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Bac Re od méeicad
fiomw= Habja muchas veces Sw
Hiabia una ver y oua vea, y otra
vex mis. En realidad habia muchisimas
veces, y en todas las voces estaba un nifio
llamado Bartolo.0
Una de esas veces, la cama magica
de Bartolo salié volando y lo llevs hasta
tuna ciudad secreta en la cordillera. All
conocié a Sofia, una nifa con una sontisa
«que lo ponia contento y nervioso al mismo
tiempo, También se hizo amigo de animales
que hablaban. El puma Valentin hablaba
poco y con voz ronca, el conejo Pascual
hhablaba mas y deci cosas muy sabia, pero
cl que ms hablaba era Oliverio, un zort0
loco que deciatantas cosas juntas, que se
le atzopellaban las palabras, igual como él
atropellaba a otros con su moto-silueta,
pero siempre era por casualidad
‘Otra vez, Bartolo conocié a Conta
do, el milodén cachorro, que es patecido
aun oso, pero es un animal prehistsrico,
aunque le encanta conectarse a Internet.
Bsa vez. bueno estaverfueatin mis
explosiva que todas las otras veces juntas.
- El misterio de “s
Ja cama magica
Lanoche después de la noche ante-
rior, Bartolo no podia quedarse dormido
porque tenfa una gran pregunta en su mente
‘Una pregunta tan grande que casi no le
cabia en la cabeza. ;Por qué su cama era
:migica y podia volar? Pens6 y pensé hasta
«que easise le agocaron los pensamientos,
peto el tltimo pensamiento fue justo el
‘que andaba buscando. ;Le preguntaria
directamente a su cama!
Se puso de rodillas sobre ella y le
suplicé:
—Querida cama, por favor, cuén-
tame, spor qué eres magica?
‘La cama crujis
—No ronques, yo sé queestis des-
pierta —dijo Bartolo y cruz6 los brazos.2
Flcolchén pareeié hundirse, como si
lacama quisiera esconderse de la pregunta,
Por qué no quieres contestar?
Ti sabes que yo nunca te haria nada malo.
EI mueble se quedé inmévil y en
silencio.
8
Barcolo até de descubric la respuesta
pors{ mismo. Se baj y la inspeccioné por
todos lados. Se metié debajo de ela, salts
sobre el colchén, sacudié las sdbanas y
finalmente quedé agotado, apoyado sobre
cl respaldo de madera. so, la maderal
Recordé los érboles que conocia: palmera,
Pino, sauce, araucara y otros como coigie,
imafio y alerce. De qué madera magica
estaria hecha su cama? Decidi averiguarlo
a toda costa. Le preguntd, uno a la ver,
por todos los érboles que se le ocurtieron,
pero ella siempre respondia que no, sacue
diendo laalmohada. Finalmente, Bartolo
‘comprendié que no conseguiria nada con
tantas preguntas, decidié dear eranquila
y se cendié sobre ella
—Est bien, querida cama, perdona
por haberte interrogado.
Lacama inf6 su colchén y luego se
desinf, aiviada. Bartolo también inf
sus pulmones yluego bot elare, un poco
desilusionado.
—Buenas noches, que duermas
bien le dijo Bartolo a su cama.“
La cama estiré sus patas y Bartolo
también relaj6 sus piernas, preparindose
para dormir. Pero en ese instante una idea
Jo ilumin, y eso que el dormitorio estaba
totalmente oscuro, La ciudad asombrosat
{Claro obvio! La madera desu cama migi-
«a debia de ser de algano de los fabulosos
frboles que crecian en la ciudad seereta en
medio de las montafias.;Por eso lo habla
transportado hasta alli desde un princi-
pio! Lo habia levado a conocer su lugar
de nacimiento y Bartolo no se habia dado
‘cuenta, Seguramente, ella querfa juntarse
‘eon sus parientes, que debfan sr sills, me-
‘25, ropetos, escritorios para computador y
todo tipo de muebles. Al parecer, la cama
sabia mas cosa de lo que parecia. Tal vez,
clla misma habia planeado que conociera a
Sofia ya todos us nuevos amigos animales,
Bartolo acomodé su almohada y se
quedé dormido con una sonrisa. Estaba
seguro de que al dia siguiente descifraria
este gran misterio,
wf Interrupcién volcénica "a
— Sofia! jLa madera, la cama, la
ciudad asombrosa! Qué haces aqui, en
elcolegio?
lla lo miré con una sontisa terna,
‘luminada por el sol de la maiana
—jHola Bartolo! ;Tantas cosas!
Tranquilo, ci sabes que me encanta
venir a clases —dijo y se sonroj6 antes
de volver a hablar—. Bueno, y también
vvine porque te echaba de menos y queria
verte —susurré nerviosa y desviando la
vista—. Ven, sentémonos en esa banca y
cexplicame con calma todo lo que me quie-
ras contar —Ie dijo y le tomé las manos,
rmirindolo a los ojos. A Bartolo le salté
el corazén y se estremecié de felicidad,
peto luego observ6 para todos lados por
si alguien los estaba espiando,6
—Debemos viajar a la ciudad que
‘sth escondida y es asombrosa y estéen
medio de la cordillera, pero donde no
hay nieve, sino que hace calor y viven
congjos y zorros que hablan —dijo
Bartolo a toda velocidad.
—iAh! A Asombrilla —respondis
Sofia
Bartolo abrié tanto los ojos que
hasta sinté los pirpados estirados como
clisticos.
Oh! -Asi se lama?
—Si —contesté Sofia, sorprendi-
da—. La bautizaron asi porque es asom-
brosa yes una maravilla
—Qué ingenioso—medité Barto-
lo mientras se acomodaba la mochila—.
Y qué impresionante, todo este tiempo
no se me habia ocurrido preguntar el
hombre. Bueno, tenemos que ir urgente
a Asombrilla para averiguar por qué mi
cama es magica.
Luego de estas impactantes
declaraciones, corrieron a la
«asa de Bartolo a buscar1s
la cama mégica, volaron hasta la casa de
Sofiaa buscar la moto que Oliverio le habia
prestado y salieron a toda velocidad hacia
la ciudad asombrosa que esté en medio de
las montafiasy que... beno, mejor dicho,
aAsombrilla
Desde el cielo, Bartolo miraba a Sofia
que mangjaba la motocicleta de su amigo
otto, Una nube de polvo se levantaba detris
de ella y avanzaba tan répido que parecia
« propulsin a chorro, La cama movié sus
patas en el are, bailando de felicidad.
‘Al llegar vieron al conejo Pascual
atreglindbole la cabeza a Oliveri, pero no
Porque estuviers loco, sino porque tenia
tun chichén, a lengua afuera y los ojo le
daban vueltas.
—jHola! ;Qué pass? —dijo Sofia,
saltando de a motocicleta para correr hacia,
sus amigos.
—Sofi! —dijo Oliverio, sentado
en el pasto—. [Me callé porque un brazo
vols y ahora tengo meteorismo!
Bartolo observé estupefacto. No
hhabia entendido una sola palabra del vorro,
19
—Sofia —susurré con la méxima
delicadeza que pudo—, zme puedes tra
ducie lo que dijo Oliverio?
Ella sonrio mientras se ponia de ro-
dilas para hacerle cari al orto abollado,
—Lo que quiso decir es que lecayé
= «quedé callado» volando una brasa =
ebrazo» de meteorito = smetcorismos.
Bartolo traté de ordenar las palabras
de Oliverio para que tavieran relacién con
lasde Sofia, pero rodavia Ie faltaba macho
para poder descfrar su particular lenguaje.
—He tratado de sanarlo con frutos
de las plantas medicinales de nuestra ciu-
dad: jrabe para a tos pildoras, pomadas
y hasta gotas para los ojos. pero nada
funciona—Ies explicé Pascual—. Ten-
ddremos que usar nuestro iltimo recurso:
Ievarlo a un hospital humano,
los levo volando en mi
camal —alijo Barolo y quiso aprovechar
ese momento para devolver el enigma
de su cama mégica. —¥ ya que estamos
hablando de camas, tengo una pregunta
para ti Pascual2»
Fl zorro se interpuso entre el iio
yel conejo.
i yo tengo tres respuestas para
ti, Bartolo! Esponja, cocodrilo y mundo.
—Oliverio —intervino Sofia—,
primero dejemos que Bartolo haga su
pregunta
El animal peludo asintiy se sens
‘quiet.
—Estuve conversando con mi cama
magica —dijo el héroe infantil—y no lo-
70 descubrir por qué es capaz de elevarse,
por eso vinimos hasta AsombrilaUstedes
tienen drboles voladores?
‘Todos saltaron y exclamaron al
mismo tiempo:
— Arboles qué?
—Que vuelen —respondlié Bartolo,
sintiendo vergiienza—. Es que como en
Asombrilla hay drboles tan especiales:
de caramelos, de empanadas y hasta de
remedios... Entonces, pensé que podi
existir alguna especie que pudiera lev
tar, quizds aleteando con sus ramas, 0
algo asi.
a
—zAlguacil? —pregunté Oliverio,
—Bres un nif con mucha ima-
ginacién e ingenio —afirmé el conejo
Pascual—, pero no (al menos en nuestra
ciudad), de esos no hay.
—Y, por ejemplo, sillasvoladoras?
—Emm, no —respondié Pascual
2 armarios?
—Emm, tampoco.
N, digamos, pianos saltarines al
—Debo contrastate, querido Barba
Zalu, que no, no y no—contrast6, mejor
dicho, contest, el 20110.
Entonces, en ese preciso momen-
to, una piedra incandescence cay6 a toda
velocidad justo al lado de ellos y qued6
enterrada en el suelo. Con el susto, Bar-
too y Sofia se abrazaron instintivamente.
Luego, vislumbraron algo que se acercaba
desde lejos; era el puma Valentin que co-
srfa sobre sus cuatro patas. Al llega, fend
ronceando y se puso de pie.
—Sofia, Bartolo, qué bueno que
estin aqui! —dijo respitando nervioso y2
cexhausto—. is una emergencial Mivvolein
se activé y esté lanzando chispas.
—jLanceaas de avispas? —pregunts
Oliveri, que seguia sentado con su cotoro
en la cabeza,
El puma estaba tan preocupado que
ni siquiera escuché lo que dijo el zorr0 y
siguié con su explicacién.
Mi voledn ya esti lleno de lava,
por eso no pude entrar por la caverna del
lago Sinfondo,
Entrar a verla del lado sinf5-
nico? —pregunt6 Oliverio con el ceo
fruncido—. Estés cada melodia més
encregado a palabrear, don Boletin —lo
que traducido seria algo como «estis
cada dia més enredado para hablar,
don Valentiny.
—Oliverio —le dijo Pascual—,
cescuchemos con atencién, por favors es
importante, ;i?
{Zas-tamente! —salt6 el 20110,
con tanto entusiasmo que chocé su cabe-
za contra una rama del érbol medicinal,
Cayeron unas cuantas jeringas, que por
2
suerte no pincharon a nadie. Con el golpe,
el chich6n se le inflamé aun mas.
—Yo no entiendo muy bien —dijo
Bartolo—. Qué tiene que ver una cue
vaal fondo de tu lago con un volcén en
erupcién?
fenes raz6n —dijo el puma y
se sec6 la transpiracién de la frente—. Te
cexplicaré, Recuerdas por dénde sale dl sol
en la mafana?
Bartolo se sorprendié ante una pre-
gunta tan ficil y pens6 que ojalé las del
colegio fueran asf de simples,
—Claro que si, por un gran enter
«en medio de las montafias.
—Exacto —afirmé Valentin—
por dénde se pone en la tarde?
—Por un remolino en medio del
‘mar—contesté el nif, pensando que en
tun examen asi obtendria la nota maxima.
2 por dénde pasa durante la
noche para volver a salir por las montaias?
Bartolo ya saltaba de felicidad,
porque sabia la respuesta y pensaba que
ro solamente le pondrian la mejor nota,4
sino que también le darian un diploma,
tun trofeo y muchas medallas
— Por un gran tiinel que atraviesa
clcentro de la tictral
— May bien! lo aicié el purna—
AY sabjas que de ese gran ttinel salen otras
Cuevas mis pequefias?
—Emmm... no —dijo Bartolo,
ensando que ya no le darian trofeos ni
smedallas ni diplomas
AY sabias que esas cucvas legan
hasta la superficie de la tierra y son exac-
tamente lo que llamamos voleanes?
—Fmmm...rampoco—respondié,
sintiendo sus mejillasardiendo de vergiien-
za ¢ imaginando que su calficacién ya no
serfa precisamente la maxima,
EL puma mité a Bartolo con com-
pasién, y le hizo la siguiente pregunta
Jentamente y con afect.
AY sabias que, en nuestra ciudad,
en el fondo del lago Sinfondo, hemos
excavado pequefios agujeros por los
gue podemos llegar hasta los tineles de
los voleanes?
2s
—Menos —dijo el nifio escolas,
pensando en que su nota en esta prueba
seria pésima y sumamente parecida a las
que tenia en el colegio en realidad—. Pero,
{4508 hoyos os hicieron hace poco, cierto?
Valentin miré a Pascual, como pi-
dliéndole ayuda para no avergonzar més a
Bartolo con tantas preguntas, El conejo
le explicé con paciencia,
—Tranguilo, Bartolo. Yo te ensefia-
1é—le dijo, mientras Bartolo se sentaba
encima de las rafes de un drbol de dies
escolares, para poner atencién cotal—.
Cada puma tiene asignado un volcan y es
responsable de mantenerlolimpio, desde el
crter hasta el gran nel principal, aquel
quecrza el centro de a tierray por donde
pasa el sol.
—O sea, que es como una caferia
que deben mantener destapada?
—jExacto! —respondié el conejo.
—Vsiserapa, a lava puede apretarse
tanto hasta reventary ahi es cuando hay
una erupcién volesnica? —dijo Bartolo,
poniendase de pie.26
—Bspléndido! fo flicié Valentin
EI nifio humano se puso a saltar
con euforia y frenesi.
—Yupi, yupi! —grito—. ;Soy el
mejor alumno y ganaré rofeos, diplomas
y medallas!
Valentin, Pascual, Soffa y Oliverio
se quedaron mirindolo aténitos. Bartolo
se calmé y traté de explicales su euforia y
también su frenesi
—Perdén, es que me emocioné.
—No te preocupes, comprende-
‘mos tu entusiasmo —le dijo Pascual—.
‘También debes saber que el sol a veces se
pone un poco inquieto y choca contra
las paredes del gran tinel que atraviesa
toda la tierra
—Si, se pone saltarin y tira chispas
—aporté Oliverio, que ya estaba desespe-
iamence—dijocconsjoy
Iucgo hizo una pausa antes de continuar—,
A veces el sol choca contra las mutallas
invernas de la gran caverna principal,
‘entonces see salen algunos pedazos, que
n
stuben por los tineles de los voleanes y
que pueden incluso salir isparados como
grandes chorros desde los criteres en
ta superficie
—j¥ es es una interrupeion bots
nica! ;Y se la alaban! —exclamé el zor.
esa es una erupcida volesnica
—aclaré Sofia—. Y sale la lava.
—Ahora mi volein esté active —ex-
plies el puma—. Ya noes posible entrar por
la cueva del lago Sinfondo, jn cualquier
‘momento puede hacer erupcién!
—a¥ qué podemos hacer? —pre~
gunté Bartolo con los ojos brillantes de
Pascual hablélentamene, pero con
vor firme.
—Debemos ir por la entrada de
‘emergencia —dijo con la mirada puesta
cn la lejania y sus largas orejas inclinadas
hacia ates.
Te refcres a entrar por el barto
movedizo? —pregunts Valentin.
i —respondié el conejo, ahora
miréndolos a los ojos, uno por uno—,8
Debemos viajar hastala entrada de emer-
gencia de barro movedizo que se encuentra
enc gran bosque mistetioso.
‘Pascual apenas alcanzé a terminar
Ja oracién, cuando divisaron otra piedra
envuelea en fuego que cafa directamente
hhacia la casa con forma de reloj de arena.
Pascual salt6 con desesperacion.
;{Conejuna! ;Conefines! Salgan
de a casa
Los conejitos se deslizaron tan
répido como pudieron desde el segundo
piso, pasando por el agujero, como si ellos
mmismos fueran granos de arena. Lucgo, la
familia completa emergi6. Pascual abraz6
a su sefora y todos los ayudaron.
—;Cuidado! jAhi viene! —grité
‘Valentin y se lanz6 para agarrarlos con sus
zatpas y salvatlos del peligro.
Lacentellaatraves6 cl vidrio y rom-
pi la casa en mil pedazos. La explosion
caus6 un enorme estruendo. Entonces,
‘ay6 una Iluvia de cristales rotos, pero
todos alcanzaron a resguardarse detris de
»
fos drboles de caramelos, frutas, juguetes
yytiles escolares.
Luego de estallido, el conejo paps
‘se abalanzé sobre sus hijos con el. corazén
retumbando. Se preocupé de revisatlos
desde la cola hasta ls orejas, tno por uno,
y luego tomé por la cintura a su querida
‘efiora coneja. Entonces, miré los restos
de su casa destruida y, haciendo fuerza,
se puso de pic. Bl viento de la montafia
secaba sus ojo llenos de ligrimas. Con la
‘yor temblorosa y la respiracién todavia
agitada, les habl6 a sus amigos.
“No tenemos tiempo que perder.
[Ahora més que nunca debemos i al bos-
que misterioso —dijo y estiré su brazo
indicando el horizonte—.jDebemos salvar
al mundo!
=i mi chichén? —pregunté Oli-
verio desde el suelo—. Con el porrazo con
revuelta de caznicero quedé mas inflamable.
Sofia le susurté a Bartolo al ofdo.
—Quiere decir que con el porrazo
con vueta de carnero quedé mis inflamado,30
Pascual mité a Olivetio, sontié y
volvié a sefialar el cielo con su dedo
—Tienes toda a r226n —dijo asin
siendo—. (Primero a llevar a Oliverio al
hospital y después al bosque misterioso
para salvar al mundo!
—Asi si —afitmé el zoero—. Para
asaltar al inmundo!
w™ — Elhospital de Lucia y
Sofia, Valentin, Pascual, Oliverioy
Bartolo montaron en la cama magica y se
elevaron sobre Asombrila quel ciudad
asombrosa que cs una maravilla, Bartolo
yacontrolaba su mucble como un expert.
Hizo que retrocediera para tomar vuelo
y entonces aceleré a méxima pote
hhasta legar al hospital de la gran ciudad
humana, Se quedaron suspendidos frente
‘tuna de las ventanas. Ya era de noche y
tuna brsa tibia recorra las calls.
—Pascual —dlijo Sofia—, tenemos
tun problema, porque Oliverio es zorto, y
las personas no estin acostumbradas alos
animales que hablan. Tal vez debi
Ilevarlo aun veterinario y que se qu
silencio mientras lo atienden,
—Oliverio, quedarse callado? —32
Aijo el conejo, sontiendo—. Eso es rota-
sens impose Peo not preocapes
yo conozco a alguien muy especial que
sabe todo acerca de nosotros y de nuestros
pueblos secrets.
i tervino Oliverio—, son
pueblos originatos, originales e imagination,
Con todo extaondinato emia, ccutural
y de las minorias de la diversidad.
‘Todos miraron al zorro sin com-
prender su ironfa.
—Alguien humano? —pregunts
Barolo con los pelo de punta, aunque en
realidad siempre tenia los pelos de punta.
—Precisamente —respondié Pas-
‘ual—; de hecho, jahi la veo! —exclamé,
‘mirando a través dela ventana— Es Lucy!
Dejaron estacionada la cama y
saltaron uno a uno por la ventana del
hospital. Entraron sigilosamente para no