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VIOLETAS DRL ANAMUAC. 105 porefoparles las dulees satisfacciones que produce el tra- bajo. Pero qué idea tan triste y desconsoladora dan de su cardeter esas presuntuosas joveneitas 4 quienes he oido oxclamar: *jRecibirnos de profesorast ;Imposible!: Eso se ha ordinariado tanto, que hasta las hijas de porteras y plan- chadoras reciien este titulo.” jComo si esas pobres criaturas que carecen de bienes de fortava y por lo cual gon lignas de. compasisn, Hevasen ¢l sollo de la infamia en sa frente envuelta entre las ne= gras gasas sel dolor! Queridisimas lectoras, me despido de vosotras rogin- doos que no rechacéis el adslanto porque el pueblo pueda obtonerlo también: bastante he abusado de vuestra aten- cién y bondad. Terminaré ya mi fastidioso axtienlo, es- perando me perdonéis 10 incorrecto de 61, en vista de que me impuls6 4 eseribirlo el immenso deseo y profundo interés que abrigo en mi corazén porque Ia mujer coupe el elevado puesto que el Progreso le sefiala. Brtsa. CRONICA DE LA SEMANA Bsta semana nos ha traido un eco muy triste; et de la muerte de una eseritora americana bien conocida en Mé- xico, donde ha pasado algunos aflos de su vida, por sa talento literario y musical y por su distincién. Clara Hallaran que escribia aquellas notables eartas firmadas Clara Bridgeman, que so publicaban en eh Times Democrat de Nueva Orleans, ¥ que ha tomado parte como planista en algunos conciertos en esta cindad;1a autora de eneantadoras correspondencins enviadas de aqu! & otros periddicos de los Hstados Unidos y de una notable Histo. ria de Mewico, murié hace pocos dias en un manicomio en Nueva York. iQue melancélica historia! Clara era hijade un tisieo y de una loca; su padre murié de Ia terrible enfermedad y su madre esté encerrada des. de hace muchos afios en Ia misma casa de dementes donde expiré la hija. ‘La elegante literata, la inspirada artista hered6 la tisis y la demencia de los aatores de sus dias. iTriste herenciat Clara Hallaran era sumamente deticada y los alimentos que tomaba no eran suficientes para sostever la vitalidad en un péjar: No daba sefiales de demencia hasta viltimamente, pero siempre ha sido algo exeéntrica. ‘No era hermosa; pero su figura era distinguida é intere- sante, Tendria 30 afios cuando murié y nunca habia ama do, asi es que su alma era frida, pues ¢l amor para el co- razén de una mujer es tan necesario como el rocio para una flor. ‘No habia conocido el amor en ninguna de sus inuumera- bles fasos; su sée nimea se habia extremecido con ins emo- ciones, mezela de sufrimientos y de goce, que acompafian 4 esa pasién. Le repugnaba hablar del amor ¥ tenia mar- cada antipatia por las piezasde canto cayn letra encerra- ba frases amorosas y por las obras literarias que trataban del amor. ‘No conocia el caritio filial nie! amor maternal; no habia penetrado en su alma un afeoto més vivo que el que nace de la amistad. Clara Hallaran era una amiga incomparable y era mu- jer dulce, amable; con modales muy finos, una conversa- idn muy amend ¥ un gran talento. ‘Todos los que tavieron la fortuna de tratavla la querian aauchisimo y ell gozaba de la estimaciéu de algunos de nuestros mejores literatos. ‘Tavimos el gasto de encontrarla varias veces en Ta so- ciedad y nos eneantaba como causense ¥ como pianista. ‘Tenia gran caritio por México y s6lo sa quebrantada salud Ja hizo alejarse de} pais que habfa adoptado como suyo. Be dirigié & Nueva York y estaba viviendo con una pa. rienta, cuando dié senales de demencia, Su cerebro esta- ba agotado por los estudios, por la Iectura de obras cl sicas y por vetiexionar demasiado sobre lo que lefa. ‘Tayo también un desengato con su obra: Historia de México, uo queriewdo publicaria el editor & quien Ia ofte- ci6, & pesar de ser una joya literaria sein la opiuién del maestro Altamirano y de otros escritores mexicanos, Clara, comprendiendo que se volvia loca, dijo uu dia & su parienta: «Ee suplico me eneierres en un manicomio, pues hay momentos en que tengo deseos de marar 4 tus haijos.” ‘La llevaron 4 Ia misma casa do Iovos donde estaba su madre, tomando grandes precanciones para que la des gratiaila no In viera pasar eon los otros dementes inca. Fables. Ultimamente Clarita Hallaran se puso peor, es- tando su salud més quebrantada y aumentando su do~ mencia. ‘Tenia momentos de Tucides ¥ en ellos bablaba de Méxi- co con gran caritio. Los doctores opinaron que si ella pa- Giera volver este pafs, babria esperanzas de su salva~ cidn; pero sa delicado estado de salud no permitia quo emprendiera el viaje. ‘Descy seis dias antes de su muerte relusaba toda clase de alimentos, ¥ uua mailana exhal6 el dltimno suspiro, ex- pirando como un paijaro herido. ‘Antes de morir recobré la razén ¥ pasé 4 1a eternidad con una plegaria en sus labios y sus ojos voltendos hacia €l cielo, pidiondo misericordiaal Sér Sapremo. ;Pobro Clara Hallaran! {Colocamos en tu tomba una corona de peusamientos rociada con nuestras Végrimas! ‘Hablemos de algo wis alegre, pues la muerte de Ia dis- tinguida eseritora americana nos ha conmovido extraor- dinariamente y no queremos que Ia tristeza que experi. mentamos, contagie 4 nuestros lectores. ‘Los snegsos de la semana no han sido muy interesantes, siendo Jos tinieos acontecimientos los especticulos teatra. les y la disteibucién de premios de las excuelas de la Com- pafia Lancasteriana que se verified la noche del Lunes y que estuvo muy animada, hubiendo organizado wn brillan te concierto el inspirado compositor ¥ pianista mexicano, Julio Itaarée, Tomaron parte en este concierto las Sefio-

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