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1 Los sesenta/setenta considerados como época tra colort che questo tempa hismetanno anti Dante, Divina Comedia (Par XVIEI9120) 1. Epoca: la apuesta por una nomenclatura sustantiva Enure la entrada en La Habana de los guersilerosvencedo- res de a Sierra Maestay el derrocamiento de Salvador Allens dey la cascada de regimenesdicttoriales en América Latina «ay catorc atios prdigiosos. Un periodo en el que todo pare cid panto de cambiar. Hay quienes hablan de esos aos como Ae “los sesenta y “ox setentaintentando trazar diferencia invedcibles en ese corto lapso- Sin embargo, deseo “desnatualza” esas nomendaturasy rehusarme a conferirsin mise sentide que se aibue los los calendarios como slo tvieran de por si. zCame entender tn prinepio oun final ques staal orden céamicopues to queen is historia a diferencia del cosmen, hay das que no amanecen (de Certeau, 19955: 58)—, evar promociona lsu Cidioen masa por a aparicin del cometa Fale, resist sen I lautia Py taciones de pensar el presente bajo a categoria en principio. ioe stnde sig Tos oven del mismo modo que el p= ‘Sho inmediato como “los sesenta”0“Toseteta” sn dar a ext ‘Sronomfa del lenguaje un peso categorial tan inmerecido? Ta apuesta implica problematia el problema del recortey ellimite En worno a esta cues, central para la historia (a to lnque se oeupa de eieloscorts como de ciel argos), zqueé ests rupt hace poble pensar la discontinuida, los umbrals as up ores yas mutaciones Michel Foucal se peguntaba Go La enue del saber, ZQué es una ciencia? ¢Qué es una Shea? Qué extna core? Qué es un texto? Podriamos agregar fsa Tita: gqué esta época? foc Sin dua, la nocion de dca participa de los rasgos dew cesuray puede pensar como 3 coud cenpee de steyans es dec as condiciones hisonca que Tplsn aus noe pode hablar en cuqust asec ler cosa ;Cmo esque a aparecido tal enunciadoy no otro ~TEirng Podria decirse que, en términos de una historia de Tus ideas una épocase define como un camp deo qu est anontedacleyaceptable —y gora dela més amplialegitimi- dady ecucha--en cierto momento dea historia, mis que co- tho ua lapso temporal fechado por pros acontecimientos, “lewrminado como un mero recurso ai venta. blog de on svete, asin coils consi una época con un espesorhist6rico propio y limites ms 0 Jhenos precios, que la separan de Ia constlaciéninmediata snente anterior de la inmediatamente posterior rodeada asi ‘ezpor umbrales que permite identificarla como una entidad- cemporalpeonepoal por daca opi Se tata den lapso relativamente breve, de un enfoque en i ima headin que determina, por eso, la necesidad de “una -nte para elaborar una periodizacién sustantiva wana Tupa potente p de ese blogue temporal en el que la convergencia de coyunti- ‘as polities, mandatosintelectuale, programas estticosy ex pectativas sociales modifié los pardmetrosinstitucionaes y Los sesentalstenta coniderads como época a” los modos de leery de product literatura y discursos sobre la tieratra, La Revolucién Cubana, la descotonizacin africana, la gue- rra de Vietnam, la rebelign andrracisa en los Estados Uniios Y los diversosbrotes de rebel juvenil permitenaludi al haz de relacionesinsiucionales, polfcas, sociales y econémicas fuera de las cuales es ffl pensar cémo podeia haber surgido Ia percepcin de que el mundo estaba al borde de cambiar y ddeque los intelectalestenfan un papel en exatransformacion, ya fuera como sus voceros o como parte inseparable dela pro. pia energiarevolucionaria. Alhablar de época para seri el bloque dels sesenta/se- tenta, quiero referirme al surgimiento y eclipse de estas nocio- nes En esa época,segin manifests y declaraciones que pro- lferaron entonces, la lgica de la historia paretaineluctable, su modo de temporalidad se expresaba por emergencia de (pistes ‘mejor metifora ela del cara furoo dela “sora que atropllaba alo bios en su inevitable paso Ta modin da parece un concept heuristic acu do para concep Nati ls afios que van desde finde la dé «aa del cincuenta haa mediados dela déeada del setenta, da que Tos miodovactales de devominatios,cristalizados sein Ja periodicidad de os fos terminados en cero, no consttuyen ‘marcos explicativos satsactrios ni permiten entender la cor. tinuidad interna del bloque de los sesenta/setenta. Ese peric- do (1959 hasta diez 1978 0 1976) es aquel que los norteamert ‘anos FcurOpeds denominan habitualmente los sesent: las diferencias de nomenclatura tienen que ver con el hecho de que los aos iniciales de la cada del setenta fueron ceucales en el proceso de polizacion revolrionaria de América Lat. ‘nayde Fepliegue de dicho proceso en el resto del mundo. Pro- tablemente, en Europa y Exados Unidos la lamada crisis del petrleoinfluyé de manera decisva para qu ls pafses invol- crados en ela se dieran ala bisqueda de sluciones no sélo a su dilema econémico sino al nuevo frente de conflicto que se 2 lauds Gitman tes aba respecto de los pate abes de la Onganizacin de Productores de Petréleo (OPEP) To ceeto.es que la ditncion entre los sesentay los setenta carece de sentido si pensamos en que todo el periodo es tra ‘sado por una misma problemstial valrizacion de la pol tlenylsexpectatva revolucionaria Natralmente, se proceso Geradiacign es mol, tanto temporal como geogratic- mente, alo largo del perfodo, peo a diferencia es de intens- Gad, Visualzado sobre un mapa en permanente diacron‘a, lo otnervaconcentrado aqui, debiitado all, pero siempre a tivado en alin lugar del mun ‘Be neiable que para muchos especialisas europeosy Not teamericanos, lang 69)parezca la condensacion de perodo, Sgualo por la rebeln. Un ejemplo de este punto de vita lo Proporcona Aronowite cuando dice: “En 1968, los estudiantes pasuosintelectuales se presentaron a3 mismos como nuevos J gentessciaes no slo en Pars, Berlin y otras capitals occ ena sino también en México, Buenos Aires y Praga” (10), ‘Uno estara tentado de preguntar por que “sino también”? ‘Muchos ands esburados por etudiosos desde la perspec: va europea o noreameriana —no todos pierden @ men- do de vata que los orgenes de fa mareaxeolucionara pro fan del Tereer Mino ‘-Framteriormente, de ls procesos de descolonizacién en Africa, yy generalmente atrasan los sesenta para fechar su origen "Yaligunas veces lo hacen hasta los mismos tereermundis- tas que ofrendaron a las protestas estudiantiles del 68 Ia icono- _grafia de su descontentor sus afiches del Che, Ho Chi Min, Mao otros lideres de la rebelign. ‘Sin embargo, no es necesario realmente atrasartantola ho- rarevolucionaria. Al menos, no en América Latina, Asia 0 Aft ‘ca Ytal vez tampoco en otros sitios, Como admite Serge July, director del diario Libation “La caracteristica de mi genera tidn es Angelia, El inquierdismo no surgi6 del 68, surgié dela ‘generacin de los aios 60° (en Cohin-Bendit: 111), A® Paan cons Los getantalratentaconsiderados come époce 2 Pese a los énfass sobre coyunturas concretas, afectadas por Ja perspectiva del punto de vista del analistay la diferencias {de denominacién, la caracterizacion del perfodo es la misma; el intenso interés por la politica y la conviccién de que una ‘ransformacién radical, en todos los érdenes, era inminente, Para zanjar finalmente esa discusién, se podria proponer co- tho denominacin os argos ssn sno fuera que a cate sgoria de época es conceptualmente mas descriptiva para ese =e Pt sds descriptiva par Si bien el bloque temporal sesenta/setenta constituye una eee, es0 no implica descattag, dentro de la coherencia inter nna que esa denominaciGn sugiere virajes, contrastesy momen tosde ruptura, que, aun encontrando su lugar dentro de la for- smacon daca dominant, marca periodizaionsintrmas que es necesario revelar tomando en cuenta algunos crterios concaptuales clave. Hens 2. Singularidad: inminencia de transformaciones revolucionarias > Pricticamente todos los abordajes discip linarios que se hhan ocupado de interrogariosugieren més o menos imple tamente que las ideas, eonceptos, acontecimientos, prc 3 08, prctica, discursos, et, configuraron el perfil histrico particular de Periodo en torno a la nocién de cambio radical (costumbres, menalidades, sexualidad, experiencias,regimenes politicos) Es preciso destaar hasta qué punto las abrumadoras coinc- dencas de los estadiosos sobre este period (con independen- cia de a valoracign positva o negativa que hagan de él pro- ienen das voces, campos dcpins ypempecvas mis | se consenso descriptiv y ese énfasis en adjudicar alos alos esentaysetenta un carter histrico lamativamente sn- gular son comunes tanto en los wabajosacadémicos* como en a ‘louse Giimen textos de ifs, testmonios de experiencia abso pero- seeps on la memoria socal que novela en considera & dn nto bs batza clo comin) como un > race earateriza yor una densidad singular J expe re de mundo, de ln temporaad dea subjetidady de age Tataconal que se reorta dela comtinidad iérea sae prpie Wehimenesclectves, dass de enix icra temas de eter, tess doctoaes, brs de vatpelds lor ao ssena parecer na entra nagotable de reer steay problemas Sin duda porque en ee pata al sae empo an prnimo date (a diancia cons qe nes observ Epo pas) mabe EE Semper comet que ha ocr hace slo eit aaa eu a tn separa de presen Un paso ne ene caper nucaro interés noc dentrrogarhon de acne a quency en el cu de ura vid, hemor por lo menos don Epos 3 oe Taran enum en ana fine lamatea 5s A800 smo de una conmeion ereciente pero problema del pe rca please wrnab ena en dadora de eh eae avr pricicas inci pr ero ln erie (15) Todos seo en gps cunlen en racers we prcoptn genera de una ansformacén ineiae Bory ade dl enero de ls instciones del sujet aie? taney Incl pereepein bajo aque se interpret sae ae neccntosvedaderamente inaugural, cm It ‘Rochusn Cubana’ Sigiendo el modelo propueso por Ak Tetteninam en us prods yan pi Ia €poC8 PO 2 peu en una toa de clos de comporamiento co eee tomo un eemplopareularmente notable dela clase peels detnda por el interes repentino e intenso por los oats yam Teter neuriico de a noc de dpe resulta bra ado pore modo en qe; dene lara dela opulence ree a pobreza, desde contexospolfcrecondmios os sesentalsetentaconsiderades come Spoce a sumamente diversos (en la Europa de los Estados de Bienes: ‘ar, en los Estados Unidos de la prosperidad posbélica, en el continente afticano en ebullicin y en la América Latina que despertaba alos idealesrevolucionarios) se pudo formular un intelectual THU sociSlogo conservador Danie Bll también subraya estos aspect, al desribir el periodo como de radicallemo palieo (de carécter decididamente revolucionario) y cultural (te, meramente rebelde), de sensibildad marbulentydisyunciones ‘alanis. Es interesante que Bell se refiera ala producci6n cul tural de ls seenta en estrecha coincidencia con los paréme- twos con ls que Peter Barger caractetza los rasgos principales de las vanguardlas histrias: “Un esfuerzo por borrar de un ‘ez por todas las fronteras entre el arte y la vida y por fusionar _ stant ta polities” (Bel 12) a coineidencia notable define esa época como un mo- ‘mento histérico que imanta, de manera harto significativa, un comtin denominador de los discursos,en el que se constituye tun nud (la politica) en torno al cual todos los actores se colo- can, tanto para rechazar la firmeza de esa atadura (Raymond. Aron en Europa, Emir Rodriguez Monegal en América Latina, para poner dos ejemplos embleméticos) cuanto para apretar ese laz0, como dos pasiciones también emblemtieas, que pue- dden ser representadas por Mario Benedeut y Jean-Paul Sartre, Fue una estructura de sentimientos que atraves6 el mundo, Co- 10 decfa entonees la intelectualidad francesa, era mejor “estar cequivocada con Sartre que tener razén con Aron” (avoir fort ‘ave Sartre qu ‘avoir raison avec Aron), lo cual es ya una conden sacién conceptual suficientemente probatoria de que la rela- cién con la Politica fue considerada mis importante que la re- lacién con la Verdad, sin que est signifique asumir que Politica y Verdad sean necesariamente antagénicas, sino simplemente que pueden serlo y que, en parte lo fueron en agin momen- tw del perfodo, a Claudia Gitman, La pertenencia ala izquierda se convirtié en elemento cru- cial de legitimidad de la préctica intelectual, tanto que, como legé a sostener, con raz6n, el cubano Ambrosio Fornet: tus lo rforminasy la derechasexigendramsiamente unt "Yeforin agri" y la evolucn sacl les pone los pelos de punta la evlucn sein los embring todos habla, ae {Ein de hla el enguae de ls ingoerda (1967106). En el misino sentido se expresaba Raymond Aron cuando constataba que la superioridad apabullante de prestigio de la izquierda obligaba a los partidos moderados 0 conservadores ‘ tomar prestado el vocabulario de sus adversarios,°o el diti- || gente juveni norteamericano Jerry Rubin al evocar: os Ta iquierda tenia todas asides. El debate se centre tbnen clinterior dea igen, Se debatan odes las temas ie portate: afar, el matrimonio, el sexo, la creatvidad, a pola, La drecha no tenfa ninguna idea. Solo mascllsba ‘ines cuanto pcos wobre Dios, la Madre, la Patria yl Milie ‘amo (en Goh Bend 4 La creencia en la ineluctabilidad del socialismo fue de ta ‘mano con la idea de que éste (y no el capitalismo) encarnaba la verdadera racionalidad histérica: la dominaci6n de las ma- yorias por parte de las minoriasresultaba, para buena parte de Ja intelectualidad, una realidad que repugnaba no solamente ala ética sino fundamentalmente ala inteligencia, ‘Como rememora en un reportaje de 1996 Régis Debray, un protagonista indiscutido de la época, a comienzos de los afios Sesenta atravesaba el mundo el sentimiento de la inminencia de tuna victoria mundial que iba a cambiar el rostro del mundo y del Hombre (“Un contrapunto entre Régis Debray y aniel Ben- tid”; 10). Después de todo, la conviccién del cambio inminen- te lleg6 a expresarse en hipérboles tales como las que presagia ‘ban el mesianismo y el profetismo y que podrfan expresarse en lidea, comentada en el primer editorial de la revista peruana Los sesentalstanta consldrador come §poce a Amaru, de que podia llegar a estar produciéndose “una posible ‘mutacién de la especie" ("Una revista de artes y ciencias: 1) Incluso en los Estados Unidos, el 12 de mayo de 1966, en. ‘un discurso televisado, el senador Robert Kennedy reconocis piiblicamente lo que parecia evidente al campo de las izquier- das: °Se aproxima una revolucién en América Latina (..) Se trata de una revolucién que vendrs querimoslo o no, Podemos afectar su cardcter pero no podemos alterar su condicién de inevitable”. Después de esa resignada prediecién, zeémo no ha Dfa de generalizarse en América Latina Ia convieeién de que ‘su tormentosa historia haba entrado en una etapa resolutiva? (Halperin Donghi, 1984153). En diciembre de 1962, la revista chilena (y cat6lica) Mensa- {ese hacta eco de esa inminencia inevitable de la revolucién: frente aa “revolucion n marcha’ es imposible permanecer rneviral, © se toma una decsén contra ela sla combate bier encubieramente oe toma una dein forbes ro abesimplemente ota ler (Revohicién en América Tana), En resumen, fueron “afios de calentura histrica", como los ‘definié David Vilas, una época cuyo rasgo fundamental era la ‘aparicign en la historia de tna nueva voluntad revolucionaria ‘que mova a los hombres hacia el socialismo (Castillo: 9). Si hasta a Iglesia Catdlica transformé su discurso pastoral, influida por exe cima de época. A partir del papado de Juan ‘XXII, en el que se proclamaron las enciclicas "Mate t Magis. tra’ (15 de mayo de 1961) y "Pacem in tris” (II de abril de 1963), [a Iglesia nrodujo To qi se dio en lamar el aggiorna- ‘manta, Como resultado, los discursos eclesisticos oficiales fu ‘ron penetrados por reinterpretaciones del mandato de la car dad, En esa puesta al dia, cada ver mas aguda desde el Concilio Vaticano, Pablo VI definia el momento como una nueva era de Iahistoria, aracterizada por la gradual expansin, a nivel mun- dial, de cambios ripidos y profundos. Naturalmente, no toda la “ Claudia Gitman lerarquncetesstica bier amido sermén de cura co ‘Emblano guerilro Camilo Torres (mero en combate), (Sno preieaba que quien no cra evlucionaro se halla meta moral. Sin embargo, parla milena institu Tabada even socal resurgis con gran mpemen doce mmenton patra : Tanigienia cueché sus contactos con losconinenes afc soy ithenmericano: el punto cmiate de ext estatgia fue Inconferenla gener dl epicopado anoameriano en Me tein, 1968; nde el Papa fue elbidopor el arzbiso de Li tray primado de Per con un dncuso qe frmaba Saber et sgifcadentiearse con los pobres de ete cont nett, Iherarse de is ques ataduras temporal, del peso fleun presi ambiguo(..) denunclaraquelo que opsime al hombre; vir de aqella caida que exige ura acid defini dra eylueon en Ameren Latina sed erisiana samara Stent (Landénur Rickews840, sa comecin de la necesdad de un neo orden dentro de ampliorsccores de la drigencia a intlectuaidad catl- ‘as conatye uno de los fendmenossigniiativs de a época, _Ziilos eeverdony eis sobs el peviodo na Basar ae TE TTaTTN dw carat ‘eriginoso" orienta hacia un GERo adteret hecho de-que una instinct wadiconal ‘nents conservadoraacompafara eta radalizacin servi, sole de prucba iveftable 3, Tercer Mundo y revolucién Pocos diagnésticos tan prematuros y apresurados, o mera ‘expresin de deseos, como el del encuentro sobre el futuro de Ia libertad organizado por el Congreso por Ia Libertad de la Gultara en Milén, en 1955, en el que se difundio la tesis de 1a decadencia de las ideologias extremistas. Las apacibles prome- Los sesantalsetenta considerados come Sp0ce 4s sas de la coexistencia pactfea, avaladas por el encuentro en Camp David de Kennedy yjruschoy, no consideraban Ia ampli- tad geogrifica del mapa mundial: Afica, América Latina y Asia cran el excenario de tna oleada revolucionaria que baria buc- za parte del mundo, En higar de finde ls ideologias prevalecis otro diagnést- co, totalmente contrario, segin el cual no sélo la revolucién, ‘miuindial estaba en marcha sino que una amplia porcién del ‘mundo se encontraba dispuesta a apoyarla, ali donde se iniiae +a. En 1959 Fanon pudo escribir Leer teepredelaptacin d mand cn dpe sara. (..) la ua tercera pare le hace saber consantmente «que cuenta con su apoyo moral (196010). Los finales de Ia década del cincuenta fueron afis de des- colonizacién mundial en que los condenadlos de la tierra alcan- zaron plena condicién de sujetos, en que el Tercer Mundo se descubre y se expresa a través de su propia voz, como post ’ba Sartre en su prélogo a Los candenados dela terra. En los afios 60 surgio un gran interés ysimpatia por las gguras de Amilear Cabral, Frantz Fanon y Kwame Nkrumah, Houari Boumediene, Antonio Agostinho Neto, Marien Ngous- bi, Patrice Lumumba, y por los barbudos de la Sierra Maestra, {que habian hecho la revolucién en Guba. En junio de 1961 ts. vo lugar en El Cairo la primera reunién consagrada al no ali- neamiento, fundacional de la idea tercermundista, En septiem- bre de ese ito, en Belgrado, se realiz6 la primera conferencia de paises neutrals, En 1953 se realz6 la tervera conferencia de solidaridad afroasidtica de Moshi, Tanganika. En esa oportuni- dad, un grupo de intelectuales de todo el mundo decidié de- dicar el dia del 17 de abril de 1963 ala solidaridad internacio- nal con todos los pueblos de América Latina, Sin dudas, la ddescolonizaci6n africana, la Revolucion Cubana y a resistencia, vietnamita fueron una desmentida radical de las previsiones de 7 lnudin Gilman quienes muy poco tiempo antes habsan presagiado el fin de las ‘deologias revolucionarias. ‘La agenda politica e intelectual resultante proponia elrepu- dio de toda potencia colonial y postulé un antiimperialismo ‘que, sin renuincia ala idea de soberanta y liberaci6n naciona- les, convvié con la expectativa de que la revolucién mundial se hhabia puesto en marcha, Se consolidé ademas la conviccin de aque la Historia eafnbiaba de escenario y que habia de transcu- tir, de alten mas, en el Tercer Mundo. Estas expectativas so- bre las posibilidades revolucionarias del Tercer Mundo se reno- varon periédicamente en discursos que eran casi arengas: no por azar Fredric Jameson sta los comienzos de lo que él lama, "jos sists” precisamente en el Tercer Mundo, més precisamen- teaun en la Revalucién Cubana, y Herbert Marcuse, considers do el idedlogo de la revuelta francesa de mayo del 68, habia su- Drayado que era poco lo que podia esperarse del proletariado ‘europeo y norteamericano para el horizonte de la revolucién.? Puede afirmarse que en la 6poca se pas6 de tuna perspecti- va eurocéntrica, occidentalistao noratlintica a una perspectiva policéntrica, si bien en el caso de las tesis de Marcuse se trata Ante todo de una reflexién sobre el capitalismo antes que del bandono de la perspectiva eurocéntrica propiamente dicha. Frantz Fanon y Albert Memmi elaboraron por entonces nuevas hipétesis de conflict social, como lade colonizador ver~ sus colonizado, que excedian la nocidn de lucha de clases € identficaban otros actores, como nacién proletaria y Tereer Mundo, Los lideres tercermundistasestaban trazando una nue- va teoria revolucionatia para nuevos actores y nuevas escenas de batalla, Asi, segdin Sartre, no era cierto que ubiera llegado Tahora de que el Tercer Mundo escogiera entre capitalismo y socialismo, Los paises subdesarrollados debian negarse a par ticipar en esa competencia ya que el Tercer Mundo no podia ‘contentarse con definirse en relacion con valores previos. ‘La percepein de nuevos antagonismos si bien no elimina- ba la lucha de clases, subrayaba otros elementos en conflicto.* tos sosantaletenta contderadr come época a Las oposiciones expresadas en términos de naciones opresoras ynaciones oprimidasonaciones subdesarollada versismacio- nes subdesarrollantessuponfan nuevas u otras miradas en tor- no ala dominacin y explotacign y postulaban que la rebelin del sustrato de los proscita ls extraios los explotados los perseguidos de otras raza y otros colores los desempleados y Jos que no pueden ser empleados era revolucionara, incluso suconciencia no lo era (Marcuse, 19684271). El Che Guevara, en su teoria del foco afrmaba ago parecido: la vanguardia mi Tar podfadesencadenar le condiciones para una revolucion aunque las condiciones subjetivas no esivieran maduras ‘Algunosintelectunles de ls socedades del captalismo avan- sao diagnosticaron que en sus palss se vvia tna suerte de “edad de hierro" del era planetara, por oposicin al fermen to revolucionario que vefan avanzar en otros sitios (Morin, 1960:1-10) De ete diagnéstico deriv Ia urgenciade renovacién del programa pottico en favor de un iaquerdismo revoucio- nario independiente del liderazgo de los partidos comuni- tas wadicionales— que el tercermuindismo pareciainaugurat. Enel mundo desrolladoy préspero, quienes habfan transite do por las hipStess del marxismo contemplaban perplejos su propia realidad: la socialdemocraca, el economicismo del pro- lettiado que se mostraba no so incapar sino también poco puesto a transformar radicalmente la sociedad, “La categatta-gxplizativa de “mperialio” —formulada por Lenin en Elinperiatsma, fase superior del optaiomo— fue invocada con nueva fueraa para dar cuenta de las razones por las que la revolucén no se habia iniciado en la sociedades del capitalism swanzado como habia pevito Marx. Segin est ex: plicacin, la ausencia de revoluciones proletarian los pafses desarrollados se debi al bienestar material del que, gracias a Inexplotacén de las colonia las neocolonias, goaban inch so las clases menos favorecidat.Dicho en palabras del mexca- no Enrique Gonzdlez Pedrero, los pafseseapitalistas habfan atentiado la revolucin y el conflicto social en el seno de sus claudia Gitman. sociedades porque habjan elevado el nivel de vida de sus pro- Tetarios a costa de la explotacion de las masas pauperizadas de Africa, Asia y América Latina, Pero también afirmaba en El ‘gan virgje que esa situacion estaba a punto de llegar a su fin. Los paises esclavizados habfan cobrado conciencia de la lucha {que debian Ilevar a cabo para liberarse a s{ mismos y, como cconsecuencia, producir otra vez en los paises explotadores las condiciones que hicieran inevitable la revoluci6n profetaria; recién entonees: In colonizacin volver. as ga de ign: losiveles de ida ‘erin a redacrae en ls pales capil confi social patalado cobrard au natal dnamisme y los presypuestar Iaraisiasenrardn nueramente cn vigor H paréntess que ha ‘one al mundo capitals desaparecerd gracias eta Rew Ici, humana, nacional ydemeocrdtica que es a Revolucion delos pase subdearrollados, a Revucin de los ecavs de ‘we hablaba Hoge Enel plano de la elaboracién conceptual result6 de una im- portancia crucial la elaboracién, por parte de socidlogos y eco- nnomistas latinoamericanos, de lo que Iuego se conocié como teorfa de la dependencia, Estos analisis surgieron a partir de ‘una doble matriz;estaban anclados en la interpretacion de la CEPAL —inspirada por Rati Prebisch— acerca del ereciente ‘deterioro de los términas de intrcambio entre paises subdesarro- llados, productores ce materias primas —con escaso valor agre- sgadlo— ylos pafses industralizados. En este sentido, lo tedricos de la teorfa de la dependencia (entre los cuales el libro de Fernando Henrique Cardoso y En-_ 20 Faletio resulta emblemitico) consideraban que un punto de partida fandamental era refutar la hipOtesis segin la cual para Jograr el desarrollo en los paises dela periferia es ecesario re- petirla fase evolutiva de ls economias de los paises centrales. Frente a ello, se propusieron elaborar un modelo integrado de desarrollo, en el cual desarrollo y subdesarrollo eran visto co- Los sesentalsetentaconslderados come époce ° ‘mo las dos caras de una misma moneda (mutuamente necesa- ras), y no como etapas ucesivas en un modelo universal de de- sarrollo. La teorfa de la dependencia se asentaba ademis sobre tuna matriz marxista, en una relectura de Lenin, y de su con- ‘cepto de imperialismo. En este sentido, resulta crucial la rect- pperacién de las categorias poitcas sugerida por esta teoria, que sostenfa la inexistencia de una relacién metafisica entre Esta- ddosy postulaba que esas relaciones son posiblesa través de una red de intereses y de coacciones que ligan tnos grupos socia- Tes aotros, unas clases otras, odo lo eual hacia necesario mor. trar en cada caso c6mo se relacionaban Estado, clase y produc- cign (81 y 169), La criss de un modo de concebir lo politic afectaba tam- bign la confianza en el papel revolucionario de la Unin Sovié- tica ider del campo socalista, aunque en ese momento dispu taba ese liderazgo con China. En realidad, los anticomunistas {que crefan que el debilitamiento de la guerra fra pondra fin ‘una larga dispata por la hegemonia entre las dos principales potencias mundiales, gracias alo que se habia dado en llamar “coexistencia pacifica", no habian percibido que existian nue vas energias revolucionarias y que éstas ya no procedian de los partidos comunistas [Ninguno de los partidos o Estados comunistas existentes pa- tecian los espacios més adecuados para impulsar la revoluci6n cen el Tercer Mundo. Pesea que mas dela mitad del mundo ha- bia sido ganada para el socalismo, como afirmabaa comienzos de 1963 la publicacién comunista francesa La nowoelle critique (Haroche: 50), paradéjicamente, el partido de revolucionarios profesionales creado por Lenin se encontraba abocado a la de- fensa de la tesis del socialismo en un solo pats Si bien se reflere al caso especifico de la Argentina ya las particulares dificulades que signficé el peronismo para el pen samiento izquierdista de su pais, el diagnéstico de José Arico po- see validez latinoamericana en lo que respecta alas relaciones de Ios intelectuales con los Partidos Comunistas. Comparando Jos logtos del comunismo europeo con lo del latinoamercano, Fre arma quel medic comunita haba logrado real Zar en Europa lasokdaduraentelosintelectales yl clase obre- ‘mientras que en otros stos,especnkmente en América La tna, la adhesin al partido no resolv exe problema (198847). I componente nacionalita de la nueva iquierda latnoa- rmericana,sumado alas caractritics dels Partidos Comunis- tas del continent, siempre series respecto de alinea emana- da delPCUS (Partido Comunsta def Unién Soitica),revelé la necesidad de una nucra via progrsista (Arid, 1964:241- 268) Silos mismos militants del partido parian de la base de ue craimprescndible lachar conta el dogma patidaro, pat Th quienes nose encuadraron nunca dentro de In dreds {del partido esa lucha tebrica rest ain menos waumtca. EL mesieano Vitor Mores Olea, por ejemplo, opinaba que su ge- neracin no vv el stalinismo como confito de concienciay {ques bien el XXII Congreso del PCUS habia sido recbido co- tho una suerte de iberacin, no sesinterontraumatizados con Inevelacin de los crimenes, as toreras ni os trabajos forza dos (196280, ‘La imputacion de neoizquierdismo por pare de dirigentes del Partido Comunisia fue enfltcamente Fechazada por una inelecualidadcritea que ya no aceptaba critrios de autor dad indiscuible ni sentia menguada su importanci soca Para los militantes de ls evs casas revolucionarias de Asia, Africa y America Latina, y también para ss compateros Ge rtaintclectuales, el descréito generalizado de os sitemas politicos democritco-burguesesy de los Partdos Comunistas {tadcionaes desemboc6 en la convict de que slo una re ‘olucin vila podia conduc aun socalio auténtico. 1a violencia adquiro un estatao central en aida politica dela miitancia la intelecualidad de iaqierda, En el prolo 30a Los condenados de later, Sarre ala nuevamente a ls tiolencia como partera de la historia. La pereepeién ytemat- ‘acon de que el orden social estaba fundado en Ia violencia os sesentalsetontaconsiderados come énoce st permitié contraponer a la violencia de los opresores la contra- violencia revolucionaria, El t6pico de la violencia penetrd,in- cluso, los discursos de la Iglesia. Durante el papado de Pablo ‘Vila enctetica“Populorum Progreso” (promulgada el 26 de mar- 20 de 1967) legs justficar la violencia en casos de “tirana” cevidente y prolongada, Para la izquierda, a medida que avanza- ‘ban los afios, la nocién de revolucion iba a llenar toda lacapa- ida semantica de la palabra "politica" revolucién iba a ser s- nénimo de lucha armada y violencia revolucionaria, No se trataba slo de que la resolucién general del Congre- s0 Cultural de La Habana estipulara que la manifestacién mas alta dela cultura era la guerra popular en defensa del futuro de Ja humanidad. Si confiamos en una masa importante de test- ‘monios la violencia armada contaba con un consenso social re- lacivamente vasto. Naturalmente, buena parte de la intelectaa- lidad y militncia de izquierda estaba en su mayoria de acuerdo con la via armada, con la contraviolencia revolucionatia, pero también la apoyaban grandes sectores de la poblacién. En una ‘ocasin, un grupo de periodistas que cubria la Conferencia Tri continental que tuvo lugar en La Habana, ¢n 1965, tavo ocasion {de conversar con Fidel Castro y lo interrogaron respecto del i= forme de la delegacién cubana que decia que hablar de lucha {guerrillera en Chile © Uruguay era tan disparatado o absurdo ‘como negar esta posibilidad en Venezuela, Colombia, Brasil, Guatemala o Pers: Fl periodista Carlos Marfa Gutiérrez vomen ten el articulo "Conversacion con Fidel” (Marcha N® 1366, 18 de agosto de 1966) que tanto los chilenos como los uruguayos alli presentes estaban “intrigados por una frase impresa en el forme de I delegacion cubana.ala OLAS que decfa que hablar de lucha armada en Chile o Uruguay" era “tan disparatado co- ‘mo negar esta posibilidad en Venezuela, Colombia, Brasil, Gua- temala o Perd’, y que por lo tanto “chilenos y uruguayos nos sentfamos vejados por una afirmacién tan tjante”, Por su parte, el politslogo Guillermo O'Donnell midi, en Ja Argentina, un alto grado de simpatias por los guerilleros en 52 tauaia Gilmen ‘una parte importante dela poblacin.¥, lo que resulta mssim- ppactante, algunos seeuestrados por los Tupamaros, entrevita- dos por Maria Esther Gilio y Guillermo Chifflet para Marcha, ‘confesaban curiosas conversiones ocurridas durante sus cauti- verios: reconocian su carécter de “explotadores”, afirmaban gue se habjan *concientizado” o sostenian que habia que pen- saren las causas reales de la violencia yno en sus efectos. Yhas ta.un gobierno militar argentino puso en un discurso que po- dia reconocerse la existencia de causas sociales y politicas en el surgimiento de la guerrilla, cuyas fila, segin dicho documen- to, estaban integradas por “jovenes bienintencionados” (citado ‘en Ollie) 4, Clausura e interrogantes Asi como determinar el comienzo del bloque sesenta/se- tenta puede resultarrelativamente sencillo, no lo es, en cam- bio, definir el momento en que esa Epoca se eclipss. ‘Al revisar (una vez mas) su propia vida y trayectoria politi- cas, Debray Ilam6 comunidad espectral a la miitancia de i ‘quierda, como dando a entender que se habia mucleado en tor- no a una visién del mundo completamente equivocada, ideolagica o ciega, Para Debray el perfodo que aborda este es- tudio constitaye el timo avatar del marxismo, que, reformu- Jado u ortodoxo, habia sido la principal gua tebrica de la épo- ca (1996-40-42, 120-125). sta época constituye la gran expectativa frustrada, el ca toddecisne de la cultura etrada en América Latina yen el mun- do, Conocemos los hechos: la revohucién mundial no tuvo Ine gar. Esa comunidad de izquierda, tan potente en su produccién de discursos y tan convincente respecto de los cambios que anunciaba; ese perfodo, en el cual grandes masas se moviliza: ron como pocas veces antes, fue resultado de una ilusién sin fundamento® sentaatentaconsiderados come época 3 Si, para Debra Ia nquirda estaba equivocada, sno es po- sible pensir, por el conrario, que a sucesin de gooes ile reay represionesbrtales uc una respuesta lmbulda dela ie ima coniein de qu Ia evolucon exaa por lar que por Jo anto era necesro combi)? cEaabin evados es dog. nésicon ls relaciones de fuera se modiicron eon e pe sito de soar pusionesrevoluionarisexstentae 'No podemos responder ess preguntas, aunque nos parece obligatri formularas Muchos protgonisasy sigs de esos aot encuentran aun hoyen proces de revaar au reencat ¥ conviecones de entonces Lo prucin una mam erciente de Irs einvesgaciones sobre el perio, que evdencian miso ‘menos spats pola revlucin que no fueyque indica que In interpretacon de esos aos noha conclido, “Pero sua épocase define por el campo de les objeos que uden ser dlehowex rr oman dato daussae poe — ‘ya una tansformacion del campo de los objetos de los que se suede 6 no se puede hablar. En 1971, el general boliviano Has “gp Batt cence raucolegefoan fo Fores cope oblens maclonal popula fue apoyado por buena part de a fquier da Entre 171 y 1874 Banze fe conslidando wn égimen re Presto decor singularmentepareid al de ote dictadare ltinoamerianos, E1973, un verdadero ao negro para Ane ca Latin, clas una de ls experiencs que dro se Go ala expectats de ansformacion (me reer al dro Caniento del gobierno sola de Sandor Allende, en Cl, En Uruguay, presidente electo juan Maria Bordaberry. que tabialegado al poder en 1971, derrtanl en a clecione a Frente Amplio de iquierdas, habia hmitado los derechos cht lesen un proceso que se profundizé cuando en 1976 fe ie pesto Apri Mendez como gobername defacto, En agonto fe 1995, l general peruano Francisco Morales Bermdes de trocoal ambien general juan Velasco Akarado, que hab aldo poyado por importants inelecunes de nquerda yun por 7 ‘louse Gilman ex miltantes guersilleros y bajo cuyo gobierno se habfa realiza- do ina reforma agraria en perjuicio de los ltfundistas. En mar- zo de 1976, un nuevo régimen militar se imponfa en la Argen- tina, inaugurando una Fepresién que alcanz6 niveles nunca ‘conocidos anteriormente en exe pais. La coercién de los dict ‘lores impuso por la fuerza las objetos de discurso y Hew a ex- tremos los objetos de silencio, acalkindolos por medio dela cen- suray métodos aun peores de silenciamiento. Para yolver a tomar el pulso de la Iglesia, es witil tener cuenta que ella también cedié al efecto de clausura de la épo- ca, Muchas de las palabras que habian tenido un sentido part ccilarmente importance fueron reinterpretadas. La enciclica “Evangel nuntiandi”, promulgada por Pablo VI el papa de Me- deliin,redefinis en términos mucho menos politicos las incd- ‘modas connotaciones de la palabra "liberacin”, que habia s do emblematica de aquella contferencia colombiana En varios sentidas, podria pensarse la época como una crisis de hegemonia en sentido gramsciano; Antonio Gramsci define Ia crisis de hegemonta (criss de los modos habituales del pacto ‘entre dominantes y dominados, empate de fuerzas antagénicas) ‘con una mecifora emblemstica: muer Zo wis sin que eda nacer lo nuevo. "Se trata de una crisis de confianza que afectaa los par- tidos, se extiende a todos los drganos de la opinidn piblica—es pecialmente la prensa—y se difunde en toda la sociedad civil, y ‘que implica que la clase dirigente deja de cumplir su funcién econémica, politica y cultural; eso es, deja de empujar la socie- dad entera hacia adelante". Como resultado, el bloque ideol6- sgico que le da cohesion y hegemonia tiende a resquebrajarse Hay que recordar que la construccién de hegemonia es, para Gramsci, la condlicign para que una lase dominante se transfor ime en clase dirigente, lo cual tiene como resultado que tiende a disgregarse el bloque ideoldgico que le daba cohesion y hege- monia, La posibilidad de esta hipStesis parece refrendada por l diagnéstico de que en la época se dio la paradoja de que los sgobiernos de turno y los sectores ideolbgicamente vinculados Los sarentafeatanteconsiderados como époce 55 con ellos tenian el poder politico, el militar, el religios yel eco- nnémico, pero no ¢jerefan ningiin dominio, ni siquiera una in- ‘uencia medianamente poderosa, sobre la actividad intelectual, ‘especialmente en el ambito de los escritoresy de los artistas Gramsci acara que la crisis no es necesariamente un prolo- {g0 paral revolucin, como lo demuestran la historia del eapi- talismo y sus capacidades de renacimiento, que no toda crisis deriva conformacién dé un nuevo Blo-— que historico. Es mis, Gramsci advertia que la toma de conci “cia colectiva de ls clases subalternas no necesariamente debia convertirse en conciencia revolucionatia, y advertia que la po- lkizacion de las clases subalternas y sus intelectuales tenia me- ros posibilidades de éxito, dado que esas clases no posefan la ‘misma capacidad de orientarse répidamente y reorganizarse on el mismo ritmo que las clases dirigentes, Gramsci recono- que en cl mundo moderno los ejemplos ms frecuentes de resolucin de crisis de esa indole eran regresivos es decir, que ‘erminaban con la recomposicin del antiguo bloque histori= co, La clase dominante siempre contaba con mayores alterna- tivas: la recomposicion de la sociedad civil, la ulizaci6n de la sociedad politica mediante el uso del aparato de Estado para aplastar la reaccién de las clases subalternasyysepararlas de sus intelectuales por la fuerza o la atraccién politica, 0 soluciones de tipo cesarista en las que aparecen hombres providenciales © carismaticos, cuando los dos campos estin en paridad de fueraas y ninguno tiene absolutas posbilidades de vencer Mis alla de saber si efectivamente en la época se produjo luna crisis de hegemonfa, lo que resulta indudable esque de un ‘modo u otro la izquierda internacional ley el proceso genera lizado de politizacién, junto a otros ind ‘aran realmente a una crisis de ese tip, especialmente en Am rica Latina. De hecho, la intelectualidad critiea y la militancia anunciaron desde sus 6tganos de prensa el inminente fin del

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