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LA MASONERIA Una hermandad de cardcter secreto Miguel Martin-Albo ao c a > Contenido INTRODUCCION: LA MASONERIA: MAS CERCA DE LA REALIDAD QUE DEL MITO .., 7 PARTE I: ORIGEN Y AFIANZAMIENTO DE LA MASONERIA. LA MASONERIA HASTA EL SIGLO XVI 1. La Antigtiedad y el origen tradicional de la masoneria, El Libro de las Constituciones de Anderson... 20 Il. Los constructores de catedratesy ls primeraslogias de albails libres 38 III. La consolidacién de las sociedades masénicas en Europa see 80 PARTE II: LA FRANCMASONERIA Y LAS REVOLUCIONES EN LA EUROPA DEL SIGLO XVII 1. Bl reagrupamiento de las Vater bent Le fndacon de la Gran Logia de Inglaterra . 109 Il, El desarrollo de las sociedades masénicas en la Europa del siglo XVI 133. TIL. La Revolucién Francesa. La participacién de la francmasoneria en la Gran Revolucion... .. . . see eee ee ae ee 156 PARTE III: IGLESIA Y MASONERIA EN EL SIGLO XVII LA ADECUACION A UN CONFLICTO RELIGIOSO I. Los conflictos hasta «In eminenti» de Clemente XII eer] IL. La accién antimasénica de Benedicto XIV.La presencia catdlica en las Loglas.. ee cee see ce ee eee ven tee ane soe eee 191 PARTE IV: EL, PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO EN EL CONTINENTE AMERICANO 1. La masoneria y la convergencia hacia el nacionalismo norteamericano 214 Tl. La Ameérica hispana: de la persecucion a la lberacton a. vo. os sos von 226 PARTE V: LA MASONERIA EN ESPANA 1. La introduceién de las ideas masénicas en Espafia 2. eee oe eos sve on 258 Tl. La masoneria en Ia lustracién espafiola. Los problemas con la Inquisicion Berar 277 IL. La obra mascnica de Carlos Il en Espana. -- 293 PARTE VI: LOS PROBLEMAS DE LA MASONERIA CONTEMPORANEA 1. Los primeros afios del siglo XIX - 303 TL Lapplenitud del siglo XIX y los primeros momentos del siglo XX ... ... 328 ULL. Las expectativas de la masoneria en Espatia. El siglo XIX y los primeros momentos del siglo XX 360 IV. La plenitud del siglo xx. . 382 PARTE VII: LOS RITOS ¥ LA INICIACION EN LAS LOGIAS L. La logia y tos rituales ee 412 TL. Las distintas liturgias masOnicas 2. oo. coe one 420 SINTESIS: LA MASONERIA EN EL SIGLO X80: {PUNTO FINAL? os coe ce vos cose 437 BIBLIOGRAFIA BASICA Epquemetcon 440 Introduccién Nuevos tiempos y nuevas sociedades E el afo 1740 un catecismo suizo referido a las pricticas de la francmasoneria en la clu- {dad de Berna revelaba el siguiente juramento:«Prometo bajo mi palabra de honor, no re- ‘velar jams los secretos de los masones y de la masoneria que me van a ser comunicados bajo 1 sello del arte, Prometo no esculpirlos, ni grabarlos, nl pintarlos o escribirls sobre ningtin objeto, Ademés prometo jamas hablar nada contra la ReligiSn, ni contra el Estado, ayudar a socorrer a mis hermanos en sus necesidades y seguin todo mi poder. Si faltare a mi promesa, consiento en que me sea arrancada la lengua, cortada la garganta,atravesando el corazén de parte a parte, quemando mi cuerpo y mis cenizas arrojadas al viento para que no quede ya nada mio sobre la tierra, el horror de mi crimen siva para intimidar a los tradores que fue- ren tentados de imitarmes!, Heredera de inagotables acusaciones, as{ como de hostigamlentos y de beneplécitos seguidores, la masoneria se pierde en unos comienzos tan confusos como remotos en el tiempo. Pese a las enormes contradicciones que todavia mantienen viva su leyenda y su re- alidad, lo cierto es que todavia hoy sigue fascinando tanto a investigadores, ya sea desde una base plenamente historiogréfica, como a aficionados 0 a profanos que buscan un acerca~ rmiento a su ya dilatada realidad. Si bien es cierto que la masoneria tomé forma entre los antiguos gremios de cante- 10s y albafiles en la Europa del gético medieval, fue durante los siglos XVIII y XIX cuando las logias masénicas disfrutaron del mayor apogeo politico y social Megando a tener gran cantidad de seguidores tanto en Europa como en América, y conformando una institucion ala que fueron adhiriéndose intelectuales, artistas, cientificos y politicos de muy diversas nacionalidades y convicciones religiosas, sociales 0 académicas. Desenvuelta entre una completa independencia de la Iglesia y del Estado, cierta- _mente la sociedades mas6nicas supieron sortear las dificultades que el tiempo y los go- biernos interpusieron a lo largo de su propia historia. La Iglesia catélica, ya fuera du- © Recogido de K: Lut Tsehanz, Di Petnaure! im Fast Ber (1739-1803), en ost Antonio Fever Ben, ‘Mason, Iga Isao, vol. I, hg 64. 8 © La MASONERIA rante el papado de Leén XIII 0 las no tan alejadas dictaduras europeas de mediados del siglo XX, decidieron la puesta en escena de férreos cercos con el fin de que pudieran facilitar ai su desmembracién y posterior desaparicién. Pero a decir verdad, esa actitud de hostilidad implacable, en cualquier caso, no ha impedido que estas asoclaciones 0 so- ciedades masénicas hayan seguido su avance en el reloj de los tiempos y contintien hoy su andadura constante En cualquier caso, y antes de entrar de leno en esta breve introduccién, conviene te- ner presente lo que en este libro se pretende conseguir. Dos cuestiones han de tenerse en, cuenta. La primera se refiere a la condicién de historiador que afecta al propio autor y, por tanto,a la vislin que hemos de tener con respecto a la historia y hacia el tema que aqui se propone. En efecto, yal margen de especulaciones y conjeturas acerca de la propia mato- neria, el profesor Josep Fontana ya advertia hace unos cuantos afios que desde las emani- festaciones més primarlas y elementales la historia hab ciab?, Esto justifica y ademés debe permitirnos affontar el hecho de que cada grupo © sociedad, como es el caso que nos ocupa, deben seguir manteniendo el derecho a ocupar ‘un lugar singular en nuestra historia, Sus actuaciones y sus tradiciones han servido y sir- ven de modo permanente para explicar su propia identided y, consecuentemente, su pro~ pio pasado. En los capitulos que aqui se tratan se han intentado abordar las condiciones sociales, econdmicas 0 politicas del momento en el que se desarrollaron los distintos pro- esos de Ia formacién y evolucién de las logias mas6nicas. Una visién de conjunto que al lector debe servirle, ademés de elemento divulgativo, como una herramienta para la for- ‘macién de un Juicio ertico, Sélo de esta forma y teniendo en cuenta una correcta ublea- ign historic, podremos comprender, por ejemplo, hechos tan significativos como la Re- volucién Francesa o la Independencia de los Estados Unidos y el papel jugado por las sociedades masénicas en ambos acontecimientos. En definitva, y tal como nos aconseja- fa el proplo Fontana, conviene llamar la atencion sobre la posibilidad, nada desdefable, de pensar Ia historia. En esta misma linea, no han faltado historiadores (entre los que me incluyo) que han recurrido, de manera sistematica, ala necesidad de adaptarse e integrarse alas distintas rmentalidades de las diversas 6pocas,¢ incluso a comprender la evolucién y Ia interdepen- dencia de los hechos, ast como a la moral de las sociedades que en la actualidad necesite- mos debatir. La segunda de las cuestiones a la que quiero referirme es sencillamente racional. El poe- ta Lesig recordaba que’«... el hecho de permitir el libre funcionamiento dela institucin re- firiéndose expresamente a la masoneria significaba un indicio de la estabilidad y Ia fuerza de Jos gobierno sf como era manifestacién de debilidad el persegulrla 0 entorpecer su desen- tenido smpre tuna funcién so- Joep Fontana, Hii. Andis del psa ypyeto sc Crit, Madi, 1982 INTRODUCCION * 9 volvimiento»3, Con ello qulero dejar también claro dos aspectos bisicos que surgen de ma- nera inmediata a la hora de tratar el tema de la masonerla, La primera es tan obvia como ob- {Jetiva. ya que este libro no pretende posicionarse o vincularse de manera alguns a la masone- sa de forma positiva o negativa respecto a sus hechos hst6ricos 0 formas de pensamiento, Para «30, estén los hechos mismos. Mis bien pretende ser un recorrido histsrico y eronoligico que agilice al lector la comprensién de las acciones y sucesas en los que la propia masoneria fue decisiva orelevante. Las posibles causas y consecuencias desu formacién, estructuracion y ade- ceuacidn, asi como la aceptacidn en los dstintos dmbitos sociales en los que se desarroll y vie- ne desarrollando su existencia, Y segundo y més importante, es verdad que de manera per~ _manente se han venido achacando @ ls logias mascnicas tal o cual responsabilidad histérica, {en muchos casos relacionadas con pricticas religiosas © comportamientos influyentes en cl campo politico o socioeconémico. Pues bien, conviene pensar de manera positiva que de no haber existido la masonerfa, hechos como la propia Revolucion Francesa ala que antes nos referfamos, 0 la posterior Independencia americana, pongo por caso dos hechos histéricos importantes y suficientemente conocidos que con toda probabilidad se hubleran producido igualmente. ‘Al mismo tlempo, es un hecho corroborado por bastantes socidlogos que el ser hu- mano, de una forma instintiva, ha querido siempre verse rodeado y auxilado por sus se- _mejantes.A lo largo de su dilatada historia ha recurrido @ la asociacién, ya fuera para bus- cat alimento, defender sus derechos de clase o simplemente para esgrimir con gerantias sus convicciones politica y sociales Pero, y quizés aqui radique la mayor importancia de toda esta cuestién, a las personas también nos ha preocupado nuestro origen un tanto ofusca- do y lejano: de dénde venimos, cudl es nuestro fin en la Tierra © qué sucede una vez dejamos este mundo. No debe extrafiarnos, por tanto, que al margen de cualquier condi- Cionante religioso, cualquier organizacién haya tratado de entrever la posibilidad de com- prender los misterios mismos de la vida y de la muerte. Las sociedades llamadas «secretase, del orden que fueran, han venido de esta forma observando un ritual durante sus manifestaciones, tal y como en la Antiguedad y la Edad Media se hacia. Pero también es un hecho cierto, tal y como detallaremos en este traba- Jo, que asociaciones semejantes a las que describimos llegaron a formarse en casi todos los cuerpos y oficios. Las ideas y la organizactén, por ejemplo, de los colegia de la época romana que llegarian a alcanzar su mayor dimensién en la construccién de templos y edificios, no hicieron sino conservar sus tradiciones y rituales hasta las mismas puertas del siglo XVII Aquel simbolismo arcaico, sus palabras y contrasefas, permitieron a sus miembros reconocerse y ayudarse durante todo el tlempo que se mantuvo en vigor la 3 Gotthld Eph Leng, nacido en 1729 en Alemania yflecido en 1781, represen el espa susrado ale ‘man, Defend 2 fo largo desu dada obra, a oleancta ls rol acon com el progreso humo. 10 © LA MASONERIA llamada masoneria operativa. Por lo que hoy nos resulta fécilmente comparables las mu- chas similitudes entre la masoneria que conocemos y aquellasinstituciones y soctedades del pasado. Dicho esto, debiéramos pasar al principio de esta introduecién que, como he indicado ‘mds arriba, pretende hacer una inspeccién répida a través de dos cuestiones tan esenciales como interesantes Tanto la aparicién de una nueva forma de pensamiento en las gentes, lo que ha conllevado siempre un cambio en la conducta social,como el paso hacia una evolucién en, Jas sociedades medievales marcaron por si mismos,y sin ningtin género de dudas, la historia de la masoneria asi como los primeros rastros de su existencia que han llegado hasta hoy. En primer lugar, la transiciOn hacia distintas épocas de nuestra historia ha estado siempre acom- paftada de multiples perspectivas, ya fueran de caricter politico, cultural, econdmico, et, que en definitiva terminaban produciendo saltos del tiempo hacia adelante sin solucién de conti- ‘uidad, Estos saltos levaban implicto también un cambio en las sociedades. En sus costum= ‘bres, sus relaciones internas y externas, asi como en las atisticas. Respecto a estas tltimas, la ‘masoneria tuvo mucho que ver con los movimientos que se brindaron a la escultura y prin- cipalmente al arquitectura gética. Momento de esplendor que aglutiné a muchos artistas no sélo en el quehacer eotidiano y diario, sino finalmente,y tal como se comprobari, también en ‘1 de la formacién de auténticas sociedades de hombres cualficados desde una perspectiva ‘moral ¢ intelectual En efecto, hacia el afio 1300 Europa afrontaba decididamente la plenitud del periodo medieval. La arquitectura gética, principalmente, junto con el despliegue urbanistico,aleanza- ban, debido a ls transformaciones econémicasy sociales, un desarrollo que durante el perio~ do de la Alta Edad Media habia sido impensable para la civilizacién y cultura occidental. El ‘ran cambio que habria de producirse en la sociedad alrededor de los siglos Xl y XI iba ate- nner como fenémeno central el renacimiento de las ciudades. Paralelamente al mismo y al re- surgimiento de una nueva burguesia,en la que necesarlamente el patriciado urbano acabaria asumiendo la auténtica expresién de poder en ls villas y cludades europeas, las logias masé- nicas ban a protagonizar un notable y definitivo fortalecimiento que ya no se detendra,Ie~ nando plenamente de su influencia y de su leyenda gran parte de la Historia hasta préctica- ‘mente nuestros dis. Del mismo modo, tectura diferente y, por otro, la aparicién de una nueva espiritualidad vinculada al impulso necesidad, por un lado, de acometer los Iimites de una arqui- aque la vida religiosa y cultural habia experimentado gracias a la progresin de la Iglesia ca- ‘lica romana, terminaron por acercar a los hombres de la época a un nuevo concepto ar- tistico que quedarialigado de manera definitiva a la ciudad. De entre todos los disehios ar- tisticos, la catedral acabé por adquirir de esta forma la conditio sine qua non y, por ende, convertrse en uno de los argumentos esenciales sin el que dificlmente podria hoy expli- carse 0 entenderse el origen y las transformactones de la masonerfa. INTRODUCCION # 11 Naturalmente, la catedral pas6 a ser Ja figura representativa de las transforma- ciones bajomedievales,y en la que convergerian finalmente elementos y es{uerzos prove- nientes de los distintos estamentos sociales més sobresallentes. La lgia,utilizando las pala- bras de Lorenzo Frau Abrines y Rosendo Arats, pasaba de este modo a ser la auténtica fébrica de las catedrales europeast. Para finales de siglo XIl desarrollo de algunas cludades medievales parecia confor- ‘marse como un hecho indiscutible y una realidad tangible, tanto en el espacio como en el ‘tiempo. La necesidad de aumentar los servicios y dar cobljo al nuevo impuiso comercial ¢ in- ‘electual,sugerfa al mismo tiempo la incorporacion,a la estructura de las mismas, de edificios ¢ infraestructuras capaces de mostrar el verdadero ordenamiento social, la vez que una ad- ministracion y organizacién de los oficios muy distintas a las que con anterioridad se habian venido manteniendo. Ademis de la creacién de nuevas plazas publica, palacios, paseos, con- ‘ventos u hospicios entre otros elementos esenciales en el nuevo ordenamiento municipal, ‘Muchas de las mis importantes ciudades incorporaron répidamente a su sonoma la figura temblemitica de la Universidad. Con anterioridad al ao 1300 habia ya fundadas 44 universi- dades en Buropat Bolonia en 1119, Paris en 1155, Oxford en 1167 o Salamanca en 1243.A, pesar de esto, sod la aparicin de la catedral gética la caracterstica més definitoria del desen- lace arquitecténico del progreso urbano medieval. Algunas prucbas de esta afirmacién son los ‘ejemplos de las catedrales levantadas en Chartres (1194), Reims (1210) 0 Amiens (1120) en. Francia; las de Magdeburgo y Colonia (la primera reconstruida en 1208 y la segunda inicia- daen 1248) en consonancia con el gético alemién,o ls de Leén (iniciada su construccién en 1 aho 1198), Burgos (1221) y Toledo (1226) en la Peninsula Tbérica. [No cabe duda, por tanto, y como mis tarde se tratard de explicar en capitulos espe- cificos, que el carécter universal de la masonera, asf como el proceso de institucionaliza- cis logrado de forma definitiva a raiz de la creacion de la Gran Logia de Inglaterra en el aho 1717, han permanecido intimamente relacionados con la gestacién de aquellas pri- ‘meras agrupaciones de albafiles y canteros que, a su vez, habfan surgido de las construc- clones romanicas repartidas por toda Europa. Naturalmente, estos grupos de artistas y artesanos finalizarian madurando, tanto en su onganizacién como en su pensamiento, ple- namente en el tiltimo period medieval. ‘A pesar de estos més que probables comienzos de la masoneriao franemasoneria, nom- bre por el que también se conoce a est tipo de sociedades y cuyo argumento quedaré rese- fhado més adelante, fue, con toda probabilidad, la aparicién de un nuevo poder municipal ca- paz de fortalecer las insttuciones monérquicas sobre las establecidas por las précticas feuds, Jo que condicioné la proliferacin de asociaciones al margen del propio poder comunal 0, s se prefiere. de la hegemonia del municipio. En efecto, ls logias masonicas definidas como fee Disinao Enki de ls Panesar, de Lorenao Fras Abrines y Rorendo Aras y Andris 12 © LA MASONERIA stone masons para el émbito de los territorios de lengua inglese, quedaron al margen del esto de corporaciones de oficios que si dependian del control territorial municipal. A diferencia de ‘estas tims, las logias de artesanos y demds personas dedicadas al arte de la construccién no ‘estaban sometidas en su condiciOn de hombres libres aningtin tipo de vasalljey,consecuen- temente,a ninguna forma de servidumbre o esclavitud. Su condicién como miembros y par- te integrante de una logia venia a depender de manera especiica de un juramento ante una autoridad comunal que, al mismo tiempo, les conferiala libertad para ejercer un oficio. Esta forma de libertad la hora de practicar un oficio nos diré Henri Tort Nougues que ‘estaba supeditada, desde luego, una reglamentacién muy rigurosa. En aquellos ahos eran fé- cilmente diferenciables dos tipos de oficios.Por un lado existan os lamados ofidosreplads, que cstaban regidos y administrados por una autoridad publica. Esta tal y como era de esperar, pro= rmulgaba una reglamentacién a la que necesarlamente era preciso someterse si se queria ejer- cer. También eran conocidos los oft jurads. Estos iltimos formaban une clase de cuerpos auténomos e independientes, de tal forma que la admisin en los mismos quedaba condicio~ nada por la prestacin, suponemos, de una especie de juramento. Sélo de esa forma puede entenderse que en el aio 1268, tl y como se recoge en los Estatutas de las Oficias de la ciudad de Paris, el Rey otorgara el control de los constructo~ res al maestro Guillaume de Saint Patu, que al mismo tiempo habia jurado en su Logia del Palacio Real «correcta y lealmente..., tanto para el pobre cuanto para el rico,y tanto para el débil como para et fuertes8, En tal caso y como ya se advirtié anteriormente la propla definicion del término ma- soneria © francmasoneria contiene en su etimologia elementos muy diversos de distintas len- ‘guas europeas. La palabra masén, tal y como nos comenta Armando Hurtado, Maestro Ma- son, tiene su origen en la lengua germnica de los francos, bastante tiempo antes de que ésta terminara latinizéndose y convirtiéndose al francés. Procede, por tanto, del término mation, que terminaria derivanelo en metze, ya en antiguo alemén,y en makyon en lengua franca. Con, 1 paso del tiempo y la conexién entre las corrientes artisticas y arquitect6nicas en el centro de Europa, los distintos términos germénicas terminaron transforméndose en mascun o machun cn francés antiguo, cuyo significedo era el de ecortador etalladors de pledras. Sin embargo. ysiguiendo con las explicaciones de Armando Hurtado, el prefijo fane- se consolid6 en Inglaterra hacia el siglo XIV, con el que se queria hacer trascender una si- tuaciGn social de aquellos grupos de masones dedicados concretamente a la construccién 5 Repecto a Uberad de oiios es tnerounte lo que, en elects, coments Henet Tot Nougues en La Ider Matin, Ena sob un load a Masons, Ealetones Kemps, Made © Recogio por ef mismo Hene\ Tot Nougues, de entre lx 1 oils entre for cuales el ndmero 48 hace rele rene lo relatonadoe con a consrvcton 7 Amando Hurtado sdemis de niembro el Soberane Capitulo de Supreme Conseo de Francia del Rito Escocés ‘Anuguo,erze otros cargos mastnicos,e, en electo, Mae Masin y autor de la obvas Pur qu oy Masi, Maced, 1984, y La Mason Las claves deur vay legend, Macs, 001 INTRODUCCION # 13 cualificada.A este respecto tenemos que guiarnos por dos eriterios bien diferenciados. Por tun lado, una parte de la historiografia ha defendido Ia posible procedencia de la palabra francmasoneria del término ffee-mason, 0 lo que es igual, mas6n libre o franquiciado8, En cualquier caso estaria igualmente vinculado al trabajo de la fee-staneo piedea libre, féetl- mente cincelable. En cambio, existe un importante grupo de historladores que se apoyan ‘més en la posibilidad de aceptar, en contraposicién a lo anterior, la existencia de los lla- rmados roughmason, es decir, aquellos que realizaban trabajos de cardcter més bisico y po- siblemente con pledra de dificil elaboractén; con la piedra dura. De esta forma, y apoyin- ‘mencionada franquicla s6lo podia ser aplicable a aquellos trabajadores y artesanos de la piedra que, en efecto, no se hallaran sujetos a regla- donos ademis en registros histdricos, mentaciones municipales ni reales de cardcter obligatorio; siempre refiriéndonos a oficios practicados en la Edad Media, Erectivamente, como ya tuvimos ocasién de describir con anterioridad en el Libro de los Ocos, escrito por Esteban Boileau en el aio 1286, y que ha recogido muy detallada~ mente HenriTort Nougues, las normas estatutarias por las que estaban regidas ls diversas cofradias de constructores y artesanos parlsinos eximian a ciertos gremios 0 sociedades del control legal o municipal, Esto no era una completa navedad, ye que en Escoeia, por aque lios mismos aftos, quienes Megaban a obtener un rango de maestro en las guildas eran por Jo general redimidos de clertas cargas y obligaciones establecidss por los municipios, lo que fen definitiva venia a considerarlos como liberados! En Espana, el término masén quedé introducido en el siglo XVII Como nos advier~ te el mismo Amando Hurtado, el significado para nuestro pais solo esta especificamente re- lacionado para designar a aquellos miembros de la Orden Franemassnica, ya que tanto en lengua francesa 0 en inglesa mason y mason, respectivamente, sino van precedidas del pre= {jo fang, estarfamos tefiriéndonos a albafiles sin ninguna caracterstca relativa a orden ma- sonica alguna. De la masoneria operativa a la masoneria especulativa Definida en el afio 1952 en una de las reuntones de Grandes Maestros celebrada en Es- trasburgo, la francmasonerfa se manifestaba como «una instituciGn para la iniclacién espl- Recutree qu, pr a lngus eatlans, I fanqulln queds ented como una espace de dispense exec fo tambiée com elerto privilege o prorogata Convene conocer que el detarolo de Is edad durante el reedieve estaba en func de dos impocartes ie ‘uctones Por un lado, a camunay por oto lagu. xa uti representa una rpanzacion econcmia en la | ean inmersr in importante nsmero de gremio fedeaciones, octet bres lf de Weeder propos en disinas dpi often. 14 © LA MASONERIA ritual por medio de simbolos. Esta, y seguin la Constitucién de la Gran Logia de Francia, tendria ademds como objetivos «el perfeccionamiento de la Humanidads, hecho por el ‘cual los masones o francmasones estarfan comprometidos de manera constante a la bis- queda de la mejora de la condicién humana, etanto en el plano espiritual ¢ intelectual como en el plano del bienestar materials. Como en toda institucién configurada através de los siglos, a masonerfa ha transt- tado por diversas fases en su desarrollo histérico. La construceién de edificios, desde tiem- pos remotos, exigié en su momento una precisa observacién de la naturaleza y sus com- portamientos. Medida, peso y niimero pasaron a ser conceptos ligados al arte, a artesania y.consecuentemente, a la arquitectura medieval, Los constructores especializados tomaron de esta forma conciencia de unos valores universles que comenzaron a estar inmersos en Jos numerosos principios que se derivaban de su trabajo. De esta forma os masones medievales tal y como hemos visto,formaron soctedades in- dependientes del amparo eclesistico y de las leglslaciones reales, alli donde Ia labor colectiva se presumia indispensable para la construcci6n. Aquel trabajo vino a precisar de un elemento tan esencial como la convivencia, La duracién de las obras que ejecutaban los masones favo- reci6, sin ninguna duda, que se determinaran relaciones muy estrechas entre los numerosos artistas y obreros, legindose a establecer auténtlcos equipos de trabajo que quedaron bajo la direcciGn de los grandes Maestras anquitectas de la época. A través de las obras que iban ejecu- téndose, tanto en las ciudades como en otros lugares diversos,surgié la necesidad de que fue ‘sen reconocidos y atendidos. De la misma manera nacié la idea de preservar las socedades, de aquellos operarios que en determinados momentes pudieran romper la especial idiosincrasia _y armonta de los constructores. El riesgo de que alguien en su beneficio personal pudiera uti- liar y explotar los conocimlentos téenicos que se impartian en ls mismas loplas comenzé a plantear ls postbles medidas que impidieran el acceso a cualquiera que no pertenectera a una Togia concreta, Aspectos como los signos secretos de reconocimiento, la jerarquizaci6n en tres grads 0 niveles asi como un niimero importante de prerrogatvas, sin olvidarnas del sigilo y Ja dscrocion ante la preparacin de reuniones y asambleas de masones, fueron haciéndose cada ver mis habituales Hubo igualmente la necesidad de establecer una serie de exigencias o virtudes,as- pecto que detallaremos a lo largo del presente libro, mediante las cuales la aceptacién o no de los demés aspirantes podia resultar una tarea larga y lena de solernesrituales. Todo el proceso necesitaba de un pacto © compromiso, por el que cada uno de los malembros del ‘grupo aceptaba unas reglas concretas. Superadas las pruebas de los candidatos, éstos eran obligados a prestar juramento de silencio y respeto a la divulgactén de los secretos del oft- cio, asi como lealtad y fidelidad al resto de componentes dela lglao taller. No obstante, la pertenencia a una de aquellas logias llamadas operativas exigia no solo de una clerta obediencia a una jerarquia més o menos estable. Para el iniciado y aspirante InTRODUCCION © 15 aceptado suponia igualmente el comienzo de una verdadera etapa profesional. Las cuall- ddades profesionales, que necesariamente tenian que estar unidas a las éticas, repercutirian ‘mis tarde en un nuevo proceso de entendimiento de la vi cer, si se prefiere, respecto a todo aquello que con anterioridad habia resultado inalcan- zable. Asi parecia ser, una vez que las logias comenzal Una manera distinta de eha- 18 a transmitir sus conocimientos. Estos, de no poca complefidad, podian estar referidos al trazado de planos, conceptos geométricos, matemticos, etc, que en cuslesquiera de los casos se habian mantenido a tra- vvés de una larga y esmerada tradicin Precisamente con el paso del tiempo y el devenir de las obras y los movimientos a quitecténicos, la movilidad y necesidad de viajar a través de los distintos paises europeos provocaron el contacto de aquellasloglas operativas con distntas formas de pensamlento,y Jo mismo puede decirse de las diferentes orgentzaciones y formas de asociacién politica Esto les confirié un punto de vista cada vez més amplio en lo que a los problemas reli- Bl0s0s,flosoficos, econémicos, sociales © politicos se referia, Excepcionalmente, hubieron de admitirs,en igualdad de derechos, a personas, hombres en este caso, de distintas naclonalidades, formas de pensamiento o ideales politicos. Respecto ‘este punto, hemos de entender, por ejemplo, que durante los siglos XIV, XV 0 XVI, la reliza- ion de grandes obras en Inglaterra y Escocia conllevé la aceptacién de importantes grupos de constructoresalemanes, quienes portaron consigo, ademés de los usos y costumbres de ls Jogias alemanas, unos mecanismos de funcionamiento distntos y,en parte, muy diferenciados al de las islas britinicas. Bajo el influjo de las logias alemanas no tardaron muchos afos en aparecer la lo- Blas escocesas ¢ inglesas. Entre los siglos XVII y principios del XVIII la construccién, y en particular la arquitectura en Europa, quedaron lejos de aquellos aos del espléndi- do gotico medieval y, consecuentemente, las logias de masones operatives fueron lan~ guidectendo. A raiz de aquella situacién provocada por el decaimiento de la logias mas6ni lao 1717 se decidié que se constituyera en Londres una Gran Logia que, bajo el patro- cinio de un grupo de personas ilustradas y ibrepensadores, mantuvieran el espiritu de las antiguas cofradias de constructores, aunque, como se comprenderi, ya no se precisaba la es- pecifica participaci6n de los mismos. Fue de esta forma, expresado de un modo muy ge- nérico, como nacié la masonera especulativa, de la que trataremos de manera singular en este libro. Con ella se pretendia conservar el espiritu de los antiguos masones constructores, es decir, manteniendo las costumbres y tra jones, pero apartindose, en cualquier caso, de las construcciones materiales. De un modo relativamente répido, comenzaron a acudir a las logias masGnicas hombres de todos los oficios y condiciones sociales, ala ver. que se esta- blecian interpretaciones filossficas acerca de los simbolos y rituales que la habian caracte- rizado hasta entonces. 16 © La MASONERIA La masoneria comenz6 asi a adquirir un cardcter més universal, susceptible de ser re- conocida y aceptada en cualquier Estado 0 nacién del mundo. De operativa, es deci, vin- cculada al mundo de la construceién, al arte y a la técnica, pas a convertrse en especulat!- 12 0 simbdlicay, por tanto, més abierta a aquellos a los que podian interesarles los métodos Y rituales de los constructores, pero sin llegar a ejercer este oficio, Bien es verdad que al- ‘Bunas de las logias operativas de constructores en Escocia, principalmente y todavia du- rante el siglo XVII, continuaron relacionadas con la construccién de edifcios de caracter ‘vil 0 religioso, Pero, clertamente, la realidad es que al mismo tiempo que estas iban en. escenso, las logias especulativas fueron surgiendo en los distintos territorios europeos.Al- ‘gunas, sin ubicacién permanente, llegaron a reunirse periédicamente donde sus miembros asi lo decidian. De este modo, muchas logias inglesas se fueron sueediendo sin solucién de continuldad por todo el pats. Hacia el afio 1723 la masoneria especulativa contaba ya con una Constituetén del co- rnocido Libro de las Consttucones, ademés de unos reglamentos propios. En efecto, y tal como trataremos con mayor profundidad en algunos de los capitulos que aqui recogemos, a partir de ese mismo ao, y gracias a la coleborecién de! Gran Maestro George Payne y ¢l clérigo, te6logo ¢ historiador James Anderson, fueron recogidas y articuladas una co- leccién de 39 ordenanzas generales. Dicho documento seria reconocido desde esos ins- tantes como el primer razonamiento © principio legal de la mencionada masonetia especu- lativa, El mismo prospers, hasta el extremo de contar de inmediato con miembros destacados de la nobleza, incluso de la familia real inglesa Pese a todo, muy pronto, entre los afios 1739 y 1772, comenzaron a aflorar desave- nenclas y discrepancias internas que pusieron en el disparadero la inciplente organizacién masénica. Del seno de la Gran Logia de Londres surgieron, en efecto, las Grandes Logias de Irlanda y de Escocia, las cuales, tin siguiendo el talante agrupador de aquélla, se mos- traron igualmente coherentes con sus respectivastradiciones regionales. De aquella amal- gama de logias destac6 la Gran Logia de los Antiguos en el afto 1753. Mayoritarlamente liderada por irlandeses y, consecuentemente vinculada a la Gran Logia de Irlanda, éta pro- pugné enseguida una masoneria en linea con los ideales testas y confesionales. Estas tests se comprendian al quedar cimentadas en la idea de que los antiguos gremios de masones habian sido cristianos. Fue precisamente este punto el que sirvié de acicate para arremeter contra lo que un ‘grupo numeroso de irlandeses habian denominado masonerfa modern@ o, lo que es igual, una asoneria que quedaba lejos de los rituales crstianos. A tal fin, los partidarios de mante- ner una sociedad de masones con marcado carécter confesional y tefsta decidieron im- poner la obligacién de practicar una religion efectiva que, ademas, siguiera las pautas de la tradicién revelada y que estuviera avalada por un libro sagrado. Este, en cualquler caso, aca- bé siendo la Biblia. INTRODUCCION © 17 Surgidos también de este modo los conceptos de igualdad social y bao la influencia de los Enciclopesistas de la poca previa ale Revolucién Frances as logias no tuvieron mis r= ‘medio que aprender a convivir con las nuevas ideas, dando lugar as al concepto del Gran Ar ‘quitecto del Universo como respuesta e interpretacién mas amplia de la divinidad. Esta asu- nia tanto la idea de un Dios en su definicién mis clisica cuando la logia era de marcado caricterreligioso, como la admisién de una fuerza superior ordenadora del Universo para el caso de las logias més cereanas a posicionamientosflosficos. No obstante, esta idea clara- ‘mente deista,en la que se podiaineluir a cualquier dios, no fue suficlente para dilurlsdife- rencia entre los dstntos enfoques y planteamlentos mas6nicos. Por otra parte, debido tanto a la separacién como a la competencia de las dos Gran es Logiasinglesas,éstas entraron pronto en clara dsputa, procuréndose para sia captaciin de partiarios y simpatizantes entre aquellos hombres ilustres e inluyentes que podian afadir prestigio alas sociedades de masones. Veremos mis adelante, emo para muchos masones ¢ intelectuales de la poca la di- solucién de la Gran Logia de Inglaterra representé una ateracién de la propia masoneria simbéli, ya que la idea esencial de cambio habia consistido en la imposicin, al fin y al cabo, de un dogmatismo derivado de una idee erstiana; un fundamento apeyedo en una revelacién que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX en la masoneria briténica Sea como fuere,lo clerto es que la masoneriaslgulé extendiéndose por todo el con- tinente europeo. Es el easo de Francia, ue entre los afos 1721 y 1732 aleanes ripldamente tun auge sin precedentes. Figuras del talento deVoltare, Rousseau, Condorcet Vietor Hugo © el mismisimo Napoleén Bonaparte terminarian de un modo u otro vinculados a idea Ho masonico. En otros pals, la masoneria se extendié desde Alemania hasta Rusia pasando por los paises mediterréneos como Italia. Incluso la Gran Logis de Inglaterra leg6 a concede sus beneplécitos a una sociedad masénica de San Petersburgo, mientras que en Irland, por ejemplo, la logis militares superaban hacia el aho 1728 el niimero de custrocienta. En Espafa la introduccién de la mesoneria tampoco se qued6 al margen. En los sl- timos afos del siglo XV las referencias, a propésito de las loglasfranemassnicas, se mul- tiplicaron hasta penetrar de leno las Sociedades Econémicas de Amigos del Pais, desple- gando su influencia y recabando en figuras tan conocidas como el conde Aranda, Fooridablanca, Campomanes, Godoy o Jovellanos. Entre los siglos XIX y XX la masonerfa habia llegado a gran parte de los émbitos culturales, politicos y sociales, encontréndonos con nombres entre a clase politica como Sagast, Nicolis Salmerén u O'Donnell, o per- sonajes de las clenclas y ls letras dela talla de José Ortega y Gasset, Tomds Bretén, Anto- ro Machado o Santiago Ramén y Cajal Et salto al continente americano fue iguelmente singular yrépido, tanto como decisivo En el aio 1733 era fundada en Boston la primera Gran Logla Provincial americana y slo un 18 © La MASONERIA ato después Franklin publicaba en Filadetfa el Lito de las Constitunes, de Anderson. Las co- Jonias briténicasy los terrtorios espaftoles en América del Sur comprendieron pronto, gracias, snuevamente a los ieales Uberales e ilustrados, que en la vanguardia de las socledades, a liber- tad politica tenis un espacio de privilegio para afrontar el futuro la independencia de aque Ios. A los que abrazaron finalmente esos idealesilustrados, asf como a los que se manifestaron, en favor de la emancipacién politica de las colonias, los fujos de influencia y el saber organi- zativo de las logias europeas les sirvieron como si de una lama encendida se tratara, aunque terminaran siendo aprovechados para establecer unas lineas propias de actuacién en su propio beneficio, Desde Geonge Washington a Simén Bolivar o San Martin la sociedades y loglas de "masones estuvieron lideradas permanentemente por hombres con capacidad de movilizacién, Arropados por importantes grupos de intelectuales y militares, no tardaron en transformar, desde una Gptica y perspectivas proplas, las practcas masGnicas europeas que tan buenos re- sultados les habian dado décadas anteriores ‘También, y a medida que los tiempos cambiaban, las logias mas6nicas, tal y como ya explicamos, no tuvieron més remedio que permitir el acceso de personas pertene- lentes a profesiones liberales, sin olvidar a un niimero importante de burgueses y me- ceenas, alos que se les acabé denominando masones adoptados. Ciertamente, hacia tiem= ‘po que se venian creando, en la mayoria de las grandes ciudades europeas, instituciones yy academias especificas donde la ensefianza de la arquitectura y la edificacién se im- partian de un modo oficial y,a cuya finaizaci6n, los aspirantes recibfan una titulacion expresa, En consecuencia, el proceso de transformacién de la masonerfa operativa, esto es de constructores, a la masonerfa especulativa, es decir moderna, fue desarrollindose de luna manera pausada, tal y como Io hacfan también los tiempos histéricos por los que Ia cultura occidental atravesaba. No obstante, siguieron conservindose rituales ¢ instrumentos de trabajo de las anti- guas cofradias, aunque dotados ahora de un nuevo valor simbdlico y espiritual. Las mani- festaciones artisticas tampoco desaparecieron y la arquitectura sigulé slendo esencial a la hora de identificar el carécter propio de la institucién. Las construcciones masénicas, na- turalmente, dieron un importante vuelco a su arquitectura, Durante el siglo XVII, ésta se centré en los edifcios o logias propiamente diches, que acogian las reuniones de masones. Estaban ubicadas generalmente en tabernas, lo que en un principio no favoreci6, ni mu- cho menos, la estética a la que habian estado acostumbrados. Con el paso del tlempo, las construcciones fueron cambiando notablemente su aspecto dando lugar a impresionantes, edificios a los que se incorporaban bibliotecas, museos,ete.Asi,en 1775 comenzaron a rea- lizarse las obras del Freemasons Hall de Londres, que no concluirian hasta el afto 1933. Eaificios de esta importancia fueron construidos, por ejemplo, en Filadelfia e Indiandpo- tis. El Gran Oriente de Francia hizo lo propio en Pars y hasta la Gran Logla de Suecia de- cidio instalarse en un suntuoso palacto a partir del ano 1874,

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