LAS RUINAS DE PORT-ROYALAqui, la sombra es espesa. Les agradezco que hayan.
venido tan tarde estala noche que comienza, Lo que tengo
«que decir precisa de la noche. Agradezco al organista de
la catedral de Coutances por habernos acogido. Aqui
abajo, sobre el pavimento, no estamos sino esta pequefia
impara y yo, Ella ilumina un papel ylo que queda, en.
parte, de un rostro. Nuestro amigo, el senor Jean-Francois,
Détrée, ya esté ante su érgano. Vamos a comenzat por
Blow el maestro de Purcell, quien compuso este lamento
sobre la muerte de Adonis. Cerca de aqui, en Gaen, en el
Museo de Bellas Artes, hay un extraordinario Adonis
uerto que data de 1640. Adonis muerto en los brazos
de Venus es Jestis muerto en los brazos de Maria. Jesis
:muerto en los brazos de Maria es Atis muerto en los bra-
20s de Cibeles. De golpe, se elevan en el bosque las voces
zraves de los cazadores que han descubierto el cuerpo.
El coro de cazadores evoca lo que antaiio existia.‘Weep for your Huntsman, oh forsaken Grovels
Oh! jArboleda abandonada! ;Cazadores, rad al Ca-
2ador; llorad por Adonis, Bosques,llorad por aquel que
los frecuentabal
Liorad por el salvaje, Horad al cazadorllord por aquel
que habitaba la naturaleza,orad por lasombra.
Oh! jArboleda abandonadat
Liora, Eco, ora el nombre que Adonis levaba.
{Un nombre no es mis que un recuerdo,
‘Un nombre no es mas que una promesa, incluso,
‘Una tierna promesa del tiempo en el que conocid a la
reina, la duena de los animales,
en la arboleda desierta,
cen la arboleda abandonada, oh, bosque!
John Blow, Venus and Adonis, 683, Coro en sol menor, Weep
Jor your Huntsman, ob forsaken Grovet
DeBor Dr ABRAHAM
“gHlay un lazo més fuerte que ese que aprieta la ven-
¢ganzat Incluso el amor de las mujeres, cuando es apasiona-
do, esté sujeto por él. Incluso la fortuna, con la avaricia
ue esté atada a ella, es una venganza, Incluso Dios es un
"ora prt Cazador, bod ben donada” En inglés en org
‘ome dos lots uses presets en eta eng (NT)
vengador. Somos pajas de salvado en su mano. Ellas des-
‘menuza en el tiempo, las dispersa en el espacio, s6lo la
borrasca de la venganza, por decirlo asf, undnime, las,
redine, Unicamente ella aleanza a ponerlasen una misma
Uireccién. Solo la borrasca dela guerra condujo a un mos-
‘quetero de Saluces a Lavaus, en tierras albigenses. Se Hla-
aba Nathan le Cerf. Habfa nacido pobre. Era un caba-
lero de la pequena nobleza. En agosto de 1630, fue
herido al participar en una emboscada en la ruta hacia
Milin durante la campana que las tropas francesas ha-
bbjan lanzado sobre Italia, Con el flanco derecho lisiado,
lo repatriaron a la guarnicin de Saluces a lomos de una
‘mula, Fue auxiliado por el joven grabador Meaume.
"En Francia, las ordenanzas de Enrique Ill habian sido
las primeras en prohibir a todos los gentilhombres ba-
lirse en duelo,
El rey Luis XIII habia renovado la prohibicién de re-
parar con sangre las heridas de honor.
Pero los duelos se habian redoblado, ya que habia dos,
veces mas honor en batirse, pues aquellos que se batian
no incurrfan solamente en la temeridad de motir al ser
vencidos. De resultar vencedores, se expontan al terror
eterno de ser decapitados y no poder encontrarse ente-
ros al llegar el Dia del Juicio.”
Blow tenia un maravilloso alumno lamado PurcellSir Hugh Porcel era un violento compaiiero de armas.
Su blasén —su t6tem— era el oso solitario. El oso ~dicen
Jos inuit-es el hombre de eras pasadas. Es sobre la linea
melédica de O Solitude sobre la que compuse el plano de
Villa Amalia. El poema fue escrito por Katherine Philips.
Es muy hermoso, Purcell no se resistié a su extrema be:
lleza. Tampoco vacil6 ante su extrema profundidad.
“Nativity of Time” quiere decir: se ha vivido solo en
lasombra.
Sabitamente, la soledad y el nacimiento y el tiempo
son lo mismo ~en el frfo el aire atmosférico, la primera
luz sola; el grito que desencadena el aliento.
Solo, dice Katherine Philips, uno se arrepiente solo.
Uno desea solo.
Uno suefia solo.
Uno nace solo.
Uno muere solo,
El misico fue encontrado solo, muerto de frio, frente
ala puerta de su casa, después de la tormenta, al final de
Ja noche, en pleno verano, completamente empapado,
:manchado el jubén, habiendo escupido toda su sangre
bajo el aguacero, al principio de la aurora,
Fsto ocurre en Great Saint Ann’s Lane, en los campos
yylas vias cubiertos de agua del pueblo de Westminster
Frances Purcell,su esposa, se negaba a abrir la puerta
de su propia morada una vez pasada la medianoche,
puesto que era incontrolable cuando estaba ebrio,
Luego de improvisar en el érgano sobre el canto de
Henry Purcell, el sefior Détrée bajaré a la tribuna. Ven-
dra a unirsenos, Vendré a unirseme en el coro. Allia mi
Jado, también oon él, a su vez, una pequefia luz posada a
su ver sobre el bo} del instrumento, él se instalaré ante el
lavecin.
O solitude
ny sweetest, sweetest choice!
Nativity of Time!
Oh how
solitude adore!
Oh, soledad,
la mas dulce de las lecciones que haya podide hacer!
{Nacimiento del tempo!
Oh, cuanto el hecho de estar sola
irvesitiblemente me trac!
Henry Purcell, solitude, « Ground, Very slow, en do minor,
poema de Katherine Philip, Solo Songs I, 38.Groncts De LA Tour
En 1652, Georges de la Tour muere aquejado de fie-
bre, en medio de sufrimientos atroces. No conocer la
existencia de Port-Royal des Champs. Otrora, consagré
unlibroa Georges de la Tour. Amo infinitamente esa suite
determinada por algunas imagenes extraordinariamente
simples, Para mi, es una tristeza que les parecer, con toda
+raz6n, imaginaria, pero que es real. El hecho de que Geor-
ges de la Tour no haya conocido el mundo para el cual
estaba hecho es en mi caso un dolor. Me hubiera gustado
tanto que ¢50s dos mundos tan “taofstas” tan pobres, tan
‘modestos, tan rudimentarios, tan elementales, se encon-
traran. ..:el de Saint Frangois el de Granges. Una mujer
«que mata una pulga presionando con sus dedos y un san-
to que empuja una carretilla. Que el senor de Sainte Co-
lombe y el sefior Hamon se hablen, sentados sobre su
banco, alrededor de un plato de sopa. Voy a leerles una
escena que tuvo lugar y que es maravillosa, Esta escena,
ue fue real, ¢s tan intensa como una escena de novela.
Esl recuerdo lo que la ha construido ast y la ha simpli-
ficado, Se desarrolla en muy poco tiempo, en Paris, el 3
de enero de 1652, por la noche, y el 4 de enero, muy tem-
prano por la mafiana, tres semanas antes de que Geor-
ges de la Tour muera en Lunéville. Esta escena fue
reportada, diez afios mas tarde, por Gilberte Pascal. Gil-
berte escribi este relato tras la muerte de su hermana
Jcqueline, es decir, después de 1661. Se puede titular a
esta confidencia o esta relacién Sobre el rechazo del siglo
1’ del mundo, No pienso a través de argumentos; siempre
pienso a través de imagenes, escombros de suenos, mo-
ciones, emociones, partidas, fugas, éxtasis, eseenas nove-
lescas, Esta escena retinea los tres hijos dela familia Pascal
justo después de la muerte de su padre. Los tres nifios se
encuentran saibitamente huérfanos. Estén un poco de-
samparados, dolidos, los nervios a flor de piel, sus reac~
ciones son un poco confusas y salvajes. Es la velada del 3,
dle enero de 1652, Estamos en el apartamento de Paris, La
noche ha caido muy répido. No hace calor. Hay antor-
chas en las paredes y velas sobre las mesas cubiertas de
tapetes. Quien habla es Gilberte Pascal, que luego se con-
vertird en Périer. Tiene treinta y dos aitos. Es la primo-
xénita, Es preciso saber que acaba de dar a luz a su hijo
Louis, Louis tiene tres meses. Nacié justo cuando su.
abuelo muri6.
Ghunenre PASCAL,
“En septiembre de 1651, en que mi padre habia caido
‘en cama, aquejado por la enfermedad de la que muri,
mi hermana Jacqueline se aplicé a servirle con todo elcuidado imaginable, dia y noche, Puede decirse que no
hacia otra cosa pues, desde que veia que no era necesi-
tada junto a él, se retiraba a su gabinete, donde se pros-
ternaba, el rostro cubierto de lagrimas, orando sin cesar
por é. Finalmente, no obstante esto, Dios dispuso de todo
segain su voluntad y mi padre murié el 24 de septiembre
‘de 1651 Se nos hizo saberlo en esa misma hora pero, como
me encontraba guardando cama, no pudimos aleanzar
Paris sino hasta el final de noviembre. En este intervalo,
‘mi hermano, quien estaba sensiblemente afligido, y que
recibia mucho consuelo de mi hermana Jacqueline, se
{magin6 que su caridad la levaria @ permanecer con él
al menos un aio para consolarlo de esta desgracia. Le
hhablé de ello, pero de una manera que hacia ver que se
encontraba seguro de que ella no osaria contradecirlo
por temor @ redoblar su dolor. As, ella disimul6 sus sen-
timientos hasta nuestra llegada, cuando me dijo que st.
intencién era entrar en religién tan pronto como fuera
realizada nuestra reparticién, pero que le ahorraba la de-
cisién a mi hermano, haciéndole creer que iba a hacer
solamente un retiro, Dispuso de todas las cosas para esto
en mi presencia, Nuestra reparticién fue firmada el xl-
timo dia de diciembre de 1651 y ella escogis el 4 de enero
de 1652 para ingresar. La vispera de este dia, me pidié que
dijera algo a mi hermano durante la noche, para que no
fuera sorprendido por la noticia. Lo hice con la mayor
precaucién que pude pero, aunque le dije que no se tra-
{aba més que de un retiro para conocer un poco ese tipo
Ale vida, no dejé de sentirse hondamente tocado. Enton-
ces se marché a su habitacién, muy triste sin ver a mi
hermana, que se encontraba en un pequefio gabinete
donde acostumbraba hacer sus oraciones. Ela no sali6
de alli sino después de que nuestro hermano se hubiera
retirado, porque temia que verla le pesara en el coraz6n,
Le dij, desu parte, palabras de termura que él me habia
dicho. Luego de lo cual fuimos a acostarnos. Aunque yo
aprobaba con todo mi coraz6n lo que ella estaba haciendo,
pues creia que era el mayor bien que podia sucederle, sin
‘embargo la grandeza de esta resolucién me sorprendia
deal suerte, y me ocupaba tanto el espiritu, que no dorm
cn toda la noche, Sobre las siete horas, viendo que mi her-
mana no se levantaba, cref que tampoco habia dormido
y temi que se encontrara mal, De suerte que fuia su cama,
dondela encontré muy dormida. Habiéndola despertado
el ruido que hice, me pregunté que hora era. Se la dije y,
hhabigndole preguntado cémo se sentia,y si habia dor-
Imido bien, me dijo que sentia bien y que habia dormido
uy bien, Ast se levant6, ¢ visti6 y se fue, haciendo esta
1eci6n como todas las otras, con una tranquilidad y una
integridad de espiritu inconcebibles. Ni siquiera nos di-
jimos adi6s, por temor a enternecernos, y me aparté de
s0 cuando la vilista para sir. He aqui el modo comoabandoné el mundo. Esto fue el 4 de enero de 1652, te-
niendo entonces veintiséisaitos y tres meses.”
Esel 4 deenero de 1652, antes de que despunte el alba,
Blaise no le dice palabra alguna, ni en a vispera, ni en la
‘mafiana, aunque sabe que parte, aunque esté alli, en
Tahabitacién deal lado. Jacqueline Pascal se fue para siem-
pre. Desde entonces permanecié en Port-Royal hasta su
muerte.
Jacqueline Pascal es Emily Bronte, Gillertees Charlotte. Blaise
guizés sea Branwell
Durante el mismo mes de enero de 1652, el dia 30,8
sus sesenta aflos, Georges de la ‘Tour murié de la enfer-
medad de la que acababa de morir su esposa. Vivié su.
agonia en su casa de Lunéville. Durante doscientos afos,
no se oy6 hablar ms de la obra de Georges de la Tour.
Seabre la tierra: esté enterrado por dos sigos. Su hijo,
vuelto un noble, hizo de todo para que fuera olvidado.
Con los primeros brotes, en abril, odo se despierta,
es la Revuelta de los Principes, Paris es de fuego y san-
gre,
2 de julio de 1652 se volvio memorable para la his-
toria de Francia: se erigen barricadas en la puerta Saint-
Antoine.
EL 4de julio, es la Jornada del Fuego.
Voy a leer ahora el relato de una escena que se desa-
rrolla en agosto de 1652, siempre en Paris, en medio de
los motines. Es un momento importantisimo para la mii-
sica barroca,
Bianrocter
“El seftor Blancheroche, célebre tafiedor de latid pa-
risino, gran amigo del sefior Froberger, cuando tras el al-
nucrzo dominical en la Saint Thomas se paseaba con el
seftor Froberger por el jardin, mientras volvia a casa para
hacer algo, subie las escaleras y se cayé tan gravemente
«que tuvo que ser levado por su mujer, su hijo y otros hasta
su cama. El seior Froberger, viendo el peligro, corrié a
buscar al doctor. Los dos llegaron répidamente. El ciru-
jno le efectué una sangrfa con el fin de enviar sangre a
|i parte herida, El marqués de Termes est presente. Esa
«a quien el seor Blancheroche encomienda su posteri-
dad y, poco después, comienza a dar el tltimo suspiro y
picerde el espiritu:”
‘Acaban de escuchar el relato lingiistico de la muerte
dle Blanrocher.
Ahora, el seftor Détrée va a tocar al clavecin la evoca-
ion musical de esta escena, vivida y reportada por el tes-
{igo en persona.Johann Jakob Froberger es testigo de la caida de su
amigo Charles de Fleury, sefior de Blanrocher, en su casa
de la rue de Bons Enfants, se precipité hacia los pelda-
fi0s de la escalera, lo llev6 a su cama, lo asisti6 en su ago-
nia.
Johann Jakob Froberger narra en misica lo queacaba
de experimentat. Es0s extrafios instantes biogriticos en
musica es la manera de componer que inventa Johann
Jakob Froberger.
Lamento hecho en Londres... Meditacién hecha sobre
smi muerte futura.. Lamento sobre lo que se me ha arre-
batado.
Insélitos “relatos rcitales” que toman la forma de “sui-
tes francesas”
Johann Jakob Froberger, gran genio, inventa tres cosas:
Primera, el cuaderno de viaje musical, alo John Donne;
segunda, el estilo quebrado ala manera de Blanrocher y
tercera, a suite francesa cuyo heredero,un siglo més tarde,
serd Johann Sebastian Bach.
Johann Jakob Froberger rehus6 toda su vida a publi
car sus obras,
Prefiris tocar “a discreci6n’, es decir, ibremente.
Ain hoy, la mayor parte de las obras de Froberger, aun-
que hayan sido recuperadas, aunque sigan vendiéndose
(aunque su rareza aumenta su precio, las encarece toda-
Via), permanecen en su mayor parte inéditas.
2
Froberger, en pleno siglo xv, no empleaba la pala
eron los roménticos.
improvisacién” como lo
Mablaba del “instante extemporsneo” que buscaba en la
Inisiea y que le impedia publicar sus partituras. Se aban-
dona la linea, Se abandona la partitura, Se wuela de pronto
1 cielo como un péjaro exultante. Se cae en la noche del
«cosmos como un clavadista en el mar Tirreno. Se deja de
ser “contemporéneo’, uno se hace “extempordineo”
He aqui la zambullida. Es en do menor, pasa brus-
camente a re menor, si bemol, do sostenido, re. Brusca
recaida en do menor. De golpe, fa -pero el fin o un iil
limo dolor parecen recuperar el do cuando la muerte tran-
quila, inmévil, surge al final en un acorde sublime,
imprevisible, en so! mayor.
Johann Jakob Froberger. Tumba de Blancheroche hecha en Paris,
ly cual se toca muy Ientamente, a discrecién, sin observar me-
sla alguna, en do menor, 1652
Muaune
\Corrid, corri6.Salio de Mayence. Sélo se qued6 veinte
dias, sin asomar la nariz, en un albergue, sobre la ribera
ia del Rin, donde estaba alojado con otros seis,hombres en una especie de establo. Veinte dias de sollo-
20s entrecortados el cuerpo en el heno y el hedor denso.
Luego, abandon ese mundo, atraves6 Wurtemberg, los
cantones, los Alpes, los Estados, Roma, Népoles. Fue a
fesconder su rostro en Ravello durante dos aos, sobre el
pequeho pueblo, en el acantilado, sobre el golfo de Sa-
lerno. Al final estuvo en Roma en 1643, el Aventino, la te-
raza con el aero, las estampas nocturnas, la recopilacién
escandalosa de 1650, las cartas erdticas en las que softaba
amar. El comerciante de estampas tenia su tienda cerca
del palazzo Farnese. En 1655, el grabador no tenia sino
que bordear el Tiber unos cien metros, pasar frente a la
inagoga, atravesar el gueto de los judios y estaba en
su casa, Su mano era la mas segura de las manos de su
tiempo. Firmaba a la derecha, abajo, Meaunnus sculpst.
Antafo, su padre era fabricante de velas. Raros son los
hijos de fabricantes de velas que se vuelven burilistas. El
padre de Lasne, el de Callot, el de Poilly eran orfebres.
Fue después del sefior Gellée cuando el sefior Meaume
aprendié a grabar paisajes, al legar a Roma en 1643. El
scfior Gellée decta del senor Meaume que su genio no
tenia la emocién del color. Sélo la intensidad de la vision,
preocupaba a su mano; ésta no tenia cuidados de nin-
atin otro tipo. Nunca, en treinta y cinco afios de trabajo,
se percat6 de su mano. Era necesario que lo que veia al
fondo de su créneo, detras de sus ojos, surgiera bajo su
mirada, La visi6n se recortaba sobre la sombra, saltaba
dl fondo, era arrancada de una noche que no conocia
la luz, De haber estado en la naturaleza de Meaume, no
hubiera hecho sino relimpagos,o la luna, o las olas es-
ppumosas del océano en tempestad al romper contra las
roeas negras ysalientes del acantilado, O la desnuder des-
Velada, por azar, al arremangar la tela, O un hueso blanco
de animal, o un gabarro de silex encontrado en la tierra.
Fin cuanto a los paisajes de colinas o caminos de monta-
‘has, en los que se destacaba, el mismo Meaume el Gra-
bador decia
(Creo que los lugares naturales son animales como
hhosotros. El torrente que se precipita o la orilla que
uhonda se parecen al péjaro que planea esperando en el
1 asno que trepa, que a duras penas trepa, titu-
breante”
Sobre laaparicién de Sombras errantes, rangois Cou-
erin anot6: “Linguidamente’: Esta pieza nunca fue to-
adh con el tempo que pedia Couperin. Comienza la
‘varta mas triste del mundo, Tercera en do menor, re-
lumbando hasta el si sensible —Ia nota si si tan impo-
lente para remontar, para elevarse de nuevo hasta el do
\nieo,jLas palabras que dicen a misica suenan tan poco!
Son Schubert y Couperin quienes han usado més esta
1 de dolor. Bs necesario entender bien la indicaciénque Couperin mismo dej6, encabezando la partitura,
‘cuando anoté con la punta de su pluma de oca, con tinta
‘marrén: “Lénguidamente” Las sombras titubean sobre
1a orlla de la muerte, Es el ultimo baile, entre tropiezos,
vacilante, antes de que las siluetas de los muertos abor-
den la barca que Caronte acerca con su vara, en el agua
fangosa,y se retren a la sombra definitiva, Tiempo atris,
enllosafos sesenta, mi padre habia comprado una granja
perdida en un bosque de alcornoques arriba de Souillac.
Tenia otra granja a cuatro kil6metros de ali, también ex.
traviada en el bosque, mantenida por un granjero viejo.
El viejo Grandou le decia a mi padre:
~Fiay dos caminos para subir a su granja. La ruta, se~
ra, pero desalienta, produce mucha languider, las pier-
znas no siguen, Luego esta el sendero que va a través de
Jos alcornoques, es mucho mis largo, es mucho mas si-
‘nuoso, pero al final bastante mas rapido y se pueden re-
coger setas
El viejo Grandou esta muerto, Mi padre esté muerto,
El uno y el otro se han vuelto sombras. Pero la ruta que
sube al lago de Geret produce siempre esa languider. Es
sobre la linea melédica de esas Sombras errantes como
concebfel primer tomo de Uitino reino, Por primera vez,
‘ania escuchar ustedes verdaderas sombras, las sombras
tan lentas, errantes, desdichadas, huérfanas, infernales,
titubeantes,kinguidas, de Francois Couperin.
Prangois Couperin, Cuarto tbr de clavecin, Onien veinticinco-
‘vo 5, Las sombras errantes,Languidamente,en do menor, 1730.
Sane Covosne
He consagrado varias novelas al sefior de Sainte Co-
Jombe, En una de elas, situé la muerte de la senora de
Sainte Colombe en 1650, En 1652, su hija Toinette, la dil-
lina en nacer, tiene siete aos y desea aprender a tocat la
Viola, Primero, voy a leerls la escena matriz.que me ins-
pit la redaccian de estas novelas Se encuentra en Titon
tly Tillet, comisario provincial de las Guerras, Descrip-
‘in del Paraaso francés, ejecutado en bronce, Paris, 1732.
Sainte Colombe fue el maestro de Marais. Pero, ha-
bvendose dado cuenta al cabo de seis meses de que sv
tlumno podia superario, e dijo que no habia nada mas
jie mostrarle, Marais, que amaba apasionadamente la
Viola, quiso sin embargo aprovechar el saber de su maes-
{yo para perfeccionarse en ese instrumento y, como tent
algun acceso a su casa, en verano, cuando Sainte Colombe
slabs en su jardin encerrado en un pequefio gabinete
ile tablas que se habia fabricado en las ramas de una mo-
yoru, fin de tocar més tranquila y deliciosamente, apro-
vechaba el momento y se deslizaba bajo ese gabinete. Alli
«scuchaba a su maestro y sacaba provecho de algunos pa-sajes y algunos golpes de arco particulares que los maes-
tros del arte gustan de conservar para si, Pero esto no dur6
mucho tiempo, Sainte Colombe se percat6 y se puso en
‘guardia para no ser escuchado por su alumno.”
Mientras lefa esta pagina de Titon du Tillet, soné in-
‘mediatamente con el cuento de Semimart,
Esta escena atraviesa el tiempo y cruza misterio-
samente los espacios.
Como Johann Jakob Froberger, Sainte Colombe se
‘negé toda su vida a publicar sus obras,
Esta es la primera pagina de Todas las mananas del
‘mundo. El zelato fue compuesto de un extremo al otro
sobrela linea melédica de los Llantos de Sainte Colombe.
“En la primavera de 1650, la sefiora de Sainte Colom-
bbre muri6, Dejaba dos hijas de dos y seis afios. El senor
de Sainte Colombe no se consolé de la muerte de su es-
posa. La amaba. Fue en esta ocasién cuando compuso la
Tumba de ls pesares. Vvia con sus dos hijas en una pe-
uefa casa que tenia un jardin que daba hacia el Bidvre.
El jardin era estrecho y cerrado hasta el rio, Tenfa sauces
ena orilla yuna barca ala que Sainte Colombe ibaa sen-
tarse por las noches, cuando el tiempo estaba agradable.
No era rico, tampoco podia quejarse de pobreza. Posefa
tuna tierra en Berry que le dejaba una pequena renta y
vino que él intercambiaba por pao y a veces por caza.
Fra torpe en la caceria yle desagradaba recorret los bos-
«jues que dominaban el valle. El dinero que sus alumnos
le proporcionaban complementaba sus recursos. Ense-
haba la viola, que entonces era apreciada con verdadero
‘ontusiasmo en Londres y Paris. Era un maestro reputado,
Tonia a su servicio dos valets y una cocinera que se ocu-
ppaba de las pequetias. Un hombre que pertenecia a la
sociedad que frecuentaba Port-Royal, el sefior de Bures,
niseiaba a las ninas las letras, los mimeros, la santa hi
Loria y los rudimentos de latin que permitian compren-
lola, BI seor de Bures se alojaba al final de la rue
int-Dominique ¢’Enfer. Fue la sefiora de Pont Carré
«juien recomendé al sefior de Bures a Sainte Colombe.”
Voy a tocarles la composicién en do menor de Todas
Jus mananas del mundo, Con la mala fortuna de que, en
‘sla ocasién, en Normandia, después de haber atrave-
so el Avre el Vite el Seles la Sienne, mi amigo Jordi
Savall no ha venido, como si vino, tan fraternalmente,
«on Montse, durante el cologuio que Mireille Calle-Gru-
ber habia organizado con Stella Pret y Gilles Declereq
«ua Sorbona, en junio de 2010, Saludo su amistad y, por
‘lospracia,en parte, su recuerdo, Qué tristeza esta de no
‘oar del tiempo sino menosy menos gente! Sobre todo,
ro hace falta decir Jordi queen la composicién que habia
conecbidio su compafiero, con el fin de escribir su no-
velo, habia claramente mas de Bach (la suite francesa paravioloncello en do menor) que de Sainte Colombe (la pieza
‘en sol menor para dos violas concertantes titulada Los
lantos). Es cierto que en aquella época yo era violonce-
lista, Pero ahora pienso que habia una razén para este’
plan mixto, por llamarlo asf. Es como si hubiera tenido
necesidad de asegurarme de que Sainte Colombe era un
¢gran mésico, cuya miisica aguantaba la comparacién con
la de Bach, y me hacia falta ponerlo a prueba. Que la
‘aguantaba tan bien que podia merclarse con ella. Trencé
«estas dos lineas melédicas. También las grandes obras se
aman. Mientras yo interprete mi composicién, el sefior
Detré leerd, cuando sea oportuno, los incipit de los capi-
tulos que iban unidos a ellos mentalmente.
Voy a tocar esta composicion en el teclado doble. Ima-
ginen que no soy ni pianista ni clavecinista. Imaginen lo,
que es un clavectn. Los picos de los cuervos, montados
‘en macillos, pcan las cuerdas, que entonces vibran,
Es.asi como arrancan el sonido,
Estos son los pequefios gritos que quedan de los pa-
jaros.
Los “‘llantos”, Yo queria a Messiaen, quien era mi ve-
«ino. Los sollozos del alba.
Pellizcos de sonidos lanzados a la nada —como secos y
devastadores granos proyectados desde la punta de su
pico negro.
Senor de Sainte Colombe, Concierts para dos violas, La Tumba
se los pesares, Ls Hants, seguidos de La Barca de Caronte, en
sol menor.
Pontonareau.
seit de Pontchateau ejercia el oficio de jardinero
‘la zona exterior del recinto de Port-Royal des Champs.
Al senor de Pontchateau le gustaba leer més que cual-
{quier otra cosa, El frio no lo molestaba. Amaba leer en el
{vjo. Leer al calor de su vela. Cuando Hegaba la prima-
Vora, el sefior de Pontchateau metia sus pies desnudos en
Jos rapatos, se colocaba sobre la espalda la cesta para las
Jegumbres e iba con su cuchillo al huerto para recoger la
cena. Un poco més tarde en el ano, se dirigia al jardin,
donde se ponia en cuclillas para cuidar de los matorra-
Jos y las flores, Luego las levaba en brazadas 0 montones
(ramos a las hermanas, con el propésito de que ellas las
colocaran en jarrones, sobre el altar para el oficio, Elsenor
dle Pontchateau siempre tenia en la boca estas palabras
Ale La imitacién: “Quaesivi in omnibus requiem, et nus-
{juan invent nisi in angulo cum libro” Lo traduzco: “He
hhuscado por doquier en este mundo el reposo -el re-
{quiem-, un abandono, un alt, y en ninguna parte lo he
encontrado, salvo en una esquina, con un libro”Para mil propio Port-Royal es la invencién apasio-
znante -incluso si es dificilmente concebible para el espi-
ritu- de una comunidad de solitarios.
La palabra “solitario’, en el sentido que le daban los
jansenistas, es al final tan bella como enigmatica.
“Solitarios” designaba a los hombres de la sociedad
civil, aristocratas o burgueses ricos, que optaban por las
costumbres de los conventos (sus abstinencias, sus silen-
cios, sus austeridades, sus vigilias, sus tareas, sus lectu-
ras), pero que se negaban a atarse a ellos a través de los
votos. Eran Consejeros de Estado, médicos, abogados,
Profesores, oficiales, grandes sefores. Abandonaban la
corte pata franquear veinte kilémetros y encontrarse en.
un bosque. Podaban. Saneaban las pequefias huertas
siempre enchareadas que bordeaban la orilla y corrofan
elbasamento de a capilla.Edificaron sus pequetias casas,
al otto lado del muro, al margen del monasterio donde
estaban retiradas las mujeres que admiraban, las mucha-
chas cuya reclusi6n les pesaba, las hermanas a las que ama-
ban. No renunciaron al uso de la cortesfa mundana,
Utiligaban la palabra “senior” para hablar entre sf e in-
cluso para dirigirse a los nifios a los que instrufan. Lla-
maban “seftor” a todo, como san Francisco lamaba
“hermanos” a los péjaros y a los brotes urticantes de la
crtiga y ala nube que pasa yal sol que sealza, No se con-
ducian bajo ninguna regla exterior, no obedecian a nadie,
{elovos solamente de su retiro del mundo, grandes case-
Js -qrandes habilitadores, drenadores de ciénagas~ de
su retio salvaje, grandes jardineros de su silencio, Estu-
Wiaban. No tuteaban a nadie. No tuteaban ni a Dios ni a
Jos nifios ni a los pobres ni a los animales. Saludaban
‘las cornejas,admiraban sus picos duros y negros y aca-
Ficlaban a los gatos. En 1678, los tltimos solitarios fue-
Jon obligados @ abandonar la granja de Granges so pena
dle encarcelamiento u hoguera. En 1711, Port-Royal fue
urrasado por orden de Luis XIV, de suerte que “alli no
{quedara piedra sobre piedra” Luego, a finales de otono,
«ando el frfo era muy intenso, cuando la tierra estaba
ccubierta de nieve, las tumbas fueron abiertas. Los perros
)hambrientos, los cuervos, las cornejas, los ratoncillos de
Jos campos devoraron lo que quedaba de carne sobre los,
Inuesos de los santos que estaban muertos. Devoraron a
Racine. Devoraron al sefior Hamon, que habia sido su
maestro. Los huesos desnudos fueron transportados en.
carreta a una fosa comin en el cementerio de la parro-
{quia vecina de Saint Lambert, donde grabé, durante toda
vina noche, doseientos cincuenta afios mas tarde, con
Montse y Jordi, la misica sobre la cual yo habia com-
jpuesto un pequeno libro.
Frangois Couperin, Leceiones de Tinieblas para el miércoles,
Lamentaciones de Jeremas para el Primer mocturno de ls tres
dias pascuales en la abacita de Longchamp, Aleph en re menor.Hay un tiempo en el que todo pasa el muro del so-
nido, Es un extrafo silencio de la lengua.
so se llama escribir.
Hay un tiempo en el que todo pasa el muro del tiempo.
Eso se lama el Ultimo Reino.
Uno se encuentra, todo entero, sumido en la urgen-
cia de escribir lo que ve tan répidamente, y lo que toda-
via no es ~y que va a desaparecer por completo si no se
lo anota-, De hf la sensacion de “terminar esto antes de
‘morir
Fuc eso lo que me sucedié a finales de enero de1997.
Elclima era seco yfrfo. Me encontraba convaleciente, Es-
taba en una tertaza de Paris, envuelto en un cobertor. Salia
del hospital Saint-Antoine, donde habia entregado va~
rios litros de sangre a un cubo azul, Me dirigi a Sens, que
ademas es la ciudad donde se refugiaron, antano, los So-
litarios dispersados. Fue allf donde vivid, de nit, Ma-
llarmé, en la época en la que era feliz y su hermana ain
vivia, Me tomé muchos meses para “abreviat” los catorce
tomos de ese Ultimo reino que se me habian aparecido,
de saibito en un estado de lasitud ante mortem. Adelante,
Anota lo que ves. Coraje, Sin ti,esto no existia. El tiempo.
no tiene tres dimensiones. El tiempo, a partir de las dos,
fuentes en el seno de la explosién del origen, no es més
que un flujo tinico que rebosa sin seguir un orden que
lo preceda, Rebosa sobre su propio cémputo. El tiempo
“presiona’.
Un aire magnifico, ascendente, arremotinado, de Ra-
4 Ja menor, eimponfaa la mano, imponia al alma
‘41 ronda, aspiraba hacia lo alto los catorce volimenes
1 estado psfquico, indicéindoles su plan.
"Vo, ve, ve" Ie decia su vor. Jeanne. Es todo.
Urgencia que es una visitacién.
‘Como la vida conoce una nueva visitacién, en el i
{wnte natal, cuando el are invade, a la manera de una bo-
‘498¢4 Imprevisible, los pulmones de un pequetio ser que,
sii) embargo, vivia muy bien sin é, en la sombra y la s0-
lead de su madre,
‘Como la partida sibita de Jacqueline Pascal una ma-
finn de invierno, el 4 de enero de 1652, en la ciudad de
yrs sin un beso para su hermano, sin un beso para su
hhermana, incluso sin un beso para su pequetto sobrino,
{odlivia embutido en su pafal, hundido en su cuna, en el
alba que despunta
Aullds, Addio. A deo, Una urgencia sibita trabaja el
slnns como puede trabajar el deseo, a caminata, las lec-
[Wis musica, el nacimiento, las tormentas. Sali
Hne/DSG’, esto eslo que anotaba Bach, esto eslo que
notuba Haydn, haciendo grandes cfrculos, al término
de
« partituras,
\ abreviatura DSG se despliega en Deo Soli Gloria,
Solo para la gloria de Dios,Para la gloria de Dios y solamente para di, es decir, di-
rigido a nadie.
No tengo més que esta pequeiia limpara, estos an-
teojos redondos, montados en hierro, esta mano y este
poco de papel sobre el cual escribo, Nunca he necesitada.
més —nada més que esta pluma entre los dedos, que me
impide caer.
He vivido en la Edad Media.
He aprendido a leer junto a un hombre que volvia del
campo de Dachau.
De nifto he vivido en las ruinas de un puerto que habia
sido enteramente bombardeado, luego incendiado por!
completo durante un segundo lanzamiento de bombas,
Pedaleaba, en un triciclo de hierro, por una plaza que
«ra el osario de la ciudad, adonde habian huido los ma-
rinos, los estibadores, los pescadores, todos los caballos
de arenal, todo los niios de los muertos.
Aqui, en Coutances, la catedral donde estamos sobre-
Vivi. Aqui, esta es la tinica catedral normanda que so-
brevivi6 al fuego anglo-americano que caia del cielo. Pero
asi era entonces la orilla. Ruinas. ¥ tales esta extrafiari-
bera que he reconstituido en las formas singulares de los
libros que he imaginado. No una tierra, una morada, una)
ciudad, un palacio, un templo, sino una orilla en ruinas,
tuna orilla desolada, repleta de landas y restos.
Jy ruedas de biciletas Peugeot, los viejos neumit:
ws [ns puertas arrancadas, las pobtes citas en sénscrito,
Jin, en nérdico antiguo, en griego, las cajas, os gui-
Jupros cubiertos de combustible, las barcas reventadas,
soles desgarradas, el mar.
La belleza det mar.
FH mat bajo los guijarros de Le Havre.
11) mar bajo el prado salado de Regnéville.
Hl mar en la memoria.
{isos tomos numerosos, esos catorce pequefios ado-
{jinos cle paginas que se superponen y se incrustan, son
\eatigios de los gabinetes de curiosidades que los rena-
‘gptistasfabricaban con la ayuda de residuos del mundo
sntigto, que trataban de exhumar eon la punta de su pala
al raducirlos
Ubtimo reine
1. Las sombras errantes
1 Sobre el pasado
1), Abismos:
Vi. Las paradisiacas
\. Sondisimos
VI. La bare silenciosa
Vi. Los desarzonados
Vit, Vida secreta
IX, Morir de pensar
X, Elmo de IngolstadtXL EL hombre de las tres letras
XII Las horas
XI, Las eras
2UV. La vara del tiempo
COMPLEMENTOS A LAS RUINAS
Ahora, vamos a terminar. Y, para terminar, empeza-
remos de nuevo nuestro tiovivo. Voy a tocarles la linea]
mel6dica en la menor que tocaba en circulo durante enero
de 1997. Es la composicién, ya no titubeante, sino lace-
rante de ese Ultimo reino. Esa ola que vuelve sin cesar y,
en su crest estalla, Claro, es una alemanada. Es una ale
‘manada del Rameau que amé locamente durante todos}
los meses de 1997 que siguieron. Mientras yo toque mil
composicién, el seior Détrée leeré, cuando sea oportuno,
los titulos de los catorce tomos que habia imaginado en
aquel entonces,y que se insertaron ali espontineamente,
Al final, sin duda, para poder terminar, para cerrar esta
hora, el sefior Jean-Francois Détrée interpretara, al 6r-
‘gano, magnificamente, con el tempo necesario, en su di-
némica suntuosa, la alemanada.
Jean-Philippe Rameau, Nuevas Suites de piesas de clavecin, 1728,
Tercer libro, la alemanada en fa menor,