MONTEVIDEO ANTIGUO
LA FAROLA DE LA ISLA DE FLORES
1819 — 1828
El temible Banco Inglés —o tragabarcos— no se
cansaba de hacer de las suyas en la entrada del Rio
de la Plata, conténdose mas buques perdidos en él,
desde muchos afios, que pelos tenemos en la cabeza.
Gracias que no dio al traste con las fragatas de
Alzaibar cuando trayeron las familias pobladoras
para Montevideo, como dio con el navio San Salvador
el afio 12, con el contgente de tropas que conducia
de Espafia,
Los siniestros ocurridos en él eran frecuentes, y ni
la Farola del Cerro, contruida el afio 4 para guia de
los navegantes, bastaba a evitar las pérdidas de em-
barcaciones en aquel temuble escollo.
En ese estado quiso Dios que el afio 17 se restable-
ciese en San Felipe y Santiago el Tribunal Consular,
instituido en la época del coloniaje, quien concibié la
idea de proveer a Ja necesidad del establecimiento de
un faro en la Isla de Flores, como se habia pensado
a utlamos del siglo pasado, pero que no se llevé a
efecto por el subido costo, dandose la preferencia a
la Linterna del Cerro, por demandar menos ero-
gaciones.
E] afio 18 se formé un presupuesto con vista del
plano trazado para la obra, pero de ahi no paso,
[991ISIDORO DE MARIA
Acababa de naufragar en el Banco la zumaca
Pimpén en los primeros dias del afio 19, y ese sinies-
tro impulso al Consulado a tratar de algiin modo de
la construccién del faro La zumaca naufragada venia
en viaje de Maldonado, pereciendo en el siniestro mas
de 50 personas que traia a su bordo. Ese suceso des-
graciado consternd a Montevideo. Bajo esa impresién
et Consulado se resolvid a abordar la obra por si, a
pesar de la penuria de sus fondos. Echd los cimientos
de la torre en el sitio mas dominante de la isla, pero
le faltaba monis para prosegurla
Apelé al Gobierno de Ja época, en demanda de
recursos. De las conferencias de éste con el Cabildo
para arbitrarlos, resulté un Convento reservado cele-
brado entre el Gobernador lusitano y el Ayuntamien-
to, por el cual se permutaba una parte del territorio*
de Ja Provincia Oriental, entre los rios Cuareim y
Arapey, y algo mas, a la Capitanfa de Rio Grande del
Sur, por via de indemnizacién de la pacificacién y de
los fondos y demés auxilios necesarios, con que con-
ttiburia el Gobierno lusitano pata la obta del faro.
Ese convenio, que tenemos a la vista, fue firmado el
30 de enero del afio 19.
La cosa no podia ser mas eguitativa y sem cola.
Permutar unas leguas de campo con Ja Capitania de
Rio Grande, que no valian nada, donde todavia an-
daban los indtos, por algunos mules de pesos destina-
dos a una obra de tanto interés para la navegacion
del Plata, era como ponet una pica en Flandes. Pero
atravesdse en eso la largueza de S. M. F., queriendo
que la obra se hiciese a expensas de su Real Tesoro,
y asi se particip6 al Consulado en oficto de 5 de
mayo del mismo afio. En consecuencia decliné el
1100]MONTEVIDEO ANTIGUO
Tribunal Consular la continuacién de sus trabajos,
resigndndolos a ta disposicién del Gobierno,
Entretanto, bajo lo estipulado en el Convenio re-
" Servado, se efectud en setiembre y octubre de ese afio
la demarcacidn de limites entre la Provincia y la
Capitania de Rio Grande entre el comisionado det
Cabildo, don Prudencio Murguiondo, y el Conde de
Figueira, Capitan General def Rio Grande,
En consecuencia de lo acordado, el Consulado dio
comienzo en marzo del siguiente afio a la obra de la
farola, siendo Prior don Lucas José Obes. Este dispu-
So emplear los materiales del saladero de Seco en el
Buceo, para los primeros trabajos de Ja torre, por su
justo valor. Se comisioné para el efecto a don Vicente
Balbin y Vallejo, para el envio del fadrillo, el cual
se hizo en dos embarcaciones que puso a su disposi-
cién don José Orta, piloto, 0 cosa parecida, embarcan-
dolos por la playa de Seco.
De Ja remisién de esos materiales Por ésa via, que-
d6 el nombre vulgar de buerto del Buceo, que lo era
donde estuvo posteriormente el molino de don Juan
Maria Pétez, en ese arroyo.
Ia obra siguié adelante, Pero a Jo mejor de Ia jor-
nada vinieron a interrumpiria los sucesos politicos del
afio 22 y 23, y dijo: planto.
En mayo del afio 24 pestiond el Consulado el
fecomienzo de la obra. El Ministerio Fiscal, que des-
empefiaba don Lucas Obes, Ia apoyé tesueltamente,
dictaminando en los términos que van a verse:
“Consultat el voto de este Ministerio sobre los
auxilios que reclama el Real Consulado para reco-
menzar la torre de Ia Isla de Flores, es un compromiso
muy serio para el que conoce la importancia de aque-
la obra y el estado de nuestras arcas,
[101]ISIDORO DE MARIA
“No hay duda que es preciso levantar cuanto antes
un monumento digno de !a época y el mas propio
pata perpetuar la memoria de los grandes sucesos
que hemos presenciado en el corto espacio de siete
afios. Ni los colosos, ni las estatuas, ni las batallas, ni
las conquistas, ni el bronce, ni los m4rmoles emplea-
dos con profusion, son tan dutaderos, Excmo. sefior,
ni tan elocuentes, como estas empresas... Esto lo
sabe el Fiscal, pero su Ministerio no le permite vol-
ver a espalda a otros objetos, sin los cuales todo es
nada, porque pertenecen a la existencia nccesaria de
la sociedad.
“Pero hay un tempetamento, Excmo. sefior, y el
Fiscal se complace en proponerlo como el mas seguro,
no sélo para conciliar dificultades, sino para excep-
tuar la empresa de otras contingencias que seran in-
evitables siempre que su éxito dependa en algo de
Jos auxilios de un gobierno cuya renta sdlo consiste
en fos ingresos eventuales de su Aduana.
“Que el Real Consulado proyecte Ja obra, que cal-
cule sus gastos, que determine si quiere, su duracién;
pero en cuanto a ejecutarla, que ensaye el método
acreditado de los remates, y deje utilizar a otros algo
de lo mucho que ciertamente ahorraran sus fondos,
haciendo servir a sus miras de beneficio publico, el
interés de los particulares. Sera éste un acbitrio, no
solo para impedir contingencias, como ya se dijo, sino
para excusar desembolsos al Real Consulado;, porque
tal vez no falten especuladores que se comprometan
a costear la obra, y cobratse de lo que produzca el
impuesto de tonelaje, o de lo gue rinda la matanza
de lobos, u otro cualquier privilegio”.
Adoptise el expediente del remate de la obra acon-
sejado por el Fiscal, cuyo plano hizo el brigadier de
(102)MONTEVIDEO ANTIGUO
ingenieros Daniel Pedro Miiller, y se sacé a licitacién
publica en julio del afio 26.
Aqui de mi negro Antonio Ignacio, para el pregdn,
como que se pintaba solo para pregonero. El congo
era ladino. No se parecia al bozalén del de don Lucas,
aquel que se comié la carta comprometedora del amo
el afio 9, antes que entregarla a sus aprehensotcs, y
que sefialaba al abdomen para explicar en su media
lengua, lo que su fidelidad habia hecho de ella,
El tio Antonio, haciendo oficio de pregonero, dijo
en alta voz: — “Hagan posturas a las obras proyec-
tadas por el Tribunal Consular de esta plaza, como
ptopias de su instituto", Y empiezan los postulantes.
EI primero es don Manuel Reissig y Ruano, que
hace propuesta por la cantidad de $ 60,000. Le
sigue don Ramén Attagaveytia por 55.000. Don
José Toribio por 54,400. Adelante con la puja, a
ver quien se la Heva. Don Juan Maria Pérez la me-
jora por 54,000. Don Manuel Fern4ndez Lima baja
la prima por 50,400. Pérez desciende a 50,000. Los
intercsados se disputan la cosa, pujan a quien la hace
mds barata. Artagaveytia mejora la propuesta en
49,400. — Vamos, que se la lleva. — No, dice
Reissig, — yo la haré por 46,900. Puja Toribio, en
46,450. — Se la Neva. — Eso se vera, diria pata si
Artagaveytia, y propone hacerla por 39,950, Fue
como el golpe de gracia. No hubo quien Je mojase
la oreja entre los licitadores. Cayé, como quien dice,
el mattillo, y se Ia llevé Artagaveytia por esta ul-
tima suma, quedando obligado a dar conclnida [a
obra de Ja torre y colocado el fanal en el plazo de
dos afios.
Forma del pago: Una tercera parte al empezar, de-
ducido el valor de los materiales existentos en la isla
[103]ISIDORO DE MARIA
desde el afio 19, en que se habia dado comienzo a la
obra, avaluados en unos $ 3,000 por los peritos el
maestro Calderén y don Ramon Rodriguez. Ota
parte a la mitad de la obra, y Ja otra después de
concluida, previo el reconocimiento consiguiente, que
serian abonadas al rematador por la Caja Consular.
De esta vez dijeron los conciliarios, podemos con-
tar con la realizaci6n del faro, en que indtilmente
habfa gastado el Consulado de 18 a 20 mil pesos,
para que todo se lo llevase la trampa.
Manos a la obra, dijo el buen vizcaino asentista, y
ayude Dios a los trabajadores. En febrero del afio
siguiente, estaba hecha la mitad, la que reconocida
por el oficial de ingenieros Carvalho, se hallé de
recibo.
Se habia recibido de Europa la Linterna destinada
a la isla, encargada por el Consulado por medio de
Ja casa de Steward. No podia llegar a mejor tiempo.
Se traté de armarla para el reconocimiento. La ope-
racién quiso hacerse en el Fuerte, pero se tocaron
dificultades. Se resolvié hacerlo en Ja casa conocida
por de Cardozo, en la Plaza Mayor, precisamente
donde se halla hoy el magnifico edificio del Club
Uruguay, juzgandose Ja mas aparente por su altura y
attas condiciones.
Alli se acmé Ia linterna, siendo suspendida me-
diante buenos aparejos, desde el balconcito mas alto,
para reconocerse. Por supuesto, la operacién se efec-
tué ante infinidad de curiosos, no encontrando pero
gue oponerle los peritos. Y como nunca falta alguna
persona curiosa, que guatdase para memoria algo de
lo setvido en la operacién del reconocimiento de la
Linterna, ha de saber el benévolo lector que ese a/go
existe todavia, llamese gancho o argolla empleada .
[104]MONTEVIDEO ANTIGUO
en la suspensién del farol. ¢En dénde? se pregunta-
r4... Dejamos la respuesta al museo de curiosidades
de la Asoctacién Rural, alld por donde fueron los
altos de Pepillo, o si se quiere al caballero Escarza,
que mejot que nosotros, podran dar razén.
Digresisn més o menos, perdonara el lector y va-
mos adelante con Ia obra de la torre de la farola.
El] asentista cant6 victoria, al término prefijado
de su contrata. A altimos de noviembre de! afio 27
estaba terminada de todo punto la obra, procediendo
a cevisarla el brigadier de ingenieros Desiderio Cony.
Se colocé la farola de eclipse y el 1° de enero de
1828, se iluminé por primera vez, a cuya novedad
invadieron esa noche el alto de Ia Matriz y otros
puntos elevados los curiosos para verla. |
Procedidése al remate del alumbrado de Ia farola.
Artagaveytia fue el rematador, por la cantidad de
329 pesos mensuales. Su fianza don Francisco de las
Carteras, El contrato quedé aprobado por el Gobier-
no el 26 de febrero.
El alumbrado debja setvirse con aceite de oliva,
encendiéndose todas las noches 21 quingués, que
contenia montados la Linterna, Siquiera ésta fue mds
afortunada en su estreno, que su tocaya la del Cerro,
que empezé con candilejas.
Suceso tan feliz y satisfactorio, se anuncié en estos
términos:
ANUNCIO DEL CONSULADO
Con el mds grato placer avisa el Tribunal Con-
sular de esta plaza hallarse ya colocada, en Isla de
Flores, una hermosa linterna de eclipses que anun-
(105)IsIDORO DE MARIA
cié en su manifiesto de 26 de octubre de 1826, al
emprender los trabajos de la torre, la cual est4 alum-
brando desde el 1° del corriente mes. Sin embargo
que en dicho anuncio se hicieron explicaciones de
la situacién de la isla, distancia al Banco Inglés, con
otras noticias conducentes, cree opottuno volverlas a
publicar.
‘La parte més elevada de Ja isla, cuya altura desde
la superficie del mar es de 63 palmos, esta situada
en 349 57° latitud S. y 49% 39” longitud O. del_me-
tidiano de CAdiz, Dista 11 millas N. O. 4 al O. de
la punta saliente del Banco Inglés; de suerte que
colocado el ojo del cbservador en este punto sobre
el nivel del mar, puede divisar la cispide de la lin-
terna, cuya altura con la de Ja torre componen 75
palmos, que agtegados a los 63 de la isla forman
el total de 138.
Montevideo, 8 de enero de 1828.
Antonio José de Souza Viana — Tomas
Casares — Manuel Pombo — Luis
Gonzélez Vallejo, Secretario.
£106]