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PROLOGO El presente trabajo es, en lo esencial, el resultado Provisional de un curso de historia del pensamiento econo- z05, ol rena oe Amiens y luego en Niza'. En sus comien- » el a satisfacer las exigencias del programa tradicional. Muy pronto evolucions hacia una introduccién al estudio de la economia politica clasica, marcando asi una doble infidelidad al proceso usual: abandono del caracter enciclopédico del curso y, sobre todo, renuncia a las preocu- paciones propiamente histéricas. No es inutil comentar un Poco estos dos puntos. Es relativamente facil justificar el primer abandono. Dar en un curso anual un resumen de mas de tres siglos de pensamiento econémico constituye una tarea bastante vana y sobre todo poco formativa. Es cierto que el docente puede verlo como una proeza a la altura de su talento y encontrar ahi una ‘oportunidad de lucirse. En el mejor de los casos la actividad pedagdgica se reduce a un one man show *, que no permite al estudiante formarse en contacto efectivo con el pensamiento de los grandes autores. Por no gustar ni ser capaz de brillantes sintesis, me resulté im- prescindible encontrar una orientacion general al curso que tuviese el mérito de favorecer una reflexidn critica de los estudiantes y del docente. El estudio de la estructura ldgica de la economia politica clasica se impuso poco a poco como tema central, en raz6n de la situacion actual de la economia politica. En efecto, si dejamos de lado los perfeccionamientos analiticos recientes de la teorfa del equilibrio general, la economia politica contemporanea tedrica aparece marcada ' Jean-Louis Maunoury y Carlo Benetti tuvieron la amabilidad de leer el manuscrito y comunicarme numerosas criticas y sugerencias. Agradece- mos también otras discusiones y colaboraciones mas generales que nos die. ron animo para llevar a cabo nuestro proyecto. * En inglés en el original. (N. del T.). 7 Escaneado con CamScanner 8 PROLOGO sobre todo por ef renacimiento de la economia politica cig Sica. Esta renovacién, debida en gran parte a los trabajos le Piero Sraffa, se ha manifestado de dos modos Principales .aSpecto mas espectacular sigue siendo, por supuesto la critica de la teoria neoclasica (0 «moderna»): la «guerra de los dos Cambridge», en torno al capital y a la tasa de ga. nancia, hizo estragos visibles en las filas neoclasicas, llevan. do a estos economistas ya sea a satisfacerse con un pragma. tismo sin gloria —el capital es lo que miden las estadisticas y lo esencial es que funcione— ya sea a refugiarse cn mo- delos fundamentales y mas sélidos, pero de los cuales... |, produccién y la ganancia estan excluidas. El aspecto menos visible, pero no menos importante es el establecimienio rigu. roso de propuestas tesricas —concretamente sobre la tasa de ganancia— que algunos tratan de integrar al marxismo (haciendo con Ricardo y Sraffa lo que sus mayores hicieron con Keynes). Sea ‘lo que fuere, este movimiento intelectual crea con- diciones favorables para poner en evidencia la existencia de dos economias politicas (y no de una ciencia econ: a), poseyendo cada una su objeto, sus conceptos, su ldgica propia. Si nadie duda de la existencia de la economia poli- tica neoclasica, no podemos decir lo mismo de la otra, de- bido a la safia con la que los economistas modernos persis- ten en negarla: a menudo se analiza a Ricardo como si razonara sobre un caso particular de la teoria de los factores de produccién, y Quesnay es sdlo reconocido como un pre- cursor de Walras y de Leontief (podriamos caricaturizar esta actitud intelectual diciendo que convierte a todos los economistas muertos en precuxsores de los economistas vivos). A este respecto los trabajos de Sraffa han desempe- fiado un papel decisivo al poner claramente de relieve las caracteristicas formales y conceptuales esenciales de la economia politica clasica y al establecer la buena funda- mentacién de la resistencia de Ricardo ante Malthus y de la distincién hecha por Marx entre la economia clasica y la economia vulgar. Al permitir identificar la estructura ldgica particular de la primera, los trabajos de Sraffa autorizan una relectura de los autores del pasado y una relativizacion de las tesis de los economistas modernos. Entonces, la orientacién general del curso se dibujé por si misma: se trataba de ayudar y de orientar el trabajo de reflexidn critica de los estudiantes facilitandoles el acceso a un pensamiento Escaneado con CamScanner PROLOG 9 poco difundido, pero, sin emba canzar este propésito gracias de la economia politica clasica contrapartida de esta eleceién es la dificultad de curso. Independientemente de las ineuficieneige ieuitad det autor, ¢ il asimila fenlo'y une idaics es mas dificil asimilar un pensamiento y una ldgica poco familiares que perfeccionarse en una via bien recono- cida y totalmente trazada. La principal dificultad que es Preciso vencer es la costumbre de pensar en términos mar. ginalistas, la tendencia a plantear los problemas en términos de competencia entre individuos, de factores de produccién, de oferta y demanda, de equilibrio’, La nocién de sistema de precios clasico, desarrollada y utilizada en este trabajo, esta precisamente destinada a marcar la distancia que : para a las dos economias politicas, a permitir descubrir Ja tendencia dominante del pensamiento de los diversos auto- res y a esbozar las etapas de la formacién de la economia politica clasica. Los conceptos que estan en el centro de este dilema de precios son el excedente, su norma de dis- tribucién, y la reproduccion. — El hecho de que nos ocupemos aqui mas particularmente del aspecto I5gico del pensamiento de los autores nos aleja del desarrollo histérico que debe ser el correspondiente a! especialista en nuestra materia. Nos podriamos consolar facilmente observando que para muchos historiadores de! pensamiento, la historia esta presente sobre todo en el plano... jcronolégico! Podriamos argumentar también que pocos economistas tienen una verdadera formacién de histo- riador y que, por consiguiente, esta falla no es nueva ni importante. Sin embargo, no es esa nuestra intencién. Te- nemos buenas razones para pensar que la insuficiencia demostrada por muchos especialistas en la materia no se debe tanto a una interdisciplinariedad deficiente como a una eleccién ideolégica y filoséfica determinada, mas exacta- mente, a una interpretaciOn idealista del conocimiento cien- 0, fecundo; es posible al- I examen de la formacion 2 Sera facil convencerse de Ia dificultad de este intento al leer los analisis de los trabajos de Sraffa hechos a veces en Estados Unidos. Ultima- mente, Burmeister se empecina en hacer de Production of Commodities..., Quince afius después de su publicacién, un caso particular y por lo tanto poco interesante de Leontief, negandose a examinar el significado econd- Inico de ciertas caracteristicas esenciales del sistema de precios de Sraffa (falta de hipotesis sobre 10s rendimientos, concretamente). Ver Burmeister, «A Comment on This Age of Leont d Whos, Journal of Economic Literature, junio de 1975, pp. 454-457. atin. Escaneado con CamScanner 10 PROLOGO tifico. Sin necesidad de entablar un debate to preguntarse en qué ayuda la historia convencidos, como Schum que analisis econdmico es casi F *» NO peripecias de la historia social sino también de Ja }, de las ideologias. Para estos autores, explicita © implicits mente, el desarrollo de la actividad cientifica sigue movimiento auténomo, lineal, caracterizado por ja Rocion El problema de la relacién con la histo ia se plar términos muy diferentes en el caso de este libro, 5, autor esta bien convencido de que la produccién no es una practica autonoma y de que el movir, el cual se suceden y/o se oponen las teorias cient: componente del movimiento histSrico general, en ultima instancia por las prdcticas relativas cion y a la reproduccién de las condiciones de ey las sociedades humanas. No hay que perder de el objeto del historiador del pensamiento no es comentar el pensamiento de un autor sino tam! carlo, dar cuenta de las contradicciones que lo carac asi como poner de relieve la forma en que se i el conjunto de los debates ideoldgicos y cientifico: alla, ubicar estas mismas luchas en él seno del Ristérico> de que habla Gramsci.

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