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CARTHAGINENSIA Revista de Estudios ¢ Investigacién Volumen XXII Instituto Teol6gico de Murcia ORM. —_Julio-Diciembre 2006 Universidad de Murcia ‘Naimero 42 SUMARIO ESTUDIOS Miguel Alvarez Barredo La sétira de los sayess: Hab 2,66-20. Uni hombre caleulador José M* Marti Sénchex Hombre contempordneo, fey cristianismo .. J. Silvio Botero G, Hacia a olga ecumdnica de pareja humana «partir del ‘matrimonio mito" Pablo Gareia Castilo ‘Lajusticia, la ley y los derechos humanos en el pensamiento griego y Marta Liads Elconcepto distintivo de Derecho natural en Guillermo de Ockham. Un entendimiento desde un nuevo concepto de razén 79-409 ‘Maria José Olivares Terol Un ejemplo de la aplicacin del Conclio de Trento en la didcesis. de Cartagena-Murcia: el seminario de San Falgemet0 sina Manuel Lézaro Pulido Horizontes del pensamiento antropotigico franciscano en el siglo XX y AXE la antropologia relacional de José Antonio Merino oft. 818-843 nro sobre proceer del NOTAS ¥ COMENTARIOS Alfonso Ortega Carmona En elafo de la Eucaristia 2005. Polémica entre gigamtes.oocscwnnn MAS-&52 Rafael Sanz Valdivieso (Creer y pensar segin los Padres de la Iglesia mans 483-689 BIBLIOGRAFIA, 491 LIBROS RECIBIDOS. ae so INDICES 333 HORIZONTES DEL PENSAMIENTO ANTROPOLOGICO FRANCISCANO EN EL SIGLO XX Y XI: LAANTROPOLOGIA RELACIONAL DE JOSE ANTONIO MERINO OFM MANUEL LAZARO PULIDO 1. Presentacién Quien conoce la vitalidad personal e inte'ectual de José Antonio Meri- no, sabe que en la breve introduccién que debo hacer de su actividad int lectual no podemos incluir todas sus actividedes y publicaciones. Asf qu quedandome cosas en el tintero, a modo de aresentaci6n, realizaremos un pequeiio curriculum de este inquieto profesor y pensador franciscano al que ‘vamos a dedicar este andlisis sobre su visiGn y magisterio antropol6gico! José Antonio Merino ofm, nacié el 19 de mayo de 1938 en Quintan luengos (Palencia). Es Doctor en Filosofia por el Pontificio Ateneo Anto- rianum (Roma) en 1976 y en Filosofia y Letras por la Universidad Com- plutense de Madrid en 1979, con una tesis que destila ya una gran inquie- ld antropoldgica y que lleva por titulo “Humanismo existencial en M. Merleau-Ponty". Su trayectoria de investigador y profesor le ha Tlevado por €1 CSIC (Instituto Luis Vives), 1a Universidad Auténoma de Madrid y la facultad de Filosofia del Pontificio Ateneo Antonianum (actualmente Uni- vversidad Pontificia Antonianum) desde 1986 hasta hoy. En la universidad franciscana ha ocupado los cargos de decano (1987-1993) y, posteriormen: “Una sesena desu biogratia vital itlectua aparece en G. Diaz, Hombres y Docu ‘mentos dela Flosfla Espanola vl. ¥, CSIC, Madd 1985, pp. 487-491 te, de Rector Magnifico del Antonianum (nombrado en 1993), Actualmen: te su labor docente se centra en la enseftanza de las asignaturas de “Histo- ria de la filosofia moderna” y de “Antropologia”. Ha dictado conferencias cen universidades de todo el mundo y es “Visiting Professor” en la Univer sidad de S. Buenaventura de Colombia. También ha ditigido la revista de pensamiento franciscano Verdad y Vida (1975-1986). De entre sus numerosas publicaciones de fTlosofia y pensamiento fran- ciseano quisiera seftalar aquellos estudios sobresalientes en el campo de la antropologia filos6fica que es el motivo que nos convoca, Estos ttulos son las que nos van a ir guiando, junto a otros articulos que no vamos a citar ahora porque seria muy extenso, en el estudio de su pensamiento antropo- {6gico: su primera publicacin fue su tesis doctoral: Humanismo existencial en M, Merleau-Ponty?. Le siguié ya una obra de aun mas claro sabor antto~ pol6xico: Antropologia filosdfica’. A estos dos estucios iniciales le acom pafardn: Humgnismo franciscano. Franciscanismo y mundo actual s Hom- bre y realidad, Visién franciscana de la vida cotidiana® y Franciscenismo y sociedad actual’, De entre libros que ha dirigido sefialamos para nuestros imtereses: Et hombre, procedencia y proyecto Un ojo atento a lo que acabamios de presentar de lo que podria ser un Irio curriculo, nos Heva a encontrar el calor de las fuentes de su pensa- ‘miento antropolégico. Aunque a través del andlisis sistemstico de su antto- pologia iremos inevitablemente citando las diversas fuentes, haremos una pequefta nota ahora, siquiera por exigencias metodolégicas (a) Contexto det pensamiento actual. Pienso que una de las aportaciones ims importantes del fildsofo franciscano es la adecuada contextualizacién de su pensamiento, Ciertamente, después de intentos mas o menos acerta- Cisneros, Madi, 1980, Abreviaur: MP Reus, Madrid 198 Abveviatura: AF * Cestiandad, Madrid 1982: traducda a italiano, Citadel Seu, 1992; al potugués, Petropolis, 200, Abreviaur’ HE + Mvowa, Madrid 1988. Abrevatr Pulinas, Madrid 19, br tradi al taliano, Citadel, Assis, 199: a por gs Braga, 200 litoano, Vins, 2001, Abreviatra: VF, Universidad Ponca de Salamancs, Salamancs, 2005. Abreviturs: FS. Obra div Aida en dos partes que reproduce otras dos publicaciones amerioes: “Francacanismo y Sociedad acta”, en Carthaginensia, 15 (199), pp. 36993: y “Antropologia, en J. A Misano ¥ F Masse Mana de Posi racsseana, BAC, Madd, 2008 p. 165-208 ‘También escribe en exe Manual lo relativo ala "Metalisca, pp. 91-144 La abrevistura del Man: MFP Cisneros, Madi, 1979. Abrevisur: HPP. 1. Asis, 1985; al eorean, dos y, en contrapeso, fallidos con no pocas polémicas en la reflexidn sobre el hombre, tanto a nivel filos6tico, como teolégico entre neoescolésticos, y {endencias neokantianas, positivistas o fenomenoldgicas, el camino de José ‘A. Merino huye de tendencias belicosas internas para centrarse en el refor- zamiento de! humanismo. ¥ ello desde el arsenal que un pensador cristiano (y franciscano) tiene a su alcance. Por este motivo, no vemos en su pensa- ‘miento un intento fracasado de tendencias antiguas, sino una relectura de lo ‘que supone la escuela franciscana en el dimbito de la contemporaneidad, en idlogo con los pensamientos que les ha tocado vivir (destaca la utilizacién provechosa que realiza del pensamiento de fildsofos espafioles como Orte- 22a y Gasset y Zubiri en sus temiticas espafiolas y en sus respuestas univer- sales), con aquellos con los que el hombre tiene que lidiar, pues un andlisis del humanismo actual nos hace afirmar la antropologta presente, demasia- das veces, en estos términes. (b) La tradicién filoséfica cristiana no puede ni debe obviarse, no sélo en un pensador cristiano, sino en un examen de Ia filosofia occidental, No hhay autor que no tenga en cuenta la cosmovisién cristiana, independiente- ‘mente del resultado de su andlisis. En buena logica en una antropologta de inspiraci6n franciscana las tesis sobre el ser personal del cristianismo no solo son asumidas, sino estudiadas y enriquecidas. El personalismo eristi rho ¢s una de las grandes aportaciones de Ia tradicién cristiana y una cues- tin que no se puede olvidar. J. A. Merino ha sabido poner énfasis en los aspectos que estructuran al ser humano y le abren a la relacign personal y a la trascendencia, En consonancia con ei punto anterior, realiza, sobre todo €en sus primeros escritos, una interesante relectura de Ia fenomenologta per- sonalista, donde el Otro, Dios, se revela al hombre, no sélo como hipétesi plausible (“Si Dios existe qué pasa’), sino como referencia nevesaria de la cexistencia del ser humano: “En la profundidad de la existencia y de la vida encontraremos a un TU que responde a las exigencias més intimas y pro- fundas det hombre y de su vida”. (©) La cosmovisién franciscana: Francisco de Asfs y la escuela francis- ‘cana, Sin duda alguna en el epicentro de su antropologfa filoséfica se sta la experiencia cristiana de San Francisco de Asis y Ia expresién que la escuela franciscana realiza en consonancia con las exigencias intelectuales HR, pt the IR. de su tiempo. La experiencia vital del Poverello es tan rca eintensa que sus intaiciones humanistas son intemporales y siempre actuales, més adn, si cabe en tiempo de crisis. Este permanente dilogo desde los caminos segu- ros de la experiencia del fundador de Asis, propiciaron y favorecen una escuela de pensamiento siempre en dinamismo, Las tesis no son intelectua- Jes y racionales y eso ayuda a la escuela franciscana a tener mayor Flexibi- Jidad en sus posicionamientos filoséficos. 2. Antropologia La antropologia es uno de los puntos clave del pensamiento de Merino, cosa que no ha de extrafar por varios motivos. Efectivamente, la pregunta sobre nosotros mismos siempre constituye una de las preocupaciones fun- ddamentales de quien toma la decisién de pensar. Pero no s6lo es cuestién de curiosidad intelectual, sino que somos conscientes de que la tespuesta a dicha cuestion influye en las perspectivas que brindamos al entomo que nos rodea y, por lo tanto, en nuestro modo de situarnos en el mundo. El hombre ‘no es un tema de estudio, de incuestionable realidad y existencia, en el que se pretende conocer su lugar en el mundo. Desde la Edal Moderna el hom- bre se entiende como un problema a resolver: qué somos, qué conocemos, ‘cémo aetuamos. El estudio filoséfico sobre el hombre vari6, pues, de ser tuna euestin sobre lo que es el hombre (el hombre como objeto de estudio) ‘2 una pregunta sobre el hombre como problema (sobre la misma identidad del hombre). 2.1. El punto de partda: alternativas actuales para la antropologia La pregunta por el ser humano siempre resulta perinente, pero en los tiempos actuales se antoja imprescindible: “Nada interesa tanto al hombre ‘mismo y todo aquello que a él se refiere. Sin duda que en cl mundo moder- ro el hombre es, como jamés lo ha sido, el gran protagonista y, algunas veces, el antagonista de una apasionante historia que pretende ser distinta de todas las demés formas pasadas en lo cientifico, econémico, social, esté= tico y ético"", ¥ esta circunstancia la ha reflejado muy bien la antropologia del pensador franeiseano, que siempre ha sabido ver y analizar el contexto- de su pensamiento, revitalizindolo en sus perspectivas y en sus propuestas, 1 MB, p. 280, osizONTES DEL PENSAMIENTO ANTROPOLGCICO FRANCISCARO. « Cerrar los ojos y ocultar la realidad no es bueno y no se puede anestesiar Ia realidad porque no nos sea agradable. En este sentido, es de agradecer que tun pensador analice la realidad para poder situar sus propuestas. Las distin- tas realidades, como sefialaba en la obra colectiva EI hombre, procedencia y proyecto, “pueden colaborar en la formacicn de una imagen mAs real del hombre conereto, que se debate en su singularidad y en su pluralidad como una tarea de accién y de interpretacién, y que desemboca en el acierto 0 en el fracaso existencial”. ¥ para el hombre la realidad no se ha mostrado siempre muy halagiiefa en el siglo XX. Constatar este hecho no implica falta de esperanza, muy al contrario, la alierta: somos ain conscientes de desvelar la mentira y proponer verdad. La dialéctica entre verdad y menti- 1a, presente en el mito platGnico de la caverna,refleja el drama de la exis- tencia humana!’. La historia del pensamiento es la “lucha de gigantes, por encontrar no s6lo Ta verdad del ser en todas sus dimensiones 0 la realidad enteriza, segtin expresidn de Ortega, Pero esta lucha de gigantes no ha teni- do siempre la misma direccién ni los mismos objetivos” EI punto de partida de la reflexién antropoldgica es 1a dificultad exis- tente alo largo de la historia del pensamiento en definir al ser humano. Una cuestidn que se aborda, pero no se soluciona, Muchas veces, el problema de acceso a la realidad humana se encuentra en el reduccionismo operado por las antropologias filos6ficas: “Todos estos grupos, personas y diferentes tipos reflejan, viven y encarnan una zona concreta del claroscuro que com- ponen el ser humano”'. A la parcialidad de la respuesta sobre el hombre, se suma Ia parcialidad en el abordaje antropol6gico, una especie de definicién negativa del hombre, de negacién del Yo y la alteridad, un nihilismo nega- tivo muy distinto del nihilismo cristiano". La antropologfa revive una ten- si6n existente en el ser humano, entre su contexto vital y el sujeto que es. La dualidad sujeto-objeto impide, con frecuercia, una definicin integral y abierta. La busqueda de certezas y seguridades llev6 a la duda metédica y, al fin, a la del Yo, Paradjicamente, la bisqueda de la certeza psicol6gica desembocd en el escepticismo antropoldgico. Los sistemas filoséficos, desde posiciones diversas se han mostrado “excluyentes y agresivos”, pero, EPR. p.6 ' ChARp IG * oape i, hap. 20 "® J. MERI, “Nismo e individualism”, en Cerhainenso, 11 (1998) . 328 Abreviacara: NI sobre todo, se desvelan agotados para el hombre". Es evidente, en Merino, Ta influencia del intento de acceso filosotico husserliano en una tentativa de comprensién humana que supere la visién positivista de las ciencias. En Ia obra del fildsofo franciscano, el andlisis de los distintos modelos filoséticos y sus propuestas antropolégicas desvela un criterio de demarca- cidn de lo que es filosoficamente asumible: la humanidad como sujeto cen- tral de la posicién antropolégica que libere al hombre del acoso a su propio ser en el que, con frecuencia, en su contexto de pensammiento y vital se halla sometido. Por eso su propuesta siempre se propone como humanista, un camino hacia el hombre”. El tiempo que nos ha tocado vivir ha sido ura época, en primer lugar, de buisqueda y redefinicién del ser humano (desde contextos sociales, coarta {das psicoldgicas, materialismos y ontologizaciones posticas), de radicaliza- cin niilista y desencantos pretéritos (posmodernismo y neoliberalismo) y, por sitimo, de superacién externa del nihilism» (cientifismo y new age). En fin, un rosario de doctrinas y vivencias que acosan aun hombre que {quiere buscar su sentido y no lo encuentra de modo suficiente en doctrinas. de propuestas atrayentes a corto plazo, globales en un principio y parciales. cuanto mas cercanas a nuestro tiempo son creadas. En todo caso, nunca, ‘omnicomprensivas en cuanto Comprensiva resulta la totalidad de! hombre ‘como persona, El fil6sofo que quiera reivindicar el humanismo ha de afrontar estas doctrinas, estos sistemas, analizarios y valorarles, como afirma Jonge Usea- tescu en la obra dirigida por José Antonio Merino, E! hombre, Procedencia y’ Proyecto, que refleja el interés del franciscano por esta temitica: “Cada © HR, p30. Con el rechzo al culo de los grandes prncgios (a azén el hombre, la libertad a sociodad, la verdad el pueblo, el ser supremo) liquidan ls instanias nomi un ‘verses pata atnerse solamente alo concretosingul, feagmentario ytansitorio. El dess fio de la postmodernidad es ilostio, polio, soca, esttic, etco y religioso. En este procewo generalize conv losabsoltosy cont os mios, a postmodern reali am bien una purficacin...Dios ya no es el contendente del hombre: es el absolato imposible a que se lee renuncia.. La postmosderida presenta diferentes posiziones humana: ind ferencia, acomodamient, defensa visceral, age preellexvo, Sin embargo, ante seme jane fensmeno cultural, se debe ener wn acti eric, seletvay eeativa, para poder dar tna adecuada respuesta a devafo de tum” JA, MEKNO y M. CACCIAR, “Prancscanisino ¥ pensamiento mero en relacign con el hombye", en Selecciones de Francisaniso, 85 (2000), p 113 teadacio dl arcu original: "Fancescnesimo e pensieo modern acon: front sl vomo", en Pia Francesca, 1 (1998), pp 11-38), vez que se ha abordado el tema del humanismo en los dltimos tiempos, las ‘erénicas optimistas se han ido enfrentando con las crénicas pesimistas, pero: todas o casi todas han encontrado un punto de encuentro que podria califi- ccarse de originario de la misma crisis del humanismo”. En “Proceso a la filosofia actual” se pregunta el autor sobre la posibilidad alternativa a los sistemas filosoficos que, por la década de los 70, acechaban la humanidad del ser humano: fenomenologia, existencialismo, estructuralismo, neoposi- tivismo, marxismo. En el capitulo siguiente sefala, también, el “liberal ‘mo-capitalismo” y la “tecnificacién”™, Unos sistemas que habfan caido ‘como habia descrito dos afios antes: “Hoy no s6lo vivimos la época del pos- racionalismo, del posidealismo, del posmaterialistro, de! posespiritualismo, sino también la época posfenomenologica, posexistencialista, posestructu- ralista, posneopositivista y posmarxista”®. En definitiva, el hombre posmo- demo no se encuentra y se siente decepcionado de las ideologias, como seflala en esta descripcién magistral: “Cuando Nietzsche anuncié la muerte de Dios no expresaba simplemente el deseo de una independencia absoluta y el afin de serse de un hombre. Representalba un acontecimiento epo- cal, como ha demostrado Heidegger, ya que con la negacién, historica de Dios venian abajo un mundo de valores, normas, ideates y fines que orientaban y daban sentido al hombre. El neoposilivismo se encargard, por su parte, de afirmar el si sentido incluso de las proposiciones metafisicas y teolégicas. Pero la secularizacién y la liquidacién han pasado también al hhombte y a la antropologia con la anunciade muerte del hom= bre por el estructuralista M. Foucault, Incluso los llamadas. scnuevos filésofos» de Paris ya han proclamado también que Marx ha muerto, aunque varios de estos fildsofos sigan Ila- méndose marxistas. El sentido de caducidad ha invadido gran- des sectores del pensamiento filoséfico, y dificilmente se encuentran ya pieZas vidas de recambio para la accién y la interpretaci6n, para la praxis y la teorfa... Entonces gqué queda” 4. Uscarescu, “Nuevo proceso al humanism", em HPP, >. 7. "HR, pp. Ls Ihc. 41-1: pp. 46-88 I pp. 2324 a MANUEL LAZAKOFULIDO Pues queda ofrecer una antropologéa, una alternativa a las antropologias inconsistentes, con una s6lida ontologfa (que sustenta las antropologias®) {que fundamente la persona y se defina por su humanismo. 2.2. Definir al hombre: ser personal Definir al hombre implica creer en su realidad, en su proceso continuo, fen su ser concreto y abierto a la totalidad, por eso “el hombre debe ser ana- Tizado, descrito ¢ interpretado como totalidad y totalizacién, usando el tesquema sarttiano, es decir, como una realidad dada, pero que no esti ain lograda, Es una realidad éntica y dindmica, que se realiza en un proceso indefinido™. 2.3. Caracteristicas de la persona 2) ser en relacién EI presupuesto fundamental de la persona humana, lo que lo explica, el ‘gozne interpretative de todos los demas elementos antropoldgicos es su ccardcter relacional, es decir, el hombre como “un ser abierto, comunicable ¥ orientado hacia otra realidad que le rebasa y le desborda, pero a la que ‘spira vineularse por su impulso racional”™. El hombre se constituye en rellejo de la Palabra de Dios (Jn 1, 1) y su vida es respuesta de la palabra (logos) que lo constituye. La inspiracién biblica ha recorrido la historia de la antropologia y Ia filosofia desde Ia patristica a la Edad Media y la Edad Moderna en Hegel o el Fausto de Goethe. La relacign se hace urgencia para no pocos fildsofos del siglo XX que la elevan a categoria del ser, como Martin Buber, proyectando el hombre al encuentro™ De este modo, J. A. Merino muestra —en un lenguaje dependiente det Jlogismo y la fenomenologia, el contexto intelectual de los setenta, psi “La interpetain del hombre, tanto ens concepcisa personal como social depende eos presupuestos doctrinal quel ustntan, Por 0, exnien lantasanopoogtas rents evantasontologis configurantes” (FS. p18) "AR p38 aap 39. hapa

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