ALEJANDRA LAERA
EL TIEMPO VACIO DE LA FICCION
Las novelas argentinas
de Eduardo Gutiérrez y Eugenio Cambaceres
a
e
Fonpo DE CurTura ECONOMICA
MExico - ARGENTINA - BrasiL - COLOMBIA - CHILE - EsPANA
Estapos UNiDos DE AMERICA - GUATEMALA - PERU - VENEZUELA
Escaneado con CamScanner1. Novelistas del ochenta:
el profesional y el amateur
Los hombres de letras no existen atin en nuestro pais, y
los literatos ~entiendo por esto los que casi viven de su
pluma~ son plantas exéticas en estas regiones, y no ha
habido ejemplo de escritor alguno que -sin apelar ala
prensa diaria~ haya podido vivir exclusivamente de sus
producciones, sea que estas revistan la forma de libros,
folletos o revistas: de ahi que el dilestantismo literario
sea la regla dominante, que imprime un cardcter
peculiarisimo a las obras argentinas, pues son pocos los,
que -como don Juan Maria Gutiérrez~ pueden consi-
derarse como verdaderos y genuinos literatos, en la mis
noble acepcién de la palabra.
Ernesto Qussapa, “El periodismo argentino
(1877-1883)", Nueva Revista de Buenos Aires, 1883.
En 1880, sutiértez -proveniente de una tradicional familia de hom-
Sires de letras volcada a la empresa periodistica— escribié el folletin Juan Mareixa,
del cual se hicieron, enseguida, varies eficiones que superaran losdice mi vo-
imenes, Con poco més de un afio de diferencia, Eugenio Cambaceres ~miem-
bro de la mas aristocratica elite portena— publicd en 1882 Pot-pourri y vendié
frisima para la Argentina si tenemos en cuenta que Emile Zola comenta que en
Francia una buena venta se daba cuando se alcanzaban los tres mil o cuatro mil
libros (Zola, 1972: 147-180). Con estas publicaciones, se inauguraron
may {émicas literarias de las ultimas décadas del siglo xix: ick
y.el-naturalismo, En ellas se establecieron al mismo tiempo posiciones de la
critica y del piblico, pero, ademés, se pusieron de manifiesto -en los textos y en
el debate~ actitudes que cuestionaban la previsible relacién del escritor con su
grupo social de pertenencia.
Pese a la desproporcién cuantitativa ~Cambaceres escribié a lo largo de la
década cuatro novelas mientras Gutiérrez escribié més de treinta folletines—,
ambos se dedicaron, casi exclusivamente, i novelas y mantuvie-
31
Escaneado con CamScannerLA CONSTITUCION DEL GENERO
inua y exitosa, Desde el cuarto de trabajo o |g uid
aT dia send i i ‘ . do,
‘sala del diario, desde la mansién urbana o rural y la residencia Parisina 4. *
: fe ; ~donde
se acostumbra a imaginarlos— fueron, por distintos motivos, un foco de pers
7 7 i
bacién para sus contempordneos, hasta la muerte repentina de ambos en T8a9
acausa de una enfermedad tan decimonénica como novelesca, la tubercul,
Ree : losis.t
La historia que comienza con la publicacién de sus primeras novelas term).
na cuando, tras su_muerte, se inicia una discusién acerca de la hecesidad g
la historia de Ta novela argentina: como si solo el conjunto de sus cuatro Bros
‘iatficara la deccion de Cambaccts como “el primer novelista argentino”; como
si uno solo de sus relatos, Juan Moreira, valicra por las treinta historias que
conté Gutiérrez en sus folletines.
Estas coincidencias me llevaron a pensar en otras relaciones —bastante menos
azarosas— que habfa en su trayectoria como escritores y en dos propuestas ficcionales
que os distingufan, decisivamente, de los dems hombres de let cas de sud
Porque pese ala fuerte diferenciacién que de ellos se hizo en el siglo pasado y que
la critica literaria del siglo xx ha heredado, mbos retratos de escritor son u
sintoma de las nuevas condiciones de posibilidad del campo cultural entinoen
fos ochen: acién de periédicos, aparicién de una figui
editor, aumento. tiblico ializacién gradual de funcion (Altamirano y
Sarlo, 1983). Se renuevay amplia, asf, el repertorio de estrategias a disposicién de
los esctitores que, en este Primer momento, son intercambiables Y provocan
entrecruzamientos entre dos series que en Principio parecen darse la espalda: la
novela popular y la novela moderna de la alta cultura,
Posiciones
Escaneado con CamScannerNOVELISTAS DEL OCHENTA: EL PROFESIONAL Y EL AMATEUR 33
yeh? rayectorias publicas con otros intereses. Si bien esto no cambi:
: a
ast WP" enre, el momento en que se roduce ese encuentro so tenido del es:
rast 16 ire
se Ia ficcion ndola en apuesta personal es de una
ductividad: en_el proceso, ‘Gnovela ye novelista se constnuyen
y reciprocament Porque esto es fundamental para la instancia de emer-
Zcia: SLD Amprevisto algunas veces y casi siempre
glarmante, el éxito logrado hace que, tras una serie de debates, la figura del
novelista sea reconocida como tal tanto por sus contemporaneos (escritores,
qriticos ylectores) como por el incipiente mercado de bienes culturales (Ia prensa
y ls nuevas casas editoriales). Aunque para ser novelista no es suficiente nila
gutoproclamacion ni el mero reconocimiento de los contempordneos, ambas
declaraciones no son aleatorias sidan cuenta tinicamente de ciertas trayectorias
ytienen un cardcter inaugural; si la coincidencia entre la imagen del escritor y
la que le devuelve la critica es problemética y est4 atravesada por disputas y
polémicas; si, por ultimo, tienen un efecto fundacional y nacional al mismo
tiempo. Entre los primeros gestos textuales de los propios escritores (en sus
ficciones, en los paratextos, en la escritura privada) y el reconocimiento genera-
lizado de su condicién de novelistas (notas periodisticas, resefias, articulos criti-
cos), tienen lugar otras instancias decisivas: el pasaje por la polémica entablada
por los demas hombres de letras; la lectura retrospectiva de su trayectoria a la
luzde la “obra, y el decisivo paso por la prensa en tanto espacio de publicidad
y modo de intervencién en el mercado de bienes culturales.
Eugenio Cambaceres y Eduardo Gutiérrez atraviesan todas estas instancias.
Solo que, al hacerlo, combinan de maneral personal sus propias condiciones
con las posibilidades disponibles, produciendo muy distintos efectos. En_esas
n pro) le Gutiérrez
jones que no se presentan de manera
jomogénea y sin fisuras, pero desde las cuales es posible asumir puntos de vista
diferenciales que orientan el disefio de una poética. Si _me interesa destacar las
diferencias entre Gutiérrez y Cambaceres, no es pata abordarlos como si perte-
ieran a Tisintos mundos ni tampoco para oponetlos ~sean se To hascho
gue hay entre ambos en tapto navelistas, cuando se los considera en ¢] ialogo
polémico que entablan con el resto de los integrantes del campo cultural de la
itse conside- ~)
t
década de 1880. En ese marco, la figuta de novelista puede defini ;
tando tres jicas: Ja renuncia acu
Escaneado con CamScannerTTUCION DEL
LA CONS
Mi
La importancia c llamo renuncia. do
ion de una opcion revisible ca, como actuar en politica —ya
sustitucion de los organos parlamentarios como Cambaceres o de las fuerzas
ae : G ee una opcién que entonces solo era apendic
respecto dela actuaclon PY SSS aun de In spucns
. 10)
‘ca de Eduardo Gutiérrez por el autonomismc 80 |
elie Julio A. Roca como presidente y ala capitalizacién de Buenos Aires, es
ci . S_—
hoélog ala deilsién de Camssscs sn onesssoanté- prop pada
‘Fimediados de la déeada de 18707 gn ambos 1a-consecuencia es Ja senuncia.a
toda modali icipacié: i frica, agtitud que los dis tingue
de piros escritores contemparaneos. La carrera de Gutiérrez en él gjército alo
largo de la década de 1870, en la cual toma parte de la revolucién mitrista de
1874 contra Avellaneda y de la guerra de frontera al lado de Alsina, no serfa
tanto un “paréntesis” ala actividad periodistica en la que se habfa iniciado en su
adolescencia (Rivera, 1967), sino mds bien la realizacién de una de las dos
vertientes de la opcién previsible para su grupo social de origen: las cémaras
legislativaso la milicia (matizadas, sobre todo en la etapa juvenil, con la colabo-
racién en la prensa). La nota presentada por Gutiérrez ante la Inspeccién Gene-
ral de Armas en 1880, por la cual se da de baja del ejército del que se habia
retirado meses atrds, practicamente coincide con el enfrentamiento entre los
autonomistas liderados por el gobernador de Buenos Aires Carlos Tejedor y el
sector tepresentado por el presidente electo Roca, enfrentamiento del que
pes ge aman Si bien es Sierto ue “en este
ax ~€S_un_dato_casual o meramente
le Ta vida politica
licas cuando, en 1874,
iones debi-
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