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PRECISIONES SOBRE DOS UNIDADES LINGUISTICAS: NEXUS Y ORACION CaRMEN Hoyos Hoyos Universidad de Valladolid 0. INTRopuUCCION Ciertamente las reflexiones que voy a exponer fueron surgiendo ante las dificultades que encontramos en la practica de la docencia, pero tam- bién y sobre todo por el deseo de un rigor cientifico en el que asentar cualquier investigacién sintactica. Reconocemos que la unidad «oracién» ha sido uno de los caballos de batalla en la historia de la Gramatica y las numerosas definiciones y estudios publicados sobre este concepto asi lo demuestran (Piccardo, 1954; Lope Blach, 1987 etc.). Y esto ocurre en la que podemos denomi- nar sintaxis oracional que considera a la oracién como unidad superior y tope maximo. Ahora bien, si estamos de acuerdo en que «no se habla por oracio- nes», tendremos que analizar el funcionamiento de la lengua en cuanto instrumento de comunicacién —rasgo comin en el que coinciden todos los funcionalistas, aunque tengan otros puntos de divergencia— y, conse- cuentemente, sefialar la unidad bdsica de comunicacién en el discurso. Para ello no es preciso que dejemos a un lado la sintaxis oracional y centremos nuestro interés en el texto; dicho de otro modo, no hace falta que sustituyamos una cosa por otra (Narbona Jiménez, 1991, pag. 203). Creemos que el andlisis del discurso tiene que venir de forma natu- Revista Espanola de Lingiiistica, 23, 2, 1993, pags. 375-384. 376 CARMEN HOYOS HOYOS ral, tanto si consideramos que la oracién resulta insuficiente para expre- sar esa comunicacién, como si, por el contrario, se la considera simulté. nea ¢ indistintamente unidad gramatical y de discurso (Hernéndez Alon- so, 1986, pag. 56). En cualquier caso, hay que precisar que normalmente se utiliza un concepto restringido de sintaxis. Asi, para G. Rojo y T. Jiménez Julié el andlisis sintactico comprende Ia desarticulacién de un texto desde la unidad superior, la oracién —aunque reconocen la existencia de unidades supraoracionales— hasta la unidad palabra, y el andlisis «morfoldgicon lo reservan para el estudio de los morfemas (1989, pag. 19). S. Gutiérrez distingue «sintaxis» de «sintagmémica». A la sintaxis le corresponde el anilisis de las relaciones combinatorias intersintagmaticas. El sintagma es la unidad superior de la sintagmémica y la unidad basica de la sintaxis. Por tanto, constituye el limite entre ambas disciplinas. Ello no obstante, también se puede utilizar un concepto amplio de sintaxis, en tanto en cuanto podemos referirnos a las relaciones entre unidades, sean oracionales, supraoraciones 0 de otro nivel. En este senti- do, C. Hernandez Alonso escribe en su Gramdtica funcional: la sintaxis, que se ocupa de las relaciones entre los componentes de cada unidad y entre los miembros de cada estructura, es parte nuclear de los estudios lingitisticos. ¥ no puede quedar reducida a los niveles de la oracién y proposicién o nexus, sino que su enfoque ha de ocupar- se de las relaciones entre componentes de un pardgrafo 0 un monélogo, al igual que de las conexiones entre un lexema y sus morfemas, en el nivel de la palabra (1986, pag. 33). Pese a lo cual, divide la Gramatica en Sintaxis, en sentido restringido, y en Morfosintaxis. 1. Unmpapes UNatiisticas: NEXUS Y ORACION Tras la breve introduccién anterior pasamos directamente al andl de estas dos unidades. 1.1 El nexus En primer lugar, queremos sefialar que el término «nexus», proceden- te de O. Jespersen, lo utiliza Hernéndez Alonso para referirse a la estruc- PRECISIONES SOBRE DOS UNIDADES LINGUIsTICAS 377 tura gramatical /SN - SV/, es decir, la estructura formada por la unién de un sujeto y un predicado (Herndndez Alonso, 1986, pag. 138). Por otra parte, G. Rojo utiliza el término «cldusula» para referirse a la estructura cuyo distintivo es «la presencia de un elemento funcional al que Hamamos predicado» (Rojo-Jiménez, 1989, pag. 138). Se puede pensar que los términos nexus y cldusula vienen a recubrir més 0 menos el mismo concepto, es decir, se refieren al mismo tipo de unidad lingiiistica definida a partir de su estructura interna, Sin embargo, G. Rojo en lo que insiste es en la presencia del ‘predicado, frente a la estructura bipartita de sujeto y predicado, recogida por Jespersen (1975) y mantenida por sus seguidores. En realidad, el mantenimiento de la estructura bipartita interpreta que la relacién entre sujeto y predicado es de interdependencia, que ambas funciones son obligatorias y que se exigen mutuamente. En cambio, la consideracién de que lo verdaderamente necesario es el predicado supone que se puede entender una relacién de determinacién, en la que el predi- cado seria la constante y el sujeto la variable. Esta idea ya la expresaba L. Tesniére (1959) cuando sefialaba mediante comparaciones que el verbo era como la piedra clave de un arco de medio punto, o el elemento que marcaba el proceso de un drama, en torno al cual giraban actantes y circunstantes. Se trata de un modelo dependencial en el cual el verbo es el micleo y domina, como he dicho, actantes y circunstantes. El sujeto es el primer actante o «actuante» como preferia traducir A. Llorente Mal- donado de Guevara (1982, pag. 202). S. Gutiérrez defiende esta idea y sefiala que el sujeto respecto del predicado seria un «adyacente tematico» (1984, pag. 270), por tanto, afirma la conexién de determinacién. De este modo, en su opinion, la gramética se veria libre de una de las contradiciones més llamativas: las impersona- les, en las que hay que justificar la ausencia del sujeto, a pesar de que se ha definido esta funcién como constituyente obligatorio de la estructura. También G. Rojo parece que se inclina por esta interpretacién al exi gir la presencia del predicado, como dije antes, y también porque-en otra ocasién comenta que hay cuestiones que atin no estan claras como la conexion existente entre sujeto y predicado (1989, pag. 83). Asimismo rechaza los axiomas binaristas en la segmentacién cuando dice: Un analisis funcional coherente y liberado de prejuicios no solo no tiene por qué ajustarse a una segmentacién constantemente binaria sino que, 378 CARMEN HOYOS HOYOS por el contrario, utilizard en un gran numero de ocasiones segmentacio- nes ternarias y superiores, ya que no hay ninguna razén, ni tedrica ni practica, por la que las estructuras sintdcticas tengan que tener dos y solo dos elementos funcionales como constituyentes inmediatos (1989, pag. 23). Por otra parte, creo que en la consideracién del predicado como fun- cidn nuclear se deja sentir la influencia de Dik (1981). En efecto, en su gramatica funcional este autor considera un marco predicativo nuclear y toma como punto de partida el predicado, categoria sintdctica, verbo. Cada verbo requiere un mimero de argumentos que sefiala como X1, ‘X2 etc., siendo X1 una variable cualquiera de un conjunto de referentes potenciales. Precisamente la funcién de sujeto puede ser uno de estos argumentos. Lo vemos con uno de sus ejemplos. Dado el verbo /beber/, los argumentos que requiere son X1 y X2, y las restricciones que el predi- cado impone al seleccionar estos argumentos son «animado» para X1 y «bebible» para X2. En otro nivel sefiala ademas las funciones semanti- cas que cumplen estos argumentos: «agente» para X1 y «término» para X2. Por ejemplo, El nifio bebio la leche. Llegados a este punto en que discutimos si la estructura de esta uni- dad (nexus / clusula) es binaria —sujeto y predicado— con relacién de interdependencia, o bien se defiende el cardcter fundamental y obliga- torio del predicado, respecto del cual el sujeto seria un adyacente y esta~ ria en relacin de determinacién, conviene que revisemos nuevamente la definicién completa que Hernandez Alonso hace del nexus. Dice asi: La estructura del nexus es /SN-SV/, en la que el sintagma verbal predi- cativo incide sobre y modifica al sintagma nominal. Uno y otro son obligatorios como funciones del nexus, 1o que no implica que siempre haya en ellos funtivos expresos (1986, pag. 62). A primera vista parece que hay una contradiccién pues la exigencia de obligatoriedad para sujeto y predicado hace pensar en una relacién de interdependencia entre ambos. Sin embargo, la expresién de que «el sintagma verbal predicativo incide sobre y modifica al sintagma nominal» hace pensar mas bien en una relacién de determinacién, pero no en el sentido comentado anteriormente, sino a la inversa, aqui el determinante seria el sintagma verbal. Pero la contradiccién es tan sélo en apariencia, porque si reflexionamos detenidamente veremos que dicha definicion es perfectamente valida desde el nivel informativo. PRECISIONES SOBRE DOS UNIDADES LINGUISTICAS 379 Recordemos, aunque sea brevemente, que toda secuencia incluye tres ordenamientos funcionales, o si se prefiere, tres estratos 0 niveles: 1) El sintéctico 2) El sematico. 3) El informativo 0 pragmatic. 1) En el estrato sintactico se ubican las funciones sintdcticas (sujeto, predicado, complemento directo etc.). Estas son consideradas la manifes- tacién formal de las funciones seménticas, pero no hay una relacidn biu- nivoca entre ellas. Asi, la funcién sintdctica sujeto puede ser el significan- te o manifestacién de la funcién semantica agente en Maria pinté el co- medor y paciente en Mi vecina sufre jaquecas. 2) El estrato semantico comprende las funciones semanticas de «agen- te», «paciente», «término» etc. La naturaleza de las funciones seménticas tiene que ser exclusivamente de contenido. Aqui podriamos incluir, adap- tandola, la gramatica de casos de Fillmore. Pero la dificultad de determi- nar Jos casos, entendidos como significados gramaticales 0 funciones se- manticas, ha hecho que el propio Fillmore haya presentado diversas listas con las propuestas de los casos. Dik (1981) en su Gramdtica funcional supera la docena de funciones seménticas. G. Rojo diferencia tres tipos de funciones: A) Tipos fundamentales de procesos (accién, estado, proce- so); B) Funciones semanticas centrales (agente, causativo, experimenta- dor, término, receptor, instrumental); C) Funciones seménticas periféri- cas (origen, meta/direccién, duracién, locativo, causa, comitativo) (1983, pag. 83). Estamos de acuerdo con Ridruejo (1985, pag. 73) en que dichas fun- ciones semanticas deben formar parte de la descripcién gramatical de una lengua, ya que no son universales o simples reflejos de la realidad. Al contrario, cada lengua las configura a su manera en las funciones sintdc- ticas. 3) Finalmente en el estrato informativo se suele distinguir entre «te- ma» y «rema» y también con otros términos «tépico» y «comentario» que suelen identificarse con la oposicién «aquello de lo que se habla» frente a «lo que se dice» respectivamente; también con «informacién co- nocida» frente a «informacién nueva». Si nos fijamos un poco vemos que coincide con la definicién légica que se hacia de sujeto y predicad ‘aquello de quien se dice algo, de quien se predica’ es el tema, es la informacién conocida; «lo que se predica, afirma 0 niega» es el rema, 380 CARMEN HOYOS HOYOS Ja informacién nueva, Facilmente podemos identificar los elementos de esta dicotomfa con sujeto y predicado. En este sentido, creo, es en el que hay que interpretar la secuencia antes citada de la definicién que hace Hernandez Alonso de nexus. De otro modo resultaria contradicto- ria. .2. La oracion Un segundo problema se plantea la unidad de nivel superior denomi- nada woracién» que admiten tanto G. Rojo como C, Hernandez Alonso, pero cuyo contenido es diferente en dichos autores. Hecha la rectificacién por el propio G. Rojo (1989, pag. 140) respecto de oraciones monoclausales y policlausales, unicamente sefiala como ca- racteristica de la oracién la estructura bipolar y asi incluye en esta unidad las adversativas, las condicionales, concesivas, consecutivas y comparati- vas. Como bien demostré S. Gutiérrez (1977-78, pag. 536), las citadas oraciones bipolares no mantienen relacién de interdependencia. En el ca- so de las adversativas lo que hay es coordinacién, por tanto relacién de constelacién. Coincidimos en que no hay que confundir relacién sintacti- ca con relacién semantica. Las adversativas se relacionan sintacticamente con las coordinadas y semanticamente con las concesivas. En cuanto a los otros tipos tampoco hay interdependencia, 0 «interor- dinacién», seguin el término de G. Rojo. Las llamadas cléusulas condicio- nales estan en relacién de determinacién o subordinacién. Por tanto, que- dan reducidas a Ja estructura de cléusula en Ja que interviene la recursivi- dad. En este punto también Hernandez Alonso considera el elemento con- dicionante en una relacién de determinacién o subordinacién. En cuanto a las llamadas concesivas, comparativas y consecutivas las considera ad- yacentes, pero aqui de adverbios. A las adversativas las considera coordi- nadas. Esta interpretacién me parece acertada. En conclusién, si la denominada woracién», caracterizada por su es- tructura bipolar, puede reducirse a la estructura de la cldusula en la que algunos de sus constituyentes sean asimismo cldusulas —por efecto de la recursividad— creo que en rigor no podemos diferenciar esta realidad lingiiistica con el término de «oracién». En cuanto a la interpretacién que de este término hace Hernandez Alonso, viene a coincidir practicamente con el concepto de «enunciado», PRECISIONES SOBRE DOS UNIDADES LINGUISTICAS 381 hecho explicito por Sorin Stati (1972) y por Zawadowski (1971) y cuyos rasgos caracterizadores serian: a) la comunicatividad o predicatividad. b) la independencia sintdctica (entendida como carencia de relaciones sintagmitica). ©) la completud seméntica. La oracion, segtin Hernandez Alonso, es unidad lingiifstica con estructura propia; pero al mismo tiempo que uni- dad gramatical es unidad textual o de enunciado, compuesta, general- mente, pero no necesariamente, por nexus y formante de pardgrafos, que posee autonomia semdntica, independencia gramatical y unidad f6- nica (1986, pag. 56). La estructura «propia» de la oracién —aflade— y a la que debe su inclusin entre las unidades lingitisticas es /+Nuicleo +Margenes/. Sin embargo, no sé si esta estructura puede considerarse «propia» o caracte- .tistica de la oracién, ya que es la misma que Hernandez Alonso sefala para otras unidades como palabra, sintagma etc. Por otra parte, autono- mia seméntica, independencia gramatical y unidad fénica vienen a ser equivalentes a los rasgos citados del enunciado. La unidad fénica hace referencia a los suprasegmentos (entonacién, acentos etc.) y viene a co- rresponder al signo enunciativo o formulacién del enunciado. Recorde- mos que el enunciado esta compuesto de dos signos interrelacionados: el signo enunciativo o formulacién y el esquema sintagmatico. El signo enunciativo consta de significante (el contorno melédico pertinente) y de significado (los modos enunciativos o modalidades). El esquema sintag- matico es un signo, ordenado en una secuencia, es decir, en una base segmental. Después de exponer los problemas que plantean estas dos unidades superiores, ha Ilegado el momento de sacar algunas ConcLUSIONES 1. Creo que de la base sintagmatica del enunciado se puede ocupar Ja Sintaxis y en este sentido cualquiera de las unidades lingiiisticas (pala- bra, sintagma, oracién) puede constituir su estructura en los diferentes casos. 382 CARMEN HOYOS HOYOS 2. Pero el enunciado es lo que es, precisamente por su formulacién, por la entonacién, por la intencién comunicativa; por tanto, creo que debemos considerar el enunciado como minima unidad de comunicacién. Y no formaria parte de las unidades sintdcticas puesto que cualquiera de ellas en un momento dado puede formar su base o esquema sintagmatico, 3. Si aceptamos el enunciado como unidad de comunicacién, pode- mos prescindir del concepto de oracién de Hernandez Alonso pues viene a coincidir con él. . 4, Tampoco es necesario el concepto de oracién segiin G. Rojo frente a cléusula por lo que he dicho antes, y es que, en definitiva, la llamada oracién bipolar se reduce a la estructura de clausula con recursividad © con coordinacién. 5. Creo que, en cambio, es valido rescatar el término oracién para referirnos a la unidad lingiiistica, sintdctica, en la que tienen lugar las denominadas por Martinet funciones primarias (sujeto, predicado, etc.) (1965, pag. 146). 6. La unidad oracién podemos caracterizarla por su estructura inter- na, constituida fundamentalmente por la presencia de un predicado. Las otras funciones sintacticas pueden entablar conexiones de determinacién, incluido el sujeto. 7. A esta unidad asi caracterizada le podemos aplicar la clasificacién de simple y compleja; entendiendo por compleja la oracién que tiene oraciones como constituyentes gracias a la recursividad. No hay inconve- niente en denominar a estas oraciones «degradadas» como hace Alarcos, «suboracién» seguin Lapesa; también podriamos utilizar el término «do- minada» que usa G. Rojo —aunque refiriéndose a cldusulas— o simple- mente «sub-ordinada» en el sentido del término, pero sin entrar en la oposicién tradicional con oracién «principal», pues en todo caso habria que considerar oracién principal a la secuencia compleja, incluida la su- bordinada. En tal caso, basta denominarla sencillamente «oracién». 8, También podriamos aplicar el concepto de unidad compuesta y ha- blar asimismo de oracién compuesta en el caso de coordinacién de ora- ciones. Sin embargo, podriamos tener algtin problema, ya que el término «simple» se opone por un lado a «compleja», y si admitimos esta ultima conclusién, «simple» también se opondria a «compuesta». Por eso quiza sea preferible la denominacion de E. Alarcos: «grupos oracionales» (Alar- cos, 1983 y 1984, pag. 11). PRECISIONES SOBRE DOS UNIDADES LINGUISTICAS 383 BIBLIOGRAFIA. Alarcos Llorach, E. 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