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El conte del ga Iho. Poelectrones, Jesis Arellano, Maleats Ediciones, MExico, 208, ep. 6-74 INTRODUCCION EXTRADICION Y TECNOPOETICA EN JESUS ARELLANO (1950-1975) A Maria Rivera, con quien descubrimos muchos aspectos de J. Arellano. Asi rastrea la poeta-critica Juana Melendez de Es- pinosa una de las fuentes de los vocablos de Jestis Arellano: “lo primero que ofrece en la contem- placién de su poesia es su lenguaje con inniimeros vocablos de extradicion campesina” (Asomo a la poesta de Jestis Arellano, p. 13). Pensemos con Me- lendez de Espinosa, sabiendo que ella usa la pala- bra extradicién de modo deliberado. Por un lado es un guifio que indica su eleccién de un término enrareciente (poético) en lugar de simplemente usar “origen” o “procedencia” y, por otro, escribe “extradicién” para aludir a la desestabilizacion de Ja tradicién, tanto la literaria como la campesina: poesia que toma aliento de otro campo, como en tra(d)icion transcreadora y, simultaneamente, se reubica extranjera en un paramo impar. La extra- dicién apunta a una dialéctica, en donde el poeta opera en tradicién rota (una ex—tradicién) que lo arcaiza y margina; pero también remite a un envio (recuperacién y exilio entreverados) hacia una tradicién aparte, una tradicién fuera de la tra- dicién (una ex-tradicién), que es también peligro de ser extraditado: encarcelado hacia un territo- rio ajeno. Operando en extradicién perpetua- mente histérica, la poesia (que busca la extrafieza) se escribe en permanente peligro geopolitico. No encuentro mejor contexto de discusién acerca de la poética de Jestis Arellano —y quiz de la poesia como arte verbal del disenso— que este término que Juana Melendez de Espinosa nos dejé para seguir repensandolo. ;De qué modos esta poesia (se) extra-(e)dita? Esta seria la pregunta que las siguientes paginas piensan e historizan. Jests Arellano nacié en Ayo el Chico, Jalisco, el 5 de septiembre de\1923 y murié el 2 de di- ciembre de 1979. Fue un poeta, critico y editor opositor a la literatura hegeménica en Ciudad de México. La obra de Arellano es desconocida. La critica inmediata y finiquitante lo desapare- cié debido a su combativa contrahistoria y por implicar una innovacién técnica que podria opa- car el presunto centro de tal literatura nacional: Octavio Paz. El critico y académico Boyd Carter anotaba ya en 1962: “hay quienes le confieren el titulo de enfant terrible de la critica mexicana” (“Jests Arellano y la Revista Metéfora”, p.469). En. su momento, Arellano fue un referente crucial. En su poesia, aqui y all4 resuenan Lépez Velar- de, Gonzalez Martinez o Vallejo. Su anima lirica activa un entrafiamiento romintico y un paisaje emocional donde territorio y amada confluyen y, paulatinamente, se acrecenta una retorcedura programatica de la retérica heredada. En saldo final, Arellano anclé més cerca de la antipoesia tardia de Rosario Castellanos que del sentimen- talismo motriz de Jaime Sabines. Aunque en su tiempo no fue la poesia sino la critica de Arellano la que capturé lectores y detractores. Arellano fue editor de un par de antologias de poesia mexicana (mis bien dispares) pero fue su labor de editor polémico en una revista (hasta hoy olvidada) llamada Metéforalo que desquicié a aquella mafia-literatura en consolidacién. En esa revista, Arellano disefié un espacio editorial para el terrorismo literario, aprovechando su indepen- dencia critica (su feliz renuncia a los beneficios del colaboracionismo). “Metafora” fue también un pequefio pero importante sello editorial don- de publicaron libros Jaime Sabines, Efrain Huer- ta, Rosario Castellanos, Rubén Salazar Mallén, Marco Antonio Montes de Oca, entre otros. La revista tuvo 18 nimeros desde marzo de 1955 hasta enero’de 1958. Arellano inicialmente tuvo la direccién a cargo, que luego compartié con Antonio Silva Villalobos. La solapa de sus primeros nimeros rezaba “METAFORA reine los esfuerzos de las revistas Dintel Espiral Fuen- santa Hierba” (empleando sus tipografias respec- tivas). El cuerpo central contenia ensayo, poesia y cuento. Pero su ingrediente més notorio era su “Colofén” (que generalmente ocupaba dos paginas, pero Ileg6 a ser més extenso), algunas resefias (especialmente de los co-directores) y sus esporadicas notas editoriales. La revista contaba con colaboraciones frecuentes del equipo edi- torial y escrituras desde Rosario Castellanos y Guadalupe Duefias hasta José Luis Martinez (!) y Juan Rulfo (una especie de figura tutelar de la revista).' 1 De Juan Rulfo, Arellano publicé “La presencia de Matilde Arcdngel” en Metifora, ntim.4 (septiembre-octu- ai i RSA I Arellano nombraba al conjunto de su con- cepto editorial como “Metéfora”. Incluso cuan- do era parte de otro proyecto (por ejemplo, la revista-editorial “Letras de Ayer y Hoy” de los afios sesenta), agregaba un sello de “Metafora” en la pagina legal de los ejemplares. Metdfora fue un proyecto que se prolongé desde media- dos de los afios cincuenta hasta los setenta. Su propia obra personal es parte de Metafora: su es- critura y bibliopoética experimental germiné y muté mediante Metafora. No fue sdlo una revista o un sello editorial intermitente (y paraguas de otros): Metafora fue una plataforma para crear y sostener la autopublicacién de un nuevo sujeto poético tecno-critico, imposible de desarrollar en las editoriales del Estado mexicano o las priva- das comerciales. El aparato de Arellano consistia en crear revistas/editoriales, tener la capacidad personal del trabajo técnico para autopublicar- se y hacer la critica que esa autonomia técnico- econdmica concedia. Esta decision le permitié bre de 1955). Para conocer la relacin de Arellano con lo rulfeano véase mi conferencia “El Efecto Rulfo y el sistema literario en México”. romper con la red ideolégica y (auto)censura que modelaba las ideas y formas de la poesia mexi- cana. Metafora fue la incubadora de ese nuevo sujeto escritural. La independencia editorial de Arellano es bi- fronte. Al permitir autopublicar ideas anti-alfon— sinas y anti-paceanas, su independencia editorial era trocada por el medio hegeménico en una sefial de inferioridad: a un auto-editor critico- experimental como Arellano se le podia retratar como un poeta menor desdefiable. En las letras de ayer y hoy en México, ser independiente edi- torialmente concede una ampliacién de las po- sibilidades criticas y experimentales, al precio de ser estigmatizado e invisibilizable: el Estado mexicano controla la promocién y distribucién de Ja literatura, y la mafia literaria escribe para ese aparato; se co-legitiman. La llamada “historia de la literatura mexicana” hasta ahora ha sido, en realidad, la historia de esa colusién. Pensemos, por lo tanto, el camino poético de Arellano, desde los afios cincuenta hasta culmi- nar estéticamente en El canto del gallo. Poelectrones en 1972-1974. Arellano comenz6 su trayecto- ra como un poeta lirico tradicional. Una buena 10 parte de esa obra se puede conocer en Palabra de Hombre. Poemas 1956-1966, volumen con el que Arellano quiso cerrar lo que bien sabia era un periodo de su escritura, antes de abrir otro.” Si tomamos en cuenta que Arellano escribe poesia cuando vanguardismos mexicanos como los de Tablada, los estridentistas 0 los Contempo- raneos habian acaecido, llama la atencién que en su poesia temprana persista tanto tradicionalismo. Su lenguaje lirico es una mezcla de elementos anacr6nicos (notablemente un léxico patriarcal o su apego a formas consagradas) y elementos criti- 2 Resta reunir y valorar apropiadamente a Arellano como critico literario y ensayista. Fue colaborador de va- tios diarios y revistas. Por ahora baste recordar esta valora- cién de Efrain Huerta en 1965:“Un amigo muy querido, Jestis Arellano publicé en la revista Nivel... un magni fico_estudio sobre una de Jas numerosas victimas dela tenebrosa y siniestra Mano Negra... Se trata de Ramén Rubin” (Aquellas conferencias, aquellas charlas, p. 78). En lo estético, la prosa de Arellano no es sobresaliente; pero su juicio es un contrapeso pertinaz y una critica muchas veces acertada de literatura mexicana soslayada. Y, repito, falta compilar y leer toda esa prosa critica en conjunto. cos (cierto vocabulario no-letrado y una marcada oposicién intelectual). Esta mezcla de anacronis- mo y critica queda accidentalmente registrada en estos versos rimados de “Anunciaciones. De- seos...”: Hay que cavar el cielo con piquetas, hay que nacer de flores mal paridas, hay que parir especies extinguidas y cortarles la lengua a los poetas. Si revisamos Nuevo dfa (Metdfora, 1956), fre- cuentemente el lenguaje se tuerce en coinciden- cia con irrupcién de nuevo vocabulario o ironia contra el medio literario. Como en “Anunciacio- nes. Speculum”: Pon heridas de sal eri tu consejo, luego enfilate y rompe las caretas en que muchos esconden el complejo de cultivar su espiritu en macetas. pero antes ya destroza el vil espejo donde hoy se ensimisman los poetas. ar El sentimentalismo de Arellano lo preservaba en cronica retérica de antigualla, y como si lo supie- ra escribia: “Sentimental me arruino” en el mis- mo poema (titulado “El viaje”) en que también pareciera saber que el izquierdismo lo innovaba: “arriba, muy. arriba, a la izquierda del pecho / se, orientar la lucha postrimera con la vida”. Leido retrospectivamente, seran estos elementos conflic- tivos (acendrados o reorientados y, sobre todo, su- mados a otros nuevos) los que cristalizaran en sus poelectrones: sentimentalismo personal que devi- no indignacién politica; eliminacién de la teleo- logia de la rima y rhétrica por la experimentacion tipografica; critica general del clima literario por una critica enlazada al clima geopolitico. Pero faltaban algunos afios para que esta for- ma se concretizara. Si revisamos sus poemas de finales de los afios cincuenta, el patron continud: Arellano esbozaba una forma nueva, entre trope- zones patriéticos y sentimentales; como en “Pa- dre Juarez” (fechado el 21 de marzo de 1959): Miralos cémo unidos se Jo jalan A espejismo de délates y diezmos. Mira, mirame chorro de agua regando tu raiz, ay padre Juarez, hasta entroncar tu suefio con mi suefio. El lenguaje poético de Arellano realmente en- troncé con su propia situacién social en la década de los afios sesenta. El tema del lio amoroso fue cediendo y legé el tema de la agitacién social. En el periodo 1959-1965, coexisten métricas iy tonos) tradicionalistas y una versificacién mas ex- tensa y libre, que result6 precursora de un nuevo ritmo y un venidero imaginario. Aunque también podriamos entender que el empefio de Arellano en la forma no fue la antitesis de su escritura vi- sual posterior, sino que én poesia el afin del so- neto facilits morfolégicamente al caligrama. En cualquier caso, entre la poesia temprana (1950- 1966) de Arellano y la posterior (1967-1974) hay una gradual radicalizacién de intenciones y re- ‘cursos; respiracién y programa. No se traté de un transfiguracién lineal o si- quiera fundamentalmente vinculada a su verso. Volvamos a la revista Metdfora. Citaré una edito- tial que me parece resume el alegato permanente de la revista (atin més que vigente): Ty Nuestros problemas literarios... van de mal en. peor; no se les quiere encontrar solucién. Es de- cir, no conviene hallarsela porque lesionaria los intereses de la literatura burocratizada... hacen que las letras queden en manos de voraces y generalmente ineptos, torciéndolas caprichosa~ mente. Por esto, solamente por esto, el escritor tiene que vivir sin independencia econémica... Con semejantes desmanes la tinica salvacién en- contrada para redimirlo, han sido las traidas y Ievadas becas... nuestros escritores no deberian vivir de tan sospechosos donativos. Por eso la ofrecen a jvenes, es decir, a gente casi siempre con hambre que, por compromiso, haga labor durante muy larga vida en beneficio de la mano que le dio de comer... Pero... bastandose el es- critor a si mismo, seria amo y sefior de su pensa- miento; y eso, en nuestrosineptos sistemas buro- craticos, debe sonar a crimen. (Metéfora, nim. 5, noviembre-diciembre de 1955, pp. 3-4) Sus blancos favoritos eran una 4mpula y medio- cracia de escritores que propagaban un sistema siamés de clasismo y corrupcién. Esta dupla era ya tan consanguinea a las élites coloniales de la 15 literatura “nacional” que podria incluso ser con- fesada cémodamente por los miembros de aque- lla mafia letrada. Arellano fue un ctitico atinado de ese sistema.? Dejé esa critica en su serie de Colofones al final de Métafora, que seguramente a veces escribia con Silva Villalobos (aunque por su escritura posterior podemos saber que central- mente pertenecia al juego escritual de Arellano) 3° Citaré, por ejemplo, cémo dos sucesivos criticos li- terarios dominantes (José Luis Martinez y Emmanuel Carballo) confiesan, respectivamente, ser “aviador” (reci- bir indebidamente un sueldo gubernamental) y sofarse clasista. Dice J. L. Martinez: “Octavio G. Barreda... tenia un puesto administrativo en la Secretaria de Economia, y desde alli nos ayudaba. A Ali [Chumacero] y a mi nos dio puestos de barrenderos 0 algo por el estilo, Sélo teniamos que hacer cola para cobrar cada quince dias” (De viva voz, p-83); mientras que Carballo rememora:“periédicamente se organizaban comidas en que nos reunfamos ‘los divi- nos’, Creiamos vivir en pleno porfirismo: nos sentiamos los duefio de hacienda y a los demis los tratabamos como. Peones” (p. 93). Las descripciones (y metéforas) que Are- llano realizaba sobre esta deplorable sociedad intelectual, como podemos escuchar, eran cruentamente exactas, 16 incluso con otras clandestinas co-autorias en malévolas tertulias. El Colofén tenia como t6- pico permanente los abusos y costumbres del “Literatédromo” nacional (la literatura considera competencia feroz por el subsidio); otras veces caracterizada como la “literatura burocratizada”, la“dictadura literaria de Alfonso Reyes” y el “im- perialismo literario” de Estados Unidos. Pero si en la editorial inicial, Metdfora predicaba con pro- sa razonable (e incluso solemne), en el “Colofén” Ja prosa disparataba, era bufonesca y neologistica. Por ejemplo, esta era la prosa (dura pero nor- mativa) para criticar los vicios de los escritores mexicanos en la inicial seccién editorial: A veces, falta capacidad intelectual para resolver los problemas. Otras, concientemente se que- branta la responsabilidad que implica el honesto ejercicio de la critica. Y, las mis, la cémoda posi- cién econémica lograda mediante critica entre- guista, hace que ésta abuse de la diplomacia y la politica para alejar el peligro de quedar mal con el compromiso. (Metéfora, néim. 6, enero-febrero, 1956, p. 3) vv Mientras que el “Colofén” (que también apa- tecia como anénimo) anotaba: Y sigue la beca dando; pero, hay becantes tan “becos” que todavia no exprimen una cuando ya estén chupando la otra. * Todo por la lite- ratura (asi se Hama ahora la lambisconeria) y por conseguir un giieso de carrera completa. * Proxima inauguracién de un literat6dromo, a ver qué literato recorre mas chambas (sin soltar ninguna) en menos tiempo. (Metéfora, nim. 3, julio-agosto de 1955, p. 5) En los Colofones de Arellano, la literatura mexi- cana es definida como una sociedad de con- veniencia vertical dominada por el poder de Alfonso Reyes. ‘Vaya pues, ahora todos los litera- tégenos se dicen principes només porque son hi- jos de reyes. * Despierten cuentistas, despabilense poetas, desjitaforense criticos, sacudamos el yugo. * Abajo el falso rey, que se acaba la farsa mas te- levacua de la literatura mexicana” (Metéfora, nim. 9, julio-agosto, 1956, p.45); un sistema en que, no obstante, hay un creciente poder de Octavio Paz: “3El poeta mds darwiniano de México? Otavio, 18 porque desciende del money” (Metéfora, nam. 18, enero-febrero de 1958, p. 44). Esta alusién al vinculo de Paz con capital norteamericano no es casual: para los Colofones, el poder alto-cultural se estaba creando dentro de una novedosa for- mula de dominio partidista ya directamente in- miscuido con Ja lucha cultural de la Guerra fria. “El guasén y mafioso PRI hizo creer poeta a.un inocente profesor de su colega PAN... * Si, sifid, en esta Babel de la estética, que es México, nos molestan y seguiran molestando los extranjeros abusivos”. Por eso el asunto del escritor becado (en alusién al Centro Mexicano de Escritores y la Fundacién Rockefeller) le parece clave a Metd- fora.“E] verdadero talento se impone sin profesar cortesania y Juan Rulfo —sin necesitar vejigas— es por hoy uno de nuestros mejores escritores... * Los primos de allende el Bravo, nos ‘compra- ron’ Texas, y ahora, insisten los estrategas, estan comprando —con sus famosas Rockefeller— el espiritu de los jévenes en México...” (Metéfora, nim. 2, mayo-junio de 1955, p. 44). Otro punto importante es la criptografia, una constante combinacién de satira y secreto. El su- jeto del Colofén es un “reportero” que habla en 19 un lenguaje a la vez culto y soez, popular y neo- logistico, un alburero joyceano denunciante de la corruptela: “Ave, cari cachorros, zampofiagetisos y aedologetas, no le fab al afaniptero y ponganse a desquitar lo que méndrugan. Todos se duelen, se lamentan, a un critic6fobo nomenclaturado ma- nuel carballo acusan de jijolear con la literatura” (Métafora, nim. 14, mayo-junio de 1957, p. 44). El Colofon era un sujeto en si mismo. Cuando Arellano publicaba ensayos dentro de la revista contrastan los tonos de ambas escrituras. Debio hacer estas dos redacciones pensando una en la otra, sobra decirlo, muerto de risa. Incluso quie- nes buscaron borrarlo no pudieron sino consig- nar el poderoso efecto que tuvo esta critica en su momento.‘ 4 Escribié J. L. Martinez: “Durante la época de Re- yes, un grupo menor y pintoresco, el de Jesiis Arellano, se burlaba del acatamiento que dabamos a don Alfonso... Octavio Paz fue un cacique excelente y generoso... Y con sus amigos mis cercanos se preocupé por abrirles el camino a instituciones o mover los resortes necesarios para que recibieran auxilio en sus dolencias. En tanto que Alfonso Reyes es el cacique de nuestra vida literaria en 20 Para describir y polemizar con la politica li- teraria reinante, Arellano rompié con la sinta~ xis, vocabulario cultérrimo, el tono solemne del ensayo o la resefia (que él mismo practicaba al interior de la revista) y, en general, jugaba con el significante mediante neologismos estrambéti- cos y ridiculizantes. Sélo retorciendo las palabras (hasta volverlas esperpentos) podia describir la corrupcién de la élite letrada. Ademis, esta prosa buscaba crear un autor incégnito, cuya identidad no fuera facil de descubrir (justo en el namero 14 de la revista se consignan las especulaciones acerca de quién lo redactaba y se sugiere que es colectivo). Era una especie de escritura-troll, cuya forma deriva de la ausencia de respeto por las autoridades.> Los Colofones pretendian construir parte de la primera mitad del siglo —digamos hasta su muerte-en-1959—, Octavio-Paz le sucede en_el sefiorio. en la segunda mitad” (“Los caciques culturales”, p. 29). Estos renglones de Martinez en 1999 verifican los car- gos de Arellano contra Reyes y Paz por cacicazgo, mafia y corrupcién. Durante todo ese tiempo, Arellano habia tenido razon. 5 Suespiritu anti-alfonsino perduraria incluso en su re- a un sujeto irreconocible para los lectores. La de~ formacién de los signos no sélo posibilitaba es- cenificar la literatura nacional en su absurdismo edicidn del folleto didactico Cémo presentar originales y co- nregir pruebas para’su reedicibn (1970 y 1976), donde ala vez que instruia cémo usar Jas comillas (!), aprovechaba para arremeter una vez mis contra su blanco letrado predilec- to; citaré sin usar comillas para no alterar la explicacion de Arellano, que decia: 17. Las comillas cierran el texto (el punto dentro de ellas) cuando lo entrecomillado no depende directamente del texto anterior; es decir, tiene por si mismo sentido com- pleto: -Ventura Garcia Calderén aguzé la punta a este epi- grama: “Nuestro amigo Reyes acaba de publicar un libro de erratas acompafiado de algunos versos.” 18. El punto cierra el texto-entrecomillado (fuera -de_las comillas) cuando ese texto depende de un texto ante- rior; es decir, completa el sentido del que no esta entre comillas: Entre nosotros Reyes ha Ilamado a la errata: “Viciosa flora microbiana, siempre tan reacia a todos los trata- mientos de la desinfeccién”. 22 sino también imposibilitaba reconocer al autor de aquellas divertidas diatribas. Junto’con la intencién de construir un sujeto incégnito y la consecuente transfiguracién acele- rada del signo (para construir una critica popular contra las élites literarias corruptas), hay otra ex- perimentacién que nos ayuda a comprender los Colofones en si mismos y su rol dentro de la obra de Arellano: la forma-revista, la forma-panfleto, la forma-libro, estaban también en juego. El Colo- fon no era posible s6lo porque Arellano escribiera textos torcidos, sino porque lo hacia jugando con el colofén como paratexto editorial, también de- formando.a este pequefio subgénero (donde se informa del lugar y fecha de impresion y el ni- mero de ejemplares) para volverlo un comentario largo (una diatriba) sobre el estado politico de la edicién literaria. El Colofén se convierte en un discurso a veces ininteligible y siempre acusatorio, un giro total a lo normativamente colofénico. No olvidemos: este tipo de experimentacién escritural-editorial sucedié entre 1955 y 1958, simultaneamente ala versificaci6n preponde- rantemente tradicionalista de Arellano. Leidos retrospectivamente, incluso pareciera que la obra 23 poética de Arellano era un mero adorno para di- simular su escritura secreta més explosiva. Empe- ro, ambas escrituras iban a converger una década después, cuando la lirica y la satirica, ef verso y la neologistica, la politica literaria y el lenguaje popular, dejarian de tener caminos paralelos en Arellano y, afortunadamente, terminarian: conju- gandose. El cambio quedé marcado por un manifiesto titulado Manifiesto Pulgor. Poema de Jess Arellano. Lo autopublicé Arellano bajo el sello “Revista Metéfora” en 1967 con un tiraje de apenas 300 ejemplares, fechados el 29 de abril de 1967. El formato es muy modesto, al modo de un pan- fleto impreso en papel barato. El poema tiene 15 secciones. Cada una contiene 4 versos (numera- dos). El poema esta fechado el 21 de marzo de ese mismo aiio (esta referencia al equinoccio y la primavera ocurre ms de una vez en la obra de Arellano). Asi inicia: 1.Al arte mexicano yo me juego la vida porque heroiza empefios liberales mi albur. 2. Ciudadano mestizo que anilina en la historia el testimonio justo de la inconformidad. 3. Jams permitiré que me inoculen con luz de gas ne6n la autoctonia. 4.Y cuando Octavio importe chucherias verba- les de altura amagueyemos sdlo propias palabras. Agripino Hernandez ‘Aguilar asi definié a este manifiesto-poema: En 1967 publicé Manifiesto fulgor, mas que por otras razones Ilamé la atencién por el lenguaje, por la forma de usarlo, por el acervo de nue- vos vocablos 0 voces remozadas, usadas en nuevo sentido. Pero, lo que mis, ms hizo que se fijaran en él, fueron los verbos derivados de sustantivos y no como dijo René Rebetez: que son adje- tivos. Heroiza, anilina, amagueyemos, empupila, acolinan, acolmilla, apefionan, calhidratan, apar~ van, enfollajo, niquelo, fecula (de fecular), amo- lusca (de poner moluscos)... el poeta quiere re- novarse, es un poeta de verbos de accién y, para expresarse, los verbos no le alcanzan... Manifiesto fulgor es, por lo tanto, un salto en el camino de la renovacién, de la innovacién. (La poesta de Jestis Arellano, p. 20) 25 Hernandez Aguilar percibié la innovacién de la lengua poética de Arellano respecto a sus poe- mas anteriores pero no precisé que se trataba de una radicalizacion.resurgente de aspectos previos de su escritura. En el Manifiesto hay menos sAtira que en los Colofones, aunque sigue la experi- mentacién con el renglon y el significante. Pero la numeracién de secciones y cuantificacién de los largos versos libres, permite subrayar el ca- ricter estético de esta escritura. Aqui la critica de la politica literaria y sus personajes se mantiene, pero ahora se le enmarca dentro de la poesia: 9, Lastima que un poeta, palaciego y mostrenco, Ileve en la sangre atole. 10. Burgués en movimiento, jereerd, mérbida- mente, que descubrié la pélvora? LLY ta Efrain, sin pelos en la lengua, pies en la tierra, que-no le dices nada. El poema es notorio en la literatura mexicana del siglo XX. Se trata de un tipo de poesia inusual en ese contexto. Es un manifiesto tinico yque, como el conjunto de la obra de Arellano, ha pasado. casi inadvertido. Escribe:“*44. El cortesano infla, poeta 26 en movimiento, la bolsa de valores que azoga el adjetivo / 45. Palaciego usurero despilfarra el era- rio y slo ensefia el cobre”. Continia la critica de Arellano hacia figuras y usanzas, pero en el Ma- nifiesto hay una contra-propuesta: “46. Demués- trale, compadre, que la tnica riqueza se extrae de los afectos” 0, en otra parte, “54. Sustantivale, Guardia: que al arte por el hombre y al hombre por el arte”. Manifiesto Fulgor anuncié una nueva fase de la obra poética de Arellano.$ Esa com- 6 Por un escandalo suscitado en 1967 después de la aparicion del Diccionario de escritores mexicanos (cuya edi- ci6n estuvo al cuidado de Arellano, segiin consigna su co- lofon) sabemos que él manipulé la ficha originalmente xedactada, ampliandola en extensi6n y datos. Gracias a esa trutulenta interpolacién suya podemos, sin embargo, conocer el modo en que Arellano definia su propia obra ‘en 1967. Escuchemos esa‘autodefinicion:“*.:desde Nuevo dia (1956), desaparecen la desolacién y la amargura para dar paso a una voz rebelde que se opone a la injusticia, canta con macicez verbal a la naturaleza y hace vitales los problemas del hombre verdadero, segiin se puede obser- var en su més reciente poesia” (p. 20). Arellano exagera la fecha del cambio en su poética pero esa exageracién a binacién de imagenes nacionalistas fuertemente cargadas con referencias bibliograficas, populismo sobre-intelectualizado, reapareceria en otro largo poema inusual titulado “La frente al frente”, fe- chado en abril de 1968. El poema esta dividido en 28 estrofas nameradas. Los versos se dividen mediante el signo # que recuerda el uso del as- terisco en los Colofones. El contenido y forma es un constante reflujo entre lirismo (machista) y politica (rebelde): Cuando se me borbota la palabra # necesito del llanto, y ac4 # donde se juntan los nudos con la hombria # validece este pecho de amargura # aunque el rio de las masas nunca impulse la fuerza de la letras. permite-conocer su-nueva-intencién- Gabriel Zaid; por cierto, aproveché esta alteracién de la ficha para vengarse de las criticas de Arellano a alfonsinos y paceanos; véase “Sensacional indicacién de un crimen casi perfecto surge en la autopsia dicciométrica del Diccionario de escritores mexicanos” en La Cultura en México, nim. 300, 15 de noviembre de 1967. 28 EI sufrimiento lirico se intensifica por el deseo de una escritura politica junto a la sospecha de la distancia entre literatura y accién colectiva: “aunque el rio de las masas / nunca impulse la fuerza de las letras”. Sin embargo, esta separaci6n no se vuelye claudicacién: “La palabra si no es igualitaria # en su poder se / Agrieta”. En su poesia de 1968, Arellano estd ya versificando en otro lenguaje, sobre todo, cuando aborda temiti- cas politicas concretas: ‘Tenticulos destripan la libertad de Cuba # {tomaron a Vietnam de polvorin y cementerio universal # Los negros sin derechos # Jos blancos asesinos # los negros, negra suerte: no conocen la dicha. Notemos también que la visualidad cada vez se vuelve mas importante en su escritura, superior al interés de la eufonia o el cultivo de los tropos. El contenido fluctiia entre celebrar el amor personal como refugio intimo y la desesperaci6n por la in- Justicia social. Ya se cocina la poética que estallara poco después: “el / gallo con su acistica lumina 29 # a los perros que ladran largamente # sin tener / esperanza”. El gallo simboliza al canto. poético populista del amanecer de una nueva época so- cial). El lastre permanente de este poeta-gallo, sin embargo, es su romanticismo imbricado con ma- chismo.’ La apuesta més interesante de Arellano es la constante aparicién de lo politico concreto; asi escribe sobre el PRI: “Decepciona el poder tricolor # loro con piel de zopilote en cruz # arbitrario y sin arte en la politica”. “La frente al frente” aparecié con “Manifies- to Fulgor” en un solo volumen titulado Poesia y editado por Letras de ayer y hoy, el sello de la ntieva revista encabezada por Arellano; el tiraje fue de 500 ejemplares fechados en julio de 1968. 7 El machismo en la retorica de Arellano (y muy pro- bablemente en su vida) ha sido, por desgracia, un rasgo constituyente del sujeto poético patriarcal en todo Oc- cidente, incluyendo México. Por més que Arellano qui- so distinguirse de ellos, compartfa el machismo con sus contrincantes intelectuales, como puede verificarse en los escritos de Elena Garro sobre su ex marido Octavio Paz o la novela Reina de Reyes (Planeta, 2014) de Sandra Frid acerca del marcado machismo de Alfonso Reyes. 30 Pero los siguientes meses, como sabemos, fueron explosivos en la sociedad mexicana. Un nuevo poema “Mordaza” lo escribié “en memoria de los dias / 19 y 22 de septiembre / y el 2 de.octu- bre de 1968” y lo feché en octubre de ese mismo afio. Fue publicado en su libro Clamor de 1970 editado por Finisterre (sello de la revista Ecua- dor 0° 0’ 0”. Revista de Poesia Universal, dirigida por Alejandro Finisterre). También se incluye “La frente al frente” nuevamente y un poema fechado el 2 de octubre titulado “Desatazén”. Como es- critor, Arellano estaba ya operando a través de se- ries y del concepto firme de una escritura guiada por la denuncia, queriendo encontrar una nueva forma que, en nombre de la igualdad, introdujera el cambio de signo dentro del desastre social. Asi termina la primera pagina de “Desataz6n”: Me iré hasta el fin, hasta el-cabo de todos [los vacios silencio demolido en decepciones sociales después de cerciorarle principio a la igualeza. Por qué tantas ilicitas fortunas en la patria? gpor qué? 31 Hacia estas fechas (como veremos) Arellano habia encontrado su forma poética idénea; no es para nada casual que su tiltimo poema largo del periodo de transicién 1965-1970 (desde la lirica tradicional hasta su tecnopoética neolirica) de- fina asi su “yo”: “electrénico embrién opuesto al embeleso traidor a mi pais”. El “electrénico embrién” es yo-neolirico que ha abandonado una parte del vocabulario poético tradicional y, sobre todo, la percepcién asocial de un supues- to drama interior, que conduce a la versificacién evasiva del solipsismo literario. Pero ese yo nuevo naci6 por haberse energetizado por lo “electré- nico” que comenzaba a ser parte de la tecnologia de la escritura literaria. En Arellano el juego con las palabras, desde el calambour hasta el retrué- cano, buscan acercarse al lenguaje popular pero no siempre con el'sarcasmo que ocurria en los Colofones de Metéfora sino incluso con ternura. Busca la igualdad social, pero como poeta te Ha- ma igualeza, Busca un lenguaje extrafio para huir de la demagogia, pero sin despegarse del lenguaje callejero. 32 RERANCH ENON “ya todas las ansias. Contra la represién y la mordaza —corazén de montafia— me descoyoto en lunas. Mira la muchedumbre, desde el rojo social se enzopilota en nubes. L.] mira cémo se enseptiembra las hambres ly miserias o se apatria ia Compadécelo, mira, cercenaron su frente, [deslenguaron su boca y amputaron sus pufios. Pero nunca —coraz6n de sabio— la miga [cambiaran de su vieja palabra. - Aunque ahora, tenaces y ambiciosos, [le emputecieron En “Mordaza”, Arellano parte de que hay un niicleo afectivo patridtico ligado al lenguaje po- pular, que él desea radicalizar semidticamente. Pero hay todavia fuerzas deteniendo esa radi- calizacién en Ia escritura literaria, ya no slo el lastre del machismo, sino también la palabra mis- ma como vehiculo exclusivo de comunicacién alterna. Arellano, no obstante, tenia ya la puerta abierta: la visualidad del poema y la autopublica- cién expandida serian las claves para su ulterior poética. En 1972, Arellano publicé el poemario El can- to del gallo, Poelectrones, de nuevo, via Metafora. El libro tiene tamafio carta, con un tiraje de 500 ejemplares (al parecer todos firmados) con poe- mas visuales (caligramas) de figuras geométricas, animales, robots, personajes ficticios-pop (como ‘Tribilin y el Gallito Cantor) o histricos-revolu- cionarios (como Lenin 0 Benito Juarez). El poe- ma inicial es una especie de manifiesto en que escribir y diagramar parecen unificarse como un aliento de revitalizacién del nuevo tipo de poe- ta venidero. La escritura ahi se vuelve disposi- cién tipogrifica, coordinada por las posibilidades abiertas por la maquina de escribir IBM Com- 34 poser 72. Pero si leemos a Arellano esta m4quina es imaginada como un punto de partida hacia lo electrénico como totalidad y donde el libro ya comienza a convertirsen en pantalla y ordenador: “cibernético cibernético / a electronizar el uni- verso / el universo el universo / poeletronifiqué- mosnos”. Al reunir el uso de este nuevo tipo de teclado como fundamento de una nueva energia vital y lenguaje poético, Arellano abre la primera escritura electr6nica mexicana. Al hacerlo, Arella- no alcanzé la cispide de su obra integrando en el libro su critica a la piramide letrada, el trabajo en el significante neologistico popular-izquierdista, la combinacién de protesta mundial y naciona- lismo populista y, sobre todo, fundid su trabajo como editor independiente y escritor experi- mental. La combativa poesia visual de Arellano tam- bién es el momento en que rompe con la tradi- cién nacional a la que se habia aferrado (y que era una de las causas que desaceleraban la transfigura- cién de su lenguaje). El canto del gallo tiene como su mejor contexto a la poesia visual internacio- nal: la explosién de neoconcretismos en Sudamé- rica, Norteamérica y Europa entre mediados de 35 los aiios sesenta y la primera mitad de los setenta. La poesia visual neoconcretista y post-concretista fue un lenguaje internacional, quiz4 la primera poética global, acéntrica, que todavia hoy es in- correctamente contextualizada.* Los poelectro- nes de Arellano se alimentan de fuerzas externas a la “literatura nacional”: tecnologias nuevas, ten- a dencias fordneas, que, sin embargo, logra conectar 8 Este es error, por ejemplo, de Samuel Gordon cuando coloca (a la fuerza) a Jesiis Arellano dentro de una (inexis- tente) “‘tradicién” nacional de poesia visual: “La maestria tipogrifica de Arellano, le permitié producir algunas de las mejores propuestas visuales de esta poesia en toda la tra- dicién mexicana” (“Poesia para ver antes que leer”, p. 35). No sélo la poesia visual (tanto en México como en otros territorios) no fue parte de una tradicién literaria general © una tradicién de sucesims poéticas visuales comunicadas entre si, sino que la poesia visual sélo puede entenderse en este periodo por su cardcter de discontinuidad y disper- sion. Esta lectura deshistorizante en que una poética visual (en este caso, disidente) es recentralizada dentro de una supuesto tradicién lineal ininterrumpida (una technopaegnia transhist6rica) ha sido el error metodolégico general cuando la ctitica busca explicar 0 recuperar poéticas visuales. 36 aa REE EERIE apm KETENE 2 con su propio contexto critico: una poblacién descontenta y un medio intelectual putrefacto. Ninguna otra poesia visual que se ha hecho en México ha sido mas contempordnea que la suya. El poelectrén es una especie de diagrama que registra la interaccién, de fuerzas que formaban un nuevo sujeto poético y una nueva forma de transmisi6n del disenso. El hecho de que la escri- tura electrénica mexicana haya sido creada para oponerse a la hegemonia cultural de Octavio Paz en el periodo post-68 no deja de ser sorpren- dente; el haber sido ocultado tantas décadas, ya inadmisible. En esta tiltima fase de Arellano, lo poelectréni- co intensifica la fuerza de la protesta internacional como factor dentro de su escritura. Al describir este nuevo tipo de entusiasmo y reclamo, Are- Ilano pareciera estar imaginando la cibercultura, que explotaria a partir de los noventas, cuando Internet y la protesta se alterno-mundializaron. El incremento de la potencia a raiz de la apari- cién de un poeta electrénico es el centro morfo- légico y geopolitico de los poelectrones, que no “se auto-consideran como meros poemas visuales sino como prototipos de androides liricos. Mu- 7 chos poelectrones son aparatos de catilisis cali- gramaticas para conseguir la autopoiesis de un sujeto lirico socialista combativo, un tecnopoeta callejero participante de una revuelta global, que la combinacién de poesia y electricidad han ayu- dado a instigar, El canto del gallo. Poelectrones es el primer li- bro de poesia latinoamericana en que la pagina comienza a fundirse con un monitor. (Esta in- tencién puede verse en el tipo de recuadro que la edicién utilizaba en sus paginas). No se puede simplemente comparar El canto del gallo con la poesia visual de Octavio Paz en Discos visuales, Blanco 0 ““Topoemas” (muy conservadores a nivel de mensaje e iconografia) o la de Marco Antonio Montes de Oca (Lugares donde el espacio cicatriza, 1974). Paz y Montes de Oca construian su poe- sia visual todavia desde Apollinaire, Tablada, el concretismo, la metafisica y el dibujo; Arellano, en cambio, estaba visualizando desde el experi- mento de un diestro auto-editor y sujeto oniro- electrénico. Es por eso que la edicién original de El canto del gallo no sélo es una recopilacién de poemas que Arellano comenzé desde 1968 sino que la obra tiene cualidad de libro-objeto 38 sores b experimental, desde su formato material hasta su concepto politico. El poemario fue reedita- do (y ampliado) en 1975 por la UNAM; esta re- edici6n, sin embargo, por su tamafio y formato més convencionales resulta menos integral que la auto-edicién original de 1972. El intrigante devenir del lenguaje poético de ‘Arellano es una variante de la experiencia de otros poetas-artistas experimentales mexicanos de ese mismo periodo como Felipe Ehrenberg y Ulises Carrién. Arellano también paulatinamente desarrollé una tecnopoética como alternativa al medio literario dominante, aliindose de imprenta marginal y experimentacién post-vanguardista. Al crear una posicién critica (y, por ende, perifé- rica) al mainstream literario pseudo-nacional (es decir, defehtocéntrico), este tipo de sujeto estético radicalizaba su separacién critica via un tipo de objeto estético contrastante. Ehrenberg, Carrién y Arellano, cada uno a su propio ritmo y ace= Jeracién de disidencia, fueron construyendo una posicién (subjetivante) y producto (objetual), un doble distanciamiento que, a pesar de excluirlos de.los incompatibles reflectores del momento, los intersecté con el futuro. 39 Sélo al reactivar el archivo, autores como Ehrenberg, Carrién o Arellano resultan legi- bles. En esta agitacién, el riesgo es convertirlos en un mero rescate y ser re-centrados, cooptados y, finalmente, devorados por un campo cultural centripeta, que los integre (desradicalizindolos y deshistorizndolos) al canon (exangiie). Este re- centralizacién sera seguramente el signo de su recepcién institucional y de la critica (académi- ca y literaria), casi siempre asociada a los centros de poder, en donde la “recuperacién” funciona como vampirismo, nacionalizacién y control de daiios. Pero la clave de otras re-lecturas es revigo- rizar el cardcter critico que tuvieron en vida. No- sotros requerimos adquirir una nueva vision de la lucha de literaturas que ocurrian en aquel periodo, en lugar de s6lo re-archivar estos autores ex-cén- tricos dentro de la,mirada univoca de conceptos como “tradicién” o “literatura nacional”. Si invi- sibilizamos su resistencia y su oposicién frontal a los poderes dominantes del campo literario, estas obras terminaran presas de la institucionalizacion generalizada, o museificadas como nuevas mer- cancias idéneas para la ulterior gentrificacién de los archivos. 40 En la historia literaria oficial mexicana Jests Arellano no existié. Aprovechando la desmemo- ria generalizada y que la historia de la literatura iba a ser controlada, durante las siguientes déca- das, por los secuaces de Paz, Martinez, Carballo, los equipos de Vuelta; Nexos, Letras Libres y la in- telectualidad organizada (salinista) aliada a fun- cionarios del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el nombre y contribuciones de Arella- no, efectivamente, desaparecieron del mapa. Des- de los logros de Metéfora en los afios cincuenta hasta sus diversos poemarios innovadores a partir de 1967, Arellano fue desaparecido. En Ja actua- lidad, cerca ya del fin de la segunda década del siglo XXI, sin embargo, las condiciones han sido alteradas. El campo literario en México atraviesa ya una crisis profunda de credibilidad y métodos. Hemos ya agitado los archivos. Los que parecian muertos han resurgido. Las polémicas y poelec- trones de Arellano han reaparecido. Las historias de estas literaturas ya estén siendo reescritas, HERIBERTO Y EPEZ 41 BIBLIOGRAFIA ARELLANO , Jestis. Desatadura. Poemas. Metdfora, Méxi- co, 1958. . Clamor, Finisterte, México, 1970. . Cémo presentar originales y corregir pruebas para su edicién. Universidad Nacional Autonoma de Mé- xico, México, 1976. . El canto del gallo, Poelectrones. Metifora, Mé- xico, 1972. . El canto del gallo, Poelectrones. Universidad Na- cional Auténoma de México, México, 1975. ___. La sefial de la luz. Premio Margot Valdés Peza / Revista Fuensanta, México, 1950. . Manifiesto Fulgor. Poerna de Jestis Arellano, Me- tafora, México, 1967. ___. 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Poemas y ensayos, 1975. 1? Edicién de El canto del gallo. Poelestrones en Malpais Ediciones, abril de 2018. DR. © 2018 Herederos de Jesiis Arellano DR. © 2018 Introduccién de Heriberto Yépez D.R.© 2018 Santiago Solis Montes de Oca (Malpais Ediciones) Toronja 114, Fracc. La Glorieta, 34200 Durango, Durango, México ISBN: 978-607-97604-5-8 Impreso y hecho en México www.malpaisediciones.com. Queda prohibida la reproduccién de este libro de forma parcial 0 total por cualquier medio, bajo las sanciones establecidas por la ley, salvo por la autorizacién escrita de los editores y/o herederos de la obra, Las caracteristicas de composicién, disefio, formato, son propiedad de la editorial. Este libro se realizé con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Programa de Fomento a proyectos y Coinversiones Culturales 2016.

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