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‘Angélica Dossett acid en Santiago de Chile en 197, EstudTaajo Soil, pero su verdad yn ‘im son Las letras Desde su lez a ido ua dvi letra y anu joven sinti La neces de bir lini de istoras que blo en sunt Sus cuatro novels anteriores ~My qu sav Sel Tedopor una aig, Un vig espera y Un vce ‘colegio aan consid ent los jee (OM su novela peer, tanto por lo novedon WW arguments, como pot a inc des em alos que oy kes ataen apart de 1s valores qe ‘enceran, sia daca alguna, Ena presente novela, Ema a protagonist Sh nels anteriores spor cumpli quinc ay HE ha enamorado pevdidamente de un compute de uso, Pro ste no gust a us wigs 80 ‘made del joven no le agrada fa, Tata, que efor, en compli con dos compar 6 Li ‘hace qu a espe cuando ent cons poll. lo desencadena un confit qu He a ia 8 cm parecer ante et Consejo Estat pad pose expuisn det colegio, La decision de Ema ANGELICA DOSSETTI LA DECISION DE EMA ANGELICA DOSSETTI Desde que tengo memoria espero con ansias mi cumpleafos para asi poder sumar tun niimero més a mi existencia y legar a sgobernar mi propia vida. Jams imagine que ‘ce camino llamado adolescencia,encargado de llevarme a la adulter, pudiera ser tan sinuoto, repleto de decepciones que me derrumban y de las que creo nunca podsé levantarme, Afortunadamente, aunque la noche con sus pesaillas parezca eterna, siempre amanece comenzando un nuevo dia, que si me esfuerzo, pueden hacer de «ste andar inevitable, la etapa més hermosa de mi vida Ena. Martes 6 de junio. Hoy, después del colegio, legue a casa sin ganas de nada. Abri la puerta con un poco de temor de encon- trarme con mamé, pues en ocasiones sale temprano de trabajo y me espera con esa sonrisa permanente para preguntarme “;Cémo te fue”. Pero esta vez no tenia sinimos para contestar esa pregunta; di un vistazo ripido al departamento, para cerciorarme de que estaba sola, y luego me ditigi a mi dormitorio, Ginico lugar en todo el mundo donde me siento a salvo, Tenfa tanca rabia, quizd mezclada con un poco de pena, que lancé con furia ‘mi mochila sobre el sillén verde pistacho que yo misma hhabfa acomodado junto a la ventana, En dias mejores, disfrucaba sentarme en ese rincén para ver pasar a las personas caminando por la vereda, cuatro pisos més abajo, tratando de imaginar hacia dénde irfan 0 en qué ppensaban; pero hoy no estaba para adivinanzas. Hoy no es un buen dia aunque, en realidad, hace semanas que no consigo estar tranquil, sin poder disfrutar de las tardes con mis amigos del colegio, las cenas familiares en ‘asa, los chateos con papé, que trabaja en el extranjero y {que hace mis de un aio se separé de mami. No, no es un buen dia, ni una buena semana; en realidad, este es un aio smaldito todavia falta mucho tiempo para que termine. Estoy sentada sobre mi cama deshecha, que por un momento pensé en ordenar, pero me arrepentt. En cam- bio, prefer sacar del bolsilo un papel, que desdoblé para leerlo por quinta ver: “Citacién al Consejo Estudiantl En cada ocasidn que lo veo no puedo evitar sentir que la cara me arda y un cosquilleo en todo el cuerpo, ~Son los nervios ~dirfa mi abuela Normi, pero esta explicacién no me srve para encontrar el mejor modo de decitle a mama que tiene que ir conmigo mafiana al colegio paraenfrentar 21a tropa de viejos, que me va a mirar como si yo fuera un bicho raro y que, estoy segura, lo tinico que desean es poder firmar la carta de mi expulsién, Di un vistazo al reloj de la mesa de noche: faltan diez. minutos pata las cinco. Debo pensar con rapidez Dejé de escribir, porque escuché ruidos en la puerta de entrada, antes del horario habitual. Mamd acostumbra a llegar con mi hermano Nico alas cinco en puntos sin embargo hoy, que es un dia terrible legé antes, sin que hasta el momento hubiera podido conclu cuil podeia ser cl mejor modo de entregarte la citacén. ‘Como siempre, mam dio res golpes a la puerta de mi dormitorio y de inmediato asomé su cara sontiente, con la pregunta acostumbrada =|Hola, Ema! ;Cémo te fue? {Cémo te fuc?, maldita pregunta, que llega lo mismo ‘que un latigazo para recordarme que me habia ido MAL, ‘muy mal. Lamentablemente, no le puedo responder «30, Je puedo gritar que me deje eanquila, que no molest, que no entre, que se olvide que existo, pues quiero estar sola y sumergirme en esta sensaci6n mitad pena, mitad rabia. No le puedo decir que ya no soy esa nifia buena, la que vive metida en lios por defender sus ideale, la que lucha contra viento y marea por lo que cee correcto, que ahora me converti en “esa” de la que se murmuran cosas ‘malas, que tienen ago de realidad, pero mucho de fantasia No le puedo decir que mi corazén tiene vida propia y que se siente hecho trizas, que me duele como si tuviera una fractura que necesita con urgencia ser enyesada y que no se puede hacerlo. Entonces, no me queda més que rsistir tuna agonia que comienza como un espasmo que viaja hasta imi estomago, que apriera tanto que no me deja respirag ni comer, ni pensar en algo distinto que no sea Rod... ;RODRI!, dl, como Romeo y you Julieta, un amor impo- sible que no puede ser vivido porque su madre se opone. Hola, mama! ~cs lo inico que puedo responder, No la mio, y para que no advierta mis ojos llorosos, los cubro con un libro. as muy ocupada? —Un poco, tengo una prueba. Esas son las palabras mégicas, porque ella no molesta cuando cree que estoy estudiando, Sé que es incorrecto, pero la mayoria del tiempo que quiero estar sola, finjo ‘star ocupada preparando algin trabajo o repasando para una prueba. ‘Mamé caminé hasta mi cama, me dio un beso en la frenteyse Fue, No me senti mal por menti y, apenas dejé la habitacin, segui cavilando en cmo entregarle la citacibn. ‘Miércoles 7 de junio (Primer recreo). Ayer estuve unas veince veces a punto de entregarle el papelto.a mama, pero me arrepent en cada una de elas. No, no es que no le renga confianza, sino que me queria, ahorrar las preguntas y la cara de espanto que pondria cuando escuchara de mi propia boca todo lo que, de seguro, me obligaria a contarle. Tampoco es que le tenga miedo 2 los castigos; habiendo tenido tantos, tener uno ms, de verdad, me da lo mismo. Vergiienza?, un poco, ‘6 quids mucha. El asunto es que son ls diez y cuatto, y mientras mis amigos Milo y Sofi andan comprando en el {quiosco, estoy escribiendo en la biblioteca, como si fuera una delincuente intentando escabullirse de la poicias as «s cémo me siento. Los minutos siguen corriendo y a las doce tendré que esta presente con mi apoderado en a sala del Consejo. Ya no me queda otra alternativa que enviarle tun mensaje de texto por el celular. 0 Latesion oe ea Enla tarde. Recuerdo que cuando era chica y me portaba mal, ‘mamé tenia lacostumbre de mandarme a mi dormitorio a pensar en lo que habia hecho. Para mi, eso era peor que un castigo fisico y detestaba esa imposicién, pero ‘no me quedaba otra alternativa que cumplir sus érdenes. Ahora, que me considero grande, la misma costumbre debe padecerla mi hermano Nico. Hoy, que todo parece salir mal, mamé me ha enviado a pensar antes de que tengamos una larga conversacin, en la que tendré que cexplicar muchas cosas, y creo que escribir es la mejor forma de analizar lo que me ha pasado, ‘Al no comparecer con mi apoderado ante el Consejo estudiantil, cendria que darme automiticamente por suspendida, por lo que decid enviar un mensaje de texto a mamé que decia: "Se me olvid6 decirte que tienes que veniral colegio hoy a las 12, te espero en la recepcién’, sin «dar ninguna explicacién, y luego apagué el teléfono para no recibir sus lamadas inquisidoras, Lahoray media que me separaba del terrible encuentro fue una seguidilla de dolores: de guata, de cabeza, a as piiernas, de todo. Cinco minutos antes de la hora fatal, ime paré del pupitre, me acerque a la profe de inglés y le ‘mosteé la nota con la citacién al Consejo. No dijo ni una sola palabra, aunque me miré con pena, supongo que pensando en la desgracia que me esperaba en esa reunidn, La profe me hizo una sefia de autorizacién con la cabeza n y sali sintiendo las miradas de mis compaferos, que me {quemaban como si me lanzaran agua caliente en la espalda Alllegaralarecepcién, vi que mam esperaba en uno de lossillones,con la cars seria y balanceando insistentemente la pierna derecha, que mantenia apoyada sobre laizquierda ~:Qué pas6, Ema? -Ni siquiera me saluds con un beso, como era su costumbre, yen sus ojos pude ver un enojo reprimid. Fs que tengo un problema —le respond en vor muy baja, sintiéndome insignificant, casi como un insecto incentando ser escuchado. ~ Habla! -me ordené, pero no le pude decir nada, pues tno me salieron las palabras. En cambio, me puse a lorar como una idiot, lo que hizo que mann se compadeciera de mi y me abrazara Cémo se hace para crecersin tener que sufi? ;Cémo se hace para amar a alguien cuando se tienen casi quince aiios, y todos piensan que eres una nitia chica? ;Cémo se hace para pololear con alguien, sin que se meta todo el mundo? Sé que la embarré, 0 no? En realidad no sé nada, 1y mi nica certeza era que no queria estar alli. ‘Minutos después se abri la puerta de entrada de la re- cepcién, por la que ingresaron Rod y st: mami. Apenas lo vi, se me paralizé el corazén, y quise correr aabrazarlo, decitle que todo estata bien y que yo lo amaria pore resto de mi vida, aunque todo el planeta se opusiera, aunque me expulsaran, aunque lo encerraran en su casa. Lo que ancetea posser sentia era tan fuerte, que no imaginaba mi existencia sin «escuchar su vor, ni ver su sontisa, sin sentir a eaidez de sus brazos y la humedad de sus labios. Traté, pero no pude lograr que nuestras miradas se encontraran. Rodrigo se metié las manos en los boksillos del pantalin gris del uniforme y se dio vuelta para decrle algo a su madre. “{Cobarde!”, grté en mi mente, “:por {qué no me miras2, :por qué no me hablas?” Qué cosa tan grave le pude haber hecho para que me ignorara? Casi me Pongo a llorar nuevamente, pero me tagué las ligeimas ‘que quedaron ahogadas en mi gargana, ransformadas en un dolor agénico que era menos terrible que demostrar todo lo que me estaba haciendo sufirsu indiferencia. Ya habrd tiempo para que me explique su actiud. ‘Su madre tampoco me mir6, como si me hubiera transformado en un ence transparente, aunque no me mporté porque solo me interesaba la conducta de Rodi ‘Antes, cuando todavia era la nia buena que gozaba de cierto prestigio, se desvivia en atenciones para conmigo. Sin embargo, ahora actuaba como tratando de proteger a sit hijo, como si fuera una vietima y yo la eriminal que le ‘queria hacer dafo. La seftora caminé altiva hasta el me- sén de la recepeién, saludando de besos a las secretarias € intercambiando sontisas cinicas con ells. Después de acomodarse los lentes de sol como cintillo sobre su mele- na cobriza, verified que su chaqueta marr6n estilo sastre cstuviera perfectamente estirada y que en sus pantalones u smo color no se asomara ni siquiera una pelusa que pudiera restarle la elegancia que parecia querer exhibit. ‘Mama se levanté del silln y se acereé animosamente a saludarla, Recuerdo que, hace apenas un par de semanas atrds, se juntaban de cuando en cuando a tomar café, hablar del colegio reirse de cosas carentes de importancia, Sin embargo, en esta oportunidad, el saludo de la mujer fue disrante ¢inexpresivo y, como resultado, mama regres6 a sentarse a mi lado, ain mas desconcertada que antes ‘Cuando faltaba apenas un minuto paral citacin fatal, la gran puerta de entrada a la recepcién se abrié nueva- ‘mente eingresé Colomba con su caminar imponente. Me lanaé una mirada desdefiosa, para luego acercarse a saludar a Rodrigo y a su madre con un gran beso. La seguia su padre, a quien veia por primera ver, un hombre de unos cuarenta y cinco afos, moreno, de mediana estatura, que vestia pantalones y camisa negras y una chaqueta de cuero beige. Levaba un celular Blackberry pegado a la oreja y no paraba de hablar y gesticular. Salud con un ademén, de cabeza a todos los presentes, para luego pararse frente ala ventana y continuar con su plitica ‘Alas doce en punto el sefior Pablo Bustos, inspector eral, bajé por la ecaleras que conducen als oficinas de laadministracién, y sacereé para saludarnos amablemente. Me paré presurosa, intentando acomodar los pliegues de rm falda azul con cuadrilé rojo del uniforme, a medida aque el inspector nos conducia por el oscuro pasillo decris, de larecepeién hasta una gran puerta gris, que abrié con. un gesto cetemonioso. El silencio previo a la desgracia lo rompid el sonido de unas carreras aproximandose al gru- po que ingresaba lentamente al saldn. Al girar la cabeza, pude divisar a Teresita, que era la tinica involucrada en el conflicto que aun no se habia hecho presente. Incluso, legué a pensar que no asistria, pues acoscumbra a falar «los compromisos importantes, excusindose después con tn certficado médico. La chica, agitada por la careera, se paré dettés de Colomba y le tirones el chaleco al tiempo {que le murmuraba algo al ido. Unos pasos mis até venia, su madre, una mujer alta tehida de rubio, con el rostro compungido. ‘Antes de cnerar al salon observé que mamé parecia per- turbada. Puede que, como yo, se sntera estar en medio del jército enemigo con apenas un soldado, sin siquiera tener ‘conocimiento de a lucha en que estaba metida. Tampoco sabia i podia contar con el soporte de Rodrigo, que en todo este tiempo me ha jurado amor eterno y apoyo incondi- ional, pero que después de su actitud en la recepcién me hace dudar que vaya a cumplir su palabra. Estoy segura {que los otros cinco citados al Consejo harén lo imposible por defender su postura y, de paso, arruinar mi vida En el interior del salon se encontraban, sentados ante tuna larga mesa de madera, el rector, lajefa de la Unidad, Tecnica Pedagégica, mi profesora jefe, el presidente del Centro de Alumnos y una representante del Centro de 6 Padres, Esta tiltima le hizo una sefia de saludo a la mama de Rodri, actual presidenta de ese organism, quien en esta oportunidad no podia estar sencada en la mesa de los jueces porque era parte interesada en el conflict. En ese ‘momento presenti que la sentencia seria mi expulsién. EL sefior Bustos nos sefal6 con la mano unos asientos frente a la mesa donde debiamos ubicarnos. Mami y yo nos sentamos junto alas ventanas que daban al jardin, mieneras el resto de los citados al Consejo lo hizo en los primeros banquillos, al lado de la puerta, en el otro extremo del salén. El inspector general se sent6 en la silla desocupada «que lo esperaba en la mesa grande. El silencio era insoportable, Mamé tomé una de mis manos, como si esperara una gran desilusién, en ver de temor por algo terrible que yo pudiera haber hecho. = Qué pasé, Ema? ~me susurré Yo no le queria contestat, porque todavia no lograba encontrar el mejor modo de contarle el enredo en que estoy metida ‘Sin decit palabra, solo encogi los hombros. En se ‘momento, sin proponérmelo, mi mirada quedé enfocada ‘en la imagen de Rodrigo sentado al lado de su mam, al otro extremo del saldn. La mujer le hablaba al oido y él asentia con la cabera El inspector general se dirgié a los asistentes, con vou Sefiorasy sefiores del Consejo, apoderados, alamnos. Los hemos citadoaestareunién para resolver un problema axcttca passer que partié como un conficto entre alumnos, pero que ha pasado a afectar a toda nuestra comunidad educacional. La de hoy serdla primera de las audiencias, a a que asisten los Involucrados directs, yen dias préximos nos reunitemos con el resto de los participantes del conflcto y sus padres. Mam apretaba mi mano con fuerza. Di una ojeada hacia ats y pude ver la luz roja de la cémara de video que indicaba que nos estaba grabando. “Ayer, aproximadamente a las once treinta de la ma~ ana ~continud el inspector general me informaron dde una pelea que se estaba llevando a cabo en la sala del Primero Medio A. Tes nifias de ese curso, Ema Schulz, Teresita Pacheco y Colomba Gonzalez, se estaban dando de golpes, arafiazos y trones de pelo. Me presenté en el lugar de los hechos y, luego de esperar un momento a aque las nifias se calmaran, las conduje a mi oficina para aclarar el motivo del conflicto. Ema Schulz me informé {que la pelea se habfa susctado debido a que las otras dos nifas la estaban grabando con un teléfono cella, sin su permiso, mientras se encontraba abrazada a su pololo Rodrigo Ceballos. Al preguntarlesa las seoritas Gonzalez y Pacheco por el motivo de la grabacién, me informaron que lo hacian por diversion y sin tener la més minima intencién de molestar a sus comparieros. Al hacerle la misma pregunta a la seiorita Schulz, afitmé que las g baciones realizadas por sus compaferas eran por expresa peticion de la madre del sefior Ceballos, quien se oponia, 18 a que su hijo tuviera cualquier tipo de contacto con ella. Es mis, sefalé que desde hace un mes, las sefiritas ances ‘mencionadas, a habian estado espiando, para informar a 1a seiora Claudia Salazar cada vez que ellos hablaban o se juntaban en los recteos. Mi mamé me mir6 con la cara descompuesta Senora Claudia Salazar,

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