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GT ADOLFO SANCHEZ VAZQUEZ ETICA EDITORIAL CRITICA Grupo editorial Grijalbo ‘BARCELONA, Aad 1 ediste eepatoles Eater! Ceca, S.A, Barcelona, ayo de 1978 25 cs: ote ee 1919 5 Sin ett 381 2 Go: fer de 988 Gabiens: Albeo Coratia 1 ioe» 19H Adolfo Sanus Vazqure, Mésc, DL 6 IgM Eatoral cts, S.A. calle Ped de a Creu, 58, Baceloas3¢ ISBN seas Deposto lg 8. 18191964 Impese en Espa MBE" INELVASA, Pao de Caos 1 1, Barelonst3 PROLOGO A LA PRESENTE EDICION Dante largor fos, la enseRanca de la étice, sobre todo en ef nivel medio, e be concentrado en lor problemas tadicionaler de cata dscplina, concebida como rama particular de la filosofia. [Las soluciones a exos problemas varshan, naturalmente, de acuer- ddo com el respectvo enfoque flosfico: neokantiao, fenomence igico,axialéico o tomiste, para citar sélo lox més en bogs. En todos ls ext, se tratabe de una élceexpecultin, astraete, f imargen de las morales bstéicas, coneretas. Por otro lado, entre e108 enfogues predowinantes no figuraban algunos de vitalidad innegable en nuestro tiempo tento desde el punto de vista tebrco como prictico, Clevo ex que eros enfogues, ausentes en general ‘dela ensehanzs dela dice, no dejaban de presentarlimtaciones 4 lados débiler, Tengo presente, on particule, los de la flosofia Umaltce y of marsismo. El primero porgue al redacirte ol andlisis ‘el longue moral, trea legtima pero insuficente, dejabs inerme il estudiante ante los grandes problemas morals; el segundo por (que se resiringia a le prédca de una moral determinada 7 ello, Sidem, con la carga dogmitia que lastrabe 9 dominaba al mar- sismo por entonces. "Erg, pues, preciso recurir 2 ue enfogue ético distinto que permitiors conducir la ensehanze de la dice por otros cauces. ¥ tal enfogue ere el que buscaba el autor of emprender la redac- ciém de este libro, Laz circunstancias en que babra de excribirsee insrbire baron amis necesaria esa bisqueda, Coria ya 1968, ‘aio en gue, en varios pulses europeos y en uno bispanoamerice tno —Mevico—, la juventud ettudionil se rebela contra valores y 8 ‘rich princpios caducos y, ms alld de las alas, da algunas leciones de ‘olitica y muchar de moral. Abandonar la especulaci6n y vineular UL pensamionto moral a la vide no er, en agullos dias, wna sim ple exigencia teria, sito. ux requerimiento pretico, impuesto ‘por las nueves opciones politica morales gue se abrian paso en ‘uersos paises) que en Espaia eran comparidas también, en ls Condiciones mie opretoas, por el movimiento wniversterio bajo fl fronguism, En esas cireunstancas, nuestro testo no sélo trataba de rer ponder eles exigencies ater epuntadas sino que también se vele fitinalado et tu elaboracién por los objetvos, logrosy sacrifiios ‘de aguel movimiento estudianl del 68, deshumbrante en muchos Sentidor aunque boy wo podamos paar por alto lat fallesy lini laciones de tu expontarceno, Hable que estar ala lture de las circunztenciae, lo que como dijo cf gran poeta Antonio Machado fs mucho més dificil que estar por encima de ells; estarlo sige hificaba, em ext cazo, poner wn texto de ética a a altura de esa Inventud estudiantil ue, agui y ali, daba tan prédigamente lee- lanes de moral. Y para ello babie que esforzarse por ofrecerle To que buscaba y wo encontrabe en otros textos. Y no porgue es casearan, como no esetean Boy; pueden contare por decenas 9, fnive lio, algunor de elevado valor tebvico; pero eran textos Inertes, mudos para wna juventad que se aprestaba a ocupar su puesto, errostrando todos los resgos, ex Ia taza de abrir e im pulser la ola de las transormacionespaliticasy sociales necesarias para ne profunda renovacién mor. ‘Que existia la necesidad de wn texto como el que pretendia ser este libro, o demuestra le favorable acogide que Te ban dis pensado profesorer 9 extudiantes especialmente en México. Sus Aisciocho ediciones en pocos afios es indice elocuente de que exis- tie an vaco en la enzehanza dela ica que babia que colmar. Se confirmaba at Ta necesided, por um lado, de imprimir un nuevo Sespo al tratamiento de problemas morales tradiciondles, como Tor de responsabilidad moral 9 libertad, moral y politica, el fin 1x lor medios, ete, 9, por otro, de abordar nuevos problemas Dlanteador por le vide econbmice y social de nuestro tiempo. Se necesitaba, on uma, descortar la tia especlatioa que ve ios PROLOGO A LA PRESENTE EDICION ° Becbos mordles a la luz de idea, vlorer 9 deberet universalmene te vdldos,y considerelos desde ol ingulo desu carkterbitdrco 5 de su funciin social. Y todo exto sin que se desoanecier Uses Deciticidad de la mora, Este enfoque Bistrico-sociel nos sigue pareciondoindispenss- Sle par eludir ef apriorismo, utopismo 0 moralismo o secas a a vex que el burdo empiriomo 0 realismo sin principies. También nor parece insoslayable para no caer en la trampa del normative ‘mo. Com ext fin, bemos delinitado, desde el primer capitulo, a (Bice como seoria de la maral y las morales Bistvias,concretas, de cuyo andlics deben surgir sus conceptos fundamentles, La norma constitu, certanente, un elemento constitativa de toda moral, yes trea de la dice extudiars, explcercémo surge, cull (ssw verdadera naturalez, cmo se relacioa con el acto moral fn qué se diferencia de las relas de otros comportamientos nor ‘natives. Pero no es tares dela dee dictar normas o proponer cédigor de moral. Ex este sentido, decimos que la teora de la ‘moral no ex normetiva ‘Sin embargo, es indudable tembién que, ss selo,tewe estre- chas relaiones con Te prictica moral. En primer luger, porgue Sélo existe como teoria en cuanto que se nutre del estadio de lax ‘morales bictricet,comcretas, 0 sea: del anlsis deta experiencia moral. En segundo lugar, porgte cumple una funcign prictce ot contribur a desmistifice las pretensiones uxfversalistos 0 burma histas aBstrates de ciertat morales concretas, of como a seta Te necesidad de considerar sus vlore, normar 0 ideles on su cor texto bistrico-scil Naturalrente, si se quiere estudiar fa moral en sus nexos com les condiciones efectioas de su aparciin y reaizcion, es forzos0 destacaraspectosslenciados por compleio en las éticas tradicio- ales, con son Tos factores socials dela realzaién de la moral (relacioner econdrmicas, estructura politics y social y supraetruc- tare idelégica de te sociedad). Reduct la moral « wi aspecto peramente subjetivo, interior, djundo fuer de el su lado abje- tivo, extero, que se manifesta sobre todo en sm naturale bis ticesoca,sgnfiariaamputar Ta propa realidad moral. Hacer To, ademis, en nombre de nme supuesta aneutaldads ideoldgica 10 Enica Yy moral, no slo obstruiria et conacimiento de esa realidad, sino (ue contribuiria « jusiicar con su silencio 0 emputacion— flerta mora Frente a ese pretendide aepsia ideolbgica 0 moral, no tenemos por qué ocultar que adoptames, como adoptan en definitive todas las dices conocidas, certa potcién. Y es que no exizte mi puede cexttir una ica nentra que bride ta garantia 0 epanscees de no omar poscién alguna. En el tereno tebrico,semejante «objeto dado 0 eimparcialidad encubre siempre una vergonzante posi ibn. Por otra parte, lo que pudiera pasar por tl (el eclecticismo) i signifies otra cose, como to prueba palmaiamente toda la bis toria de la flsofi, que la posicién mds exangie y superficial, por ello, la propia de ls periodos filasifcos més indigentes. Ex fl terreno pedepésic, le tutitacion de una posiiGn francs 9 de- cidida por otra medrosa vergonsante o por ua rezcla de varias (especie de ebctel flosofico) no bard més que levar la confusin la mente del clumma y rebujar, si no es que anila, su expiritu ‘itico y problemitico, Abora bien, lz toma de poscion no debe confundirse con el doctrinarismo 0 paridismo a ulirarez que forenta en el claro tuna acttud pasion acrtca ante el texto que se le ofrece. De abt Tamecesdad de dar a conocer otra potciones dstntasw opuestas, de promover Ia discasién 9 confrontacién de ideas, y de recomen. toy Lectaras diversas, Por todas ext razones, en muestra Btica pueden encontrarceposiciones diferentes e incluso antagSnicasen- tre sh 9 respecto dela que nosotros sustentames, tales como: oBje- tivisnioy subjetivismo en el problema de los valores; Libertario yy determinismo; doctrina de Kant, Spinocs y Hegel acerce dela ‘responsabilidad moral; eudemonismo, formalisneo y wtltariomo cen el problema de la naturaleza de lo bueno; teoras de Sartre, Kant, Hobbes, Stuart Mill y Sclik acerca de la obligetoriedad moral; concepciones de Huone, Ager, Stevenson y Moore sobre le forma y justfcscin de tos juicios morales, etc. Se de también, por las mismas razoues, wn panoranea bistrica de lar principales ‘omientes cas, ast como una bibliogrfie general 9 expecal, 1a vez que de textos clsicos fendamentales, que recoge la posi- cones drcas mds diversas, GC PRELOGO A LA PRESENTE EDICION u Por lo que se reiere a la temétic del presente bro quitgra. ‘mos becernotar que, pese a las liitaciones de espacio. propiat de wn texto escolar de enseRanca media o de introducién en la lenversidad, berot procurada abordar Tot problemas que tradi- cionalmente ze bon considerado fundamentales, pero al mismo tiempo exaninamor otras cuestiones no tratadss 0 insufcinte- mente tocadst los textos de étca al uso como son: Ia moral y Sus formas bietrices principales; cambios bistéricosoiales 9 cam- Bios de moral; progeso bistrico y progreso moral; condiciones 9 ctores econémicor, politicos e ideolicos de Ta reaizacion de le moral; erructara y significado del jucio moral: citeios de jus tifcaci6n del jucio moral superacién del relativizmo tic. Después de lo expuesto hasta cau, ereemos Baber precisado los propéztor que ban inspivado la redacién del presente libro sh com las cicunstancias en que se desarroll6 su elaboracion. Al presenterlo abora al medio docenteexpaial pensamos que las pro- Dobitor orginarios siquen viendo vdlidos, 9 que las necesidader teéricar 9 préctica: a que respondia su aparcin las sienten bo, inluzo mds vivament, las mucoas generaciones de aguly de al A elas v2 diigido en primer lugar este texto, con el anbelo de (que contribuya a un conacimiento que si bien por si solo no puede Droducir wna nueva mor, si puede contribu aelevar la concien cia de ella ya partciar, de am modo w otro, en el proceso bisté- Heosprdcico gue Teva a forarta. “AL aparecer su Erica on Espais, el autor desea expreser su piblico rconociniento a quiet, hice ya variates, en condico- ter politica, ideoldyieas 9 universitarias nada propicas, se inte- ‘res6 porgue fuera extdiada por sus elurwos de le Universidad de {La Lapuna (Islas Canarias). Me reiero con satsfaccin ab doctor Javier Muuorsa, actual eatedrdico de la Universidad de Bar- celons. Por stim, dos considereiones finales del autor. Le primera ex gue la aparicion de eva obra en su patria representa wn testi- imonia febaciente dele generose bospitaldad de los gobiernos 9 Gel pueblo merieanos alos exliados erpocles de 1939 sn la cual teste traboio babria sido imposible; Ia segunda es gue la publica: iin del presente libro, gracias al vivo interés puesto ex ello por 2 enca a Eattorial Critica (Grupa editorial Grilbo), le ba brindado la grata y onbelada oportunidad de vincalarse con la juventud estu- dioze de la tera que se vio obligado a abendouar bace muchos, evo mucbos aos. ASV. Universidad Nacional Autnoma de México, enero de 1978, PROLOGO A LA PRIMERA EDICION EL presente libro aspra a introducir a lector en el estudio de los problemas fundamentales de Ia éice. Al concebirlo asi, como texto introductorio, hemos tenido presente las necesidades de la entefanza de esta dsciplina en al bachillerato universitario, en las esculas normales de maestros 9 en las prepaatorias tence. or este rain, bemos procurado abordar los temas mayores que integran ios programas de ttcavigentes: objeto dela dtc, esencia de la moral, responsabilidad moral, determinismo 9 libertad, valo: ‘racién more, obligctoriedad moral, reslizacién deta morl y doo ‘rinas étcas fundamenteles. Hemos examinado también otros t2- smas que no suelen figureren esos programas 9 que 6 nosotros nos parece de suma importancia: more Bistors, moral otras for- mas de conducta humana y, finalmente, forma Igea justifce iin de tos jnicios morales “Ha presidido nuestro etudio la idea de que le ica ba de Dundir sus races en el becho de la moral, como sistema de regu lecisn de lar velciones entre lr indivduos, o entre éstor y la comunidad. En cuanto que ta moral es una forma de conducta ‘bumana que se da en todos los tempos 9 en toda las sociedades, pertimos del critero de que bay que consderarla en toda su diver Fidad, aunque nuestra mirada et8 mds atenta a tus manifestacio- nes actual, Esto nos permite sali al paso de los intents espece- Iutivos de ver la moral como un sistema normativo nico, vido ‘pera todos lor tiempos 7 todos los hombres, as conto rebuir la ‘endencia a idemtificarla con determinada forma bistéricoconereta de comportamiento moral “4 ica En ol presente libro 1 trata, puet, de abordar la moral como una forma peculiar de condacta bumana cayos agentes son os i dividuos concretos, pero indviduos que s6lo acta moralmente fn sociedad, ya que la moral existe ecesariamente para cumplir tina funcién soca. De acuerdo con esto, examinamos los factores sociales diver 05 que contribuyen en wn sentido otro ala relzacién de la orl, pero sin olvidar munca que el verdadero comportamien- 10 moral pone siempre en acién alos individuos en cuanto tales, 1 que el acto moral exige su decii6n libre y conicient, asumida ‘or wna consiccgn ini no de a modo exterior e impersonal. Nada mds lejos de muestra intencién que refugiarncs en 1 seutralsme ética —muy en bogs boy en clertascorrienter—, pero ‘tampoco el ceder a wn normativioma 0 dogmatismo éticos que ‘converten ala étice, mis que en une teora de le moral, en digo de normas. Se tata de estudiar lo que la moral es ese ialmente, como empresa individual y sociel, pues sélo et, sobre Ta base de este estudio, pueden destcare las lineas de una nueva ‘mor: aquella que, conforme «las necesidades y posbilidades de ‘nuestro tempo, contribuye a eceear al hombre actual a una moral serdaderamente bumnana univers. ‘Al examinar wna serie de cuestiones erucales de la Etc eros procarado exponer diversas e incluso conrapuestas pote. ciones, no ectetce sino erticamente, es decir, sin ocular nues- tra posiién propia. La bibliografi, aungue sucints, be sido see. cionada de modo que nuestros lectore no sélo puedan ampliar 0 enriguecer Io que el presente libro les spore, sixo también con. ‘raster lo que en dl xe expone o defiende con To que ze expone 0 sostene en otras obras Dado el fir didctico que persequimos, nos bemos eforzado por utilizar un lengusje claro 9 accesible, sin que ello vaye en ‘etrinento de las exigencastedrcas de rigor, wide la fundamen- ‘acin 9 sistematcidad de toda investigacion. Con ee objeto, el bro ba sido descargado de cites y, por rzones andloges, la biblio~ grat ba sido reducida a un mimeo de obras en espaol, zalvo los caror —no muchos— en gue hemos considerado que ers indi. ensable extender sa bibliografia a otros idiomas. _ PRELOGO A LA PRIMERA EDICION 13 Dejamos, pues, nuestro libro en manos de sus lectores —es- tuliantes 9 maestros, que son los que, en defnitvs, babrin de jnzger ef hemos logrado raestros propésitos anteriores, alos que bemas de spregr, por itm, el de ampliar Is ensefanze de la (ca on nucttror medios docentes con un enfogue distinto de Tos (que Basta boy bax predominado, ASV. ‘México, D. F, enero de 1969, Cairo 1 OBJETO DE LA ETICA 1. PROBLEMAS MORALES ¥ PROMLEMAS Sricos En las reine cotilanus de uns indviduoy con otros surge consantemente problemas como estos: @Debo camolt Ua promea qu ie sje a mi amigo Y, a paar de gue hoy me doy cuenta de que su cumplimiento me producing ciertos perjul- Git? Si agen se acres tspechnamente en Ie nace y ‘temo que pueda atacarme, ¢debo disparar sobre él, aprovechando suena puede chervare, praevia lingo dese stead? on'referencia «los actos init eometdos por ota In segunda guerta manda, los toldads qu, cumplendo ede ss ilu, los levaren «cab, puedes sr conenidos mo. Faimene? qDebo decir verdad’ smpre, © bay oeaones que debo mentit? Quien en una guerra de invasién sabe que su flgo Zest sibonndo eon el enengo, ede el, movi fort amistad o debe denunctalo como tear? cPodkins con- $ierat que es bueno el mre que se mest cratvo cone mendigo que toca a su pers gue durante el dia como Dee {tGo— expe implaablenente los obieosy expan de u prea? un indo tea de baer el bio, it conse vnc desu actos son negates prt aguas’ a Tot que se Propel favoree, a gUe es cise ais dao gue benefido, febenas comiderar que ha obado corectanente, desde ut unto de visa mon, culesgules que Injan sid ot resins fers sca? 2m ena 18 ica En todos estos casos se trata de problemas pretcos, es dest, problemas que se plantean en las relaiones efectvas, reales de ‘unos individuos con otros, o al juga ciertas decisones y acco- nes de ellos. Se tata, a su ver, de problemas cuya solucién no slo afecta al sujeto que se los plantea, sino también a ot u otras personas que sufttin las consecuencias de su decisién y de su acc. Las consecuencias pueden afecir a un solo indi viduo (gdebo dect la verdad o debo mentir a X?); en otros ci 0, se tata de aciones que afectan a varios de ellos o grupos sociales (zdebieron cumplir los soldados nazis las éndenes de festerminio de sus superiores?). Finalmente, las consecuencias pueden afectar a una comunidad enters como Ia nacén (edebo fuardas silencio, en nombre de ls amistad, ante lor pasot de un ttsidor?) En situaciones como las que, por vis de ejemplo, acabumos de ‘enumerar, los individuos se enftentan a la necesidad de ajustar tu conducte a normas que se tienen por mée adecuadss o dignae de ser cumplidas. Esas normas son aeeptadas atimamente 9 re- ‘conocidas como cbligntorias; de acuerdo con ells, ls individuos ‘omprenden que tienen el deber de actuar en una w otra direc- cn. En estos eases decimos que el hombre se comporta moral- mente, y en este comportamiento suyo re pone de manifesto una serie de rasgos caracteristicos que lo distinguen de otras formas de condueta humana, Acerca de este comportamiento, que es el fruto de une deciién reflexiva, y por tanto no poramente er pponténeo o natural, los demés juzgan, conforme también a nor sas establecides, y formulan juiios como estos: «X hizo bien al mentr en aquellas circunstaniaso; «Z debi6 denunciae a su tmigo tridor», eters, ‘Ast, pues, tenemos por un lado actos o modos de comportt- se los hombres ante ciertos problems que llamamos morales, 4, or el otto, juiios con los que dichos acos son aprobados © esaprobedos moralmente, Pero, 4 vee, tanto les actos como ls juicios morales presuponen ciertas normas que sefalen lo que se debe hacer. Axi, por cjemplo, el jicio «Z debié densnciar « ‘i amigo tradore, presupone la norma «pon lor interesee de la patria por encima de la amistad» onjero oe La £n1ca 19 [Nos encontramos, pues, en la vida real con problemas pric- ticos del tipo de los enumetados alos que nadie puede sustaer- se. Y, para resolveros, los individuos recurren a nocmas, reali- 2an determinados actos, formulan juicis, y en ccasones,emplean Geterminados argumentor 0 rizonce para justficar It decisién tadoptad, ol paso dado, “Todo esto forma parte de un tipo de conducta efectva, tanto 4e lor individuos como de los grupos sociales, y tanto de hoy tomo de ayer. En efecto, el comportamiento human préctico- Inoral, tungue sujeto a cambio de un tiempo a ou y de una a fotre sociedad, se remonta a los origenes mismos del hombre ‘como ser sci ‘A este comportamiento prictcomoral que se da ya en las formas més primitivas de comunidad, sucede_posteriormente muchos milenios después- la reflerién sobre él. Los hombres ro aélo actéan moralmente (es deci, se enfreatan ciertos pro- Blemas en sus relaciones mutuas, toman decisiones y-realizan iertos actos pata resolverlos, y a fa ver juzgan o valoran de un todo w oto exes decisiones yeio8 actos), sino que también re- flecionan sobre ese comportamiento prictio, y lo hacen objeto de su reflexgn o de su penstmiento. Se pasa asf del plano de la prictca morl al de la toris moral; o también, de la moral efec- tiv, vivid « la moral reflexiva, Cuando se a este paso, que ‘coincide con los albores del peasamiento filosfico, estamos ya proplamente en la exfera de los problemas te6ricomoraes, 0 ices. ‘A diferencia de los problemas prictcomorales, los éticos se ‘atacterian por s generalided. Si al individeo concreto se le planter en la vide ceal una siracién dada, el problema de cémo fctuar de manera gue su sccién pueda ser buena, o sea, valiost Imoralmente, tended que resolverlo por s{ mismo con ayuda de tuna norma gue él reconoce y acepta Sntimamente. Seré intl ‘que recura a la évica con la esperanza de encontrar en ella lo qe debe hacer en cade siuacién concreta. La étca pode de- Cirle, en general, lo que es una eonducta sujeta a normas, 0 en ‘gué consete aquello —lo bueno que persigue la conducts mo- tal, dento de le cual ents [a de un individuo concreto, 0 la de 2» erica todos. El problema de qué hacer en cada situaciSn conereta es ‘un problema prictco matt, no teérico-io. Ea cambio, define {qué es lo bueno no es un problema moral que eorresponda resol Yer a un individvo con respecta a cada caso particular, sino un roblema general de carter teérico que tocs resolver al inves tigador de la moral, es decir, al ic. Asi, por ejemplo, Aristéte Jes se plantea, en la Ancigedad griega, el problema tesco de define lo bueno, Su tarea es investigate contenido de fo bueno, ¥y n0 determina lo que el individuo debe hacer en cada cso con- ‘roto pare que su acto pueda considerarse bueno. Cieto es que cesta investignciin tedtica no deja de tener consecuencias pict ‘et, pues a definirae qué es lo bueno se est seflando un cami- fo general, en el mareo del cual, los hombres pueden orientar fa conducts en diverse situaciones patticolares. En este sent do, Ia teorfa puede influir en el comportamiento mora-pricic, Pero, ello no obstante, el problema prictco que el individuo iene que resolver en su vida eotdian, y el te6rico que el inves tigadar ha de resolver sobre Ia base del material que le brinda la conducta motalefectiva de los hombres, no pueden identifiarse. ‘Muchas teorias étcas han gitado en tomo a la defiicién de lo bueno, pensando que si sabemos determinar lo que es, podremos entonces saber Jo que debe hacerse o no. Las respuesta acerca de qué sea lo bueno varln, por supuesto, de una teria a otra: pata unos, lo bueno es Ie felicided o el placer; pare ots, lo ‘il, el poder, a autoproduccidn del sex humano, etétera ‘Pero, junto a este problema central, se plantean también ‘otros problemas étcoe dundamentales, como son los de definit Is esencia 0 rasgos esencales del comportamiento moral, a dife- rencia de otras formas de conducta humana, como le tligién, In pales, cl derecho, la actividad ciemtificn, el arte, el rato so. ial, eteétra. problems de la esencia del acto moral remite @ foto problems importantsimo: el dela responsabilidad. Slo cabe Ihablar de comportamiento moral, cuando el sujeto que asi se comporta es responsable de sus acos, pero esto a su ver entala el supuesto de que ba podido hacer Io que quecia hacer, es decir, cde que ha podido clegit entre dos o més alerativa, y actuar de acuerdo con le decision tomads, El problems dela libertad de la eo7—~—" Ew ee ‘oprero De a fntca 2 sua oo dnp dl ee sepa, De City cbr en una stacdn cocteta es un problema préctio- tmorl, pro investiga el modo como sc rlacionan le esponaai Tidad moral con la Hberady con el determnismo ques bllen sujetor muestos actos, es un problema teérco, eyo estudio co. respond ala ica, Problema ios son también el de a ole fproriedad moral, es dei, el de i naurlenay fundamentos de In condocta mora en cuanto condacta debe, asf come el de le redlzaién moral, no slo como empress individual, sno tam coma empress coleivs ero en su comporaniento mota-prictco, los hombres no s6loselizandeterminads acto, sino gue adem Tos jagtn © Yaloran; es decir, formlan julio de aprobacién o desprobe. Cién de els, y se someten concen y ibremente a eet forms o regls de accn. Todo esto toma la forme gin de Gertos enunciados 0 proposicones. Agu! se oftece la een un finch campo de etudo que, en noesto tempo, he dado Tnget ‘ona parte especial de ell a gue se le ha dado el nombre de Imetattie, copa tatea conse en estudiar a nettles, fare Gin fosliacén de los juli: moras, Un probleme ‘nets Gs hindonenal amet hig; er dey de txaminar a posden arglive reooes 0 aumenton 7" en tal Caso, a tipo de teoner 0 agumentoe para demoster Sle odo mia pres de nome Hos pola es» rts on to mor se difrencian, portant, pero no se balan eperdos por une Inotlsinsleale. Las sliions qe se den ow prineres no ‘jan de if ene planteamentoy slucién de los segundos, dei, en ls price mora misma; # s0 ex lov problemas Ge plants Iz mora peti, vide, af como’ sur soluiones, Constiuyen la materia de reflexién cl becho que tene que tebverconsantemente I tala ic, pata que Eta sea ho one cspeclacin esti sino la teolade'un modo efetivo, real de Camportase et hombre. 2 nica 2, EL campo oe 1A Sica Los problemas éicos se carscerizan por su generlidad, y esto Tos distingue de lor problemas morales dela vida cotidiana, ‘que son los que nos plantean las situsciones concretss. Pero, dleade el momento en que la solucién dada a los primerosinfluye fen Ie moral vivida —robre todo cuando se tata no de una ét 1 ebsoltists,aptioristia, o meramente especulativa—, la étca puede contribuir a fundamentar o justificar cera forma de com portamiento mozal. Ast, por ejemplo, sila ética revele Ia exis- tencia de una relacién entre el comportamiento moral y las ne- cesidades e intereses sociales, la érca nos ayudaré a ponet en su verdadero lugar a Ia moral efctva, real de un grupo social que pretende que ros principios y normes tengan una vader univer- Sa, al margen de necesidades e inereses coneretos. Si, por otro lado, Ia tic al teatar dg defini lo bueno rechaza su reduccién To. que stisface mi interés personal, propio, es evidente que influig en la prdctica moral al rechsear una’ condecta egosta ‘como moralmente valiosa, Por su cariter pricico, en cuanto Gisciplina testi, se ha tratado de ver en a étea una discipling rormativa, cuya taren fundamental seria sefalar la conducta me- jor en sentido moral, Pero esta carcteriacin de la éica como Gisciplina normativa puede conducit —y, con frecuencia, ha con- dducido en el pasado a olvidar su caréeter propiamente te6cco. Ciertamente, muchas éicas tradicioales parten de Ia idea de «que Ta misign del terco es, en este campo, deci a os hombres To que deben hacer, dictéadole las normas 0 principios a que ha de ajustarse sa conducta, El étco se converte asf en una espe tie de legslador del comportamiento moral de Tos individuos 0 Ge la comunidad. Pero In tazea fundamental de la ética es la de toda teorla: o ses, explicr, eslarecer 0 investigar una realidad dada prodociendo fos conceptos correspondientes, Por otto lado, la realidad motal varia hisdxicamente, y con ella sus principios norms, La ptetensign de formular prinipios y notmas uni Yersles, al margen de Ta experiencia histrica moral, dejarie Tcta de Ia teoria la teaided misma que debra expla. Certo ces también que muchas doctrnas étias del pasado son no _ ‘oprero ne 14 rica 23 ‘una investigecidn 0 escarecimiento de la moral como compor tamieato efectivo, humano, sino justficacén ideoliyica de una moral dada, que responde’e necesdades sociales determinads, para Io eval elevan sus principios y normas a la categoria de Prineipios y normas universes, vides paca toda moral. Pero fl eampo de la étice no se halla al margen de la moral fective fi tampoco puede ser reducido a una forma determinads, tem- poral y relasiva de ella. La ética es teorfa, investigacién o explicaién de un tipo de experiencia humana, 0 forma de comportamiento de los hom bret: el de la moral, pero considerado en su totlided, diversi- dad y vatiedad. Lo que en ella se diga acerca de a navitalena 0 fandamento de las normas morales ba de ser vélido para la moral de le sociedad griegn, o para Ja moral que se da efectivamente fen una comunidad humana modemna. Esto es lo que asequra su tarlcterteético, y evita que se le reduzea a una disciplina not- tmativa o pragmética. El valor de la éica como teorla estd en fo que explics, y no en preseribir o recomendar con vistas a la ‘Como reacién contra estos excesos normativisas de Tas éti- cas ttadcionales,en ls thtimos tempos ae ha intentado restin fir el campo de la dren los problemas del lengusje y del r820- famiento moral, renunciando 2 sbordar evestiones como las de Ia definicin de To bueno, esenca de la moral, fundamento de la conciencia mortl, ete. Ahors bien, aunque las cuestones acerca del lengusje, natursieza y significado de los juicios morales revisten una gran importancia —r, por ello, se jutifica que sean estudiadas de un modo especial en Ia metaética—, dichas tuestiones na pueden ser las Unies de la éca ni tampoco pue- den ser abordadas al margen de los problemas éicos fundamen- tales que plantea ef estadio del comportamiento moral, de la tora efectiva,en todes sus manifestaciones. Este comportamien- to se presenta coma une forma de conducta human, como un hnecho,y 2 la tis le cortesponde dar rzén de 4, tomando como bjeto de su teflexign le préctice moral de If humanidad en su tonjunta, En este sentido, como toda teoria, le ética es explia- én de lo que ha sido o es, y no simple destipeign. No le co- —— _. Fa ‘free rresponde enitie juice de valor acerca de la prictice moral de cotrts sociedades, 0 de ottas épocas, en nombre de unt moral tbsoluta y universal, pero sf tiene que explicer la zazén de ser de cea diversidad y de los cambios de moral; es decir, ha de es tlatecer el echo de que Tos hombres hayan recurrido e prctcas morales diferentes ¢ incluso opacte. La ética parte del hecho de le exstencia de la historia de Ta smotal; es deci, aranca de le diversidad de morales en el tiem- po, con sus corespondientes valores, prinipios y normas. No fe identifce, como teria, con los princpios y normes de ningune rmotal en pactcuas, ni tampoco puede situarse en una actinud indiferente o eclética ante ells. Tiene que buscar, junto con Ja cpliccién de sur diferecis, el priacpio que permita. com prendetlas en sv movimiento y desarollo AT igual que otras clencis, la ética se enfrenta a hechos. El ‘que stor sean humanos implica, asa ver, que se ttata de hechos vallosos. Pero ello no compromete en absoluto las exigencies de tun estudio objetivo y raion. La ética estudia una forma de con ddacta humana que los hombres consideran valiosa y, ademés, obligatora y debida, Pero nada de eso altera en absolut la ver ded de que le ética tiene que dar azén de un aspect real, efec tivo, del comportamiento de los hombres, 3, Drrinacids ne 1a sirica De Ie misma manera que, estando estrechamente vinculados, 1a se identifican lor problemas te6ricos morales con los proble: mas précticos, tampoco pueden confundirse la éica y le moral La tia no ctes la moral, Aunque es certo que toda moral efe. tiva supone clertos principio, normas o replas de conducta, no ce Ia étca Ia que, en una comnidad dada, establece esos prin- cipios, 0 normas, La tics se encuentra con una expetienca his ‘6ticosocial en el terreno de la mortl, o sea, con wna sere de morales efectivas ya dadas, y partiendo de ells trata de estable cer Ia esencia de Ia moral, su oxigen, las condiciones objetivas y subjetivas del acto moral, las fuentes dela valracién moral, la ‘onyero oe ta rica 3 raturaeza y foncién de los juicios morales, los ctiteros de jus- tiliescién de dichos juicios, y el principio que sige el cambio y sucesién de diferentes sistemas morales. La ttica er la teoria 0 cienca del comportamiento moral de los bombres en sociedad. Osea, es ciencia de una forma espectica de conducta humana. TEn nuestra defincién se subrays, en primer Tuga, el carée- ter cientifico de esta disciplina; o sen, se responde a la necesidad de un tratamiento cientfico de los problemas morales, De acuer o con este tratamiento, la étiea se ccupa de un objeto propia: fl sector de Ia realidad humana que llamamos moral, constiuide ‘como ya hemos sealado— por un tipo peculiar de hechos © ‘actos humanos. Como cienca, la étca parte de certo tipo de Inechos tratando de descubrir sus princpios generales. En este sentido, asngue parte de datos emplricos, o sea, de la existencia de un comportamiento moral efectivo, no puede mantenerse al nivel de una simple descripeén o registro de ello, sino que los ttascende con sus conceptos, hipétesis y teorlas. En cuanto co- nocimiento centfico, a éica ha de aspirar a In racionalidad y ‘objetvided mas plenas, y a le vez ha de proporcionar conec- miento sistemicos, metédics 9, hata donde see posible, veri- fables. CCiertamente, este tratamlento cent de los problemas mo- tales dista mucho todavia de ser satsfcrorio, y de las dificults- des para alcenzalo siguen beneficiindose todavia las éticas es pecolativas tadicionales, y Tas actules de ingpiacién positivits. La ética ex In cencia de In mors, ex decir, de une esfera de J condvcta humana. No hay que confundir aqut Ie teorfa con st objeto: ef mundo moral. Las proposiciones de la éica deben tener el mismo rigor, coberencia y fundamentaciéa que lat pro- posiciones cientifias. En cambio, ls principios, normas 0 juicios {de una moral determinada no revsten ese eatetet.¥ no s6lo no Sienen un caticter cienifico, sino que la experiencia histxia moral demestta que muchas veces son incompatibles com los onocimientos que aportan las ciencas naturales y sociales. Por ello, podemos aftmar que si eabe hablar de una étia centfica, 2% rica ‘no puede decitse Io misma de la moral. No bay una mora cen- tifca, pero si hay —o puede baber— un conocimiento de le mo- ral que pueda ser clentifice, Agu{ como en otras cencss, lo clentfico radia en el método, en el tratamiento del objeto, ¥n0 en el objeto mismo, De la misma manera, puede decise que el mundo fisico no es clentfo, aunque sf lo es su tratamiento 0 ‘studio de dl por la cencia fisca, Pero sino hay wna moral cen tifca de por sf, puede darse una moral compatible con los cono- cimientos eienificos acerca del hombre, dela sociedad y, en par ticular, acerca de la condvcta humana moral. Y es aqut donde J dhica puede serve para fundamentar una moral, sin ser ella por sf misma normativa 0 presciptva. La moral no es ciencia, sino objeto de la ciencia, y en este sentido es estudind, invest fgada por ela. La ica po 66 la moral, y por ello no puede re ucirse a un conjunto de normas y prestripciones; su misién es explicar la moral efectiva, y, en este sentido, puede infuir en la moral misma. Su objeto de estudio lo constituye un tipo de actos humanoe: los actos consientes y voluntaios de los indviduos que afeetan 1 otros, a determinados grupos sociales, o a Ia sociedad en su conjunto, "ica y moral se relacfonan, pues, en la definicidn antes dad, ‘como une clencia especifica y su dbjeto. Una y otta palabr mantienen asf una telacién que no tenfan propiamente en sus ‘origenes etimoligcor. Ciertamente, orl procede del latin meet ‘0 mores, acostambre» o ecostumbres», en el sentido de conjunto de normas o regle adguridas por hibito. La moral tiene que ver aif con el comportamiento adguisido, 0 modo de ser con- 4uistado por ef hombre. Erica proviene del griego etbos, que significa endlogamente emodo de ser» 0 «catécter» en cuanto forma de vida también adquitida 0 conguistada por el hombre. 85 ou xgimente tor os sett yet reo, hacen hineapié en un modo de conducta que no responde 2 una disposicién natura, so que es adquiido © conquistado por hibito. ¥ justamente, esa no naturalidad del modo de set del hombre er lo que, en la Antgledad, le da su dimensidn moral ‘Vemos, pues, que el significado etimol6gico de moral y de —-_ onyero be La Erica 2 ica no nos dan el significado actual de ambos términos, pero {nos instalan en el terzeno especiicamente humano en el que fe hace posible y se funda el comportamiento mora: Jo humano ‘coma To adquirido 0 congustado por el hombre sobre lo que hay cen dl de pure naturaeza. El comportamiento moral slo lo es (el hombre en cuanto que sobre su propia naturaleca crea esta ‘segunda naturaleza, de la que forma parte su actividad moral 4, Erica y Fitosoria A definisl como un conjunto sstemético de conocimientos racionales y objetivas acerca del comportamiento humano moral, In ica se nos presenta con un objeto propio que se tende a tr tar cienifcamente. Esta tendencia contrste con It concepeién tradicional que Ia redvcla a un simple capitulo de la filosofa, en Ia mayorla de los cass, especlativa. En favor de esta posicién se esgrimen diversos argumentos de diferente peso que condvcen # negat el eaticter cenffico e independiente de Ia étca. Se arguye que ésta no establece pro- posicones con valider cbjetva, sino julcios de valor o normas igue no pueden aspiar a ea valde. Pero, como ya hemos sefa- ldo, eto es plicable a un tipo determinado de érea —Ia norms tivista— que ve so tare fundamental en hacer recomendaciones yy formolat una serie de normas y prescrpciones morales; pero icha objecin no slcanzs a a tera tice, que tata de expicar la nataralers, fndamentos y condiciones de a moral, ponindola fen relicién con las necesidades sociales de los hombres. Un cé- igo mart], o un sistema de normas, no es clencia, pero puede set explicdo cientfcamente, cualquiera que sea su carter 0 las necesdades sociales a que responds. La moral —decfamos anteriormente— no es clentfica, pero sus origenes, fundamentos Yy evolucién pueden set investigados racional y objctivamente; es decir, deide el punto de vista dela cienca, Como evalquier otro tipo de realidad —natural 0 socal—, la moral no puede excluir tun trtamiento clenifico. Incluso un tipo de fenémeno cultural 1 social como los prejuiclos'no es una excepcién a este respect; 28 ‘mca es cierto que los prejuicios no som cientiios, y que com ello no puede constituirse una cienca, pero sf cabe un explicacign cien- titica(sistemitiea, objetiva y'racionl) de los prejucios hums fos en cuanto que forman parte de una realidad humana social En la negacién de toda relacién entre Ia étca y la cienia, pretende fondarse Ta adscripcién exclusiva de la primera a le filosofia, La étiea se presenta entonces como una pieza de una Filosofia especulatva, x decir, construida a expaldas de Ia ciencia y de la vida veal. Esta dic filoséficntcata més de buscat la con- ‘ordancia con principos filosficos universales que con la rex Jidad moral en so desenvalvimiento histéico y real, y de ahi también el carécter absoluto y aprowatco de sus afirmaciones sobre lo bueno, el deber, lot valores morales, ete. Clertamente, aunque la historia del pensamiento filosfico se halle prefisda de este tipo de dtias, en una época en que la historia, Ia anto- pologi, Je pscologia y as cencas sociales nos brindan materi- les vaiostsimos para el estodio del hecho moral, ya no se jut fica Ia evistencia de una éeca poramente filossfica, expecuatva © deductiva, divorcada de le ciencia y de Te propia realidad hae mana moral. En favor del caréeter puramente filosfico de la tia se ar- ‘guye también que las cucstiones étiess han consttuido siempre tuna parte del pensamiento filosfico. Y ast ha sido en verdad. Casi desde Tos albores de Ia Filosofia, y particularmente desde ‘Sécrates en la Antisiedad greg, los flésafoe no han dejado de ‘cuparse en mayor o menor grado de dichas cuetiones, Y esto se aplica, sobre todo, al largo perfdo dela historia de a filoso- fia, en que por no haberseconstituido todavia un saber cientiico acerca de diversos sectores de Ia realidad natural o humane, l filosofa se presentaba como un saber total que se ocupaba pric ticamente de todo, Pero, en los tiempos modernos, se sientan las bases de un verdadero conccimiento cientfco —gue e, otigine- iamente, flsicomatemitico—, y a medida que ef tratamiento cienttio va extendiéndose a nuevos objetos 0 stctores dela ree lidad, comprendiendo en és Ia realidad social del hombre, d- versas amas del saber se van despajando del tone comin de Ja filosofia para constituir clencas especiles con una materia opjET0 DE La Erica 2 propia de estudio, y con un tratamiento sistemétio, metédico, objetivo y sacional comin a las diversas ciencis. Una de las sikimas ramas que se han desprendido de ese tronco comin es Ja psicologia —cencia natural y social a Ia vee, aunque haya todavia quien se empefie en hacer de ella como tratado del alma una simple psicologi filosfica. Por esa via cientifce marchan hoy diversas discplinas —en- tue ells Ia érica— que tadicionalmente eran consderadas como tareas exclosivas de lor flétofs. Pero, en Ja actuslidad, este proceso de conguists de una verdaders natualezn centfics eo- bra mis bien el cardcer de une ruptura con les filsolias es- peculativas que pretenden supediarlas, y de un acercamiento Js ciencias que ponen provechosas conclusiones en sus manos. La Gti tende asf a estudiar un tipo de fenémenos que se dan cfectivamente en le vide del hombre como ser social y constitu: yen lo que ltmames el mundo moral; asimismo, tata de estu- arles no deduciéndoles de princpios absoluos 0 apioristicos, sino hundiendo sus rafees en Ja propia existencia histéxiea y social dl hombre. ‘Aora bien, el hecho de que Ie éic, asf concebida—es dect, con un objeto propio tratado centfcamente—, busque la auto- homia propia de wn saber centfica, no significa que esta autono- ria puede consderarse abroluta con respecto a otras ramas del saber, y, en primer lugar, con respecto ala filsoffa misma. Las importantes contsbuciones del pensamiento floséfico en este terreno —desde a filsolia griega basta muestros dias—, lejos de quedarrelegadas al olvido han de ser moy taidas en cuenta ya que en muchos casos conservan su riquezay vitalidad. De ahi 1a necesidad y la importancia de su estudio, Une éica cientifice presupone necesariamente una concep: 0 estétco. Pero i telaciSn de la ica con tras cencias bumanas fo sociales, que tiene por base le estrecha relacién de las diversas formas de conducta humana, no puede hacemos olvidar su objeto cspeifco, propio, como cienca del comportamiento mora ? | | f Capiruro 2 MORAL E HISTORIA 1. CARMCTER HUSTORICO DE LA MORAL Si por moral entendemos un conjunto de normas y reglas de accidn destinadas 2 regular las relaciones de los individvos en una comunidad social dada, el significado, funcién y validez de dlls no pueden dejar de variar histéicamente en las diferentes sociedads, Asf como unas socedades suceden a ots, asf tame bién las morales concretas, efetivas, se suceden y desplazan ‘unas ots, Por ello, puede hablarse de la moral de le Antige- dad, de la moral feudal que se da en la Edad Medi de la moral bburguesa en Js sociedad moderna, ete. La moral es, pues, un hecho histéic, y, por tanto, la étca, como ciencia de la moral, ro puede concebiela como algo dado de una vex y pare siempre, sino que tiene que considersla como un aspecto de la realidad humana que cambia con el tiempo. Pero la moral es hisérica justamente porque e¢ un modo de comportarve de un ser —el hhombre— que e por natursleza histérco, es decir, un ser que se caracteriza precisimente por estar hacigndose, o auroproda> ‘éndove constantemente tanto en el plano de su existencia ma- terial, prétice, como en el de so vida espietual,ineluide dentro e Gta, Is moral Ta mayor parte de las doctinas cas, incluso aquellas que se presentan como una reflexin sobre ef factum de la moral, tratan de expicnr éta a Ta laz-de principios abscloos y «a prio 38 strica tin, y Bijan su esencia y funcidn desentendiéndose de las morales histévcas concrete. Pero al ignorase el carkterhisttico de la sori lo que éta ha sdo efectivamente, no se parte del hecho de la moral, y se cae necesstiamente en concepciones abistér- cat de ela. De este modo, el orgen de la moral se sida fuera de Ja historia, lo que equivale a decir —puesto que el hombre rea, cwonereto es un set histéeico~ fuera del hombre real mismo, Este ahistoriismo moral, en el campo de la reflexién éica, sigue tres direcciones fandamentales: 8). Dias como origen o fuente de la moral. Las nora mo- rales deciven agut de una potencia suprahumana, cuyos mands. rientes consituyen los priscipios y normas morales fundamen- tales, Lat trices de Ix moral no estarfan, pues, ea el hombre rismo, sino fuera 0 por encima de dl b) Le naturales como origen o fuente de la moral. La con- acta humana moral no" eerie sino wn aspecto de la conducts natural, biolgica, Lat cualdades morales —ayuda mutua, dis- pling, soldaridad, te tendrian 98 orien ea los instintos, » por elo, podtian encontearce no sdlo en lo que hay en el hombre de ser natural, bioégico, sino ineluso en los animales, Darwin llega a afirmar que los animales conocen casi todos los sentimien tor morales de los hombres: amor, felicidad, leatad,eteétra ©) El Hombre (u hombre en general) como origen 9 fuente ela moral. El hombre de que aqul se habla es un ser dotado de tuna eseneia eterna e inmutable inerente a todos los individuos, cusleaquers que scan las vilstudeshisttias o Ia situtcién so. dial. De este modo de ser, que permanece y dura a lo largo de Jos cambios histéices y sociales, formaria pare la mol Estas tres concepciones del otigen y fuente de Ja mol coin iden en buscar étos foera del hombre concreto, real, es deci, del hombre como ser hstérco y socal. En un caso, se busce fuera del hombre, en wn ser que es trascendente a dl; en otto, fen un mundo natta,o, al menos, no expeficamente humana; en tun tercero, el centro de gravedad se tatlads al hombre, pero ‘un hombre abstracto,irea, situado fuera de Ia sociedad y de la histori. Frente a estas concepciones hay que subsayar el ci FSS MORALE HUISTORIA 38 ctr histéico de Ie moral en vittud del propio caries histé- Flcosocial del hombre. Si bien es cierto que el comportamiento Inoral se da en el hombre desde que éste existe como tal, o sea, Gevde las sociedades més primitives, In moral eambia y se dest rrolla con el cambio y desarrollo de ls diferentes sociedades Conetetss. Ast lo demucstran el desplaztmiento de unos princ- poe y normas por otts, de unos valores morales o vitedes por tas, el cambio de contenido de wna misma vitud a través del tiempo, ete. Pero el reconocimiento de estos cambios bistércos dd la moral plantes a su ver dos problemas importantes: el de Tas causes o factores que determinan esos cambios y el del seni- ddo o dizecién de ellos. Para responder a In primera cuestién, hbremos de retrotreer nuestra mirada a los onfgenes histécios =o, mis exactamente, prebistércoe— de la moral, a la vez aque —sobre Ia base de los datos abjeivos de ts historia real— tuataremos de encontrar le verdadera correlaién entre cambio histérico-ocial_y cambio moral, La respueste a str cusstién imera not permitied abordar la segunda; es decir Ia del sen- tido 0 diteccién del cambio moral, o dicho en otros términos, el problema de si existe 0 no, a través del cambio histéico de las morales concretas, un progteso moral. 2. Onfories De LA MORAL La moral slo puede sutpir —y surge efectivamente— cuan- do el hombre deja sted so naturleen portmente natural, instine tiva, y dene ya une naturaleza socal; es decir, cuando ye forma parte de una colecvided (gent, varias families emparentadas tntce si, o frida, constituida por vats gens). Como repulcién de Ia conducta de los individuos entre sf, y de éstos con la com tmunidad, ls moral requere forzosamente no sélo que el hombre se halle en telcién con los dems, sino también certa concien- cia —por limitada o difusa que sea— de esa relacién a fin de poder conducise de acverdo con las normas © prescrpciones que To viea, Pero esta telaién de hombre a hombre, 0 entre el individu “0 ‘rica 4 Ja comunidad, ex inseparable de otra vinculacién oviinats Ja que Jor hombres —para subsist y protegerte— mantienen con la naturaleza que les rodes, y ¢ la cual tratan de someter, Dicka vinculacién se exprese,ente todo, en el uso y fabrcacién de ingunero, os el tbo mano, Medians tre sj, el hombre primitivo exablece ya un puente entre dy la patatalea, y produce una serie de cbjetos que satisfacen sus pecesidades, Con su tabsjo, los hombres primitvos tratan de poner la neturalea a sx servicio, pero su debiided ante ella es tal que, durante largfsimo tiempo, aquélla se les presenta como tun mundo extrsfo y hostil. La propia deblidad de sus fueras fante el mundo que les rodes, determina que para hacerle frente, y tratar de domefaslo, agrupen todos sus esfuer2s con el fin de multplicar aa poder. Sa trabio cobra necesaiamente un cane ter colectiva, y el frtalecimiento de ls coletivided se convierte fen una necesidad vital. Sélo el carétercoletivo del trabajo y, en feneral, de la vide socal gurantiza le subsisencia y afirmacién de la gens o de la tiba. Surgen asf una serie de normas, man- datos 0 prescripciones no esritas, de aquellos actos © cualidades de los miembros de Ia gens 0 dela eribu que beneician a la co- rmonidid. Ast surge la moral con el fin de asegurar la concor ddancia de la condacta de cada uno con los interees colectves Ta necesidad de ajustar Iz conducta de cada miembro de la coectvidad a Toe intereses de éxts, determina que se considere come bueno 0 benefciso todo aquello que contribuye 2 reforzar Ja unin o la actividad coma, y, por el contatio, que se vea coma malo o peligoso To contari; 0 sea, lo que contelbuye a bile © miner dicha unin: el eislamieno, la dispersién de tesfuerzs, ete. Se esablece, pues, una linea divisoria entre lo bueno y lo malo, es como una tabla de deberes obliaciones basada en lo que se considera bueno y benefciso para la comi- nided. Se destacan asf una serie de deberes: todo el mundo esti obligado a trabajar, a luchar contra los enemigos de la tibu, ceteéera, Estas obligaciones comunes entrafan el desarrollo de let cualidades morales que responden « los intereses de a eolectvi dad: solidaridad, ayuda mutua, discplina, amor 2 los hijos de Ia misma tribu, ote. Lo que més tae se lificaré de virtues, MORAL E HUISTORIA “1 as como los vicis, se halla determinado por el caricter colectivo ide la vids socal, En na comunidad que se halla sujeta a usa fucha incesante con le naturaleza, y con los hombres de otas comunidades, el valor es una vittad principal ya que el valinte pest un gran servicio « la comunidad. Por razones semejantes, eaprucha y exalts Ia solidarided, e ayuda mutua Ie disciplina, ‘ctera, La cobardia, en cambio, es un viio terrible en la sor edad primitive porgue atenta, sobre todo, contra los intereses Witales de la comunidad. Y lo mismo cabe decir de otto vicios tomo el egoismo, el ocio,etétera 'El concepto de justcin responde también al mismo prinepi coletivsta. Como jostica distributive, implica la gualdad en la Gsteibocién (lo viveres 0 el botin de guerra se distibuyen so- bre a base dela igualded més rigerosa;justica significa reparto jgual, y por ello en gricgo Ja palabra diké significa originariamen- te una y otta cosa). Como justiia retributva, la reparacién del dhfo inferido a un miembro de la comunidad es colectiva (Ios fgrevios son un asunto comin; quien derrams sangre, desrama Ja sangre de todos, y por ello todes los miembros del clan 0 de 1s abu estin obligndos a vengar Ia sangre derramada) El repar- to igual, por un lado, y Ia venganzacoletiva, por oto, como dos Spor de justcia primitiva, complen Ia misma faneién prietca, Social fortaleer Tos Iszoe que nen a los miembros de Ia co- ‘nid. TEsta moral colectivista, propia de las sociedades primitives que no conocen Ia propiedad privada nila divisién en clases es, for tanto, unt moral nia y viida para todes los miembros de {a comonidad. Pero, al mismo tiempo, se trata de wna mors! limitede por el marco mismo de la colectvided; més allé de Tos limites de la gens, © de la eibu, sus princpios y normas perdian su validez, Las tebos extafias eran consderadas como Enemigas,y de ahi que no Te furan eplicables las norms y peine Gipios que erin vilides dentro de la eomunidad propia. Por ote pare, la moral primitive implicaba una regulacién de la conducta de cada uno de acuerdo con los incereses de la colectvidad, pero en esta relacién el inividuo s6lo se wea a sf ‘nismo-como una parte de Ia comunidad o como una encaracién

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