You are on page 1of 34
‘Marcos Buvinic Martinic “iAy del que escandalice a uno de estos pequefios!” (Me 18,6) La misién de la Iglesia en la prevencion de los abusos sexuales a menores La dolorosa hondura de los problemas de abusos sexuales a menores es un llamado a una accién eclesial decidida, inteligente y eficaz, que -por lo mismo- requiere una sdlida fundamentacién, a la que intentamos contribuir con este aporte reflexivo. Hemos dividido esta presentacién en tres partes. La primera intenta recoger los rasgos de la experiencia espiritual que estamos haciendo en la crisis provocada por los abusos sexuales en la Iglesia. La segunda parte busca fundar la tarea de prevencién de los abusos sexuales en la misign de la Iglesia como anunciadora del Reino de Dios. En la tercera parte use proponen algunas pistas o Ambitos relevantes en la misién eclesial de prevencién de los abusos sexuales. Serie Cuidado y Esperanza: La mistin de a esa en la prevencin de os buss sexvles & merores Rasgos principales de la experiencia espiritual que hemos vivido en la crisis de los abusos sexuales Es un tanto presumido pretender delinear la experiencia espiritual que como Iglesia hemos vivido -particularmente en la Uitima década- en la crisis generada por las _escandalosas situaciones de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes, en Chile y en muchos otros paises; asi como también otras. situaciones escandalosas vinculadas al dinero y al poder. Se trata de una experiencia que no todos hemos vivido de igual mode, ni con la misma intensidad 0 los mismos niveles de involucracién, pero si la hemos vivido como una crisis global, en el sentido que toca el conjunto de la vida y isin de la Iglesia. Dentro de los limites propios del intento, sdesde el cardcter global de la situacién y desde mi propia vivencia de ella, trataré de sefialar algunos rasgos que me parecen mas 0 menos comunes en la experiencia espiritual que hemos estado haciendo como Iglesia. ‘Marcos Buvinic Martine Hay dos puntos de partida que son basicos para esta lectura: La evaluacién global de la seriedad de la crisis y sus consecuencias: no es necesario dramatizar para percibir la gravedad de la situacién que vive la Iglesia, como lo sefialé el Papa Benedicto XVI, al decir que de los abusos sexuales y sus situaciones anexas “han obscurecido la luz del Evangelio como no Io habjan logrado ni siquiera siglos de persecucién””. En medio de las complejidades y dolores de la. crisis, afirmamos su caracter fundamentalmente positivo, fundados en el amor siempre fiel de Dios que hace de toda crisis un juicio que permite distinguir y discernir (el verbo griego krino) y, por lo mismo, es una oportunidad para el cambio, para el crecimiento de lo nuevo: es la clave 1 Benedicto XVI, Carta a fos catélicos de Ianda (19 de marzo de 2010), 4 Serie Cudsdo y Esperanza La isn a peo en lo preven eos absos sexuoles a menores 12 presente en la parabola de la poda de la parra (cf. Jn 15, | - 8) para que pueda dar mas y mejores frutos. 1.1. Una situacién nueva y dolorosa Estamos viviendo una situacién que ha traumatizado la vida de la Iglesia desde sus raices, enrareciendo su vida y las confianzas en las relaciones internas y con la sociedad, socavando su credibilidad, paralizando en la perplejidad a muchos cristianos, alejando a otros de la vida eclesial y debilitando todo el anuncio de la Iglesia en nuestro mundo. Es una crisis global, en el sentido que toca el conjunto de la vida y misién de la Iglesia, y que no proviene de fuera de la Iglesia, sino de situaciones complejas y escandalosas que surgen desde el interior mismo de la Iglesia, ‘en que por los diversos tipos de escandalos sexuales y las dificultades para gestionarlos adecuadamente, las confianzas rotas y las intrigas de poder, cierta afonia eclesial -a veces, pareciera que hemos enmudecido-, confluyen en la pérdida de credibilidad de la Iglesia ante el mundo en que esta llamada a ser testigo de la novedad de Dios. Se trata de una crisis en que se manifiesta una significativa complejidad para abordarla por las miltiples aristas de la situacién, los diversos tipos de actores, y el impacto en la vida de la Iglesia y de la sociedad chilena. Lo nuevo de la situacién no reside en la presencia del pecado en la Iglesia, el cual la acompafia desde sus inicios y por los cuales la Iglesia ha pedido perdén al Seftor ‘Consejo nacional de prevencign de abusos y acomparamiento a victimas y las victimas en diversas ocasiones®, sino en que su caracter escandaloso ha generado una crisis de credibilidad en una Iglesia que se presentaba ante el mundo como un referente moral frente al relativismo Entre muchas, son particularmente signfcativas la celebracién de jubileo del Perdén, en que el Papa Juan Pablo II pidié perdén por los pecados de los miembros de ia iglesia alo largo de la historia (el 12.de marzo de 2000), y del mismo modo el Papa Benedicto XVI pidié perdén por los pecados de los sacerdotes, al érmino del Ao Sacerdotal, el |! de junio de 2008 Marcas Buvinic Mart imperante, especialmente en materias relativas a la sexualidad. Una crisis de credibilidad no sdlo ante el mundo, sino que también lleva a los creyentes a pensar como ha sido posible que todo esto estuviese ocurriendo en la Iglesia y -en muchos casos- lleva a tomar distancia de la vida eclesial. 1.2. A la luz del destierro en Babilonia La hondura de la crisis actual es posible leerla ala luz de la que vivid el pueblo de Israel, en els. Via.C., con el destierro a Babilonia. En esa ocasion, Israel perdié lo que constitula sus seguridades y los signos de su misién: a tierra, el templo y el rey. En una experiencia como la del destierro, o muere la fe 0 sale engrandecida y transformada; asi, en medio de las penurias del destierro comienza a acontecer la renovacién de Israel: Serie Cuidado y Esperanza: La mist ~ reciben una renovada conciencia de su eleccién y misién: Dios va a cambiar los corazones de piedra por corazones de carne (cf. Ez 36, 25 - 27), y los huesos secos recibiran nueva vida (cf. Ez 33, | - 13; 37, 1 - 14): - toman conciencia de la responsabilidad personal ante las jeso eno preverctn de es obusas sexes a menos 13 faltas del pueblo a su vocacion (cf Ez 18); _ se renuevan en la conciencia de la esperanza mesiénica de la que son portadores para todas las naciones: el Mesias sera un Pastor para todos (fz): surge la figura del Siervo de Yahvé, que concentra todas la esperanzas mesiénicas en este personaje misterioso y redentor que viene de Dios (cf. Is 42, 1-95.49, | - 6: 50.4 ~ 11552, 13-53, 12), ya cuya luz la tradicion evangélica lee la totalidad del acontecimiento de Jesucristo; Israel. debe volver a centrarse en la Palabra de Yahvé (surge [a sinagoga), volviendo a los origenes de su experiencia de discipulado ante Yahvé. Laamarga experiencia del destierro fue para ellos la ocasion de una purificacién en su fe, de renovacién en la esperanza mesianica y de testimonio ante las naciones. También, es la experiencia que Israel vive ante el drama del justo sufriente (cf. Job, Canticos del Siervo del Deutero Isaias), y sera la crisis de la primera comunidad cristiana ante la muerte en cruz de Jest (cf. Le 24. 18 - 24) ‘Asi como en el destierro Israel perdié las seguridades fundamentales de su vida, pero para recibirlas de un modo nuevo, también en [a crisis que estamos viviendo como iglesia heros perdido el medio fundamental en que se apoya -en el plano humano- la mision de la Iglesia: la credibilidad de los testigos. odo el anuncio de la novedad de Dios acontecida en el Sefior Jesus se funda en la credibilidad de los testigos. En los discursos erigmaticos del libro de los Hechos, Jos primeros discipulos repiten como un estribillo: “nosotros somos testigos” (Hech |, 7,22; 2, 32; 3, 15:4, 10. 20; 5, 32; 10, 41 - 42), El anuncio de la fe -hasta hoy- se funda -en el plano de la colaboracién humana en la credibilidad de los testigos del Resucitado, Consejo nacional de prevencin de abusos yacompafamiento 8 victimes aaa y la credibilidad de su testimonio es lo Unico que la Iglesia puede ofrecer al anunciar esa novedad de Dios. Precisamente, es la credibilidad de la Iglesia la que ha quedado muy dafiada con la actual crisis que vivimos. En su historia, el Pueblo de Dios tiene experiencia que en el dolor de la prueba, en la oscuridad de la pérdida de las seguridades, en a desolacién de las confianzas rotas, en la confusién del sentido de los acontecimientos, Dios acta de modo real, pero de manera discreta, y comienza a hacer lo nuevo por caminos y modos impredecibles y sorprendentes, haciendo brillar que solo El es el autor de la salvaci6n. De esta manera, se trata de asumir que una situacién de crisis -en el sentido mas propio de la palabra- es una ocasién privilegiada para discernir y elegir; es decir, es una oportunidad para el cambio, para lo nuevo y lq mejor. Esto sélo es posible en la medida que se asume el caracter global de la crisis de credibilidad, evitando la trampa de cualquier Serie Cuidado y Esperanza: Lo 5s Buvinic Martnic tipo de respuestas defensivas’. No se trata aqui de hacer el andlisis completo de esta compleja situacién, sino de reconocer el cambio de escenario para la vida de la Iglesia en el despliegue de su mision, de manera de poder delinear algunos rasgos del curso por el cual avanzar. El cambio de escenario tiene su punto focal -en el momento actual- en la deteriorada credibilidad de la Iglesia como portadora del anuncio del Evangelio, credibilidad que -como ya sefialamos- es uno de los mayores bienes de la Iglesia para su vida y misi6n, y también es el esfuerzo humilde y laborioso de muchos por caminar en la verdad ofreciendo las confianzas que provienen de Estas respuestas defensivas pueden ser de una ofendida rnegacisn del problema real ("son ataques a la Iglesia", “es tuna revancha de los medios de comunicacién 0 de ideologias ccontrarias a la Iglesia’), sabiendo que también algunos aprovechan de atacar a la Iglesia; pueden ser respuestas rminimizadoras que no miran la gravedad del problema ("es tun problema de unos pocos”, “son unos pocos casos") sabiendo que aun siendo estadisticamente pocos casos, el” problema de credibildad eclesial es global: © pueden ser respuestas patologizadoras que niegan la responsabildad personal ("se trata de gente enferma’). sabiendo que se trata, {de patologias, pero que también implican una responsabilidad personal de los afectados y del entorno. Jn dea Iglesic e prevercién de os abuso sexuces a menares 16 la misma verdad. Que Dios actia de modos impredecibles y sorprendentes es lo que nos esta mostrando a través del ministerio de! Papa Francisco, el cual -como los profetas del destierro- resplandece precisamente por la credibilidad que suscitan sus palabras y sus gestos. Pareciera que la accién de Dios Viene a sanar la vida de la comunidad de los discipulos precisamente alli donde se encuentra mas herida. 1.3. Tres etapas en el camino Desde que comenzaron a aparecer las primeras sobre el tema chace mas de una década, en Estados informaciones Unidos- y hasta que la situacién se instalé entre nosotros, hemos ido pasando -como creyentes y como Iglesia- por diversas etapas en las van emergiendo diversos sentimientos y emociones. + Esta es una de las primeras realidades a asumir: que no se trata de informaciones de las cuales seamos receptores neutrales, sino que son informaciones que nos involucran emocionalmente en el tema y han ido despertando -en la mayoria de la Iglesia, y también de la sociedad- sentimientos de rabia, pena y vergiienza, acompafiados de dolorosas situaciones de perplejidad y experiencias de desilusiones. Como lo sefiald explicitamente el Papa Benedicto XVI a nombre de toda la Iglesia: “expreso claramente la vergiienza y el remordimiento que todos experimentamos”*. Se trata de recorrer el complejo camino de asumir una verdad dolorosa. Al delinear las etapas de este proceso lo hacemos con clara conciencia que no es vivido simultaneamente + Benedicto XVI, Carta a os catbicos de iando, 6 ‘Consejo nacional de prevenciSn de abusos y acompariamiiento a victimas por todos los miembros de la Iglesia, ni que todos viven las etapas del mismo modo ni con la misma hondura, pero lo hacemos desde una perspectiva global y esquematica que nos permita acercarnos al proceso: a) Unaprimeraetapaeslade conocer y aceptar la realidad del escandalo de los abusos sexuales cometidos por algunos sacerdotes y la incapacidad de sectores de la jerarquia de la Iglesia para enfrentar esas situaciones. Es una etapa de mucho dolor y perplejidad, de rabias y desilusiones, en la cual se va progresivamente aceptando que el tema est instalado en nuestra vida y en el corazén de lo que mas amamos: la Iglesia. b) La segunda etapa puede ser tan dolorosa como la anterior, pues se trata de asumir la ruptura de las confianzas al interior de la Iglesia y entre miembros de la Iglesia, asi como la crisis de credibilidad con respecto a Serie Cuidado y Esperanza: Lams la sociedad en la que vivimos Es entrar en la humillacién que significa el resultar poco creibles, siendo que toda nuestra propuesta se apoya en la credibilidad de los testigos de ese anuncio. La ruptura de las confianzas es dolorosa, pero la humillaci6n de ser poco creibles es -quizis- mayor; sin embargo, en esta etapa aparece una luz de esperanza: la luz que proviene de la verdad, del buscar la verdad, del caminar en la verdad, del mostrarse en la propia verdad, de proponer a otros esa verdad. Quizas, esta es una ocasién en que -como Iglesia- hemos experimentado con fuerza lo dicho por Sta. Teresa de Jesis: “humildad es caminar en la verdad”® Una tercera etapa es -precisamente- la de caminar en la verdad, reconstruyendo —_confianzas. Se trata de un caminar humilde, sin posturas defensivas— ni Sta, Teresa de Jesis, Morados, I, 10. 7 18 excluyéndose de la verdad asumida y reconocida, dejandose corregir por otros y teniendo como carta de presentacién, precisamente, esa verdad dolorosa que nos hace vulnerables y que es asumida buscando caminos de reparacién, asi como los modos mas eficaces que permitan prevenir estas situaciones en el futuro. También es un caminar en la esperanza de poder ofrecer a otros, en la sociedad, el aprendizaje que estamos haciendo en todo esto. 1.4. sQué aprendizaje estamos haciendo en nuestra experiencia de fe? a) Lo primero y fundamental que mantenemos en pie es nuestra fe, nuestra adhesién al Sefior Jesis. Esto que pareciera ser obvio, en realidad no lo es, pues ante el impacto del escandalo puede ocurrir que las perplejidades nos conduzcan a confusiones y éstas nos hagan perder el horizonte. Aqui estamos ante la cuestién fundamental de la vida de la Iglesia: lafe, la adhesién al Sefior Jestis en un Consejo nacional de prevencién de abusos y acomparamiento a vicimas camino de conversién permanente a El. La cuestién fundamental de la vida de la Iglesia no es este escandalo, como tampoco lo es la persona de los pastores, 0 los medios institucionales que la Iglesia tenga para realizar su misién, © su influencia en la sociedad, etc... La cuestion fundamental de la vida de los creyentes y de la vida de la Iglesia es nuestra adhesién al Sefior Jestis. Todo lo demas -sin excepciones- son circunstancias 0 situaciones en b) las cuales vivimos esa adhesién al Sefior Jestis, y asi ocurre con este doloroso escandalo. Vivimos estas situaciones desde la adhesién de fe al Sefior Jesus, sabiendo bien que -como dice la |* Carta de Juan-, “esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe” (1 Jn 5, 4). La responsabilidad personal en la propia vida de fe y “volver a Galilea”: la situacién nos ha hecho mas conscientes de que cada uno es responsable de su propia respuesta de fe ante el Sefior Jesis como camino de permanente conversion: nadie puede descargar la responsabilidad de su vida de fe en otros Asimismo, esta renovada conciencia de la responsabilidad personal, nos conduce a “volver a Galilea”, a ira nuestra experiencia fundamental de discipulado ente el Sefior Jestis y reencontrarnos con la siempre Sere Cuidado y Esperanza: La snc a gles en la ree d) nic Martini novedosa sencillez del Evangelio y con la comunidad de los discipulos que el Resucitado vuelve a convocar a Galilea para -desde alli, desde lo fundamental del discipulado enviarlos en misién. La prioridad de las victimas: las victimas de los hechos punibles aparecen -ademas- como victimas de una tramitacién de varios afios por parte de la jerarquia de la iglesia: no les creyeron, los tramitaron, hasta los desacreditaron. (Cuando se nos “olvidé” en la Iglesia que todas las victimas, especialmente los que son “mal amados” ocupan el primer lugar? (cf. | Cor 12, 22-26). La Iglesia, victima y victimario: en estos hechos toda la Iglesia es victima del pecado y del delito, las victimas directas en primer lugar -por cierto-, pues son miembros de la Iglesia; pero también la Iglesia es victimaria a través de los miembros st ce oe cbusos seals @ meroes 19 20 de su jerarquia que los agredieron y a través de los miembros de su jerarquia que no los escucharon 0 que dilataron su acci6n. La mirada a los hechos debe tener en cuenta estas dos dimensiones: la Iglesia es victima y victimaria, No siempre se percibe con claridad que en las victimas es la misma Iglesia que es victima, puesto que las victimas son miembros de la Iglesia (aunque algunos ahora digan que no se sienten catélicos). Muchas veces tiende a primar un enfoque institucional, de tal manera que la Iglesia aparece como victima a causa de que algunos miembros de su jerarquia actuaron de modo indebido y por eso la institucién ahora en este problema. A veces se percibe en el eclesial esta lenguaje de sectores de la jerarquia una contraposicién entre Iglesia y victimas, pero jlas victimas son insejo nacional de prevencién de abusos y acompafiamiento miembros de Ia Iglesia! Son miembros del Gnico Cuerpo, en el cual “si un miembro suffe, todos suften con él" (| Cor 12, 26) La necesidad de la verdad: la exigencia de la verdad -y de toda la verdad- en estos hechos es un deber evangélico ineludible (“la verdad los hard libres” Jn 8, 32); por cierto que la Verdad total es Jesucristo, El es la Verdad que nos hard libres, pero en esto es absoluto que la gracia supone la naturaleza, de manera que sdlo haciendo la verdad en el plano de los hechos naturales podemos acoger y servir la Verdad en el plano sobrenatural. La Iglesia no puede vivir sin la verdad, por eso no se trata -simplemente- de una estrategia coyuntural ante la magnitud de la crisis de credibilidad Fras esta siuacién que iende hacer prevalecer un enfoque institucional de la Iglesia se manifesta un persistente déficit fen [a asimilaci6n concreta -y no simplemente discursiva- de la eclesiologia del Vaticano Il centrada en el Pueblo de Dios, antes que a victimas ‘en Ia institucin y sus Componentes jerdrquicos. f) co de un deber ético de la sociedad, sino deuna exigencia evangélica no negociable y como el nico camino posible para recomponer las confianzas dafiadas. La verdad puede ser dolorosa, pero nunca hace dafio; lo que si hace dafio es la mentira, las verdades a medias, el ocultamiento, etc. La necesidad de erradicar las malas practicas y establecer adecuados protocolos de accién y prevencién: en estos hechos se ponen de manifiesto algunas “malas practicas” con que se han enfrentado estas situaciones: la preocupacién por cuidar el prestigio desbalanceada atencién alos sacerdotes victimarios en relaci6n a los laicos victimizados, la preocupacién por “cuida sacerdote trasladandolo de lugar © funciones sin enfrentar a fondo los hechos, la poca atencién a las institucional, la aun Serie Cuidado y Esperanza: 8) normas que tiene la misma Iglesia para enfrentar estas. situaciones. Pero, al mismo tiempo hemos ido valorando la importancia de las normas de la Iglesia en este Ambito y la necesidad de ir creando una “cultura de la prevencién” Aceptar ser corregidos por la sociedad: en todo este asunto se han puesto de manifiesto acciones de algunos miembros de la Iglesia, escandalosas y vergonzosas también la incapacidad de un de adecuadamente segiin sus propias sistema _eclesial funcionar normas, también se ha puesto de manifiesto la inadecuacién del lenguaje eclesial en su didlogo en la sociedad. jLa Iglesia ha necesitado ser corregida por la sociedad!, por esa_ misma sociedad que la Iglesia tanto ha criticado = -a_ veces con mucha razén-, pero que ha mostrado a la Iglesia su necesidad de cambios 21 2 en sus practicas y estructuras, asi como el caracter relativo de una moral eclesial que ha sido incapaz de impedir estos hechos en la misma Iglesia. Estas correcciones que la sociedad hace a la Iglesia, asi como el juicio penal a algunos de sus miembros, es parte de la ayuda que la Iglesia recibe del mundo (cf. G5 44). Esta ayuda que la Iglesia recibe del mundo requiere la actitud de la humildad que acepta ser corregides por la sociedad. h) La crisis como ocasién para recomenzar desde Jesucrist en la crisis se manifiesta la ocasion para recomenzar desde Jesucristo, pues lo que se cae es todo lo queno estaba fundado en el Sefior Jess: por eso, es una oportunidad para la conversi6n en nuestra adhesion a Jesucristo y para la renovacion de la vida de la Iglesia. Todo esto, por cierto, requiere un hondo trabajo ‘Consejo nacional de prevencién de abuses ya smpafamiento a victimas de conversion espiritual, pastoral y de estructuras, el cual -por cierto- nos pondré en el nico camino que tiene la Iglesia para recorrer: el del Siervo glorificado que siempre continia recorriendo su camino del pesebre a la cruz: “pues asi como Cristo cumplid la redencién en la pobreza y en la persecucién, asi la Iglesia esta llamada a seguir ese mismo camino para comunicar a los hombres los frutos de la salvacién” (G8). Estamos aprendiendo, de un modo nuevo, a caminar en la confianza de la fe, a eso nos estén invitando el Papa Francisco y el Documento de Aparecida (cuya recepcion entre nosotros quedé afectada por la situacion generada por la crisis). Estamos aprendiendo de un modo nuevo a percibir la misteriosa y real accién del Espiritu Santo que conduce la vida de la Iglesia. La misién de la Iglesia y la prevencion de los abusos sexuales Es preciso preguntarnos -un tanto provocativamente- si acaso es misién de la Iglesia prevenir los abusos sexuales (como podriamos preguntarnos si acaso es misién eclesial tener colegios o evitar la degradacién ecolégica), pues -en sentido estricto- la mision de la Iglesia es continuar la misién del Sefior Jestis de anunciar el Reino de Dios. ‘Marcos Busnic Martiic Por tanto tenemos que preguntarnos de qué manera la prevencién de los abusos hace parte del anuncio del Reino de Dios, de tal forma que sea una tarea que atraviese la totalidad de la misién de la Iglesia, mas alld. de ser una preocupaci6n sectorial, coyuntural o de ciertos circulos mas o menos especializados en el tema. 2.1. El anuncio del Reino de Dios Como punto de partida tenemos que afirmar la realidad del Reino de Dios, que segin el testimonio de las Escrituras es la buena noticia por excelencia: “Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajeros que anuncia la paz, que trae buenas noticias y que ‘dice a Sién: ‘Tu Dios reina’!” (|s 52, 7). De tal modo que esa buena noticia es el contenido de toda la vida y ministerio del Sefior Jestis (cf. Mc I, 15),y Eles la realizacién concreta y la forma personal de la venida del Reino: “si por el dedo de Dios yo expulso los demonios, es que ha llegado a ustedes el Reino de Dios” (Le 11, 19) En el Sefior Jestis se manifiesta que cuando Dios reina, el mal -en todas sus formas- es vencido, en todas las expresiones que pueden tener los enemigos de la plenitud del ser humano -el pecado y la muerte-, de manera que el Resucitado anuncia a sus discipulos que le “ha sido dado todo poder en Sere Cuidado y Esperanc: La sn de [ges en la revencn de as abuts sees 0 manares 25 26 el cielo y en la tierra” (Mt 28, 18) Enla perspectiva del Reino de Dios cualquier tipo de situaciones y abusos que sometan la libertad -solo en ella es posible el amor de los hijos- y que denigren y aplasten al ser humano llamado al Reino de la comunién, son el “anti-Reino”. 2.2. El Reino de los pobres y pequenos En la predicacion del Sefior Jesis el Reino de Dios pertenece a los pobres (-Bienaventurados os pobres, porque de ustedes es el Reino de los cielos”, Le 6, 20), los pobres”- indica a y esta expresion todos los que por distintas situaciones de vulnerabilidad se consideraban excluidos, en la sociedad judia de ese tiempo, de los bienes que Dios ofrecia a su Pueblo: los pobres, os niios, los enfermos, las mujeres, los extranjeros; todos ellos eran asimilados “en el retribucionismo del judaismo clasico- ala categoria de “pecadores”, sea porlo que habjan hecho © porque eran considerados incapaces de cumplir la Ley. Es precisamente a ellos a quienes el Sehior Consejo nacional de prevencion de abusos y acompahamients Jestis pone como destinatarios primeros ¥ privilegiados de su misi6n y ese es el signo mesiénico por excelencia: se anunciala buena noticia a los pobres (cf. Le 4, 18: 7, 22). Es decir, se anuncia Ia benevolencia compasiva yelfavor de Dios a los excluides e incapaces de conseguirlo, Esta prioridad de los pobres y los pequefios es la manifestacién del amor gratuito de Dios y de la universalidad det don de Dios: si en el banquete del Reino entran los que estan excluidos, es sefial que todos pueden entrar (cf. Mt 22, | - 10) y ser incluidos en el Reino del amor de Dios, ‘Asi, en la vida ¥ ministerio del Sefior Jesus Jos pobres, los pequeios, los vulnerables, avictimas ee las victimas, tienen una prioridad en la que esta en juego la naturaleza misma de la Buena Noticia que anuncia: la gratuidad y la universalidad del amor de Dios, la prioridad de la gracia. El Sefior Jestis toma activo partido en la defensa de los pequefos y los pobres (defiende a los nifios [Mc 10, 16], defiende a lamujer adiltera Jn, | - 11]; se compadece de las viudas [Le 7, 11] de los extranjeros [Mc 7, 24 - 30], de los enfermos [Me 4, 23 - 24]; de los endemoniados [Mt 7, 14 - 18]. yal hacerlo pierde ante los fariseos su buena fama de maestro y profeta ("si este fuese un profeta, sabria quién y qué clase de mujer es la que le estd tocando, pues es una pecadora” Lc 7, 39). Mas atin, el Sefior Jestis pone a los pequefios y sencillos, a los nifios, como modelos en relacién a la acogida del Reino de Dios (°de los que son como estos es el Reino de Dios”, Mc 10, 15). Es decir, en su sencillez, en su ausencia de méritos, en su actitud de confianza, los pequefios son el modelo Serie Culdadoy Esperanza: La isén de ‘Marcos Burinic Martinc del verdadero discfpulo a quienes el Padre revela los secretos del Reino que mantiene ocultos a los sabios y entendidos de este mundo (cf. Mt | 1, 25), pues recibir el Reino con simplicidad, como don gratuito, es “volver a la condicién de nifios” (Mt 18, 3); alli esta el secreto de la verdadera grandeza en el Reino de Dios (“quien se haga pequefio como este niffo, ése es el mayor en el Reino de los Cielos”, Mt 18, 4). De la prioridad teologal y del caracter modélico de los pequefios en relacién al Reino surge la defensa ellos y la severa “el que escandalice a uno de estos pequeiios que creen advertencia ante el escandalo: en mi, més le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven Jos asnos, y le hundan en lo profundo del mar. jAy del mundo por los escdndalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan los escéndalos, pero jay de aque! hombre por quien el escdndalo viene! (Mt 18, 6 - 7). Esta prioridad de los pequefios y los pobres, de los vulnerables y las victimas, no a 28 sélo es de tipo funcional, sino que es una prioridad en el amor, y como el amor mueve ala identificaci6n con el otro, el Sefior se identifica con los pobres (cf. Mt 25, 3158) y con los pequefios (“el que recibe @ un nifio como este en mi nombre, a mi me recibe”, Mt 18, 5). Es decir, los hace sus “vicarios”, tal como lo expresé la tradicién patristica en el primer milenio: los pobres y los pequefios son los vicarios de Cristo. Si al comienzo nos preguntébamos acaso el tema de los abusos y su prevencién luego de esta mirada a la predicacién del Sefior Jesis y a su relacién con los pequefos y las victimas, es preciso afirmar que se trata de un asunto que esta al centro del anuncio del Reino de Dios y en el coraz6n de la mision de la Iglesia: no hay anuncio del Reino sin la prioridad de los pequetios y las victimas, sin su defensa y sin la prevencién de cualquier tipo de abusos contra ellos. pertenece a la mision de la Iglesi 2.3, La autoridad del Senor Jesus y de la Iglesia En este anuncio est en juego la autoridad (exousia) del Sefior Jesis con la que realiza su predicacion y los signos que la acompafian. Es algo que prontamente percibieron sus oyentes: “la gente se asombraba de su ‘ensefianza, porque les hablaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas" (Mt 7, 29). y luego sus opositores, los sumos sacerdotes y maestros de la ley lo interrogan acerca de lo mismo: “gcon qué autoridad haces estas cosas?” (Mt 2!, 23). Se trata de un aspecto relevante en nuestro tema, pues en la autoridad con que se realiza una proclamacién se funda la credibilidad del anuncio, pero -al mismo tiempo- “la distorsidn en el ejercicio de la autoridad est Vinculada a la “triada” que acompafia todo Consejo nacional de prevencién de abusos y acompahamiento a victimas ———— tipo de abusos, particularmente los abusos sexuales (poder, dinero y sexo); més atin, como hemos podido aprender en medio de la crisis de los abusos sexuales cometidos en la Iglesia, es en la distorsién del ejercicio de la autoridad donde esté el inicio de todos los abusos. EI Sefior Jestis no responde directamente a quienes lo interrogan por la fuente de su autoridad (“tampoco yo les digo con qué autoridad hago esto”, Mt 21, 23), pues son ellos los que tienen que dar cuenta de lo que dicen y hacen; pero el Sefior Jess en su ministerio va manifestando que tiene autoridad para perdonar los pecados (Mt 9, 655), es Sefior del sabado (cf. Mc 2, 28) y de la Ley (cf. Mt 6, 21 — 48), tiene poder sobre la enfermedad (cf. Mt 8, 85s), sobre los elementos de la naturaleza (cf. Mc 4, 4ss), sobre los demonios (cf. Mt 12, 28). Esta autoridad y el poder que ella implica, el Sefior Jestis la vive en la logica de la encarnacién (kénosis) de Aquél que se ha hecho “semejante a nosotros en todo, menos ‘Morcos Buvnic Martini en el pecado” (Heb 4, 15). Es el Seftor Resucitado quien proclamard a la fe de los discipulos la real dimensién de su poder y autoridad: “me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mt 28, 18). En su ministerio el Sefior Jesus est en medio de los suyos “como el que sive” (Lc 22, 25ss), dejéndoles en claro que es el “Sefior’ y el “Maestro” que se inclina ante ellos para lavarles los pies (cf. Jn 13, 3ss), y que ha venido para servir y entregar en ello su vida (cf. Mc 10, 45). Es imposible encontrar en los Evangelios el mas minimo vestigio de un poder que se impone a otros dominando y coaccionando [a libertad; més bien lo que hace es afirmar la libertad de sus discipulos y confrontarlos a ella: “si alguno quiere ser mi discipulo, niéguese a si mismo, tome su cruz cada dia y sigame” (Le 9, 23). Asi, el ejercicio de la autoridad en el Sefior Jestis se encuentra al servicio del anuncio del Reino de Dios, de su benevolencia gratuita y universalidad. Es un poder de creacién, de dar vida, no un poder de destruccién Serie Cuidado y Esperanza a isin de a gsi en la prevercin de os abuss sexes a menares 29 30 Mas atin, es la autoridad del Hijo, que en su fllacign lo somete todo a su relacién de amor filial al Padre: “el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre (Jn 5, 19). “porque no he bajado del cielo para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado; y esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de fo que El me ha dado, sino que lo resucite en el ltimo dia” (Jn 6, 38 - 39). En el anuncio del Reino, la autoridad de Jesucristo y el poder que ella implica son el poder creador y salvador del amor: por eso el poder que tiene es el de dar la vida: “‘mi vida nadie me la quita, yo la doy voluntariamente; tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo” (Jn 10, 18). Asi, el Hijo de Dios encarnado recorre un camino que va de la sencilla pobreza del Pesebre al despojamiento total de la Cruz para manifestar la gratuidad y universalidad del amor de Dios: el poder de dar la vida, el poder del amor. Este camino que recorre el Sefior Jesis es el hizo que prontamente la primera comunidad identificase en El al “Siervo de Yahvé" anunciado por Isaias (cf. Is 42, | - 9; 49, | - 6; 50, 4 - 11; 52, 13 - 53, 12), que haciéndose humilde servider de Dios y de los hombres entrega su vida en rescate por todos. La autoridad del Sefior Jess es vivida recorriendo el camino de Siervo que no permite que nada ni nadie lo aparte de su entrega por la multitud, y es asi como el Siervo evangeliza el ejercicio de toda autoridad y el poder que ella implica. La autoridad del Siervo es la que el Sefior Jestis proclamard ante Pilatos al declarar que “mi Reino no es de este mundo” (Jn 18, 36). y es esa misma autoridad la que entrega ala Iglesia en a primera comunidad dediscipulos, a quienes alecciona con la palabra y el ejemplo de que frente a cualquier ejercicio de una autoridad que controle y domine a otros, “no ha de ser asi entre ustedes” (Me 10, 42 - 43). jonal de prevencidn de abusos y acompafamiento a vctimas La autoridad del Sefior Jesiis es e! poder del amor que se ofrece gratuitamente y universalmente, que afirma la libertad de cada persona, que acoge a todas las victimas identificandose con ellas, que sirve hasta el final, que elige entregar la vida antes que doblegar a otros. No hay en la Iglesia otra autoridad verdadera que no sea la que se situa conscientemente en el camino del Siervo, pues “no es el siervo més que su amo ni el enviado mds que el que lo envia” (Jn 13, 16), y es asi el ejercicio evangélico de la autoridad en la Iglesia esté llamado a hacer presente la salvacién que Jesucristo ofrece en su solidaridad e identificacion con todas las vietimas, y también con los victimarios a quienes acoge en la universalidad del amor gratuito de Dios (“Padre, perdénalos porque rno saben lo que hacen” Le 23, 34). Esto es lo que manifiesta el Concilio Vaticano II al sefialar “asf como Cristo realiz6 a redencién en la pobreza y en la persecucién, *asi la Iglesia estd llamada a seguir ese mismo camino para comunicar a los hombres los frutos de la salvacién, Cristo Jesis, ‘existiendo Serie Cuidado y Esperanza: Los Marcos Buvi Martine en la forma de Dios, se anonadé a si mismo, tomando Ia forma de siervo' (Filp 2, 6) y por nosotros ‘se hizo pobre, siendo rico’ (2 Cor 8, 9); asi la Iglesia, aunque el cumplimiento de su misién exige recursos humanos, no esté constituida para buscar la gloria de este mundo, sino para predicar con su propio ejemplo la humildad y la abnegacién” (LG 84: cf. AG 5). Es en el camino del Siervo y en su triunfo pascual que “la Iglesia, como sacramento de la presencia operante de Dios en a historia, sigue el modelo de actuacién de Dios mismo, haciéndose solidaria con las victimas y comprometiéndose en la lucha contra los abusos de menores, en la lucha de todo tipo de mal presente en la historia de la humanidad, solidaria por tanto con toda victima de cualquier clase de mal, recordandoles una palabra de conforto y aliento fundada en la palabra-promesa de Dios en Jesucristo”’. La Iglesia nunca puede recorrer otros caminos posibles de encontrar en el 7 |, Carola, M, Rotsaert, M. Tenace, H. Yaliez, Reflexién teokégico ~ moral sobre la reidad de los abusos sexuales contra rmenores en la Iglesia Catéica en C. }. Cicluna, H. Zoliner, Dy ‘Ayorte (eds), Abuso sexual contra menores en [a Igesia. Hocia fa curacion y la renovacién (Sal Terrae, Santander 2012) 175. 31 mundo y que distorsionan la libertad. © ue uscan las eficacias mundanas y sus brillos, © que exhiben un ejercicio del poder no evangelizado y al estilo de los poderosos de este mundo, o en los que la sexualidad no es acogida, ni formada ni vivida en el respeto de su cardcter relacional en el amor, Cuando la comunidad de discipulos acoge a todos sus miembros como necesarios, cuando siente con dolor el sufrimiento de algin miembro, cuando cuida con esmero a los miembros mas débiles, entonces vive como el Cuerpo de Cristo (ef. | Cor 12, 12. - 30) en que ha sido constituida y esté llamada a hacer significativamente (cacramentalmente) presente en el mundo. Consejo racional de prevencién de abusos acompaamierto 2 cima ————==—— i Pistas en la prevencidn de los abusos enlalglesia, comunidad de discipulos Vivir la misién del anuncio del Reino por parte de la comunidad de discipulos en la prevencién de cualquier tipo de abusos, requiere avanzar en unitinerario compartido por la comunidad, y -desde mi perspectiva- quisiera sefialar algunas pistas de largo alcance que pueden orientar esta accién. a) Laformaciénenlaresponsabilidad personal: la tarea fundamental de cada discipulo es crecer responsablemente en su respuesta personal de fe al Sefior Jestis; una fe que vivimos en y con la comunidad de discipulos, pero que siempre es una respuesta personal y libre Es una responsabilidad personal en el ejercicio de la propia libertad, de la cual no se puede abdicar nunca ni se le puede endosar a nadie, para ir viviendo una fe adulta en la relacion con el Seftor Jess, de manera que -como dice el ‘Apéstol Pablo- “no seamos ya nifos, ros Burinic Meartinic llevados a Ia deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia humana y de la astucio que conduce al error” (Ef 4, 14), para asi llegar “a la plena madurez en Cristo” (Ef 4, 13). Es vivir en la honda conviecion personal de que a un cristiano nada ni nadie le puede impedir vivir el Evangelio, y sino lo vive es por la propia debilidad de su respuesta personal o su pecado. Por tanto, es tarea de la comunidad de los discipulos acompafiar en este proceso de crecimiento personal en la libertad y en la madurez de la propia respuesta de fe. Tarea que significa acompafiar, ayudar, educar afirmando la libertad de cada uno y confrontando a cada uno con su libertad en su camino de santidad, tal como el apéstol Pablo animaba a ello: “los exhorto, pues, yo, é! prisionero por el Sefior, a que vivan de una manera de la vocacién con que han sido llamados” (Ef 4, 1). Serie Cuidado y Esperanza Lo misén de ope en a prevencn de las abuses sexucles menaes 35 36 b) Sin duda que, a la luz de lo vivido, la formacién en la responsabilidad personal exige clarificar las practicas de la llamada “direccién espiritual” © “acompafiamiento espiritual”, 0 las pertenencias a grupos 0 movimientos, de manera que se orienten como una ayuda a la maduracion de la libertad de cada persona. Toda la comunidad de los discipulos es responsable de su propia fidelidad: consecuentemente con la responsabilidad personal responsabilidad comunitaria en la Iglesia. se encuentra la En primer lugar, es una responsabilidad en la busqueda de la fidelidad de la comunidad a la mision de anunciar el Evangelio del Reino, de testimoniar su gratuidad y universalidad, de desarrollar su capacidad de discernir los signos de los tiempos y de crecer en un didlogo fraterno y maduro, tanto al interior de Ia Iglesia como con la sociedad y el mundo en que vivimos. De esto, todos somos responsables, y esta responsabilidad no surge ni se desarrolla espontaneamente, sino que se educa en ella. La formacién en el “sentido de Iglesia” requiere una adecuada visién eclesioldgica y una intencionada propuesta y desarrollo de ella en la vida de [a Iglesia en un ejercicio de corresponsabilidad Significa, también, el real ejercicio de la corresponsabilidad, tanto de los pastores como de los laicos en la vida de la Iglesia. A este respecto, en su reciente encuentro con el Comité de Coordinacién del CELAM, el Papa Francisco sefialaba la necesidad de desarrollar los espacios de participaci6n corresponsable en la vida eclesial, como son los diversos Consejos (de Pastoral, Parroquiales, Econémicos: por cierto, también este Consejo de Prevencién de Abusos Sexuales) en los que tiene que ser discernida participativamente la vida de la comunidad de discipulos y ‘Consejo nacional de prevencién de abusos y acompariamiento a victimas desde alli desplegarse la organizaci6n y planificacién pastoral. El Papa Francisco afirma que se trata de bastante mas que instancias simplemente informativas, sino que tienen que ser Consejos que podriamos llamar “empoderados”, pues pregunta: “son espacios reales para la participacién laical en la consulta, organizacién y planificaciin pastoral?” y concluye afirmando que “el buen funcionamiento de los Consejos es determinante. Creo que estamos muy atrasados en esto”®. La corresponsabilidad en la vida y mision de la Iglesia se juega, también, en cultivar activamente Ia eclesiologia paulina del Cuerpo de Cristo (cf. | Cor 12, 12-30), pues en|ainterdependencia del cuerpo se salva siempre la necesidad de todos los miembros (cf. | Cor 12, 18 - 21), la prioridad de los miembros mas vulnerables (cf. | Cor 12, 22) y de las victimas, pues “cuando un miembro + Papa Francisco, Discurso al Comité de Coordinacién del ELAM, 3.4 (Ric de Janeiro, 28 de Juio de 2013). (Marcos Buwinic Martini suffe, todos los demés suffen con él" (1 Cor 12, 26) Esta corresponsabilidad en la mision de la comunidad de los discfpulos significa, también el cuidado y respeto de las normas que la Iglesia se da para su vida y organizacién: la actual crisis nos ha mostrado la importancia que tienen las normas en la vida de la Iglesia y el necesario cuidado en su adecuada y oportuna aplicacién. Igualmente, la corresponsabilidad en la misin de la Iglesia se juega en vivir un efectivo compromiso de transparencia enlaverdad, en la linea de lo que nos ha mostrado el Papa Benedicto XVI en su Carta a los Catélicos de Irlanda y lo que nos esta mostrando el Papa Francisco en su estilo de enfrentar las situaciones y comunicarlas en lenguaje sencillo, sin retorica burocratica. ‘erie Cuidado y Esperanaa: La mistn dea igs en l prevercié de os abun seule. ormenores ep gs 37 38 ¢) Vivir y formar positivamente en el don de la sexualidad: se trata de una tarea importante y de largo alcance para acoger, vivir y educar en el don de la sexualidad a la luz de una antropologia cristina integral, que permita la acogida y vivencia de la sexualidad como don de Dios y como tarea humana de maduracién en el amor, en la vivencia de una sexualidad respetuosa de su finalidad y de cada persona, y -al mismo- destabuizada en el marco de una visién cristiana del ser humano, Sin duda que en esta tarea son muchos los obstaculos que hay que remover, pero la magnitud de la tarea no puede impedir que se siga trabajando en ella en los diversos niveles de accién y formacion (pastoral familiar, nivel académico y escolar, catequesis de Propuestas de formacién moral, predicacion y sacramento de la reconciliacién, etc.) novios, Junto con la tarea de proponer positivamente la visién cristiana de la sexualidad, es preciso superar el reduccionismo de la focalizacién en los mal llamados “temas valdricos” que se identifican con dimensiones conflictivas de la sexualidad, pues toda la moral cristiana (personal, social, sexual, ecolégica, etc.) esta constituida por “temas valéricos”. Al respecto es muy significativo lo que ha sefialado el Papa Francisco en la reciente entrevista concedida a las revistas de la Compajiia de Jest “No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demds, ya conocemos |a opinién de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar. Las svencin de abusos y acompafamiento a victimas ensefianzas de la Iglesia, sean dogmaticas 9 morales, no son todas equivalentes. Una pastoral misionera no se obsesiona or transmitir de modo desestructurado un conjunto de doctrinas para imponerias insistentemente. E] anuncio misionero se concentra en lo esencial, en lo necesario, que, por otra parte, es lo que més apasiona y atrae, es lo que hace order el corazén, como a los discipulos de Emaus. Tenemos, por tanto, que encontrar un nuevo equilbrio, porque de otra manera el edificio moral de la Iglesia corre peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el perfume del Evangelio. Lo propuesta evangélica debe ser mas sencilla, més profunda e irradiante. Solo de esta propuesta surgen luego las consecuencias morales”. 4) Particular atencién alaformacion sacerdotal: puesto que la gran mayoria de los abusos sexuales que curren en la Iglesia son realizados 3 Eh ap://wwwwvvaticanva/oy_father/rancesco/ speeches/2013/september /documents/ paps Francesco_2013092!_intervista-spadaro_ithum! por sacerdotes, es evidente la atencion particular a su formacién como uno de los Ambitos importantes en la prevencién de dichos abusos. Sin duda que hoy el proceso de seleccion y formacién de los futuros sacerdotes es mucho mas cualificado que hasta hace pocas décadas; hay orientacionesy normas claras que miran los diversos aspectos del proceso, hay diversas instancias de organizacion, apoyo y colaboracién entre las casas de formacion. Sin embargo, hay algunos puntos que requieren siempre una particular atencion: La formacién permanente de los formadores es una tarea primordial, tanto por la dificultad para encontrar formadores y la extensién de los procesos de capacitacion para esta tarea, asi como por el caracter decisivo que tiene la funcién modélica del formador. sae Cua y Espen: Lo mit de a fester a premnin ces oi ks ome: eee 40 Los procesos de seleccién deben ser un discernimiento serio y profundo del conjunto de quelalglesia pide asus futuros ministros. Al respecto hay criterios e indicadores claros a considerar, sin embargo es preciso reconocer que no siempre se tiene en cuenta la advertencia sefalada por el Concilio Vaticano Il en el Decreto sobre la Formacién Sacerdotal, y que desde entonces es reiterada en los documentos de la Iglesia sobre el tema: “en todo lo referente a la seleccién y prueba de los alumnos, procédase siempre con firmeza de énimo, aunque haya que lamentarse de la escasez de sacerdotes, porque Dios no permitiré que su Iglesia carezca de ministros si son promovidos los dignos, y los no idéneos orientados tiempo y paternalmente a otras ocupaciones” (OT 6). posiciones y cualidades La propuesta de una comprension teolégica y una espiritualidad del ministerio ordenado al interior de la eclesiologia discipular que propone el Documento de Aparecida y que va subrayando el Papa Francisco en sus diversas intervenciones que tocan el tema eclesiol6gico. Se trata de comunicar y formar en la comprension y vivencia de! ministerio ordenado conversin discipular en el hoy de la vida del sacerdote y de la comunidad de discipulos, buscando asi superar como un camino de cualquier comprensién funcional o jerérquica, que no tienen en cuenta © no sacan las consecuencias practicas y concretas del hecho que el sacerdocio ministerial esta al servicio de la vocacién propia del sacerdocio bautismal de todo el Pueblo de Dios, en una Iglesia que debe ser mas inclusiva, misericordiosa y sinodal. La comprensién del ministerio ordenado en la clave de la eclesiologia discipular propuesta por el Documento de Aparecida, requiere una particular atencién, pues en Chile, nuestro proceso de recepcién de Aparecida se vio muy afectado y truncado por Consejo nacional de prevencién de abusos y acompafiamiento a victimas la emergencia de los escandalos de abusos sexuales por parte de algunos sacerdotes, situaciones que traumatizaron nuestra vida eclesial. La insistencia que pone el Papa Francisco en los impulsos eclesiolégicos_ de la Conferencia de Aparecida que proyectan a la misién, sin duda, nos ayudarén a retomar y profundizar la recepcién aun parcial del Documento de Aparecida y su propuesta de modelo eclesial centrado en la comunidad de los discipulos'® Por cierto, una renovada teologia del eclesiologia discipular tiene otro de su puntos focales en el sentido y practica del ejercicio de la autoridad como un servicio -efectivo, real y practico- ministerio ordenado en una '© Asi, el Documento de Aparecida, al sefalar los desaffos parafa renovacién de laidentidad y misin de los sacerdotes fen América Latina, sefala: “El primer desoflo dice relaciin con la identidad teoligica del rinstero presbiteral. El Conciio Vaticano I establece el sacerdocio ministerial ol servicio del sacerdocio comin de los files, y cada une, aunque de manera ‘ualtativamente distinta, participa del nico socerdocio de isto" (DAp 193), ‘Serie Cuidado y Esperanza: La mis de apes en a prevenc ‘Marcos Buvinic Martine de las demas vocaciones, en la clave sefialada bien concretamente por el Papa cuando dijo a los Obispos del Comité de Coordinacién del CELAM que “conducir no es lo mismo que mandonear™''. Se trata, pues, de acompafar licidamente los procesos formativos, de manera de ayudar a superar cualquier tentacién de clericalismo que pueda darse en ellos, como en diversas ocasiones lo ha sefialado el Papa Francisco. Papa Francisco, Discurso al Comité de Coordinacién del ELAM, (Rio de Janeiro, 28 de Julio de 2013), 5. 4 ® En diversas intervenciones, el Papa Francisco ha sefialado que uno de los problemas de la vida de la Iglesia esti en el “dericaismo”, como una focalizacién de la vida eclesial fen la accién del ministro ordenado como conductor de la ‘comunidad y una disminucién de la responsablidad propia de la vocacién de los laicos en la vida de la Iglesia y su imision, También en el discurso a los Obispos del Comité dde Coordinacién del CELAM sefalé que “el clricaimmo es tuna tentaciin muy actwal en Letinoamérica. Curiosamente, en la mayoria de ios casos, se wata de una complicidad pecadera: cura clericaliza y ef faio le pide por favor que lo clecalic, porque en el fondo fe resulta més comodo. El fendmeno del Clericalismo explica, en gran parte, la feta de adulte2 y hbertad fen parte del laicado latinoamericano” (Discurso al Comité de CCoordinacién de! CELAM, 4,3). 4 42 El ambiente propio de los Seminarios, llamados a ser una comunidad de conversién al discipulado en un ambiente familiar y de confianza que permita a los seminaristas dialogar a fondo sobre sus vivencias, procesos y dificultades, y buscar la ayuda necesaria en sus procesos formativos El recurso a la ciencia sicolégica pareciera ya estar adecuadamente integrado en los procesos de seleccion y formacién, y existen profesionales capacitados y con experiencia en el tema, sin embargo siempre es precisa una adecuada seleccién de estos profesionales, de manera que su apoyo sea el requerido para el proceso de formacién sacerdotal, asi como es necesario que los formadores siempre valoren y sigan sus indicaciones. Una situacién complicada que, si bien esta adecuadamente normada, pero -lamentablemente- no siempre es vivida segiin esas normas, es la del traslado de seminaristas entre casas de formaci6n, e) © la aceptacién de ellos sin considerar los informes anteriores, o la ausencia 0 el caracter genérico de informes que no sefialan los problemas de fondo de la salida 0 traslado de un seminarista. Es una responsabilidad permanente de los formadores velar en este punto. En el didlogo con el mundo tenemos mucho que aprender: el Concilio Vaticano Il sefialaba que “es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz de! Evangelio” (GS 4), abriendo asia la Iglesia a una actitud dialogal con el mundo actual, didlogo que siempre tiene en la escucha atenta uno de sus momentos fundamentales. También, el Vaticano Il valoraba que esta relacién dialogal se traducia en la ayuda que la Iglesia recibe del mundo para realizar su misién, de manera que “la Iglesia necesita de modo muy peculiar la ayuda de quienes, por vivir en el mundo, sean o no sean creyentes, ‘Consejo nacional de prevencién de abusos y acompafiamiento a victimas conocen a fondo las diversas instituciones y disciplinas y comprenden la razén intima de todas ellas” (GS 44). En el problema de los abusos sexuales a menores la Iglesia necesita y ha recibido mucha ayuda del mundo, de las diversas ciencias humanas implicadas, particularmente de la sicologia y del derecho, para comprender y enfrentar la situacién. Asimismo, no es menor que en este tema -como sefialibamos més arriba- ha necesitado ser corregida por la sociedad civil para aprender a seguir las normas y leyes que rigen a todos los cludadanos. El didlogo con el mundo requiere ser siempre traducido en la colaboracién con la sociedad civil, con sus leyes y sus autoridades para enfrentar el problema de los abusos sexuales, tal como lo sefialan las normas de la Iglesia al respecto y como lo sefialaba el Papa Benedicto XVI a los Obispos de Irlanda: “Ademds de aplicar Marcos Bavinie Martnic plenamente las normas del derecho canénico concernientes a los casos de abusos de nifios, seguid cooperando con las autoridades civiles en ef dmbito de su competencia. Esté claro que los superiores religiosos deben hacer lo mismo”'* > Benedicto XVI, Carta als Cates de Iando (19 de tmarzo de 2010). 11 Serie Culdadoy Esperanza: La mist dea igesioten la prevencin de as abuts senile dmeores 4B _wa> wouCo~N Consejo nacional de prevencién de abusos ‘amenores de edad y acompariamiento a victimas Conferencia Episcopal de Chie Otros materiales complementarios: www.iglesia.cl/prevenirabusos

You might also like