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VOLVIENDO A PENSAR Silvia Gomel Complejidad y nuevos horizontes para el conocimiento Optimista es alguien que piensa que el futuro es incierto. (Anénimo) En la actualidad existe un consenso difundido en relacién a que un modelo es un artificio creado para organizar e] conocimiento en catego- tias. La experiencia humana del conocer se encuentra asociada a recor- tar el conjunto de la realidad: pareciera que demasiada realidad sin al- gtin tipo de filtro nos resulta insoportable. ‘Ademés, se acepta casi sin oposicién que el mundo circundante y sobre todo el entorno social, son esencialmente inciertos e imprecisos. La imprecisién se vincula con afirmaciones ni enteramente verdaderas ni enteramente falsas; continuamente nos encontramos con propiedades imprecisas, y muchas veces para reemplazar una aseveraci6n vaga por una nitida se debe pagar el precio de un forzamiento del discurso con la consiguiente pérdida de sentido (Lazzari). Dicho de otro modo, en el estudio de los sistemas complejos llega un momento en el cual la preci- si6n choca con la significatividad. A qué llamamos un sistema complejo? En primer lugar, a una estructura que exhibe como caracterfstica general una intrincada organi- zacién de sus componentes, y la posibilidad de stibitos saltos en sus Propiedades cuando crece el nimero de interconexiones. La compleji- 15 dad es consecuencia de las situaciones distantes del equilibrio predomi- nantes en la naturaleza, en las cuales la materia tiene la capacidad de reaccionar con grandes efectos a pequefias fluctuaciones. (Prigogine) Drdstica revisién del concepto de tiempo, la irreversibilidad de esos pro- cesos constituye nuevas formas de no-equilibrio: tiempo irreversible que revaloriza las cuestiones ligadas a la historia. Por otra parte, en los sistemas complejos es imposible el conoci- miento de todas las condiciones de partida, motivo por el cual cae el concepto de causa y aparece el de condiciones de posibilidad. Vemos asi que en su camino, un sistema puede optar entre diversas alternativas sin que podamos saber a priori cual elegiré, ya que depende tanto de las condiciones iniciales como de su historia y de las relaciones con su con- texto especifico. Por tal razén, cuando sondeamos en el campo de lo complejo encontramos un mundo que se ordena a sf mismo de manera basicamente impredictible (Morin). Segtin diversos autores hasta ahora no existe una teorfa general de lacomplejidad, no ha surgido un conjunto sencillo de leyes que capturen todas sus formas. Sf se ha podido identificar un modo de comportamien- to llamado “criticidad autoorganizada” (Barrow) que surge, por ejem- plo, ante el simple examen de una pila de arena. Si se dejan caer granos de arena sobre una superficie plana, la pila se hace cada vez mds empi- nada. Gradualmente alcanza un Angulo “critico” y parte de los granos comienza a caer por los bordes. Este estado critico tiene varias propie- dades fascinantes: es un estado organizado complejo formado por una concatenacién de cosas tales como cafdas, yuelcos, 0 granos de arena. Situaci6n estable siempre al filo de la inestabilidad, se llama critico a tal equilibrio pues combina una curiosa mezcla de predictibilidad e impre- dictibilidad, y muestra cé6mo muchos eventos inestables pueden concu- rir para sostener una complicada manifestacién de larga duraci6n. Existen pues estructuras con posibilidad de estados miltiples que conservan Ja historia irreversible de las elecciones adoptadas, exhiben sensibilidad a las pequefias fluctuaciones y a su medio especifico, y ademas cuentan con condiciones iniciales indeterminadas y procesos oscilantes ¢ impre- dictibles de autoorganizacién frente a situaciones nuevas. Les propongo considerar las redes familiares como un mundo com- plejo. Aseveraci6n no sin consecuencias pues nos lleva a aceptar un Principio de inabarcabilidad e incertidumbre, junto con la existencia de montajes inestables en los cuales se confrontan diversas legalidades, que darn lugar a equilibrios criticos donde el azar y la autoorganizacién abran camino a lo inesperado. El modelo se fundamenta en una nueva metdfora: el mundo como entramado de relaciones. Nada esté realmente aislado en el universo, importante subversién del dualismo subjetivi- dad/realidad externa: la ménada es ya el efecto de una relacién. No se trata de suplantar el conocimiento de las estructuras por un pensamiento que de total preeminencia a lo acontecimental. Sf de poder calibrar en las vicisitudes de un proceso los momentos donde resulta imprescindible abocarse al desciframiento de los cursos de organizacién que dieron lugar a una configuracién vincular con estabilidad, de aque- los otros donde la inestabilidad y la incertidumbre abren la posibilidad de emergencia a situaciones en devenir. Por otra parte, la caida del esencialismo se produce junto con el surgimiento del concepto de lo negativo, imposibilidad radical que arro- ja nuevas perspectivas también sobre las teorizaciones. El campo de lo complejo exhibe necesariamente una indefinicién que impide su apre-- hensi6n total dentro de los confines de cualquier sistema légico. No se trata simplemente de saber que existen cosas por fuera de nuestro alcan- ce: las descripciones légicas de los mundos complejos contienen en si mismas las semillas de su propia limit: Algunos conceptos clave para la construccién de un modelo vincular Vinculo Propongo pensar lo vincular como un “entre” sin dos unidades que lo precedan; estructura paradéjica sustentada en la nocién de un vacfo irreductible con cardcter instituyente. La caracterfstica paradojal del vinculo elimina la idea de fundamento, en el sentido de un origen donde todo esté en potencia y sélo necesite condiciones favorables para su despliegue (Tortorelli). La singularidad es ya una multipl « da por diferencia, estratagema a posteriori con el objeto de montar una consistencia identificatoria ineludible para la organizacién del psiquismo. No se puede delimitar la identidad como tampoco se puede deli- mitar el vinculo: no es un “algo”, una sustancia. Es en verdad una figura imposible en la cual resulta estéril preguntarse donde empieza una o donde termina el otro. “La rueda de la carreta es tanto los ejes como el vacfo que queda entre ellos”, dice un aforismo Zen. Todo lazo arrastra su costado de imposibilidad, su propia falta de ser, a su vez también motor eficaz de dicha vincularidad. De un modo genérico lo imposible del vinculo es justamente su punto de exceso y de déficit respecto a aquello que vincula. Siempre es mas que la suma de quienes lo compo- nen y simulténeamente es menos, porque no todos los recursos posibles se despliegan allf. Borde imposible, motor para la emergencia de lo in- édito. El vinculo es a la vez instituido e instituyente, mostrando la tor- sién de la exterioridad-interioridad como paradigmatica en el encuen- tro. Doble declive de la paradoja, el sujeto es con pero sin el vinculo -el vinculo es con pero sin el sujeto (Berflein). La subjetividad nunca se cierra sobre sf misma conformando un lugar pleno y tampoco funciona asi el vinculo. Una conceptualizaci6n vincular no anula la idea del Uno, tratando de negar lo singular: pero sf trabaja sobre la nocién de que la identidad es multiple, localizando sus diversos fundamentos. No estamos frente a una esencia que el afuera vincular viene a perturbar, sino a una mirada de lo subjetivo en cuanto precipitado, una subjetividad motorizada en forma permanente por las exigencias de la vincularidad. El suceder ps{- quico vincular y el discurso singular reconocen un campo de confluen- cias atin cuando esto no signifique diluir su heterogeneidad, hecho que lleva a la modificacién de la escucha del paciente “individual” supo- niéndola siempre tramada en el interior de un didlogo. Por otra parte la nocién de trama como asi también el prefijo inter, orientan la escucha hacia la complejidad producida por Ia interrelacién. Asf tenemos importantes herramientas teéricas como trama identifica- toria, trama fantasmatica, idad, interdiscursividad, entre otras. 18 Inconciente Por aiios se intenté ubicar y definir el Inconsciente de la Estructu- ta Familiar Inconsciente. Se le otorgaba un status semejante al de una instancia psfquica y se investigaban sus producciones. Una nocién pos- terior -Trama inconsciente- pone en cambio el acento en la posibilidad del inconsciente como cualidad, adscribible a una variedad de concep- tos: vinculo, acuerdos y pactos, fantasfas, etc, que llevan al centramiento de la escucha en los procesos de articulacién y anudamiento. De unaconcepcién a la otra se observa un movimiento tendiente a transformar lugar en fluir, fluir cuya circulacién excede los Ifmites del psiquismo singular. Verdadera deslocalizacién de lo inconsciente, dise- minacién productiva entre las diversas singularidades. Asimismo la clinica nos ha ido llevando a cuestionar cada vez con mayor fuerza la idea de lo inconsciente como tiltimo bastién de la tarea terapéutica. Problematicas ligadas al goce, a la presencia, a lo transge- neracional, van marcando los hitos del trabajo de crear inconsciente y no s6lo propender a su desciframiento. Escena E| armado de un dispositivo vincular lleva a primer plano cuestio- nes ligadas al montaje escénico y a la mirada, diferentes al dispositivo de divan. Gradualmente el componente dramatico fue requiriendo ma- yor atencién y esfuerzo de conceptualizacién, en la biisqueda de otorgar significaci6n a situaciones donde también se encuentra comprometido el analista desde su propia corporeidad. La palabra hablada es un frag- mento de muchas otras formas de habla no verbales, sin por eso ser simplemente gestuales. Podemos pensar lo escénico como una amplia- ci6n de la base enunciativa de la palabra donde Io dicho se anuda en lo actuado en una simultaneidad entre lo visto y lo ofdo, simultaneidad que conduce a una suerte de “escucha visual”. 19 Repeticién/novedad Laimpronta de lo actual en las problemiticas vinculares se afirma cada vez con més fuerza: importancia creciente asignada a la presencia del otro que, junto con las ideas de acontecimiento, encuentro, azar, apa- rece en parte como reacci6n frente a los enfoques que ubicaban los vin- culos actuales en tanto reedicién facsimilar de los infantiles. A mi modo de ver una excesiva disyuncién entre repeticién/repre- sentaci6n y acontecimiento/presentaci6n obliga a realizar opciones teé- ricas excluyentes, con el consiguiente riesgo de restriccién de la escu- cha. Personalmente no veo dificultad en sostener la importancia de lo actual en la vincularidad sin dejar de lado la dimensién de la insistencia repetitiva, puesto que la repeticién no supone una simple reproducci6n, la repeticién demanda lo nuevo. ‘Transferencia Ubicar a la familia como estructura compleja hace pasar a primer plano la relacién con el medio, tanto en cuanto alo histérico social como al papel del analista, efectudndose asf una revalorizacién del campo trans- ferencial. En verdad es necesario hablar de las transferencias, por cuanto se construye una red inclusiva de transferencias de cada miembro con el analista y de los integrantes entre s{, y asimismo una Ifnea transferencial recfproca familia/analista en engarce con las anteriores. Como en todo lazo, se dard a través de la red transferencial la posibilidad de reedicién de vinculos constitutivos y ala vez el encuentro con la persona del analista abriré cauces a su posible transformacién y a lo inédito. Observar el mundo necesariamente nos acopla a él, € influye en su estado en modos slo parcialmente predecibles 0 cognoscibles. Transmisién generacional Concepto que ha ido tomando gradualmente mayor vuelo en la teorfa, extendiendo la eficacia de la intersubjetividad a las cuestiones 20 del linaje y a los legados transgeneracionales, a mi parecer la transmi- si6n entre generaciones se presenta en tres planos: lo transcultural, di- mensi6n simb6lica jugada en relacién al sistema del lenguaje y del pa- rentesco; las significaciones imaginarias construidas a partir de los pro- cesos de semiosis familiar y social donde entran en escena los sistemas ideolégicos, el imaginario narcisista, las tramas identificatorias; y lo no representado, aquellas huellas que imposibilitadas de acceder al estatuto de representacién-cosa o palabra circulan como energia no ligada, trau- matica. Con frecuencia la desligadura atraviesa las generaciones y pue- de largo tiempo después desatarse sobre los sujetos, mostrando asf la eficacia de una prehistoria vincular que enlaza la subjetividad a lo an- cestral (Gomel). Pulsién Nocién altamente controversial, motoriza fuertes polémicas en cuanto a su validez para la escucha vincular. A mi modo de ver, pensar lo pulsional desde el “entre” lleva a definirlo como un anudamiento de lo intersubjetivo con el soma que pulsa, borde indecidible entre la singu- laridad y su entramado. En cambio, desde otras perspectivas se transfor- ma en verdadero obstéculo epistemolégico indicador de la resistencia a pensar la vincularidad. Supongo que esta controversia se sustenta par- cialmente en las diferentes concepciones psicoanaliticas sobre la pul- si6n y en las diversas met4foras del espacio psiquico que componen el background teérico de cada autor. Aqui la apuesta fuerte es: no existe pulsién por fuera de la inter- subjetividad, ni intersubjetividad que no cuente entre sus apoyaturas ala pulsi6n (Berlfein). Presencia Laeficacia de la presencia como pilar de la vincularidad se arboriza en miltiples direcciones. El otro presente en el vinculo y en el dispositi- vo vincular puede ser pensado desde tres dimensiones siempre en juego: complementariedad, alteridad y ajenidad. La complementariedad, sus- 21 tentada en el narcisismo, coloca al otro enel plano de la ilusi6n imagina- ria intentando reinstalarlo en las huellas mnémicas preexistentes. Sin embargo ese otro ofrece un aspecto suplementario, que sobrepasa las redes de ligaduras significantes armadas a partir de la historia de cada uno y de la ilusién fusional. Su realidad psiquica diferencial moviliza y telanza el andamiaje representacional pues perturba total o parcialmente el conjunto de significaciones construidas. Emerge asf Ia alteridad sobre un fondo de ausencia, de pérdida, que abre a la combinatoria deseante. Pero el vinculo no responde sélo al orden de la Tepresentacién: utilizo la expresién “presentificacién de la Presencia” para ilustrar esa otra dimensi6n, el exceso irreductible del préjimo a las escrituras psf- quicas. Surge aqui la tercera vertiente de la presencia, la ajenidad cons- truida sobre el horizonte del vacfo radical de lo humano, distinta a la alteridad ligada a la castracién, que responde a lo prohibido y delinea ya un primer rodeo a lo imposible, y a la complementariedad narcisista. Tres dimensiones siempre presentes, a través de su ligadura o desligadu- ra van a ir demarcando las vicisitudes del lugar del otro en el vinculo (Gomel). éMas preguntas que respuestas? Me gustaria ahora plantearles un interrogante. La clinica vincular, eAporta alguna novedad? {Nos enfrenta con alguna dimensién que no pueda ser cabalmente explicada por el corpus tedrico del psicoandlisis bipersonal? Hoy pienso que los Conceptos fundantes del psicoanilisis, tal como fueron construidos para el paciente individual, no abarcan la experiencia clinica vincular en toda su riqueza. El campo de trabajo con familias y parejas alberga para mf una novedad especifica y requiere el suplemento de nuevas conceptualizaciones. Atin asi, considero que el trabajo bipersonal y el vincular no demarcan campos tedricos antag6ni- cos; de hecho, una perspectiva vincular del Psiquismo dard lugar a una clinica abierta a la posibilidad de variacién de dispositivos segiin cual sea el sufrimiento predominante o la via de acceso més eficaz. Uno de los caminos posibles para construir conocimiento surge a 22 cere partir de la interconexi6n de diferentes territorios de saber. A menudo se avanza no por nuevos descubrimientos sino Poniendo a cada prdctica en su borde con otras prdcticas, echando asf nueva luz sobre cada una de ellas: no se trataria necesariamente de Tuptura —atin cuando ésta pueda legar a producirse— sino de avances en la interconexién. La ciencia, los Procesos culturales y la subjetividad conforman un sistema abierto, so- cialmente edificado y con un entramado complejo: el conocimiento se ha convertido en gran manera en un ejercicio colectivo, Lo vincular no es s6lo una relacién entre personas sino también entre territorios de saber; a partir de allf adviene una transformacién en el propio campo y en las condiciones hist6ricas del pensar. La idea cen- tral es poner al psicoandlisis de los vinculos en borde con otros territo- tios y apostar ala complejidad de la interrelacién, sin descuidar ‘elriesgo que supone la tentacién de un discurso tinico idealmente abarcativo de todas las prdcticas, que aplane la saludable diversidad de Pareceres, Sila produccién de novedad tiene algtin grado de factibilidad sera €n tanto y en cuanto logremos un margen de tolerancia a sostenemos en un no saber relativo, en una falta de Tespuestas nitidas, para mantener abierta la perspectiva de lo desconocido y lo extrafio. En cada momento hist6rico no sélo existen Preguntas que uno puede hacer pero no contes- tar, sino que hay preguntas imposibles de formular, La familia y la pare- ja podrian llegar a ser no s6lo més extrafias de lo que imaginamos sino més extrafias de lo que podemos imaginar, 23 Bibliografia Barrow, J. D.: Imposibilidad. Los limites de la ciencia y la ciencia de los limites. Gedisa editorial, Barcelona, 1999. Berlfein, Brengio, DeCrist6foris, Gomel, Matus, Moscona, Spivacow: El concepto de exterioridad: hacia una t6pica intersubjetiva. Dto. de Pareja de la AAPPG, Bs. As., 1994/95. Berlfein y otros: Paradoja y Violencia. Dto. de Familia AAPPG, Bs. As., 1999/2000. Derrida, J.: La desconstruccién en las fronteras de la filosofia. Paidés, Barcelona, 1989. Gomel, S.: Transmisién generacional. Familia y subjetividad. Lugar editorial, Bs. As., 1997. — Problematicas de la representaci6n/presentificacién, en Clinica familiar psicoanalitica, Estructura y acontecimiento. Paidés, Bs. As., 2000. Lazzari, L.: Incertidumbre y conjuntos borrosos. La Gaceta de Econé- micas, Bs. As., 26/11/2000. Morin, E.: Epistemologfa de 14 complejidad, en Nuevos paradigmas, Cultura y Subjetividad, Dora Fried Schnitman (Comp.), Paidés, Bs. As., 1994. Pachuk, C., Friedler, R.: Diccionario de las Configuraciones Vincula- res. Ediciones Del Candil, Bs. As., 1998. Prigogine, I. ;Tan s6lo una ilusién? 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