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Lecturas de Antropologia Social y Cultural La Cultura y las Culturas HONORIO M. VELASCO (Compilador) UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACION A DISTANCIA CUADERNOS DE LA UNED (0135119CUO1A03) LECTURAS DE ANTROPOLOGIA SOCIAL Y CULTURAL. LA CULTURA Y LAS CULTURAS Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacion escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccion total 0 parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informdtico, y la distribucion de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos piiblicos. © Universidad Nacional de Educacion a Distancia Madrid, 2010 Libreria UNED: c/ Bravo Murillo, 38 - 28015 Madrid Tels.: 91 398 75 60/73 73 e-mail: libreria@adm.uned.es © Honorio M. Velasco Maillo, Francisco Cruces Villalobos y Angel Diaz de Rada Brun © Ilustracién de cubierta: Honorio M. Velasco Maillo Todas nuestras publicaciones han sido sometidas a.un sistema de evaluacién antes de ser editadas ISBN: 978-84-362-6081-6 Deposito legal: M. 47.280-2010 Tercera edicion: septiembre de 2010 Primera reimpresion: noviembre de 2010 Impreso en Espaia - Printed in Spain Imprime y encuaderna: Closas-Orcoyen, S. L. Poligono Igarsa. Paracuellos de Jarama (Madrid) En la elaboracién de este libro han intervenido: Honorio M. Velasco, compilador, Introducci6n, revisién general y traduccion de los articulos de Keesing, Orlove, Wolf, Bergman. Angel Dfaz de Rada, traduccién de Peacock. Francisco Cruces, traduccién de los artfculos de Bohannam, Spradley, Hall, Bott. INDICE H. M. Vetasco, Introduccién: las metas de la antropologfa social ..... R. KEESING, Teorfas de la cultura .... L. BOHANNAN, Shakespeare en la selva C. Lévi-Strauss, Raza e historia ..... J. L. PEACOCK, Método ... seve J. SPRADLEY, Jaleo en la celda: la ética en el trabajo de campo urbano ...... E. T. Hatt y M. R. HALL, Los sonidos del silencio . C. Ltvi-Strauss, La familia E. Bort, Familias urbanas: roles conyugales y redes sociales K. Potanyt, El sistema econémico como proceso institucionalizado ... B. S. ORLove, Ventas y trueques en el lago Titicaca: un test para pers- pectivas alternativas ... T. C. LEWELLEN, Evoluci6n del estado ..... L. Dumont, El valor en los modernos y en los otros .... V. TURNER, Simbolos en el ritual Ndembu ... E. WoLr, Santa Claus: notas sobre una representacién colectiva R. L. BERGaN, Una escuela de curanderos 161 179 195 223 275 307 359 385 425 459 469 Familias urbanas: roles conyugales y redes sociales* Elizabeth Bott En este artfculo me gustarfa presentar algunos de los resultados de un estudio intensivo de veinte familias londinenses. El estudio fue explorato- rio, y su objetivo era, mds que describir hechos sobre una muestra aleatoria o representativa de familias, desarrollar hipétesis que nos ayudaran a pro- fundizar en el conocimiento sociolégico y psicolégico de la familia. Ideal- mente, lo mejor con una investigaci6n de este tipo es dividirla en dos fases: una primera, preliminar, cuyo objetivo serfa desarrollar hipétesis estudian- do la interrelacién de varios factores dentro de cada familia considerada como un sistema social; y luego una segunda, consistente en una investiga- cién mds extensiva disefiada para someter a prueba a mayor escala las hipétesis. En vista del tiempo y los recursos a nuestra disposicion, la pre- sente investigaci6n se limité a la primera fase. Este articulo se circunscribiré a tratar un problema: cémo interpretar las variaciones halladas en la forma de ejercer su rol conyugal por parte de maridos y esposas. Estas variaciones fueron considerables. En un extremo se encontraba una familia en la que ambos cényuges realizaban por separado e independientemente el uno del otro tantas tareas como podian. En la casa existfa una estricta divisién del trabajo segtin la cual ella tenfa sus tareas y él las suyas. El le daba una cantidad fija de dinero para los gastos domésticos, y ella tenfa escasa idea de cuénto ganaba él o de cémo gastaba el dinero que se quedaba para s{ mismo. En su tiempo de ocio, él acudia con sus amigos al futbol, mientras que ella visitaba a sus parientes o iba al cine con alguna vecina. Excepcién hecha de las cele- braciones festivas con los parientes, los miembros de esta pareja pasaban muy poco tiempo libre juntos. En esto no crefan ser especiales; al contra- tio, sentian que su comportamiento era el tfipico dentro de su cfrculo social. En el extremo opuesto se hallaba una familia en la cual los esposos * De «Urban families: conjugal roles and social networks». Human Relations, vol. 8, pp. 345-384. London, Tavistock Publications, 1955. 223 OO Bnzasera Bort tividades y pasaban tanto tiempo juntos como ‘do y mujer deben ser iguales: todas las deci- tomadas entre ambos, y hasta en los asuntos menores del hogar deben ayudarse en Ta medida de lo posible. Esta norma era llevada a la practica El marido a menudo cocinaba, y a veces planchaba la ropa y fregaba los platos. La mujer hacfa los trabajos de jardineria, y en ocasiones también las reparaciones caseras. Gran parte de su tiempo de ocio lo pasaban juntos, compartiendo intereses en mate- ria de politica, ntisica, literatura y amigos para salir, Al igual que la pare- ja anterior, ellos también sentian que su conducta era la tipica dentro de su efreulo social, si bien crefan llevar el intercambio de las tareas domés- ticas un poco més lejos que la mayorfa. compartian tantas act podian, Subrayaban que mari siones de importancia han de ser Las diferencias entre estos dos extremos podrian ser resumidas diciendo que la primera familia mostraba en Ia relacién de roles entre marido y mujer tna considerable segregacién, mientras que en Ja segunda familia la relacién de roles entre los cényuges era tan conjunta como fuera posible, Entre ambos extremos existfan muiltiples grados de variacién. Tales diferen- cias en el grado de segregacién de los roles conyugales constituirdn el tema. central de este articulo. gales es aquella en la que marido y Una relacion conjunta de roles cony' con un mfnimo de diferencia- mujer realizan juntos muchas actividades, cin de tareas y de separacién de intereses; en tales casos no sélo planean en comiin los asuntos de la familia, sino que ademas intercambian muchas tareas domésticas y pasan juntos buena parte de su tiempo libre. Una rela- cién segregada de roles conyugales es aquella en la que marido y mujer tie- nen una clara diferenciacién de tareas y un ntimero considerable de inte! ses y actividades por separado; en tales casos, siguen una division d trabajo claramente definida en tareas masculinas y femeninas; esper ocuparse en cosas diferentes durante el tiempo de ocio; el marido tiene amigos fuera de casa, y Ja mujer los suyos. Debe insistirse, no obstante, Toda familia ha de observar algt que tales diferencias son sélo de grado. division del trabajo entre marido y mujer, y todas precisan tener tambil algunas actividades conjuntas. Desde el inicio de la investigacién, parecié plausible que esas diferent relacionadas enel grado de segregacién de los roles conyugales estuvieran alevin modo con fuerzas presentes en el medio social de las familias. En 224 [FAMILIAS URBANAS: ROLES CONYUGALES ¥ REDES SOCIALES primera tentativa de explorar tales fuerzas, se hizo un intento de explicar la segregacién en términos de clase social. Este intento no tuvo mucho éxito. Los maridos que mantenfan la relacion de rol mas segregada con sus mujeres se dedicaban a oficios manuales, y los de la relacién mas conjunta eran de profesiones liberales, pero habia algunas familias obreras con relativamente poca segregacién y varias familias de profesiones liberales en las que la segre- gacion era considerable. También se hizo un intento de relacionar el grado de segregacién con el tipo de zona de residencia en la que la familia vivia, pues los datos sugerian que las familias con mayor segregacién habitaban en zonas homogéneas con baja renovacién de la poblacién, mientras que las familias con relaciones de rol predominantemente conjuntas vivian en zonas heterogéneas con niveles altos de recambio poblacional. Una vez mas, no obstante, se daban varias excepciones. Pero en estos intentos de correlacio- nar segregacién de los roles conyugales y posicién de clase o tipo de zona de residencia existia una dificultad atin més importante, La investigacion no habia sido disefiada para producir correlaciones estadisticas validas, para lo cual hubiera sido necesario un método muy diferente. Nuestra meta era hacer un estudio de la interrelacién de varios factores sociales y psicolégicos dentro de cada familia considerada como un sistema social. La btisqueda de una rudimentaria correlacion estadfstica no aclaraba como un factor influia sobre otro; parecfa imposible explicar con exactitud cémo los criterios usa- dos para definir la posicién de clase o los diferentes tipos de zonas residen- ciales estaban produciendo realmente su efecto sobre la estructura interna de roles de la familia. Parecia por tanto que la pretensién de correlacionar la segregacion de los roles conyugales con otros factores seleccionados del entorno social general de la familia no produciria una interpretacién dotada de sentido. Dejando provisionalmente de lado clase social y composicién del vecinda- tio, pasé a fijarme con més detalle en el entorno inmediato de las familias, es decir, en sus relaciones externas concretas con amigos, vecinos, familia- es, clubes, tiendas, lugares de trabajo y dems. Esta aproximacién demos- ‘06 ser mas fructifera. En primer lugar, se encontré que las relaciones sociales externas de todas las familias tomaban la forma de una red, mas que la de un grupo Euizapera Bort organizado!. En un grupo organizado, los individuos componentes forman un todo social mayor con objetivos comunes, roles interdependientes y una subcultura distintiva. En una formacion en forma de red, sin embargo, s6lo algunos de los individuos componentes mantienen relaciones sociales entre si. Por ejemplo, suponiendo que una familia X mantenga relaciones con amigos, vecinos y parientes que pueden ser designados como A, B, C,D,E, F... N, ocurrird que algunas de estas personas de fuera, pero no todas, se conoceran entre si. No forman un grupo organizado en el sentido definido més arriba. Puede que B conozca a Ay aC, pero a nadie mas; puede que D conozca a F sin conocer a A, B, C, 0 E. Lo que es més, cada una de estas personas tendrd sus propios amigos, vecinos y parientes, desconocidos para la familia X. En una red, las unidades componentes exteriores no forman parte de un todo social mayor; no se hallan delimitadas por una frontera social comin’. 1 Bp [a literatura sociolégica y antropolégica, el término «grupo» es usado normalmente en, cuando menos, dos sentidos. En el primero es un término muy amplio usado para deseribir cual: quier colectividad cuyos miembros son de alguna forma similares; esta defin gorias, clases légicas y agregados tanto como unidades sociales mas cohesivas. El segundo uso ¢s Borcho mas restringidoy en esta acepcién, las unidades deben mantener algunas relaciones sociales distintivas de interdependencia entre sf; se excluyen categorias, clases légicas y agregados. Para cvitar confusiones uso el término «grupo organizado» cuando se hace necesario distinguir este se gundo uso del primero. » El término ered» es normalmente empleado con un sentido muy vago y metafdrico, como oo, sre, por ejemplo, en la definicién de Radcliffe-Brown de la estructura social como «una red compleje de celaciones sociales». Aunque sin definir el término, Moreno lo usa aproximadamente en el sentido. gue se le da en el presente articulo, Para dar al término un significado preciso y restringido, sig a uso reciente de John Barnes: «Cada persona est4, como si dijéramos, en contacto con un mimero de personas, algunas de las cuales estén directamente en contacto entre si y algunas de las cuales no | renin, Encuentro conveniente hablar de un campo social de esta clase como de una red social. imagen que tengo es la de un conjunto de puntos, algunos de los cuales estén unidos por medio Iineas. Los puntos de la imagen son personas, 0 a veces grupos, ¥ Jas Iineas indican qué personas it teractiian entre sin. én incluirfa cate- | 226 'FAMILIAS URBANAS: ROLES CONYUGALES Y REDES SOCIALES FAMILIA X: FAMILIA Y: RED DE ALTA DENSIDAD RED DISPERSA Los circulos negros representan las fam s, los blancos representan las unidades de la red familiar. Las Ifneas discontinuas representan las relaciones de la familia con las unida- des externas; las continuas, las relaciones de los miembros de la red entre sf. Las lineas punteadas que salen de los cfrculos blancos indican que cada miembro de la red mantiene relaciones con otras personas no incluidas en ella. Por supuesto, esta representacion es muy esquematica; una familia real tendrfa mucho mas de cinco unidades externas en su red, Figura 1. Comparacién esquematica de las redes de dos familias En segundo lugar, aunque todas las familias de la investigacién pertene- cfan mas a redes que a grupos, existfa una variacién considerable en cuan- toa la densidad (connectedness) de su red. Por densidad me refiero al grado en que las personas conocidas por una familia se conocen y se ven entre sf con independencia de ésta. Uso el término red dispersa (dispersed network) para describir una red en la que existe poca relaci6n entre las unidades componentes, y el término red de alta densidad para describir una red en la que se dan muchas de tales relaciones*. La diferencia est4 muy esquemati- camente representada en la Figura 1. Cada familia posee una red con cinco unidades externas, pero la red de la Familia X es mas densa y esta mas ? Barnes usa el término «trama» para denotar el grado de densidad de la red. En una red de trama fina, muchos de los individuos en la red de X se conocen y se tratan independientemente de X;enuna ‘td de rama gruesa habré pocos individuos de la red de X que se conozcan y encuentren con indepen. dencia de X. Euzaseri Bort interconectada que la de la Familia Y. Existen nueve relaciones entre las personas de la red de X, mientras que entre las de Y sdlo hay tres. La red de X es de alta densidad; la red de Y es dispersa. Un examen detallado de los datos de la investigacién revela que el grado de segregacién de los roles conyugales est relacionado con el grado de densidad de la red. Aquellas familias que tenian un alto grado de segrega- cién en la relacion de roles de marido y mujer tenfan también una red de alta densidad; muchos de sus amigos, vecinos y parientes se conocian entre ellos. Familias con una relacién de roles relativamente conjunta tenfan una red dispersa; sus parientes, vecinos y amigos apenas se conocfan. Habia muchos grados de variacién entre estos dos extremos. Sobre la base de nuestros datos, querrfa por tanto establecer la siguiente hipotesis: el grado de segregacion en la relacién de roles entre esposos varia directamente con la densidad de la red social de la familia, Cuanto mas densa sea la red, mayor sera la segregacién entre los roles de marido y mujer; cuanto mas dispersa sea aquélla, menor seré la segregacién, Esta relacién entre densidad y segregaci6n de los roles conyugales seré ilustrada y desarrollada con mayor amplitud posteriormente. No se pretende aqui que la densidad de la red sea el tinico factor que influye sobre la segregacion de los roles conyugales. La personalidad de ambos conyuges, entre otras variables, es de crucial importancia con vistas a cémo se ejerzan dichos roles. No obstante, la mayor parte de este articulo estA dedicada a discutir el efecto de la densidad de la red, ya que en estudios anteriores sobre la estructura familiar de roles la importancia de esta varia- ble no ha sido suficientemente destacada. Parece entonces que si queremos entender la segregaci6n de los roles en la Familia se hace necesario examinar el efecto de su entorno social inme- diato de amigos, vecinos, parientes e instituciones. Persiste la cuestién, sin embargo, de por qué algunas familias deben tener redes de alta densidad mientras otras tienen redes dispersas. En parte, la densidad de las redes depende de la propia familia. Una familia puede escoger presentar entre sf a sus amigos, vecinos y parientes, mientras otra no. Una familia puede | moverse mucho, de modo que su red se disperse, mientras que otra puede permanecer en lugar fijo. Pero estas elecciones son limitadas y conforma: das por fuerzas sobre las cuales la familia no tiene control directo. Es ef este punto donde el entorno social global viene a resultar relevante. El sis* 228 'FAMILIAS URBANAS: ROLES CONYUGALES Y REDES SOCIALES tema econdémico y ocupacional, la estructura de las instituciones formales, la ecologia de las ciudades, junto con muchos otros factores, influyen en la densidad de las redes, y limitan y conforman las decisiones de las familias. Factores de clase social y composicién del barrio, entre otros, influyen en la segregacién de los roles conyugales; no sdlo ni principalmente por una acci6n directa sobre la estructura interna de la familia, sino indirectamen- te, a través de su efecto en la red familiar. Conceptualmente, la red se sittia entre la familia y el entorno social global. La densidad de la red de una familia depende por un lado de ciertas fuerzas del entorno global y por otro de la personalidad de los miembros de la familia y del modo en que reac- cionan a esas fuerzas. En este articulo se llevara a cabo un primer intento de andlisis en térmi- nos de tales conceptos. La primera parte sera dedicada a la discusion de la segregaci6n de los roles conyugales en relacién con la densidad de la re la segunda, a Ia relaci6n de las redes con el entorno global. Desconozco si mi hipétesis central, la relacién directa entre densidad de la red y segregacién de los roles conyugales, es valida para otras familias 0 no. En esta fase de la investigacién no aspiro a hacer generalizaciones para todas las familias, ni me interesa si las familias que he estudiado son repre- sentativas de otras. Lo que trato de hacer es realizar un estudio comparativo de la relacién entre la segregacién de roles entre esposos y la densidad de red para cada una de estas veinte familias, consideradas como un sistema social. De ese modo he desarrollado una hipotesis que, con ulteriores refinamientos de definicién, preferiblemente en términos cuantitativos, podra ser puesta a prueba con otras familias y facilitar comparaciones mds sistematicas. PARTE I SEGREGACION DE LOS ROLES CONYUGALES Y DENSIDAD DE LA RED Métodos de recogida de datos Aunque en principio este articulo esta dedicado a discutir el efecto de las relaciones sociales externas sobre la relacién de roles de marido y mujer, el disefto de la investigacién en su conjunto se dirigia a investigar familias ho sélo desde el punto de vista sociolégico, sino también psicolégico. En Euizavera Borr consecuencia las técnicas de investigacién consistieron en una combina- cin del método de campo de los antropélogos sociales, en el cual el grupo a investigar es, en la medida de lo posible, estudiado como un todo en fun- cionamiento dentro de su medio natural, y el método de casos, en el cual se estudia a individuos mediante entrevista clinica. No se intenté hacer uso de procedimientos estadisticos. Las familias estudiadas eran «ordinarias», en el sentido de que no habfan acudido a nosotros en busca de ayuda para resolver problemas per- sonales o familiares, y normalmente eran capaces de enfrentar por si mis- mas sus propias dificultes. Las buscamos nosotros, no vinieron ellas. Con vistas a simplificar el trabajo de comparacién, s6lo seleccionamos familias con nifios pequefios; la discusién del proceso de segregacién de roles con- yugales y de formacién de la red se limitard correspondientemente a aque- Ilas familias en esa fase de desarrollo. Para restringir atin mas el nimero de las variables a tener en cuenta, sdlo se seleccioné a familias inglesas de origen protestante o prioritariamente protestante. Las veinte familias vivian en Londres o su periferia, pero se encontraban dispersas por todo el area y no formaban un grupo organizado. Aunque las familias eran tan similares en cuanto a la fase de su matrimonio y a su extraccién nacional y religiosa, variaban considerablemente en ocupacién y status socioeconémico; los ingresos netos anuales de los maridos, impuestos aparte, oscilaban entre 325 y 1.500 libras esterlinas*. Tuvimos gran dificultad para contactar con familias adecuadas, aunque el esfuerzo puesto en encontrarlas nos ensefié bastante sobre el modo de relacion entre las familias y otros grupos sociales. Las veinte familias fue- ron contactadas de un modo u otro a través de los responsables de varias instituciones asistenciales, como médicos, hospitales, escuelas, partidos politicos locales, y similares; y a través de amigos de la familia. Las presen- taciones tuvieron mas éxito cuando la persona de contacto era alguien bien conocido y de confianza tanto para la esposa como para el marido; los ami- gos de la familia supusieron el canal de contacto mis satisfactorio. Después de que quien establecia el contacto personal hubiera hablado a una familia potencial y hubiera obtenido su permiso para tener una entre- vista explicativa con algtin miembro del equipo de investigacién, uno de los + Bl equivalente de entre 60 y 300 mil pesetas de la época (1955). [N. del T. }. 230 FAMILIAS URBANAS: ROLES CONYUGALES Y REDES SOCIALES investigadores de campo los visitaba en casa para exponerles de qué trataba la investigacion y qué supondria para la familia, explicando los anteceden- tes del proyecto, el contenido de las entrevistas y el tiempo que Ilevarfan, Se les dejaba claro que podrian retirarse en cualquier momento que lo desea- ran, que el material serfa tratado con discrecién profesional, y que en caso de que desedramos publicar cualquier material que pudiera revelar la iden- tidad de una pareja, lo habriamos de consultar de antemano. El equipo de investigacién asumfa también el coste de cualquier gasto que pudiera deri- var de ello para la pareja. Aunque siempre se insistia en el cardcter provi- sional y explicativo de la primera entrevista, resulté que la mayorfa de las parejas que llegaron a ella habian decidido participar en la investigacién ya antes de reunirse con el investigador de campo, principalmente en funcién de lo que el contacto personal les hubiera dicho. Carecemos de informacion sistematica sobre las parejas a quienes, habiéndoseles consultado, decidie- ron no participar Una vez que una familia habfa aceptado tomar Parte, el investigador de campo iba varias tardes a su casa para tener entrevistas conjuntas con marido y mujer. También iba al menos un dia del fin de semana para ver a los nifios y observar a la familia reunida. La media de entrevistas fue de trece, variando entre ocho y diecinueve. Cada entrevista doméstica comen- zaba con media hora de charla informal, seguida por discusiones de temas particulares durante las cuales se tomaban notas. Los temas tratados eran: parentesco, origen familiar e historia personal hasta el matrimonio; la pri- mera fase de la familia desde el matrimonio hasta el nacimiento del primer hijo; un relato de la vida familiar durante la €poca de la entrevista, inclu- yendo una agenda diaria, semanal y anual, una descripcion de las relacio- nes externas de la familia con instituciones de servicio como colegios, iglesia, ambulatorio y otros, con asociaciones voluntarias e instituciones recreacionales, as{ como de las relaciones mas informales con amigos, veci- hos y parientes; un relato de la divisién del trabajo entre marido y mujer en lo referente al planeamiento general de la casa, su sostén econdmico, las tareas domésticas y el cuidado de los nifios; y, finalmente, preguntas sobre valores e ideologia en torno a vida familiar, clase social, dinero y recursos financieros, y cuestiones generales de politica, religion y sociedad. Estos temas fueron usados por los investigadores de campo a modo de guia; su orden y la forma de preguntar sobre ellos se dejé a su discrecion, Normal- mente el entrevistador sacaba el tema, y la pareja lo desarrollaba por si Euizavera Bort misma con algunas preguntas adicionales por parte de aquél. La conversa- cién con frecuencia derivaba lejos del asunto propuesto, pero no se hacia demasiado por restringir tales disgresiones, puesto que todos los compor- tamientos de marido y mujer, entre sf y hacia el entrevistador, eran consi- derados datos significativos. Cuando las entrevistas en casa habfan terminado, el investigador de campo explicaba la segunda parte de la investigacién, mencionada sucinta- mente en la primera entrevista, y que consistfa en una serie de entrevistas clinicas de marido y mujer en el Tavistock Institute of Human Relations. De las veinte familias, quince vinieron a las entrevistas clinicas. La primera de ellas consistia en una breve reunién conjunta de la pareja, el investigador de campo y el psicoanalista, a la cual seguia la administracion del Test de Apercepcién Tematica por dos psicdlogos de la Clinica Tavistock. Maridos y esposas retornaban con posterioridad por separado para tener dos 0 tres entrevistas clinicas con el psicoanalista. Los temas cubiertos eran: salud; desarrollo personal y relaciones con padres, hermanos y amigos; desarrollo sexual; relacién personal entre esposos, y efecto de los hijos sobre el indiv: duo y sobre la familia en su conjunto. De nuevo, los temas servfan solamen- te como gufa general, y se permitia a los informantes expresar sus ideas y sentimientos con la mayor libertad. Terminadas las entrevistas clinicas, el socidlogo investigador de campo realizaba una ultima visita a domicilio para dar cierre a la investigacion. Se han hecho, no obstante, frecuentes visitas suplementarias, en parte para rellenar lagunas de informaci6n, en parte para repasar los materiales con las familias previamente a su publicacién. Todos los entrevistados saben que se va a escribir un libro sobre ellos, y los mAs tienen intencién de leer lo, Planeamos publicar descripciones sociol6gicas y psicolégicas detalladas de dos familias; este material ha sido disfrazado de tal modo que incluso sus conocidos tengan dificultad en reconocerlas. Sin embargo, en estas descripciones tan detalladas, exhaustivas, hubiera sido imposible crear un disfraz tan completo que ni la propia pareja se reconociera, dado que muchas de las cosas que hubiera sido necesario alterar eran parte esencial del andlisis. En consecuencia, hemos revisado el material con las dos fami- lias afectadas. Este proceso es un tanto enojoso, pero las familias lo encon- traron mucho més aceptable que la perspectiva de reconocerse de repent en exposicién en un libro sin previa consulta. Dimos por sentado que el CE EEEEEEEEESS'S=SCSS$3~ FAMILIAS URBANAS: ROLES CONUGALES ¥ REDES SOCIALES proceso de digerir un anélisis de si mismos en términos sociolégicos y psi- coldgicos seria perturbador, y aceptamos la responsabilidad de ayudarlos en la medida en que sintieran necesidad de asistencia. No los forzamos a entrar en terapia, escogiendo familias que a nuestro juicio pudieran sopor- lar esa tensién con relativa facilidad. Repasar el material junto con las familias fue importante para el anidlisis en si mismo; las reacciones de las Parejas a nuestras interpretaciones de los hechos que ellos nos habfan con. tado nos ayudaron a evaluar y revisar nuestros anilisis. Ademas de las entrevistas con las veinte familias, mantuvimos conver: ciones con diversas personas d tinguidas por sus considerables conoci- mientos sobre vida familiar, principalmente médicos, ast como con varios grupos organizados del tipo de centros comunitarios y hermandades de mujeres. Estos grupos no tenfan conexién directa con las familias entrevis- fadas, y en la mayor parte de los casos estaban compuestos por personas, usualmente mujeres, de una edad apreciablemente mayor que la de los Conyuges de la investigacién. Por ello, si bien estas conversaciones no fue- ron directamente relevantes en el andlisis de nuestras familias, proporcio- naron informacién titil sobre las normas de la vida familiar. En una situa- cién publica, de grupo, especialmente cuando dura tan sélo una sesién, la gente parece estar mucho mas inclinada a hablar sobre normas que sobre su conducta real. Descripcién de los datos Clasificando a las familias de acuerdo con los extremos de las dos dimensiones de segregacién de roles conyugales y densidad de la red, resultan cuatro patrones légicamente posibles: 1) relacién segregada de roles conyugales asociada con una red de alta densidad, 2) relacién segre- gada de roles conyugales asociada con una red dispersa, 3) relacién con- junta de roles conyugales asociada con una red de alta densidad, 4) rela- cién conjunta de roles conyugales asociada con una red dispersa. Dos de €stos patrones, el segundo y el tercero, no aparecieron empfricamente. No habia familias en las que una relacién de roles conyugales altamente Segregada se asociara con una red dispersa; ni familias en las que una relacién conjunta de roles conyugales estuviera asociada a una red de alta densidad. 233 Euuzasera Bort Seis de las familias investigadas se incluian en el primero o el cuarto de estos patrones. Habia una que se ajustaba al primer patron, combinando un alto grado de segregacién de roles conyugales con una red de alta densidad. Habia cinco familias que se ajustaban al cuarto, relacién conjunta de roles conyugales asociada a una red dispersa. Estas seis familias representan los extremos del conjunto de la investigacién. Hubo nueve familias que tenfan una segregacién de rol conyugal intermedia, e igualmente un grado inter- medio de densidad de red. Finalmente hubo cinco familias que parecfan estar en un estado de transicién tanto respecto de su formacién de red como respecto de su relacién de roles conyugales. Asi pues, habia algunos agrupamientos entre las veinte familias en cier- tos puntos del continuo hipotético que va de una relacién de roles conjuga- les muy segregada a una muy conjunta; asf como en un segundo continuo que irfa de una red de alta densidad a una dispersa. De todos modos las familias no cafan dentro de tipos netamente diferenciados, de forma que las divisiones son en alguna medida arbitrarias; pero, por conveniencias de la descripcién, dividiré aquellas en cuatro grupos: 1) relacién segregada de roles conyugales asociada con red de alta densidad, 2) relacién conjunta de roles conyugales asociada con red dispersa, 3) grados intermedios de segre- gacién de roles conyugales y densidad de red, y 4) familias en transicion. No se pretende aquf que éstos sean los tnicos patrones posibles; futuras investigaciones probablemente revelen otros. En lo que sigue trataré no tanto de estas divisiones, sino més bien del hecho de que al ordenar las familias segtin su grado de segregacién de roles conyugales se sigue tam- bién un orden segtin el grado de densidad de la red. Intentaré asimismo mostrar los mecanismos por medio de los cuales acttia dicha relacién. Relacién altamente segregada de roles conyugales asociada con red de alta densidad El conjunto de la investigacién contenia sélo una familia de este tipo’. Por conveniencia los Ilamaré el sefior y la sefiora N. Cuando comenzaron 5 Como afirmé mas arriba, en el presente articulo no me ocupo directamente de si las familias de esta investigacién son representativas de otras, pero tal vez. tiene algtin interés destacar que familias _ con redes de alta densidad y pronunciada segregacién de roles conyugales no son en absoluto raras: ¥ FAMILIAS URBANAS: ROLES CONYUGALES Y REDES SOCIALES las entrevistas levaban cuatro afios de casados, y tenfan dos nifios peque- tos. En lo que sigue describiré su comportamiento real, indicando aquellos puntos en los cuales éste se separa de sus normas®, Relaci6n social externa, El sefior N tenia un trabajo manual semiespe- cializado en una fabrica de una zona del East End adyacente a donde la pareja vivia. Segtin él nos conté, muchos otros hombres de la zona esta- ban empleados en el mismo lugar, o hacfan un tipo de trabajo similar en otras fabricas y talleres de los contornos. La sefiora N no trabajaba, pero crefa ser excepcional en ese respecto, La mayorfa de las mujeres de la vecindad y muchas de sus parientes trabajaban; ella no pensaba que hubiera en ello nada moralmente malo, pero decia que nunca le habia gustado trabajar y que preferia estar en casa con los nifios. El sefior N decia que era mejor para ella y para los nifios que se quedara en casa, y anadia que le parecia algo deshonroso en un hombre el que su esposa tenga que salir a trabajar fuera. Los N hacian uso de los servicios de un hospital local y de una clinica con maternidad y atencién infantil. Proyectaban mandar a sus hijos a la escuela basica local. Estaban también en contacto con el departamento de vivienda de la zona porque querfan encontrar un piso nuevo. No sentfan que estas varias instituciones de servicio tuvieran ninguna relacién parti- cular entre sf, excepto en el sentido de ser todas ellas cuerpos extrafios, no formando realmente parte de la vida local. La sefiora N les tenia un poco de miedo, concretamente al hospital y los médicos. En una ocasién, mien- tras esperaba acompaiiada de su bebé y del investigador de campo en una parecen darse con prioridad en zonas obreras de larga tradicién. En discusiones de grupo se obtuvieron datos suplementarios sobre tales familias. En la segunda parte de este articulo revisaré algunos de los factores implicados en el hecho de vivir en una zona de este tipo, asf como el modo en que afectan a la densidad de la red. “ En un articulo subsiguiente abordaremos el problema de las normas. Uso el término «norma» Para referirme a aquellos componentes de conducta que los miembros de una familia sienten que son Prescriptivos y/o tfpicos en su circulo social. Son normas ideales aquellas reglas prescritas de conducta ue se siente que todo el mundo deberia seguir; son normas de expectativa aquellas conductas conside- tadas tipicas 0 usuales. Desde mi punto de vista, las normas en parte se internalizan mediante experien- cias con otras personas, lecturas, radio y similares; y en parte son una construccién de los miembros de la familia, quienes reinterpretan y reordenan las normas recibidas, dentro de unos limites, en con- Sordancia con sus propias necesidades. De lo que se sigue que las familias varfan considerablemente en Sus normas, aunque Familias con experiencias sociales similares tenderan a tener normas considerable- Mente parejas. ‘Euiapets Bort por otra parte vacfa sala de hospital a que un médico la atendiera, dijo en un susurro: «Mi marido dice que lo pagamos (los servicios hospitalarios, a través de las cuotas de la Seguridad Social) y que debemos utilizarlo, pero a mf no me gusta venir aqui. No me gustan los hospitales ni los médi- cos, ¢y a ti?» Para los N, la zona donde residian era claramente una comunidad en sentido social, un lugar con identidad propia y forma de vida distintiva. Hablaban de ella con gran orgullo y contrastandola, para bien, con otras zonas. «Tiene mal nombre, dicen que somos brutos, pero yo creo que es el mejor lugar que existe. Todo el mundo es amable... lo del West End no es vida comparado con el East End. Ellos beben champan y nosotros cerveza. Cuando las cosas son tan finolis te sientes fuera de sitio». Daban por supuesto que los otros habitantes de la zona tenfan sentimientos similares de orgullo y lealtad local. Ambos se habfan criado en ella, asi como la mayor parte de sus parientes y amigos. Los viajes fuera de este rea eran como aventuras en una tierra extrafia, especialmente para la sefiora N. Mantenfan muy pocas relaciones informales con personas de fuera; la distancia fisica era sentida como una barrera casi insuperable para el contacto social. Fisicamente, la zona distaba de ser un sitio ideal para vivir, con casas anticuadas, mal acondicionadas y saturadas. Los N se enfrentaban con la dificil eleccion de si irse fuera de Londres a un piso moderno en una urba- nizacién de construccion reciente, o aguantar en barrios hacinados, en la vieja zona que les era familiar, con sus amigos y parientes. Conocfan algu- nas otras parejas j6venes que se habian enfrentado al mismo dilema. Como indicaron las discusiones de grupo de un centro comunitario local y la investigacién del Institute of Community Studies, muchos residentes de la zona percibfan esto como un importante problema social y personal. Los N pensaban que sus vecinos eran socialmente similares a ellos, teniendo la misma clase de empleo, la misma clase de extracci6n, la misma clase de perspectivas en la vida’. Dado que, al igual que muchos de sus parientes y vecinos, se habfan criado en el barrio, conocfan a una cantidad. 7 La expresién «socialmente similar» sera usada a lo largo de este articulo, salvo indicacién en contra, para describir a aquellas personas a las cuales marido y mujer consideran de su misma clase social. FAMILIAS URBANAS: ROLES CONYUGALES Y REDES SOCIALES considerable de personas, muchas de las cuales eran también conocidos unos de otros. En otras palabras, su red social era muy densa. De hecho existia un solapamiento apreciable de roles sociales; las personas, en lugar de asignarse a tres o cuatro categorfas separadas —amigo, vecino, pariente, compafiero de trabajo— frecuentemente ocupaban dos, tres o hasta cuatro de ellas simultaneamente. Los N daban por sentado que el sefior N, igual que otros maridos de su circulo social, habia de tener alguna forma de recreacién con otros hom- bres fuera de casa. En su caso era el fiitbol, aunque segiin pensaban la forma de recreacién ms comin era beber en el pub local, donde muchos maridos pasaban una o dos tardes a la semana con los amigos; frecuente- mente algunos de ellos lo eran de toda la vida, compaiieros de pandilla en a infancia; otros, compaiteros de trabajo. El sefior N hab{a mantenido el contacto con uno o dos amigos de la infancia; también jugaba al fiitbol ¢ iba a partidos con algunos de sus compaiieros de trabajo; mencioné que varios de sus amigos se conocfan entre ellos. Aunque la sefiora N los cono- cia algo, no aspiraba a unirse a su marido en sus actividades. Conocfa de pasada a las esposas de dos o tres, y conversaba ocasionalmente con ellas cuando iba de compras. La sefiora N también tenfa sus propias relaciones, en las cuales el mari- do no mostraba pretensién alguna de participar. Era conocida de muchas de sus vecinas, quienes igualmente se conocfan entre sf; daba por hecho que una relacion de amistad con una vecina decaeria en caso de que ésta se mudara a vivir a otra zona. Las vecinas se veian en los rellanos, en la calle, en tiendas, ocasionalmente frente a una taza de té en el interior de la casa © el apartamento. Hablaban de sus propios asuntos y de los de los vecinos, acusdndose con frecuencia unas a otras de cualquier cosa —de revelar un secreto, de haber tomado el bando erréneo en una pelea infantil, de no devolver los objetos prestados, de cotillear, En una situaci6n asi, se tiene Poca intimidad. Pero para obtener la gratificacién de la compatiia y de Pequeiios actos de ayuda mutua, hay que acomodarse a los criterios locales, y entre ellos esta el someterse al cotilleo. En realidad, ser motivo de cotilleo es signo de que uno pertenece a la red social de la vecindad, tanto como ser participante en él. Si uno rehtisa a tener algo que ver con sus vecinos, pen- sardn que es un extravagante, pero antes o después lo dejardn solo: sin cotilleo no hay compafifa. Euzasets Borr Los N pasaban juntos muy poco de su tiempo de ocio, exceptuando las isitas a los parientes y alguna salida ocasional los domingos con los nifios; aunque les hubiera resultado posible dejar a éstos con la familia, ellos dos no salfan solos mds que de forma excepcional. En particular, no invitaban a casa a las amistades de forma conjunta. De vez en cuando el sefior N lle- vaba algtin amigo a casa, y la sefiora N hacia té y hablaba algo con él; las vecinas se dejaban caer a menudo por la tarde para pedir algo prestado, pero si el sefior N estaba alli no se quedaban mucho. No habia ninguna actividad planeada conjuntamente para la que el sefior y la sefiora N invi- taran a otra pareja a pasar una velada con ellos. En la medida en que exis- tian tales distracciones, tenian lugar con los familiares, no con amigos. La pobreza no explica la ausencia de tales diversiones, dado que los N se con- sideraban relativamente acomodados. No parecfa ocurrirseles que su dine- ro extra pudiera dedicarse a invitar a los amigos; pensaban que ese dinero debfa gastarse en muebles, en cosas nuevas para los nifios, o en las grandes reuniones familiares de bodas, funerales y bautizos*. Se daba mucha relacién de visita y ayuda mutua entre parientes, espe- cialmente por parte de las mujeres. Los N eran, con mucho, la familia de la investigacién que mantenia una relacién social més activa con sus parien- tes, ademas de que, aparte de su contacto con los N, los familiares mante- nian intenso contacto entre ellos. En resumen, la red de parentesco era muy densa, mas atin que la de vecinos o amigos. Las mujeres eran mas activas que los hombres en el mantenimiento de los contactos con los parientes, con el resultado de que las redes de las esposas eran mds densas que las de sus maridos. Aungue se reconocfa que éstos eran menos activos que ellas en asuntos de familia, el sefior N realizaba visitas ocasionales a su madre, tanto en solitario como acompatiado de su sefiora. Atin mas, habia algunas ® La ausencia de un patrén de relacién en comtin con amigos hizo que nuestra técnica de entrevista conjunta con marido y mujer resultara un tanto inapropiada para los N. La sra. N estaba més relajada y hablaba con mucha mayor libertad cuando estaba sola o con otras mujeres. Esto no se debfa a malas relaciones con su marido; de hecho, crefa tener una relacién conyugal muy satisfactoria y ser afortu- nada por tener un marido inusualmente generoso y sensato. Pero a pesar de ello no se sentfa igual de libre para hablar cuando éste estaba delante, y con toda seguridad a é! le ocurria algo similar, Dada la dificultad de Hevar a cabo las entrevistas de forma conjunta, consideramos la posibilidad de que los en- trevistaran por separado una investigadora y un investigador de campo respectivamente. Pero haba dos dificultades; primero, querfamos usar la misma técnica con todas las familias para asf facilitar el trabajo comparativo; en segundo lugar, nos parecié que emplear entrevistas separadas tanto en casa como en la clinica podia provocar demasiada suspicacia y ansiedad en ambos sobre qué estaria diciendo el otto. FAMILIAS URDANAS: ROLES CONYUGALES Y REDES SOCIALES actividades para las cuales la participacion conjunta de ambos se conside- raba deseable. En bodas, funerales y bautizos, se producfan grandes reunio- nes de parientes, y en tales ocasiones se estimaba importante que asistieran los dos. Bodas recientes y venideras, celebraciones del veintitin cumpleafios y bautizos constituyeron un tema importante de conversacién a lo largo de las entrevistas con la sefiora N. Durante un grupo de discusién, un hombre que vivia en el mismo rea que los Ny que tenfa una vida familiar y una red de parientes del mismo tipo que ellos, tras describir sucintamente la superposicién de roles arriba men- cionada, resumfa la situacién diciendo: «Los hombres tienen amigos; las mujeres tienen parientes». Para la sefiora N, no existfa la categoria indepen- diente «amigo»; los amigos eran o vecinos o parientes. Habia tenido una sucesion de amigas en su adolescencia, pero decia que no se vefa tan a menu- do con ellas desde que se habian casado y tenian nifios. Siempre las describia como «compafieras», no como «amigas». Tanto el sefior como la sefiora N usaban el término «amigo» sdlo para referirse a hombres; el término «veci- no», por otro lado, parecia aplicarse solamente a mujeres. El sefior N parecié mis bien sorprendido cuando le pregunté si se veia mucho con los vecinos. Mas avanzado el grupo de discusion, el mismo hombre observé: «Las mujeres no tienen amigos. Tienen mama», En el caso de la sefiora N, la relaci6n entre ella y su madre era realmente cercana. Esta vivia al lado, dentro del mismo barrio, y la sefiora N iba practicamente a diario a visitar- la Nevando a los nifios consigo, También iban, tanto ella como su madre y las hermanas de su madre, a visitar a la abuela materna de la sefiora N. Estas mujeres unidas, junto con sus niftos, formaban un grupo importante, ayudandose unas a otras en las tareas de la casa y el cuidado de los hijos, y Proporcionandose mutuo apoyo en momentos de crisis. En otras palabras, en la red de parientes habfa un nticleo formado por la abuela, sus hijas, y las hijas de sus hijas; las relaciones de estas mujeres entre sf eran lo sufi- cientemente intensas y distintivas como para justificar la aplicaci6n del ‘émino «grupo organizado» en el sentido arriba definido. Los parientes femeninos de la senora N proporcionaban parte de la ayuda doméstica yel apoyo emocional que, en otras familias de la investigacién, una esposa esperaba de su marido. La sefiora N se sentia tremendamente ligada en lo emocional a su madre. Pensaba que una mala relacién entre madre e hija era algo antinatural, una verdadera catastrofe. Estoy segura de que le 239 Euizanera Borr hubieran chocado mucho los términos aparentemente frios y objetivos con los que otras mujeres de la investigacién analizaron el caracter de sus madres. No obstante, un fuerte vinculo con la madre no es sélo una fuente de ayuda, sino también de potencial friccién, pues es facil que una joven esposa se sienta dividida por conflictos de lealtades si su esposo y su madre no se llevan bien. La sefiora N se sentia especialmente afortunada de que su marido y su madre se gustaran el uno al otro. Existia por tanto una segregacién considerable entre el sefior y la sefio- ra N, teniendo cada cual su propia red de relaciones externas, El nimero de relaciones externas compartidas era relativamente escaso. Al mismo tiempo, hab{a muchos vinculos entre ambas redes; los maridos de algunas de las vecinas de la sefiora N eran compaiieros de trabajo del sefior N, algu- no de los familiares de ella trabajaba también en el mismo sitio que él, y, por regla general, sus familias se conocfan ya antes de que ellos estuvieran casados. En otras palabras, la densidad de las redes del sefior y la sefiora N era alta por comparacién con la de las familias de las que vamos a hablar mis adelante. Pero la red total de los N se hallaba netamente dividida entre la red del marido y la de la mujer. Lo que es més, la red de ella era todavia mis densa que la de él: muchos de los parientes y vecinos con los que ella estaba en contacto se vefan unos a otros, mientras que se daban menos vinculos independientes entre los compafieros de trabajo del sefior N, los amigos del fiitbol y los de la infancia. Segregacin de roles conyugales. La descripci6n previa revela una segre- gacion considerable entre el sefior y la sefiora N en sus relaciones externas. Existia una segregacion similar en cuanto al modo en que llevaban a cabo las tareas domésticas internas. Daban por sentado que debfa haber una nitida division del trabajo, y que todas las parejas de su circulo social orga- nizaban su hogar de la misma manera. Dijo un hombre en un grupo de discusién: «A muchos hombres no les importaria ayudar a sus mujeres cui- dandose de echar antes las cortinas, de modo que la gente no pudiera ver- Jos», Aunque los N crefan que las decisiones importantes debian tomarse en comun, en el manejo diario de los asuntos caseros él tenfa sus tareas y ella Jas suyas. El llevaba el control del dinero y le daba a ella una asignaci6n semanal de 5 libras (1.000 pts.) para mantenimiento de la casa. La sefiora N no sabia cuanto ganaba su marido, ni le parecfa que eso fuera algo que una esposa necesitara o quisiera saber. Aunque los N decfan que a la mayor

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