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FISICA SOLAR, FISICA CORONAL, LAS RELACIONES SOL-TIERRA México 9,0 2, vol 2. Imoreso Figura 2. La luz solar que se asoma a través de los vallesy ci mas del borde de la Luna produce esos pequenios puntos bri lantes conocidos como Perlas de Bailey (eclipse de noview bre 12, 1966). Jorge Pérez-Perava* Fisica Coronal — Eclipses Solares — Fisica de la Atmésfera Todos los hombres han nacido bajo la estrella Sot viviendo de su calor, banados en su lu y s0n las estaciones las que gobiernen la Tierra, Inumilde exclavo de wn astro jamés igualado, que nos da el dia y sus mil Beneficios, engendra la vida 9 nutre a a natureleze: Como la Tierra que sigue las caminos que le ha impuesto, Siipiter y Saturno, y Marte, Venus, Mercurio ‘estan sometidas a sus leyes postrados a sus rodills. “Tercer Epistola sobre la ilosofva de Newton” Jean D. De W'isle (1672-1719) Concerniente a los eclipses solares han sido escritos un cierto niimero de articulos muy ilustrativos, ¢ idioma custellano, principalmente en yelacién eclipse total de 1970 y el eclipse anular de 1984 La inayoria de estas publicaciones se orientan a ex plicar la dinamica misma del fendmeno de oculta cidn, coordenadas geogrificas, fechas y horarios de la trayectoria de la umbra sobre la superficie de nuestro planeta; a describir todos esos aspectos tan espectaculares asociados al fenémeno (anillo de dia mantes, perlas de Bailey, contactos, etc.) asf como las consecuencias psicologicas sobre algunos sectores de la poblacién, conocimientos que en general ya se manejan desde la remota antigiiedad. Sin embargo, escasamente se han abordado las razones por las que actualmente los cientilicos, particularmente los fisi cos solares, otorgan una importancia fundamental al estudio de los eclipses solares totales. Anteriormente a la era espacial, muchos logros cientiticos en fisica solar, geofisica, astrofisica, aero nomia y meteorologia fueron alcanzados en asoc cidn a eclipses solares totales. Por ejemplo, el descu: brimiento del elemento helio en la atmésfera solar, en el eclipse del 18 de agosto de 1868, en la India. * Instituto Nacional de Astofisiea, Optica y Electrénica: Toman. bla. elementos 39 Figura 1, Efecto de Anillo de Diamante al inicio de la totai- dad del eclipse de junio 30, 1973. Ahi mismo, en el eclipse del 12 de diciembre de 1871, el astrofisico francés Janssen descubrié las Ii neas de Fraunhofer del sodio en la coronas y anos después, el 22 de enero de 1898, Evershad obtuvo el primer espectro ultravioleta de'la cromosfera y de as prominencias. Otros resultados relevantes en oca: sion de eclipses totales han sido: la corroboracién, cada vez con medidas mas refinadas, de la teoria es- pecial de la relatividad de Einstein; el descartar la presencia de un supuesto planeta entre Mercurio y el Sol; el medir la tasa de desaceleracion de la rotacion axial de la Tierra y Ia aceleracién secular de la Luna; la separacién de los 3 componentes de la corona, ca- pas K, E, y F (Fig. 8en/CyT nim. 92, 1984), etcétera, En realidad, los logros mas importantes alcanza- dos con los eclipses residen en que la mayor parte de nuestro conocimiento acerca de la estructura de las diferentes capas de Ia atmésfera solar superior y la fenomenologia que tiene ahi lugar, provienen de la informacién recolectada durante los eclipses; cu- yo total no excede a un lapso de media hora de reco- leecién de informacién: algunos segundos en un evento, otros segundos més en otro evento. . . en el curso de un siglo, aproximadamente Surge entonces Ia pregunta écual es en el presente el interés cientifico de los eclipses solares, para el fisico solar, cuando estamos viviendo la nueva era espacial, si en realidad la combinacién de técnicas ra dio-astronémicas de alta resolucién con experimen- tos en naves espaciales, como el Skylab, transportan. do coronégrafos, han sido extremadamente tiles para la observacién continua, sindptica, de los detalles cotidianos de la corona solar? Al efecto, para el ama- teur, la observacién de los anillos de diamantes (Fig. 1), las perlas de Bailey (Fig. 2), las sombras volantes, los diferentes contactos, serén siempre un espectacu lo fascinante. Para algunos cientificos el interés resi de en las reacciones biolégicas de plantas y animales, 40 elementos para otros mas en experimentos repetitivos para refi nar resultados ya conocidos; pero, para el verdadero trabajo de frontera équé interés tiene si el fisico so- lar puede producir eclipses solares a voluntad con los coronégrafos? La respuesta a estas preguntas es que existe una ventaja neta de los eclipses naturales so- bre los artificiales: con el bloquco artificial de la luz solar, producido con un corondgrafo, el brillo del cie- lo alrededor del limbo puede disminuir s6lo a una millonésima de la brillantez del disco aproximada mente, tal que en el mejor de los casos solamente la brillante corona interna, hasta 1 radio solar, puede ser observada; en tanto que cuando la Luna bloquea Ia luz solar, la brillantez del cielo cerca del limbo cae a niveles tan bajos como una billonésima del disco solar, 0 incluso niveles menores, y uno puede enton- ces observar los tenues detalles de las estructuras co- ronales hasta una extensién de 4 a 5 radios solares. Dado que misiones espaciales, como la futura “Son- da Estelar” (Starprobe, Fig. 3), que penetran la atmés fera solar a distancias del orden de (3-10) radios sola res para tomar datos in situ, no son acontecimientos Figura 3, La “sonda (solar) estelar” concebida para estudiar las regiones inexploradas de Ia atmésfera solar donde el viento so- lar se vuelve supersénico (3 a 60 radios solares). Esta concep- cién artistica pretende ilustrar el perihelio de Ia nave aprox madamente 2.1 millones de km de la superficie sola. sends exer 209 depen nates 209 poe im) gg gn Figura 4, La ionosfera terrestre, consistente de electrones ¢ jones se extiende sabre la mayor parte del medio ambiente espacial cercano a nuestro planeta. La mayor parte de esta extensa regién estd sujeta a varios grados de cambios durante lun eclipse solar, En particular en la regién F y en la parte su- perior de la ionosfera los efectos son mds drasticos. Algunas {denicas experimentales para estudiar la fonosfera son indica das en el lado derecho del diagrama. que puedan ser financiados con mucha frecuencia y por muchos paises, y en tanto que los eclipses sola- res totales ocurren con una frecuencia promedio de 72 por siglo, entonces, los eclipses siguen siendo la fuente primaria de datos para investigaciones cuanti- tativas, que involucren estudios fotométricos del continuo, intensidad y perfiles de las lineas espec- trales de emisién —que son esenciales para estudiar variaciones espaciales de temperatura y densidad electrénica, estructuras de campo magnético, polari zacién, etcétera, Es interesante recordar que la luz visible esté constituida de un continuo de colores, tales como violeta, indigo, azul, verde, amarillo, anaranjado y rojo; este continuo es llamado cominmente luz blanca, y de hecho el color blanco que toma la coro- na proviene de la luz visible, fotosférica, que ha sido ia por los electrones libres en la corona, sin cambiar su color (la dispersién deflecta los fotones pero no modifica su longitud de onda). Superpuesto a este continuo hay cientos de Iineas oscuras, las Ila madas Lineas de Fraunhofer. Cada linea representa la nibrica del estado atémico de un cierto elemento presente en la atmésfera solar y proporciona infor- macién acerca de su estado de ionizacién. La intensi: dad y ancho de estas lineas revelan la temperatura y densidad de los elementos. La posicién y polariza cién de las lineas dan informacién acerca de las in temperatura (°K) ° 500 1000 1500 2000 3001 inn) TiN} 260) concentraciéa temperatura electrénien 240}- 220) 180} 160}- er) altura km) 108 io ‘ow to" Ns} (em ~) Figura 5. Medidas de densidades y temperaturas mediante ‘cohetes durante el eclipse de 1970, Las curvas sélidas y las unteadas representan mediciones para 45% y 84% de oscuri dad. No se observaron cambios en la densidad y en la tempe- ratura del Nz atémico: pero si un considerable decrecimiento, cen la densidad electrénica. tensidades de campo magnético y movimientos de masa, Sin embargo, puesto que las observaciones co- ronales durante un eclipse estén severamente restrin- gidas en tiempo, no se obtiene informacion acerca de los cambios dindmicos que tienen lugar; no obs- tante, debido a las clevadas temperaturas, la corona €s como un laboratorio de fisica de plasmas, donde una gran cantidad de informacién, referente a las in- teracciones de particulas de muy alta energia con la materia y los campos magnéticos, puede ser inferida durante los efimeros lapsos de observacién de un eclipse. En concreto, para estudios de la cromosfera y corona en un perimetro inferior a 5 radios solares, la mejor opcién siguen siendo los eclipses solares na- turales. En lo concerniente a los estudios sobre los efectos de los eclipses solares en la atmésfera terrestre, éstos estin basicamente dirigidos hacia el entendimiento de la variacién en la absorcién de la radiacién (UV y rayos-X principalmente) y de la quimica local, a me- dida que la luz del sol se obscurece gradualmente. La atmésfera se extiende varios miles de kiléme- tros en el espacio. A grosso modo la regién ionizada de la atmésfera, la ionosfera, se extiende por arriba elementos 41 = = = ae = ao ny 23 a Sena seler <1% 03500 10 Siecamrio sx tarstrerc criatmagrarosters S = seiacregacion aimosienea cy |)" Selaatmosters mean Silane isi Quadro 1, Emisiones electromagnéticas y corpusculares del Sol y sus efectos sobre el medio ambiente (acorde a R. Gendrin), de 60 km, en tanto que por abajo de esta altitud se encuentra la atmésfera no ionizada, aunque cierta cantidad de iones positivos y negativos (< 10° jem?) estén presentes. Ademés, durante todo tipo de dis- turbio de origen solar, un gran mimero de electrones son generados en estas capas intcriores, de tal suerte que, de manera global, la atmésfera entera puede considerarse como una mezcla de electrones, iones y particulas neutras, en proporciones que var‘an acor- des a las diferentes altitudes (Fig. 4). Muchas de es- tas particulas neutras son el resultado de reacciones quimicas complejas: los electrones, iones y muchas de esas moléculas son primariamente producidas por la interaccién de la radiacién solar con la atmésfera, El principal interés durante los eclipses solares es el de monitorear la manera en que reaccionan las di- ferentes capas de la atmésfera superior, conforme se oscurece el Sol, asi como el entender la naturaleza de la radiacién responsable de la conformacién de las diferentes capas ionosféricas. Se hizo evidente, desde el eclipse del 31 de agosto de 1932, que los eclipses tienen siempre un efecto més marcado sobre las ca- pas D y E de la ionosfera. Asi también se ha hecho patente un fenémeno inesperado: la ‘funcién eclip- se” (el cociente del flujo solar instanténeo, a una longitud de onda dada, con respecto a su valor no- eclipsado) no varia como se esperaba, de tomar el valor de la unidad en el primero y cuarto contacto y 42 elementos cero en el segundo y tercer contacto, En otros térmi- nos, aun cuando el disco visible est4 completamente cubierto, ui: (10-15)% de la radiacién ionizante est presente, indicando que parte de esa radiacién ioni- zante proviene de fuera del disco solar. Asi, tam- bign, la ionizacién irregular y sus efectos sobre las capas D y & durante la fase parcial del eclipse indi- can que la radiacién ionizante no proviene de mane- ra uniforme del disco solar, y que existen dominios de frecuencias en que esas radiaciones se concentran, Durante una campafia de sondeos por cohetes lle- vada a cabo en tres eclipses —el 20 de mayo de 1966 (Grecia), 12 de noviembre de 1966 (Brasil) y 7 de marzo de 1970 (Islas Galépagos)— se puso en eviden- cia que la concentracién electrénica decrecia drésti- camente a todas altitudes, en tanto que el decreci- miento de la concentracién de iones positivos no era tan marcada. Las capas superiores de la atmésfera fueron estudiadas mediante sefales de muy alta fre- cuencia por satélites geostacionarios: como las ra- dio-ondas atraviesan toda la ionosfera, los efectos ob- servados son integrales. Se observa que la relajacién clectrénica toma unos cuantos minutos después del eclipse, a la altura de 80 km, mientras que en Ia capa F, a una altura de 300 km, se prolonga un par de ho- ras, La temperatura electronica sufre también un decrecimiento correspondiente, en tanto que la den- sidad y temperatura molecular de la atmésfera no sufre cambios perceptibles en el lapso de un eclipse (Fig. 5). Otro efecto interesante a estudiar consiste en que la umbra solar viaja a velocidad supersénica a través de la atmésfera baja, a razén de 1600 km/h en el ecuador, hasta 3 020 km/h en latitudes supe- riores. Esto debe causar que el gas atémico atmosfé- rico emita ondas de gravedad internas, a manera de formar una onda-arqueada cerca de la umbra. Tales ondas han sido aparentemente detectadas en los eclipses recientes, aunque existe ain una gran con- troversia al respecto. Una gran parte de los experimentos atmosféricos durante los eclipses estén dirigidos a profundizar en el conocimiento de los procesos quimicos que invo- lucran el ozono en la estratosfera, que es la capa de la atmésfera de la Tierra en que el ozono alcanza su mayor concentracién, Se pretende estudiar los proce- sos que déterminan posibles cambios en la concen: tracién del ozono y otros constituyentes menores, Jo que ocurre con cierta frecuencia, como ocurrié durante la fulguracién solar de agosto de 1972, ya que ello permite entender algunas intercorrelaciones climéticas y estudiar los incrementos de radiacién ul yf eleva main see 0 global de las relaciones Sol-Tierra, (De acuerdo con R.S. Kandel), travioleta, alrededor de 3 000 A, para inferir efectos relacionados con los riesgos de cincer en Ia piel Otros experimentos conciernen al entendimiento del cireuito eléetrico global atmosférico, que depende sensiblemente de la concentracién idnica estratosfé rica; se estudia como cambia esa concentracién iéni- ca en el curso de un eclipse. En fin, estas medidas, aunque de caracter efimero, son de gran utilidad co- mo élementos de informacidn, dentro del marco de Jos modelos que intentan describir la dindmica de la fisico-quimica de la atmésfera y sus intercorrelacio- nes con la magnetosfera y el clima terrestre. Es evidente que lo descrito en relacién a la inci dencia del estudio de los eclipses solares en la fisica coronal y en la fisica de la atmésfera terrestre es ini: camente de cardcter ilustrativo, y que en realidad hay muchisimos mds problemas de la fisica solar y la fisica de nuestra atmésfera en que los eclipses pro- porcionan una ayuda excepcional. La idea esencial de esto es exponer un muestreo caracteristico, aun que reducido, del interés de los cientificos en orga nizar expediciones, a veces muy costosas, con fines obviamente muy diferentes a la observacién del as- pecto espectacular del fendmeno, tan conocido y es- timado por los amateurs de la astronomia, a de relaciones Sol ‘Me pides mucho amar sin ser amado Me pides mucho tal vez Decia sonviendo a la belle ventana Fl dulee sol de mayo Quieres que dia dia Los largos y ardientes rayos de mi amor Te tluminen como una caricia Y ti, ti dqué me das? Escucha Sol —miamo~ dice a ventana Yo.nosoy bella mds que para ti Yo existo por tu luz Aparte la oscuridad de mi reek No posco nada de nada. Penétrame y enseguida Me tomo bella y clara Asf hablaben el Sol y la sombria ventana Suibitamente la noche se hizo Desaparecié él Yella muere a su vez en un oscuro sueto Poemas a Low Guillaumme Apollinaire (1880-1918) Primero, debe sefialarse que estas relaciones son de caracter netamente unilaterales: el Sol ejerce una in- fluencia sobre la Tierra y el sistema solar, sin que hasta ahora se haya puesto en evidencia la accién in. versa, La accién del Sol sobre nuestro medio am- biente suele estudiarse en tres categorias: 1) Los elementos 43, Figura 6, Sistema climitico terrestre: atmésfera, océanos, tie- ra y hielo son los cuatro principales compuestos del sistema; ‘cuyas interacciones se ilustran en el esquema. La radiacién solar provee toda la energia que conduce al sistema (de acuer- do con K. Bergman et al). fenémenos que dependen de las fuerzas de gravita cién, que determinan el movimiento de la Tierra y dems cuerpos del sistema solar alrededor del Sol, y cuyo estudio constituye parte de la mecdnica ce- leste. 2) Los fendmenos que dependen de la radi cién clectromagnética, de cardcter cuasiconstante que emite el Sol desde su niicleo a través del radia dor fotosférico. La casi totalidad (99%) de esa po: 8.2) Esquematizaciin de las lineas de campo magné tico interplanetario. b) Corte transversal del campo magnet. co inteplanctario, Lae particular cargadas presentes en el tmedio interplanctario 4 esplazan siguiendo trayectorias he- licoidales alo largo de esas linea. 44 elementos tencia se emite en el dominio del visible y del in- frarrojo cercano (~ 2900-8 000) A. La atmésfera terrestre es transparente al visible y al escaso flujo de radio-ondas (1 cm-30 m), pe. . considerablemente opaca al infrarrojo, ast comy a las emisiones cromos féricas y coronales en UV y rayos X caracteristicas de la corona ardiente (~ 10° °K). Este flujo estacio- nario de fotones designado como la constante solar, Figura 11, Kstructura fina de la magnetosfera terrestre (de acuerdo con W. Heikkila). es cl que determina el equilibrio térmico del sistema atmésfera-tierra-océanos-hielo (Fig. 6) y consecuen temente el equilibrio biolégico de nuestro planeta, constituyéndose en dominio de estudio de varias dis ciplinas geofisicas y biolégicas, particularmente aero nom/a, meteorologia, climatologia y oceanografia. 3) Los fendmenos que dependen de la radiacién elec tromagnética y corpuscular solar de cardeter variable, que constituyen el dominio de la fisica-solar terres- tre (STP, por sus siglas anglosajonas), y cuyo campo reside en el estudio de los procesos fisicos que go bieman las fuentes que los originan, su propagacion a través del espacio interplanetario y los procesos fisicoquimicos que gobiernan su interaccién con la Tierra y otros objetos del sistema solar; es decir, ¢] sistema circulatorio que involucra flujos de fotones, plasma, campos magnéticos, ondas y particulas ener: géticas, y sus respectivas transferencias de masa, mo mento y energia, por un circuito que comprende desde la fotostera hasta la superficie terrestre (cuadro 1). Aunque sélo una miniscula fraccién del orden de 10% watts, del total de radiacién de 10"* watts que inciden sobre la Tierra, proviene en esa forma de emisiones variables de interés para la fisica-solar-te rrestre, tiene, sin embargo, un efecto significante sobre el delicado balance dindmico-global del medio ambiente terrestre (Fig. 7). Desde este marco de referencia, la influencia solar se manifiesta en dos formas a) la componente lentamente variable asocia da al desarrollo de centros de actividad, aludidos en los articulos precedentes (ICyT néims. 92 y 93) y b) componente variable transitoria asociada a la ocu rrencia de perturbaciones impulsivas en la atmésfera solar (fulguraciones y prominencias principalmente), asi como, la presencia de estructuras magnéticas abiertas (hoyos coronales, que generan torrentes de alta velocidad del viento solar). Los efectos de estas componentes se manifiestan, principalmente por inerementos en radiacién X y UV, presencia espord dica de particulas energéticas y ondas de choque en el flujo continuo de la corona en expansién, y per: turbaciones esporddicas de este viento solar (y con secuentemente del campo magnético asociado a éste), que modifican directamente el estado de equi librio (“no perturbado™) de la magnetosfera (campo magnético terrestre) y las diferentes capas de la at miésfera terrestre ¢, indirectamente, a través de dis turbios introducidos en el estado no perturbado del espacio interpla estin asociados a los fendmenos del sol activo, a ex: cepeién de a componente transitoria de los chorros ripidos del viento solar, que puede manifestarse en periodos no-perturbados de! llamado Sol quie Si bien la radiacién solar visible no varia conside: rio. Todos estos fenémenos elementos 45 Figura 9. a) Esquema de una regién de interacei6n comotatoria (RIC): las regiones oscuras alrededor de las ondas de choque representan la distribucién espa rencia que corrota con el Sol (dle acuerdo c LA. Fisch). rablemente en el curso de un ciclo solar, esto no es Jo mismo en el caso de otras longitudes de onda, mu- chas de las cuales muestran una correlacion neta con el ciclo de manchas solares: correlacién que puede ser positiva 0 negativa. En el caso de las longitudes de onda corta (A< 2000 A) que corresponden a las radiaciones mas penetrantes (UV y rayos-X) y que causan los efectos mas importantes de fotoioniza- Gién, la correlacién es positiva: la variacién parece incrementarse proporcionalmente a la energia de la radiacién. Por ejemplo en UV y EUV (\< 600 A) la variacién sobre el ciclo‘solar, incluyendo fulguracio: nes, permanece dentro de un factor de dos: el flu- jo de rayos-x, entre 10 y 100 A, varfa en dos drde- nes de magnitud, en tanto que la variacién de los rayosX entre 2 y 8 A supera un factor de 500, En primer lugar, toda variacién de flujo UV solar reper- cute sensiblemente en la temperatura y densidad de la atmésfera superior terrestre (200 a 800 km de al- titud) como consecuencia de la absorcién de esta radiacién en altitudes menores y su rapida conduc- cién de calor hacia arriba, De hecho, el subsecuente aumento de presién que resulta de tales calentamien- tos (P aT) es la causa del incremento de frenado de los satélites en érbita baja, particularmente de la es- pectacular caida del Skylab, en 1979, como resulta- do de un incremento de la actividad solar, mas rapido ¢ importante de lo previsto. Por otro lado, la varia- cién UV es también la causante de la fotodisociacin y de la fotoionizacién de las moléculas y étomos entre 60 y 300 km de altura, y, de ahi, la existencia de la ionosfera terrestre. En particular, la linea Ly- man-e del hidrégeno (1216 A) y Lyman-a del helio neutro y el ionizado (584 y 304 A) son los respon- sables de la produccién de electrones libres en las 46 elementos de protones energéticos (de acuerdo con F. J. 8 th). b) RIC vista desde el marco de refe. capas mas bajas de la ionosfera. Es precisamente en, estas capas, donde la densidad de iones y electrones es atin relativamente elevada, en que tiene lugar la absorcién de las ondas radioeléctricas decamétricas utilizadas para las telecomunicaciones. Tales aumen: tos pueden ser muy importantes cuando se produce tuna fulguracién solar: los rayos-% penetran ain mas profundamente que los rayos UV, las Fotodisociacio. hes que originan tienen consecuencias importantes con respecto al equilibrio fotoquimico de la estra tosfera y, por lo tanto, con respecto a las posibilida des de absorcién 0 de remision de las radiaciones luminosas que proceden del albedo terrestre. El equi: librio radiative del planeta se ve asi alterado. El viento solar conforma la estructura misina del espacio interplanetario; en efecto, de acuerdo a la teorfa magnetohidrodinémica (MHD), ya que l me dio interplanetario es de conductividad eléctrica “infinita” (muy elevada) implica que el campo mag- nético esté “‘congelado"”* a la materia coronal, la cual adquiere del Sol suficiente calor para expanderse mds de 100 U.A., hasta donde su presion se hace del orden de la presin interestelar (~ 10? dinas/em? ), gracias a la elevada conductividad térmica del plasma El campo magnético arrastrado en el plasina se con- forma en espirales debido a la rotacién del Sol (Fig, 8), tal que al nivel de la orbita terrestre, el dngulo de la espiral respecto a la direccién del Sol es de 45° El campo magnético presenta una estructura secto, rial que se orienta en un sector hacia la direccién so- lar y en el contiguo en la direccién antisolar, sepa randose por una limina de corriente neutra, en la + Se designa as! al movimiento conjunto de conseccin de plasma Figura 12. Esquematizacién global de las principales regiones de campo magnético prevalentes en la magnetosfera, que el campo se nulifica, Estos cuatro sectores repre- sentan cada uno 7 dias de los 28 de rotacién del Sol, y las teorias sobre su origen son ain de cardcter hi- potético, probablemente hasta que no se tengan me- didas de’ plasmas y campos magnéticos muy alejados de la ecliptica; entretanto, sigue siendo uno de los, misterios no resueltos de la fisica-solar-terrestre. Elorigen solar del campo magnético interplanetario se confirma con la recurrencia de 27 dias que se obser va en el campo correspondiente al periodo de rotacin, solar.** La intensidad de campo magnético decae rela tivamente lenta con la distancia r al Sol (~ 1/1). Las, medidas experimentales in sifu del medio interplane tario muestran que los pardmetros del viento solar que prevalecen al nivel de la drbita terrestre son en pro- medio: flujo de particulas = 3x 10° /cm* seg; veloci- dad = 450 km/seg; densidad = 5 protones/em? ; tem peratura = 2x 10° K; campo magnético = 5y (17 = 10 gaus). La estructura espiral y los sectores de campo, no constituyen mas que la estructura a gr escala del viento solar (1.5 - 150)x 10® km. En real ++ Recotdando lo mencionado en 1G) nim. 92, la rotacin solar ex de carder diferencia es decir, varia segin I atitud dad, un gran nitmero de irregularidades se superpo- nen. tales como las ondas de choque asociadas a las, fulguraciones solares, que representan perturbacio: nes de una masa promedio de 10'* gr, energia de 5x 10™ ergios y dimensiones del orden (1.5 - 150) x 10° km, Irregularidades de mediana escala (1.5 150) x 10* km, y de pequefa escala comparables al radio de giro de protones en el campo interplanetario, (1.5 - 150) x 10? km, han sido observadas por las, sondas interplanetarias, acordes a las previsiones de Ia teorfa MHD. Estas pequeiias estructuras de dimen- siones de cientos de kilémetros, moviéndose a velo- cidad promedio de 450 kin/seg, cubren a las sondas espaciales por un lapso de I a varios segundos; tiem: po en el cual se toman varias decenas de medidas de los diferentes pardmetros fisicos. Desde este punto de vista, el espacio interplanetario representa un la- boratorio irremplazable para el estudio de fendme nos magnetohidrodindmicos, de gran impacto a nivel de experimentos en laboratorios terrestres, para la generacién y confinamiento de energia; por otro lado, el viento solar no es ciertamente el tinico vien to estelar existente, Io que despierta un interés muy particular a los astrofisicos, principalmente en rela- elementos 47 tenn Sea Cue Teas yor Cats in < Lees CONS at ese Bou) aS INEAS DE CAMPO MAGNETICO™ CSG Tra) ta TCO ATT i fs. sa rE i ‘ I ache Figura 14, Fn el cuadro superior se ilustra el niimero de man- chas (imero de Wolf) durante las seis primeras décadas del siglo XX. fn el cuadro intermedio se presenta el “diagrama mariposa” que ilustra la emigracién de las manchas en el eur- so de wun ciclo solar, desde las latitudes heliogrificas medias hacia ol ecuador solar. En el cuadro inferior se dustra la acti- vidad magnética terrestre (representada por el indice Aq) que estd directamente asociada a la actividad solar, pero con cién a la pérdida de momento angular de algunas estrellas a causa de sus vientos estelares. También la teoria hidrodinamica clisica prevee la existencia de una onda de choque en el frente de expansion del viento solar, asociada a la transicién entre la veloci dad supersénica y la subsénica (relativoa la velocidad hidromagnética de Alfvén), en donde se pueden ace- lerar particulas rapidas capaces de remontar en con- tracorriente al viento solar. Estas ondas se hacen mas abrupias a medida de que aumenta su distancia del Sol, tal como vcurre con las olas océanicas al acer carse a una playa, Se ha observado recientemente que estas ondas, mas alld de la érbita de Marte, dan origen a un gran mimero de particulas de energia moderada (1-50) MeV, abriéndose la posibilidad de que una fraccién sustancial de particulas de esas energias detectadas en la Tierra, tengan ese origen. Dado que la velocidad del sonido en el viento solar y la temperatura decrecen progresivamente con la distancia del Sol, oeurre que la presion crece muy rapidamente, de manera que se forman dos ondas de choque, la dirceta y la retrograda, a cada lado de la region de alta presion, propagindose en sentidos opuestos, aunque de todas formas alejindose ambas del Sol (Fig. 9). Observaciones recientes indican que los clectrones de origen Joviano, acelerados entre | y 10 MeV, son inhibidos a propagarse a través del vien 50 elementos to solar por estos pares de ondas, que forman una barrera muy cficiente. El estudio de la produceién, confinamiento y propagacién de particulas energéti- cas en el espacio interplanteraio, esta directamente asociado a las diferentes ondas y perturbaciones del viento solar, y constituye solamente uno de los cam- pos de investigacién de la fisica-solar-terrestre, que inegablemente ha enriquecido nuestro conocimiento de la ffsica de plasmas a escala de laboratorio. El campo geomagnético La interaccién del viento solar con un obstéculo tal como los planetas es un fendmeno de importancia fundamental. Tres tipos de interacciones se manilies- tan en el sistema solar: 1, El caso de los planetas que poseen un campo magnético (como la Tierra, Mercurio y Jupiter); en estas situaciones, cuando la presién del campo mag- nético planetario (proporcional al cuadrado de su amplitud) es igual a la presion cinética del viento solar, éste Gltimo no puede continuar adelante, y se ve obligado a contornar el obsticulo, a lo largo de una superficie denominada como magnetopausa. De- bido al régimen supersénico del viento solar relativo a la magnetopausa, se crea entre ellos una onda de choque en forma de arco en cl lado-dia, en tanto que del lado-noche se forma una cauda similar a la de los cometas, la magnetocola, cuya extension en el caso terrestre ¢s del orden de 500 radios terrestres, (Rt = 6370 km). La distancia geocéntrica a la nariz de la onda-arco y de la magnetopausa es respectiva mente de 15 Rya 10 R; en promedio. Las dimensio nes de las cavidades que se forman de la interaccién del campo magnético planetario con el viento solar dependen de la densidad y de la velocidad del fluido, y se les designan como magnetosferas planetarias, en las que la energia del campo es mayor que las de las poblaciones de particulas presentes, tal que los mo: vimientos de estas tiltimas son gobernados por el campo magnético. 2. Cuando los planetas no tienen campo magnéti- co, pero poseen una envolvente atmosférica (Venus y Marte); el viento solar comprime dircetamente la atmésfera en el lado frontal, conformando asi una superficie de equilibrio, Hamada anemopausa (iono: pausa si la atmésfera estd ionizada), De la misma manera que las magnetopausas, las ionopausas se constituyen en verdaderos obstaculos del viento so- lar extendiéndose con una cauda en forma de ane- mocola (ionocola) del lado antisolar, y se forma una onda-arco del lado-dia. 3. Los objetos que no poseen atmésfera ni campo magnético (la Luna, por ejemplo); ahi el viento solar no se detiene mas que por el efecto de la misma su perticie Regresando a la magnetosfera terrestre (ig. 10), ésta constituye entonces la regién determinada por las, lineas de campo magnético terrestre, a través de las cuales se transmiten tensiones, se guian ondas, parti culas cargadas y corrientes eléetricas, se confinan plasmas y se conectan fisicamente la atmésfera terres- tre con el viento solar. Tres principales poblaciones de particulas pueblan la magnetosfera: 1) electrones iones de la ionosfera superior; 2) plasma capturado, del viento solar incidente 3) particulas de alta energia capturadas en los anillos de radiacién de Van Allen. La magnetésfera funciona como una méguina que convierte la energia cinética del viento solar en ener gia magnética, mediante la accion de un dinamo mag- netohidrodinamico. Parte de esa energia convertida es inyectada dentro del sistema de corrientes de la mag. netocola —que consiste de dos selenoides— y, otra parte, se gasta proporcionando potencia al movi miento convective de gran escala del plasma magne- tosférico, como un motor. El campo eléctrico aso- ciado a ese movimiento convective se comunica hacia abajo, a la ionosfera por un sistema de corrientes alineadas, tal que la interaccién friccional que se sus. cita a consecuencia de la conveccién hacia la ionos. fera en la componente neutra existente, provoca un calentamiento de tipo Joule. Por otro lado, los elec- trones, que se conducen por las corrientes alineadas por las lineas de campo, son acelerados a lo largo de ellas, causando las auroras polares al interactuar con la atmésfera superior. Antes del descubrimiento del viento solar y la exploracion de la magnetosfera a finales de la década de los cincuenta, la concepcién del campo geomagnético era la de un simple campo dipolar. Actualmente, se tiene un conocimiento bas- tante detallado en la magnetosfera (Fig. 11). Cabe destacar algunas de las capas constitutivas de! campo geomagnético: entre la magnetosfera y la ‘onda-arco existe una region de transicién de plasma subsénico comprimido, llamada magnetofunda, que acttia como un medio ¢listico, transmitiendo la pre sién cinética del viento solar al campo geomagnético. Esta region esta separada de la magnetosfera por la estrecha_magnetopausa aludida previamente. Tres distintas capas de plasma estan presentes: 1) la capa Limite, que ¢s la capa dinamica que controla el proce- so de penetracién del viento solar a la magnetosfera constituida, a su vez, por el manto de plasma, la ca- pa de entrada y los cuernos potares (0 fisuras); 2) la lamina (hoja) de plasma, que es ¢l recipiente de plas ma caliente capturado del viento solar, en la region de Iineas estiradas de la magnetocola; 3) la plasmaes- fera, que es ¢l recipiente de plasma frio de origen ionosférico en la regién de lineas de campo cerradas en las latitudes bajas y medianas, y que co-rotan con la Tierra, Asi también existen tres principales re- giones con diferentes topologias de lineas de cam- po magnético: 1) las regiones de Iineas de campo cerradas que emergen en forma de dipolo en lati tudes medias y bajas, y que encierran a la plasmaes- fera; 2) las lineas de campo abiertas que emergen de latitudes geomagnéticas altas, formando los dos 16. bulos principales de la magnetocola, y cuya intersee- cidn con la Tierra define los casquetes polaress 3) re- giones de lineas de campo cerradas en la direccién antisolar, que se elongan considerablemente en la magnetocola (Fig. 12). En la vecindad del eje Sol Tierra, cl campo magnético cambia bruscamente de sentido, sin cambiar de direceién, lo que detine una region de campo magnético nulo, llamada la capa (hoja) neutra Una fraccién de los iones y electrones de la plas maesfera tienen suficiente energia para vencer la barrera gravitacional y escaparse a lo largo de las Iineas abiertas de los casquetes polares ionosféricos, “evaporindose” hacia los lébulos de la cola, en lo que se designa como el viento polar. La Hamada zona auroral ocupa una banda de latitudes entre 65° ¥ 70° y se extiende en longitud alrededor de todo el las regiones aurorales localizadas en el cam- po dipolar de la Tierra, en direccién ecuatorial son os anillos estables de radiacién de Van Allen, en tanto que fuera de esta regidn, en la direccién polar, se localizan los casquetes polares que estin magnéti- camente conectados con la magnetocola. Entonces, la zona auroral delimita, de hecho, la regién en que la influencia del viento solar es reemplazada por el con- trol que toma el campo dipolar, por lo cual ¢s poco sorprendente que cuando el Sol da un “empujoncito extra” (chorros de alta velocidad que emergen de los hoyos coronales), sus efectos se muestran activamen- te en la zona auroral. La variabilidad de esta zona auroral es una de las disciplinas estudiadas con mas Enfasis. En lo concerniente al tercer tipo de pobla- cién de partfculas (atrapadas en los anillos de Van Allen), el Sol eyecta esporddicamente parttculas energéticas entre 1 a 200 MeV (muy ocasionalmente entre 200 y 15.000 MeV) que al interaccionar nu- clearmente con la atmésfera terrestre producen neu- trones, los cuales su vez se desintegran posteriormen- te en nuevos protones y electrones. Algunas de esas particulas sometidas a la fuerza de Laplace se verin atrapadas en el campo dipolar terrestre, formando los ya aludidos cinturones de radiacién de Van Allen (Fig. 13): el einturén interno con protones de mis de“ 30 MeV de energia,centrado aproximadamente a una altura geocéntrica de 1.5 R, (4000 km de al tura sobre la superficie ecuatorial), y un anillo exter- no con protones de baja energia y principalmente electrones de energia alrededor de 1 MeV, centrado una altura de 24.000 km (cerca de 5 R, de altura geocéntrica). En corte transversal, éstos semejan dos Cuernos, en tanto que en volumen, semejan dos man elementos 51 gueras toroidales que dejan descubiertas las zonas polares (Fig. 10). En el seno de estos anillos las par ticulas oscilan répidamente de norte a sur y vicever sa, en un tiempo de seis segundos aproximadamente, con un movimiento horizontal de deriva hacia el este los protones y hacia el este los electrones. Es tos cinturones juegan entonces un papel benéfico confinando particulas cargadas, eyectadas por las fulguraciones, cuyo poder de penetracién es muy elevado, pudiendo causar daiios tanto a la instru mentacién como a la tripulacién de vehiculos espa: ciales, raz6n por la cual se tiene interés de circular por abajo de ellos, o fuera de su jurisdiccién. lo concerniente a los rayos césmicos y a las particulas energéticas solares, la magnetosfera juega un papel de filtraje y de guia: por un lado deflecta en su trayectoria las particulas menos energéticas, filtrando solamente aquellas cuya energia es superior aun valor umbral impuesto por el campo magnético y que depende de la latitud, y por otro lado, guia las particulas a lo largo de las lineas de campo. Influencia solar sobre el medio ambiente terrestre Hemos visto entonces que existe un intercambio de plasma entre el viento solar, la magnetosfera y la ionosfera terrestre, al igual que un intercambio de cortientes eléctricas, de manera que se establece glo- 52 elementos balmente un balance dinémico fisicoquimico muy delicado; es decir, en realidad nunca se establece un estado de equilibrio, ya que existen incesantes per turbaciones en el viento solar que inciden sobre la frontera magnetosférica: €l campo magnético inter- planetario actiia como la lave moduladora de fend: menos magnetosféricos, en el sentido de regulador de Ja transferencia de energia, de momento y de particulas del viento solar a la magnetosfera, De esta manera, el viento solar se constituye en la principal fuerza électromotriz externa generadora de procesos magnetosféricos. Bajo ciertas circunstancias, el cam- po. magnético interplanetario puede actuar como “disparador” de las inestabilidades mas fundamenta- les de la magnetosfera, las amadas subtormentas geomagnéticas que a su vez se acompafian de tor- ‘mentas ionosféricas. Es conveniente mencionar que no ¢s privilegio de nuestra estrella el presentar una actividad magné también nuestro planeta es posedor de esa actividad magnética, con la diferencia de que no toda ella es intrinseca, sino inducida externamente como se aca ba de mencionar. Esta actividad se manifiesta por fluctuaciones de la intensidad y/o de la direccién del campo. magnético terrestre, que aparecen en forma simulténea en toda la superficie del globo pero con diferentes amplitudes. Estas variaciones son de dos tipos, regulares y esporddicas: las regulares presentan ciertas periodicidades tales como oncenales, de varia- cién lenta o seculares, y de variacién a corto término tales como diurnas, de temporada, lunares y de recu rrencia de 27 dias. En tanto que las esporddicas se asocian a la actividad solar, o flujos de alta velocidad del viento solar, que producen las mencionadas sub- tormentas geomagnéticas; en cambio, las variaciones Figura 13. a) James Van Allen, astrofisico estadounidense ‘que comprobé experimentalmente la existencia de los anillos dde particulas cargadas que rodean la atmésfera terrestre. b) Carl Mellwain, James Van Allen y George Ludwig en la Uni versidad de lowa en 1958. Figura 16. a) Si la concentracién de electrones es muy eleva- da a gran altitud las ondas de radio son reflejadas, en tanto ‘que ai la concentracién elevada ocurre a baja altitud esas on- das son absorbidas. Para radiaci6n de frecuencia muy elevada no hay suficientes electrones para que se efectie la reflexién, fen tanto que para frecuencias bajas la absorcién es muy fuer te. b) Se ilustra la alteracion del rango de frecuencias utiliza- bles para las comtnicaciones entre Londres y Halifax (Canad) durante un minimo solar (diciembre de 1954) y el maximo solar siguiente (diciembre de 1958). Las zonas blancas indi- can las frecuenciasutilizables, las zonas azules y grises indican frecuencias limitadas por reflexiGn y absorcién respectiva- mente, Las frecuencias inferiores a los Mil, no fueron acces bles por haber sido reflejadss por Ia capa F de nuestra atmos. fera. c) Durante una tormenta ionosférica la frecuencia limite para Ia reflexién decrece en tanto que la frecuencia limite ta la absorcién crece. Los diagramas muestran cémo esas mo- dificaciones reducen la banda de frecuencia disponibles para las comunicaciones, y se pone en cvidencia cémo los efectos de una tormenta magnética son mds severos en el minimo de actividad solar (de acuerdo con J. A. Rateliffe). regulares se deben a corrientes inducidas en la ionos- fera por los desplazamientos de ésta en el campo magnético, en un efecto similar al del principio del dinamo: mientras mayor es el grado de ionizacién, més elevada la conductividad del plasma y més tensas las corrientes inducidas, de tal suerte que las variaciones de ionizacién, como por ejemplo las pro- vocadas por variaciones de luminosidad solar en el curso del dia, inducen variaciones de corrientes y consecuentemente del campo magnético. La actividad magnética terrestre se mide por di- versos indicadores, de los cuales los més populares son los indices Kp y Ag, cuyo margen de variacién es de cero a,nueve'el indice 0 corresponde a “‘calma”” magnética, y cl indice 9 a las tormentas geomagnéti- cas més intensas. Los indices magnéticos terrestres presentan correlaciones muy marcadas con la activi- dad solar oncenal y con la rotacién solar de 27 dias, pero con un cierto desfasamiento (retardo en tiem: po), (Fig, 14), Las variaciones esporddicas son conse- cuencia de eventos particulares en el Sol: emanacio- nes de plasma de los centros activos, fulguraciones y flujos reforzados de alta velocidad del plasma coro- nal, que en iiltima instancia se traducen en perturba- ciones del viento solar y su campo magnético inter- planetario “‘congeladé”. Estos disturbios del viento solar son la fuente de las perturbaciones geomagné- ticas observadas al interior de la cavidad magnetos- férica, en forma de subtormentas geomagnéticas, tormentas ionosféricas, auroras polares ¢ intensas corrientes transmitidas al suelo terrestre. En efecto, Ia energia cinética disponible en el viento solar pue- de variar de ~ 0.1 ergios/cm? -seg (para una densi- dad de 5 protones/em* y una velocidad de 300 km/ seg) hasta ~ 10 ergios/cm? -seg (para una densidad de 10 protones/em? y una velocidad de 1.000 km/ seg). Consecuentemente, la energia total incidente sobre la magnetosfera, considerada como un blanco de 40 R, de didmetro (sin contar la cola lejana), puede variar de 5x 10"? a5x 10% ergios/seg. Por otro lado, la energia disipada en una subtormenta geo- magnética es del orden de 10!*, 10 ergios/seg, lo que confirma que la energia disponible en el viento solar es ampliamente suficionte para producir ese fenémeno. La estrecha correlacién entre las emisiones solares esporddicas y sus efectos terrestres, en las tormentas magnéticas y auroras polares, se hizo evidente desde finales del siglo pasado y primeras décadas del pre- sente: ya en 1860 el fisico britinico R.C. Carrington elementos 53 (Chapman Chapman habia observado Ia coincidencia entre una intensa fulguracién solar y la aparicién, aproximadamente 24 horas ms tarde, de numerosas auroras boreales que se extendian por toda Europa. Hoy en dia sabe- mos que van acompafiadas de fluctuaciones de cam po geomagnético detectables en casi todas las latitu- des. En 1896, Birkerland atribufa el origen de ellas y de las tormentas geomagnéticas, a jets de electrones energéticos emitidos por el Sol. El estudio detallado del magnetismo terrestre y esa actividad auroral en las regiones de latitud alta, puso en evidencia la co- rrelacién existente entre el ntimero de Wolf y ciertos fenémenos geofisicos, con el subsecuente ineremen- to en la frecuencia de las auroras boreales cuando se producen los periodos de méxima actividad solar (Fig. 3b, Elementos nim. 6, enero-marzo de 1986), fenomenos que no podrian’explicarse simplemente en base a la radiacién electromagnética del Sol. El estudio de la actividad magnética terrestre y su correlacién con la actividad solar asocia nombres tales como Schuster, Linderman, Chapman, Ferraro, Alfvén (Fig. 15), Stomer, Martyn y otros, quienes an- tes del descubrimiento de los rayos césmicos solares Bikerland, Schuster 54 elementos Guriormente Ia produecién cleatifiea de apman (mis de 450 artieulos, linea puntes- figue, como las auroras, la tendencia del Cielo de actividad salar (lines continua). en 1942, emitieron hipétesis relativas a que el Sol no era tinicamente fuente de luz sino también de par- ticulas cargadas eléctricamente, desarrollando mode- los fisicomatematicos al respecto, que aun cuando se han tenido que modificar ligeramente, los conceptos fundamentales de algunos han permanecido vilidos, en la medida de que para entonces no se conocian ain los hoyos coronales y el viento solar reforzado que sabemos ahora que contribuyen sustancialmente a la actividad geomagnética. Las perturbaciones tran- sitorias introducidas por el Sol en nuestro medio ambiente puden clasificarse grosso modo de la ma- nera siguiente: 1. Perturbaciones ionosféricas repentinas (0 de inicio brusco), cuyo efecto es el incremento brutal del nimero de electrones de la capa D de nuestra atmésfera, causado por los flujos de rayos-xX de las diversas manifestaciones de la actividad solar y ob- servables del lado-dia de 1a Tierra tinicamente. Esto entrafia un aumento de absorcién por un lapso de 15 minutos a dos horas, lapso en él cual las comunica- ciones de radio se debilitan e incluso pueden llegar a interrumpirse debido al descenso de la capa D por

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