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AGUSTIN SQUELLA N. COLECCION sn al Derecho y de ‘TEMAS 5 i DERECHO Y MORAL colecin se indican 2TENEMOS * volumen | OBLIGACION MORAL DE OBEDECER | EL DERECHO? SEGUNDA EDICION VALPARAISO 1999 38 to es, como si carecieran de relaciones e influencias reciprocas. A este iiltimo respecto, perm{taseme concluir esta parte del prese trabajo con una cita, algo extensa tal vez, de Heintich Henkel: “En Ia imagen de los ‘“stratos” superpuestos no hemos de representar- nos éstos aislados entre si, sino en una relacién e influencia mutuas. Ya el nacimiento de ica superior, aunque haya sido fundada por un individuo, por el cresdor de una religién por ejemplo, y atin més su difusién entre un grupo de partidarios, presupone cuentre un ambiente de predisposicién o disposicién en else: lorativo de muchos individuos. ra de la ética superior actia sobre la vida de Ja Sociedad...” (*). 4, Una iltima distincién de la que erto stil dar cuenta, siguien do ahota las ideas de Lon L. Foller vertidas en su obta “La moral y el derecho” ('), es [a que se refiere @ lo que este autor Ik ral del deber” y “moral de aspiracién”, aunque bien puede tratarse, nada més, que de Ia misma diferenciacidn antes sefielada entre moral auténoma y moral social. La primera, esto es, Ja moral del debet, esté representada por aquellas normas bésicas sin cuya observancia habitual serfa del todo imposible la convivencia social, 0, cuando menos, seria enteramen- te imposible’ Ia obtericién de una convivencia mfnimamente ordena~ da al-intetior de Is sociedad; 0 sea, se trata del minimo de replas qué permiten una convivencia social posible, ordenada y_pactfica En cuanto a la moral de aspiracién, estaria ella representada pot" aqiellas siormas més exigentes que los individuos abrazan en el terreno moral, a los efectos de conseguir una mayor excelencia en A comporiamiento, 0 sea, una vida ejemplar ‘Por iltimo, pienso que las distinciones precedentes pueden pres {fai una evidente colaboracién en la comprensién de los capftulos que siguen: a continuacién en este trabajo, en particular en lo que se refiere al tipo de relacién que Kelsen, por una parte, y Hart, por otra, perciben entre derecho y moral, fa cual se da, ante todo, por referencia a ese sector que hemos Iamado “moral social” 0, en el enguaje de Fuller, “moral del deber” otra parte, la fuerza normado- & Ob. cit, pig, 228 7 , La moral y el derecho, Eeitorial Trilla, México, 1967. 39 CAPITULO IV LA RELACION ENTRE DERECHO Y MORAL UNA PERSPECTIVA: HANS KELSEN 1, Dentro de Ia obra esetita de Kelsen, que su ma mas de 600 trabajos publicados, es sumamente dificil conseguir ser enteramente exhaustivo en Ja identificacién del material biblio gréfico que pueda servir de apoyo al desarrollo de un tema cual- quieta de los muchos de que Kelsen se ocupé 2 lo largo de su vida, Jo cual vale también, ciertamente, en relacién con el tema del de recho y la moral. Por lo mismo, este tema seré desarrollado en las péginas que siguen sobre Ia base de! listado de obras y trabajos-de Kelsen que alizan en la parte teservada a las notas de pie de pagina 2. Si nos atenemos, por ejemplo, a la segunda versién de la “Teoria Pura del Derecho”, que Kelsen publicé en lengue alemana en 1960, habria que decir que el tema “Derecho y moral” encuen- tra en esta segunda versién una muy significativa ampliacién de su campo de estudio. “Derecho y moral”, sin ir més lejos, ocupa todo tun capitulo —el II— de la edicién de 1960 de la Teorfa Pura del Derecho” (1) En el inicio de ese mismo cépftulo, el autor enuncia una dis- tincién necesaria de scr tenida en cuenta para eviter confusiones y 1. Hans Kelsen, Teorla Pura dol Derecho, UNAM Roberto J. Vernengo, 1983. México, traduecién de 40 malentendidos, a sal ciencia del derecho, y, Ahora bien, si del presente traba tiva reguladora d: saber © conocimiento derecho, en consecu pade ma palabra —derecho— tanto para ref cuanto versa o trata sobre normas, aunque no en cuanto pueda ella producir 0 establecer normas; ) por su parte, se da a otras normas soc! que repulan también cripcién de las normas sociales en que consiste modo, y lo mismo que en el caso det derecho y de la ciencia del de- echo, la moral seria el objeto de conocimiento de la 6 mo mk cuanto la aspica a conocer y a descubrie Ins blecidas por una autoridad, © bien por la costumbre, pero no en cuanto la ponga norass y estatuya consiguientemente deberes de tipo moral derecho y Ja moral son para Kelsen dos én 10 y moral se traducen ¢} es pura las perados, smo, existen, por una parte, obli tas. sujetos 41 jurfdica de comportarse de determinada manera, sino en el caso de {que una determinada norma juridica estatuya un acto coactivo para sancionar fa conducta contra Como consecuent tun enunciado de tipo cognoscit de lo anterior, cuando un jurista propone 0 acerca de alguna norma juzédica, ta consecuencia debe seguit a que lo sea necesat ‘moral, y —viceversa— que conducta es exigida por la moral, ello no quiere decir que lo sea igu: mente por una norma incién entre derecho y moral como dos 6r por 10 pronto, negar que n, esa distincién refuerza Ja idea contraria, ‘esto es, que existe, ademés del derecho, un orden normative dife rente al que damos precisamente el nombre de moral, Dicha distincién tampoco significa atribuir ninguna suerte de superioridad al derecho sobre la moral, de modo que al distinguir el derecho de Ja moral, Kelsen no que en caso de conflicto entre deberes referencia a los primeros. - Por otra parte, esta misma distincién tampoco significa renun- ciar al postulado de que el derecho deba ser moral y de que siempre, en consecuencia, seré posible calificar como moral o inmoral un de- terminado derecho, segin sea precisamente el eriterio moral que se emplee para, contrastindolo con el derecho, concluir acerce de fa ma- yor bondad o maldad de este En otras palabras: si fa entre derecho y moral como dos étdenes normativos distintos refuerza la existencia y autonomfa normativa d a la vez, refuerza el pa- pel que puede compl partir del cual snte moral. En pa ta posible pronunciat labras de Kelsen, “g 42 © sobre cualquiera de las normas que lo constituye a posibilidad de emitir, desde la perspectiva de un determinado otden moral, juicios de valor, ya pos 8, sobre un ordenamier instancia diferenciada del derecho, y por tanto aut de éste, desde In cual se podré dad de un derecho dado Otra relacién entre derecho y motal adm siste en que el derecho puede en ciestes casos autorizar la ay de notmas motales, como aconteceria, pot ejemplo, con aquellés nor mas juridicas que castigan ofensas a la moral, oa las buenas coe tumbres Ahora bien, y ret ésta se expresa, segiin Kel echo y justicia. Para este autor, los criterios 0 ideales de justicia, esto es, los crtiterios 0 ideales acerca de cémo deberia ser el derecho, se fundan de moral positiva, o sea, en normas morales que hen sido “‘puestas” por alguien —un profeta, por ejemplo—, bien en tuna o mis normas morales que dan por establecidos ciettos valores superiores, embargo, yu Ia distincién entre derecho y moral, en Ia distinciSn consiguiente entre de ando en verdad un lenguaje muy fuerte es 0 salvedades, Kelsen ‘Teoria Pura del Derecho lo cual quiere decir que ni 108 ideales © criterios que acerca Pf, 41 3. Hang Kelson, Teoria Pure Alzes, traduccién de Moisés a3 de Io justo han sido ideados y propuestos histéricamente, puede de- mestraise como racionalmente verdadero y, por tanto, como supe rior a los dems. Para el conocimiento ricional —eree Kelsen— s6lo existen in- a las restantes como erréness es, si pudiera demostrarse por métodos raciona ida idea acerca de la justicia ¢s la verdadera, 0 —concluye Kelsen— seria totalmente superfluo y su existencia incomprensible. 4. Quid si antes de pasar a las p # tema del derecho y la moral en su obra péstuma (‘), sea convenien- te establecer cusl es 1a consecuencia politica que el autor deriva de su evidente 8 que Kelsen dedi la obra antes mencionsda, Kelsen discurre acerca de la de- ia y de Ia autocracia como formas de gobierno, considerando que ambas no son més que “métodos de creacién dé un orden s0- en igualdad de condiciones, en la adapcién de las decisiones colectivas, mientras que en la autocracia estas mas decisianes se adoptan por una sola persona o por un grupo res tringido de gente, Democracia y contenido de las decisi 5. Hans Kelsen, Teorla general del 44 blecen para la toma de las decisiones. La primera recurre para efectos a la regla de la mayorfa; la segunda, en cambio, a voluntad de quien sea identificado previamente como la “avtoridad”. La democracia se distingue asi de toda otra forma de gobierno en que no sélo promueve al imperio de Ia mayorla, sino que, ademés, presupone por esencia minorfa—, a | nce politicamente y protege en sus derechos fundementales y en el principio de proporcionalided. Pues bien: el relativismo, 0 sea, la idea de que el cono: humano no puede alcanzar valores absolutos, se corresponde segin Kelsen con el ‘concede igual valor a pol toda creencia fen que esa voluntad se mat es posible establecer de manera indudable para les y contrapuestas ideas Jerancia —todas Jas sma posibi- “por la con- a de la inteligencia y de los corazones”—, y la tolerancia, por por su parte a la democracia —debe gobernar la ica que obtenga para sf la mayori En cambio —dice Kelsen—, una concepcién “metafisico-abso- del mando y de los valores se corresponde més bien con porque “quien sabe con certeza absoluta ccudl es el orden social mejor y més justo rechazard enérgicament exigencia insoportable de hacer depender la realizacién de este orden del hecho de que, por Jo menos la mayorfa de aquellos sobre los ‘que ha de valer, se convenzan de que, en efecto, es el mejor y el que més les conviene’ En efecto —se pregunta Kelsen a con- inuacién—, si hay “alguien que se halla en posesién del Bien sumo, teresada y una actitud autocr 6 Ob. cit, pigs. 471 y 472. de que ningtin programa o ideal pol inducen a renunciar al ab: de un monarea, de una casta sacerdotal, aristécrata o guerrera, de tuna clase o de un grupo privilegiado cualquiera Isen, que si el relativismo es un modo po- la democtacia, no constituye, por cierto, ef ivo pata preferir forma de gobierno. 5. En su obra “Teorfa Ger cual se expresatia en el hecho de que Ia mo- jere en cada caso de acuerdo al tipo de sociedad en cuyo se- surge € impera; y, segundo, la idea de que —en consonan cia con Io antetiormente expresado— la sancién que sigue a la in- fraccién de los deberes morales consiste en la desaprobacién moral de sus. semejantes. el punto de vista de esta moral social de matar a otro €s pot moral de sus semejan- fan —para Kelsen—. Xinicamente en el reproche, desaprobacién y posiblemente en el ais- lamiento de que el grupo social hatia objeto al correspondiente su- to infractor. Por su parte, esta reaccién tipicamente social en que encarnarfan las sanciones morales, se corresponde con ior del autor, a saber, la de que la moral es un fendmeno col 7. Hans Kelsen, Teoria general del derecho y del Evado, UNAM, México, daccién de Edvarda Garela Mayne, 1969 8. Ob. cit 46 Retomando nuevamente la distincién entre derecho y moral, Kelsen es de opinién que dicha distincidn no puede ser fundeda en la conducta a que obligan las normas de uno y otto orden norma tivo, puesto que es frecuente que un mismo comportamiento se en- cuentre a la vez exigido © probibido tanto por la moral como por el derecho, incién en el cardc: a Ia Samada Tempoco considera posible fundar esta di ter externo que poseeria el derecho, por oposici teriorided de la moral Desechadss por Kelsen tanto la autonomfa como a interioridad preferentes que se predican habitualmente de la moral como propic- dades que contribuirfan a diferenciarla del derecho —el cual, por su parte, seria predominantemente heterGnomo y exterior—, el ju rista austriaco encuentra la diferencia entre ambos érdenes norma tivos en el caréeter coactivo del derecho, esto es, en Ia cincunstancia de que el derecho, Jo mismo moral, trata de producir determi nadas conductas, pero, a diferencia de ésta, Io.hace en verdad de tun modo que es propio y exclusivo suyo, a saber, enlazando a la conducta opuesta un acto coactivo cuya declaracién y ejecucién se encuentran socialmente organizadas. No es, pues, que la moral social sea un orden normative que no estatuya canciones, sino que étas se reducen a la desaprobacién por patte del grupo, sin gue en modo alguno entre en juego el empleo de la fuerza socialmente organizada. 6. Desearfamos por iltimo, en esta parte, puntu observaciones eriticas al pensamiento de Kelsen. at algunas Ante todo, quettia decir que la distincién que Kelsen lleva @ cabo entre derecho y moral, asi como mAs especificamente entre de- recho y justicis, ¢s necesaria —segiin expresamos antes en este mismo trabajo— para cautelar la autonomia relativa de estos dos érdenes normativos, preservando y haciendo més operativa la posibilidad de enunciar y mantener juicios morales sobre el derecho. Sin embargo, y en relacién con Ja afirmac Kelsen en el sentido de que la j i ymente lo sigui ia de las ideas juridicas que los hombres han ferjado siempre ideales de justicia; a7 b) csa misma historia muestra, por otta parte, que los hom- ‘bres no han claborado uno, sino multiples ideales de justicia; y ©) igualmente, es posible advertir que a la multiplicidad de ideales de justicia se afiade ie diversidad de os mismos, en cuanto sus contenidos no son siempre los mismos y tesaltan, a menudo, con trapuestos entre sf Es evidente que de la existencia, multiplicidad y, sobre todo, de la diversidad de los exiterios que acerca de lo justo han sido idea- dos y propuestos histéricamente, resulta un problema, a saber, el de Imente la verdad, y por tanto la pre- le es08 criterios de justicia sobre los lo mostrado, no cree en esta posibil ss. Kelsen, como ha entendemos por juicios de justicia aquellos que, enunci se de un determinado ideal de justicia, ca- lifican de justa o injusta la actividad de quienes producen el derecho, como también el contenido de éste, nos parece que se puede con- cluir —a diferencia de lo que sostiene Kelsen— que tales juicios son no sdlo posibles, sino necesarios, y que, ademés, son racionales, si no propiamente en cuanto a la posibilidad de que se les compruebe como verdaderos, al menos en el sentido de que es plausible que Jos hombres se ocupen de su formulacién, Lo anterior significa que la sola pregunta por la justicia no puede ser considerada, en si misma, irracional. La pregunta por la justicia tiene un fandamento suficiente, que deriva de la necesidad de enjuiciamiento cxitico y de valorecién que el hombre admite fren- te a todo derecho, necesidad éta que, pot lo demés, no es de me- to que frente al mismo not entidad que el menester de con derecho el hombre reconoce también como una tarea ineludible. En Ia racionalidad de esta pregunta, en el sentido de ser ‘lla plausible y de poscer un determinado fundamento 0 explicacién, no puede verse afectada por la circunstancia de que tal ver no te- sulte posible, entse las diversas contestaciones a que conduce la correspondiente investigacién, la preferencia racional de una de es tas respuestas sobre las restantes, 43, Por otra parte, del hecho de que no pueda demostrarse racio- nalmente que una determinada idea o ctiterio acerca de cl verdadero, no se sigue que todas las ideas acerca de Ja justicia sean, pura y simplemente, expresiones de los intereses de quienes Jas enuncian y sustentan, a menos que a la palabra “intereses” se Je conceda un sentido y aleance muy amplios. CAPITULO V LA RELACION ENTRE DERECHO Y MORAL. UNA SEGUNDA PERSPECTIVA: HERBERT HART pectivamente “Justicia y mor Como otro apoyo bi cabe mencionar su trab entre derecho y moral 2. La pregunta fundamental que, segin Hart, se encuentra a la base de la posible relacién entre derecho ¥ moral, es Ia siguiente: ghay o no, en agin sentido, una conexién necesaria entre derecho y moral, que —por lo mismo— tenga que ser considerada como central en cualquier intento de elucidar Ia nocién 0 el concepto de derecho? Ahora bien, Hart afiade que un examen critico completo de las diversas vatiedades de teorias que afirman una conexién necesaria entre moral y derecho demandaria mucho tiempo, y que es preferi- ble, en consecuencia, identificar y repasar algunos problemas, con- fundidos desde hace mucho tiempo, y de los que Hart trata deteni- sobre esta materia, 0 y Ia separacién t, El concepto de derecho, Abeledo Peutot, Buenos Aires, ccién de’ Genaro R, Cartié, 1980, 10 jnridico la separaién entre el derecho 9 en “Derecho y moral. Contribuciones su andlisis", Depalma, Buenos Aes, ttadueci6n de Genaro R. Carrié, 1962. 30, smas son los si damente en “EI concepto de derecho". Estos ps aguientes: de la bien ro de la esfera general de Ja mor para trazar entonces Ja relacién m into es que tos un dere “injusto”, y ideas de ju —segtin cree Hi Jo cual quiere decir i respecto de Ta idea de a mayor cobert padre que ha tratado con jo se diré por lo comén que ha hecho al © que ha transgredido su obligacién o deber moral fren Pero serfa extraiio que se criticara su conducta como " es un término bien especifico, no coextensive con oral” en general, y ello porque las referencias a son relevantes principalmente en dos Una de elas ocurre cuando nuestro conducta aislada, sino a la manera en que son tratadas clases de individuos cuando una carga 0 un beneficio distribuido entre ellos. De alli que lo tipicamente eq onda situacién ocutte cuando se ha ca y Ia victima reclama una compensacién 0 in« 3, Herbert Hi como justas, © equitativas; i 0 que un proceso ha sido equit Por lo mismo, Hart concluye que el principio general Iatente manera y tratar los casos b) cl segundo de los de todas Jas otras Es evidente que, segsin lo expresado © son atapliamente compartidas en una cular sociedad, y gue deben ser contrapuestas & los principios o ideas morales que puedan regit la vida de un individuo, pero que éte no comparte con ningiin mimero considerable de aquellos con quienes Se trata de normas de lo que en el ca tolo TH del presente tral sepiin se recordaré, de | jue si bien “hay una div de las distintas sociedades, ie las sociedades que de su derecho, in 32 veracidad en las relaciones in- destruccién de cosas 0 st apro- Ja fuerza, las qoe exigen honest tespersonales y las que prohiben én en pe “$i la observancia de estas reglas ele- ment imas no fuera concebida como cosa cortiente en cualquier grupo de individuos que viven en proximidad vecina los unos con Jos otros —agrega Hart—, vac mo una sociedad, y tendrfamos la certeza de a ese grupo co 10 podria durar resiones y Ia forma que ad engor lo que se rbiere al fe este tipo de nor mas —lo cual parece algo “petogrullesco” y “vago”, segin expre- siones del propio Hart (}—, habrie que decir que, al revés de lo ue puede acontecer con una norma juridica —que se la considere sin importancia, pero que, no obstante, continie rigiendo mientras no se la derogue formalmente—, serfa absurdo pensat que una not ma continuara formando parte de la moral de una sociedad, aun cuando nadie 1a considerara importante y digna de ser observada Con Io antetior quiere decirse que las normas de la moral so- cial exigen ciertamente 1 sactficio de intereses personales 0 priva- dos, pero, a la vez, su “observancia asegura intereses vitales en los wuedan set colocadas a cubierto de cambios por una Cons. Ja legislatura suprema” 5. Ob. cit, pie. 313, 6. Td, pig. 216. 7 Udy pig. 26 3B Por contraste —dice el sutor— “las reglas o principios morales tados, modificados o eliminados de esa mane- insgre: s morales, por su par seena de la moral, por opost: mente externo del derecho. preferentemente i moral a la conducta “interna’ jcamente a Ja conducta pero es evidente tam: ided y de la repro: mno, mientras que en la mo: gravedad de Ia response jcas es antes esterno qu ral es antes Lo ante ber moral y consigue probar que jiere decit que si 12 persona ha faltedo @-un de hizo en forma no volun a pesar de todas las precauci © pudo adoptar, puede 1 excusada de responsabilidad moral; en cambio, ese tipo de excusas —falta de intencionalidad y adopcién de precauciones— estén ob- jamente mucho més limitadas en el Ambito del derecho. Por iltimo, la caracterfstica final que Hart atribuye « Ia moral es “la forma peculiar de presién que se ejerce en su apoyo” (%), y que consiste en que, a diferencia nuevamente del derecho —que in- tenta disuadie las conductas prohibidas ante todo mediante Ia ame- raza de sanciones—, en la moral la “forma tipica de presién consiste en apelar al respeto hacia Tas reglas, en cuanto cosas importantes en sf mismas’, respeto que, por lo demés, “se presume compartido por aquellos a quienes se divige la exhortacién’ Como se puede apreciar, los cuatro Hart para caracterizar a las notmas morales, a la ver que para dis- tinguitlas de las normas juridicas, son puramente formal ninguno de ellos “hace referencia directa a singin co de que se vale 8 Td, fg. 217 9. Td lg. 218 1d, ig. 222. 1d, pig. 223, 34 cesario que fas teplas 0 pautas deban tener para ser mo ningiin propésito que deban servir en la vida so . te en considerar como algo jet sociedad, més lé Sin embargo, el mismo autor ins comin a todos los cédigos mor de esas cuatro propiededes del uso de la violencia sobre las personas, exigencias de ver honestidad y respeto a las promesas, y la. proh de destruir cosas 0 de apoderarse de Estas reglas bésicas demandan un cierto sacrificio personal a cada individuo, pero, a la vez, “son el precio que hay que pager, en tun mundo como el nuestro, para vivir en sociedad”, ademas de que a proteccidn que elas acuerdan es el minimo que, para seres coro nosotros, hace que valga Ia pena simples —afiade Hart— “‘constituyen un indiscutible niileo de ver dad en las doctrinas del derecho natural”, porque —dice todavia el autor— “tales reglas constituyen de hecho un elemento comin al derecho y a Ia moral convencional de todas las sociedades que han alcanzado el pt 7 mas diferentes de versalmente recon sus propésitos, pueden ser considerados como el convenido del Derecho Natural 3 deben compartir es0 que el autor ha Uamado “contenide minimo” del Derecho Natural 3. En un punto que nos parece crucial en su doctrina sobre la relacién entre derecho y moral, Hart se pregunta enseguida lo siguiente: 2. Id, pig, 224 1B. Td, pig, 238, 35 acontece con Jas normas ji mas que vulnerai te con la mora ius, esto es, con aquellas nor 10s que el derecho compar La respuesta a esta pregunta, segtin el autor, dependerd de si se adopta un concepto amplio de derecho © un concepto re Un concepto amplio de derecho consideraré como tal a zodes ios formales de val ss puedan atentar contra las normas juridicas que se ajusten a cién de las mismes, aun'cuando estas nor a por el concepto més amplio y no ciertamente por que propicie una suerte de capitulacién de los juristas ante Jas normas juridicas moralmente ofensivas, sino taco fo contratio. Su razonamiento sobre el punto podria ser resumido de la siguiente ma: Nada se ganaria para el estudio adopcién del punt to que, al adoptarl famos que excluir del dmbito del conoci . fico a todas las normas moralmente ofensivas, aun cuan: do pudieran exhil 2s del derecho. “Nada, por cierto, sino conto ¢ Hart— de la propuesta de dejar a otra disciplina el estudio de tales replas, y ciertamente ni Ia ia ni ottos estudios han considerado provechoso Por otra parte, cuando nos enfrentamos exigencias ju ctas, parece prefetible, aun desde un punto de vista toes derecho, pero es demasiado inicuo para ser , que afitmar “Esto no es derecho en ningtin que la primera respuesta, y no la segunda, fa: para_que los 56 hombres tengan una visién clara al enfrentar el abuso oficial del po- der, e& que conserven la car que algo es jurid camente valido no resolvemos en forma def iva la cuest se le debe obediencia, y que por grande que sea el halo de tad o de autoridad que el sistema oficial pueda poseer, sus exigen- cias, en d c ser sometidas @ un exemen ta idea de que fuera del sistema oficial hay algo tancia, deberé proporcionar al nnezca viva entre quienes estén acostumbrados @ pensar que las re- alas juridicas pueden ser inicu rninggin caso algo erecho™ que aque- een un Esta: ca el hecho de que una ley inmoral no puede se Ta otra que denu ymente el derecho vig do por su inmo precipitada comprensién del mismo, la existencia del derecho es una cosa; jos de servir a la obediencia incon- dicional al poder establecido y a las normas juridicas que éste insti tuya como derecho, abre Ja posibilidad del juzgamiento moral de to do derecho y Ia posibilidad, tsmbién, de la decisién de no obedecer ese derecho. Por lo mismo, y en una dl grito de guerra de Austin mérito o demérito otra’, En otras palabras, si todo derecho fuera correcto, me justo por el mero hecho de ser derecho —lo cual obviamente no sentido llevar a cabo evalvacién sibilidad de que un derecho pueda ser incorrecto © injusto —como de hecho-ocurre a veces histéricamente—, entonces quiere decir que 37 la posibilidad de su evaluacién desde un punto de vista moral per- manece abierta, lo mismo que la ju Por tazones igualmente morales En palabras del sropio Hatt, si se prefiere, habrie que decir smo juridico y la separacién entre el derecho

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