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LECCIONARIO

Misal de 1962
Texto en lengua vernácula de la Epístola y el Evangelio para la santa misa según el misal de 1962 tomado
de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española 2010 para el cumplimiento del Artículo 3. § 3. del
Motu Proprio «Traditionis Custodes»: “En estas celebraciones las lecturas se proclamarán en lengua
vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura para uso litúrgico, aprobadas por las
respectivas Conferencias Episcopales.”

III DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA


II clase
EPÍSTOLA
Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos
Romanos 12, 16-21
Hermanos: No os tengáis por sabios. A nadie devolváis mal por
mal. Procurad lo bueno no solo ante Dios sino ante toda la gente.
En la medida de lo posible y en lo que dependa de vosotros,
manteneos en paz con todo el mundo. No os toméis la venganza
por vuestra cuenta, queridos; dejad más bien lugar a la justicia,
pues está escrito: Mía es la venganza, yo daré lo merecido, dice el
Señor. Por el contrario, si tu enemigo tiene hambre, dale de
comer; si tiene sed, dale de beber: actuando así amontonarás
ascuas sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal, antes bien
vence al mal con el bien.
EVANGELIO
Continuación del Santo Evangelio según San Mateo
Mateo 8, 1-13
En aquel tiempo: Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: «Señor, si
quieres, puedes limpiarme». Extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero, queda limpio». Y enseguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al
sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les
sirva de testimonio». Al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión
se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está
en cama paralítico y sufre mucho». Le contestó: «Voy yo a
curarlo». Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy digno de
que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi
criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y
tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro:
“Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». Al oírlo,
Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «En verdad os
digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que
vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con
Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los
hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto
y el rechinar de dientes». Y dijo Jesús al centurión: «Vete; que te
suceda según has creído». Y en aquel momento se puso bueno el
criado.
NOTA DEL EDITOR

Modos de proceder en la proclamación de las Lecciones del Misal de 1962

El Artículo 3. § 3. del Motu Proprio «Traditionis Custodes» dice: “En estas celebraciones las
lecturas se proclamarán en lengua vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura
para uso litúrgico, aprobadas por las respectivas Conferencias Episcopales.”

Antes es necesario recordar que:


1. En la misa solemne, la Epístola y el Evangelio cantados respectivamente por el
subdiácono y el diácono, ha de mantenerse en lengua latina y con las melodías propias
del Graduale Romanum.
2. En la misa cantada, no es obligatorio que el sacerdote cante la Epístola y el Evangelio.
3. En la misa rezada, el sacerdote lee la epístola y el evangelio como de costumbre.

Mientras no haya otra aclaración por la Sede Apostólica, puede procederse de los siguientes
modos, para el cumplimiento del actual Motu Proprio.
1. Como es costumbre en muchos lugares, hacer la lectura de las lecciones antes de
comenzar la homilía. Este modo es el más apropiado para guardar la identidad del Rito.
2. Leer o cantar las lecciones en latín como se describe en Ritus Servandus del Missale
Romanum, e inmediatamente “versus Deo” o “versus populum” proclamarlas en
castellano tanto en la misa rezada, como cantada como solemne. Sobre la orientación, es
necesario recordar que la primera función de la lección de la Palabra de Dios en la
liturgia no es la instrucción sino el culto de adoración y alabanza a Dios, por eso se hace
orientados hacia el altar y el Evangelio particularmente hacia el norte.
3. Leer el cuerpo del texto directamente en castellano “versus Deo” o “versus populum”,
leyendo antes el título en latín. Leer el título en latín sería lo más adecuado en el caso
del Evangelio, por el rito de la signación, de la incensación del libro y el ósculo.

Los ministros de las lecturas


1. En las misas solemnes, los ministros ordinarios son el subdiácono y el diácono;
2. En las misas cantadas y rezadas, el sacerdote celebrante.
3. Se permite en la misa cantada que un lector revestido de sotana y sobrepelliz cante la
Epístola.
4. Se permite que en las misas rezadas, un lector, preferiblemente revestido de sotana y
sobrepelliz pues es una acción litúrgica, lea el texto de la Epístola en lengua vernácula,
mientras el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín
en voz clara.
5. Se permite que otro sacerdote asistente lea el Evangelio en lengua vernácula, mientras
el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín en voz
clara.

Es importante impregnarse del sentido sacro que el misal de 1962 expresa en todas sus
ceremonias y rúbricas, y vigilar con cuidado la tentación del “activismo” litúrgico siempre
presente, teniendo en cuenta “la liturgia se "hace" para Dios y no para nosotros mismos.”

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