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SOR FRANCISCA JOSEFA DE LA CONCEPCION AFECTOS ESPIRITUALES AFECTOS ESPIRITUALES DE SOR FRANCISCA JOSEFA DE LA CONCEPCION AFECTO 1° EL ALMA ATRIBULADA BUSCA EL CONSUELO, Y Lo INVocA Olvideme de comer mi pan de dolor mi vir- tud se secé como teja, a las fauces se pegd mi gua, y fui reducida a polvo de muerte. Subi al cie- Io estribando en pies de barro, y dando en ellos tu verdad, descendi hasta el abismo de mi confusién y 5 Afectos (que inteyran el tomo de varios, especialmente del tillo y Alarcén.) @ Son Frawcisca Josera oF 14 Concerer6x padre amado, que la parte de tierra que me dis- te (1) no tiene regadio; porque aunque esto sea por mi naturaleza, estando mi alma delante de ti como tierra sin agua, tu gracia me ensefiard, y traerd las fuentes de las aguas, y en ellas hallaré el espiritu de tu amor! Llama mi alma al desierto del corazén, muéstrale el campo (2) adonde conozca los huesos aridos en que se resuelve todo el ser de la carne, cuya carrera, atin antes de acabarse, se corrompe. Dame que conozca ser més tuya, que mia, mi alma, porque ti quitards cl espiritu de ellos, y descaccerin, y se reduciran a polvo. Dame que mire como tuya mi alma, pues me Ta has de quitar cuando quisieres. Dame que no la haga servir en los convites de mi naturaleza y peca~ do, porque cuando la pidas, no la halles profanada, y Ia quiebres. Dame que la aborrezca, no per dole Ia embriaguez y maldad, porque no me pierda, y la pierda con odio eterno. No gane, ni quiera pa ra ella, lo grande y levantado del mundo, porque al rebelarse los fundamentos de la tierra, no padezca en tus saetas, y vor, su detrimento, AFECTO 2° ASPIRACIONES FUNDADAS EN LA FE DEL SAGRAMEN- ‘TO-PIDE ESTE PAN A LA VIRGEN SANTISIMA, DIS- CURRIENDO POR LAS OBRAS DE MISERICORDIA Se me representé a los ojos de mi alma todo este mundo como un diluvio de penas y culpas; deseaba entrar y que entréramos todos en esta arca de Nues- tao Sefior Sacramentado, fabricada siempre por el amor del que es nuestro verdadero descanso. “Yo soy () Judi 8 — (2) Bredh $7, 1 Avectos Esemrrvatrs 3T que entrare por mi, hallara un campo flo- ndante en que se apaciente.” (Oh, alma fel Sefior te rige, equé te faltaré? Colocada Tugar de pastos dulces, suaves, sobresustan- ppan de vida y de entendimiento, cogerds aguas de las fuentes del Salvador, Super aquam fionis educavit me, et aqua sapientia salutaris. it illum (1). Este es, alma mia, el cielo nuevo, tierra nueva, que te ofrece tu divino amante. jué puedes buscar en el ciclo, ni en la tierra, que Jo halles aqui? Esta casa edificd la sabidurfa para Si. Gloria et divitie in domo ejus (2). Qué puedes Mesear 0 querer? Entra sus atrios en confesién: mita esta casa fundada sobre la firme piedra del desierto, de donde vino este Cordero al monte de Ia hija de Sidn. jOh, alma mia, si fueras tan dichosa que me- recieras seguir a este Cordero a dondequiera que va- yal En caminos de justicia anda, en sus pastos seris. apacentada, si lo siguieres en sus caminos. No vino a set servido, sino a servir; fue obediente hasta la muerte de cruz (3); no respondié en sus injurias, co- mo Cordero sufrié sus oprobios. “Yo asi como sordo no ofa, y como mudo no abria mis labios”, No en- 16 por sus oidos, a su dulce y abrasado corazén, al- teracién en sus injurias, asi como que no las oycra. Como hombre que no oa, no tuvo en su boca res- puesta; todo se ofrecié a si mismo como Cordero Hevado al sacrificio, su purisima piel en Ia columna; todo en la cruz abrasado en amor y dolor; como fuc- go y lamas alumbré su caridad, Cordero enviado a dominar pacifico (4); Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, en quien tiene el Padre toi ‘complacencia. Vara es de su virtud, enviada a Sin; vara florida, en quien descansa el espiritu de ott 39 Arectos Espmrrvaues Son Fravcisca Jostra px LA Concercox gloria! Codiciindolo, desfallece, Sefior, por Ta entrada halla tanta salud, y en Ti, Jest, Ta garganta, jiibilos al corazén, suave cinti foldos, néctar celeste al paladar, fragancia de “amor, espiritu: de ciencia y fortaleza, ete. Vara que “at los que reinan en la tierra, a los pueblos de vani- dad y mentira, contrarios a Ti en sus consejos, es vara de hierro que tanquam vas figuli confringes os (1). 10h, eto te cantan, Sehor, todas tus obras gloria de todos tos sentidos, dulzna misericordia y juicio! Baculo en que sustentada el al- ible. ¢Descacce en tu salud mi alma? ¢Qué seri ma, slo puede subir; béculo amado, vara que la co- ie sobre todo espera en tu palabra? ;Qué hall ariges y 1a enseftas; tu vara y tu biculo joh mesa y os que entran, 0 Tii, mi bien, los entras al reti- Cordero, oh piedra y panall ipsa me consolata de tu amor, a Ia celda de tus vinos? (1). ¢Qué hi sunt (2), mi en el Cielo, y qué puedo querer fuera de Ti dulce, claro y suave laberinto de amor, prada fen Ia tierra, Jestis Sacramentado? ‘Todas Tas cosas Ie- forido, case de la sabidurla, tesoro de las riqueag ‘0 conmigo cuando en mi te levo. de Dios! ¢Cémo acierta el alma a salir ciando entra Mi amado para mf es, y todo deseable: equién es en Ti? Oh, como yerra saliendo de ta vida, sdlo ha. Bmpr. On alan gratin. cs eats. Amador! Deg) y Maré la muerte. Una sola cosa codicia el alma (3), eS carte anata, ano 80, aE cesta sola juga necesaria, ¢sta sola, oh dulce amor, ‘ibrasado en el fuego de amor; y todo se te da, jalma {@ pide: que babice en esta casa todos los dias de ‘nlf ‘mia! Oh, qué locura es desear otra cosa, pues fue- Vida, no s6lo exteriormente. Cor meum et caro mete a de El s6lo hay males y muerte, y todo te das, jOh Dios escondido, si el alma te hallara! Todo lo ieee ees ah RRR cA ane sha od? que no es Cristo reputaré por estiércol. Sin Dio, Apértate, Seftor, de mi, que soy mentira y pecado (2). aqué puedo desear nt qué puedo apetecer? Sin Dios, ‘Todo te me das Cielo y tierra, pero zqué no hay en fqué puedo querer, fuera de Dios, qué he de hallar? Ti, no habré muerte, ni Manto, ni clamor; no ha- Stun basa anaes ee bra dolor que primero lo pasaste por mi, y dices ya te de Nuestro Seiior Sacramentado, que si El se aca- seeotadie semgraiepan, (Sle Bere ch Omen Tbae “Tn ss Tara, oe. scaleis, CREE ie ae em porque tu amor hace maravillas, y nuevos cénticos te ceito tiene visti el AGE EA Ht corteee ‘canta Ja tierra del corazén humano, cuando convier- tes sus espinas en flores, y ella tiene por bienaventu- De este pan son sustentados con satisfaccién los vanza andar en tu temor santo los caminos de tw hij que 0 son de It luz; mas, preparados 2 re ‘cruz, Bienaventurados todos los que temen al Sefior bina, que serd su dulzura'y sustancia? Si lay mig yy andan en sus caminos (4), comerin de la labor de jis de eh repartidas alos pirvuloy dan releccin a ls sus manos y les ir& bien, desposados con la caridad, entrafias de los pobrecitos; si mi alma, hecha como que como vid los adorna y sustenta en los lados de el animalito pequefio en las Huvias, huyendo de ellas dando ser y vida a las obras exteriores y in. ‘con sus pocas 0 ningunas fuerzas, con sus pequeiias respecto de Dios y de las criaturas. y estas y casi ningunas obras (como con las manos de la la- coma hijoa renucvos de la oliva de Ja gra- in siéndose ‘de. las tuyas, tiniéndolas com cia y misericordia en el circuito de esta mesa su- ellas, procura introducirse a los atrios de tu palacio, ya (9). Visitasti terram, el inebriasti eam. Entonces co- () Phe 20 = (2) Pas a2. 4. — (9) Phe 26, 4.) Prov () Gant. 24. — (2) Luce, 5, 8 — (8) Apocalyp. 21, 50 30, 38, 44) Pas 127, 4. — (6) Poy 64 _ 40 Son Francisca Josera ve 14 Coxcerady noci ser las obras como los renuevos de las olivas, Henas de paz y hermosura, y deseaba esta unin de caridad, porque sin ella est el alma como tierra sin estéril, que sélo leva espinas de dolor. Alma mia, asi es bendito el que teme a Dios, dindole el rocio del cielo para que la tierra dé su fruto. Dénte bendicién y alabanza, himnos y loores en Sidn, a Ti, que hiciste el cielo y la tierra. Hallé consuclo y que se recogia mi pensamiento, y se alentaba el corazén en tiempo de’ trabajo. diéndole a la Virgen Santisima este pan, le decia: Madre de misericordia, mirad que desfallece mi al- ma de cansancio y hambre en el camino de esta vidas dadme de aquel pan de vida de vuestras entrafas, gue crecié con vuestra leche. Por el fruto dulcisimo le vuestro vientre, dad, piadosisima Sefiora mia, de comer al hambriento, compadeceos de mi necesidad ¥ miseria. Mirad, Sefiora, que mi alma sedienta estd @ wuestras puertas velando, y pidiéndoos de aquella fuente de vida que estuvo en vuestras entrafias, y 08 subié hasta la vida eterna; dad, amorosisima Madre, de beber al s. . Mirad, Se le mis culpas he afeado las vesti- ; dadme que me vista de Cristo, y para que con ella se borre y quite Ia id de mis pecados, etc. Asi discurria por 1 ¢ misericordia, pidiendo Ia usase conmigo. duras de mi alma: de su caridad, mul obras AFECTO 3° ‘A VIDA SE HA DE PADECER Acompafiando Ia consideracién a la fe, en todo ha- Ma el alma refugio, y sin ella no alumbra multipli- car palabras; por eso, alma mia, esté a la puerta ela- mando, y sino pucdes clamar, esté a la puerta, que ya sand Jestis, amor divino, al mundo sordo y ciego, Avrcros Esemrrvatss aL ltico y al endemoniado, al que nunca vido vio en un tiempo. tenebras spero lucem (1). Cuanto més penosa Ja noche, mas dulce y amable gorards el dia; Targa parece la noche al que mis desea que se Sulre pues los tormentos, arrdjate al padecer, ppor Iecho las penas, tierra’ y podre eres; culpas iste por lo cual mereciste el infierno; aunque ior te mate, espera en El; pero esta esperanza reposida en tt seno, y reposa con ella fuchos bienes, y grandes, he perdido, por no cl padecer ¢s limitado, y perdida ta jon que i 4 las mayor gracia para Ievarlas. En el cielo no podra padecer; ni en esta vida quieras, alma mia, fr; atiende, mira, no trucques las manos; advier- 4 Ia eterna penitencia que hacen casi infinitos por {in corto gozat; tocaron las manos, cayeron a la si- estarin para siempre. AFECTO 4? AFECTOS A. JESUS SACRAMENTADO, DEDUCIDOS: DE VARIOS SALMOS DE. DAVID Oh Seftor mio Sacramentado, cuando el alma ve hhalla, qué puede desear, sino es tenerte y no deja- te? No te busque en lo estrecho de Ia tierra, no en Jas plazas del ciclo, no en los espiritus veladores de Ia ciudad santa, pues sélo es de Ti participada su hermosura, Qué busca en el cielo el alma que tic nie fe de que estés en el Sacramento? Pida todo lo que quisiere, que en Ti lo recibir; busque todo lo ‘que quisiere, que en Ti lo hallara; Mame, pues, eres casa de la sabiduria, puerta para entrar al Padre, Ia- Jo! "7 42 Son Francisca Josera ne La Concarcion Ye que s6lo abres lo que otro ninguno (1). ;Cuim amables son tus moradas (2), Sefior de las virtudest Mi alma las codicia, pero aun en sus atrios descac ‘Té le daris la mano, y con tu voluntad la Mevarés, y la recibiris con gloria Conoct ser nuestro Seftor Ia escala que teniendo su principio en los resplandores del pecho de su Padre, el espiritu de su amor y comunicacién hizo bajar a Ja tierra y humanarse. Bajé cubriendo su gloria’ con a naturaleza humana, no con las pasiones brutales de ella, sf como angel del gran consejo, para que los hombres dormidos en la sombra de la muerte reci= Dieran 1a salud, teniendo hombre que los ensefiara a subir como Angeles, 10h casa de Ia sabiduria, cudn hermosos son tus pasos! {Oh humanidad santisimal jOh verdad eter ha, camino, y vida, cudn suave es tt voz a los oidos de tu Padre!, cudn hermoso tu rostro, aunque entre sombras! Arca de refugio en quien ¢ cosas con un modo dulce, nuevo, y escondido; casa de tu Padre en quien hay muchas mansiones (3); no desprecias al pobrecito, no confundes ni te contun. des con el ignorante, En Ti hallan guarida las aves del cielo, los animales de la tierra; no das una mes. ma morada a las dguilas reales, y a las avecicas pe- duefias, ni-deja de hallar en Ti te torch as nid, ¢1 péjaro su casa. El le6n fuerte y el cordero simple, men Ti morada igual, aunque distinta,- Ep sero, el jumento paciente, hallan en Ti Ime confundirse. La paloma screna, el erizo afli al uno eres reposo, al otro eres refugio; a éste Je das descanso en el refugio, al otto das defensa en el descanso, Padre nuéstro, en Ti todos se alegran. Latabuntur in cubilibus suis (4), Peto, ioh Dios, cuantos fueron los perdidos, no entrarom en Ti, no te buscaron, por esto hallaron tribulacién. (9) Apo. 8.7. — (2) Ps, 83. — (9), Juan, 14, 2. @) Pag Aprcros Esesarrvatss 43. $-no buscaron la vida, y los hallé la muerte, lacién y angustial Tengan pues, los que te exaltationes Dei in gutture eorum, como ito para ellos cerca de la boca para Hamar a Fotros, no en la boca sola y sin tiempo, ni sélo en ‘azn con avaricia o pereza; en la garganta, co- quien dice lo que come y come lo que dice. In- ia mi corazén a tus testimonios, no a la avaricia de saber, ni de mostrar que sé. En esto he tc- jo muchos conocimientos, que no apunto, por pa © no son para mf; en especial en lo que dije aquellos arboles dorados, me parecia ser los ser- mes, cuando no se atrae el espiritu, abriéndose pa- 50 s6lo los labios, se sube con trabajo, y su fin I aire. ee A al a as a a “Ta vida humana, sélo hallards seguridad en esta arca, s6lo podris pasar en esta nave que trajo el pan del cielo. Si vas con tu Dios, no temas; si Mevas a tr mor, no te entristercas. 5 i micre, dale voces (1), que sosiegue la tempesta es ies sale ee guarda de Israel. Si caminares en medio de Ia tribu- lacién, El te vivificara. Sobre la ira de tus enemigos extender su mano, su diestra te hard salva, No te- mas la horrible fiereza del dragon de este mar, que EI lo formé ad illudendum ¢i. {Oh, mi Jestis que do, pénme junto a Ti, y la mano de" cualqui pelee contra mit AFECTO 5° EXTRAORDINARIOS TRANSPORTES AMOROSOS Estando afligida, porque me falt6 el consuelo de fer 1 ml ile nallo lo espera, encendl eto. () Luce, 8 24. — (@) Cant, 5, 2. 44 Son Fraxcisea Josten oe La Concerciby Alma: cur fles? et quare non comedis? (1); apor qué esti afligido tu corazén? Nunquid non ego melior 4ibi sum quam decem filii? {Oh gloria mia, Padre anio y Sefior mio, amor, descanso, centro y vida de mi alma, hermoso Nazareno, lumbre de mis ojos (no sé qué iba diciendo), mira, gloria mia, ya no quiero cielo, equé hay para mi en él? Tit eres mi alma y mi vida. No quiero coraz6n ya, no quiero ojos, cié. rralos, Rey eterno, que fuéra de Ti cuanto miro es ‘vanidad; mejor eres que todos los hijos de los hom- bres, escogido entre millares; hermosa tu presencia, gracioso sobre todos (2); tu habla infunde gracia, tu mirar vida, y todo te me das. ¢Qué te daré, Sefior mio? Por ventura, epodré criar un cielo empireo para ‘Ti? Me pondré en una cruz por darte vida? Podré -acrecentar tu hermosura o hacer a mi alma hermo- sa a tus ojos? No, Sefior, ni un cabello de mi cabe- za podré hacer crecer, ni lamarte Jess, ni respirar. aPues, qué haré? ¢Estis mi Dios enfermo, para que te cure? {Tienes hambre o sed, estis desnudo, te fal- ta alguna cosa, de que careces? Estas triste, para qué me quieres, para qué me buscas? {Oh prodigio de amor! Qué te faltara si me pierdo? gQué te impor- tard si no te gano? ¢Qué viste en el alma, querido Sefior mio: no es villana y traidora, no es engafiosa y vil, no quiso ella perderse? gPor qué la buscas, pa- Ya qué la llamas? {Oh prodigio de amor! As6mbrese cl cielo, estremézcase Ia tierra, y todas las criaturas Je den voces al alma. “Conécete, que gran tesoro tie- nes en vaso de barro; capaz eres de que Dios te ame para poner en ti hermosura que codicie el Rey eter- no” (8); pero, joh, con cuantos riesgos en ti misma! 1. Regs 1, 8 — @) Psat a — (3) Ps ate 1m Arreros Esomrruas AFEGTO 6° INGEN ALEGORICA DE LA MORTIFICACION, Y AFEGTOS AL SACRAMENTO sto conoci con la semejanza de una persona que habito de religién caminaba por el mar sobre ruz hecha de dos espadas. Entonces pensé iria lo en la obediencia segura; y ahora conozco sig aise cn las espadas las dos pasiones y_ pri todas, que creo aman irascible 0 concupiscible, thas cruz para la mortificacién, navega el alma en uz, que abrazandolas fueran muerte y perdici 4Oh Jesis mio!

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