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Eto asis) Odisea Coordinadora del Area de Literatura: Laura Giussani Editora de la coleccién: Pilar Mufioz Lascano Correctora: Maria Luz Rodriguez Jefe del Departamento de Arte y Disefio: Lucas Frontera Schallibaumn iagramacién: Estudio 1283 Gerente de Preprensa y Produccién Editorial: Carlos Rodriguez Homero Odisea / Homero ; ilustrado por Gustavo Deveze. - 1a ed . - Boulogne Estrada, 2017. Libro digital, PDF - (Azulejos. roja : 25) Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-950-o1-2181-1 1 Literatura Griega Clasica. |. Deveze, Gustavo ilus. Il Titulo, CDD 880 XQ Coleccion Azulejos - Serie Roja 25 © Editorial Estrada S.A, 2014. Editorial Estrada S.A. forma parte del Grupo Macmillan ‘Avda. Blanco Encalada 104, San Isidro, provincia de Buenos Aires, Argentina, Internet: www.editorialestrada.com.ar Queda hecho el depésito que marca la Ley 11.723. Impreso en Argentina. / Printed in Argentina. ISBN 978-950-01-2181-1 No se permite la reproduccién parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisién o la transformacién de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrénico o me- cénico, mediante fotocopias, digitalizacion y otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infraccién esta penada por las leyes 11.723 y 25.446. Homero Odisea SELECCION DE PASAJES DE ALEJANDRO PALERMO ILUSTRACIONES: Gustavo DEVEZE El ciclo de Troya La manzana de la discordia Paris, uno de los hijos de Priamo (el rey de Troya), debe decidir quién es la mas bella de las diosas entre Hera, Atenea y Afrodita. Paris elige a esta Ultima. Afrodita le habia prometido que lograria que Helena, la mas her- mosa de las mujeres, se enamorara de él. Enojadas por el veredicto de Paris, Hera y Atenea se alian para lograr la destruccion de Troya. El rapto de Helena Helena estaba casada con Menelao (rey de Esparta), el hermano de Aga- menén (rey de Micenas y jefe de la liga aquea). Paris viaja a Esparta y logra que Helena vaya con él hacia Troya. Se declara la guerra Menelao le pide a su hermano Aga- menén que reclute un ejército para marchar contra Troya. Entre los muchos héroes que forman la coalicion aquea se encuentran Néstor, Ulises, Aquiles, los dos Ayax, Palamedes... Los aqueos navegan hacia el Asia Menor y sitian la ciudad de Troya. También atacan otras ciudades de la region, que se habian aliado con Troya. Odiseal 5 La célera de Aquiles Han pasado diez afos desde que comenzo la guerra. Agamenon devuelve a una prisionera, Criseida, hija de un sacerdote de Apolo, para evitar el castigo del dios. Para compensar esta pérdida, decide qui- tarle a Aquiles una de sus esclavas, Briseida. Aquiles se enfurece y anun- cia que no seguira luchando. El ejército troyano avanza sobre el aqueo. Agamenon envia una embajada para pedirle a Aquiles que vuelva a combatir, pero este se rehissa. Aquiles vuelve a la pelea Héctor, uno de los hijos de Priamo (el rey de Troya), mata a Patroclo, el mejor amigo de Aquiles. Este decide retornar al campo de batalla para vengar la muerte de su amigo. ‘Aquiles lucha cuerpo a cuerpo contra Héctor, lo mata y arrastra su cada- ver tras su carro hasta el campamento aqueo. Mas tarde, Priamo recupe- rara el cuerpo de su hijo pagando su peso en oro. Paris mata a Aquiles clavandole una flecha en el talon, el Unico lugar vul- nerable de su cuerpo. El caballo de madera y la destruccién de Troya Los aqueos construyen un enorme caballo de madera hueco. Mediante un engafo, logran que los troyanos lo introduzcan en la ciudad. En el interior del caballo estan los mejores guerreros aqueos. Creyendo que son los vencedores, los tro- yanos celebran y se emborrachan. Duran- te la noche, los aqueos salen del caballo y hacen entrar al resto del ejército. Saquean la ciudad, matan a sus habitantes e incen- dian el lugar. 61 Homero Preparando la vuelta al hogar Terminada la guerra, Agamenén discute con Menelao. El primero quiere hacer sacrificios a Atenea antes de volver a la patria, en tanto que el segundo es partidario de regresar inmediatamente. Cada uno hace lo que le parece mejor y la liga se divide para seguir a uno 0 a otro. Regresos accidentados En general, los aqueos tienen dificultades para regresar a sus hogares. Y los que finalmente llegan, después de una ausencia tan prolongada, sue- len encontrar problemas en casa. Las naves de Menealo son arrastradas por una tormenta a Creta y de alli van hasta Egipto. Finalmente, Menelao y Helena logran llegar a Esparta. Néstor, que siempre se habia mantenido prudente y piadoso con los dio- ses, es el tinico que regresa sin problemas y tiene una vejez feliz en su tierra, Pilos, El regreso de Ulises El mas complicado de todos los regresos es el de Ulises. Odisea 17 Personajes Agamenén. Rey de Micenas y comandante en jefe del ejército aqueo. Hermano de Menelao. Alcinoo. Rey de los feacios. Anfinomo. Uno de los pretendien- tes de Penélope. Anticlea. Madre de Ulises. Antinoo. Uno de los pretendien- tes de Penélope. Aquiles. Rey de los mirmidones. Lucho en la guerra de Troya for- mando parte del ejército aqueo. Murié poco antes de que termina- ra la guerra. Se lo consideraba el mas valiente y fuerte de todos los aqueos. Areta. Reina de los feacios. Argos. Perro de Ulises. Artemisa. Diosa de la caza. Sus flechas simbolizaban la muerte repentina. Atenea. Diosa de la guerra y de la sabiduria. En la Odisea, prote- ge a Ulises y a Telémaco. Calipso. Ninfa que habitaba en la isla de Ogigia, donde retuvo a Ulises durante varios ahos. 81 Homero Caribdis. Monstruo marino que sorbia y expulsaba el agua con tal violencia que destruia las embar- caciones. Circe. Diosa y hechicera que habi- taba en la isla Eea. Ctesipo. Uno de los pretendien- tes de Penélope. Deifobo. Uno de los hijos de Priamo, el rey de Troya. Demédoco. Aedo ciego que can- taba en la corte de los feacios. Elpénor. Compafero de Ulises. Eolo. Rey de Eolia al que Zeus habia designado administrador de los vientos. Eos. Diosa que representaba la aurora. Escila. Monstruo de seis cabezas que atacaba a los navegantes. Eumeo. Porquero, uno de los esclavos de Ulises. Euriclea. Ama de llaves que crio a Ulises. Euriloco. Compafero de Ulises. Eurimaco. Uno de los pretendien- tes de Penélope. Eurinome. Una de las esclavas de Penélope. Femio. Aedo que canta en el ban- quete de los pretendientes. Filetio. Boyero, uno de los escla- vos de Ulises. Hades. Dios del mundo de los muertos. Hefesto. Dios del fuego y la forja. Helena. Esposa de Menelao (rey de Esparta), que fue raptada por Paris y llevada a Troya. Hermes. Dios que se encargaba de transmitir los mensajes de los otros dioses. Icario. Padre de Penélope. Laertes. Padre de Ulises. Leécrito. Uno de los pretendien- tes de Penélope. Menelao. Rey de Esparta, esposo de Helena. Luché en la guerra de Troya formando parte del ejército aqueo, para rescatar a su esposa. Mentor. Amigo de Ulises a quien este, al partir a Troya, encargé la crianza de Telémaco. Nausicaa, Hija de los reyes de los feacios, Alcinoo y Areta. Néstor. Rey de Pilos. Luché en la guerra de Troya formando parte del ejército aqueo. Penélope. Esposa de Ulises y madre de Telémaco, Perimedes. Companero de Uli- ses. Perséfone. Diosa del mundo de los muertos, esposa de Hades. Pisistrato. Hijo de Néstor. Polifemo. Ciclope (gigante con un solo ojo), hijo de Poseidon. Polites. Compajero de Ulises. Poseidon. Dios de los mares y las tempestades. Priamo. Rey de Troya. Sirenas. Seres fabulosos, mitad mujeres y mitad pajaros. Hechi- zaban a los marinos con su canto. Telémaco. Hijo de Ulises y Penélo- pe. Tiresias. Adivino ciego de la ciu- dad de Tebas. Ulises. Nombre latino de Odiseo. Rey de itaca. Esposo de Penélope y padre de Telémaco. Lucho en la guerra de Troya formando parte del ejército aqueo. Zeus. Rey de los dioses olimpicos. Odiseal 9 r eajsanui as inby ‘solieuiGBeu! uos Sasi) (_ e6ai] anb so e saseBny so] ap elohew e4 eo safein sns ap aiqisod opliso>a, un sasiin ap safein so7 aS a ~ 4 a I ee ee ee eee ee ee | 10 | Homero Canto 1 Asamblea de los dioses para discutir el destino de Ulises. Situacién en Itaca: los pretendientes de Penélope en el palacio. Atenea aconseja a Telémaco. Musa!, cuéntame tt la historia del hombre que andu- vo sin rumbo luego de haber destruido la ciudadela sa- grada de Troya?; conocié muchas ciudades y el animo de sus habitantes. Y sufrid innumerables males en el mar tratando de salvar su propia vida y la de sus com- paneros. Pero a estos no los pudo salvar, aunque se empené en lograrlo, pues ellos hallaron la muerte en su propia locura: los insensatos comieron la carne de las vacas del Sol y el Dios, en su enojo, los privé del re- torno. Diosa, hija de Zeus, comienza a contarnos esta historia por donde prefieras. Todos los otros guerreros, los que habian escapa- do de la triste muerte, estaban en sus casas, a salvo de 1Las musas eran las diosas protectoras del canto y de la literatura. Eran hijas de Zeus y Mnemosin. 2 Durante mucho tiempo se penso que la ciudad de Troya, en el Asia Menor, era una in- venci6n de los poemas homnéricos. Hacia finales del siglo XIX, el arqueélogo Heinrich Schliemann realiz6 una excavacion en el monticulo de Hissarik (Turquia). Alli hall6 las rui- nas de nueve ciudades superpuestas. Después de detallaclos estudios se llegé a la conclu- sién de que la Troya de los poemas homéricos era la sexta Odisea| 11 la guerra y los peligros del mar. Solo él, que extranaba mucho a su mujer y su hogar, no habia podido regre- sar: lo retenia en su caverna la ninfa Calipso, que de- seaba que fuera su esposo. Y pasaron los aos y lleg6 aquel en el que los dioses habian decidido que el héroe volviese a su casa, en la isla de Itaca?. Todos los dioses se compadecian de él, excepto Poseidon, que siempre mantuvo su rencor contra Ulises. Poseidén habia acudido a una gran hecatombe* de toros y carneros entre los etiopes, que habitan en los confines del mundo. Los otros dioses, mientras tanto, estaban reunidos en el palacio de Zeus olimpico. Alli ha- blo Atenea, la de los ojos brillantes®, dirigiéndose a Zeus: —Padre, mi corazon siente tristeza por Ulises, el desdichado que hace ya mucho tiempo sufre lejos de los suyos, prisionero en una isla rodeada de olas, en la 3La mayoria de los estudios indican que la itaca de la Odisea es la misma isla que en la actualidad lleva ese nombre. Se trata de una de las islas del mar J6nico; su paisaje es montafioso y los habitantes se dedican al pastoreo, la pesca y el cultivo de la vid yelolivo, 4 Sacrificio solemne en el que se ofrece a un dios una gran cantidad de victimas (gene- ralmente cien). 5 La Odisea esté compuesta en un tipo de verso de ritmo fijo: el hexémetro. En los tiempos en que el poema se transmitia de manera oral, el esquema del verso per- mitia que se pudieran insertar en él formulas fijas (frases hechas que calzaban en la estructura métrica y ritmica). La posibilidad de intercalar esas formulas facilitaba la memorizacién. Esa es la razén por la que los nombres propios suelen aparecer acom- pafiados por un adjetivo, un complemento o una aposicidn que los caracteriza: “Ate- nea, la diosa de los ojos brillantes’, “el muy astuto Ulises’, etcétera, Estos calificativos se conocen con el nombre de epitetos homéricos. 12 | Homero. mitad del océano. Alli, entre los bosques, vive una dio- sa que lo retiene, entre llanto y sufrimiento, y conti- nuamente trata de convencerlo con halagos para que se olvide de Itaca. Pero Ulises, que solo anhela ver el humo que se levanta en su hogar, prefiere morir. gNo te conmueven estas cosas? ¢No te agradaba Ulises cuando te ofrecia sacrificios en la llanura de Troya, junto alas naves griegas? gPor qué lo odias asi, Zeus? Y le contest6 Zeus, el que junta las nubes: —Hija mia, gcOmo podria olvidarme de Ulises, que se destaca entre todos los hombres por su ingenio y por los sacrificios que ofrecié a los dioses inmortales, que reinan en el ancho cielo? Pero Poseidon, el que ha- ce temblar la tierra, sigue enojado con él a causa del ciclope Polifemo, su hijo, a quien Ulises dejo ciego. Desde entonces, Poseidon, aunque no mata a Ulises, lo hace andar perdido, lejos de su patria. Aprovechemos ahora y decidamos su regreso. Poseidon, por su lado, cedera en su enojo, pues él solo no puede luchar con- tra la voluntad de todos los dioses inmortales. Y le respondié Atenea, la de los ojos brillantes: —Padre, si finalmente los dioses felices decretan que regrese a su casa el muy astuto Ulises, enviemos ya a Hermes para que vaya a la isla de Ogigia® y le anuncie a Calipso, la ninfa de hermosos cabellos, nuestra firme 6 Isla ficticia, Odisea | 13 decisi6n: la vuelta al hogar del sufrido Ulises. Mientras tanto, yo misma me dirigiré a Itaca a darle impulso a su hijo, Telémaco, e infundirle valor en el pecho para que llame a asamblea a los aqueos y haga frente a los muchos pretendientes de su madre, que se comen sin consideracién sus ovejas y sus gordos bueyes. Ade- mas, lo haré ir a Esparta y a la arenosa Pilos para que pida informacion sobre el regreso de su querido padre y para que también se vaya haciendo fama de valiente entre los hombres. Y, luego de hablar asi, descendié desde la cumbre del Olimpo y se poso en el pueblo de Itaca, ante el por- tico de Ulises, en el umbral de su casa. Empufiaba su lanza de bronce y habia tomado la figura de un foras- tero: Mentes, jefe de los tafios”. Alli vio a los pretendientes, que se divertian jugan- doa los dados, sentados sobre las pieles de los bueyes que habian sacrificado ellos mismos. Sus heraldos y sus atentos sirvientes se ocupaban de mezclar el agua y el vino® en las vasijas, y de limpiar las mesas con po- rosas esponjas para luego distribuir abundante carne. El primero que vio a Atenea fue Telémaco, que es- taba sentado entre los pretendientes con el corazon 7 Pueblo imaginario. 8 Enla antigua Grecia, el vino se cocinaba sobre el fuego hasta que adquiria la consistencia de jarabe. Por eso, antes de servirlo, habia que diluirlo con agua. 141 Homero entristecido y pensando en su padre, el héroe Ulises: “jOjala apareciera de pronto y sembrara el panico entre los pretendientes!, jojala recobrara sus honores y rei- nara nuevamente en su casa!”. Mientras pensaba esto, sentado entre esos hombres, vio a Atenea. Inmediata- mente se dirigié al portico, apenado por haber dejado esperando durante tanto tiempo a un forastero. Cuan- do estuvo al lado, le tendié la mano, tomé la lanza de bronce y le dirigié estas aladas palabras: —Bienvenido, forastero, seras bien recibido en mi casa. Después de disfrutar del banquete, me diras qué te trae por aqui. Diciendo esto, marché seguido por Atenea. Cuan- do ya estaban dentro del alto palacio, la hizo sentar en un sillon y extendio un hermoso pafio bordado; bajo las plantas de sus pies habia un escabel?. El tomo una silla y se senté al lado, lejos de los otros, no fuera a ser que al huésped, molesto por el barullo, se le arruinara el ban- quete al escuchar las groserias de los pretendientes, y para preguntarle si tenia novedades sobre su padre au- sente. Llego una sierva con una hermosa jarra de oro, vertid agua sobre una fuente de plata para que se la- vara las manos y puso delante la mesa pulida. Luego, la venerable ama de llaves trajo el pan y sirvid mu- chos manjares que tenia reservados para ocasiones 9 Mueble pequefio que se pone delante de la silla para apoyar los pies al sentarse. Odisea | 15 especiales. Y el asador les ofrecio fuentes con toda clase de carnes; también se pusieron copas de oro, que el heraldo llenaba de vino una y otra vez. Entonces, Telémaco le habl6 a Atenea, la de los ojos brillantes, acercando la cabeza a sus oidos para que no oyeran los demas: —Querido huésped, espero que no te enojes por lo que te voy a decir. Estos hombres solo se preocupan por la citara'° y el canto; y con razon, pues consumen sin pagar los bienes ajenos, los de un héroe cuyos hue- sos sin duda se pudren bajo la Iluvia, tirados en alguna playa, o son arrastrados por las olas en el mar... Pero, dime: gquién eres?, gde donde vienes?, ¢donde estan tu ciudad y tus padres?, gqué barco te trajo hasta aqui? Le contest Atenea, la de los ojos brillantes: —Soy Mentes, hijo de Anquialo, y reino sobre los ta- fios, a quienes les gusta remar. Acabo de llegar con mi nave y mi gente navegando por el mar del color del vi- no, de paso a otras tierras: voy a Temesa'! en busca de bronce, y llevo hierro reluciente. Vine hasta aqui por- que me dijeron que tu padre habia regresado. Pero tal vez los dioses lo han detenido en el camino. Lo cier- to es que de ningin modo Ulises esta muerto. Antes 10 Instrumento musical antiguo semejante a Ia lira pero con caja de resonancia de madera 11\Ciudad ficticia. Algunos la ubican en Italia y otros, en Chipre. 16 | Homero bien, estara en algtin lugar del ancho océano, en una is- la cercada por las olas, donde unos hombres salvajes y crueles lo retienen. Te voy a anunciar algo, porque los dioses me lo inspiran y yo creo que se va a cumplir, aun- que no soy adivino ni entiendo de presagios: no estara mucho tiempo mas alejado de su querida patria, ni aun- que lo retengan con cadenas de hierro. El se las arregla- ra para volver, pues nunca le faltaron tretas para lograr sus propositos. Pero, dime: gqué banquete es este?, équé se celebra?, ges una boda? Evidentemente no es una de esas comidas en las que cada uno paga su parte, jtanta es la insolencia con la que comen mas de lo con- veniente! Cualquier hombre con sentido comin se in- dignaria al ver este ultraje. Y Telémaco respondié con discrecion: —Ya que lo preguntas, huésped, te diré que este pa- lacio fue en otros tiempos rico e irreprochable mien- tras mi padre estaba todavia en casa. Pero ahora los dioses han decidido otra cosa tramando desgracias, pues borraron su rastro en el mundo mas de lo que nunca lo hicieron con ningun otro hombre. Y no solo me lamento por él; pues, aprovechando su ausencia, los nobles que gobiernan en las islas de Duliquio, de Same y de Zante”, la rica en bosques, y los que tienen 12 Estas islas pertenecenal mismo archipiélago que Itaca. El nombre de Zante se conserva en la actualidad, mientras que Duliquio y Same son parte de la actual Cefalonia. Odisea | 17 el mando en la montafosa Itaca pretenden casarse con mi madre y traen la ruina a mi casa devorando mis po- sesiones. Pronto terminaran devorandome a mi. Y le dijo Atenea, enojada: —jAy, qué falta te hace el ausente Ulises! jSi les pusie- ra las manos encima a estos desvergonzados! Bien pron- to se terminarian sus vidas y se les arruinarian los planes de casarse. Pero esta en la voluntad de los dioses si vol- vera al hogar y ejecutara su venganza. En cambio, es ne- cesario que pienses de qué modo echaras del palacio a los pretendientes. Asi que presta atencién a lo que voy a decirte: convoca mafiana en la plaza"? a los nobles aqueos, explicales a todos la situacion, y que los dioses sean tes- tigos. Ordena a los pretendientes que regrese cada uno a su casa. Y si tu madre quiere casarse otra vez, que vuelva al palacio de su padre; alli le prepararan la boda y dispon- dran una dote abundante, como corresponde a una hija querida. Y a ti te doy el siguiente consejo: elige la mejor nave de veinte remos y ponte en camino para averiguar sobre tu padre hace tanto tiempo ausente. Dirigete pri- mero a Pilos y preguntale a Néstor; desde Pilos ve a Es- parta, al palacio de Menelao, pues él fue el Ultimo en volver entre los aqueos que visten bronce. Si te dicen 13 La plaza (en griego, “Agora’) era un lugar importante en la organizaciéon de las ciudades griegas. Alli se reunia la asamblea de los ciudadanos para debatir los temas de interés publico. 18 | Homero que tu padre vive y esta en viaje de vuelta, espera un aho mas, aunque tengas gran sufrimiento; pero si oyes que ha muerto, regresa enseguida a tu tierra, levanta un mo- numento en su honor, realiza abundantes ofrendas, todas las que corresponda, y entrega tu madre a otro espo- so. Cuando hayas hecho todo esto, medita en tu mente y en tu corazon el mejor modo de deshacerte de estos pretendientes, ya sea con engafios o de manera clara. Es preciso que no actUes como nifio, pues ya estas bastante grande. Asi que sé valiente para que tus descendientes estén orgullosos de ti. Yo me voy ahora mismo a mi na- ve, junto a mis companieros, que me estan esperando. TU presta atencion a todo y sigue mis consejos. Y, después de hablar asi, se marcho de alli Atenea, la de los ojos brillantes, remontandose como un ave; e infundio fortaleza y animo en el pecho de Telémaco, y avivé en él el recuerdo de su padre. Después de reflexionar, Teléma- co se sorprendié, pues se le ocurrié que habia sido visita- do por un dios. Y marché enseguida adonde estaban los pretendientes y comenzo a hablarles con prudencia: —Pretendientes, les hablo a ustedes que asedian a mi madre con dolorosa insolencia. Disfrutemos del ban- quete en paz, ahora. Mafana al amanecer iremos a la plaza, donde les diré claramente todo lo que tengo en el animo. Les pediré que se vayan de mi palacio, se pre- paren sus propios banquetes y se inviten unos a otros, Odisea | 19 si quieren. Sin embargo, si consideran que lo mejor es seguir devorando la hacienda de un solo hombre sin Pagar, sigan haciéndolo. Yo rogaré a los dioses eter- nos, por si Zeus me concede que estos desmanes sean castigados y ustedes mueran algun dia dentro de este palacio, sin que nadie les dé venganza. Asi les dijo y ellos se mordieron los labios, admira- dos de la audacia con la que les hablaba. Eurimaco, uno de los pretendientes, dijo a su vez: —Telémaco, esta en la voluntad de los dioses el se- creto de cual de los aqueos gobernara finalmente esta isla, rodeada de mar. Pero queria preguntarte, princi- pe, sobre el forastero: de dénde viene, cual es su pa- tria y su linaje. gAcaso te trajo noticias sobre tu padre ausente? £O vino aqui por sus propios negocios? Y Telémaco le contesto discretamente: —Eurimaco, ya no hay posibilidad de que mi padre regrese. Ya no le doy crédito a las noticias que vienen de un lado o de otro, ni les presto atenci6n a los oracu- los cuando mi madre llama a algun adivino y lo interroga en el palacio. Ese hombre afirma que es Mentes y reina sobre los tafios, a quienes les gusta remar. Estas fueron las palabras de Telémaco, aunque en su corazon habia reconocido a la diosa. Los pretendientes volvieron al baile y al canto pa- ra seguir divirtieéndose hasta que se hizo de noche. 20 | Homero Entonces se pusieron en camino a sus casas, vencidos por el suefo. Y Telémaco fue también al lugar del pala- cio donde estaba construido su dormitorio. Delante de él, llevando una antorcha humeante, iba la fiel Euriclea, a la que habia comprado Laertes hacia ya mucho tiempo, cuando todavia era un muchacho. Ella amaba a Teléma- co mas que ninguna otra esclava, pues lo habia criado cuando era pequeno’4. A la noche, cubierto con una piel de oveja, él seguia pensando en el viaje del que le habia hablado Atenea. 14 La sociedad que presenta la Odisea es de tipo feudal, encima de la linea estaban los. aristoi, iteralmente ‘la mejor gente’, los nobles hereditarios que poseian la mayor parte de la riqueza y todo el poder. Debajo estaban todos los demas, para los cuales no habia palabra técnica colectiva: eran la multitud. Existian los esclavos, muchas eran mujeres. De la poblacion libre que constituia la masa de la comunidad, algunos eran jefes de familia independientes, ganaderos o campesinos libres con sus propiedades (aunque el poeta no dice nada de ellos). Otros eran especialistas, carpinteros y trabajadores en metales, adivinos, aedos y médicos. Odisea | 21 Canto 2 Telémaco convoca al pueblo de /taca a una asamblea. El telar de Penélope. Preparativos del viaje. Y cuando surgié Eos!®, la de dedos de rosa, inmedia- tamente se levanto del lecho el hijo de Ulises, se vistid, se colg6 del hombro la espada afilada y calz6 sus her- mosas sandalias. Al salir del dormitorio, tenia el aspecto de un dios. Ordend a los heraldos que convocaran a la plaza a los aqueos de hermosos cabellos. Cuando estaban todos congregados, se presento alli Telémaco con la lanza de bronce; dos perros de agi- les patas venian escoltandolo. Atenea derramo sobre él un esplendor divino y todos los ciudadanos queda- ron asombrados al verlo. Los ancianos le hicieron lugar para que se sentara en el trono de su padre. Y Teléma- co comenzo hablando asi ante la asamblea: —Habitantes de itaca, no tengo noticias de las tro- pas que regresan; tampoco voy a comunicarles algo de interés comtn, sino que voy a hablarles de un asun- to privado, una calamidad que ha caido sobre mi casa. O, mejor dicho, dos calamidades. Una es que he perdi- do a mi noble padre, que en otro tiempo reinaba sobre 15 Figura mitica que representa la aurora Odisea | 23 ustedes con la bondad de un padre. Pero ahora me ha alcanzado otra calamidad mayor, que esta a punto de destruir mi casa y consumir todas mis posesiones: su- cede que, sin que ella lo quiera, asedian a mi madre los hijos de los hombres mas nobles de aqui. Ellos se resisten a ir ala casa de Icario, su padre, para que él reciba los dones nupciales y entregue a su hija como esposa al candidato que le parezca mas convenien- te. Y mientras tanto, vienen a mi casa todos los dias y matan bueyes, ovejas y gordas cabras, y hacen ban- quetes y beben sin medida el espumoso vino. Asi es como consumen todo, pues en mi casa falta un varon como Ulises para que saque afuera esta peste. Espero que ustedes también se indignen de semejante ultra- je y que se avergtiencen también los pueblos vecinos. iY teman la cdlera de los dioses, que ellos pueden cam- biar la situacion, hartos de estas acciones perversas! Asi hablo, indignado, y, con un sbito acceso de llan- to, arrojé el cetro al suelo. La gente sintio lastima y guardo silencio; nadie se atrevia a responderle a Telé- maco con palabras duras. Solo Antinoo, uno de los pre- tendientes, le contest6 de esta manera: —Telémaco, fanfarron, no sabes frenar tu enojo. ¢Qué cosas dijiste con la intencion de cubrirnos de vergiien- za? No son los pretendientes los culpables de tus sufri- mientos, sino tu madre, que sabe mucho de astucias. Ha 241 Homero pasado tres afios (y pronto se cumplira el cuarto) enga- fiando el corazén de los aqueos. A todos les da esperan- zas y le hace promesas a cada pretendiente enviandole mensajes, pero en su mente trama otras cosas. Y ahora se le ha ocurrido un nuevo truco: colocé un gran telar en el palacio, donde tejia una tela suave y extensa, y nos dijo: “Pretendientes mios, ya que Ulises ha muerto, no tengan apuro por desposarme; esperen a que termine esta tela, para que no se me pierdan los hilos; es una mortaja’® para cubrir al héroe Laertes cuando lo alcance la muerte peno- sa. No quiero que ninguna mujer del pueblo hable mal de mi si le falta una mortaja al que tuvo tantas riquezas”. Con estas palabras logré convencernos. Ella, mientras tanto, tejia su gran tela durante el dia y la destejia durante la no- che a la luz de las antorchas. Su engafho se mantuvo du- rante tres anos; pero al cuarto, una de sus criadas, que sabia lo que pasaba, conto todo y logramos sorprenderla mientras destejia la fina tela. Asi fue como tuvo que ter- minarla, aunque contra su voluntad. De modo que esta es la respuesta que te dan los pretendientes, para que te la grabes en la mente tt y todos los aqueos: manda a bus- car a tu madre y ordénale que se case con quien decida su padre y le agrade a ella misma. Mientras ella manten- ga la decision que ahora han puesto los dioses en su pe- cho, tus riquezas y propiedades se iran consumiendo. 16 Tela con la que se envuelve un cadaver para sepultarlo. Odisea | 25 26 | Homero Y respondié Telémaco discretamente: —Pretendientes, no les rogaré mas ni volveré a men- cionarles estas cosas. Las conocen los dioses y todos los aqueos. Solo pido que me den una nave ligera con vein- te remeros que me abran camino por el mar, pues quie- ro ir a Esparta y a la arenosa Pilos para averiguar sobre el regreso de mi padre, ausente hace tanto tiempo. Si oigo que mi padre vive y esta en viaje de vuelta, espe- raré un aho mas; pero si oigo que ha muerto, regresaré en seguida a mi tierra, levantaré un monumento en su honor, realizaré abundantes ofrendas, todas las que co- rresponda, y entregaré a mi madre a otro esposo. Luego de hablar asi, se sent. Entonces, se levant6 Mentor'7, companero del intachable Ulises, a quien es- te, antes de partir, le habia encargado el cuidado de su casa. Con buenos sentimientos, dijo: —Habitantes de Itaca, escuchen lo que tengo que decirles. jQue de ahora en adelante ningtin rey de los que llevan cetro sea bueno, ni piadoso ni tenga pensa- mientos justos! jQue sea siempre malvado e injusto! Pues nadie se acuerda del divino Ulises, aunque él nos gobernaba con la bondad de un padre. Mi enojo no lo provocan los pretendientes presuntuosos que realizan acciones violentas con espiritu malvado, pues ponen 17 El sustantivo comin “mentor”, que proviene etimolagicamente del nombre de este per- sonaje, significa “consejero” 0 “guia de otro”. Odisea | 27 en juego sus cabezas al comerse por la fuerza las pose- siones de Ulises, seguros de que este ya no regresara. Estoy indignado, mas bien, con el resto del pueblo: se han quedado todos mudos y, aunque son muchos, no se animan a frenar a los pretendientes. Le contest6 Leécrito, uno de los pretendientes: —Mentor, cabeza hueca, équé has dicho? gIncitas al pueblo a que nos contenga? Resulta dificil, aun para un nu- mero mayor de hombres, luchar contra otros por un ban- quete. Aunque el mismisimo Ulises viniera en persona y quisiera alejar del palacio a los nobles pretendientes que comen en su casa, no se alegraria su mujer de verlo llegar, pues alli mismo encontraria él una muerte vergonzosa pe- leando contra muchos hombres... Hablaste de manera in- sensata. Que cada cual vuelva a su casa. A Telémaco lo ayudaran a preparar el viaje Mentor y Haliterses, que son antiguos companeros de su padre. Aunque me parece que se va a quedar aqui sentado por mucho tiempo, escuchan- do las noticias en Itaca, y jamas realizara ese viaje. Hablo asi e inmediatamente disolvié la asamblea. Ca- da cual se volvid a su casa, y los pretendientes marcha- ron al palacio de Ulises. Telémaco, por su parte, se fue a la playa, lavo sus manos en el mar espumoso y supli- c6 a Atenea: —Esctichame, diosa, que ayer me visitaste en mi pala- cio y me ordenaste cruzar con una nave el mar cubierto 28 | Homero de bruma para averiguar sobre el regreso a casa de mi padre ausente. Todo esto lo estan demorando los aqueos, y sobre todo los pretendientes, llenos de soberbia. Asi le suplicd. Y se le acercé Atenea, con el aspec- to y la voz de Mentor, y le dirigid estas aladas palabras: —Telémaco, de ahora en mas no seras cobarde ni estupido, si es verdad que heredaste el noble valor de tu padre. Por eso tu viaje no resultara infructuoso. Asi que ve ahora a tu casa a reunirte con los pretendientes; prepara provisiones y guardalas en recipientes: el vino, en cantaros, y la harina, alirmento de los pueblos, en bol- sas de cuero. Yo voy a convocar a los voluntarios. En itaca hay muchas naves, pues es una isla cercada por el mar. Quiero ver cual es la mejor; la prepararemos y la lanzaremos al ancho mar cuanto antes. Asi hablo Atenea, la hija de Zeus, y Telemaco no de- moré un instante, pues habia escuchado la voz de una diosa. Con el corazon angustiado volvié al palacio. Alli encontré a los pretendientes, que degollaban cabras y asaban cerdos en el patio. Se dedicaban al banquete y se burlaban de Telémaco, atacandolo con sus palabras. Y Telémaco bajé a las amplias bodegas de su padre, donde habia oro y bronce a montones, y arcas llenas de vestidos y aceite perfumado en abundancia. También habia grandes tinajas de rico vino afejo, sin mezcla; puestas en fila junto a la pared, aguardaban el regreso Odisea | 29 del duefo de casa para apaciguar sus penas. Las puer- tas estaban firmemente cerradas; adentro estaba, dia y noche, el ama de llaves, Euriclea, que vigilaba los te- soros con mirada atenta. Con ella hablé Telémaco, des- pués de llamarla a su dormitorio: —Vamos, ama de llaves, saca de las tinajas rico vi- no, el mejor después del que reservas para el regre- so de aquel desdichado, por si alguna vez vuelve Ulises después de evitar la muerte. Llena doce tinajas hasta el tope y ciérralas con tapas. Y guarda también veinte me- didas de harina en bolsas de cuero bien cosidas. Solo tu debes saberlo. Prepara todo en secreto, que yo vendré a recogerlo por la tarde, cuando mi madre suba al piso de arriba para dormir. Voy a Esparta y a la arenosa Pilos para ver si alli averiguo noticias sobre el regreso a casa de mi querido padre. Asi hablo. Rompié en llanto la nodriza Euriclea y, con voz dolorida, le dijo estas aladas palabras: —Hijo mio, gpor qué se te ha ocurrido esta idea? ¢Por qué quieres irte a recorrer tan largas distancias, siendo el hijo Unico en esta casa? Seguramente Ulises ha muer- to lejos de su patria, en un pais desconocido, y los pre- tendientes estan tramando matarte en una emboscada enel preciso momento en que inicies tu viaje. Ellos se re- partiran todo. Vamos, quédate en tu casa; no tienes nin- guna necesidad de andar sufriendo peligros en el mar. 30 | Homero Y Telémaco le contesto: —Animo, que fue un dios el que me inspiré este plan. Ahora, jGrame que no le diras nada de esto a mi madre hasta que hayan pasado doce dias, a menos que ella misma note mi ausencia y venga a preguntarte. No quiero que se marchite con llanto su delicada piel. Asi hablo, y la anciana le juré que guardaria el secreto. Una vez hecho el juramento, vertid vino en los cantaros y puso harina en bolsas bien cosidas. Y Telémaco se dirigié a las habitaciones de abajo, donde estaban los pretendientes. Y Atenea, la de los ojos brillantes, puso en marcha otra idea. Tomé la figura de Telémaco y recorrié la ciu- dad; iba conversando con cada hombre que encontra- ba y lo convocaba para que a la noche se reuniera con él junto a la rapida nave. Y se puso el sol y los caminos se cubrieron de som- bras. Entonces empujé la rapida nave hacia el mar, la cargo con las provisiones que suelen llevar las buenas naves y la acercé a la boca del puerto, donde ya se ha- bian congregado los valerosos compafieros. Entonces, Atenea, la de los ojos brillantes, llamo a Telémaco desde afuera del suntuoso palacio, simulan- do la voz y la figura de Mentor: —Ya estan los marinos con los remos en las manos esperando la orden de partida. Vamos, no retrasemos el viaje por mas tiempo. Odisea | 31 Después de hablar asi, se puso en marcha y Telé- maco iba tras sus huellas divinas. Cuando llegarona la nave encontaron en la playa a los aqueos de largos ca- bellos. Cargaron las provisiones. Subié Telémaco a la nave. Atenea, que lo precedia, fue a sentarse en la po- pa. Junto a ella se senté Telémaco. Los companeros soltaron las amarras y tomaron los remos. Y Atenea, la de los ojos brillantes, les envio un viento favorable, que soplaba suave sobre las olas de color de vino. Una vez atados los aparejos de la rapida nave, sacaron los cantaros repletos de vino e hicieron libaciones a los dioses inmortales; especialmente a la de los ojos brillantes, la hija de Zeus. Y el barco siguid su camino durante la noche y el amanecer. 32 | Homero Canto 3 Telémaco en Pilos. Cuando llegaron a Pilos, se levantaba el sol por el cielo de bronce, surgiendo del hermoso estanque del mar para alumbrar a los dioses y a los mortales. Los pilios estaban en la playa, sacrificando toros ne- gros a Poseidon, el dios que hace temblar la tierra. Ha- bia nueve grupos de quinientos hombres cada uno, y delante de cada grupo se ofrendaban nueve toros. Los itacences entraron al puerto, plegaron la vela, atraca- ron la nave y bajaron a tierra. Telémaco iba detras de Atenea’®; asi le hablo la de los ojos brillantes: —A partir de este momento, Telémaco, no debes te- ner verglienza, ni un poco siquiera, pues has cruzado el mar para averiguar en qué tierras se encuentra tu padre y cual fue su destino. Asi que marcha decidido al encuentro de Néstor, domador de caballos. Y contesto Telémaco: —Mentor, gcOmo voy a acercarme a él? ¢Como lo saludaré? No tengo ninguna experiencia en discursos ingeniosos. Ademas, a un hombre joven siempre le da vergtienza hacerle preguntas a uno mayor. 18 Atenea continéia teniendo el aspecto de Mentor. Odisea | 33

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