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poco en los estudios mis altos, mn: aun en el mas elevado, Ja con- ciencia es una totalidad completamente integrada, sino que es, por lo contrario, capaz de una indeterminada ampliacién. Aun a la conciencia modema podrian afiadirse nuevas islas, si no con- tinentes, reproduciendo un fenémeno que es para los psicotera- peutas algo de todos los dias. Es correcto, entonces, concehir una conciencia del yo rodeada de muchas pequefias luminosidades. 6. Lo inconsciente como conciencia miltiple La hipétesis de las luminosidades miltiples se basa por un lado, como ya hemos visto, en el estado cuasi-consciente de jos contenidos inconscientes y por otro lado en la existencia de ciertas imagenes que pueden encontrarse en los suefios y en las fantasias visuales de individuos modernos 0 en documentos his- toricos y que deben ser interpretadas simbélicamente. Como es sabido, una de las principales fuentes de representaciones simbé- licas correspondientes al pasado es la alquimia. De la alquimia tomo sobre todo la representacién de las scintillae, de las chis- pas, que surgen como ilusiones visuales en la “sustancia de trans- formacién”.” Asi la Aurora Consurgens Pars II dice: “Scito quod terra foetida cito recipit scintillulas albas”.* Khunrath explica estas chispas como radii atque scintillae del Anima Ca- tholica, del alma universal, que se identifica con el espiritu de Dios.** De esta explicacién se desprende claramente que ciertos alquimistas ya habian vislumbrado la naturaleza psiquica de estas luminosidades. Son semillas de luz diseminadas en el caos, al que Khunrath Iama “mundi futuri seminarium”.* Tam- 51 Psychologie und Alchemie, 1952, 2* ed., pag. 187 y sigs. y otros lugares, 82 Art, Aw 1593. I, 208. Una supuesta cita de Morenius (cf, mas adelante). Lo mismo repite Mylius: Philosophia Reformata, 1622, pag. 146. En la pag. 149 agrega ademds scintillas aureas. 33“. Variae eirus radii atque Scintillae, per totius ingentem materieri primae massae molem hinc inde dispersae ac dissipatae: inque mundi partibus disiunctis etiam et loco et corporis mole, necnon circumscriptione, postea separatis... unius Animae universalis scintillae nuno etian inhabitantes.” Amphiteatrum, 1604, pag. 195 y sig. y pég. 198. 54 Lc. _ doctrina gnéstica de las semillas de luz, que son recogidas por la Virgen de Ia Luz; igualmente la doctrina maniquea de las particulas de luz que hay que incorporarse por medio de la comida ritual, una especie de Eucaristia, en In que se comian metones. La primera mencidn de esta “idea parece ser el xagmotic ({co- sechador?). Ireneo: Adv. Haer., 1, 2, 4, En cuanto al melén cf. M. L. v. Franz: Der Traum des Descartes. Stud. aus dem C. G. Jung-Institut, Ziirich, 1952. 135 hidn cl entendimiento humano es una scintilla de ese tipo." La sustancia arcana (la “tierra acuosa del ente catélico o el agua térrea [Limus, limo]”) es “universalmente espiritualizada” por la “chispa ignea del mundo”, de acuerdo con Lib. Sapientiae, I, 7: “Quoniam spiritus Domini replevit ordem terrarum”.® En el “agua del arte”, en “nuestra agua”, que es también el caos,"* se encuentran las “chispas igneas del alma del mundo como puras formae rerum essentiales”.®” Estas formae" corresponden a las ideas platonicas y, entonces, si se acepta que las imagenes eter- nas de Platén, “que estén en un lugar supraceleste”, son una ex- presién filosdfica de los arquetipos psicolégicos, resulta una equiparacién de las scintillae con los arquetipos. De esta visién alquimista habria que sacar la conclusién de que los arquetipos poseerfan en si cierta claridad 0 similitud con la conciencia. De ese modo corresponderia una luminositas a la numinositas. Algo semejante parece haber vislumbrado también Paracelso. En su Philosophia Sagax se encuentra el siguiente fragmento: “Y como poco puede haber en el hombre sin el numen divino, como tam- bién poco puede haber en el hombre sin la Jumen natural, enton- ces lumen y numen, los dos solos, deben hacer acabado al hom- bre. De los dos viene todo y los dos estén en el hombre, pero el hombre sin ellos no es nada y ellos son, sin embargo, sin el hombre”. En confirmacién de esta idea escribe Khunrath: “Hay... Seintillae Animae Mundi igneae, Luminis nimirum Na- turae, chispas igneas del alma del mundo... dispersas 0 disemi- nadas en y a través del cdificio del gran mundo en todos los fru- tos de los elementos, en todas partes”. Las chispas se originan en el Ruaj Elohim, el espiritu de Dios." Entre las scintillae distingue una scintilla perfecta Unici potentis ac Fortis, que es el elixir mismo, es decir la sustancia arcana. Para nuestro paran- 58 “Mens humané animi scintilla altior et lucidior”, I. c., pie. 63, 37 H, Khunrath, Von Hvleal. Chaos, 1597, paz. 63. 58 Khunrath menciona como sinénimos forma aguina, péntica, limus terrae, Ada- mae, Azoth, Mercurius, ete. L. ey pag. 216. 88D. c., pig. 216. 80 Tas “formae scintillaeve Animae Mundi” son denominadas también por Khun- rath (pag. 189) “rationes seminariae Naturae specificae”, con lo cual repite una antigua idea. Tgualmente Hama Entelechia a la scintla ‘SU Ed, Sudhoff, XII, pag. 231; ed, Huser, X, pag. 206, 02 Lec, pag. 94. 83: T. cy pag. 249. 84 TL. cx pag, 54, Esto en concordancia con Paracelso, quien califica a la lumen naturae de quintaesencia sacada por Dios mismo de los cuatro elementos. 136 gén entre los arquetipos y Jas chispas tiene importancia el que Khunrath destaque una muy especialmente. Esta una es denomi- nada también monas y sol, expresiones ambas que aluden a la divinidad. Una imagen semejante se encuentra en la carta de Ignacio de Antioquia a los efesios (XIX, I y sigs.) donde se re- fiere a la venida de Cristo: “;Cémo, entonces, se manifesté a los eones? Una estrella brillé en el cielo, mds clara que todas las estrellas, y su luz era inefable, y ese fenémeno producia extra- fieza. Todas las otras estrellas y el sol rodeaban a esa estrella formando un coro...” La scintilla una 0 monas debe concebirse desde el punto de vista psicolégico como simbolo del si-mismo, aspecto que aqui sélo quisiera indicar. Para Dorn las chispas tienen “na clara significacin psicolé- gica. Asi, dice: “Sic paulatim scineillas aliquot magis ac magis indies perlucere swis oculis mentalibus percipiet, ac in tantam exerescere lucem, ut successivo tempore quaevis innotescant, quae sibi necessaria fuerint”.” Esta luz es la lumen naturae, que alumbra la conciencia, y las scintillae son luminosidades embrio- narias, que brillan en la oscuridad de lo inconsciente. Al igual que Khunrath, Dorn también es tributario de Paracelso. Con- cuerda con él al aceptar la existencia de un invisibilem solem plurimis incognitum en el hombre. De esta luz natural, innata en el hombre, dice Dorn: “Lucet in nobis licet obscure vita lux hominum" tanquam in tenebris, quae non ex nobis quaerenda, tamen in et non a nobis, sed ab eo cuius est, qui etiam in nobis habitationem facere dignatur... His eam lucen plantavit in no- bis, ut in eius lumine qui lucem inaccessibilem inhabitat, vide- remus lucem; hoc ipso quoque caeteras eius praecelleremus crea- turas; illi nimiram similes hac ratione facti, quod scintillam sui luminis dederit nobis. Est igitur veritas non in nobis quaerenda, sed in imagine Dei quae in nobis est”. 65 “Asi peicibird con sus ojos espirituales emo algunas chispas se transparentan cada vez més (y) dia tras dia y erecen hasta tener una luz tan grande que en lo sucesivo se hace conocer todo lo que le es necesario (al adepto).” De Speculativa Philosophia. Theatr. Chem., 1602, 1, pag. 275. 866 Sol est invisibilis in hominibus, in terra vero visil sole sunt ambo. Spec. Phil., l. c, pig 308. 97 Ee vita erat lux hominum et lux in tenebris lucet, Ev. In. I, 4, 5. 88 “Brille en nosotros oscuramente Ia vida como una luz de los’ hombres (que brillara) en las tinieblas (una luz), que no ha de ser vista como originada en nos- ‘otros aunque esté en nosotros y (sin embargo) no es originada en nosotros, sino que (surge) de aquel que hasta se ha dignado construir moradas en nosotros Este ha plantado su luz en nosotros para que nosotros veamos Ia luz en su luz que . tamen ex uno et eodem 137 Dorn también conoce el arquetipo uno que destaca Khunrath y lo conoce como el sol invisibilis, 0 sea como la imago Dei. En Paracelso la lumen naturae se origina en primer término en el astrum o sydus, el astro en el hombre.” El “firmamento” (un sinénimo de astro) es la luz natural.” Por eso la Astronomia es ja “piedra angular” de toda verdad, “es una madre de todas las otras artes... A partir de ella comienza la sabiduria divina, a partir de ella comienza Ja luz de la naturaleza”,” y aun las “excelsas religiones” dependen de la Astronomia.” Y el astro “anhela Ievar al hombre hacia la gran sabiduria... para que él bajo Ja luz de la naturaleza aparezca maravilloso y Jos miste- rios de la milagrosa obra de Dios se pongan de manifiesto y se esclarezcan grandemente”.” El hombre mismo es un astrum: “no 41 solo entonces, sino en el mismo grado para siempre con todos los apéstoles y santos; cada uno es un astro, una estrella de los cielos... por eso dice también Ja Escritura: sdis luces del mun- do”. “De tal modo, entonces, en el astro estd toda a luz natu- ral, y el hombre debe sacarla de alli como Ja comida de la tierra, en la cual él ha nacido, pues igualmente en Ia estrella ha naci- do”. También los animales tienen la luz natural que es un “espiritu innato”.”* Al nacer, el hombre “es dotado con acabada luz de la naturaleza”.”” Paracelso la lama “primum ac optimum thesaurum, quem naturae Monarchia in se claudit””* (en concor- dancia con la caracterizacién corriente de lo “uno” como perla preciosa, tesoro escondido, “preciosidad diffcilmente alcanza- ble”, etcétera). La luz ha sido dada al hombre interior (corpus hhabita la lux inaccesible; justamente eso nos distingue de todas las criaturas; por een ciertamente hemos sido hechos semejantes a él, porque él nos ha dado una chispa de su luz. Por tanto la verdad no debe buscarse en nosotros, gen de Dios que se encuentra en nosotros.” De Philosophia Meditative. Theatr. Chem., 1602, I, pig. 460. 69 Sudhoff, “XII, ‘pag. 23: “Lo que esté en Ia luz de la naturaleza, eso es la accién del astro”. '(Huser, X, pég. 19.) 70 Philosophia Sagax (Huser, X, pag. 1; Sudhoff, XII, pég. 3). 71 L. c, Huser, pég. 3 y sig.; Sudhoff, pag. 5 y sig. 72 Los apéstoles son Astrologi, 1. c., Huser, pég. 23; Sudhoff, pag. 27. 2 Huser, pag. 54; Sudhoff, pag. 62. Huser, pég. 3 V, 14: Vos estis tux mundi 78 L, c., Huser, pig. 409; Sudhotf, pég. 456 y sig. 76 “que los gallos anuncien con st i muerte de su sefior... todo eso proviene del espiritu innato y es Ia Iuz de Ia natu: raleza.” Fragmenta medica. Cap. de Morbis somnii (Huser, V, pig. 130; Sudhoff, IX, pag. 361). W Liber de Generatione Hominis. (Huser, VIII, pag.-172, Sudhoff, I, pig. 300.) 18 De Vita Longa. Herausgegeben von Adam von Bodenstein, 1562, Lib. V, c. TI. Sudhoff, pag. 386, Esta iiltima frase se refiere 2 Mat., 138 subtile, cuerpo sutil) como resu.ta del siguiente fragmento: “Por es0, que una persona con alteza sabiduria, etc., salga de su cuer- po exterior, porque toda la sabiduria y la razén que el hombre tiene, es una con ese cuerpo que es eterno y que es como un hom- bre interior,” entonces el hombre ha de vivir y no como exterior. Pues ese hombre interior es eternamente clarificado y verdadero, y si no aparece perfecto al cuerpo mortal, aparece sin embargo perfecto después de la muerte del mismo, pues aquello de lo cual hablamos se llama lumen naturae y es eterno, y eso lo ha dado Dios al cuerpo interior para que el hombre sea regido por el cuerpo interior y de acuerdo con la razén... pues sdlo la luz de Js uaturaleza y ninguna otra cosa mds es la razén... la luz da la fe... Dios ha dado a cada hombre suficiente luz, por lo cual esté predestinado y entonces no puede errar... Pero para que la des- cripcién del origen del cuerpo u hombre interior sea acabada, adviértase que todos los cuerpos interiores son un cuerpo y una cosa en todos los hombres, pero repartida de acuerdo con los bien ordenados mimeros del cuerpo, uno después de los otros. Y si todos se unen hay s6lo una luz, s6lo una razén.. .”.®” “Y luego la luz de la naturaleza es una luz encendida en el Espiritu Santo y que no se apaga, porque esta bien encendida... es una luz tal que anhela arder ™ y cuanto més brilla, mds largamente anhela brillar y cuanto mas largamente brilla, mas grande anhela bri- llar... entonces hay también en la naturaleza un ardiente anhelo de encender.” * Es una luz “invisible”: “Se sigue entonces que sélo el hombre obtiene en lo invisible su ciencia, su arte, de la luz de Ja naturaleza”."* E] hombre es “un profeta de luz natu- ral”.** Se “aprende a conocer” la lumen naturae, entre otras co- sas, por los suefios.* “Como la luz de la naturaleza no puede 19 Philosophie Sagax (Huser, X, pig. 341; Sudhoff, XII, pég. 382): “Es enton- ces notorio que toda la sabiduria humana que tiene et cuerpo terrenal corresponde In Tux de In naturaleza”. Es “la lux de Ja sabiduria eterna que tiene el hombre”, L cy Huser, pag, 395; Sudhoff, pig. 441, 80 Liber ‘de Generatione Hominis (Huser, VU, pég. 171 y sig; Sudhoff, I, pig. 299 y sig.). Si “Fuego vine a meter en la tierra, ¢y qué quiero si ya esté encendido?” (Luc., XIL, pég. 49.) 83 Fragmenta cum libro de fundamento Sapientiae. (Huser, IX, pig. 448; Su- hoff, XII, pég. 825 y sig.) 88 Philosophia Sagax (Huser, X, pig. 46; Sudhoff, XII, pag. 53). 8% Lc, Huser, pég. 79; Sudhoff, pag. 94. 85 Practica in Sctentiam Divinationis, Huser, X, pag. 438; Sudhoff, XII, pig. 448. 139 hablar, se presenta en el suefio por la fuerza de la palabra” (de Dios). Me he permitido demorarme algo largamente en Paracelso y producir cierto namero de textos auténticos para transmitir de ese modo al lector la forma en que esté autor concibe la lumen naturae, Me parece especialmente importante para nuestra hipé- 1 miltiple, el que en Para- velso la vision caracteristica de los alquimistas —Ias chispas que brillan en Ja negra sustancia areana— se transforme en el es- pectaculo del “firmamento interior” y sus astra. Muestra la os- cura psique como un cielo nocturno sembrado de estrellas, cuyos planetas y constelaciones representan Jos arquetipos en toda su luminosidad y numinosidad."’ El firmamento es, en efecto, el libro abierto de la proyeccién tésmica, el reflejo de los mitologe- mas, es decir, de Jos arquetipos. En esta concepcién se dan la mano la astrologia y la alquimia, las dos antiguas representantes de la psicologia de lo inconsciente colectivo. Paracelso sufre la influencia directa de Agrippa von Net- tesheim,* quien afirma a existencia de una Iuminositas sensus naturae. De ésta “tescendieron las luces de la profecia sobre los animales de cuatro patas, los pajaros y otros seres vivientes” y otorgaron a éstos la capacidad de predecir cosas futuras."® Para el sensus naturae invoca a Guglielmus Parisiensis, en quien reco- nocemos a Guillaume de Auvergne (G. Alvernus ¢ 1249), obispo de Paris alrededor de 1228. Este escribié muchas obras, por las cuales fue influido, entre otros, Alberto Magno. Del sensus na- turae afirma en primer término que es un sentido superior a la capacidad de concepeién humana y destaca especialmente que los animales también poseen ese sentido.” La doctrina del sensus naturae se desarrolla a partir de la idea del alma del mundo que todo lo penetra, De esa idea se ocupé otro Guglielmus Parisien- tsis de los fenémenos de concienci Mi fiber de Caducis, Waser, IW, pig, 274: Sudhoff, VIM. pas. 298, ST En Jos Herog.vphica de Horapolio el firmamento representa @ Divs como el fatum definitive, y ¢s entonces simbolizado por un grupo pentédice o quied por un ‘quincunx 88 Cf. Paracelsica, 1942, pag. 47 y sig. SY De Occulta Philosophia, Col,” 1533. pix. LXVIL: Nam iuxta Platonicorum doctrinam, est rebus inferioribus vis quaedam insita, per yuam magna ex parte cum superioribus conveniunt, unde etiam animalium taciti consensus cum divini corpo ribus consentire vident, atque his viribus eorum corpora et affectus addici. etc.. 1c pag. LXIX. 2 Cf. Lynn Thorndike, A History of Magic and Experimental Science, 1929, TI. pig. 348 y sig. 140

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