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FORMULACION DE PRINCIPIOS PARA EL, DERECHO MINERO ALEJANDRO VERGARA BLANCO Profesor de Derecho Minero Facultad de Derecho - Universidad Catélica de Chile SUMARIO 3. Los “sistemas” de régimen minero sefialados habitualmente por Ja doctrina, m. Nuestra disconformidad.con dicho criterio. Razones. m. La disciplina denominada derecho minero. Su autonomia. 1. Formulacién de principios. v. El planteamiento de una reconstruc: cién del régimen juridico de la minerfa. vi. Sobre la aparente origi- nalidad de esta formulacién. vu. La historia como antecedente fun- dante. ir, “SISTEMAS” DE REGIMEN MINERO SENALADOS HABITUALMENTE POR LA DOCTRINA Es habitual que la doctrina —o, los libros de texto’, en general— al analizar, con cualquier perspectiva 0 profundidad el régimen juridico *EI texto que se ofrece forma parte de la Introduccién de mi tesis doc- toral intitulada Reconstruccidn histérica y dogmdtica det Derecho minero, Pamplona, 1988. Sobre Derecho Minera, y del mismo origen, wase nuestros: El dominio eminente y su dplicacién en materia de minas, Revista Chilena de Derecho. vol. 15, N° 1 (1988), 87-110, y Sebre tos derechos minerus ew Chile, en idem vol. 16 N? 1 (en prensas). 1Ast: en Chile, Julio Ruiz Bourgeois, Instituciones de Derecho minero chileno, t. 1 Editorial Juridica de Chile. Santiago, 1949, 30-32; Armando Uribe Herrera. Manual de derecho de minerfa, 3%. ed.. Santiago, Editorial Juridica de Chile, 1968, 27-32; Octavio Gutiérrez Carrasco, El régimen de propiedad minesa, en: “Modificaciones: legales del sexenio 1973-1979", n, Editorial Juridica de Chile, Santiago. 1980, 465-468; y, Juan Luis Osea Revista de Derecho Pibsico ‘vol. 1987 (NY, 41-42). 183 de Ja mineria, (o en otras palabras, al comienzo de toda exposicién del contenido de lo que constituye el Derecho minero, como disci- plina? —y refiriéndolo siempre séio al problema de la Hamada “pro- piedad minera’—, haga mencién a ciertos “sistemas” que se habrian adoptado por las legislaciones a través de los tiempos. los cuales sc- rian no sélo diversos, sino —en muchos casos— opuestos, lo que evi- denciatia —desde ese punto de vista— una total ausencia de unidad histérica de estos regimenes juridicos, caracterizados, al contrario, Por sus constantes cambios. Por io tanto, la pregunta sobre el régi- men de la minerfa, en general, no tendria —actualmente— una res- puesta global, comprobable a través de ciertos leit-motiv que hun- diesen sus raices en el tiempo, sino —de acuerdo a este acritico pa- Tecer generalizado- sélo es posible obtener una respuesta hic et nunc, de acuerdo a Ta actual situacién juridica, desdefiando impli- Gitamente todo un posible trasfondo histdrico-juridico, por ser este Bulnes, Derecho de mineria, Editorial Juridica de Chile. Santiago (en prensas) . En Argentina, Eduardo Pigretti, Manual de derecho minero y de la energia (28 ca). Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales. Buenos Ai- res, 1976, 11-13. En Colombia, José Luis Aramburo, Curso de derecho mincro (2% ed.). Editorial Temis, Bogota. 1984, 49-55, En fin. en Espafia, José Luis Villar Palasi, Naturaleze y regulacién de {a concesién minera, “Revista de Administracién Publica” N° 1, (1930), 80- 88: Carlos Puyueto. Derecho minero, Editorial Revista de Derecho Privado. 1954, 3-24; Florentino Quevedo Vega, Derecho Espaitol de Minas. Tratado Teérico Prdctico, 2 vol, Revista de Derecho Privado, Madrid. 1964, vol. 1, 14-29; “Isidro de Arcenegui, El demanio minero, Madrid, Editorial Civitas, 1979, 21-80 (antes en: El nuevo derecho de minas, en “Revista de Admi- nistracién Publica” N° 78, (1975), pp. 127-221; y luego cn: Minas, en “Nuc- va Enciclopedia Juridica”, (Barcelona), Editorial Francisco Seix T. xv1, (1978), 356-408; por contener todos los trabajos el mismo contenido, y sélo algunas modificaciones circunstanciales, citaremos segin el mds mo- detno, de 1979), quien ofrece un elenco de autores que se reficren al te- ma, aun cuando éI mismo lo trata muy superficialmente; y, en fin, Aure- lio Guaita. Derecho administrativp. Aguas, montes, minas. Editorial Ci tas. Madrid. 1982, 315-323 (antes cn su: Derecho administrativo, especial, T. ¥.. “Aguas, Montes, Minas”, Editorial Libreria General. Zaragoza. 1970, ‘pp. 371-460; siempre citaremos segiin su trabajo mas moderno, que cs una te. claboracién del anterior, incluyendo las modificaciones introducidas por 12 Icy de Minas espafiola, de 1978), etc, *Aunque, como veremos, infra, la efectiva autonomia de esta discipti- na no es siempre .aceptada. 184 do a los minerales en una condicién juridica distinta del suelo, los considera —se dice— como una cosa de nadie, la cual cedit primo oc- cupanti. Es visible como aqui, con el objeto de forzar el alumbrax miento de un sistema més, se toca sélo un aspecto del problema real: el acceso a las sustancias minerales, salvando el problema de su tularidad original mediante el subterfugio de una artificiosa presun- cién de dominio communis. No obstante, este no seria més que un matiz de una época que tuvo el mérito de consagrar, definitivamen- te, derechos prioritarios para los descubridores. 49 El “sistema de dominio piblico”. El sistema “demanial”’, como se le Mama usualmente (mejor: dominical), es ¢l que regiria hoy en dia, y en virtud del cual las minas se consideran parte inte- grante del llamado “dominio piiblico". Aun cuando por algunos se ha visualizado que corresponderfa a una evolucién del Hamado “sis- tema regaliano”, no se ha explorado —en esta perspectiva— las cau- sas de su transformacién, el impacto que habria ocasionado en 1a concepcién de los modernos derechos mineros, ni su relacién con es" tos ultimos, 59 El “sistema de nacionalizacién”. Inctuso, por ultimo, se ha Iegado a hablar de un “sistema de nacionalizacién”, como distin- to y separado de los anteriores‘, lo que en el fondo no seria sino un mecanismo de cambio, sélo en lo referente a la explotacién, normal- mente aplicado a casos particulares, el que, en definitiva, ni siquie- ra constituiria —en la terminologia empleada al efecto— un nuevo “sistema”. II, NUESTRA DISCONFORMIDAD CON DICHO CRITERIO. RAZONES Estimamos que todo este procedimiento —por valiosos que scan los antecedentes que en algunas ocasiones se aporta en la descripcién de cada sistema’— no rinde, en la practica, provecho alguno. Desde el punto de vista expositivo, al consignar esos antecedentes no se pre *Aurelio Guaita, op. cit., 316. ‘En este sentido: Isidro de Arcenegui, El demanio minero, op. cit. 27; y Aurelio Guaita, op. cit. 316. ‘Como es el caso, entre otros, de José Luis Villar Palas, Naturaleza y regulacién de la concesién minera, op. cit., loc cit., quien aporta ricos da- tos histéricos. 186 tende otra cosa, al parecer, que “‘adornar’” el texto o entretencr 0 distraer al lector. con unos datos mds o menos interesantes, casi siem- pre por Jo exéticos y nunca por su valor orientative o condicionante de la exposicién posterior de cualquier cuestién, general o particu- lar, sobre materias juridico-mineras; la prueba es que esos anteceden- tes normalmente son olvidados al entrar a estudiar estas ultimas frente al derecho vigente, dejando de lado toda posible conexién. Esto es agravado por el hecho que dichas exposiciones nunca pueden mantener siquiera un orden histérico, no ofreciéndose conclusién teérica alguna al respecto. Cuando llega el momento de relacionar Jas materias mineras con el derecho administrativo, sc despacha r4pidamente el asunto al tratar el llamado “sistema demanial”, considerandose que se tratarla “de una concepcién publicista de la riqueza minera que leva su Te gulacién al ordenamiento juridico administrative", lo que ¢s conse- cuencia de un criterio un tanto extremo en torno a los derechos mineros, Iegdndose a considerar su regulacién como “‘carente de to- do indicio institucional, por Ia normativa exclusivamente publicisti- ca y por la inexistencia de costumbre como fuente de derecho”. Creemos que estas ultimas opiniones no han sido justifica- das convenientemente, y que la respuesta precisa en torno al por qué se integra el Derecho minero dentro del estudio del Derecho ad- ministrativo atin esta pendiente; no se trata de poner en discusién esta ultima cuestién, sino de razonarla y de verificar si es efectiva Ja ausencia de todo “indicio institucional”. Grosso modo, pensamos que tal es el status quaestionis de Ja actual concepcién de la que podrfamos Namar “parte general” del Derecho minero. III, LA DISCIPLINA DENOMINADA DERECHO MINERO, SU AUTONOMEA Lo que la doctrina denomina. con algun Animo de unidad o inde- pendencia “Derecho minero”, constituye una parte importante del Derecho administrativo de los bienes. Si bien se estudia por sepa- “Isidro de Arcenegui. El demanio minero, op. cit.. 26. "José Luis Villar Palas{, Naturaleza y regulacién de ta concesién mine- ra, op. cit., 80. 187 rado, y es posible que a su respecto haya una completa especializa~ cion, esta individualidad no seria més que el fruto de un “desgaja- miento”, “desborde” o “derrame”, como se quiera, del Derecho ad- ministrativo", del cual se conservarian, en todo caso, sus principios. No hay, entonces, un quiebre con su disciplina superior, como en otros casos que ha conocido la ciencia del derecho (vgr. Derecho la- boral o comercial, respecto del Derecho civil). Su estudio y ensefian- za separada seria una nueva ¢specializacién, pero ello no implica la existencia de principios contrapuestos a los que rigen el derecho ad- ministrativo, en general; quizds acentuacién de algunos, pero no desencuentro disciplinar. No obstante, esta no es la opinién general de la doctrina. Asi, algunos autores niegan tal autonomia. Arcenegui ha considera- do que “por muchas peculiaridades que el Mamado derecho minero pueda ofrecernos (...) el mismo no puede ser considerado como constitutive de un derecho auténomo”, opinién que fuera de expo- nerse —en este caso— no se justifica ni razona convenientemente. Mas enfatico se muestra Villar Palasi, al sefialar —aspecto que ya he- mos vitado supra— que “las caracteristicas del derecho mincro (...) quedan calificadas en el Derecho actual como un derecho adminis- trativo, enmarcado en el jus publicum y carente, por otra parte, de todo indicio institucional, por la normativa exclusivamente publicis- tica y por Ja inexistencia de costambre como fuente de derecho™. Mas cauteloso es Personnaz* quien, no obstante reconocer que constituye el derecho minero un “derecho especial”, en cuanto a su autonomia sefiala que atm no ocurriria con el derecho minero lo que en su momento ocurrid con el nacimiento del derecho maritimo, comercial, o del trabajo. Del mismo modo, Guaita, algo ambiguo no obstante en este “Felices expresiones éstas debidas a la pluma de Eduardo Soto Kloss. °Gér, Arcenegui, El demanio minero, cit., 15, quien agrega que se tra- taria ei Derecho minero de una “regulacién especial de un sector del do- minio publico dentro de su régimen juridico general” (idem, nota 1), lo que ¢s una demostracién mds de una visién un tanto parcial de la doc- trina: sélo ve un aspecto, ef del dominio, olvidando los amplios campos que hay también a su rededor. Cfr, José Luis Villar Palasi, Naturaleza y regulacién de la concesién minera, cit., 79-80, parte de to cual ya hemos citado supra. Gir. Jean Personnaz, Droit des mines, Librairies Techniques. Paris. 1958, 9. 188 punto, sefiala que “el derecho minero, que es en su mayor parte de- recho administrativo, constituye en casi todos los paises un amplio sector complejo y abigarrado, pero con perfiles acusados y propios que el ordenamiento juridico suele trazar con particular atencién’™. Sélo nos preguntamos, y lo que no es “su mayor parte”, equé es? Por otro lado, nada dice de la posible autonomia del Derecho mi- nero, al menos claramente. Pero no se piense qué ésta ¢s la opinién general de la doc- trina, pues otros ya hablan de. autonomia del Derecho minero. Asi, Abbate habla de un derecho auténomo, con perfiles y caracteristicas propias®. Del mismo modo, d’Avanzo quien, més preciso, apunta que “el caracter auténomo del derecho minero emana del hecho de constituir un complejo de normas juridicas organicamente dirigidas a la disciplina de una precisa y delimitada materia”, agregando luego que “el derecho minero se ha concretado en normas coordinadas y orgdnicas, las que constituyen un verdadero y propio sistema, no me- nos importante del sistema normativo de otras ramas del derecho objetivo". No obstante, a pesar de los deseos de todos los autores que reivindican una verdadera autonomia del derecho minero, a través de esa forma de explorar la “parte general” de la disciplina que he- mos criticado supra, no es posible contestar convenientemente esa enfatica acusacién de Villar Palasi* en cuanto a que el Derecho mi- nero careceria de todo indicio institucional. La verdad es que, has- ta ahora, ningtin autor —creemos— ha demostrado suficientemente las razones de una posible autonomia para el derecho minero. Demostrar que un derecho ¢s auténomo no significa sélo de- cir que existe una legislacién que rija su sector, por muy abundan- te que esta sea (de aqui la insuficiencia de Jos argumentos de d’Avan- ro", por ejemplo), sino, como se ha dicho recientemente, ante un caso muy similar, “precisa también que se incardine en unos institu- fr, Aurelio Guaita, Derecho Administrative, Aguas. Montes, Minas, cit., 318. %Gfr. Giuseppe Abate, Corso di diritto minerario, Milan, Giuffré edi- tore, 1946, 20. Cir, Walter d’Avanzo, Diritto minerario ¢ delle fonti di energia, Ro- ma, Casa Editrice Stamperia Nazionale, 1970, 1 y 2. fr. José Luis Villar Palasi, Naluraleza y regulacién de la concesién minera, cit. 80. MCitado supra. 189 tos juridicos propios, los cuales, a su vez, han de responder a unos principios especiales y han de conformar un verdadero sistema””. Asi, no existe un acuerdo actual sobre este importante as- pecto de la disciplina. La opinién generalmente aceptada hasta aho- xa habla de un sector especial dentro del derecho administrativo, pe- ro no de autonomia. Ante esto nos mostramos disconformes, y si es posible probar la existencia de algunas instituciones propias; enmar- cadas dentro de algunos principios propios, y todo un sistema pro- pio, sistema que se armonizaria a través de csos principios ¢ institu- ciones, se habrd probado, a ja vez, creemos, la autonomia del dere” cho minero. Lo anterior significaria una nueva visién, un nuevo plan- teamiento de esta disciplina. IV. FORMULACION DE PRINGIPIOS En Chile, a partir de las leyes 18.097 (21.1.1982) y 18.248 (14.10.1988) en que se publica, respectivamente, Ia “Ley Orgdnica Constitucional sobre Concesiones Mineras", y un “Cédigo de Mineria”™, se opera: ron importantes modificaciones al ordenamiento juridico minero an- terior. Tal vez, para exponer, en general, el régimen juridico de Ja mineria, podriamos limitarnos unica y exclusivamente a buscar los presupuestos basicos normalmente aceptados por la doctrina para cl derecho minero en .estas disposiciones legales, e interpretarlas de acuerdo a una sistematica determinada. No obstante, sin olvidar cs te aspecto, creemos que es necesario someter a revisién previa algu- nas cuestiones fundamentales que merodean en torno de la discipli- “Cfr. V. Onida, citado por Luis Alberto Pomed SAnchez, Seminario so- bre derecho ambiental comparado en Alicante, en: “Revista de Adminis- tracién Publica”, N° 116, (1988), 356, tratando sobre la posibilidad que el “Derecho’ ambiental” sea considerado como una disciplina auténoma. Lla- ™mamos Ia atencién de esta cita en cuanto se refiere a “institutos", “prin- cipios especiales", y conformacién de un “sistema”, lo que podria resumir, incluso, lo que a través de nuestra Reconstruccidn, cit. tratamos de probar para cl derecho minero. #Ademas, con fecha 27.2.1987, se publicé en el Diario Oficial, median- te ck Decreto Supremo N° I, de Mineria, el “Reglamento del Cédigo de Mineria”, 190 na; sobre todo empujados por nuestra disconformidad con el plan- teamiento tradicional de Jo que podriamos Hamar la “parte gene- ral” del estudio de la minerfa, como sector regulado juridicamente. De un examen de estos textos legales, y de la historia de los textos juridico-mineros, podemos comprobar @ apriori, algunas ca- racteristicas de todo el Derecho minero; estas caracteristicas genera- les, de ser efectivas, nos podrian proporcionar, entre otras, dos res- puestas: que el ordenamiento juridico-minero estaria informado de ciertos extremos que podrian constituir verdaderos “principios gene- rales”, cuya validez se arrastra cn cl tiémpo, y es en su virtud —y no de categorfas juridicas modernas— que el estudio del Derecho mi- nero (no obstante su virtual autonomia actual, en nuestra opinién) ha pasado a constituir parte integrante del Derecho administrativo; y» como segunda respuesta —de paso—, que la artificial divisién del estudio de las legislaciones mineras en “sistemas” que s¢ habrian modelado arbitrariamente a través de Ia historia, todos ellos distin- tos entre si —segtin hemos comprobado—, no tendria ni asidero ni utilidad alguna. Entonces, creemos que en lugar de pensar en “sistemas” de legislacién minera, podia pensarse en ciertas caracteristicas generales, con posibilidad de perfilarse como verdaderos principios, los que moldean unas especiales instituciones que te dardn el cardcter de sis- tema jurfdico auténomo (como disciplina) al derecho minero. A nuestro entender, estas caracter(sticas esenciales 0 princi- pios generales, como derechamente los hemos enunciado al ini podrian ser la(os) siguientes: 19 Dominio piblico minero. Esto ¢s, dominio estatal sobre las minas, 0, con Jos matices necesarios, formando parte, primero de Jas “regalfas", Iuego del Mamado “dominio publico”, o —incluso, si se preficre— afectadas a este dominio. En otras palabras, es lo que se denomina publicalio, en este caso, de todo el sector minero. His- téricamente, dentro de esta caracteristica debe incluirse la separa- cién juridica entre “mina” y “suelo”, concepcién que marca el na- cimiento de un régimen juridico especial, en virtud del cual se crean derechos mineros. 29 Procedimiento concesional minero. Posibilidad de los particulares de acceder a su disfrute a través de un procedimiento 191 concesional que otorga derechos mineros. Este procedimiento da lu- gar a la instituci6n mas tipica y caracterizada del derecho minero: la concesién minera, a partir de la cual se crean derechos ex novo a favor de los concesionarios, 39 Derechos mineros. El nacimiento, a partir de la conce- sién, de un derecho de aprovechamiento de las sustancias minerales, verdadero derecho subjetivo publico, a partir del cual surgen, tam- bign, obligaciones (de pagar un impuesto y de trabajar efectivamen- te, de aprovechar los yacimientos minerales concedidos), unica for- ma de mantenerse titular de esos derechos mineros; ¢, 49 Intervencién administrativa minera, Intervencién admi- nistrativa que esti dirigida no: sdlo a los aspectos técnicos y al fo- mento de la industria minera, sino que también —como causa y con- secuencia, a la vez, de las anteriores caracteristicas—, se presenta des- de ¢l origen mismo de Ja obtencidn de los derechos mineros. Ademés, port més que parezca obyio, todo esto —pensamos— gira alrededor de una institucién bdsica, central, el verdadero gozne, y que es la que Je da vida a los derechos mineros:. la concesién mi- nera. Desde el punto de vista de la concesién minera ha de estu- diarse el régimen jurfdico de la mineria, en torno a Ja cual giran Jos demds aspectos, si bien importantes, pero que no tendrian sen- tido actualmente sin ¢sta institucién®. Vv. EL PLANTEAMIENTO DE UNA RECONSTRUCCION DEL KEGIMEN yJuRipico DE LA MINERfA Ahora —creemos— se ve més clara la arti ién en “sistemas” para pretender explicar Ja disciplina, sobre todo cuando a través de esta formula —segtin nuestra manera de ver las cosas— se enfocaria slo un aspecto del problema: el del dominio de jas sustancias mi- nerales. Por lo tanto, un estudio de la “parte general” del Derecho minero debe pretender algo mds que dar respuesta 2 la consabida y EI desarrollo de estos principios, histérica y dogmiticamente, frente a Ja legislacién espafiola y chilena, lo hemos efectuado.en nuestra Recons- truccién, cit. 192 repetida pregunta “zde quién son las minas?”. La reconstruccién de estos “principios generales”, y su comprobacién, debe ser realizada a través de una revisién del trasfondo histérico de estos principios que hemos enunciado y, especialmente, desde la concesién, como institu- cién juridica, midiendo, dogmaticamente, su validez actual. La exposicién de difcrentes “sistemas” induce a creer que en la historia juridica de las instituciones mineras no ha habido un solo “hilo conductor” que, con uno u otro matiz, haya desembocado €n su actual régimen juridico. A través de esa vision erratica se deja la impresién que, cn cada acto legislativo, se fue cligiendo arbitra- riamente, o segun las preferencias de las épocas, entre uno u otra “sistema”. En nuestra opinién, se debe singularizar el régimen juridi- co de la mineria y, por lo tanto, la visién de la disciplina que de- nominamos Derecho minero, desde un punto de vista diferente, mar- cando el acento en estas caracteristicas que creemos visualizar como “claves histéricas" presentes en las legislaciones mineras desde siem- pre; y si ha habido variaciones, han sido sélo matices con el objeto de ir acondicionando tal régimen a la evolucién de los tiempos y al desarroilo de las instituciones juridicas y sociales; lo que se ha visto tradicionalmente como diversas “sistemas”, son sélo estos matices de un mismo régimen de fondo. Esto se debe verificar a través de una reconstruccién histé- rica, primero, y Iuego justificar a través de una reconstruccién dog: matica. Esta reconstruccién debe ser, en primer lugar, dogmatica {en cl sentido que d’Ors” le otorga al término), esto ¢s, ofrecer una Proposicién doctrinal que se tenga por cierta e indiscutible (al me mos en sus proposiciones {undamentales), de la cual se derivardn las légicas consecuencias para todo el sistema del derecho minero, En segundo lugar, debe ser histérica, pues creemos que el método histé rico debe presidir toda investigacién juridica. E] que se sefiale que se debe efectuar una reconstruccién, no significa, por otro lado, pensar que la doctrina ha “destruido” el derecho minero y se deba volver a construirlo, sino que utilizamos *Cfr. Al Ors, Sobre el dogma juridico, en: “Papeles del oficio Madrid, Ediciones Rialp, 196t, 171. 198 Ja expresién "reconstruccién” en el correcto sentido figurado™ de: unir, allegar a Ja memoria todas las circunstancias necesarias e im- portantes del Derecho minero para completar su conocimiento. VI. SOBRE LA APARENTE ORIGINALIDAD DE ESTA FORMULAGION El desarrollo de estos cuatro principios es el fruto de nuestra inves- tigacién en el tema. No obstante, pensamos que ello no tiene mayor originalidad, pues ahf han estado siempre, sélo que, en nuestra ac- tual formulacién, ocultos al ojo del jurista. Luego hemos visto desarrollados en uno u otro sitio algunos de ellos, si bien en forma incompleta y sin desarrollar justificacién alguna en ‘cuanto a su eleccién, lo que nos convencia atin mas de la necesidad de desarrollar histérica y dogmaticamente su existencia. Es aqui donde aparece en evidencia que no siempre es po- sible exigir una completa originalidad en los trabajos de esta indo- le", y, en general, en cualquier investigacién juridica, por lo que, al menos, se podra considerar que este trabajo nuestro ha sido ori- ginal en su resultado, siquiera “en el sentido de que el autor haya Hegado a él siguiendo una linea de investigacién nueva”. No obstante, estos alcances se nos podran atribuir tan sélo en cuanto reiteramos algunos principios que ya venian siendo sefia- lados por la doctrina, la legislacién o la jurisprudencia, pero no en cuanto a todos ellos, ni al hecho de sefialar estos cuatro (lo que, en- tendemos, puede ser discutible, y alguien estimar correcto a alguno o a algunos de ellos,-o a algun otro no visualizado por nosotros), ¥ a justificarlos histérica y' dogméticamente, y a pretender sistemati- zarlos de tal manera que ofrezcan, para el Derecho minero, una nue- va visién doctrinal. VII. LA HISTORIA COMO ANTECEDENTE FUNDANTE Creemos que ja historia juridica es antecedente fundante de todas Vid., en este sentido, la segunda acepcién de la voz “reconstruccién” que ofrece el diccionario de Ja Real Academia Espajiola: Diccionario de la Lengua Espafiola. Como Jo sefiala Alvaro d’Ors, Tesis doctorales, en: “Papeles del oficio universitario”, cit. 119. p. 119. 194 las caracteristicas actuales del Derecho minero, especialmente de su principal institucién, la concesién minera. En virtud de lo anterior, su estudio debe efectuar un uso sistemdtico del método histérico. Es notorio que la fundamentacién que la conciencia histé- rica ha aplicado con éxito en ricas construcciones juridicas debe ser ensayado con urgencia sobre el Derecho minero, como desgajamien- to que es del Derecho administrative: “...es acaso en esta tarea donde el futuro encierra las mds sustanciosas posibilidades de nues- tra ciencia..."*. Es cierto que el Derecho administrativo, como ob- jeto parcializado de estudio por especialistas, es de nacimiento rela- tivamente reciente; pero, a través del estudio histérico podemos des- cifrar claves que han estado siempre presentes en los ordenamientos furidicos, y que, por cierto, tienen un cardcter eminentemente juri- dico-administrativo; lo que ocurre es que, en sustancia, es verdad que siempre ha existido un Derecho administrativo, come fuente de principios ¢ instituciones propias. Podemos aventurar que algunas de sus instituciones, en es pecial, la concesién minera, estén cubiertas de lastre histérico, y que, como las rancias instituciones de] Derecho civil, se han ido de purando a través del curso de los siglos. A la vez, aquellos “sistemas” a través de los cuales usualmente 1a doctrina estudia los contrastes del régimen minero™, se han transformado en verdaderos “mitos ju- ridicos” —en el sentido de Santi Romano*— y que, en caso de ser asi, es netesario enfrentar de diverso modo el estudio histérico de las instituciones juridico-mineras. La mineria, hoy y siempre, slo adquiere relevancia juridica a través de Ja institucién de la concesién minera, cualquiera sea la denominacién que se le haya dado en distintas épocas; y esta mis ma institucién es la que ha permitido el nacimiento de un régimen "Cir. Eduardo Garcla de Enterrfa, El dogma de la reversién de conce- siones, en: “Dos estudios sobre la usucapién en Derecho administrative” (@ ed.). Editorial Tecnos, Madrid. 1974, 19. Aunque pensamos que Ia his- toria del Derecho administrativo, come fuente de principios juridicos, debe ir mucho mds atrds de Ja Revolucién Francesa. Vid. en ese sentido, al mismo Eduardo Garcia de Enterrfa, Revolucién Francesa y Administracién Contempordnea. Taurus, Madrid. 1972 (1? ed), 99. Vid. supra nota 1. *Cfr, Santi Romano, Frammenti di un dizionario giuridico. Giuffré Editore, Milano. 1953, voz “Mitologia Giuridica”, 126-184. 195

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