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LAS RUINAS DE PORT-ROYAL Aqui, la sombra es espesa. Les agradezco que hayan. venido tan tarde estala noche que comienza, Lo que tengo «que decir precisa de la noche. Agradezco al organista de la catedral de Coutances por habernos acogido. Aqui abajo, sobre el pavimento, no estamos sino esta pequefia impara y yo, Ella ilumina un papel ylo que queda, en. parte, de un rostro. Nuestro amigo, el senor Jean-Francois, Détrée, ya esté ante su érgano. Vamos a comenzat por Blow el maestro de Purcell, quien compuso este lamento sobre la muerte de Adonis. Cerca de aqui, en Gaen, en el Museo de Bellas Artes, hay un extraordinario Adonis uerto que data de 1640. Adonis muerto en los brazos de Venus es Jestis muerto en los brazos de Maria. Jesis :muerto en los brazos de Maria es Atis muerto en los bra- 20s de Cibeles. De golpe, se elevan en el bosque las voces zraves de los cazadores que han descubierto el cuerpo. El coro de cazadores evoca lo que antaiio existia. ‘Weep for your Huntsman, oh forsaken Grovels Oh! jArboleda abandonada! ;Cazadores, rad al Ca- 2ador; llorad por Adonis, Bosques,llorad por aquel que los frecuentabal Liorad por el salvaje, Horad al cazadorllord por aquel que habitaba la naturaleza,orad por lasombra. Oh! jArboleda abandonadat Liora, Eco, ora el nombre que Adonis levaba. {Un nombre no es mis que un recuerdo, ‘Un nombre no es mas que una promesa, incluso, ‘Una tierna promesa del tiempo en el que conocid a la reina, la duena de los animales, en la arboleda desierta, cen la arboleda abandonada, oh, bosque! John Blow, Venus and Adonis, 683, Coro en sol menor, Weep Jor your Huntsman, ob forsaken Grovet DeBor Dr ABRAHAM “gHlay un lazo més fuerte que ese que aprieta la ven- ¢ganzat Incluso el amor de las mujeres, cuando es apasiona- do, esté sujeto por él. Incluso la fortuna, con la avaricia ue esté atada a ella, es una venganza, Incluso Dios es un "ora prt Cazador, bod ben donada” En inglés en org ‘ome dos lots uses presets en eta eng (NT) vengador. Somos pajas de salvado en su mano. Ellas des- ‘menuza en el tiempo, las dispersa en el espacio, s6lo la borrasca de la venganza, por decirlo asf, undnime, las, redine, Unicamente ella aleanza a ponerlasen una misma Uireccién. Solo la borrasca dela guerra condujo a un mos- ‘quetero de Saluces a Lavaus, en tierras albigenses. Se Hla- aba Nathan le Cerf. Habfa nacido pobre. Era un caba- lero de la pequena nobleza. En agosto de 1630, fue herido al participar en una emboscada en la ruta hacia Milin durante la campana que las tropas francesas ha- bbjan lanzado sobre Italia, Con el flanco derecho lisiado, lo repatriaron a la guarnicin de Saluces a lomos de una ‘mula, Fue auxiliado por el joven grabador Meaume. "En Francia, las ordenanzas de Enrique Ill habian sido las primeras en prohibir a todos los gentilhombres ba- lirse en duelo, El rey Luis XIII habia renovado la prohibicién de re- parar con sangre las heridas de honor. Pero los duelos se habian redoblado, ya que habia dos, veces mas honor en batirse, pues aquellos que se batian no incurrfan solamente en la temeridad de motir al ser vencidos. De resultar vencedores, se expontan al terror eterno de ser decapitados y no poder encontrarse ente- ros al llegar el Dia del Juicio.” Blow tenia un maravilloso alumno lamado Purcell Sir Hugh Porcel era un violento compaiiero de armas. Su blasén —su t6tem— era el oso solitario. El oso ~dicen Jos inuit-es el hombre de eras pasadas. Es sobre la linea melédica de O Solitude sobre la que compuse el plano de Villa Amalia. El poema fue escrito por Katherine Philips. Es muy hermoso, Purcell no se resistié a su extrema be: lleza. Tampoco vacil6 ante su extrema profundidad. “Nativity of Time” quiere decir: se ha vivido solo en lasombra. Sabitamente, la soledad y el nacimiento y el tiempo son lo mismo ~en el frfo el aire atmosférico, la primera luz sola; el grito que desencadena el aliento. Solo, dice Katherine Philips, uno se arrepiente solo. Uno desea solo. Uno suefia solo. Uno nace solo. Uno muere solo, El misico fue encontrado solo, muerto de frio, frente ala puerta de su casa, después de la tormenta, al final de Ja noche, en pleno verano, completamente empapado, :manchado el jubén, habiendo escupido toda su sangre bajo el aguacero, al principio de la aurora, Fsto ocurre en Great Saint Ann’s Lane, en los campos yylas vias cubiertos de agua del pueblo de Westminster Frances Purcell,su esposa, se negaba a abrir la puerta de su propia morada una vez pasada la medianoche, puesto que era incontrolable cuando estaba ebrio, Luego de improvisar en el érgano sobre el canto de Henry Purcell, el sefior Détrée bajaré a la tribuna. Ven- dra a unirsenos, Vendré a unirseme en el coro. Allia mi Jado, también oon él, a su vez, una pequefia luz posada a su ver sobre el bo} del instrumento, él se instalaré ante el lavecin. O solitude ny sweetest, sweetest choice! Nativity of Time! Oh how solitude adore! Oh, soledad, la mas dulce de las lecciones que haya podide hacer! {Nacimiento del tempo! Oh, cuanto el hecho de estar sola irvesitiblemente me trac! Henry Purcell, solitude, « Ground, Very slow, en do minor, poema de Katherine Philip, Solo Songs I, 38. Groncts De LA Tour En 1652, Georges de la Tour muere aquejado de fie- bre, en medio de sufrimientos atroces. No conocer la existencia de Port-Royal des Champs. Otrora, consagré unlibroa Georges de la Tour. Amo infinitamente esa suite determinada por algunas imagenes extraordinariamente simples, Para mi, es una tristeza que les parecer, con toda +raz6n, imaginaria, pero que es real. El hecho de que Geor- ges de la Tour no haya conocido el mundo para el cual estaba hecho es en mi caso un dolor. Me hubiera gustado tanto que ¢50s dos mundos tan “taofstas” tan pobres, tan ‘modestos, tan rudimentarios, tan elementales, se encon- traran. ..:el de Saint Frangois el de Granges. Una mujer «que mata una pulga presionando con sus dedos y un san- to que empuja una carretilla. Que el senor de Sainte Co- lombe y el sefior Hamon se hablen, sentados sobre su banco, alrededor de un plato de sopa. Voy a leerles una escena que tuvo lugar y que es maravillosa, Esta escena, ue fue real, ¢s tan intensa como una escena de novela. Esl recuerdo lo que la ha construido ast y la ha simpli- ficado, Se desarrolla en muy poco tiempo, en Paris, el 3 de enero de 1652, por la noche, y el 4 de enero, muy tem- prano por la mafiana, tres semanas antes de que Geor- ges de la Tour muera en Lunéville. Esta escena fue reportada, diez afios mas tarde, por Gilberte Pascal. Gil- berte escribi este relato tras la muerte de su hermana Jcqueline, es decir, después de 1661. Se puede titular a esta confidencia o esta relacién Sobre el rechazo del siglo 1’ del mundo, No pienso a través de argumentos; siempre pienso a través de imagenes, escombros de suenos, mo- ciones, emociones, partidas, fugas, éxtasis, eseenas nove- lescas, Esta escena retinea los tres hijos dela familia Pascal justo después de la muerte de su padre. Los tres nifios se encuentran saibitamente huérfanos. Estén un poco de- samparados, dolidos, los nervios a flor de piel, sus reac~ ciones son un poco confusas y salvajes. Es la velada del 3, dle enero de 1652, Estamos en el apartamento de Paris, La noche ha caido muy répido. No hace calor. Hay antor- chas en las paredes y velas sobre las mesas cubiertas de tapetes. Quien habla es Gilberte Pascal, que luego se con- vertird en Périer. Tiene treinta y dos aitos. Es la primo- xénita, Es preciso saber que acaba de dar a luz a su hijo Louis, Louis tiene tres meses. Nacié justo cuando su. abuelo muri6. Ghunenre PASCAL, “En septiembre de 1651, en que mi padre habia caido ‘en cama, aquejado por la enfermedad de la que muri, mi hermana Jacqueline se aplicé a servirle con todo el cuidado imaginable, dia y noche, Puede decirse que no hacia otra cosa pues, desde que veia que no era necesi- tada junto a él, se retiraba a su gabinete, donde se pros- ternaba, el rostro cubierto de lagrimas, orando sin cesar por é. Finalmente, no obstante esto, Dios dispuso de todo segain su voluntad y mi padre murié el 24 de septiembre ‘de 1651 Se nos hizo saberlo en esa misma hora pero, como me encontraba guardando cama, no pudimos aleanzar Paris sino hasta el final de noviembre. En este intervalo, ‘mi hermano, quien estaba sensiblemente afligido, y que recibia mucho consuelo de mi hermana Jacqueline, se {magin6 que su caridad la levaria @ permanecer con él al menos un aio para consolarlo de esta desgracia. Le hhablé de ello, pero de una manera que hacia ver que se encontraba seguro de que ella no osaria contradecirlo por temor @ redoblar su dolor. As, ella disimul6 sus sen- timientos hasta nuestra llegada, cuando me dijo que st. intencién era entrar en religién tan pronto como fuera realizada nuestra reparticién, pero que le ahorraba la de- cisién a mi hermano, haciéndole creer que iba a hacer solamente un retiro, Dispuso de todas las cosas para esto en mi presencia, Nuestra reparticién fue firmada el xl- timo dia de diciembre de 1651 y ella escogis el 4 de enero de 1652 para ingresar. La vispera de este dia, me pidié que dijera algo a mi hermano durante la noche, para que no fuera sorprendido por la noticia. Lo hice con la mayor precaucién que pude pero, aunque le dije que no se tra- {aba més que de un retiro para conocer un poco ese tipo Ale vida, no dejé de sentirse hondamente tocado. Enton- ces se marché a su habitacién, muy triste sin ver a mi hermana, que se encontraba en un pequefio gabinete donde acostumbraba hacer sus oraciones. Ela no sali6 de alli sino después de que nuestro hermano se hubiera retirado, porque temia que verla le pesara en el coraz6n, Le dij, desu parte, palabras de termura que él me habia dicho. Luego de lo cual fuimos a acostarnos. Aunque yo aprobaba con todo mi coraz6n lo que ella estaba haciendo, pues creia que era el mayor bien que podia sucederle, sin ‘embargo la grandeza de esta resolucién me sorprendia deal suerte, y me ocupaba tanto el espiritu, que no dorm cn toda la noche, Sobre las siete horas, viendo que mi her- mana no se levantaba, cref que tampoco habia dormido y temi que se encontrara mal, De suerte que fuia su cama, dondela encontré muy dormida. Habiéndola despertado el ruido que hice, me pregunté que hora era. Se la dije y, hhabigndole preguntado cémo se sentia,y si habia dor- Imido bien, me dijo que sentia bien y que habia dormido uy bien, Ast se levant6, ¢ visti6 y se fue, haciendo esta 1eci6n como todas las otras, con una tranquilidad y una integridad de espiritu inconcebibles. Ni siquiera nos di- jimos adi6s, por temor a enternecernos, y me aparté de s0 cuando la vilista para sir. He aqui el modo como abandoné el mundo. Esto fue el 4 de enero de 1652, te- niendo entonces veintiséisaitos y tres meses.” Esel 4 deenero de 1652, antes de que despunte el alba, Blaise no le dice palabra alguna, ni en a vispera, ni en la ‘mafiana, aunque sabe que parte, aunque esté alli, en Tahabitacién deal lado. Jacqueline Pascal se fue para siem- pre. Desde entonces permanecié en Port-Royal hasta su muerte. Jacqueline Pascal es Emily Bronte, Gillertees Charlotte. Blaise guizés sea Branwell Durante el mismo mes de enero de 1652, el dia 30,8 sus sesenta aflos, Georges de la ‘Tour murié de la enfer- medad de la que acababa de morir su esposa. Vivié su. agonia en su casa de Lunéville. Durante doscientos afos, no se oy6 hablar ms de la obra de Georges de la Tour. Seabre la tierra: esté enterrado por dos sigos. Su hijo, vuelto un noble, hizo de todo para que fuera olvidado. Con los primeros brotes, en abril, odo se despierta, es la Revuelta de los Principes, Paris es de fuego y san- gre, 2 de julio de 1652 se volvio memorable para la his- toria de Francia: se erigen barricadas en la puerta Saint- Antoine. EL 4de julio, es la Jornada del Fuego. Voy a leer ahora el relato de una escena que se desa- rrolla en agosto de 1652, siempre en Paris, en medio de los motines. Es un momento importantisimo para la mii- sica barroca, Bianrocter “El seftor Blancheroche, célebre tafiedor de latid pa- risino, gran amigo del sefior Froberger, cuando tras el al- nucrzo dominical en la Saint Thomas se paseaba con el seftor Froberger por el jardin, mientras volvia a casa para hacer algo, subie las escaleras y se cayé tan gravemente «que tuvo que ser levado por su mujer, su hijo y otros hasta su cama. El seior Froberger, viendo el peligro, corrié a buscar al doctor. Los dos llegaron répidamente. El ciru- jno le efectué una sangrfa con el fin de enviar sangre a |i parte herida, El marqués de Termes est presente. Esa «a quien el seor Blancheroche encomienda su posteri- dad y, poco después, comienza a dar el tltimo suspiro y picerde el espiritu:” ‘Acaban de escuchar el relato lingiistico de la muerte dle Blanrocher. Ahora, el seftor Détrée va a tocar al clavecin la evoca- ion musical de esta escena, vivida y reportada por el tes- {igo en persona. Johann Jakob Froberger es testigo de la caida de su amigo Charles de Fleury, sefior de Blanrocher, en su casa de la rue de Bons Enfants, se precipité hacia los pelda- fi0s de la escalera, lo llev6 a su cama, lo asisti6 en su ago- nia. Johann Jakob Froberger narra en misica lo queacaba de experimentat. Es0s extrafios instantes biogriticos en musica es la manera de componer que inventa Johann Jakob Froberger. Lamento hecho en Londres... Meditacién hecha sobre smi muerte futura.. Lamento sobre lo que se me ha arre- batado. Insélitos “relatos rcitales” que toman la forma de “sui- tes francesas” Johann Jakob Froberger, gran genio, inventa tres cosas: Primera, el cuaderno de viaje musical, alo John Donne; segunda, el estilo quebrado ala manera de Blanrocher y tercera, a suite francesa cuyo heredero,un siglo més tarde, serd Johann Sebastian Bach. Johann Jakob Froberger rehus6 toda su vida a publi car sus obras, Prefiris tocar “a discreci6n’, es decir, ibremente. Ain hoy, la mayor parte de las obras de Froberger, aun- que hayan sido recuperadas, aunque sigan vendiéndose (aunque su rareza aumenta su precio, las encarece toda- Via), permanecen en su mayor parte inéditas. 2 Froberger, en pleno siglo xv, no empleaba la pala eron los roménticos. improvisacién” como lo Mablaba del “instante extemporsneo” que buscaba en la Inisiea y que le impedia publicar sus partituras. Se aban- dona la linea, Se abandona la partitura, Se wuela de pronto 1 cielo como un péjaro exultante. Se cae en la noche del «cosmos como un clavadista en el mar Tirreno. Se deja de ser “contemporéneo’, uno se hace “extempordineo” He aqui la zambullida. Es en do menor, pasa brus- camente a re menor, si bemol, do sostenido, re. Brusca recaida en do menor. De golpe, fa -pero el fin o un iil limo dolor parecen recuperar el do cuando la muerte tran- quila, inmévil, surge al final en un acorde sublime, imprevisible, en so! mayor. Johann Jakob Froberger. Tumba de Blancheroche hecha en Paris, ly cual se toca muy Ientamente, a discrecién, sin observar me- sla alguna, en do menor, 1652 Muaune \Corrid, corri6.Salio de Mayence. Sélo se qued6 veinte dias, sin asomar la nariz, en un albergue, sobre la ribera ia del Rin, donde estaba alojado con otros seis, hombres en una especie de establo. Veinte dias de sollo- 20s entrecortados el cuerpo en el heno y el hedor denso. Luego, abandon ese mundo, atraves6 Wurtemberg, los cantones, los Alpes, los Estados, Roma, Népoles. Fue a fesconder su rostro en Ravello durante dos aos, sobre el pequeho pueblo, en el acantilado, sobre el golfo de Sa- lerno. Al final estuvo en Roma en 1643, el Aventino, la te- raza con el aero, las estampas nocturnas, la recopilacién escandalosa de 1650, las cartas erdticas en las que softaba amar. El comerciante de estampas tenia su tienda cerca del palazzo Farnese. En 1655, el grabador no tenia sino que bordear el Tiber unos cien metros, pasar frente a la inagoga, atravesar el gueto de los judios y estaba en su casa, Su mano era la mas segura de las manos de su tiempo. Firmaba a la derecha, abajo, Meaunnus sculpst. Antafo, su padre era fabricante de velas. Raros son los hijos de fabricantes de velas que se vuelven burilistas. El padre de Lasne, el de Callot, el de Poilly eran orfebres. Fue después del sefior Gellée cuando el sefior Meaume aprendié a grabar paisajes, al legar a Roma en 1643. El scfior Gellée decta del senor Meaume que su genio no tenia la emocién del color. Sélo la intensidad de la vision, preocupaba a su mano; ésta no tenia cuidados de nin- atin otro tipo. Nunca, en treinta y cinco afios de trabajo, se percat6 de su mano. Era necesario que lo que veia al fondo de su créneo, detras de sus ojos, surgiera bajo su mirada, La visi6n se recortaba sobre la sombra, saltaba dl fondo, era arrancada de una noche que no conocia la luz, De haber estado en la naturaleza de Meaume, no hubiera hecho sino relimpagos,o la luna, o las olas es- ppumosas del océano en tempestad al romper contra las roeas negras ysalientes del acantilado, O la desnuder des- Velada, por azar, al arremangar la tela, O un hueso blanco de animal, o un gabarro de silex encontrado en la tierra. Fin cuanto a los paisajes de colinas o caminos de monta- ‘has, en los que se destacaba, el mismo Meaume el Gra- bador decia (Creo que los lugares naturales son animales como hhosotros. El torrente que se precipita o la orilla que uhonda se parecen al péjaro que planea esperando en el 1 asno que trepa, que a duras penas trepa, titu- breante” Sobre laaparicién de Sombras errantes, rangois Cou- erin anot6: “Linguidamente’: Esta pieza nunca fue to- adh con el tempo que pedia Couperin. Comienza la ‘varta mas triste del mundo, Tercera en do menor, re- lumbando hasta el si sensible —Ia nota si si tan impo- lente para remontar, para elevarse de nuevo hasta el do \nieo,jLas palabras que dicen a misica suenan tan poco! Son Schubert y Couperin quienes han usado més esta 1 de dolor. Bs necesario entender bien la indicacién que Couperin mismo dej6, encabezando la partitura, ‘cuando anoté con la punta de su pluma de oca, con tinta ‘marrén: “Lénguidamente” Las sombras titubean sobre 1a orlla de la muerte, Es el ultimo baile, entre tropiezos, vacilante, antes de que las siluetas de los muertos abor- den la barca que Caronte acerca con su vara, en el agua fangosa,y se retren a la sombra definitiva, Tiempo atris, enllosafos sesenta, mi padre habia comprado una granja perdida en un bosque de alcornoques arriba de Souillac. Tenia otra granja a cuatro kil6metros de ali, también ex. traviada en el bosque, mantenida por un granjero viejo. El viejo Grandou le decia a mi padre: ~Fiay dos caminos para subir a su granja. La ruta, se~ ra, pero desalienta, produce mucha languider, las pier- znas no siguen, Luego esta el sendero que va a través de Jos alcornoques, es mucho mis largo, es mucho mas si- ‘nuoso, pero al final bastante mas rapido y se pueden re- coger setas El viejo Grandou esta muerto, Mi padre esté muerto, El uno y el otro se han vuelto sombras. Pero la ruta que sube al lago de Geret produce siempre esa languider. Es sobre la linea melédica de esas Sombras errantes como concebfel primer tomo de Uitino reino, Por primera vez, ‘ania escuchar ustedes verdaderas sombras, las sombras tan lentas, errantes, desdichadas, huérfanas, infernales, titubeantes,kinguidas, de Francois Couperin. Prangois Couperin, Cuarto tbr de clavecin, Onien veinticinco- ‘vo 5, Las sombras errantes,Languidamente,en do menor, 1730. Sane Covosne He consagrado varias novelas al sefior de Sainte Co- Jombe, En una de elas, situé la muerte de la senora de Sainte Colombe en 1650, En 1652, su hija Toinette, la dil- lina en nacer, tiene siete aos y desea aprender a tocat la Viola, Primero, voy a leerls la escena matriz.que me ins- pit la redaccian de estas novelas Se encuentra en Titon tly Tillet, comisario provincial de las Guerras, Descrip- ‘in del Paraaso francés, ejecutado en bronce, Paris, 1732. Sainte Colombe fue el maestro de Marais. Pero, ha- bvendose dado cuenta al cabo de seis meses de que sv tlumno podia superario, e dijo que no habia nada mas jie mostrarle, Marais, que amaba apasionadamente la Viola, quiso sin embargo aprovechar el saber de su maes- {yo para perfeccionarse en ese instrumento y, como tent algun acceso a su casa, en verano, cuando Sainte Colombe slabs en su jardin encerrado en un pequefio gabinete ile tablas que se habia fabricado en las ramas de una mo- yoru, fin de tocar més tranquila y deliciosamente, apro- vechaba el momento y se deslizaba bajo ese gabinete. Alli «scuchaba a su maestro y sacaba provecho de algunos pa- sajes y algunos golpes de arco particulares que los maes- tros del arte gustan de conservar para si, Pero esto no dur6 mucho tiempo, Sainte Colombe se percat6 y se puso en ‘guardia para no ser escuchado por su alumno.” Mientras lefa esta pagina de Titon du Tillet, soné in- ‘mediatamente con el cuento de Semimart, Esta escena atraviesa el tiempo y cruza misterio- samente los espacios. Como Johann Jakob Froberger, Sainte Colombe se ‘negé toda su vida a publicar sus obras, Esta es la primera pagina de Todas las mananas del ‘mundo. El zelato fue compuesto de un extremo al otro sobrela linea melédica de los Llantos de Sainte Colombe. “En la primavera de 1650, la sefiora de Sainte Colom- bbre muri6, Dejaba dos hijas de dos y seis afios. El senor de Sainte Colombe no se consolé de la muerte de su es- posa. La amaba. Fue en esta ocasién cuando compuso la Tumba de ls pesares. Vvia con sus dos hijas en una pe- uefa casa que tenia un jardin que daba hacia el Bidvre. El jardin era estrecho y cerrado hasta el rio, Tenfa sauces ena orilla yuna barca ala que Sainte Colombe ibaa sen- tarse por las noches, cuando el tiempo estaba agradable. No era rico, tampoco podia quejarse de pobreza. Posefa tuna tierra en Berry que le dejaba una pequena renta y vino que él intercambiaba por pao y a veces por caza. Fra torpe en la caceria yle desagradaba recorret los bos- «jues que dominaban el valle. El dinero que sus alumnos le proporcionaban complementaba sus recursos. Ense- haba la viola, que entonces era apreciada con verdadero ‘ontusiasmo en Londres y Paris. Era un maestro reputado, Tonia a su servicio dos valets y una cocinera que se ocu- ppaba de las pequetias. Un hombre que pertenecia a la sociedad que frecuentaba Port-Royal, el sefior de Bures, niseiaba a las ninas las letras, los mimeros, la santa hi Loria y los rudimentos de latin que permitian compren- lola, BI seor de Bures se alojaba al final de la rue int-Dominique ¢’Enfer. Fue la sefiora de Pont Carré «juien recomendé al sefior de Bures a Sainte Colombe.” Voy a tocarles la composicién en do menor de Todas Jus mananas del mundo, Con la mala fortuna de que, en ‘sla ocasién, en Normandia, después de haber atrave- so el Avre el Vite el Seles la Sienne, mi amigo Jordi Savall no ha venido, como si vino, tan fraternalmente, «on Montse, durante el cologuio que Mireille Calle-Gru- ber habia organizado con Stella Pret y Gilles Declereq «ua Sorbona, en junio de 2010, Saludo su amistad y, por ‘lospracia,en parte, su recuerdo, Qué tristeza esta de no ‘oar del tiempo sino menosy menos gente! Sobre todo, ro hace falta decir Jordi queen la composicién que habia conecbidio su compafiero, con el fin de escribir su no- velo, habia claramente mas de Bach (la suite francesa para violoncello en do menor) que de Sainte Colombe (la pieza ‘en sol menor para dos violas concertantes titulada Los lantos). Es cierto que en aquella época yo era violonce- lista, Pero ahora pienso que habia una razén para este’ plan mixto, por llamarlo asf. Es como si hubiera tenido necesidad de asegurarme de que Sainte Colombe era un ¢gran mésico, cuya miisica aguantaba la comparacién con la de Bach, y me hacia falta ponerlo a prueba. Que la ‘aguantaba tan bien que podia merclarse con ella. Trencé «estas dos lineas melédicas. También las grandes obras se aman. Mientras yo interprete mi composicién, el sefior Detré leerd, cuando sea oportuno, los incipit de los capi- tulos que iban unidos a ellos mentalmente. Voy a tocar esta composicion en el teclado doble. Ima- ginen que no soy ni pianista ni clavecinista. Imaginen lo, que es un clavectn. Los picos de los cuervos, montados ‘en macillos, pcan las cuerdas, que entonces vibran, Es.asi como arrancan el sonido, Estos son los pequefios gritos que quedan de los pa- jaros. Los “‘llantos”, Yo queria a Messiaen, quien era mi ve- «ino. Los sollozos del alba. Pellizcos de sonidos lanzados a la nada —como secos y devastadores granos proyectados desde la punta de su pico negro. Senor de Sainte Colombe, Concierts para dos violas, La Tumba se los pesares, Ls Hants, seguidos de La Barca de Caronte, en sol menor. Pontonareau. seit de Pontchateau ejercia el oficio de jardinero ‘la zona exterior del recinto de Port-Royal des Champs. Al senor de Pontchateau le gustaba leer més que cual- {quier otra cosa, El frio no lo molestaba. Amaba leer en el {vjo. Leer al calor de su vela. Cuando Hegaba la prima- Vora, el sefior de Pontchateau metia sus pies desnudos en Jos rapatos, se colocaba sobre la espalda la cesta para las Jegumbres e iba con su cuchillo al huerto para recoger la cena. Un poco més tarde en el ano, se dirigia al jardin, donde se ponia en cuclillas para cuidar de los matorra- Jos y las flores, Luego las levaba en brazadas 0 montones (ramos a las hermanas, con el propésito de que ellas las colocaran en jarrones, sobre el altar para el oficio, Elsenor dle Pontchateau siempre tenia en la boca estas palabras Ale La imitacién: “Quaesivi in omnibus requiem, et nus- {juan invent nisi in angulo cum libro” Lo traduzco: “He hhuscado por doquier en este mundo el reposo -el re- {quiem-, un abandono, un alt, y en ninguna parte lo he encontrado, salvo en una esquina, con un libro” Para mil propio Port-Royal es la invencién apasio- znante -incluso si es dificilmente concebible para el espi- ritu- de una comunidad de solitarios. La palabra “solitario’, en el sentido que le daban los jansenistas, es al final tan bella como enigmatica. “Solitarios” designaba a los hombres de la sociedad civil, aristocratas o burgueses ricos, que optaban por las costumbres de los conventos (sus abstinencias, sus silen- cios, sus austeridades, sus vigilias, sus tareas, sus lectu- ras), pero que se negaban a atarse a ellos a través de los votos. Eran Consejeros de Estado, médicos, abogados, Profesores, oficiales, grandes sefores. Abandonaban la corte pata franquear veinte kilémetros y encontrarse en. un bosque. Podaban. Saneaban las pequefias huertas siempre enchareadas que bordeaban la orilla y corrofan elbasamento de a capilla.Edificaron sus pequetias casas, al otto lado del muro, al margen del monasterio donde estaban retiradas las mujeres que admiraban, las mucha- chas cuya reclusi6n les pesaba, las hermanas a las que ama- ban. No renunciaron al uso de la cortesfa mundana, Utiligaban la palabra “senior” para hablar entre sf e in- cluso para dirigirse a los nifios a los que instrufan. Lla- maban “seftor” a todo, como san Francisco lamaba “hermanos” a los péjaros y a los brotes urticantes de la crtiga y ala nube que pasa yal sol que sealza, No se con- ducian bajo ninguna regla exterior, no obedecian a nadie, {elovos solamente de su retiro del mundo, grandes case- Js -qrandes habilitadores, drenadores de ciénagas~ de su retio salvaje, grandes jardineros de su silencio, Estu- Wiaban. No tuteaban a nadie. No tuteaban ni a Dios ni a Jos nifios ni a los pobres ni a los animales. Saludaban ‘las cornejas,admiraban sus picos duros y negros y aca- Ficlaban a los gatos. En 1678, los tltimos solitarios fue- Jon obligados @ abandonar la granja de Granges so pena dle encarcelamiento u hoguera. En 1711, Port-Royal fue urrasado por orden de Luis XIV, de suerte que “alli no {quedara piedra sobre piedra” Luego, a finales de otono, «ando el frfo era muy intenso, cuando la tierra estaba ccubierta de nieve, las tumbas fueron abiertas. Los perros )hambrientos, los cuervos, las cornejas, los ratoncillos de Jos campos devoraron lo que quedaba de carne sobre los, Inuesos de los santos que estaban muertos. Devoraron a Racine. Devoraron al sefior Hamon, que habia sido su maestro. Los huesos desnudos fueron transportados en. carreta a una fosa comin en el cementerio de la parro- {quia vecina de Saint Lambert, donde grabé, durante toda vina noche, doseientos cincuenta afios mas tarde, con Montse y Jordi, la misica sobre la cual yo habia com- jpuesto un pequeno libro. Frangois Couperin, Leceiones de Tinieblas para el miércoles, Lamentaciones de Jeremas para el Primer mocturno de ls tres dias pascuales en la abacita de Longchamp, Aleph en re menor. Hay un tiempo en el que todo pasa el muro del so- nido, Es un extrafo silencio de la lengua. so se llama escribir. Hay un tiempo en el que todo pasa el muro del tiempo. Eso se lama el Ultimo Reino. Uno se encuentra, todo entero, sumido en la urgen- cia de escribir lo que ve tan répidamente, y lo que toda- via no es ~y que va a desaparecer por completo si no se lo anota-, De hf la sensacion de “terminar esto antes de ‘morir Fuc eso lo que me sucedié a finales de enero de1997. Elclima era seco yfrfo. Me encontraba convaleciente, Es- taba en una tertaza de Paris, envuelto en un cobertor. Salia del hospital Saint-Antoine, donde habia entregado va~ rios litros de sangre a un cubo azul, Me dirigi a Sens, que ademas es la ciudad donde se refugiaron, antano, los So- litarios dispersados. Fue allf donde vivid, de nit, Ma- llarmé, en la época en la que era feliz y su hermana ain vivia, Me tomé muchos meses para “abreviat” los catorce tomos de ese Ultimo reino que se me habian aparecido, de saibito en un estado de lasitud ante mortem. Adelante, Anota lo que ves. Coraje, Sin ti,esto no existia. El tiempo. no tiene tres dimensiones. El tiempo, a partir de las dos, fuentes en el seno de la explosién del origen, no es més que un flujo tinico que rebosa sin seguir un orden que lo preceda, Rebosa sobre su propio cémputo. El tiempo “presiona’. Un aire magnifico, ascendente, arremotinado, de Ra- 4 Ja menor, eimponfaa la mano, imponia al alma ‘41 ronda, aspiraba hacia lo alto los catorce volimenes 1 estado psfquico, indicéindoles su plan. "Vo, ve, ve" Ie decia su vor. Jeanne. Es todo. Urgencia que es una visitacién. ‘Como la vida conoce una nueva visitacién, en el i {wnte natal, cuando el are invade, a la manera de una bo- ‘498¢4 Imprevisible, los pulmones de un pequetio ser que, sii) embargo, vivia muy bien sin é, en la sombra y la s0- lead de su madre, ‘Como la partida sibita de Jacqueline Pascal una ma- finn de invierno, el 4 de enero de 1652, en la ciudad de yrs sin un beso para su hermano, sin un beso para su hhermana, incluso sin un beso para su pequetto sobrino, {odlivia embutido en su pafal, hundido en su cuna, en el alba que despunta Aullds, Addio. A deo, Una urgencia sibita trabaja el slnns como puede trabajar el deseo, a caminata, las lec- [Wis musica, el nacimiento, las tormentas. Sali Hne/DSG’, esto eslo que anotaba Bach, esto eslo que notuba Haydn, haciendo grandes cfrculos, al término de « partituras, \ abreviatura DSG se despliega en Deo Soli Gloria, Solo para la gloria de Dios, Para la gloria de Dios y solamente para di, es decir, di- rigido a nadie. No tengo més que esta pequeiia limpara, estos an- teojos redondos, montados en hierro, esta mano y este poco de papel sobre el cual escribo, Nunca he necesitada. més —nada més que esta pluma entre los dedos, que me impide caer. He vivido en la Edad Media. He aprendido a leer junto a un hombre que volvia del campo de Dachau. De nifto he vivido en las ruinas de un puerto que habia sido enteramente bombardeado, luego incendiado por! completo durante un segundo lanzamiento de bombas, Pedaleaba, en un triciclo de hierro, por una plaza que «ra el osario de la ciudad, adonde habian huido los ma- rinos, los estibadores, los pescadores, todos los caballos de arenal, todo los niios de los muertos. Aqui, en Coutances, la catedral donde estamos sobre- Vivi. Aqui, esta es la tinica catedral normanda que so- brevivi6 al fuego anglo-americano que caia del cielo. Pero asi era entonces la orilla. Ruinas. ¥ tales esta extrafiari- bera que he reconstituido en las formas singulares de los libros que he imaginado. No una tierra, una morada, una) ciudad, un palacio, un templo, sino una orilla en ruinas, tuna orilla desolada, repleta de landas y restos. Jy ruedas de biciletas Peugeot, los viejos neumit: ws [ns puertas arrancadas, las pobtes citas en sénscrito, Jin, en nérdico antiguo, en griego, las cajas, os gui- Jupros cubiertos de combustible, las barcas reventadas, soles desgarradas, el mar. La belleza det mar. FH mat bajo los guijarros de Le Havre. 11) mar bajo el prado salado de Regnéville. Hl mar en la memoria. {isos tomos numerosos, esos catorce pequefios ado- {jinos cle paginas que se superponen y se incrustan, son \eatigios de los gabinetes de curiosidades que los rena- ‘gptistasfabricaban con la ayuda de residuos del mundo sntigto, que trataban de exhumar eon la punta de su pala al raducirlos Ubtimo reine 1. Las sombras errantes 1 Sobre el pasado 1), Abismos: Vi. Las paradisiacas \. Sondisimos VI. La bare silenciosa Vi. Los desarzonados Vit, Vida secreta IX, Morir de pensar X, Elmo de Ingolstadt XL EL hombre de las tres letras XII Las horas XI, Las eras 2UV. La vara del tiempo COMPLEMENTOS A LAS RUINAS Ahora, vamos a terminar. Y, para terminar, empeza- remos de nuevo nuestro tiovivo. Voy a tocarles la linea] mel6dica en la menor que tocaba en circulo durante enero de 1997. Es la composicién, ya no titubeante, sino lace- rante de ese Ultimo reino. Esa ola que vuelve sin cesar y, en su crest estalla, Claro, es una alemanada. Es una ale ‘manada del Rameau que amé locamente durante todos} los meses de 1997 que siguieron. Mientras yo toque mil composicién, el seior Détrée leeré, cuando sea oportuno, los titulos de los catorce tomos que habia imaginado en aquel entonces,y que se insertaron ali espontineamente, Al final, sin duda, para poder terminar, para cerrar esta hora, el sefior Jean-Francois Détrée interpretara, al 6r- ‘gano, magnificamente, con el tempo necesario, en su di- némica suntuosa, la alemanada. Jean-Philippe Rameau, Nuevas Suites de piesas de clavecin, 1728, Tercer libro, la alemanada en fa menor,

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