investigaciones cientificas, grandes géneros periodisticos, etcétera. Cabe mencionar que la oposicién literatura / no literatura es extrafia al pensamiento bajtiniano.** Para el tedrico ruso, la comunicacién literaria es simplemente mds explicita, debido a la ausencia de contexto inmediato. De ahi que, como veremos a continuacién, Bajtin establezca una equivalencia, aunque no necesariamente exclusiva, entre la literatura y la intertextuali- dad como representacién del lenguaje. El objeto fundamental, especifico del géncro novelesco, aquello que produce su originalidad estilistca, es el hombre hablando y su discurso. No es la imagen del hombre en s{ mismo lo que es caracterfstico del género novelesco, sino precisamente la imagen del lenguaje.” » Ibid., p. 90. Tead. mia. ® Todorov ibid., pp. 90 y 104. » Bajtin epud Todorov ibid., p. 103. Trad. mia. 28 El discurso: origenes y disyuntivas tedricas Un hito en Ia historia de las teorfas sobre el discurso es, sin duda alguna, la teorfa de Bajtin sobre Ja intertextualidad, es decir, la manera de interpretar el discurso atendiendo a las relaciones que el enunciado instaura con otros enunciados anteriores, a las propiedades dialdgicas de la palabra, a la presencia simul- tanea de diversas autorfas, lenguajes, puntos de vista, visiones del mundo y voces sociales ¢ histéricas en un mismo discurso e, incluso, en un mismo enunciado. Antes de abordar las diversas modalidades de polifonia dis- cursiva, hay que sefialar que, de acuerdo con Todorov, Bajtin emplea los términos dialdgico y dialogtsmo en un sentido amplio en el que incluso el mondlogo es dialdgico: Por més monolégico que sea un enunciado (por ejemplo, una obra cientifica o filoséfica), por mds que se concentre en su ob- jeto, no puede dejar de ser, en cierta medida, una respuesta a aquello que ya se dijo acerca del mismo objeto [...] Un enun- ciado esté leno de matices dialégicos, y sin tomarlos en cuenta es imposible comprender hasta el final el estilo del enunciado. Porque nuestro mismo pensamiento (filos6fico, cientifico, artis- tico) se origina y se forma en el proceso de interaccién y lucha con pensamientos ajenos, lo cual no puede dejar de reflejarse en la forma de la expresin verbal del nuestro.” De ahf que Todoroy proponga utilizar, siguiendo a Kristeva, el término de sntertextualidad para referirse al sentido més in- clusivo de la relacién de un enunciado con otros enunciados, y reserve el de dialdgico para ciertos casos de intertextualidad similares a un intercambio de réplicas, a lo que alude Bajein: Las interrelaciones entre el discurso ajeno introducido y el res- to del discurso propio [...] son andlogas (sin ser, por supuesto, ® Todorov ibid. p. 95. » Bajtin 1982, p. 282. 22. Luisa Puig idénticas) a las relaciones que se dan entre las réplicas de un did- logo.” Una obra es eslabén en la cadena de la comunicacidn discursi- va; como la réplica de un didlogo, la obra se relaciona con otras obras-enunciados: con aquellos a los que contesta y con aquelles que le contestan a ella; al mismo tiempo, igual que la réplica de un didlogo, una obra esté separada de otras por las fronteras ab- solutas del cambio de los sujetos discursivos.* Frente a la posicién tradicional que sélo considera dos polos —por una parte, la lengua en tanto que sistema y, por la otra, el hablante frente a su lenguaje singular, tinico—, Bajtin plantea, como ya vimos, que en su interior, la lengua est estratificada en un plurilingiiismo compuesto de jergas 0 argots (cf. el lenguaje de las prisiones, de los bajos fondos, el albur) y dialectos ideolo- gicosociales (cf. el estilo épico elevado, el estilo biblico, el de los sermones moralizantes, las murmuraciones de los chismosos, el lenguaje del campesino, el de los charlatanes), profesionales (cf: el lenguaje juridico, el periodistico, el lenguaje seco y Ilano de los circulos de negocios, el de los comerciantes), politicos (cf la elocuencia parlamentaria), lenguajes de género y de genera- ciones, de corrientes, de autoridades (cf. el habla prepotente de los gobernantes o el estilo pedante de los sabios), de efrculos y modas pasajeros (el lenguaje de los jévenes), y hasta lenguajes de los dias y de las horas. Por otra parte, entre la palabra y el objeto o entre la palabra y el individuo que habla se encuentran las palabras ajenas que condicionan, valoran, contestan, “enmascaran” ese objeto 0 ese tema, es decir, todo un mundo de ideas generales, de puntos de vista, apreciaciones y acentos ajenos sobre dicho objeto o tema, © Tbid., pp. 282-283. * Ibid., p. 265. 30 El discurso: origenes y disyuntivas teéricas con los que la palabra establece relaciones, ya sea de asociacién 0 de alejamiento, y que la conforman y determinan seméntica- mente, Todo cnunciado debe ser analizado, desde un principio, como respuesta a los enunciados anteriores de una esfera dada (el dis- curso como respuesta es tratado aqui en un sentido muy amplio): los refuta, los confirma, los completa, se basa en ellos, los supone conocidos, los toma en cuenta de alguna manera.” Este hecho, y el plurilingiiismo antes mencionado, son los que dan lugar al juego polifénico. ;En qué consiste este viltimo? En la posibilidad de que se introduzca, de manera velada, en el discurso del prosista novelista,* un discurso ajeno sin las carac- teristicas que conlleva el discurso referido (directo, indirecto o el llamado indirecto libre). Existen varios niveles de adhesidn o distanciamiento del pro- sista en relacidn con sus palabras. En un extremo, se identifica, se solidariza por completo con las intenciones seménticas y ex- presivas de su discurso, Esta identificacién total puede irse des- vaneciendo y, mediante ciertos elementos del lenguaje, puede refractar en diversa medida esas intenciones ajenas. En el otro extremo, el noyelista ya no se identifica en absoluto con ese discurso y tan sdlo lo muestra como un objeto verbal. Diversos recursos lingiifsticos y estilfsticos dan cuenta de ello. Mediante el humor, la ironfa o la parodia, el autor puede imprimir un determinado acento a sus palabras y asi marcar una distancia en relacién con éstas. Pero gcémo procede espect- ficamente para lograr este efecto de sentido? © Ibid., p. 281. # Recordemos que aun cuando Bajtin no se interesa en la oposicién literatura / no literatura, considera que la novela ¢s el superlative de la prosa, por con- siguiente es en ella donde la intertextualidad aparece de manera més intensa. Cf, al respecto, Todorov ibid., pp. 102 y 106. 31 Luisa Puig En el caso de la novela humoristica, por ejemplo, el prosista toma, bajo la forma impersonal, el lenguaje medio de un de- terminado cfrculo social y lo presenta como la opinién general, como la actitud verbal normal y corriente. En ciertos momentos se distancia de él (exagerando parddicamente algunos aspectos de ese lenguaje) y lo converte en un discurso objetivado que pre- senta como hipécrita, banal, interesado, limicado, etcétera; pero en otros puede llegar a solidarizarse con dl, entremezclando su palabra con la ajena. Luego, al cambiar de estilo, revela la signifi- cacién patédica de la caracterizacidn del lenguaje criticado. [.e-] las palabras, si hemos de entenderlas como palabras directas, no son suyas [del prosistal; pero son suyas si son presentadas irénicamente, mostradas intencionalmente, [...] ¢s deci, enten- didas desde la correspondiente distancia." En otras ocasiones, la polifonia obedece a la presencia de gé- neros intercalados 0 encuadrados en la novela (la confesidn, el diatio intimo, el diario de viajes, la biografia, la carta, etc.), 0 la de sentencias 0 aforismos 0 de géneros potticos, a través de los cuales el autor generalmente refracta sus intenciones. El discurso del prosista presenta entonces una construccién hibrida, ambigua, en la que se entremerclan las voces (con las que se identifica o de las que se distancia) a las que correspon- den diversas maneras de hablar, diferentes perspectivas semén- ticas y axiolégicas. Es, ademas, un discurso bivocal: estas voces se relacionan dialégicamente entre sf. Cabe destacar, como lo afirma Bajt{n, que, sea cual fuere el grado de adhesién del prosista al discurso ajeno, este ultimo siempre esté al servicio de las intenciones del primero. Pero, entre todas las voces que se expresan en el discurso, equé lugar ocupa el narrador? Para Bajtin, el habla del narrador + Bajtin 1989, nota 15, p. 116. 32 El discurso: origenes y disyuntivas tedricas es también un discurso ajeno en relacién con la palabra del autor: Cada momento del relato lo percibimos claramente en dos plano: -objetual y ex- en el plano del narrador, en su horizonte semantic presivo, y en el plano del autor, que se expresa de manera refractiva en el mismo relato y a través de él. En ese horizonte del autor entra también, junto con todo lo narrado, el mismo narrador con su palabra. Nosotros adivinamos los acentos que ha puesto el autor, tanto en el objeto del relato como en el relato mismo, y en la ima- gen del narrador que se descubre en el proceso del relato.** Bajtin** propone una clasificacién que sistematiza las diversas modalidades de discursos, atendiendo a su caracter univocal y bivocal. Concibe tres grandes tipos de discursos que contienen, a su vez, otras subdivisiones, de acuerdo con las caracterfsticas que sefialaré a continuacién. En el tipo 1 se sittia el discurso univocal, que se orienta direc- tamente hacia su objeto. El tipo 2, también de cardcter univocal, es el del discurso re- presentado u objetivado. Es el caso del discurso directo de los personajes. Este se sittia en otro plano del discurso del autor; se trata de una palabra ajena, del discurso de un personaje que posee rasgos que lo tipifican socialmente o lo caracterizan individual- mente, un discurso elaborado como objeto de la intencién del autor, Esta palabra objetivada se dirige hacia su objeto, pero, a la vez, es objeto de la orientacién del autor. El tipo 3 corresponde con los discursos bivocales, es decir aque- llos en los que es posible encontrar dos orientaciones de sentido, dos voces: una orientada hacia el objeto del discurso y otra hacia el discurso ajeno. En este caso el autor aprovecha la palabra ajena # Ibid., p. 131. “6 Bajein 1988, pp. 253 y s 33 Luisa Puig para sus propios fines, atribuye una nueva orientacion semdntica a.una palabra que ya posee una y conserva ambas. Este tipo consta de tres modalidades: el discurso bivocal de una sola orientacién, el discurso bivocal de orientacién milti- ple y el “subtipo activo” (que cozresponde con los discursos en los que la palabra ajena ejerce una influencia activa). Pertenecen al discurso bivocal de una sola orientacién: la es- tilizacién, el relato del narrador, el discurso no objetivado de un personaje, portador parcial de las opiniones del autor, y la Icherzilung” Como el apelativo lo indica, en todas las modalidades del dis- curso bivocal de una sola orientacién, la concepcién del autor coincide con el sentido de la palabra ajena. Al hacer uso de la palabra ajena, el autor no entra en conflicto con ella, sino que la emplea en el mismo sentido y sdlo la vuelve convencional. En efecto, al servir a otros propésitos, el significado inicial, directo y no conyencional se vuelve convencional. Forman parte del discurso bivocal de orientacién muiltiple: la parodia, la narracién parédica, la eberzdlung parédica, el dis- curso de un personaje parodiado y la reproduccién de la palabra ajena con cambio de acentuacién. En el discurso bivocal de orientacién multiple, las dos voces no sélo se encuentran distantes, aisladas, sino que incluso se contraponen y entran en conflicto. En la parodia, por ejemplo, el autor cambia diametralmente la orientacién del sentido de la palabra ajena. De manera ostensible y deliberada, esta tltima aparece con marcas. Por su parte, las intenciones del autor tam- bién se individualizan més claramente. Es posible parodiar un estilo, una manera de hablar, pensar o ver, y hacerlo tanto desde el punto de vista de una tipificacién social como del cardcter individual. La parodia puede aludir sdlo a formas verbales su- perficiales o incursionar profundamente en el habla ajena. » La narracién en primera persona. 34 El discurso: orégenes y disyuntivas tedricas Al nivel de la interaccién verbal, también es patente la presen- cia del discurso bivocal de orientacién multiple. Asi, es bastante comtin que la repeticién de las palabras del interlocutor, en un didlogo, tenga como objeto agregar una valoracién irdnica, de burla, de indignacién, de duda ante la palabra ajena. También sucede que cuando se repite una aseveracién del interlocutor, bajo la forma de una pregunta, el locutor esté cuestionando, problematizando, la aseveracién ajena y reafirmando, a la vez, su propia posicidn. En las dos variantes anteriores del discurso bivocal (la de una sola orientacién y la de orientacién multiple), el autor emplea la palabra ajena para expresar sus propias concepciones; inclu- so en el caso de la palabra bivocal de orientacién multiple, la reproduce con una nueva interpretacién; pero ambas variantes tratan de una palabra pasiva que sufre transformaciones en ma- nos del autor. En el caso del subtipo activo, en cambio, el autor toma impli- cita o explicitamente en cuenta la palabra ajena en su discurso; esta palabra influye, actita, determina la palabra del autor, pero desde fuera. Pertenecen al subtipo activo la polémica interna oculta, la autobiografia y la confesién con matiz polémico, asf como el discurso que toma en cuenta la palabra ajena, la réplica en el didlogo y el didlogo oculto. En la polémica oculta, la palabra del autor se orienta hacia su objeto, pero vislumbrando siempre acometer veladamente contra la palabra ajena acerca del mismo tema o a propésito del mismo objeto. El matiz polémico también puede aparecer a través de indicios, ya sea de orden sintdctico o prosédico. En el habla cotidiana, es comuin percibir la palabra ajena hostil contra la que se polemiza implicitamente a través de ataques indirectos al otro, de comentarios de mala fe. La contraparte de este discurso polémico es el discurso que reacciona, de antema- no, de manera humilde, tortuosa, presentando miles de reservas, concesiones 0 subterfugios, por medio de los cuales se niega a 3S Luisa Puig sf mismo. La percepcién de la palabra ajena y la manera de reac- cionar ante ella predeterminan en gran medida la estructura del discurso del locutor. En el discurso literario es igualmente importante la polémica implicita, ya que la palabra literaria anticipa en mayor 0 menor grado, con mayor o menor agudeza, al destinatario, al lector, al oyente, al critico, Un ejemplo de esta polémica implicita se puede apreciar en la reaccién que presenta un estilo literario nuevo en oposicién con el anterior. En los discursos del tipo 3, hay diversos grados de objetiva- cién que oscilan entre los dos limites siguientes. Al disminuir la objetivacién de la palabra ajena en los discursos con una sola orientacidn, se pierde la distancia y se fusiona la voz del autor con la ajena (es decir, se convierte en una palabra univocal del tipo 1). Cuando eso mismo sucede en los discursos de orienta- cién multiple, se da una dialogizaci6n interna de la palabra. El pensamiento del autor deja de tener un predominio abrumador y el discurso se vuelve ambivalente. Por tiltimo, las interrelaciones con la palabra ajena son di- ndmicas y fluctéan constantemente: la palabra unidireccional puede convertirse repentinamente en palabra de orientacién multiple, la dialogizacién interna puede acentuarse o difumi- narse, etcétera. Como afirma Todoroy, el carécter mds importante del enun- ciado es su dimensién dialdgica. Es asi como se caracteriza no s6lo el discurso literario, sino simplemente todo discurso. Con su teorfa polifénica, Bajtin esboza una nueva interpretacién de la cultura, compuesta de discursos que retiene la memoria co- lectiva y en relacién con los cuales se sittia cada sujeto. ‘Todorov incluso afirma que el didlogo es el tema central del pensamiento bajtiniano, pero entendiendo por este término no tanto su cardcter verbal sino en tanto que rasgo distintivo del ser # Todorov ibfd., p. 8. 36 El discurso: origenes y disyuntivas tedbricas humano. El didlogo general entre los hombres es omnipresente, infinito, y esta en cambio permanente.” Pero aun cuando Baj- tin fuera ante todo un fildsofo, un pensador, su teorfa sobre la dimensidn dialégica del discurso abrié nuevas y muy fructiferas perspectivas en la teorfa y el andlisis lingiifsticos: baste con citar la teoria de la polifonfa de Oswald Ducrot y la teorfa escandi- nava de la polifonfa lingitistica.” Las tres teorfas a las que acabo de referirme muestran las variadas perspectivas que, desde sus orfgenes, caracterizaron la nocién de discurso, la cual no sélo ocupé un lugar en el naci- miento de la lingiiistica descriptiva y sincrénica, sino también en el marco de la teorfa de la enunciacién y en el Ambito de la translingiifstica y de la intertextualidad. Teorias y definiciones El término discurso, en su acepcién més amplia, se refiere a una manera de aprehender el lenguaje, mas que a un campo de investigacién determinado. Es en estos términos como lo con- ciben los tres autores a los que se acaba de hacer referencia. En este sentido general, el discurso remite no a una estruc- tura arbitraria, sino a la actividad de sujetos que se inscriben en contextos determinados. En esta perspectiva, en la que el len- guaje se articula con otras disciplinas, el discurso no es objeto de una aproximacién puramente lingiifstica." Ya en el terreno de las ciencias del lenguaje propiamente dicho, se han desarrollado muchas corrientes en Europa y Estados Uni- dos que teorizan sobre el discurso y analizan sus diversas modali- dades. En términos generales, se podrfa afirmar que, mientras que la llamada escuela anglosajona tiende a acercarse a orientaciones © Todorov 2002, p. 343. * Ducrot 1988 y Nolke ef al. 2004 * Maingueneau 1996, p. 28 37 Luisa Puig de cardcter antropoldgico y a considerar el discurso més como una actividad relacionada con la interaccién social, con la etnografia de la comunicacién, con el andlisis conversacional, la escuela fran- céfona se acerca mds a perspectivas fincadas en la enunciacién y orientadas hacia la relacién que puede establecerse entre la organi- zacin textual y la determinacién social del contexto, asi como a estudiar los géneros discursivos. A pesar de que en la actualidad estamos presenciando una apertura generalizada de las investigaciones, junto con un did- logo entre las diversas disciplinas que se interesan en el discurso y las diversas corrientes de andlisis del discurso, es posible dis- tinguir cuatro grandes ramas de investigacién: 1, el andlisis de la interaccién social; 2, el andlisis orientado hacia las situaciones de comunicacién y, por consiguiente, interesado en los géneros del discurso; 3, el andlisis de la articulacidén entre los funciona- mientos discursivos y las condiciones de produccién de cono- cimientos 0 los posicionamientos ideoldgicos; 4, el andlisis de la organizacién textual o la determinacién de las marcas de la enunciacién,* La nocién de discurso se contrapone a conceptos como la frase, el enunciado, la lengua y el texto.” Es, pues, a partir de estas relaciones de oposicién como se distingue su pertenencia a determinadas corrientes tedricas, y como es posible determinar sus diversos empleos. La frase y el discurso En oposicién a la frase, el discurso se considera precisamente como una unidad transfrdstica, es decir, constituida por una sucesién de frases. En este sentido lo define Z.S. Harris en su ® Charaudeau, Mainguencaut 2002, p. 44. ® Maingueneau ibid., pp. 28-29. Charaudeau, Maingueneau ibid., pp. 185- 186. 38 El discurso: origenes y dityuntivas tebricas articulo “Discourse Analysis”, que publicé en 1952 en la revista Language: se trata de un dominio més amplio que la frase, en el que se construyen “conjuntos de sustitucién”. La propuesta de andlisis de Harris se vincula con la tradicién distribucionalista estadounidense, y de ella surgid originalmente el término mis- mo de “anilisis del discurso”. El enunciado y el discurso Una relacién andloga a la precedente se establece entre el enun- ciado y el discurso, por ejemplo en la lingtifstica textual, que Todorov y Benveniste denominan translingiifstica.* Citando a Bajtin,® Todorov seftala que la palabra sfove que emplea el tedrico ruso tiene varios sentidos, entre otros, los de palabra y de discurso. ¥ afirma que al referirse al objeto de la translingiifs- tica, el sentido que adopta es necesariamente el segundo: “el discurso, es decir el lenguaje en su totalidad concreta y viva”, representado por los enunciados individuales: “la verdadera esencia del lenguaje es el acontecimiento social que consiste en una interaccin verbal y llega a concretarse en uno 0 varios enunciados”.* De acuerdo con Charaudeau y Maingueneau, la oposicién entre enunciado y discurso también puede remitir a dos ma- neras diferentes de percibir las unidades transfrasticas: el enun- ciado considerado como unidad lingiifstica y el discurso como unidad de comunicacién sociohistéricamente determinada (y tipificado en géneros discursivos: un ensayo periodistico, un cuento, un sermén, etc.), Esta distincién permitié atribuir en Francia, en los afios setenta, un punto de vista especifico al and- * Todorov ibid., p. 44. Benveniste 1974, p. 66, 8 De su libro Problemas de la poética de Dostoierskt y de su articulo “La estruc- tura del enunciado”. * Bajtin apud Todorov ibid., p. 288. La waduccién es mia, 39 Luisa Puig lisis del discurso: el término enunciado se empleé al considerar un texto atendiendo a su estructuracién en la lengua, y se ha- blaba de déscurso al llevar a cabo un estudio lingiifstico de sus condiciones de produccién. La lengua y el discurso En Jo que concierne a la oposicién lengua-discurso, estos mis- mos autores consignan dos posibilidades. La primera es con- siderar la lengua como un sistema de valores virtuales, frente al discurso, que corresponde con el empleo de la lengua en un contexto particular que depura o suscita valores nuevos. Esta oposicién se acerca a la dicotomia saussuriana lengua / habla y se encuentra también en The Theory of Speech & Language de Sir Alan Gardiner, para quien el habla es como una modalidad dramatica que requiere un minimo de dos actores, un escenario o situacién propia, una trama o “cosa que se quiere significar”, y como tiltimo elemento, las palabras im- provisadas.” Gardiner presenta como equivalentes el habla y el discurso, aun cuando en realidad el término que utiliza en inglés es el de text, con el sentido de “habla concreta” (“concrete speech”), que él mismo traduce al francés como discours: Es cierto que el término ¢exto esta, en el hablar ordinario, confi- nado a lo que esta escrito o impreso, pero para los propésitos de la teoria lingii stica, el término puede y debe extenderse a cual- quier cosa que se haya dicho o que se haya reportado como tal en alguna situacién particular [...].* ” Gardiner 1969, p. 106. La traduccion es mia. ® Gardiner ibid., p. 329. fd. 40 El discurso: origenes y disyuntivas tedricas [...] aun cuando los teéricos de la lingiiistica tienen como regla ignorar la distincién entre ‘lengua’ y ‘habla’, la mayorfa de las lenguas civilizadas no han cometido este error, En latin tenemos lingua y sermo, {...] en francés langue y parole (0 discours) (. Este lingiiista sostenfa en 1932, fecha de la publicacién de su libro, que, frente a la lengua —“nombre colectivo de un sistema organizado de hechos lingiifsticos conocibles’—, la actividad que se desdobla en estos dramas lingiifsticos no habfa sido ob- jeto de una descripcién o de un andlisis en tanto que acto de habla nico. Y explica esta falta de interés aduciendo: Uno esté tentado a concluir que la ciencia filolégica aborrece lo concteto tanto como la naturaleza aborrece el vacto. En Ia oposicién lengua-discurso, el término discurso puede orientarse hacia diversas perspectivas. Para Gardiner, el habla o discurso es eminentemente social: [...] ef habla es el uso, entre una persona y otra, de signos y soni- dos articulados para comunicar sus deseos y puntos de vista so- bre las cosas [...] Los puntos que quiero destacar son, en primer lugar, el cardcter cooperativo del habla y, en segundo, el hecho de que siempre concierne a cosas, es decit; realidades tanto del mundo externo como de la experiencia interna del hombre.“ Otros autores como Gustave Guillaume lo sittian en una dimen- sién mental y, como vimos, Benveniste en una enunciativa. La segunda opcién en la dicotomia lengua / discurso con- siste en concebir la lengua como un sistema compartido por los miembros de una comunidad lingiifstica y el discurso como ” Gardiner ibid., p. 107. Trad. mfa. © Gardiner ibid., pp. 106-107. Id. ® Gardiner ibid., p. 18. fd. 41 Luisa Puig un empleo restringido de este sistema. En este caso, el término discurso adopta diferentes acepciones que se han desarrollado en el seno de diversas teorfas modernas, las cuales han puesto un énfasis especial en la interrelacién entre el discurso y la ideo- logia, la politica, la sociologia, la historia, etc. Segin sean los aspectos que aborden, los trabajos producto de estas reflexiones interdisciplinarias se incorporan a una de las ramas de la in- la vestigacidn sobre el discurso a las que se hizo alusién antes interaccion, las situaciones de comunicacién, la interrelacién entre el discurso y las condiciones de produccién, la organiza- cidn textual o el andlisis de la enunciacién. El discurso definido en relacién con un posicionamiento El discurso puede remitir a un “posicionamiento”® en un cam- po discursivo (por ejemplo, el discurso fascista, el discurso del modernismo, el discurso neoliberal). En este empleo el término discurso es ambiguo, ya que puede remitir tanto al conjunto de textos producidos en dicho campo, como al sistema (ideolégi- co, cultural, politico, literario, etc.) que los produce. En esta perspectiva se sittia [’Archéologie du savoir de Michel Foucault, obra cuyo objeto son las formaciones y transforma- ciones discursivas. En su leccidn inaugural al College de France, LOrdre du discours, especifica la hipétesis de su estudio: Fémino que Charaudeau y Maingueneau definen como “una identidad cnunciativa fuerte (‘el discurso del partido comunista de tal 0 cual periodo’ por ejemplo), un lugar de produccién discursiva claramente especificado. Este término designa a la vez Jas operaciones por medio de las cuales esa identidad enunciativa se plantea y mantiene en un campo discursivo y esa identidad misma.” El posicionamiento concierne tanto a los contenidos del discurso (y el empleo de ciertas palabras, expresiones 0 de un determinado vocabulario) como a otras dimensiones del discurso: la cleccién de un género discursivo, la manera de citar, el empleo de un determinado registro de lengua, etc. Ibid., P. 453- 42 El discurso: origenes y disyuntivas tedricas [...] parto de que en toda sociedad la produccién del discurso est a la vez. controlada, seleccionada, organizada y redistribuida por cierto ntimero de procedimientos cuya funcién es conjurat sus poderes y peligros, dominar su acontecer aleatorio, esquivat su pesada, su temible materialidad. Su objetivo es, pues, llevar a cabo el inventario de dichos proce- dimientos para lo cual define las formaciones discursivas como “grupos de enunciados”, “conjuntos de actuaciones verbales”, y el discurso como “un conjunto de enunciados en tanto que de- penden de la misma formacidn discursiva”. Foucault considera el enunciado fuera de los parametros de aceptabilidad gramati- cal y de correccién Iégica. Dentro de una formacién discursiva, el enunciado alude a lo que él llama un “referencial”, lo que no se identifica exactamente con un hecho, un estado de cosas 0 un objeto, sino que consiste en un “principio de diferenciacién”; supone un “sujeto” que no equivale a la conciencia parlante o al autor de la formulacién, sino a una posicién que pueden ocu- par diferentes individuos; remite a un “campo asociado” que no es el contexto real en que se formula el enunciado, sino un “dominio de coexistencia para otros enunciados”; y, por ultimo, también implica una “materialidad” que es, a la vez, el soporte de la articulacién y un “estatuto”, unas “reglas de transcripcidn”, unas “posibilidades de uso o de reutilizacién”. El discurso definido a partir de su pertenencia 4 tipos y géneros El discurso puede caracterizarse de acuerdo con diversos tipos y géneros, entendiendo por tipo una modalidad de produccién verbal en un determinado grupo social, y por género, un medio © Foucault 1971, pp. 10-11. La traduccién es mia. 4 Foucault 1976, p. 194 y's. 43 Luisa Puig de comunicacién especifico que conlleva ciertos papeles 0 actua- ciones, ciertos temas y un canal fisico de wansmisién.® Asi, se hablard del discurso periodistico, politico, publicitario, poético, etc. Y en cuanto a los géneros propios del discurso politico, por ejemplo, estan el debate televisivo, los folletos de propaganda, los programas electorales, los mftines multitudinarios. La nocién de género (igual que la de discurso) se asocia a muy diversas definiciones, dependiendo de las perspectivas te6: ricas en las que se sittia. No se pretende aqui hacer referencia a diversos puntos de vista, sino continuar en la perspectiva co- municacional bajtiniana, en su calidad de origen de muchas teorizaciones posteriores. Como vimos al referirnos a Bajcin, la nocién de discurso lleva naturalmente a la de interdiscurso, y de allf a los géneros discursivos. Para Adam un género discursivo se caracteriza por ciertas pro- piedades textuales pero, sobre todo, como una interaccién lin- giiistica enmarcada, como ya se mencioné, en una situacién de enunciacién que conlleva determinados participantes, una institu- cidn, un lugar, un tiempo, las reglas que impone el empleo de una lengua particular, en fin, todos los elementos que caracterizan una formacién sociodiscursiva.© En el origen de la necesidad de clasificar los discursos, Baj- tin sittia, como ya se dijo, el fendmeno de la estratificacién de la lengua en un plurilingiiismo —de argots, dialectos ideolé- gicosociales, profesionales, politicos, de lenguajes de géncro y generacionales, de corrientes, de circulos, de modas pasajeras, etc.—, en donde los diversos rasgos del habla en la interaccién comunicativa identifican, caracterizan y tipifican las produccio- nes discursivas. De diversos pasajes de la obra bajtiniana Adam recoge tres caracteristicas propias de los géneros discursivos.” En primer % Charaudeau, Maingueneau ibid., p. 592. % Adam 2004, p. 36. © Adam op. cit, pp. 87 y's. 44

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