You are on page 1of 290
Ca ERS Taian eee" tanec creme ALAIN BADIOU EL SER Y EL ACONTECIMIENTO Cuidado de Ia edicisn Rail J. Cerdeiras, Alejandro A. Cerletti Traduecion Rail J Cerdeiras, Alejandro A, Cerletti, Nilda Prados. WO5%/ MANANTIAL Buenos Aires ‘Tilo original: re et. 'arnement Paris, Seu colecito “L'orre pilosophiqu, 1988 (© Bdiions du Seu, Paris, enero de 1988 Diseno de apa: Esto R et 380 Beto. Abin BAD Elser yl acontasoeto Pe reimp. ~ Beenos Aires: Manan, 203. 5 ‘582 p.: 2:6 on “Tragic de: Ral. aeres, Aleenta A cores es Prado ISBN 860.800-040 & I. Tigo ~ 1: eae Moderna O: eas a a PEE Hecho el depesto que marea ley 11.728 Tipreso en le Argentina © 1999; a edicinen castellano Ediciones Manantal SRL. ‘y Rall. Cedetras Escuela ores) ‘AvGa: de Mayo 1365, 6 piso, (0085) Buenos Aires, Argentina Tela 54 11-4362-73504583-0056 E-mail: info@emarantialcom at vnvw.emanantial comer ISBN: 987-500-040: ‘Derechos reserveder Prohibit sv repcoducei6n tot o parcial Prélogo ala edicih castellana EL-ser-ysel'acontecimiento aparecié em francés Hace tas 0 menos diez aos 4 Cuando-hoy dia me pregunto qué esilo que pienso demi propio li- bro, laespueste que me puedo dar es orguliosa y umilde als vez Es orgullsa porgue ain estoy absolutamente convencido de a soli= dez-de'las intuiciones fimdementales de:este libro. No s6lo pierso que Jas cuestiones. que aqui se tratan ~la ontologia de lo miltiple puro, 1s ‘teorfa del acontecimiento como suplemento azaroso, la-esencia de Ia verdad como procedimiento.gevérico, el sujeto como fragment> Local de uua-verd, el etomo de le verdad sobre el saber a wavés de an for zamiento—estin argumentadas y son vélidas, sino también que: exa- men y,transformacin por parte de'mis contempordneos-aperas co- tnjenza Se puede deci que todevia significa un importante avance en el pensamniento respecto de ta media de mi-époce: ero.mi respuesta'es también humilde, puesto: que soy consciente elas insuficiencias que persisten en la exposicién sintética de mi fi- Tosofla, que este libro representa Es preciso. decir que en-el tiempo transcurrido desde swapecicion, he tenido muchas ocasiones de evehuar sus debilidades: Sabemos que Jas lagunas de un dispositivo de pensamiento se ven menos en el estu- dio directo de su.composicién que-cuando nos esforzamos en extract ‘sus consecuencias. En una serie de-ensayios més breves me he oxupado de utilizar EI ser y el acontecimiento como un reservorio de conseptos ymétodos de perisamiento para lainvestigaciOn de miiltiples dominios 6 BL SER VEL ACONTECIMIENTO pasticulares. Lo hice en relacién con las normés del compromiso sub- Jetivo en un provedimiento de verdad (Brique, 1994!: Saint Paul, 19972); con diversas partes del pensamienio ontolégico ~es decit, ma. temético- (le Nombre et les nombres, 1991); con algunos aspectos de Ja teoria psicoanelitica (Conditions, 1992); con cuestiones referidas a Je politica (Abregé de métapolitique, 1998) o al procedimieinto artist £0 (Petit manuel d'inesthérique, 1998). También he intentado precisa ti concepcién de la filosofia, ya sea de manera directa (Conditions, otra vez), 0 bien pot la mise en scéne del contraste con uno de mis ‘grandes colegas (Deleuze, 19973). E] resultado de este trabajo multifrme fue sefialar tres grandes ‘ransformaciones necesarias para adecuar mi teoria¢ los requerimien- tos de] mundo contemporaneo y lo que dl exige del pensamiento Puesto que Je filosofia es, en tltima instancia, un recurso mis entre ‘otros para intervenir en lo real, existe leitimamente s6lo para fortale- cer la potencia del espiria sobre le materia, la aficién de la voluntad, la certeza de que el tratamiento de los pcsibles por el pensamiento for” ‘ma una unidad con su advenimiento. Se trata de despreciar lo que hey, en nombre de lo que puede haber. Se taia de preferit cualquier verdad a las enciclopedias del saber. Seguramenie, la carga polémica de mi fi- Josofia es mis viva en este punto, No estamos en el consenso acadérai- 0, Cualquiera que trabaje para la perpetuacién del mundo que hoy nos rodea, aungue fuera bajo el nombre de filosofia, es un adversario, y debe ser conceptuado como tal. No podemos tener la menor considera- ifn para aquellos caya eoficticacién sire para legitinas —Lajo los vo- cablos gastados e inconsistentes de «el hombre» y de sus aderechosy el orden capital-parlamentario, hasta en sus expediciones neocolonia- Jes, Pero le guerra especulatva y el derecho que se conceda a cambiar Jos concepts por municiones; implica seber exigit de uno mismo una constant transformacién de la propuestafilos6fica y de sus categorias fundadores, a riesgo de penser a menudo~como deofa mi viejo macs- ‘to Sartre- contra uno mismo, Por lo tanto, tres puntos en litigio. 1. En el pensemiento del ser en tanto ser, es preciso aceptar que el 1, Trad cast: La ti, publicado en la revisleAcontecimieno, IV, 8 (1998), 2. Trad: cast: San Pablo, Barelons, Anthropes, 1999, 3. Trad cast: Deleuze, Buenos Ais, Menan‘al, 1987, PROLOGO ALA EDICION CASTELLANA 7 niltiple puro, al estar presentado chi, siempre lécalizado (en el senti- o literal de «Daseirn), se encuentra afectado de lo que llamo su apa recer, cuya légica es muy importante pensar desde el interior de la ma- temética de lo miltiple. Esto conduce a importantes reordenamientos Gel concepto de situacién, que es ~como el lector lo verd~ el primer concepto de libro. 2. La docttina del acontecimiento esté marcada por una diiculiad interna, enunciada de manera préctica en su misma exposicign: si el acontecimiento subsists sélo porque ha sido objeto de una nominacién {n0 hay en realidad dos acontecimientos (el miltiple supermnererio, por un lado, y'su nominacién, por otro)? Ademis, siel que nombre el acontecimiento es un sujeto, no se puede sostenes ~como sin embargo ‘8 dice que el sujeto es un fragmento local del procedimiento de ver- dad. Habria un sujeto originario, o del acontecimiento, que preduce el nombre. Para superar esta dificultad, es necesario complicar un poco el con- cepto de acontecimiento, dovindolo de una logica (el acontec:miento es desprendimiento inmediato de une primera consecuencia, tiene una estructura implicativa) y no sélo de una ontologia (el acontec:miento es un miltiple in-fundado). A su vez, ea logice esclareceré la rotencia propiamente temporal del acontecimiento, la capacidad para enzeidrar un tiempo propio, que si bien es cierto que es mencionado en el pre~ sente libro, no fue objeto de ningtin desarrollo significative, 3. La teorfa del sujeto es unilateral, en la medida en que identifica de manera absoluta «sujeton y «sujeto de una verdad» en la dinaensidn positiva de esta identificacién. Pero es evidente que en une secuencia post-acontecimiento surgen nuevas formas subjetivas reactivas. Por ejemplo, a una politica revolucionaria sienipre se oponen formas sub- Jetivas inéditas de la contrarevolucion, Bs preciso entonces extender el concepto de sujeto a la novedad reactiva y no limitarlo ala esticta fi- Adelidad, creadora de verdad genérica. Dicho de otta manera, ‘enia la obligacién de forjar los conceptos necesarios para pensar las roveda- des negativas. ¥ en mayor medida pordue, a decir verdad, en Ids afios ‘ochenta y novente hemos sido particulermente bien servidos en cuanto a inventiva reaccionaria, y en todos los campos. Por este motivo he planteado que un acontecimiento abre un espa~ cio subjetivo que se «pueblan de tres figuras posibles (ademés del su- Jefo fiel, hay un sujeto reactivo y un sujeto oscuro). Asimismo, he es- ‘tablecido qué son las operaciones de un sujeto, las cuales en este libro | 8 -OBLSER VIEL ACONTECRAENTO soil todas reducidas dnicamente a la indagacifn, Por lo tanto no s6lo sai rei ee ein loan ne ‘consecuencias del acontecimiento, o ceacién del presente), sino tam. bign de la reaccién (creacin del pasado), de la obliteracién (anulacion. del presente) y de la resurreccién (reactivacién futura de un presents). Que quede claro. S610 doy indicaciones extremadamente summaries sobre lo que es un considerable work in progress, He realizado ons suerte de diario de este movimiento teérico en mi libro Court matte ontologie ransitoire (Seuil, 1998), Bse trabajo tiene como base un seminario de diez ais sobre i inraestructura matematca de la rear. ganizacién de la teoria del ser alrededor de Ia toot de las Categorias ¥en especial, del topos de los H-conjuntos)y otto, de diez aos arm. bién, sobre la teoria axiomética del sucto. Me parece que lo esencial de la rectificacién esta conchuido. Queda consignar su erquitectura ge- neral y desplegar sus efectos, sobre todo, del lado del anilisis formal de los procedimieritos de verdad (arte, politica, ciencia y amor), Este Ya a ser el tema de una continuscién del presente volumen, cuyo titulo se, probablemente, Eve, appara, vérités (Ser, aparecer, verdades) Ast las costs, mi imperativo persotal es ser fel a las direcciones fundamentales de pensamiento trazadas en El ser'y el acomtecimiento Bn 6l se establece que toda fdelidad verdadera es une invencign, povo ademifs, que también depended la fecundidad del azar. Entre esos maravillosos azares que bacen que valga le:pena dedicat te vida alas verdades, quiero mencions: el encuentro, hace ya ituchos aiioa, con Rail Czideiras y luego con sus amigos argentines, En la éoca de aquel encuentro, y més allé dela camaraderia politica y de lo ue s6lo es capaz la prodigalidad del amo, yo esaba muy salo'y gol, peado por la opinion dominant, en un verdadero destiero. Pero tl va, lor para continuar una obra no viene solo. Se alimenta, piecsamneate, de encuentros que justfican Ia perseverencia. En este sentido, como 6 una amistad que compartee] pensamiento, Rail Cerdeires es desde, hace afios una condicién subjetiva ‘implicita de todas mis obras filosé— fives. Dirigiendo la traduccién de eate listo entraen el corazon tnismo de su existeneia piblica, Puedo decit, muy simplemente, @ Rati a'sus amigos y al mundo entero, gue estoy feliz. Con esa dicha que sélo da la co-pertenencia a una verdad y que esl misma que Spinoze lama. ba, aso creo, «beatinud, Alain Badliou, septiembre de 1999 ? Adiitemos que hoy, aivel rmindial, se pueda comenzar el’anéli- sis-del estado de la filosofia'suponiendo los tres emmnciados siguien “ eidgger ese ino fof reconceBie universalist 2. Los dispositivos de pensamiento, sobre'todo norteamercanos; aque siguieron Iss mutactones de las mateméticas la l6gice'y los tabs. 4jos del circulo:de-Viena, mantienen como:paradigme, de manera do minante; la figura de le acionalidd'cienific. 3. Est slesido desarrollads‘una doctrinn post-cartesiona’ del sujoto ceayo origen puede atribuirse aiprécticas mo filosbfieas (la politea 0 Ja relaciGn institida-con las «enfermédades inentalesy)y surégimen'de ‘nterpretaciba, marcade por Tos'nombres de Marx’(y' de'Lenin), de Freud (y de Lacan), estéintrincado ‘et operationés; clineas.o-militan- tes, que excedeniel diseurso trinsmisible, ~ ‘Qué ‘tietien‘etr comtincestos tres emunciados? Que designan, cada ‘uno a'su manera, Ielauswi dé una épocacentera del pensamento'y de sus apuestas. Heidegger, en-l tema de Je deconstracei6n dela m= tafisica piens le €poca como regide pons olvido inaugural ypropo- ne un retorn griego: La‘cotiente canaliticay englosajone descalifica la mayor parte de Tes frases de la filosofia cldsica por estar desorovis- tas de sentido o'limitadas'al ejercicio libre de un juego de league: Marx atiunciaba'el fin de le Filosofia y’su'tealizacién practica: Lacan Introduccién: | 0 BL SER Y EL ACONTSCIMIENTO habla de Is eantitosotay y remit imaginal totaizacén es- peculativa Por otzo lado, Jo que hay de inconexo en esos enunciados es evi- dente. La posicién paradigmitica de la ciencia, tal como organiza el ppensamiento anglosajén hasta en su denogecién anarquizante, es seBia- Jada por Heidegger como un efecto ultimo, y nihilista, de la disposi- cién metafisica, en tanto que Freud y Marx conservan sus ideales y el rismo Lacan reconstiia en elle, a través de la Logica y la topologie, los apoyos de eventuales matemas. La idea de una emancipacién -o de-una salvaciéa- es propuesta por Ment o Lenin bajo las formas de la revoluci6n social, pero es considerada por Freud o Lacan con un pesimismo escéptico, exeminada por Heidegger en Ja anticipacién re- trospectiva del «retomo de los dioses», en tanto que grasso modo, los americanos se adaptan al cousenso alrededor de Jos procedimientos de la democracia representativa Hay entonces acuerdo general en cuanto a la conviccién de que no es concebible ninguna sistemética especulativa y que ha pasado la época en que la proposicién de una doctrina del nudo ser/no-ser/pen« samiento (si se admite que es en este mdo que se origina, desde Par- ménides, lo que se llama «filosofie») podia hacerse bajo la forma de un discurso acabado. El tiempo del pensamiento estd abierto a un ré- gimen de aprehensin diferente Hay desacuerdo en lo que respecta a saber si esta apertura, cya esencia es la de cerrar la edad metafisica, se caracteriza como revohi- eid, retorno 0 ovitica Mi intervencién en esta coyuntura consiste en trazar alli una diago- nal, ya que el trayecto de pensamiento que intento pasa por tres pun- tos, cada uno de Jos cuales esté suturado a alguno de los tres lugares que designan los enunciados antes citados, ~ Con Heidegger, sostendremos que es por el Jado de la cuestion contolégica que se sostiene la re-calificasién de la filosofia como ta. ~ Con la filosofia analitca, sostendremos que la revolucién mate tico-légica de Frege-Cantorfija orientaciones auevas en el pensa- miento. ~ Convendremes, finalmente, que ningiin aparato conceptual es pertinente si no es homogéneo con Jas o-ientaciones tebrico-précticas de la doctrina moderna del sujeto, de por si interna a procesos précti- 08 (clinicos 0 politicos). INTRODUCCION u cién, para mi arbitraria, conduciria ala elecei6n unilateral de una de las tres orientaciones contra las otvas. Vivimos una époce compleja, hasta confusa, en razon de que las ruptuyas y las continuidaées que ‘constituyen su trama no se dejan subsumir en un vocablo tinico. No existe hoy «une» revolucién (0 «an» retomo, 0 «una» eritice). Con «gusto resumiria el miltiple temporal desfasado que organiza nuestro sitio de la siguiente manera: 1. Somos contemporéneos de una tereera época de la cient.a, des- pués de Ja griega y le galilean. La cesura identifieable que abre esta fercera época no es (como para le griega) una invencién —la de las mateméticas demostrativas ni (como para la galileana) un corte ~el que matematiza al discurso fisico-. Bs una reestructuracién, « partir de la cual se revela Ja naturaleza de la base matemdtica de la rcions~ lidad y el carécter de a decision de pensamiento que la establece, 2, Somos asimismo contemporéneos de una segunda época de la doctrine del Sujeto, que ya no es el sujeto fundador, centrado y refle- xivo, euyo tema cizcala desde Descartes a Hegel y sigue siendo toda via legible hasta Marx y Freud (y hasta Husset] y Sartre), El Sujeto contemporineo es vacio, escindido, a-sustancial, irreflexivo, Adem, ‘no corresponde suponerlo sino respecto de procesos particulares cu ‘yas condiciones son rigurosas. 3. Somos, por sltimo, contemporineos de un comienzo en lo que hace a la doctrina de la verdad, después de haberse deshecho su rela- cién de consecucién orgénica con el saber. Retroactivamente, s€ per cibe que hasta aqui reiné, de manera absaluta, lo que designaré como veridicidad y conviene también decir, por extraffo que esto pueda pa- recer, que la verdad es un término nuevo en Europa (como en otros si- tios). Asimismo, este tema de la verdad cruza a Heidegger (que fue el primero en sustraerlo al saber) con los matemiéticos (que rompen, @ fines del siglo pasado, tanto con el cbjeto como con la adecuscién) y con las teorias modernas del sujeto (que descentran la verdad respecto de su promunciacién subjetiva) La tesis inicial de mi emprendimiento, partir de la cual se dispo- ne el entrecruzamiento de las periodizaciones extrayendo el sentido de cada una, es la siguiente: le ciencia del ser-en-tanto-ser exite des- de los griegos, ya que tal es el estatuto y et sentido de las matem «as. Pero s6lo hoy tenemos los medios de saberlo. De esta tesis se desprende que la filosofia no tiene como centro la ontologa ~que Ese trayecto remite a p existe como disciplina exacta y separada~, sino que circula entre esta sdizaciones entrecruzadas, cuya unifica- rs ELSERY EL KCONTECIMDENTO contologi, las teorias modernas del sujeto-y su i : . ptoy si propia histori Le con- juneion contempordnea de las condiciones dela filosofia aberea pre- cisamiente'todo'aguello a lo cual se refieren this tres primeros emun= cin Hori el penssiniento vocidental, las’ matemdtcas Post-cantorianas, el'psicoandlisis, ef arte contemporineo y la politi 8 7 ineo y Ja politica Le filosofia no coincide con ninguna ie esas condiciones, ni elabra ‘1 fotalidald, Debe s6lo proponer un marco conceptual en cl qué se pueda reflejar Ie composibilidad [compossibiliz)conteimpordnes de ‘#508 elementos. Esto'sélo-puede hacerfo -ya que se despoja de toda ambicin fundadota; en la que se perderia-,designando entre sus pro- pias condiciones y'como situacién discutsiva singular, bajo la forma fe Hes mattis pura, a ontologia misma. Esto es, exactzete lo que la bera'y la'consagra en itima‘instancia al cividado de las ver. leg ‘tidado de las ver Las categories que este libro presents; y stip resent; ¥ que van dé To miltipte pus ro al Sujet, constituyes e-orden general de un pensamiento que pac de jercerse en toda Ia extensidn del referencial contempordiieo. Ese ‘a Sivonen, paral servicio'de los procedimientos de la cieneia, del aidlisiso de I politica, Intentan otganizar una vision abs~ tract de los requititos de la época 2 nee 2 sepzisiitltd (bsorea spi cat mates sont xe ologia la cencia del serenstanto:ser-es e eyo de lus que ao In csoena espctltin que habia lttads en mi ibm Théo du ager [eoria del sujeta}, presuponiendo pie simplemente que «tabinn Subjetivacion La compatbildad de esta esis con une ontolepa posh, Ble me preocupabs, ya que le fuerza-y le absolut debilaage det «viejo inarsisiion; del mateialianio daléctico, habia sido: poster sa comipattilidad Bao la forma de’ a genetalvdad de las lees de a dlalétea, es deci, afi de cues, del isornorfismo ete aise, ‘ica dele natuteleza'y la dieléotica dela historia Porcieto, este o> Ihorfistio (begeliano) estaba tauero‘al ntoet. Les dispute que subsis- te todavia hoy: del lado do Prigoginey de'l sca atom: pes encontrar ei eb0 canis corpiisculos dilétisos o'som sts toe ore brovivionts de ura Batlle que manos ta gar seviatnente, como no hava sido bajo las comtinaciones brutales del Estado sissies Le E i f wvrRoDuccibn B Naturaleza y su disléctica no tienen nada que wer alli. Pero quel pro ceso-sujeto sea compatible con aquello que puede-Secirse ~0 es di- cho- del ser, si ¢s tna dificultad seri, que yo ya habia sefislads on Ta pregunta planteada sin rodeos por Jacques-Alain Miller a Lacan, en 1964; «{Cual es su ontologia?». Nuestrd inaestro, astuto, respondié con Una slusién al no-ente, algo que resultaba ajustado, pero breve. De un modo semejante-Lacan, cuya obsesién mateinitice fue eecitn- 6.con él tiempo, habia indicado que la Yogica putratera uciencia de J6 realy. Sin embargo, lo real sigue siendo una categoria del sujet ‘Busque a tientas durante varios aiios alrededor de los impasses de Ja lgica ~una exégesis rigurosa de'Jos teoremas de Lwenheim-Sko- lem, de Gédel, de Tarski-, sin exceder el marco de Théorie du sujet ‘como no sea por sutilezas ttenicas, Sin darme cuenta, permnanecfa ba- jo la influencia de una tesis logicista, segim la cus! Ia necesidad de los cemunciados légico-matemaéticos es formal, ya que resulta‘de la erredi= cacién de todo efecto de sentido y que, en todo ¢a80, no hay ror qué interrogerse, nds allé de su consistencia, aceréa de aquello-de lo que esos enunciados son responsables, Me-complicabe en la consideracin porls cual, suponiendo que heya un referente del discurso légico-me- temético, no se-podia escapar a laalternstiva-de pensatlo ye sea:como cobjeton obtenids por abstraccitn (eippitisino) 0 bien como Idea su praseisible (platonismo); dilema en el que-nos arrincona le-disinci6n anglosajona universalmente reconocida entre cienicias «orméles» y ciencias «empiricas». Nada de todo esto era:boherente con 'ls-clara doetrina lacaniana segin la cual lo teal es el inipasse de la Yormaliza- cin. Me equivocaba de camino. Fue por el azar de las busquedas bibliogréficas y técnicas acerca del pa disereto/continuo, que Hegué a pensar, Finalmente, que eta ne- cesario cambiar de-terreno y formular, en cuahto 2 las matematicas, una tesis radical, Me parevié que la exencia del.ctlebre «problenia del continuo era que en él se tocabe un obstdculo, intrinseco al pensa- riento matemético, que indicabe lo imposible que te es'propio'y en él que finda su campo. Considerando las baradojas apatentes de las in- vestigaciones recientes acerca de Te relacién entre un mille y el conjunto de sus partes, terminé por pensar que alli habia figures inte- ligibles s6lo si se aceptaba de antemano que lo Miltiple no es para Tas mateméticas tn concepto (formal) constraido'y transparente, sino un real cuya teorla desplegaba la diferencia interna y-l impasse. ‘Llegué ertonces a la certeza de que era necesario plantear que las 4 ELSER Y EL ACONTECIMIENTO mateméticas formulan, respecto del'ser, Jo que es enunciable-en el ‘campo de una teoria pura de lo Miltiple, Toda la historia del pensa- rmiento racional me parecié aclararse a partir del momento en que se asumia Ja hipétesis de que las matemiticas, bien lejos de ser un juego sin objeto, extraen la severidad excepcional de su ley, de su someti- tmiento a sostener el discurso ontol6gico. Invirtiendo ia pregunta ken ‘ina, no se trataba ya de preguntar: «;Cémo es posible la matematica pura?» y responder: gracias al sujeto trascendental, sino mas exacta- mente: siendo la matemética pura Ia ciencia del ser, ,cdmo es posible ‘un sujeto? 3 La consistencia productiva del pensamiento llamado «formal» no puede venitle tinicamente de su armazén l6gica, No es ~justamente- uuna forma, una episteme o un métodc. Es una ciencia singular. Bs lo que la sutura al ser (vacio), punto en sI que las matemiticas se sepa- an de la l6gica pura, que establece su historicidad, los impasses suce- sivos, las reestructuraciones espectaculares y la unidad siempre reco- nocida. En este aspecto, para el filésofo, el corte decisive donde Ia matemitica se promuncia ciegamente sobre su propia esencia, es la creacién de Cantor. Sélo alli queda al fin significado que, cualquiera sea la prodigiosa diversidad de «objelos» y «estructuras> mateméti- a5, todos ellos son designables come multiplicidades puras edifica- das, de macs reglada, dauicamente a partir del confunto vacio. La cuestion de la nanuraleza exacta de la rolacién de Jas mateméticas con el ser esté concentrada por entero ~para la 6poca en Ja que nos encon- tramos~en la decisién axiomatica que autoriza la teoria de conjuntos. Que esta axiomética estuviera también en crisis, desde que Cohen estableci6 que el sistema de Zermelo-Fraenkel no podia prescribir el tipo de multiplicidad del continuo, no hacia sino aguzar mi convic- ign de que se jugaba ahi une partida crucial, aunque absoluramente desapercibida, relativa a la potencis del lenguaje respecto de lo que, el ser-en-tanto-ser, se puede allf sosiener desde la matemitica. Me patecia irénico no haber utlizado, en Théorie du suet, la homogenei- dad «conjuntista» del lenguaje matemitico mas que como paradigma de las categorias del materialismo. Ademés, vefa consecuencias muy agradables de la aserci6n: «matematices = ontologian, En primer lugar, esta aserciém nos libera de la venerable bisqueda ByTRODUCCION 1s 4el «fundamento» de las matematicas, ya que la condicién appdictica de esta disciplina queda garantizada directamente por el mismo ser, que ella enuncia En segundo lugar, dicha aserci6n evacua el problema, tan viejo co- mo el precedente, de la naturaleza de los objetos mateméticos 2Obje- tos ideales (platonismo)? Objetos obtenidos por abstraccién de la substancia sensible (Arist6teles)? :ldeas innatas (Descartes)? ,Obje- tos construidos por la intuicién pura (Kant)? 2Por la intuicide opera toria finita (Brouwer)? {Convenciones de escritura (formalismo) Construcciones transitivas a la légica pura, tautologias (logisismo)? Si Jo que enuncio puede argumentarse, Ia verdad es que no hay obje- tos mateméticos, Las mateméticas no presentan, en sentido estricto, nada, sin que por ello sean un juego vacio, puesto que no terer nada {que presentar, fuera de la presentacién misma, es decir lo Miltiple, y no acordar aunce con la forma del ob-jeto, es por cierto uns condi- ci6n de todo diseurso sobre el ser en tanto ser. En tercer hagar, en Jo que concieme a la «aplicaciém» de les mate- rmaticas a las ciencias llamadas de la naturaleza, acerca de la cual uno se pregunta periddicamente qué es lo que avtoriza su éxito ~para Des- cartes o Newton era necesario Dios, pata Kant el sujetotrascendental, después de lo cual Ia cuestién ya no es seriemente trateda, como no sea por Bachelard, segin una visién todavia constituyent, y por los defensores norteamericanos de Ia estratificacién de los lenguzjes-, se ve enseguida qué esclarecimiento aporta al tema el hecho de que las, ‘mateméticas sean ciencie, en cualquier hipétesis, de todo lo qte es, en tanto que es. La fisica, por su parte, entra en la presentacién. Le hace falta algo més, 0 con mayor exactitud, otra cosa. Pero sit compatibili- dad con las mateméticas es de principio. Naturalmente, esto esté muy lejos de decir que los filésofes hayan ignorado que debfa haber un vinculo entre la existencia de les mate- rmticas y la cuestién del ser. Le funcién paradigmatica de les mate~ éticas va desde Platén (y sin duda desde Parménides) a Kant, quien, 2 la vez, llevé su uso al méximo ~al punto de saludar en el nacimiento de las mateméticas, ligadas a Tales, un acontecimiento salvador para Ja humanidad entera (era también el parecer de Spinoze)-y, mediante Ja cinversién copemnieanan, agots el alcance, puesto que es el cierre de todo acceso al. ser-en-sf lo que funde la universatidad (humana, de- masiadg humana) de las matematicas, A pattir de entonces, excepcin hecha de Husserl, que es un gran clisico rezagado, la filosofia moder- ee eee 6 ELSERY EL ACONTECIMIENTO pi (esto ¢s: poskantiata) no estaté ya-encantada sino’por el paradigma histdrico y, fuera de algunas excepciones Saludadas y reprimidas, tales como las de Cavailles y Lautman, abanJonaré las matemaéticas a la s0- fistica anglosajona del lenguaje, En Francia esto ocurriré, es preciso decir, hasta Lacan, Los fil6sofos, que estimaban haber constituido el campo en el que cobra sentido la cuestion de! ser, dispusieron Tas mateméticas, desde Platén, como modelo de la certeza, 0 como ejemplo de la identidad, embarazindose Inego en la posicién especial de los «abjetoss que ar. ticulaban esta certeza 0 esas idealidades, De alli una relacién, ala vez permanente y llena de rodeos, entre filcsofia y matemticas; Ie prime~ 1a oscilando, pare evahiar a la segunda, entre le dignidad eminente del paradigma racional y el desprecio que merecia la insighificancia de sus «objetos», En efecto, jcuél podia ser el valor de aimeros y fig. tas ~categorias de cla objetividady matemética durante veinttrés «i= -20s-, comparados con la Naturaleza, el Bien, Dios o el Hombre? A ho ser por Ja onanera de pensam» en la ue e808 objelos biillaban con Ja Juz de la seguridad demostrative, parecia quedar ebiétta la Via a certezas menos precarias sobre las entidades taucho més gloriosas de eespeculacién. A lo sumo, si se llega a aclarar‘To que dice al respecto Aristételes; Platén imaginaba una arquitectura matemétice del ser, una fimeién trascendente de los mimeros ideales, Recomponta asimiemo un cos- ‘mos a partir de poligonos regulates, algo que leemos en el Timea. Pe- ro este empafio, que eucadeua al ser 20m0 Todo (El fantasma del Mundo) a un estado deterininado de las matemétices, no puede sino ngentrarimigenes perecederes, La ica catesiana no escapé ello, La tesis que sostengo no declara én modo alguno qué él dr es'mae temético, es decit, compuesto de objetvidedes mateméticas. No es una tesis sobre el mundo, sino sobre'el discurso. Afirmia que las ma- teméticas, ep todo su devenir histérico, enuncian lo que puede decirse del ser-eh-tanto-ser, Lejos de reducirse a tautologias (el ser es To que 3) © misterios (aproximacién siempre diferida a wita Presencia), 1a cntologta es una ciencia rica, comple inconclusa, sometide-a la dura coercién de una fidelidad (para el caso, la fidelidad deduotiva), y es asi que se comprueba que con sélo-orgenizar el discarso de aquello que se sustrae a toda presentacién se puede tener por delante una tarea infinta y rigurosa. | S nerRODUCCION ” El despecho filoséfico proviene tinicamente'de que; si'es exacto qué son’ los fildsofos quienes formularon Ia cuestién del ser, no son ellos, sino‘los matemnéticos, quienes respondieron a ella, Todo lo que sabemos y lo-que podremos llegar 2 saber del sercen-tanto>set se dis+ pone; por la ediacién de una teoria pura de lo mnltiple, en la histo- ricidad discursiva de las mateméticas Russell decia ~sin-oreer en ello, por supuesto; nadie en verdad lo «reyé mune, salvo los ignorant, elgo que 6] sin duda no era-que las tateméticas son un disourso en el que no'se szbe de qué se habla, ni si lo que'se dite es verdadero: Las'mateméticas som més exacramente cliinico discurso que «sabe» absohutamnente de qué habla: el sercomo tal, aunque ese saber no teriga en modo algunio necesidad de ser refle= xiotado do manera intra-matemética, puesto que el set no'es ua obje~ to, ni prodiga ninguno, ¥ es también el nico, esto es bien conocido, envel que se tiene Ta garantie integral y el criterio de la verdad de 10 que se dice, al punto que esta verdad eS la nica amas eneontreda que pueda ser integralmente transmisible. 4 La tesis'de-b identidad enti mhateristicds y ontologte no conviene, 1o 84, ni a'Jos filosofos ni los misteméticns. «Ls-ontologie» flos6fica contemporénea se’encuenta'enfereinen: te dominada por el nombre de Heidegger. Ahora bied para’ Heideg: 1 la ciencia; de la que to sé distingue'la miatemética) coustisiye el niicleo dtiro-de la’ métafisica; por esd queda’ anulada en’ la pérdidat tnisma de quel olvido en’el que'le metafisica, desde Platon, habi fimdado la garanta-de sus objetos: el olvido del ser El nikilismo moe demo, le neutralidad del'pensattito, ties conto signo:meyor Ta comnnipresencia téchica de la ciencia, que dispone eliolvido del olvido: Bs‘entoncts poco-debir que'las thatemiéticas -que'yo sepa, mencio= nadas'por é] sélo lateraliente—no son par Heidegger una via de'ace 0260 a'la cuestiOn original, el vector posible de-un-retovio’ hava li presencia disipada! Son, més exactamente, a'ceguera hist 1 gtait- de’y mikims potencia de la Nada, Ia forchisin del pensémnerto por al saber, Resulta por lo demnés sintomético que'lainstauraciGp atoni- ca de la’ métafisica se haya acompafiado'de una fornnulaci6n de las midfemiticas como paradigma. Ast; para Heidegger puede indicarse | | | |

You might also like