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moldea al sujeto y lo adapta a las condiciones de una sociedad determinada, y
subjetivamente; a partir de la respuesta o reacción del individuo a la sociedad.
Dentro de la familia el niño conoce a los “otros” y cada uno tiene un papel y
una posición particular. El modelo familiar en que viva constituye un elemento
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esencial en su socialización, los roles que como hombre y mujer cumplen los padres
exigen cooperación, división del trabajo y reparto de autoridad en su educación.
A medida que sus integrantes crecen, las relaciones entre ellos van cambiando,
y los estilos y las pautas que resultaban útiles hasta ese momento dejan de serlo. Esto
se observa cuando, al entrar en la adolescencia, comienzan algunos enfrentamientos
con el mundo adulto que se focalizan en dos ejes: la necesidad de compartir los
espacios comunes y la preservación de la individualidad.
La etapa vital del niño, durante los tres primeros años de su vida, ha supuesto
el desarrollo de distintas habilidades y destrezas. Y al final de esta etapa ya han
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conseguido el dominio de lo que antes les enseñábamos con tanta insistencia (comer
por sí mismos, vestirse, asearse). La superación de este proceso les da la oportunidad
de reconocer lo aprendido y afirmarse en ello. Por eso, el hacer las cosas por sí
mismos es una necesidad que demandan.
La consecuencia del autodominio es que son cada vez más autónomos y les
gusta reafirmarse ante nosotros. Por ese motivo, es importante que aprovechemos esta
demanda para educarles en el desarrollo de estas actividades cotidianas de su vida.
Desde esta edad es interesante dotarles de pequeñas dosis de responsabilidad.
Al principio, comenzaremos por desviar esta competencia hacia los buenos hábitos y
el orden, esferas de la vida que empiezan a comprender y dominar.
En cuanto a lo social, puedo señalar que el control del ambiente se hace cada
vez más difícil conforme crecen los niños, todos los éstos, deben aprender a manejar
sus emociones con el fin de obtener un equilibrio emocional.
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transforma radicalmente. Es un paso inevitable en el desarrollo y que se da porque
entran en contradicción las posibilidades cada vez mayores del niño de actuar por sí
mismo y hacer más cosas, y la manera en que los padres los hemos educando hasta el
momento, de una forma dependiente.
A partir de los tres años, comienza en los niños una etapa de notorios cambios
y avances en el intelecto que se manifiestan en el lenguaje y la conducta. Es la
clásica edad de los interminables “porqué”, del “yo solito”, del “yo quiero”
Los niños a los 3 años se miran, tocan y buscan, son tremendamente curiosos.
Los niños fantasean y buscan explicar fantasiosamente aspectos de la realidad. En
relación a los sentimientos existen dos tipos uno es el del propio poder donde el niño
siente deseos de poseer objetos y personas. Adquiere un saber afectivo, de lo que
puede y no puede hacer y también de su valor personal a través de la relación que
establece con los demás, en el experimentar la aprobación, la admiración y el castigo.
Otro punto que se debe tener en cuenta es la formación del yo, el niño se
convierte en objeto de vivencias, se vuelve consciente de sí en su encuentro con el
mundo y en su actividad en él. Aun el niño en esta edad no tiene conciencia de
identidad y de simplicidad no reflexiona sobre su yo. El niño experimenta frente a las
cosas su propio poder y su impotencia, por este medio encuentra paulatinamente el
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camino para llegar a su yo. El yo social se desarrolla con otras personas y es
portadora de sentimientos de simpatía y antipatía. El yo activo se desarrolla a partir
de la relación con los objetos y se verifica en forma de juego, por tal razón el yo
lúdico es la forma más importante del yo activo en esta etapa.
Cuando describen a las personas que conocen, las caracterizan sobre la base
de rasgos externos tales como los atributos corporales, sus bienes o su familia y, más
raramente sobre la base de sus rasgos psicológicos o disposiciones personales. Sus
inferencias acerca de los sentimientos, pensamientos, intenciones o rasgos personales
de otros tienen aún un carácter global, poco preciso y poco afinado En lo
concerniente a disciplina obediencia se da la etapa de Piaget llamada "del
egocentrismo", que se refiere a una actitud cambiante en relación a las reglas que
rigen el comportamiento. Las reglas cambian de acuerdo a las necesidades, deseos,
intereses del niño.
El niño imita a los adultos, pero sin conciencia, reproduce los movimientos,
las conductas, ideas de otros, pero sin darse cuenta de lo que hace. El niño confunde
el "yo" y el "no yo", no distingue entre el otro y la actividad de sí mismo. El niño
puede tomar dos actitudes una es "conformista", es decir, reglas impuestas por los
adultos actúa como si fuesen voluntad de él mismo, aún cuando sea voluntad de otro.
El niño se conforma con lo que le dicen los adultos porque ellos son los que ponen las
reglas. Otra actitud es la "inconformista", es decir, resiste a la voluntad del otro.
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2.5.-Desarrollo moral
Obviamente ese saber hacer está enmarcado en unos estándares que son
competencias básicas con criterios claros y públicos que permiten establecer los
niveles básicos de calidad de la educación, al establecer lo fundamental y lo
indispensable para alcanzarla. Hay estándares de competencias básicas en
matemáticas, lenguaje, ciencias naturales, sociales y ciudadanas. Lo que se busca con
estos estándares es poner a los estudiantes en el mismo nivel de conocimientos
básicos. Quiere decir esto que las competencias ciudadanas son el conjunto de
conocimientos y habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas que,
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articulados entre sí, hacen posible que el ciudadano actúe de manera constructiva en
la sociedad democrática.
Los estudios acerca del desarrollo moral tienen un gran interés para la
ética. Hacen ver, por ejemplo, que no toda forma de moralidad es igualmente válida y
que hay formas inmaduras o infantiles (que pueden prevalecer todavía en los adultos).
Especialmente, estos estudios recalcan que una moral madura no puede reducirse a
una pasiva aceptación de los códigos morales de la sociedad: ha de ser una moral
personal, es decir autónoma.
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Las teorías del aprendizaje social, cuyos estudios se llevan a cabo
fundamentalmente en situaciones experimentales de laboratorio, consideran que el
desarrollo de la moralidad se realiza mediante mecanismos de condicionamiento y a
través del aprendizaje de reglas y valores. Se concibe la moralidad como una
conjunción de hábitos de conducta y representaciones mentales directas de los valores
y las reglas morales.
El autor más destacado de eta posición e Albert Bandura, quien distingue dos
clases de procesos mediante los cuales los niños adquieren actitudes, valores y
patrones de conducta social:
1) Está, por un lado, el aprendizaje que tiene lugar sobre la base de la enseñanza
directa o el entrenamiento instrumental. En esta forma de aprendizaje, los padres y
otros agentes de socialización son relativamente explícitos acerca de lo que ellos
quieren que el niño aprenda e intentan moldear su conducta mediante recompensas y
castigos.
Idénticos procesos de aprendizaje por imitación se van a dar ante modelos que
aparecen en la televisión o el cine, o ante comportamientos de otros niños.
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En líneas generales, para las teorías del aprendizaje social la moralidad supone
una adaptación a las reglas morales externas y una interiorización de dichas reglas.
2.7.-Estilos de crianzas
Los estilos de crianza que los padres y madres utilizan con los hijos se han
clasificado en tres tipos:
Estilo autoritario
Los padres que utilizan este estilo valoran sobre todo la obediencia y el
control. Tratan de hacer que los niños se adapten a un estándar de conducta y los
castigan con dureza si no lo hacen. Son más indiferentes y menos afectuosos que
otros padres. Sus hijos tienden a estar más inconformes, a ser retraídos e
insatisfechos.
Estilo permisivo
Son padres que valoran la autorregulación y la autoexpresión. Hacen pocas
exigencias a sus hijos, dejando que sean los mismos niños quienes controlen sus
propias actividades tanto como sea posible. Consultan con sus hijos las decisiones y
rara vez los castigan. No son tan controladores y exigentes y son relativamente
afectuosos. Sus hijos en edad preescolar tienden a ser inmaduros, con menor
capacidad de autocontrol y menor interés en explorar.
Estilo democrático
Estos padres respetan la individualidad del niño aunque hacen énfasis en los
valores sociales. Dirigen las actividades de sus hijos de un modo racional. Respetan
los intereses, las opiniones y la personalidad de sus hijos, aunque también los guían.
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Son cariñosos y respetan las decisiones independientes de sus hijos, aunque se
muestran firmes para mantener las normas e imponen castigos limitados. Explican a
los hijos los motivos de sus opiniones o de las normas y favorecen el intercambio de
opiniones.
Los hijos se sienten seguros porque saben que sus padres los quieren y porque
saben lo que se espera de ellos. En edad de preescolar, los hijos de estos padres
tienden a confiar más en sí mismos y a controlarse, manifiestan interés por explorar y
se muestran satisfechos.
Los niños de hogares permisivos reciben muy poca orientación o guía por
parte de sus padres. Esto hace que a menudo se vuelvan inseguros y ansiosos porque
no saben si lo que hacen es correcto.
En los hogares democráticos existen normas y los padres dejan claro lo que
esperan de sus hijos, lo cual da seguridad a los niños. Se espera de ellos que cumplan
sus compromisos y participen en las obligaciones y en la diversión de la familia.
Estos niños saben lo que significa cumplir con sus responsabilidades y conocen la
satisfacción de cumplir con ellas y lograr el éxito. Por este motivo son más
competentes y tienen una mayor confianza en sí mismos.
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2.8.-El juego en edad preescolar.
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dirigirlo correctamente es tan importante para el desarrollo de los niños y esto implica
un gran compromiso para la formación del personal pedagógico.
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Para el desarrollo de la actividad lúdicra y su influencia cada vez mayor en la
formación de la personalidad del niño son imprescindible la dirección de las
educadoras y auxiliares pedagógicas y la iniciativa infantil dentro de los juegos.
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Durante la etapa escolar los juegos en base a reglas, juegos reglados, requieren
conductas de resolución que emergen de la organización del sistema de acciones
efectivas y concretas o interiorizadas. Las estrategias que se van logrando durante el
desarrollo mismo del juego revelan la organización estructural del pensamiento,
resultando especialmente interesantes para el desarrollo psicológico de los sujetos
aquellos juegos reglados que proponen una mayor interacción : objeto/ sujeto ,
esquemas de asimilación y acomodación ; esto es juegos que no responden a una
mínima acomodación en la cual el planteo parece ser solo una cuestión de juego
ejercicio ( etapa lúdica de niveles de desarrollo anteriores.) Los juegos reglados
plantearán acciones que suponen interiorización y reversibilidad para que alcancen su
coordinación en un sistema de conjunto.
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Para Piaget los sentimientos forman un sistema de valores que se organizan
y cuya forma de equilibrio es la voluntad, entendiendo a ésta como una regulación de
la energía que se vuelve reversible. Este autor considera que es natural el desarrollo
de la voluntad durante el período de las operaciones concretas porque a través del
juego, particularmente del juego reglado, los niños interactúan con iguales,
resuelven conflictos, se adaptan a los otros, aprenden roles y valores.
Piaget Establece que los niños dan sentido a las cosas principalmente a través
de sus acciones en su entorno a través del juego y que el conocimiento es un proceso
de interacción entre el sujeto y el medio.
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CONCLUSIONES
Puedo concluir, después de haber realizado este trabajo, que todas las
emociones desempeñan papeles importantes en las vidas de los niños, mediante la
influencia que tienen sobre sus adaptaciones personales y sociales; aún cuando el
patrón de desarrollo emocional es similar para todos los niños, existen variaciones.
Debido a ello, diferentes estímulos pueden provocar emociones similares y las
respuestas que se dan a cada emoción serán distintas de un niño a otro.
En cuanto a lo social, puedo señalar que el control del ambiente se hace cada
vez más difícil conforme crecen los niños, todos los éstos, deben aprender a manejar
sus emociones con el fin de obtener un equilibrio emocional.
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Además, de la importancia que este tiene para el trabajo en escuela, ya que
por medio de éstas, se puede "formar" o ayudar a "guiar" al niño, para que en el
futuro sea un hombre de "bien".
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Bibliografías
http://html.rincondelvago.com/educacion-infantil_6.html
http://www.monografias.com/trabajos16/juego-preescolar/juego-reescolar.shtml
http://www.google.com/search?
hl=es&biw=1024&bih=610&q=estilos+de+crianzas+desarrollo+moral&aq=o&a
qi=&aql=&oq=http://www.monografias.com/trabajos75/importancia-juego-
preescolar-direccion-pedagogica/importancia-juego-preescolar-direccion-
pedagogica.shtml
http://www.monografias.com/trabajos16/juego-preescolar/juego-reescolar.shtml
http://es.scribd.com/doc/39126927/Enfoques-Teoricos-Acerca-del-Desarrollo-
Moral
http://www.cepvi.com/psicologia-infantil/crianza2.shtml
http://www.monografias.com/trabajos75/importancia-juego-preescolar-
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pedagogica2.shtml
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