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FEUDALISMO

1.- La economía feudal

La economía feudal se caracteriza por la ruralización de la producción y la subsistencia.


Las ciudades pierden protagonismo en la vida económica y social. Las pocas urbes que hay
están directamente vinculadas al cultivo del campo y al mercado local.

La agricultura

La agricultura y la gran propiedad fueron las bases de la economía feudal. Mientras la


población se mantuvo en cifras bajas no fue necesario ampliar la superficie de cultivo, pero
a partir del siglo XII se hicieron necesarias nuevas roturaciones. Las técnicas de cultivo
continuaron siendo las utilizadas en la época romana, salvo en el mundo islámico, que
desarrolló la técnica del regadío, con nuevos instrumentos, como la noria. Los campesinos
tendían a hacerse sus aperos de labranza. Los musulmanes introdujeron, lentamente, el
cultivo del algodón, la caña de azúcar y la seda. Además, no hubo integración de
agricultura y ganadería, por lo que los abonos eran escasos y las cosechas exiguas. El
ganado era poco y caro, sobre todo el de animales grandes. En España, se reguló la
explotación ganadera, ovina principalmente, con la institución de la Mesta, en el año 1273.

En torno a los pueblos se estableció un sistema de explotación de la tierra, muy parecido


en todas partes. En los alrededores inmediatos del pueblo se encontraban las huertas de
frutas y hortalizas, las mejor regadas y abonadas, que se cultivaban de forma intensiva.
Luego se situaban las tierras dedicadas a las leguminosas y los cultivos de regadío, más
lejos estaba el cereal de secano, trigo y escanda, más allá los pastos y baldíos, y por último
el bosque, que proporcionaba leña y caza.

Las órdenes religiosas tendieron a favorecer la roturación de tierras. En general las


explotaban directamente, por medio de campesinos jornaleros. Mientras tanto, los señores
feudales tendían a explotar sus tierras de manera indirecta, por medio de: arrendamientos,
prestimonios, enfiteusis o foro, rabassa morta, aparcería, etc.

A partir del siglo XIII se comienza a renovar el utillaje, y empieza a utilizarse la mula,
en lugar del buey, como animal de tiro.

Los productos básicos fueron los cereales, la vid y las hortalizas, pero también, el aceite,
la miel, la sal y la pesca. La sal y las especias eran fundamentales para la conservación de
los alimentos. Estas eran las principales mercancías de los mercados.

El artesanado

El artesano es un figura vital en las comunidades medievales; ya que la mayoría de ellas


deben procurarse sus propios aperos de labranza, paños y los útiles cotidianos.
Desde el siglo XI los artesanos comenzaron a agruparse en cofradías de ayuda mutua.
Estas cofradías estaban alentadas por la Iglesia y consagradas a un santo o virgen. Las
cofradías comenzaron a reglamentarse por estatutos, algunos de ellos privilegiados, y
acogían artesanos de distintos oficios. Paralelamente se crearon los gremios, con artesanos
del mismo oficio, o de oficios complementarios, que reglamentaron la producción y el
aprendizaje. Los reglamentos de los gremios regulaban desde cómo y con qué se debían
hacer los productos, hasta los precios. Se intentaba evitar el fraude y la competencia
irresponsable. Cada gremio tenía sus maestros, inspectores y cajeros, elegidos cada uno o
dos años.

El aprendizaje del oficio también estaba regulado, y había tres categorías: aprendiz,
oficial y maestro. Las condiciones del aprendiz estaban pactadas. El aprendiz lo era durante
un periodo concreto, de tres a ocho años. Una vez superado el período se convertía en
oficial y podía ejercer el oficio por su cuenta o por cuenta ajena. El oficial podía pasar a ser
maestro superando un examen, que consistía en la presentación una obra maestra que
acreditase su dominio del oficio.

Los gremios más poderosos tendieron a controlar el gobierno de la ciudad, y a tener un


reglamento privilegiado, con sus propias leyes y sus jueces.

La mayoría de los ingenios que permitían transformar los productos agrarios para su
consumo eran de propiedad señorial.

La industria textil fue una de las más prósperas, de una importancia casi tan grande
como la agricultura. Además, implicaba a numerosos oficios, desde el ganadero hasta el
tintado. Destacaron los paños florentinos y flamencos. Los paños eran, generalmente, de
lana o piel; la seda era un artículo de lujo; pero también sobresalieron los paños de lino y
cáñamo. En torno a la industria textil se desarrollaron los tintes, como el glasto, el alumbre,
etc.

De importancia vital fue la minería, sobre todo metálica, que proporcionaba hierro para
la labranza. Los productos principales serán: el hierro, el estaño, el cobre, el mercurio o
azogue y el plomo. Las minas solían ser de propiedad real.

Fue de destacar la industria de la construcción, que nos dejó iglesias, catedrales,


monasterios, lonjas, casas gremiales, castillos, puentes, murallas, etc. Las técnicas de
construcción tuvieron una evolución impresionante, desde el arte prerrománico hasta el
gótico. Este será un oficio de especialistas, donde la división del trabajo está más asentada.

Es en la Edad Media cuando comienza a desarrollarse la burguesía, y un incipiente


capitalismo, que es plenamente feudal, como el resto de la sociedad. En cuanto se recuperó
el comercio apareció el interés por acumular dinero, incluso con la patente de corso.

El comercio
Uno de los tópicos más arraigados de la Edad Media es que el comercio desapareció
totalmente. Nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que la actividad comercial
disminuyó, sobre todo la internacional de productos de poco valor añadido, ni mucho
menos desapareció. Lo que ocurría era que, en gran medida, las rutas comerciales no
estaban en manos cristianas, sino musulmanas. El comercio siguió siendo importante, en
productos no ubicuos, como la sal o los metales, y los artículos de lujo, de alto valor
añadido. El comercio a larga distancia está abierto, pero es escaso. Este comercio se
organiza en torno a dos ejes fundamentales: el Mediterráneo y el Báltico e interior del
continente. Después de las oleadas de las invasiones el comercio se recupera, en los siglos
VI y VII. Es la época de esplendor de Bizancio. A partir del siglo X el comercio vuelve a
tener un auge importante.

Desde el siglo XII mejoran notablemente los métodos de navegación, por la adopción de
la brújula, el astrolabio y el timón fijo. Además, la capacidad de carga de las cocas, barcos
mercantes, aumentó. La carabela, con sus 300 toneladas de carga, no fue inventada hasta el
siglo XIV. Por otro lado, siempre fue muy importante la navegación fluvial. Todas las
grandes ciudades de Europa tenían puerto, pero las nuevas técnicas facilitaban la
navegación de altura. Constantinopla y Alejandría eran los grandes puertos comerciales
internacionales del Mediterráneo.

El comercio internacional estuvo dominado por musulmanes, genoveses y venecianos.


Genoveses y venecianos comerciaban, desde el siglo XI, sobre todo con Bizancio, pero
también con Asia, a través de los musulmanes. Los productos más transportados fueron los
metales y los paños, sobre todo de Flandes, Francia e Inglaterra; y las especias asiáticas. A
lo largo de la Edad Media, los musulmanes pierden el dominio del Mediterráneo en favor
de Aragón.

Pero el comercio no sólo se centró en torno al Mediterráneo. En el Atlántico norte y el


Báltico se creó otro importante eje comercial, donde dominaban el comercio flamencos y
normandos, desde el siglo XII. Desde aquí partían rutas fluviales (Rin, Danubio) y
terrestres que llegaban a Novgorod y Kiev, y de allí a Asia. Otras rutas importantes
comunicaban el Atlántico norte con la península ibérica. A través del sur de Francia, por el
Ródano, se comunicaban estos dominios comerciales.

Muy fructífero fue, también, el comercio entre musulmanes y cristianos en la península


ibérica, que conectaba las rutas musulmanas con las cristianas.

Fue en el ámbito del comercio del Báltico donde las ciudades portuarias firmaron un
pacto de amistad y mutua libertad de comercio. El primer pacto lo firmaron las ciudades de
Liubeck y Hamburgo en 1230, pero a él se fueron adhiriendo otras ciudades. En 1247 se
había creado la Hansa, una asociación de mercaderes que se unió para fomentar el libre
comercio, terminar con la piratería y defenderse de los príncipes de las ciudades que
querían poner impuestos de paso. La Hansa perduraría hasta 1669, y llegó a contar con 200
ciudades asociadas, del entorno báltico.

Los mercaderes que establecían relaciones en diferentes ciudades velaban por sus
intereses a través de los consulados. Los consulados organizaban las relaciones
comerciales, tenían sus jueces, y procuraban infraestructuras, en los puertos, a los
comerciantes.

El comercio al por menor se organizó en torno a un sistema de ferias y mercados locales


en distintas ciudades. El mercado, o la feria, era una concesión real, que se desarrollaba en
unos días concretos. Los mercados se montaban en planicies, o al pie de las murallas y
puertas de las ciudades, ya que no había lugares abiertos dentro, aunque en ciudades
importantes, como Barcelona, Valencia, París, Génova o Florencia se edificaron lonjas para
albergar el mercado. Los días de mercado eran la oportunidad de hacer compras de lo que
no se podía proveer el campesino. Los mercados estaban gravados con impuestos, que
recibía el Señor. Se podían encontrar productos foráneos que traían los buhoneros, pero
fundamentalmente se vendían productos de la tierra.

La feria fue un mercado más importante, que se hacía en determinadas fechas señaladas.
Las transacciones de las ferias eran más cuantiosas, y se compraban cosas que durarían
todo el año. Tuvieron ferias importantes Brujas, Ypres, Lille, Champaña, Beaucaire, París,
Fréjus, Amberes y Medina del Campo. En Amberes y Brujas se creará la primera bolsa de
valores (siglo XV); en Medina del Campo (siglo XIII) se inventará la letra de cambio, o de
feria, desarrollada luego en Italia, y en torno a ellas aparecen las instituciones financieras,
de crédito y préstamo, y el derecho mercantil.

Desde el siglo XII, se generalizan en Europa las acuñaciones de moneda, cosa habitual
en el mundo musulmán. La moneda musulmana solía tener mejor calidad que la cristiana, y
se utilizaba como moneda de intercambio internacional, habitualmente.

En 1401 se crea en Barcelona el primer banco europeo: la Taula de Canvi. En el 1402 se


abren establecimientos parecidos en Fráncfort, en Génova en el 1407. Los banqueros
italianos, como los Medici, se hicieron con la hegemonía de la banca, para lo que
implicaron a sus familiares en el negocio, lo que les permitía tener abiertas sucursales en
diferentes ciudades.

2.- MODO FEUDAL DE PRODUCCION

Modo de producción de los bienes materiales basada en la propiedad feudal sobre la tierra y
la propiedad parcial sobre los trabajadores -campesinos siervos-, así como en la explotación
de estos últimos por parte de los señores feudales.

El feudalismo surgió como resultado de la descomposición del régimen esclavista y, en


algunos países, del régimen de la comunidad primitiva. Lenin, al caracterizar el modo
feudal de producción, destaca los siguientes rasgos fundamentales:

1) dominio de la economía natural


2) concesión de medios de producción y de tierra al productor directo, y en particular
fijación del campesino a la tierra

3) dependencia personal del campesino respecto al terrateniente (coerción extraeconómica)

4) estado extraordinariamente bajo y rutinario de la técnica.

En las condiciones del modo feudal de producción, la clase dominante es la de los


terratenientes en la persona de la nobleza y del clero. La propiedad sobre la tierra era la
base para obtener trabajo o productos no remunerados. El trabajo adicional no remunerado
del productor directo (campesino siervo) o el producto obtenido mediante dicho trabajo y
del que se apropian tos dueños de la tierra por medio de la coerción extraeconómica se
llama renta feudal del suelo.

La producción artesanal y el comercio se concentraban en las ciudades y se organizaban


bajo la forma de gremios de artesanos y corporaciones de mercaderes. En el régimen feudal
existían dos clases principales: los señores feudales y los campesinos. Correspondía un gran
papel a la Iglesia, que era un gran terrateniente feudal y ejercía una sensible influencia
sobre todo el régimen social del feudalismo. A lo largo de toda la época feudal existió una
lucha de clases entre explotadores y explotados.

Esta lucha se reflejó, en particular, en las sublevaciones campesinas: la de Wat Tyler en


Inglaterra (1381), la Jacquerie en Francia (1358), la guerra campesina en Alemania (1524-
1525), las guerras acaudilladas por I. Bolotnikov (1606-1607), S. Razin (1670-1671) y E.
Pugachov (1773-1775) en Rusia, y otras. El desarrollo de las fuerzas productivas en las
entrañas del feudalismo constituyó la base material de la formación de las relaciones
capitalistas y su consolidación. El proceso de la acumulación originaria del capital (ver)
aceleró la preparación de las condiciones materiales para que vencieran las relaciones
capitalistas de producción.

El modo feudal de producción se suprimió como resultado de las revoluciones burguesas,


que le asestaron un golpe demoledor. En Rusia, la reforma de 1861 abolió la servidumbre,
pero no elimino importantes restos del feudalismo. La existencia de supervivencias feudales
bajo el aspecto de la gran propiedad terrateniente, el sistema de prestación personal, etc., en
la actualidad son singularmente característicos de varios países de África, Asia y América
Latina.

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