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983). The Interpersonal ‘chiatry. Nueva York: ‘eakland, J. & Fish, R. + Principles of Problem 1 Problem Resolution. W. Norton. + Markowitz, JW. & (2000). Comprehensive *personal Psychothe- stk: Basic Books. tal. (1979). Theefiicacy psychotherapy in the tte depressive episodes. nal of Psychiatry 136: De Familias y Terapias ‘julio 2005, 20, 23-33 ¢Juguemos...? Posibilidades terapéuticas del juego en terapia familiar con nifios Carmen Paz Puentes Belmar Pics -loga Clinica, Terapeuta Familiar Unidad de Terapia Familiar con Nios y Adolescentes IChTF (carmenpuentesb@ hotmail.com) Eduardo Carrasco Bertrand Psiquiaira de Nikos y Adolescentes. Terapewa familiar Docente del Instituto Chileno de Terapia Familiar (ec) RES wrrascobertrand@vir.et) UMEN Este articulo destaca la importancia del uso del juego en terapia familiar con nifios, tanto como contexto necesario para que se desarrolte el proceso terapéutico, ‘como en tanto herramienta especifica para intervenir en las pawias relacionales en la familia. También pretende contribuir a consolidar entre los terapeutas una mirada a los nifios que participan en terapia familiar, como sujetos actives de ésta, independiente de su edad y modos particulares de comunicacién, asunto que 25 0 no reforzado dependiendo de las formas en que se interactia con ellos. AL promover esta mirada se descubre el amplio niimero de posibilidades terapéuticas ‘que la presencia de los nilios permite en sesiones. IytRODUCCION Sibien en los dltimos afios existe consenso respecto a la necesidad de incorporar a los niftos en Ia terapia familiar, asf como acer- cade lautilidad del uso de técnicas Médicas, los aportes respecto al uso del juego en se- siones desde el punto de vista relacional son ins bien escasos. | juego se considera un medio facilita- dordel trabajo con nifios en terapia familiar, y,més atin, el jugar constituye una actitud y tuna capacidad bisica, tanto del terapeuta ccomo de la familia, necesarias para ubicar- se en el “como si”, posicién desde la cual se hace posible introducir cambios. El jugar también surge como tna cualidad de la co- monicacién que favorece la capacidad re- flexiva y el desarrollo dela intersubjetividad EL uso del juego debiera tener siempre un sentido relacional y estar organizado en e aqut y ahora, de manera que desde el mo- ‘mento emergente adquiera un sentido para Ja familia y cumpla un rol comunicador en treel o los nifios y los adultos presentes. La posibilidad de que el hijo o hija perciba que puede aportar en el trabajo terapéutico, 0 de que los adultos lo puedan comprender 0 visualizar, depende tanto o mas del jugar ‘como experiencia en la relacidn, que de que el adulto obtenga una interpretacién surgi- a del juego del nifio. De este modo, la ri- queza simbélica que puede tener el juego estard al servicio del vinculo con el nifio al tiempo de otorgarle sentido a su presencia en el espacio terapéutico. 23 De Familias y Torapias 19:20 / Jul, 2005 fo Chino de Terapia Familiar Revista det EL NINO COMO “SUIETO” EN TERAPIA {.Cémo un nifio se hace participe o ¢émo lo hacemos participe de un proceso terapéuti- co? Un nifio es siempre un sujeto activo en terapia, independiente de su edad y modos particulares de comunicaci6n. Ello no siem- pre se ha reflejado en las experiencias en que os nifios participan o son invitados a participar en terapia. Por esta razén el tema de cémo ineluir a los nifios en terapia fami- liar ha ido cobrando relevancia en las élti- mas décadas, sino en las précticas, al me- nos en a teoria (Carpenter, 1993; Dowling, 1994; Andolfi, 1984; Carrasco, 2002; Wachtel, 1997; Gil, 1994). Algunos terapeu- tas (Cooklin, 2001, Martinez etal, 2003) se han referido a esta necesidad aludiendo a los derechos de tos nifios en terapia. Francoise Dolto (1994), desde el psicoa- nilisis, hizo un notable esfuerzo por hacer vera la comunidad la importancia de con- cebir a fos nifios como sujetos con voz y deseo propio, dignos de respeto y con ca~ ppacidad de decir y comunicar desde su na- cimiento: “al nacer el hombre es ya el mis- ‘mo enteramente, pero bajo una forma don- de todo estd por advenir... todo esté ahi y ‘merece pues, ser respetado al mismo titulo que tuviera 50 afios més”. Dolto plantea el valor estructurante de la verdad dicha en palabras a los nifios, incluso a los més pe~ quefios, concemiente a los acontecimientos en los que estos se ven involucrados. Desde la perspectiva sistémica, podemos considerar a Withaker (en Schaefer & Ca- rey, 1994) como el precursor de la conside- racién de los nifios en terapia. El fue activo en incluirlos y en facilitar su participacién incluyendo juguetes en las sesiones de te- rapia familiar, asi como dando especial im- portancia al uso del lenguaje no verbal. Andolfi (1997) coments en forma mas especifica Ia consideraciGn a los nifios en terapia: “al trabajar con una familia (..) eb terapeuta debe considerar al nifio como una persona que tiene pleno derecho a mani- festar y comunicar sus pensamientos, sen- timientos y opiniones de modo personal y ciertamente no subordinado ni cualitat ‘vamente inferior a los otros”, Cookiin (2001) se refiere a los mifios pensantes y menciona la necesidad del te- rapeuta de propiciar la participacién activa de éstos en sesién, lo que requiere no sélo que a.un nifio se le invite a hablar, sino mas bien a ““darle razones para creer que sus ‘opiniones importan”. Este autor invita alos nifios a participar de “conversaciones dialécticas”, donde busca implicarlos en la sesiGn, y activar su pensamiento participa- tivo, para asf combatir las expectativas tra- icionales del nifo de actuar en forma com- placiente con los adultos y el terapeuta, A propésito de los derechos del nifio en tera- pia, menciona su derecho a expresarse li- bremente en materias que les afecten, de acuerdo a su edad y madurez, Al respecto, se puede decir que 1a mayor parte de Ios temas que se desarrollan en contextos te- rapéuticos con familias son materias que a los nifios les afectan. Por su parte, Wachtel (1997) desarroll6 el concepto de “pensamiento sistémic verso” refiriéndose a la tendencia de clini- cos y terapeutas familiares a ver en exceso Tainfluencia del sisterna familiar o conyugal sobte el nfo, y olvidando a influencia versa del nifio sobre el sisterna. Por ejem- plo, no considerando muchas veces las ca- racterfsticas de un nifio que generan o deri- van en problemas de convivencia familiar. Desde la perspectiva de esta autora, la ten- dencia a ver a los nifios como “voceros”, “aliados”, etc., ha dificultado verlos como siujetos en su propia individualidad y propia necesidad de decir. Al insistir en laidea del nifio como “paciente indice”, comunicador de la disfuncisn familiar, se ha tendido a privilegiar la totalidad del sistema por sobre la totalidad del individuo y mas especifi- camente por sobre la subjetividad del niffo (Carrasco, 2002). Ara bien, sin duda que para comen- De Familias y Terapias 13:20 / Jul. 2005 24 zara considerara.un nif terapeutas tener in mir conocimientos acerca cologfa infantil (Carrast ‘mitird manejamos con. nicaci6n verbal y no v rrolle en la terapia, asi de leer, comprender y | das actitudes, 1 05 € ejemplo, el tipo de jue sabemos que tien en! cambia con fa edad, | nifios pequefios de est vos, su labilidad atenci su concretismo en ell tades de separacién d etc, Aspectos como I inésicos para facilitar] se despliegue en terap tos presentes. Desde otra perspec alerta a los terapeut! [> por incluir a los nific en forma indiserimin bales de comunicaci em: niilos en la practic ode también_podr riesgos y texminar ejemplo, al no atenc enguaje de los nifios rios”, bajo el supuc: comunicarse a travé Muchas veces vernc fio prefiere convers que se le haya ofte dibujo como medio parte, lo “poco fan (valga la paradoja) juego, podrfa impli el terapeuta tiene 1 giada de interpret niffios, Negando i ar inc do por éstos como privacidad, o qu‘ tes que los otros eo c us pensamientas, sen- +8 de modo personal y ordinado ni cualitati- 2s otros”, se refiere a los nifios va la necesidad del te- la participacién activa 2 que requiere no sélo «vite a hablar, sino mis es para creer que sus Este autor invita a los de “conversaciones >usca implicarlos en la vensamiento participa- tirlas expectativas tra~ e actuar en forma com- tltos y el terapeuta, A schos del nifio en tera- stecho a expresarse li- as que les afecten, de madurez. Al respecto, Ja mayor parte de los ollan en contextos te~ jas son materias que a :tel (1997) desarroll6 samiento sistémico in- 2a tendencia de clini- iliares a ver en exceso ma familiar conyugal dando la influencia in- el sistema. Por ejem- > muchas veces las ca- fio que generan o deri- convivencia familiar, ‘de esta autora, la ten- iflos como “voceros”, ficultado verlos como ndividualidad y propia Al insistiren la idea del fndice”, comunicador niliar, se ha tendido a del sistema por sobre viduo y mas especifi- 1 subjetividad del nifio Juda que para comen- zaraconsiderara un nifio requerimos como terapeutas tener un minimo de manejo de conocimientos acerca del desarrollo y psi cologia infantil (Carrasco, 2003). Esto per- mitiré manejarnos con soltura en lacomu- nicacién verbal y no verbal que se desa- rrolle en la terapia, asf como ser capaces de leer, comprender y traducir determina- das actitudes, rasgos e interacciones. Por ejemplo, el tipo de juegos o dibujos, que sabemos que tienen una evolucién que cambia con la edad, 1a necesidad de los nifios pequefios de estar fisicamente acti- ‘os, st labilidad atencional y motivacional, su concretismo en el lenguaje, las dificul- tades de separacién de un nifio pequefio, cic, Aspectos como los mencionados son basicos para facilitar la comunicacién que se despliegue en terapia con nifios y adul- tos presentes. Desde otra perspectiva, Cooklin (2001) alerta a los terapeutas que en su interés por incluir a los nifios han tendido a usar en forma indiscriminada métodos no ver- bales de comunicacién y juego. Este ex- tremo también podria conllevar algunos rlesgos y terminar no considerando a los nifios en ia préctica, Ello podrfadarse, por ejemplo, al no atender a la necesidad de Tenguaje de los nifios y de tratar temas “se- ros”, bajo el supuesto de que no pueden comunicarse a través del lenguaje verbal. Muchas veces vemos que un niffo peque- fio prefiere conversar sobre un tema aun- que se le haya ofrecido Ja alternativa del dibujo como medio de expresién. Por otra parte, lo “poco familiar” para la familia (valga la paradoja) de algunas técnicas de juego, podria implicar el supuesto de que el terapeuta tiene una capacidad privile- giada de interpretar la comunicacién de los, nifios, Tegando incluso a ser experimenta- do por éstos como alguien que invade su privacidad, o que “tiene pensamientos an- tes que los otros” (Cooklin, 2001). 25 EL SISTEMA TERAPEUTICO CON NINOS: ZONA DEJUEGO Los padres de Emilia consultan porque la hija presenta anorexia y desnutricién, Re- fieren que desde los seis meses de edad se ha alimentado en forma progresivamente selectiva y restrictiva. Es la nica hija y en el momento de la consulta tiene 4 afios. En Ja segunda entrevista entra ala sala con una maleta de juguetes médicos, ¢ inmediat ‘mente toma los titeres que estén dispo: bles. Enel juego ellaes “doctora de los tte res” ("pero son de mentira”, advierte), de sus padres y de ella misma, Paralelamente, yy mientras participan del juego, los padres hhacen referencia a la historia de un atoro a los 2 atios de edad, momento en que ellos sitiian el agravamiento de los sintomas. EL hecho ha ocurrido en otras oportunidades, cen general cuando se le ofrece un alimento ‘que no le gusta, Por esta razén actualmen- te sus alimentos estén reducidos a pocas altemativas. Durante estos episodios, que deseriben como draméticos, el padre reac- cciona tranquilo. Sin embargo esta calma més bien intranguiliza ala madre: “no me escu- cha, no le gusta conversar, se engancha si hablamos, dice”. En ese momento Emilia interrumpe el juego e interviene: le dice ala mamé que no hable tanto, porque quiere ‘mostrar un élbum de fotos donde figura de bailarina. La madre sonrie, orgullosa. En este nuevo clima reaparece, desde otra perspec- tiva, la historia que permite comprender la ansiedad con que fue esperada y recibida lahije, Cuando un nifio entra a una sesién de terapia junto con su familia, es frecuente que explore y que busque algo que le sirva para jugar. No es mucho lo que necesita para hacerlo: hojas y lapices por ejemplo, 0 tun objeto que esté a mano. A veces los ni fios pequefios traen un juguete propio, tal como ocurre en la breve viieta. Su modo de estar en la escena, su capacidad de co- municar y de hacerse parte del proceso te- De Familias y Torapias 19:20 ul 2005 rapéutico, se desplegaré desde el inicio, ‘Ahora bien, puede ocurrir que ese nifio no solo encuentre materiales de juego sino tam- bién a otros con quienes jugar. Y resultard ‘sumamente provechoso si esos otros, inde~ pendiente de su edad, participan también de su juego y se dejan llevar por él. bien que esos otros inviten al nifio a participar en la escena con sus propios juegos. De modo que, por una parte, el jugar cconstituye una oportunidad de comunicacién con el nifio y por otra, la respuesta de los, adultos presentes aprovecha o abandona esa posibilidad de conexién. Por ejemplo, ante el juego esponténeo puede suceder que uno de los padres sancione al nifio y lo “Tla- me al orden”, quizés con la intencién de que coopere con el terapeuta. Puede ocurrir también que el nifo siga su juego mientras se desarrolla un didlogo entre los adultos. Asi, la escena terapéutica se fragmenta: la experiencia no es compartida. El terapeuta, con su actitud, puede actuar de puente y favorecer la generacién de un clima emo- ional propicio para jugar, ala vez.que faci- litar la cormunicacién del nifio con sus pa- dres. Para este efecto es necesario que se sienta c6modo en la situaci6n y que conoz- ca las caracteristicas y la importancia del jugaren el desarrollo infantil. En la vifieta se ilustra c6mo desde el jue- go aparece un tema significativo para los padres y para la nifia y cémo la interaccion despliege un microsuceso en el cual la hija interrumpe activamente el diélogo de los padres cuando hacen referencia a la ten- siGn entre ellos. Sin embargo esta interrup- cién ocurre mostrando sus recursos (las fotos de bailarina), modificando asf positi- vamente el clima de la sesién. A partir de este episodio es posible re-constituir expe- riencias relacionales entre la hija y los pa- dres —incluyendo las conversaciones so- bre la dificultad que ha motivado la tera- pia— que podriin contribuir a expandir las posibilidades evolutivas y las capacidades parentales, impidiendo que la conducta Ds Familias y Terapies 19:20 / Jul. 2005 sintomitica se amplifique y se interponga como freno al desarrollo. Si intentamos describir las caracteristi- cas que definen a un niffo sano jugando, no dudaremos en sefialar su espontaneidad, ‘ransparencia y su flexibilidad, entre muchas ‘oiras. Llamaremos flexibitidad a su don para cambiar de contexto y niveles de comuni- cacién, fécil y répidamente, y en un estado cemocional que, desde el punto de vista de ‘quien observa, transmite tranquilidad, con- fianza y goce. Cuando observamos con atencién podemos damos cuenta que cada vez que un nifio juega gana algo, un logro nuevo, un aprendizaje, un dominiode expe- riencia mis. Y todo ello sin saberlo y me- ros atin proponiéndoselo, sino que simple- mente experimentando, Eso es fundamen- talmente jugar, una forma de experiencia y de creacién de novedad, érea de experticia de los nifos. Hay que tomar en cuenta que los nifios, con su sola presencia en la terapia nos ha- cen participes del fenémeno del desarrollo individval y junto aello, del desarrollo famni- liar (Falicov, 1991; Carrasco, 2002). Nos sitvian dentro de un sistema relacional en desarrollo. La terapia se incorpora asf a la organizacién evolutivade la familia que con- sulta, pudiendo potenciar procesos de trans- formaciéa (Carrasco, 2002). Frente a una familia con niflos o adoescentes, e! tera- peuta es testigo de esas pautas de relacién tal como se despliegan en ¢] momento pre- sente y puede acceder a la posibilidad de acompafar a esa familia a crear nuevas formas de estar juntos, haciéndose é1 mis~ mo participe de esta novedad, En la rela- cién con el terapeuta se reeditarén estilos de interaccién y modalidades vinculares cespeefficas a cada familia y alos individuos que la componen. La experiencia de jugar cumple varia- das funciones desde el punto de vista del desarrollo, Constituye una forma de apro- piarse del mundo externo, sometiéndoto a prueba, aprendiendo de él. El juego facil 26 aprender a manejar e zar hacia el exterior problemas interno, y mediante la accién Eljuegosanoes w tera y divertida, En sabemos que en la p. transformarse en un El juego sano permit ceargadas en forma n sin, expresar estaem tra sf mismo favorect y ln elaboracién de si favorece el aprender sentimientos y conf ¢ integrar experienci permite controlar la Mis atin, se con autoterapéutico, en | rrollo sano, pues per la experiencia, a u como la proyeccién simbolizacién, etc. L (2002) permiten ent: to. Este autor estud ‘meno del juego ini interaccional, esto 1 vinculadoa la exper guid el juego del ju jugar la denomind “4 y la vinculé ala pos uubicarse en el “com ponde a un espacio zona de experiencit dio entre lo subjetiv tal, loconcibié com puesto que allfnoe: de su reafidad, la p no existe. Fundam como una experien« de donde provenga tuye un logro en el ble si ha habido ex confianza bésica. | cio transicional cor gacién de un me confiable, y por ta ifique y se interponga vllo, scribir las caracteristi- nifio sano jugando, no Jar su espontaneidad, sibilidad, entre muchas 2xibilidad a su don para +y niveles de comuni amente, y en un estado le-el punto de vista de nite tranquilidad, con- ndo observamos con amos cuenta que cada ya gana algo, un logro ¢, un dominio de expe- ello sin saberlo y me- aselo, sino que simple- do. Eso es fundamen- ‘orma de experiencia y dad, drea de experticia ‘cuenta que los nifios, an la terapia nos ha- aémeno del desarrollo to, del desarrollo fami Carrasco, 2002). Nos sistema relacional en ase incorpora asf a la ‘ade la familia que con- \ciar procesos de trans- », 2002). Frente a una adolescentes, el tera- sas pautas de relacién an en el momento pre- ler a la posibilidad de umilia a crear nuevas 238, haciéndose éf mis- \novedad. En la rela- ase reeditarén estilos odalidades vinculares nilia_y alos individuos ¢ jugar cumple vari el punto de vista del ve una forma de apro- temo, sometiéndoto a de él. El juego facilita aprender a manejar el ambiente, al despla- zat hacia el exterior miedos, angustias y problemas intemos, para luego dominarlos mediante la accién, El juego sano es una experiencia placen- tera y divertida, En un extremo opuesto, sabemos que en Ia psicosis el jugar puede transformarse en una realidad aterradora. BI juego sano permite expresar emociones ‘cargadas en forma negativa como la agre~ sin, expresar esta emocién sin volverlacon- tra s{ mismo favorece la catarsis emocional y laclaboracién de situaciones trauméticas; favorece el aprender a expresar y manejar sentimientos y conflictos, asf como asimilar ¢ integrar experiencias dolorosas. También permite controlar la ansiedad. Mis atin, se considera que el juego es autoterapéutico, en tanto favorece el desa- rrollo sano, pues permite integrar y asimilar la experiencia, a través de mecanismos como la proyeccién, el desplazamiento, la simbolizacién, etc. Losaportes de Winnicott (2002) permiten entender mejoreste aspec- to. Este autor estudi6 y describié el fend- meno del juego incorporando el aspecto interaccional, esto es, el “modo de estar” vinculado a la experiencia de juego. Distin- {gui6 el juego del jugar, y a la capacidad de jugar la denominé “fenémeno transicional”, y la vinculé a la posibilidad de un sujeto de ubicarse enel “como si”. Este lugar corres- ponde a un espacio potencial, a una nueva zona de experiencia —un espacio interme- dio entre lo subjetivo y lo objetivo—y como tal, lo concibié como un ugar de descanso, puesto que allfno existe el cuestionamniento de su realidad, fa pregunta “jesto es real?” ‘no existe. Fundamentalmente lo concibi6 de donde provenga. Esta capacidad consti- tuye un logro en el desarrollo, que es posi- ble si ha habido experiencias suficientes de confianza bésica. En este sentido el espa- cio transicional corresponde a una prolon- gacién de un modo de estar seguro y cconfiable, y por tanto a un tipo de vinculo 20 dentro de un clima emocional seguro que propicia Ia confianza para crear y para pro- bar la novedad, permitiendo asf explorar y crecer. Winnicott (2002) afirma que en este es- pacio la creatividad se torna posible y nos sentimos vivos como seres humanos, en contraposicign a ser tinicamente seres que reaccionan por reflejos. La capacidad de los seres humanos de jugar se mantendré durante toda la vida vinculada a las expe- encias culturales religiosas, artisticas, alos suefios, y se mantendré como un proceso abierto y relacional. Desde esta perspectiva, en una psicote- rapia estamos siempre jugando, pues el lu- gar relacional de la terapia corresponde a una zona de juego, también intermedia, 0 que podrfamos Mlamar, de acuerdo a ‘Winnicott, espacio potencial, compuesta por dos zonas de juego: la del paciente y la del terapeuta. El psicoandlisis,en opinién de este ator, corresponde a una forma refinada de juego. En psicoterapia, para que se de este tipo de experiencia, tal como en el desarro- Ilo, es necesaria una experiencia de con- fianza basica, Un terapeuta que se atreve a jugar propiciaeste clima naturalmente y sabe sacar provecho de ello. Es importante reconocer el valor relacional del juego y los significados singu- ares que la familia le da en una sesién de terapia, El clima emocional que favorece la creacién de contextos de juego implica ir is alld de fos contenidos del juego mismo: cs necesario proveer ala familia de un con- texto para que el juego se desarrolle (Whitaker, en Schaefer & Carey, 1994). La ‘experiencia de jugar en terapia es entendi- da més bien como una manera de estar con otros, como tna manera de deci y de es- ccuchar, vale decir, de comunicar. Entonces no se trata s6lo de apoyar que un nifio o una familia jueguen, sino de que el juego propi- cie nuevas y creativas maneras de vincu- larse y de estar juntos en una familia, Enfo- cando su uso en terapia familiar con nifios, De Famitas y Tarapias 13:20 / Ju 2008 2 & sejrue, eee) op oveND o Chileno do Terspia Familiar ‘ el juego también cumple variadas funcio- nes, Hegando a ser considerado por varios autores como una fundamental herramien- ta facititadora Para Andolfi (1984), el juego es el len- guaje relacional propio de la edad evolutiva y no debe ser considerado s6lo como un modo de expresién de emociones y conflic- tos intrasiquicos, sino que debe ser analiza~ doen funcién de la interaccisn que promuc- ‘ve entre cada nifio y adulto en particular, En ‘este mismo sentido, Carpenter (1993) sefia~ Jaqueeel juego puede serttil como forma de facilitar ia alianza y comunicacién, pero mas ‘que atender al contenido del juego, es nece- sario su aporte en el sentido interaccional. El juego acompaia Jas conversaciones, agre- ‘gando informaci6n, redondeando las ideas, haciendo énfasis, etc. El juego puede ser usado como estrate- gia especifica que brinda informacién al te- rapeuta sobre la familia: al asignar tareas conjuntas 0 promover determinadas interacciones a un grupo familiar en un con- texto de juego, es posible conocer sus for- ‘mas de organizacin, sus estos de comuni- cacién verbal y no verbal, formas de nego- ciar y resolver conflictos, de construir Kimi- tes, las pautas de apego, la capacidad re- flexiva de sus miembros, los estilos de liderazgo, coaliciones, nivel de desarrollo, ansiedades, fortalezas,ctc. El juego conden- say simboliza una enorme cantidad de in- formacién que muchas veces nos costaria varias sesiones recoger en forma verbal. Por ejemplo, una sesién de genograma familiar resulté especialmente facilitadora en una familiainhibida y poco verbal, para dar cuen- ta del impacto emocional en todo el grupo de la muerte al nacer de uno de los hijos. Al arles laconsignade construirel genograma, riinguno dud6 en incluir como miembroaeste hermano, lo que posibilit6 posteriormente incorporar en la conversaci6n estaexpetien- cia significativa, los recuerdos de los nifios yy emociones asociadas. En esta misma se- si6n, la elecciGn que la madre hizo del pa~ dre —“un nifio, porque es como un nifioy to considero como otto hijo mas"—, abrié ta posibilidad de tratar el conflicto entre la pa- reja de padres. ‘A través del uso del juego se permite a los padres observar, decodificar y partici- par en el juego de sus hijos de manera de mejorar su comprensién de la experiencia infantil, pudiendo profundizar el contacto emocional con sus hijos, asf como activan- do y fortaleciendo sus recursos parentales (Carpenter, 1993; Wachtel, 1997), de modo que se constituyan ellos en agentes tera- péuticos para el nifio. El juego y la atencién se centra en mejorar estas relaciones, més ‘que en dara los nifios experiencias emocio- nales correctivas con el terapeuta, puesto que la idea es que esta experiencia se ob- {tenga al interior de su familia. Al crear en- cuentros hidicos conjuntes el terapeuta brin- da la posibilidad a fa familia de verse a misma con suficientes energias y recursos autoterapéuticos, asi como poder recono- cer sus propios recursos y capacidad de transformacién. EI uso del juego se convierte en tera- péutico cuando a través de este tipo de ac- tividades la familia reflexiona sobre sf mis- maen un clima propicio, més allé de la in- formaci6n que brinda al terapeuta, En rele- cin a ello, muchas veces resulta ttl pre- guntar a la familia al término de la sesion eon qué se van”, 0 bien, al inicio de la se- si6n siguiente: “con qué se fueron, qué re- ‘cuerdan, qué les parecié la actividad”. Por ejemplo, un nifto de 9 afios contesté des- ‘pues de una sesidn de juego que le gust6 la actividad porque “nos entretuvimos y nos conocimos més”. Los padres muchas ve- ‘ces son quienes ponen palabras a fa expe- riencia y hacen su propio proceso de re- flexién al respecto: “me di cuenta que me ccuesta jugar y relajarme”, “me pongo como observador”. Estas observaciones a veces ssurgen en forma instanténea durante la se- sién permitiendo introducir los temas relacionales. Cuando fe preguntamos a ta De Familias y Terapias 15:20 / Jul. 2005 28 familia “c6mo se fue rior, podemos’encon eso reflexivo conti sid, generindose interacciones dentrc EI hablar sobre ello se vaya apropiande experiencia de desi podamos acompafia que la misma fami su proceso. Se ha seftalado qi tituye una estrategi bajar cuando hay ni prover de un medic de los nifios se sient participacién es rece te, Se dice que logt cia y facilitar la coo cen la terapia. Si pen: féeil que como act ‘una posici6n de nif El terapeuta ati esponténeas y hace cuando considera ‘crear puentes de tos y nftos. Bl jue mo de vincular y ¢ constituyéndose a periencia integradh relacional, asf cor adultos y nifios. FoRMAS DE JUGAR {C6mo jugar para terapéutico? Mas terminada técnica der al proceso rel Ja sesién. En ese de jugar emerge | municacién que quienes participa sefialado, depend en sesién y de le que se involuere dispuesto aj teescomounnitioy lo hijo mas"—, abrié ta J conflictoentre la pa- Jel juego se permite a decodificar y partici- 15 hijos de manera de siGn de ta experiencia ‘ofundizar el contacto jos, asf como activan- 4s recursos parentales tchtel, 1997), de modo silos en agentes tera- El juego y la atencién estas relaciones, mas ‘experiencias emocio- el terapeuta, puesto sta experiencia se ob- 1 familia, Al crear en- infos el terapenta brin- 1 familia de verse a sf 2s energfas y recursos como poder recono- ats0s y eapacidad de se comvierte en tera- vvés de este tipo de ac- sflexiona sobre sf mi icio, mas allé de la in- ‘zal terapeuta. En rela- veces resulta ttil pre~ | término de ta sesién: sien, al inicio de la se- qué se fueron, que re- 2ci6 la actividad”. Por 9 afios contesté des- « juego que le gusté Ia 9s entretuvimos y nos 9s padres muchas ve~ en palabras a la expe- nropio proceso de re- “me di cuenta que me me”, “me pongo como sbservaciones veces anténea durante la se- ntroducir los temas > le preguntamos a la familia “c6mo se fue” en una sesi6n poste- rior, podemos encontrarmos con que el pro- ‘e930 reflexivo continud después de la se~ si6n, generindose nuevas preguntas interacciones dentro de la misma familia. El hablar sobre ello permite que la familia se vaya apropiando en el lenguaje de su experiencia de desarrollo y que nosotros podamos acompafiar y conocer la sintesis ‘que {a misma familia va elaborando sobre su proceso. Se ha sefialado que el uso del juego cons- tituye tna estrategia privilegiada para tra- bajar cuando hay nifios y adultos juntos, al prover de un medio poco amenazante don- de los nifios se sienten cémodos y donde su participacién es reconocida como importan- te. Se dice que logra disminuir la resisten- cia y facilitar la cooperacién y participacién cen la terapia. Si pensamos sobre ello, es mas facil que como adultos nos ubiquemos en una posicién de nifios que viceversa. El terapeuta atiende a las interacciones espontineas y hace uso de recursos lidicos cuando considera que puede ser itil para crear puentes de comunicacién entre adul- 10s y nifios. El juego prove asfun mecanis- mo de vincular y conectar ambos mundos, constituyéndose de este modo en una ex- periencia integradora de lo individual y to relacional, asf como de Ia integracién de adultos y nifios. FORMAS DE JUGAR EN TERAPIA FAMILIAR C6mo jugar para que el uso del juego sea terapéutico? Mas alld del uso de una de- terminada técnica de juego. es central aten- der al proceso relacional en curso durante la sesién. En ese contexto, la posibilidad de jugar emerge como posibilidad de co- municacién que adguiere un sentido para quienes participan. Esto, como ya hemos sefialado, dependerd del clima emocional ‘en sesién y de la actitud de un terapeuta que se involucre en forma significativa y esté dispuesto a jugar. 29 Desde este punto de vista, el jugar se entiende como la capacidad del terapeuta deestablecer una “relaci6n lidica”, en don- de la posibilidad de jugar en sesi6n es con- siderada no s6to un objetivo terapéutico, sino incluso “un valor en si mismo, y una cuali- dad intrinseca del sistema terapéutico” (Andolfi, 1997), La finalidad del juego pasa 1a ser el juego mismo y st emergencia un logro terapéutico en sf. Cuando el uso de tuna técnica lidica se utiliza como fin en sf ‘mismo corremos el riesgo de descuidar lo anterior, aspecto que las misrmas familias se encargardn de hacernos ver, por ejemplo, 2 través de muestras de incomodidad 0 mo- lestia manifiesta. El entusiasmo por probar y practicar técnicas de juego no debiera estar por sobre las necesidades emergen- tes de la familia en sesin. Més bien propo- nemos que el terapeuta conozea y maneje diversas técnicas y as tenga siempre a mano de modo que pueda recurrir a ellas cuando el momento le parezca propicio. Las intervenciones en el campo del jue~ ‘go terapéutico han estado dirigidas funda- ‘mentalmente a a interpretacién de los con tenidos asf como a fines diagndsticos. Por ejemplo, en la terapia de juego familiar de orientacién psicoanalftica (Scharff, en ‘Schaefer & Carey, 1994), se atiende al jue- go esponténeo y a la expresién a través de éste de significados y metéforas inconcien- tes, asf como de patrones de relaciones objetales, siendo la interpretaci6n Ia forma de intervencién principal. Ademés de la necesidad de replantear este uso interpretativo del juego (Dio Bleichmar, 2000), se considera necesatio aprender a ‘observa y propiciar el uso del juego desde el punto de vista interaccional. Pocos auto- res (Andolfi, 1997; Cooklin, 2001; Carrasco, 2002), se han referido especfficamente al valor relacional del juego en terapia: “Es una Héstima que el psicoandlisis no haya logrado desplazarse del juego de los nifios al de los adultos, y atin mejor, al juego entre ést0s ¥ aquéllos" (Andoffi, 1997). Dentro dela pers De Fait y Terapias 18:20 + Ju, 2005 > g to Chileno do Terapla Familiar Revista del In pectiva psicoanalitica, Winnicott (2002) se acerca a esta tendencia cuando describe en Forma muy bella sesiones donde el juego de! nifio “acompaiia” las conversaciones del te- rapeuta con su madre. Podemos pensar que eso sucede siempre, en rigor, sise ha logra- do instalar en la sesi6n un contexto de co- ‘municacién con la familia, Pero més allé de comprender como terapeutas estos signifi- cados, nuestra tarea es poder devolverios a la familia de modo que adquieran un senti- do para ésta, Desde esta perspectiva, atender a la configuracién relacional en la cual “apare~ eel juego, implica poder reconocer no solo su riqueza simbélica sino ademas poder ver ¢ intervenir en relaci6n al saber procedi- mental y a procesos intersubjetivos que las familias “exponen” al terapeuta a través de sus interacciones. La observacién y andl sis esté centrada en el aqui y ahora, aten- diendo a los sistemas relacionales emergen- tes (Carrasco, 2002). Por ejemplo, en una sesi6n de titeres con una familia ensambla- dda hacfa poco tiempo, cuyo motivo de con- sulta fenfa que ver justamente con mejorar ta convivencia, lo primero que sucedis fue In leccién del mismo titere y posterior pe- tea entre dos de los nifios. Mas alld del con- tenido simbélico del titere elegidoen cues- tién, recogeresa interaccién en ese momen to permitié hacer manifiesta la gran neces dad de atencién que tenfan ambos nifios, ast como los conflictos de rivalidad y compe- tencia entre ambos. El humor y larisa son considerados as ‘vez parte fundamental del juego relacional (Andolfi, 1997; Withaker, en Schaefer & Carey, 1994). El valor del humor es que ‘marca un contexto donde se da permiso para seguir jugando con los problemas sin por ello sentirse disminuidos 0 juzgados. Por ello se Je considera una especie de regulador emo- ional det proceso terapéutico. La risa, por su parte, puede representar una especie de momento de relajamiento, o pausa, aunque sea corto, de todo el sistema terapéutico. De Familias y Toraplas 13:20 / Jul. 2008 Unejemplo del uso relacional del juego es la descripein del “objeto metaférico” (Andolfi, 1997). En el curso de la sesién ef ‘erapeuta puede extraer del contexto de la sesi6n “objetos-estimulos materiales” que le parezcan adecuados para representar com- portamientos, relaciones, interacciones en ‘curso o reglas de la familia: el zapato, las aves, etc. Estos son los “objetos metafo- ricos” o “indicadores relacionales”. Se tra- ta de que el terapeuta inicie un proceso de metaforizacién de la realidad terapéutica, implicando al grupo familiar entero, fevore~ ciendo el desplazamiento de significados metaféricos, necesidades y expectativas, de modo que estos adquieran un sentido relacional. Su éxito dependerd de la intensi ‘dad del significado que puede ser atribuido ‘ese objeto. Ast como con objetos, Andolfi sefiala que es posible jugar con palabras (propias y ajenas), construyendo un lenguaje metaforico 0 de imégenes. Dentro de las propuestas de técnicas de juego posibles de ser utilizadas en sesiones de terapia familiar con nfios, existe una gran diversidad que incluye desde el uso del jue~ ‘go en forma libre hasta juegos de reglas de tipo estructurado. Muchas de estas técni- ‘cas nacen y se enmarcan en modelos teéri- cos especificos (perspectiva sistémica, psicoanalitica, jungiana, terapia de arte, te~ rapias narrativas) (Larrondo & Puentes 2003). ‘Desde Ia perspectiva sistémica, una de Jas autoras mas prolificas en disefiar téoni- cas de juego familiar es Eliana Gil (1994). Esta autora propone, entre otras técnicas, Ja “entrevista de un tipico dia” (reproducit fen una casa de mufecas con miniaturas un dia tipico de Ia familia), el “genograma fa- miliar” (en un formato de genograma gran- de, cada miembro representa con un s{m- ‘bolo concreto a cada miembro de su familia incluyéndose a s{ mismo), los “acuarios fa~ ‘ifiares” (cada miembro dibuja su propio pez y se configura un espacio comin donde se ubican todos tos peces). Esta misma au 30 tora también propone enel uso de titetes, si por Irwin y Malloy (en 1988). La terapia narrativ mueve la generacién a teavés de fa conver relatos. historias (Fr se invita aos nifios y partir explicaciones s do y aespecular sobi texto del curso de u ‘ocupa la exteriorizac alifstica que busca s de los problemas de definir un problema persona o familia, se cin con el problem rnitiga a culpa, la vet za, ala vez que pert yy desenvuelto para ti terapia privilegia el que afirmaciones, int nes del terapeuta. El porciona recursos lir abrir nuevos signifi de hablar de una si rmular Ja inventiva y rietas y relatos (cor elterapentao la fare bién como recurso del supuesto de qu describen y config nas (Freeman, 2001, La técnica de (Sehefer & Carey, nace desde la teorit térmninos muy gene! bros de fa familia deja rellena con an cena, sueio, histo haciendo uso de di nas y animales), ¢ bbandeja se consid ‘yemocional que p: rma simbélica el r creatividad y favor so relacional dél juego +1 “objeto metaférico” el curso de la sesién ef raer del contexto de la aulos materiales” que le para representar corn ones, interacciones en familia: el zapato, las 1 los “objetos metafs- s telacionales”. Se tra- ta inicie un proceso de a realidad terapéutica, familiar entero, favore- niento de significados lades y expectativas, de dquieran un sentido Jependeré de la intensi- que puede ser atribuido no con objetos, Andolfi ale jugar con palabras anstruyendo un lenguaje igenes. spuestas de técnicas de rutilizadas en sesiones onnifios, existe una gran ye desde el uso del jue~ asta juegos de reglas de diuchas de estas técni- urcan en modelos teéri- erspectiva sistémica, iana, terapia de arte, te- (Lartondo & Puentes stiva sistémica, una de lificas en disefiar técni- ar es Eliana Gil (1994). e, entre otras técnicas, pico dfa” (reproducir eas con miniaturas un ilia), el “genograma fa- ato de genograma gran- “epresenta con un s{m- umiembro de su familia ismo), los “acuatios fa- mbro dibuja su propio nespaciocomtin donde peces). Esta misma au- tora también propone una técnica basada en el uso de titeres, similar a otra propuesta por Irwin y Malloy (en Schaefer & O'Connor, 1988). La terapia narrativa, por su parte, pro- mueve la generacién de nuevas realidades a través de la conversacién, de preguntas, relatos e historias (Freeman, 2001). En ella se invita alos nifios y a las famifias a com- partir explicaciones sobre hechos del pasa- do y aespecular sobre el futuro en el con- texto del curso de una historia nueva. Se ‘ocupa la exteriorizacién como préctica lin- agiifstica que busca separar a las personas de los problemas de modo que en vez de definir un problema como inherente a la persona o familia, se pueda tener una rela- cién con el problema exteriorizado, lo que mitiga la culpa, la verguenza, la desconfian- za, a la vez que permite un enfoque alegre y desenvuelto para tratarlos problemas. Esta ‘erapia privilegia el uso de preguntas més que afirmaciones, interpretaciones u opinio- nes del terapeuta, El uso de preguntas pro- poreiona recursos lingilisticos que permiten abrir nuevos significados y formas posibles de hablar de una situacién, asf como esti- malar la inventiva y la reflexi6n. Las histo- rietas y relatos (contadas o inventadas por elterapeuta la familia) se incorporan tam- bign como recurso en la terapia partiendo del supuesto de que las historias a la vez describen y configuran la vida de las perso- nas (Freeman, 2001; Gil, 1994). La técnica de Ia bandeja de arena (Schefer & Carey, 1994; Freeman, 2001) nace desde la teoria jungiana, y consiste en {érminos muy generalesen pedir a los miem- bros de la familia representar en una ban- deja rellena con arena alguna situacisn, es- ‘cena, suefio, historia, “su problema”, etc., haciendo uso de diversas miniaturas (huma- nas y animales), objetos y estructuras. La bandeja se considera un contenedor fisico -yemocional que permite representar en for- ‘ma simbdlica el mundo intemo, liberar la ‘reatividad y favorecer la individuacién y la integracion de la personalidad. El terapeuta no interpreta, sino que acompaita, refleja 0 comenta, intentando estar “completamente presente” durante el proceso. Su papel es el de ser co-explorador, junto al nifio y ta familia, de su creacién y posibles significa dos. La terapia de arte (Gil, 1994) apunta a movilizar la capacidad de expresi6n y crea- cién espontinea, dando importancia tanto al proceso creative como al producto final, En esto se diferencia del uso clésico que se da al dibujo, por ejemplo, en las técnicas proyeetivas, donde se enfatiza el producto, el cual es analizado por el terapeuta, En la terapia de arte el experto es quien trabaja, yee terapeuta, lejos de imponer interpreta~ ciones, asume més bien una posicién de ccuriosidad frente al trabajo, usando pregun- tasabiertas, acompaiiando y conteniendo el proceso, También posee la ventaia de que atravésdel productoes posible externalizar los problemas en forma concreta, de modo ue se facilita su abordaje posterior. Con material de arte se puede proponer a la familia variadas alternativas: dibujar la familia, dibujo de la familia como animales, dibujo quinético de la familia (dibujer acada ‘miembro de la familia haciendo algo) (Gil, 1994), dibujar el relato de los padres (Carrasco 2002), usar la técnica del “garabateo conjunto” (cada miembro hace tun garabato 0 rallado hasta generar una fi- gura comtin) (Gil, 1994), realizar collages familiares para representar algain terma 0 situacién, etc, ‘También existen juegos de tipo estruc- turado como las “tarjetas de sentimientos”, que representan distintas emociones y sen- timientos en expresiones faciales o corpo- rales de humanos 0 animales (Gil, 1994; Schaefer & O° Connor, 1988), y estén orien- tados ala identificacién de emociones y de~ sarrollo de lenguaje emocional en general De la enumeracién deserita se advierte Jaamplia gama de aportes que existen en el campo del juego familiar terapéutico. Esta 31 De Familias y Tergpias 1820 st 2005 Avista del Instuto Chileno de Terapia Familiar variedad parece invitamos a que, como te- rapeutas, y de acuerdo a nuestro propio es- tilo, comodidad personal y convicciones te6- as, nos attevamos a implementar y crear nuevas técnicas, Porque més alld de los procedimientos que ocupemos, nuestro de~ safio serd favorecer un contexto hidico don- de el juego adquiera verdaderamente un sentido relacional. ‘CoNCLUSIONES El juego constituye un modo natural y privi- legiado de compartir experiencias entre ni- fios y adultos, lo que le confiere el carécter de elemento indispensable en la terapia fa- miliar con niffos. Se condensan en este ele- mento los procesos relacionales e individua- Ies evolutivos que le dan sentido a la terapia y a la participacién de los nifios en ell, Hemos destacado tres aspectos que con- sideramos centrales para aprovechar terapéuticamente el juego y para evitar que éste se convierta en la expresién de una fragmentacién del espacio terapéutico (como podria ocurrr si el didlogo terapeu- ta-padres est desconectado del juego del nifio) o de una asimetria de la relacién en la experiencia terapéutica (por ejemplo, si el juego es usado principalmente como medio para que los adultos interpreten el juego del nifio). Estos aspectos son: + El nifio como sujeto de la terapia. Me~ diante el juego un nifio comunica su punto de vista, consiruye significados, regula su participacién de un modo apropiado a su etapa de desarrollo y contribuye a la orga~ nizacién de su entorno. Esta consideracién permite que laparticipacién de! nifio no que- de limitada a ser e! motivo de preocupacién co de queja por parte de los pacires, o bien a plasmar la raz6n para que éstos enfrenten y solucionen sus dificultades. + Los procesos relacionales que se des- pliegan en el juego en la sesién terapéutica. ‘tender a estos procesos permite priorizat el “modo de estar-con” del nifio y de los De Faiias y Terapias 13:20 /Jul 2005, padres, que incinye un “sentido de sf mismo y el otro” (Stern, 1997) y contribuye a un ‘cambio relacional sustentado en laexperien- cia directa. +E sentido terapéutico (autocurativo) del jugar en sf mismo: el juego es una actividad ‘esencial del desarrollo, que ala vez requiere y facilita la confianza necesaria para experi- ‘mentar Jo nuevo y constituye de esta mane- ra.el germen de todo proceso de cambio. [REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Andolfi, M. (1984). La participacién de los nifios en terapia familiar através del jue go. En Terapia Familiar. 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