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2) — investigacion relat ondeashan LA TECNOLOGIA ARTESANAL DEL ECUADOR, DURANTE LA COLONIA 1.-La organizaci6n dela economia colonial Hasta mediados del siglo XVI, la sociedad colonial desarro-llaba una actividad econémica sustentada en Ja agricultura, en la ganaderfa y en la minerfa, que son las actividades primarias, a partir de las cuales se diversificaron, otras, de orden se- cundario y terciario que se desarrol- Jaron a nivel regional, segiin la opor- tunidad lo ofreciera, Por lo menos en el Austro del Ecuador encontramos que, a la par JUAN CHACON ZHAPAN gue la minerfa, que era la actividad dominante entre los colonos-vecinos de las primeras ciudades, prosperaba la ganaderfa, por ser actividad casi natural, compatible con la poca mano de obra (1) asequible, antes de Ia organizaci6n de las mitas. Ademés, Porque era recurso de pronto ex- pendio en los reales de minas, donde circulaba dinero y era objeto de demanda, La minerfa atrafa a los mercad- ‘eres que trajinaban por la rutas de la carrera de Quito 0 la carrera de Lima, ‘comprando y vendiendo los produc- tos de la tierra y los procedentes de Espaiia, de México o de Filipinas. Luego que se disiparon los suefios de rapida prosperidad, por el decaimiento de la minerfa, por efec- tos de la politica econémica de la ‘monarquia, fue sustitulda por la agri- cultura. A inicios del siglo XVII, eran los agricultores y Tos ganaderos convertidos en terratenientes y en “sefiores de ganado” los que aca- paraban asimismo la mano de obra indfgena, en abierta oposicién a los cempresarios mineros. Unos y otros amparados—er—tha concepcién sefiorial de la sociedad acapararon en su beneficio, la mayor parte del poder econémico y politico. Durante la Colonia, la actividad econémica estaba dirigida por el deseo de lucro, a través de la prictica ‘mercantil ejercida por miembros de la clase dominante, Estos lo hacfan al por mayor, Ilevando productos de la tierra a los mercados exteriores: eran los mercaderes, protegidos por el Estado para hacerlo, como ac- 26 tividad de “hombres honrados, de buena opinién, vida y fama, abona- dos y ricos.” (2) La economia inte- rior de los pueblos coloniales estuvo estrictamente intervenida por el es- tado, preocupado por el mante- nimiento de un orden social, contro- Jado por la aristocracia interesada en coartar la actividad organizada de una posible burguesia que podia desarrollarse, en la actividad arte- sanal gremial donde era posible que se afianzara y controlara cuotas de poder econémico y politico. Esta posibilidad fue estric- tamente controlada por las disposi ciones municipales de aprovisionam- iento de los productos de consumo y por la regulaci6n de los precios esta- blecidos por ordenanza. En la sociedad colonial, existia tuna decidida ambici6n de lucrar “..en mohatras, dineros a logro, compras de escrituras o ventas de mercaderfas fiadas a bajos precios, préstamos a mineros a pagar en pifias de plata, contratos de cadenas de oro, en que pierden de una mano a otra los que Jos toman parte de su peso...” (3)- Como resultado de esta preocupaciGn ‘hubo un acaparamiento de riqueza en ‘manos de los hidalgos 0 de los ricos Cet POS comerciantes que afirmaron su poder en bienes raices y articulos preciosos de joyas y metal noble. Incluso los caciques indfgenas que eran los a- liados de los dominadores empezaron a acaparar tierras jados y bienes muebles- Pero también los indios ordinarios entraron al cfrculo econdmico, aprendiendo los oficios manuales que eran menospreciados por los espafioles (4), pero necesa- rios para el aprovisionamiento de productos elaborados. Los menos beneficiados de este sistema fueron los indios campesi- nos conciertos, quienes, percibiendo un sueldo minimo, Hegaron a ser sujetos de servidumbre, cuya mano de obra codiciaban todos “porque esa es la riqueza de los encomen- deros, de los soldados, de las re- ligiones y de todo el restante de los que viven en esta tierra, y ése se tiene por rico que tiene indios, propios 0 adquiridos para trabajar con ellos...” (©) Pero incluso ellos, al constituirse en conciertos 0 mitayos contratados por un salario muy bajo, se ponfan en capacidad de acumular o pagar en dinero sus impuestos u otros servi- cios. 27 2+ Limitado desarrollo tecno- légico: La biisqueda de beneficio econémico tuvo un Iimite, en la imposibilidad de aumentar 0 mejorar la produccién, debido al escaso de- sarrollo del instrumental tecnolégico. Pues, hasta el siglo XVIII, en que tuvo lugar la revolucién industrial en el Norte de Europa, persistié en Espafia una tecnologia neoliticrque se utiliz6 durante toda Ta Antigiiedad y Edad Media, consecuente con los habitos poco exigentes de una so- ciedad agraria Comparando el instrumental tecnol6gico de los espaiioles, al ‘momento del choque con las culturas indigenas ecuatorianas, y su do- minaci6n durante la Colonia, no en- contramos una diferencia tan abis- mal que signifique una brecha insal- vable, como la que se produjo, luego de la Revoluci6n Industrial, entre los paises desarrollados y los subdesa- rrollados. En efecto, excepcién hecha del arado mediterréneo em pleado en la agricultura, cuya util zacién implicé la utilizacién de los b6vidos, como animales de traccién, y del uso de la rueda con sus respec- tivas aplicaciones tecnolégicas, por ejemplo el tomo, no encontramos mis novedades en el aporte espafiol que mejorara la vida de los pueblos indigenas ecuatorianos, pues esté demostrado que la horticultura in- tensiva precolombina era tan eficaz, como la agricultura de arado, para proporcionar buenas cosechas y mantener una poblacién numerosa; y que el uso del torno de origen eu- ropeo, donde se aplica el trabajo de la rueda, no mejoré la calidad de la cerimica indfgena, modelada a mano que decayé durante la Colonia. Res- pecto del uso de la carroza, durante la Colonia, no encontramos constancia documental. El transporte a distan- cia se hacia a pie 0 a caballo, distin- guiéndose solamente las bestias de silla de las de carga. Por la evidencia de los artefac- tos prehispinicos de uso préctico, en la actividad productiva, tal como la manifiestan los vestigios arqueolégi- cos, legamos a la conclusién de que el herramental indigena tenia todos los elementos del hispdnico, con la ‘inica diferencia del material de que estaban hechos, generalmente de piedra, hueso 0 cobre o cuando més de bronce, por no haber conocido el hierro y el acero las civilizaciones americanas. Luego que tuvo lugar la 28 dominacién colonial lo tinico que se produjo fue una sustitucién de materiales, igual que se diera en la historia antigua europea, cuando el herramental neolitico fue per- feccionado, al descubrirse y ge-ner- alizarse el uso de los metales. De manera que, si a esta susti- tucién de materiales gustamos de- nominar “mestizaje cultural”, no hay inconveniente, pues expresamos la efectiva “mezcla” que se produjo, a nivel de una tecnologia preindus- trial, en que estaban involucrados tanto indigenas como espaiioles. Lo dicho se evidencia, por la ‘manera tan natural de encontrar arte- sanos por parte de los espafioles, durante la Colonia, en cualquier poblado indigena. Noes casual que Gil Ramirez Davalos, apenas fun- dada la ciudad de Cuenca haya sac- ado de sus tierras a Crist6bal Lleuin, Luis Lleuin, Andrés Lleuin, Crist6bal Jincani, Alonso y Rodrigo, “Para que aprendiesen y usasen el oficio de la carpinteria y sirviesen a los vecinos de la ciudad” (6) Ee 31 Actividades Primarias. Agricultura Los pequefios pegujales de los indios que, cuando més, llegaban a tres 0 cuatro cuadras, donde se sem- braba la chacra familiar, podfan muy bien seguir cultivandose segtin la primitiva manera horticola de alto rendimiento, utilizando el bastén de cultivo. En las colecciones ar- queolégicas de los Museos aprecia- mos la existencia de lampas 0 azadones de piedra que, seguramente, durante la Colonia se cambiaron de material, al adoptarse el hierro. Un elemento nuevo fue el arado y el buey introducido por los espafioles, como lo hizo Fray Jodoco Riki a quien se considera como el pionero en ensefiar a arar a los indios y quien introdujo el trigo, gramfnea que necesitaba un tipo de cultivo exten- sivo, propio de los latifundios de los dominadores. Nétese 1a primitiva tecnologia del arado, fabricado completamente de madera sin un clavo de metal, excepcién hecha de la reja de hierro templado, amarrado a la vertederas con coyundas de cuero de vaca. El arado permitié roturar am- plias extensiones de tierra con la ayuda de la traccién animal que sin embargo, no evolucioné mis. Nunca fue introducido el arado pesado, con un juego de ruedas y tirado por ca- ballos, como vemos en el Norte de Europa, utilizado para la roturacién de las tierras gredosas. Una vez introducido el arado liviano fueron los indios quienes lo manejaron en el cultivo de la tierra, adopténdolo definitivamente, junto con la “yunta” de bueyes, que se incorporaron en sus medios de tra- bajo. La cosechas se hacfan utilizando 29 abundantemente mano de obra indfgena, con la ayuda de hoces de hierro para la siega y “tipidores” para deshojar el mafz cuyo repartimiento se hacia por orden de la autoridad municipal. Ellos eran quienes luego esgranaban a mano el mafz o trilla- ban el trigo, en las eras de Ia hacien- da, haciéndolo pisar por animales 0 golpedndolo con varas, hasta despren- derlo de la paja. Luego se lo aven- taba hasta dejarlo limpio y en estado de guardarlo en los graneros. Estas précticas sencillas han sobrevivido hasta ahora, en el campo, donde todavia se conserva la rudimentaria tecnologia agricola colonial. 3.2. Ganaderia Con el advenimiento de la dominacién colonial empez6 la ga- naderia, en el Ecuador. Pues antes, salvo las manadas de camélidos de propiedad del Inca que fueron con- sumidas por los espafioles, durante las guerras civiles, no hubo gana- derfa; los conquistadores trajeron a Jos bévidos, equinos, 6vidos y suinos que conforman Ia cabafia criolla. Los primeros en reproducirse fueron Jos cerdos que correteaban sueltos por las calles de tierra de las incipien- 30 tes ciudades, rompiendo las acequias de agua y dafiando las plazas. La compaiifa del chancho, ora suelto, ora encerrado en un chiquero, en la hhuerta de la casa, debia haber sido lo normal, tal como lo es todavia, en las poblaciones pequefias campesinas. Pronto prosperé el ganado ovino, vacuno y el caballar gracias a los abundantes pastos existentes en pra- deras no frecuentadas, antes, sino por el venado, apto para la caceria. Los duefios de hatos hacfan el conteo todos los afios, de su ganado que se multiplicaba répidamente, Como era natural, para la economia hacendaria, ‘ea necesaria la presencia de los indios vaqueros y pastores que pronto aprendieron a apreciar las bondades del gando mayor y menor: la tinica manera de procurarlos era obtener- los como parte de pago por su trabajo o bien robiindolos al patrén, apare- ciendo, asf el abigeato. El ganadero espafiol, hasta entonces se habfa contentado con cortar rabos y orejas para distinguir sus reses del vecino, pero al aparecer el abigeato hubo necesidad de marcar el ganado con un sello exclusivo solicitado le- galmente al Cabildo Municipal que evaba el control de los hierros para herrar los ganados. El ganadero no aparecfa en su hato, sino para contar el ganado y herrarlo anualmente. Los indios lo harfan todo manualmente, incluido el ordefio de leches y su procesa- miento, en cuajadas. El caballo, animal de monta, y, por tanto, més apreciado, era objeto de mayores cuidados como se ¢- videncia por la siguiente tarifa im- puesta a los herradores de caballos de la ciudad de Cuenca el 10 de septiembre de 1588. ~"por herrar por primera vez. un caballo de pies y manos: 4 reales ~ por reherrar de pies y manos: 3 reales -por sangrar un caballo: 2 reales -por sangrar y cargar: 4 reales -por castigar un caballo: 2 pesos -por labrallo: 2 pesos -por quitar los tabanos y sacar el haba 2 reales”. (1) Para el aprovisionamiento de ‘cames a la ciudad o bien se hacia por reparto entre los sefiores de ganado 0 bien se remataba en favor de algtin postor quien Ilevaba al matadero al ganado donde, seguramente, era faenado a cuchillo por algiin indio 31 matarife de los que servian como mitayos. El chancho era el animal sactificado en los festines, faenado completamente a mano, con la ayuda del cuchillo camicero y de la paila de bronce donde hervir las canes. 3.3. Mineria La actividad econémica de més prestigio en la Colonia fue la mi- nerfa, por la ambicién que tanto el Estado espafiol como los vasallos, mostraron de poseerlo, convencidos de que... “la riqueza y abundancia de plata y oro es el nervio principal...” (8) de la economfa, La politica econémica de la monarqufa privile- 26 la posesién de los metales precio- sos, sobre cualquier otra actividad econémica productiva y dispuso todo Jo conducente, principalmente en lo que a provisién de mano de obra indigena se refiere, para que se ex- ploten. Los espafioles lograron apafiar con lk Corona el recurso de la mitg, principalmente para el Taboreo de las mipas, hasta casi convertirse en expresiones singpimas: que, a su vez, significaban lo mismo para el atribulado indigena que se consumia en los socavones de las minas, sacando el oro y la plata para su patrones, “con las barretas en las manos, trabajando y sudando” (9). Porque no habfa otra alterna- tiva. El Virrey don Francisco de Toledo quien fue el primero en reor- ganizar la mita colonial, destinada a las minas, dud6 mucho antes de resolverse, por la inhumanidad que ello significaba; pero, al fin se con- vencié de que no habfa otra salida, pues no habfa tecnologia sustitutiva y ordené que “hase de dar forzosa- ‘mente por los Virreyes y goberna- dores distribuci6n de indios para las minas del reino...” (10) La tecnologia minera de los espafioles era similar a la de los indfgenas, en cuanto a laboreo de las vetas y placeres auriferos se refiere, trocdndose, tinicamente los cinceles y hachas de cobre y bronce indige- nas por las barretas de hierro es- pafiolas. asta el siglo XIX no evolucioné la mineria eu- ropea, desde la época de los roma- nos. Incluso hasta la adopeién, a mediados del siglo XVI, del método de amalgamacién por el mercurio, para la separacién del oro y plata, los espafioles, utilizaron el proce- 32 dimiento ‘indigena de la “guaira”, para la fundicién de los metales pre- ciosos. El método de la “guaira”, cexigia poser minas ricas en metales preciosos y abundancia de combus- tible (lefia 0 paja) que quemar, de- bajo de los crisoles. Si cualquiera de Ios dos elementos faltaba, implicaba una crisis en la produccién metalifera, de consecuencias impredecibles para la economia, Pero esto no sucedié gracias a la adopcién del tinico ade- Ianto tecnolégico que desarrollaron los espafioles durante la Colonia: La amalgamacién del mercurio con las menas de oro y plata. Esto les permi- 116, por una parte, rescatar el metal de las menas pobres y consumir menos combustible, dado que el mercurio precipita a temperaturas no muy altas. El métoda de amalgama- cién del mercurio fue descubierto por los alemanes, en el siglo XV, € introducido en Espafia y América, ‘con beneplécito de la Monarquia (12) en el siglo XVI. Este método se hacia en patios, rodeados de paredes, donde se beneficiaba los metales, con toda la peligrosidad del caso, ppara los obreros indfgenas, expuestos a las emanaciones deletéreas del azogue, que acortaba inexorable- ‘mente sus vidas. La extraccién de los metales implicaba, ademés de sacarlos del Subsuelo, “chancarlos”, trituratlos Con molinos de mazos accionados Por corrientes de agua que atraveza. ban la zona minera, capaces de des. ‘menuzar Ia roca, previo a su benefi- cio por el método del azogue, Estos molinos podfan ser_accionados también por caballos/(13) Los indios cargueros y las rec- was transportaban la mena desde las bocaminas hasta los molinos ubica. dos en los barrancos, para su tritura. Cidn; luego volvia a ser enviada por el mismo medio, a los patios de amalgamacién, Nos podemos hacer luna idea de las expectativas de pro. duccién de los mineros si considera. ‘mos el caso de Rodrigo de Sandoria ¥ Juan de Cobos, asociados con José de Linares, para explotar, en 1608, 160 varas de minas, en Malal (Cafiar) comprometiéndose @ construir un ingenio de seis cabezas, movido por caballos, capaz de moler 50 quin. tales diarios de mena para su benef. io (14). ‘No existe constancia docu, mental de que esta meta se cum. plicra, por la concurrencia de varios limitantes, insalvables, Princi- palmente porque nadie queria co. laborar en la explotacién, de las 33 minas de la region suplantadas por la explotacién monopolista de las mi- nas de plata de Potost o de mercurio de Huancavelica, en el Alto Peni. La Corona espa ibi6 la produc- cién de mercurio en las minas del Pucblo de Azogues (Cafiar) para ¢vitar su contrabando, concentrando toda la produccién y control fiscal en las enormes minas de Huancaveli Como es natural, las minas, prin Palmente las de la antigua provincia de Cuenca, languidecieron hasta desaparecer por falta de mano de obra indigena que fue acaparada para otras actividades productivas, 4. Actividades secundarias 4.1 El trabajo artesanal y los gremios La actividad econdmica colo- nial se diversificé en una serie de oficios menestrales que utilizaron los Tecursos obtenidos de la agricultura, ganaderia y minerfa. Incluyéndose aquellas que se servian de materias Primas en estado natural, como las arcillas para la cerémica y las ma- deras de los bosques y cerros para la carpinteria. Estos oficios, consti- tuyen, especificamente, las arte- sanfas, ejercidas, en su totalidad, por los sectores sociales subordinados, Particularmente de los indios ordi- narios y de los mestizos, quienes han Practicado constantemente la ac- tividad manual hasta nuestros dias, como complemento necesario de su economia. Alinicio de la Colonia existié Ja preocupacién, en la monarquia, Por organizar la economfa indiana, conformando los cuadros técnicos de quienes debian dirigir el proceso productivo de estos dominios. Desde Carlos V, se permitié la venida de profesionales extranjeros y peninsu- Jares, habiles sobre todo en las ac- tividades relativas a la minerfa. Pero 34 también Legaron otros, igualmente conocedores dela faenas agricolas, igual que de los demas oficios manu. ales (15). Esta busqueda de gente habil incluy6 también a los indige- nas, entre quienes encontraron la versdtil, por experimentada, mano de obra, imponiéndoles una nueva visi6n del trabajo utilitario y una ‘nueva simbologia del arte (16). Los miembros civiles de la clase dominante de la sociedad colonial, salvo contados casos excepcionales, no fueron inventores ni amigos de Preocuparse por la calidad técnica ni artistica de las obras realizadas, re- duciéndose a una utilizacién pragindtica y a un empirismo con- suetudinario, alejado de verdaderos efinamientos. Los aristécratas dela Colonia eran gentes interesadas en la administracin ptblica, en contabi- lizar réditos econémicos y en litigar en los estrados judiciales. Hasta el siglo XVII, en que se dejan sentir en América, las nuevas preocupaciones de la lustracién, nuestras ciudades vivieron todavia el atraso cientifico y tecnoldgico preindustrial. La Igle- sia, convertida desde el siglo XVI, en aliada de la dominacién colonialista, fue la que impuso los pardmetros a seguir en el establecimiento de los Programas de ensefianza escolar (con Ctiterios todavia medievales) y en la sanci6n de la moralidad que, induda- blemente tuvo que ver con la deter. minacién del gusto estético, do. minado por cénones religiosos, De modo que debemos volver nuestra atenci6n a los trabajadores manuales de los estratos populares de la Colonia, para encontrar crea. tividad estétca, intercambio cultural interétnico y continuidad de tradi- ciones de tecnologia y de arte pre. Sentes tanto en América precolom. bina como en Europa, nial debemos, obligadamente, habler de los gremios y coftadias. Para empezar, no hemos topado, en la documentacién histérica que hemos examinado, la prueba de que exis- ticran gremios artesanos indepen. dientes en las ciudades coloniales, ‘Més bien, nos hemos encontrado con en el siglo XV, en Cas- tlla, Fernando II, el Santo, deseoso monopolios tanto en el aprendizaje del aficio, como en el ¢stablecimiento de los precios de los Productos elaborados, disolvié, en Espafia, todas las cofrafias no esti. famente religiosas, que aspiraban imponer su monopolio man- teniéndose sus sucesores, incélumes en esta politica (17) En Espafia la pugna entre el Estado y los gremios se resolvié al final en el siglo XVI, en una imposi- i6n de la autoridad estatal y mui Pal en la regulacién de salarios y Precios. (18). En las colonias americanas, por Consiguiente, se impuso el mismo sistema de sujecién, acorde con el Control politico absoluto que impuso Ja monarquia, sin dejar posibilidad de que se organizaran los sectores Populares. La legislacién indiana no hacia ninguna referencia a que exis, tieran “gremios” fuera del control del Estado: més bien prescribfa “., Que para fundar cofradias, juntas, colegios 0 cabildos de espafioles, indios, negros, mulatos u otras per. Sonas de cualquier estado o calidad, aungue sea para cosas y fines pios y espirituales, preceda licencia nuestra ¥ autoridad del prelado ecle- Sidstico...” (19). De esta manera el Control estatal era completo e in- cluso, justificado, porque tenfa la aprobacién de la autoridad ecle- sidstica, 35 EI tinico gremio que figura en a Colonia es el de mercaderes con- formado por aristécratas quienes elegtan, prior y cénsules y tenfan un propio tribunal para el conocimiento y sancién de los litigios internos. En los demas oficios, se man- tiene la designacién de “gremio” pero sin el contenido social que tuvo en la Baja Edad Media cuando empezé a formarse la burguesfa europea. El término es un nombre colectivo que designa a “todos” los artesanos de un menester. Existe la designaci6n de “maestros mayores” hecha por el cabildo, como se lee en el acta de cabildo de la ciudad de Cuenca de 7 de enero de 1783. En esta sesién capitular los cabildantes designaron “de maizos (sic) mayores a Ignacio Albarracin con Alejo de tal (sic), maizos mayores a Juan Manuel Pazmifio y a Antonio Ramirez de maizos carpinteros a Antonio Nieto y a Antonio Figueroa; maizos her- ‘eros, Manuel Ortega y Patricio Avila: maizos herradores, al mismo Ma- uel Ortega y don Joseph de tal (sic) Chapet6n; maizos pintores a Hilario Herrera y a Antonio Sarmiento, ‘maizos zapateros a Juan Tarcén y Mariano Morocho, maizos albafiles a Matfas Paviera y Francisco Pas- 36 tuzo, maizos barberos a Simén de Jesiis y Ignacio Maygua, maizos sombrereros a Vicente Gonzales y a Pedro de la Torre; tintoreros, Pedro Falcén y Valentin Gémez. Todos los cuales comparecerén ante el sefior alcalde ordinario de primer voto a hacer el juramento de fidelidad acos- tumbrado, trayendo la correspon- diente lista, cada mayo delegado, para que tuviesen en sus respectivas tiendas..."(20) La intervencién del poder politico es clara en la organizacin de los “gremios” al imponerles el juramento de fidelidad ..."de usar fiel y legalmente cada uno en su respectivo oficio...” (21), con el que les obligaba a sujetarse a los estatu- tos y reglamentaciones establecidas por la autoridad civil. Esto signifi- ‘caba que no era el propio gremio el ue imponia las normas a que debian sujetarse los miembros, sino aceptar Jas que les eran impuestas por la autoridad; que las autoridades gre- miales no eran designadas de- ‘mocréticamente por sus miembros, sino a conveniencia de la autoridad de la ciudad; que, por tanto, no exis- tfa la necesaria solidaridad, ni sen- tido clasista, que les Ievara a mirar por sus propios intereses. En una palabra los artesanos de 1a Colonia no tenfan fuerza politica, por haber sido sojuzgados por el Estado abso- Iutista. El dominio de la autoridad civil en la vida del gremio era com- pleta: el gobernador podia ordenar cuales de los “vagabundos”, entre los que se encontraban los miembros menos favorecidos de la clase popu- Jar, debian aprender los oficios. En efecto, el 6 de abril de 1822, el gobernador de Cuenca, ordenaba al cabildo que comisionara a los regidores para que “busquen todos los muchachos sean de la calidad que fuesen y se entreguen a los maestros que se designen para que los apliquen a la ensefianza de sus Tespectivas profesiones..."(22). En los casos menos extremos en que no mediaba una orden tan dictatorial todavia encontramos la presencia de Ja autoridad ordinaria del alcalde de la ciudad, ante quien se hacfan los contratos de aprendizaje de los ofi- ciales con los maestros artesanos (23). Esto encontramos, sobre todo en el siglo XVI, cuando empezaban a for- 37 marse estos “gremios”. Por lo dems, el cabildo orde- naba que los artesanos dejaran sus chacras y vinieran a trabajar en las tiendas, a ellos asignadas, en la ciudad. Alf se reunfan bajo la di- reccién de sus maestros mayores (24). Allfrecibfan las érdenes de la autori- dad, para que trabajaran en sus ofi- cios (25). El cabildo, por medio de ‘sus diputados calificaba la calidad del producto elaborado (26) e im- ponia el precio para su venta (27) sin dar lugar a la libre concurrencia del mercado, Durante la Colonia, el bajo desarrollo tecnolégico de la artesanfa no pudo salir de su atraso, porque la misma autoridad civil le imponfa una inmovilidad, consecuente con su actitud de sobrevalorar la posesi de los metales preciosos, sin preocu- parse por los problemas de la indus- tia, de cuyo desarrollo dependia el Porvenir del capitalismo. 4.2 Lamolineria y panaderia La agricultura colonial, duefia del arado y del cereal panificable de mds aceptacién en la civilizacién occidental, el trigo, impuso su propia industria, destinada a molerlo y a Procesarlo, mediante el homeo, hasta Ja obtencién del pan, Las ciudades de los espafioles se llenaron de molinos, instalados en los barrancos de los rfos. Allf se instalaron las muelas de piedra que trituraban el &rano, por accién del agua que movia el artificio hidréulico de uso generalizado en Europa du- rante la Baja Edad Media (28). En estos molinos apreciamos el escaso uso del metal, presente acaso, solo en los pifiones que transmitfan el movi- miento. El molino de agua, fabri- cado todo de madera fue la maquina ‘pica de la Colonia, como lo fue en Europa, hasta el siglo XVIII, donde ademas conocfan el molino de vien- to. En todo caso habia un sustrato tecnolégico comin entre los palur- dos sanchos y los ingenios hidalgos de Espaiia y América Colonial. El Cabildo tenfa cuidado de dar las disposiciones necesarias para que el ganado del vecindario no pasara Por las acequias de los molinos y las Tompiera, ocasionando la parali- zacién de los molinos (29). Tgualmente ordenaba que los moli- eros no criaran pollos ni puercos, Por el peligro de contaminacién que, de tenetlos, ocasionaba al vecindario Que acudfa a moler su grano. (30). 38 Obtenida la harina, la tomaban Jos panaderos, para la fabricacién del pan. Luego de amasarlo y moldeario, a mano, lo cocfan al horno. Los homnos coloniales pertene- cen a la tradicién de la tecnologia neolitica del Viejo Mundo (31) y son redondos capaces de obtener altas temperaturas y susceptibles de tener aplicaciones en la metalurgia, en la cerdmica o en la fabricacién del vi- drio. El homo redondo de hacer pan, reviamente recalentado con lefia, es capaz de mantener una temperatura uniforme y apropiada para asar con- venientemente la hogaza. Los indfgenas ecuatorianos Precolombinos conocieron el horno abierto para cocer la cerdmica y para fundir el cobre y el bronce que no requieren de temperaturas muy altas. Durante la Colonia sobre todo en las poblaciones indias cercanas a las zonas trigueras se construyeron los hornos espajioles, de fécil construe- cin, hechos fundamentalmente de ladrillo o de adobe. En las ciudades, estos hornos se concentraron en los barrios destinados por la autoridad urbana a ser poblados por los panad- eros. 39 43 Trapiches: La siembra de cafia de aziicar y el establecimiento de trapiches para la extraccién del jugo y su cocimiento en pailas de bronce de que procedfan las mieles y aziicares, data desde el siglo XVI, una vez establecida la dominacién colonial. Esta actividad, afiadida a la elaboracién del aguar- diente de cafia, por la destilacién, mediante el alambique, fue impor- tada por los espafioles, luego que aprendieron de venecianos y portu- gueses que monopolizaron la pro- duccién hasta el siglo XV. ‘Tenemos constancia de que, durante el siglo XVI, hubo el em- pefio de los espafioles por aclimatar la vid, mediante la siembra de los sarmientos conocidos en Espaiia, en diferentes valles del Ecuador, habi- endo obtenido resultados positivos, dada la tecnologia aplicada, so- Jamente en algunas zonas, donde ain persiste su cultivo, hasta nuestros dias, Pero desde el siglo XVII, comienzan a proliferar las haciendas cafiadulceras, ubicadas en los pisos tropicales y subtropicales, donde sigue, todavia, cultivandose para la obtencién de mieles y aguardientes ue se consumen en el mercado in. temo. La demanda de vinos de cali. dad era satisfecha por la importacién directa de los mostos espaiioles, Sumamente caros por los costes del transporte; o bien de los vinos de Pisco (Peri) de donde venfan, en ‘grandes botijas de barro, traidios hasta Guayaquil en el fondo del casco de Ios barcos y, hasta las ciudades se. Tranas, mediante el sistema de recuas conducidas por harrieros, 44° Tenerias y talabarterias La ganaderia vacuna provefa de Jos corambres que necesitaban los artesanos de este oficio. El trabajo de Curtir pieles fue introducido Por los Conquistadores y fue ejercido primero or espafioles antes de que lo aprendi. eran los indgenas que les ayudaban en calidad de mitayos (32). Uno de 4os requisitos que impuso el Cabilgo Cuencano a los curtidores fue que el agua de la teneria no la echaran en el tio, contamindndolo, ni laven los Cueros curtidos en el ro (33), De las tenerias salian los cueros ¥ Cordovanes que utilizaban los tala. barteros y zapateros para con. 40 feccionar sillas de montar, maletas, Petacas, zapatos, y todo tipo de fo. 170s de muebles usados en la Colo. nia. Una particularidad de esta arte sanfa es que manifestaba un rasgo de arte mudéjar, practicado por os musulmanes drabes que convivieron en Espafia, con los cristianos, du. ante los siglos XII al XVI, antes de Su expulsién, por los Reyes Catéli. 60s. El trabajo de cuero realizado por ellos manifestaba una omamentacién seométrica y naturalista, realizada con gran paciencia y habilidad, mediante el uso de molduras de hi erro, calentadas al fuego. En la Colonia pudo desarrollarse este arte gricias a la presencia de arabes y Judfos conversos emigrados de Es. atia y asimilados a la sociedad colo- nial, en calidad de artesanos. Ellos impusieron una tradicién omamen. tal que sobrevivi6, en el gusto crio. Ho, aplicado alas artes menores, junto a Jos monumentos del arte barraco y Reoclésico propio de los sectores dominantes de la sociedad colonial, 45 Obrajes y batanes La multiplicacién del ganado vino, Sobre todo en el centro y norte del Ecuador favoreci6 el desarrollo w ndynoso ‘reagey ‘rewurd ‘zeqpe ‘x6s009p & xeygonur ouesacau any apuop ‘emnyoarmbre ¥[ 9p Opor axqos ‘ses -o18rpox A saptato Seago se] ap uoTaeE -ooop ap A sapemonnsa sofequn Soy sopo1 z2084 ap sande uosany K 0140 |p aq uoxorpuaude sorpur soy ‘0890 *(qp) BueuRoLauopur eyauIdres [ woseuoronjonar anb “epsaurdreo op ‘owsor fo ¥0019 ef ‘onttdao y2 “wind yf ‘ojdoosa Jo ‘oyona9s Jo "BIIOIS P| sod epenuosaidax “eua8spur ey anb zv9 “yo spun 19 Bjouedso eyBojouse1 Uy “(Oy) Tmbexeng op sajeavu souoro -onsisuoo se] ap uorosanp vt ered “gunr'] omoo ‘sapepnto sen op ‘Sa00A v vypoooid & ejouedsa ex9 eperto -edeo ¥igo op oweur ey ‘ordround ty “(6¢) opidinosa & wpsarstuege ‘opett -21 “ypioquidieo ap souorseisoyrueur soquosayip sns uo ‘ejourdso vy X urquuojooard wus8spur eouatzadxo yf aueduoo wyBojousa wknd ‘sexq0 2p asvjo wpor ap uoroezrteax vy wed ‘wropecs e] op [euBSALIE OSn [2 $9 [EIN -snpuraid e1uojog vy ap vySojouss Lap Seonsproroer Sey ap LUN) vysajuidiey 9b “(ge) “souepare souodyes soy ua ueqefeqen onb xoquy 2p sorpur so] sod eprpuste ‘sopousse sezeyondio A sepons sey woo ourjour un op wistaosd (equreqory) oven 9p ojgend Jo ua eusso’] ap anbnq jo ‘yasod od aiso ap wougys Bun) ‘sosou unjoa soronpoxd sono n souex3 op auodsuen £ ugioRarasuoo ‘oluaureu -gowuue vsed saquansysar Sepa} 9p Tens sqnbedeng ap seuezesere sey op “BIOTA -vu einsnput BI 8 sopeunsap S2{quo K-sajapsoo soy uequouiqey as anb woo ‘nede Jop Ep wIgKy Yj OpuEZATAN Se ref ap wunpaos01 vj woo EpeuoIoL|ar euisnpur ap odn un sourenuoous sopenog [enuso utes vy Ug ‘oronp -oad yo weqetaroutiog anb sazepeossut so ® ueypudA anb sarejndod sax -e80y so] ap soxofiuu sey od opeziTe -ax $,oAn001,, opeurtwuouap “uoposTE ap opifer ap odn un ofnpoxd [xo ure [p Zopenog [ap ansne [9 UAL “yuo sput ouastp J9p worsipen ‘e] uoo sopeoygnuapr spur ‘sousnbad spur sopifar uyory as onb [9 uo “ourquiojoasd ouorsgine ua8t0 ap ‘eamquto op [21 [9 onIsIsqns ‘auuEIsqo ON “Opeosoun Jap BIoUadrxo vj UNOS sopifar stonpord e gzadwo < ‘epey -zodurt wFopousar BI B OPOLIOdE os seuaSsput soy op paxa1 wrsuatsadxe vy ‘oBonry “(L¢) Seuadput souesour soy e sopewasua uosony seoquog) & souastp URI =eunoy 9p oostouRy =eNID, 9p oostoueny =911@A [2p upnseqag =2IRA TeP Tonuepy soreroyo £ =exr9n “Fares ap orwowy £ ay[eA [op uENE sonsaewi=onsed ap sywioy, osoeut =Rurapeg OeZUOD onsaeUL Jo =RraqHE ‘sop SBOLIQYS Sv] Op JOEY ONSAe, “OTA PP spupuy uyndeo 1a, sonis owo9 ‘uapso ns sod vor -{ynuapr 9s ‘ezuensovan e| ap sor -218,, So] 2p oun Epes ap sapeIoyo £ sazoxeun sonsaeut soy anb uo 8891 ap ozret ap 8Z [ap ugroeiuasordax UT B soWaUaTE SoU Is ‘Slqurapisuod er aiuaumoupunN “oonpisang od ~rano NS Oo PJUDAIOIUT 9 SeZUTeUSPI0 sns esuodust anb pepuiome vj ap 0 Jeuoned peiunyoa ve] e wersepago ours ‘souqy sonar ua weqeztueSi0 as ‘Tem -0]09 vytuouode Bj op a1uEoduur ue ‘wures ¥iso 9p saxaiurdeo souvsoure Soy osodure) anb wyjnsaz sauorsonnsu0s seno 4 seun ap uowrexa Jaq “Cop) wIPIO9P of vonHTOd Pepyoine ey opuens ‘auauerp -outoad ‘souv zap epeo ayqisod wa 0108 “TAX 4 IIAX SO[S!S Soy aves “np sapues soozeq ap ugroonnsuos v1 ‘soxpeosad soy ap o sauvyoxou -09 So] ap osn ered sauorszorequia seyonbad ‘ajuaurenunuos sou 0 spun ueqeouqey anb souvsauze so] 2p ey epeand pepianoe e] epeiucasaq “soSturaua seyend soy 10d ‘sns ep zew Jap soured seiso ua ‘epezeu -oure ‘embreuous vy ap pepungas vy e ezeusme euns[e assonposd Tr ‘sajeazu sapepmun seq souoday 0.72 -uowine op pepisasau vj epeqarduz0s ‘epuarory] [way op wiung vy v ses -woo ap sgndsap ‘ain, [9p ugIsIoap | 8 wiains vorprrodso pepranoe eun 198 9p eqefap ou soyaru sapues8 op ugtowouqey ey] “sosmoor soy uoreZ ~eunisis £ uoroyidn ‘uorezteuoroer 98 opuop ‘emisnput eun auawyeor ‘wary ab zestiad onb dey ou arog (ey) ow “TaUTA [2 por 8 esALas onb pMbekeNg uo eaeu eunsnpur esos08tA wun UR -Sixo BA TAX OBIS [op soreUy y “ms jap eat [ep ossyTHse sour Jap oanejade p aseoareur opnd anb euaSypur ego 2p oueur qiqpy op & vurud vuareut 9p vroUaISIXa vT 10d ‘eavu UgIOONN -suoo eI 8 BrapeUE eT ep eIFoJOUDa I ap uorovoytde ey ony ‘inbe

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