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(2000). Comprehensive
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tal. (1979). Theefiicacy
psychotherapy in the
tte depressive episodes.
nal of Psychiatry 136:
De Familias y Terapias
‘julio 2005, 20, 23-33
¢Juguemos...? Posibilidades terapéuticas
del juego en terapia familiar con nifios
Carmen Paz Puentes Belmar
Pics
-loga Clinica, Terapeuta Familiar Unidad de
Terapia Familiar con Nios y Adolescentes IChTF
(carmenpuentesb@ hotmail.com)
Eduardo Carrasco Bertrand
Psiquiaira de Nikos y Adolescentes. Terapewa familiar
Docente del Instituto Chileno de Terapia Familiar
(ec)
RES
wrrascobertrand@vir.et)
UMEN
Este articulo destaca la importancia del uso del juego en terapia familiar con
nifios, tanto como contexto necesario para que se desarrolte el proceso terapéutico,
‘como en tanto herramienta especifica para intervenir en las pawias relacionales
en la familia. También pretende contribuir a consolidar entre los terapeutas una
mirada a los nifios que participan en terapia familiar, como sujetos actives de
ésta, independiente de su edad y modos
particulares de comunicacién, asunto que
25 0 no reforzado dependiendo de las formas en que se interactia con ellos. AL
promover esta mirada se descubre el amplio niimero de posibilidades terapéuticas
‘que la presencia de los nilios permite en sesiones.
IytRODUCCION
Sibien en los dltimos afios existe consenso
respecto a la necesidad de incorporar a los
niftos en Ia terapia familiar, asf como acer-
cade lautilidad del uso de técnicas Médicas,
los aportes respecto al uso del juego en se-
siones desde el punto de vista relacional son
ins bien escasos.
| juego se considera un medio facilita-
dordel trabajo con nifios en terapia familiar,
y,més atin, el jugar constituye una actitud y
tuna capacidad bisica, tanto del terapeuta
ccomo de la familia, necesarias para ubicar-
se en el “como si”, posicién desde la cual
se hace posible introducir cambios. El jugar
también surge como tna cualidad de la co-
monicacién que favorece la capacidad re-
flexiva y el desarrollo dela intersubjetividad
EL uso del juego debiera tener siempre un
sentido relacional y estar organizado en e
aqut y ahora, de manera que desde el mo-
‘mento emergente adquiera un sentido para
Ja familia y cumpla un rol comunicador en
treel o los nifios y los adultos presentes. La
posibilidad de que el hijo o hija perciba que
puede aportar en el trabajo terapéutico, 0
de que los adultos lo puedan comprender 0
visualizar, depende tanto o mas del jugar
‘como experiencia en la relacidn, que de que
el adulto obtenga una interpretacién surgi-
a del juego del nifio. De este modo, la ri-
queza simbélica que puede tener el juego
estard al servicio del vinculo con el nifio al
tiempo de otorgarle sentido a su presencia
en el espacio terapéutico.
23 De Familias y Torapias 19:20 / Jul, 2005fo Chino de Terapia Familiar
Revista det
EL NINO COMO “SUIETO” EN TERAPIA
{.Cémo un nifio se hace participe o ¢émo lo
hacemos participe de un proceso terapéuti-
co? Un nifio es siempre un sujeto activo en
terapia, independiente de su edad y modos
particulares de comunicaci6n. Ello no siem-
pre se ha reflejado en las experiencias en
que os nifios participan o son invitados a
participar en terapia. Por esta razén el tema
de cémo ineluir a los nifios en terapia fami-
liar ha ido cobrando relevancia en las élti-
mas décadas, sino en las précticas, al me-
nos en a teoria (Carpenter, 1993; Dowling,
1994; Andolfi, 1984; Carrasco, 2002;
Wachtel, 1997; Gil, 1994). Algunos terapeu-
tas (Cooklin, 2001, Martinez etal, 2003) se
han referido a esta necesidad aludiendo a
los derechos de tos nifios en terapia.
Francoise Dolto (1994), desde el psicoa-
nilisis, hizo un notable esfuerzo por hacer
vera la comunidad la importancia de con-
cebir a fos nifios como sujetos con voz y
deseo propio, dignos de respeto y con ca~
ppacidad de decir y comunicar desde su na-
cimiento: “al nacer el hombre es ya el mis-
‘mo enteramente, pero bajo una forma don-
de todo estd por advenir... todo esté ahi y
‘merece pues, ser respetado al mismo titulo
que tuviera 50 afios més”. Dolto plantea el
valor estructurante de la verdad dicha en
palabras a los nifios, incluso a los més pe~
quefios, concemiente a los acontecimientos
en los que estos se ven involucrados.
Desde la perspectiva sistémica, podemos
considerar a Withaker (en Schaefer & Ca-
rey, 1994) como el precursor de la conside-
racién de los nifios en terapia. El fue activo
en incluirlos y en facilitar su participacién
incluyendo juguetes en las sesiones de te-
rapia familiar, asi como dando especial im-
portancia al uso del lenguaje no verbal.
Andolfi (1997) coments en forma mas
especifica Ia consideraciGn a los nifios en
terapia: “al trabajar con una familia (..) eb
terapeuta debe considerar al nifio como una
persona que tiene pleno derecho a mani-
festar y comunicar sus pensamientos, sen-
timientos y opiniones de modo personal y
ciertamente no subordinado ni cualitat
‘vamente inferior a los otros”,
Cookiin (2001) se refiere a los mifios
pensantes y menciona la necesidad del te-
rapeuta de propiciar la participacién activa
de éstos en sesién, lo que requiere no sélo
que a.un nifio se le invite a hablar, sino mas
bien a ““darle razones para creer que sus
‘opiniones importan”. Este autor invita alos
nifios a participar de “conversaciones
dialécticas”, donde busca implicarlos en la
sesiGn, y activar su pensamiento participa-
tivo, para asf combatir las expectativas tra-
icionales del nifo de actuar en forma com-
placiente con los adultos y el terapeuta, A
propésito de los derechos del nifio en tera-
pia, menciona su derecho a expresarse li-
bremente en materias que les afecten, de
acuerdo a su edad y madurez, Al respecto,
se puede decir que 1a mayor parte de Ios
temas que se desarrollan en contextos te-
rapéuticos con familias son materias que a
los nifios les afectan.
Por su parte, Wachtel (1997) desarroll6
el concepto de “pensamiento sistémic
verso” refiriéndose a la tendencia de clini-
cos y terapeutas familiares a ver en exceso
Tainfluencia del sisterna familiar o conyugal
sobte el nfo, y olvidando a influencia
versa del nifio sobre el sisterna. Por ejem-
plo, no considerando muchas veces las ca-
racterfsticas de un nifio que generan o deri-
van en problemas de convivencia familiar.
Desde la perspectiva de esta autora, la ten-
dencia a ver a los nifios como “voceros”,
“aliados”, etc., ha dificultado verlos como
siujetos en su propia individualidad y propia
necesidad de decir. Al insistir en laidea del
nifio como “paciente indice”, comunicador
de la disfuncisn familiar, se ha tendido a
privilegiar la totalidad del sistema por sobre
la totalidad del individuo y mas especifi-
camente por sobre la subjetividad del niffo
(Carrasco, 2002).
Ara bien, sin duda que para comen-
De Familias y Terapias 13:20 / Jul. 2005 24
zara considerara.un nif
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Este autor invita a los
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stecho a expresarse li-
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madurez. Al respecto,
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jas son materias que a
:tel (1997) desarroll6
samiento sistémico in-
2a tendencia de clini-
iliares a ver en exceso
ma familiar conyugal
dando la influencia in-
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convivencia familiar,
‘de esta autora, la ten-
iflos como “voceros”,
ficultado verlos como
ndividualidad y propia
Al insistiren la idea del
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niliar, se ha tendido a
del sistema por sobre
viduo y mas especifi-
1 subjetividad del nifio
Juda que para comen-
zaraconsiderara un nifio requerimos como
terapeutas tener un minimo de manejo de
conocimientos acerca del desarrollo y psi
cologia infantil (Carrasco, 2003). Esto per-
mitiré manejarnos con soltura en lacomu-
nicacién verbal y no verbal que se desa-
rrolle en la terapia, asf como ser capaces
de leer, comprender y traducir determina-
das actitudes, rasgos e interacciones. Por
ejemplo, el tipo de juegos o dibujos, que
sabemos que tienen una evolucién que
cambia con la edad, 1a necesidad de los
nifios pequefios de estar fisicamente acti-
‘os, st labilidad atencional y motivacional,
su concretismo en el lenguaje, las dificul-
tades de separacién de un nifio pequefio,
cic, Aspectos como los mencionados son
basicos para facilitar la comunicacién que
se despliegue en terapia con nifios y adul-
tos presentes.
Desde otra perspectiva, Cooklin (2001)
alerta a los terapeutas que en su interés
por incluir a los nifios han tendido a usar
en forma indiscriminada métodos no ver-
bales de comunicacién y juego. Este ex-
tremo también podria conllevar algunos
rlesgos y terminar no considerando a los
nifios en ia préctica, Ello podrfadarse, por
ejemplo, al no atender a la necesidad de
Tenguaje de los nifios y de tratar temas “se-
ros”, bajo el supuesto de que no pueden
comunicarse a través del lenguaje verbal.
Muchas veces vemos que un niffo peque-
fio prefiere conversar sobre un tema aun-
que se le haya ofrecido Ja alternativa del
dibujo como medio de expresién. Por otra
parte, lo “poco familiar” para la familia
(valga la paradoja) de algunas técnicas de
juego, podria implicar el supuesto de que
el terapeuta tiene una capacidad privile-
giada de interpretar la comunicacién de los,
nifios, Tegando incluso a ser experimenta-
do por éstos como alguien que invade su
privacidad, o que “tiene pensamientos an-
tes que los otros” (Cooklin, 2001).
25
EL SISTEMA TERAPEUTICO CON NINOS:
ZONA DEJUEGO
Los padres de Emilia consultan porque la
hija presenta anorexia y desnutricién, Re-
fieren que desde los seis meses de edad se
ha alimentado en forma progresivamente
selectiva y restrictiva. Es la nica hija y en
el momento de la consulta tiene 4 afios. En
Ja segunda entrevista entra ala sala con una
maleta de juguetes médicos, ¢ inmediat
‘mente toma los titeres que estén dispo:
bles. Enel juego ellaes “doctora de los tte
res” ("pero son de mentira”, advierte), de
sus padres y de ella misma, Paralelamente,
yy mientras participan del juego, los padres
hhacen referencia a la historia de un atoro a
los 2 atios de edad, momento en que ellos
sitiian el agravamiento de los sintomas. EL
hecho ha ocurrido en otras oportunidades,
cen general cuando se le ofrece un alimento
‘que no le gusta, Por esta razén actualmen-
te sus alimentos estén reducidos a pocas
altemativas. Durante estos episodios, que
deseriben como draméticos, el padre reac-
cciona tranquilo. Sin embargo esta calma més
bien intranguiliza ala madre: “no me escu-
cha, no le gusta conversar, se engancha si
hablamos, dice”. En ese momento Emilia
interrumpe el juego e interviene: le dice ala
mamé que no hable tanto, porque quiere
‘mostrar un élbum de fotos donde figura de
bailarina. La madre sonrie, orgullosa. En este
nuevo clima reaparece, desde otra perspec-
tiva, la historia que permite comprender la
ansiedad con que fue esperada y recibida
lahije,
Cuando un nifio entra a una sesién de
terapia junto con su familia, es frecuente
que explore y que busque algo que le sirva
para jugar. No es mucho lo que necesita
para hacerlo: hojas y lapices por ejemplo, 0
tun objeto que esté a mano. A veces los ni
fios pequefios traen un juguete propio, tal
como ocurre en la breve viieta. Su modo
de estar en la escena, su capacidad de co-
municar y de hacerse parte del proceso te-
De Familias y Torapias 19:20 ul 2005rapéutico, se desplegaré desde el inicio,
‘Ahora bien, puede ocurrir que ese nifio no
solo encuentre materiales de juego sino tam-
bién a otros con quienes jugar. Y resultard
‘sumamente provechoso si esos otros, inde~
pendiente de su edad, participan también de
su juego y se dejan llevar por él. bien que
esos otros inviten al nifio a participar en la
escena con sus propios juegos.
De modo que, por una parte, el jugar
cconstituye una oportunidad de comunicacién
con el nifio y por otra, la respuesta de los,
adultos presentes aprovecha o abandona
esa posibilidad de conexién. Por ejemplo,
ante el juego esponténeo puede suceder que
uno de los padres sancione al nifio y lo “Tla-
me al orden”, quizés con la intencién de que
coopere con el terapeuta. Puede ocurrir
también que el nifo siga su juego mientras
se desarrolla un didlogo entre los adultos.
Asi, la escena terapéutica se fragmenta: la
experiencia no es compartida. El terapeuta,
con su actitud, puede actuar de puente y
favorecer la generacién de un clima emo-
ional propicio para jugar, ala vez.que faci-
litar la cormunicacién del nifio con sus pa-
dres. Para este efecto es necesario que se
sienta c6modo en la situaci6n y que conoz-
ca las caracteristicas y la importancia del
jugaren el desarrollo infantil.
En la vifieta se ilustra c6mo desde el jue-
go aparece un tema significativo para los
padres y para la nifia y cémo la interaccion
despliege un microsuceso en el cual la hija
interrumpe activamente el diélogo de los
padres cuando hacen referencia a la ten-
siGn entre ellos. Sin embargo esta interrup-
cién ocurre mostrando sus recursos (las
fotos de bailarina), modificando asf positi-
vamente el clima de la sesién. A partir de
este episodio es posible re-constituir expe-
riencias relacionales entre la hija y los pa-
dres —incluyendo las conversaciones so-
bre la dificultad que ha motivado la tera-
pia— que podriin contribuir a expandir las
posibilidades evolutivas y las capacidades
parentales, impidiendo que la conducta
Ds Familias y Terapies 19:20 / Jul. 2005
sintomitica se amplifique y se interponga
como freno al desarrollo.
Si intentamos describir las caracteristi-
cas que definen a un niffo sano jugando, no
dudaremos en sefialar su espontaneidad,
‘ransparencia y su flexibilidad, entre muchas
‘oiras. Llamaremos flexibitidad a su don para
cambiar de contexto y niveles de comuni-
cacién, fécil y répidamente, y en un estado
cemocional que, desde el punto de vista de
‘quien observa, transmite tranquilidad, con-
fianza y goce. Cuando observamos con
atencién podemos damos cuenta que cada
vez que un nifio juega gana algo, un logro
nuevo, un aprendizaje, un dominiode expe-
riencia mis. Y todo ello sin saberlo y me-
ros atin proponiéndoselo, sino que simple-
mente experimentando, Eso es fundamen-
talmente jugar, una forma de experiencia y
de creacién de novedad, érea de experticia
de los nifos.
Hay que tomar en cuenta que los nifios,
con su sola presencia en la terapia nos ha-
cen participes del fenémeno del desarrollo
individval y junto aello, del desarrollo famni-
liar (Falicov, 1991; Carrasco, 2002). Nos
sitvian dentro de un sistema relacional en
desarrollo. La terapia se incorpora asf a la
organizacién evolutivade la familia que con-
sulta, pudiendo potenciar procesos de trans-
formaciéa (Carrasco, 2002). Frente a una
familia con niflos o adoescentes, e! tera-
peuta es testigo de esas pautas de relacién
tal como se despliegan en ¢] momento pre-
sente y puede acceder a la posibilidad de
acompafar a esa familia a crear nuevas
formas de estar juntos, haciéndose é1 mis~
mo participe de esta novedad, En la rela-
cién con el terapeuta se reeditarén estilos
de interaccién y modalidades vinculares
cespeefficas a cada familia y alos individuos
que la componen.
La experiencia de jugar cumple varia-
das funciones desde el punto de vista del
desarrollo, Constituye una forma de apro-
piarse del mundo externo, sometiéndoto a
prueba, aprendiendo de él. El juego facil
26
aprender a manejar e
zar hacia el exterior
problemas interno, y
mediante la accién
Eljuegosanoes w
tera y divertida, En
sabemos que en la p.
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temo, sometiéndoto a
de él. El juego facilita
aprender a manejar el ambiente, al despla-
zat hacia el exterior miedos, angustias y
problemas intemos, para luego dominarlos
mediante la accién,
El juego sano es una experiencia placen-
tera y divertida, En un extremo opuesto,
sabemos que en Ia psicosis el jugar puede
transformarse en una realidad aterradora.
BI juego sano permite expresar emociones
‘cargadas en forma negativa como la agre~
sin, expresar esta emocién sin volverlacon-
tra s{ mismo favorece la catarsis emocional
y laclaboracién de situaciones trauméticas;
favorece el aprender a expresar y manejar
sentimientos y conflictos, asf como asimilar
¢ integrar experiencias dolorosas. También
permite controlar la ansiedad.
Mis atin, se considera que el juego es
autoterapéutico, en tanto favorece el desa-
rrollo sano, pues permite integrar y asimilar
la experiencia, a través de mecanismos
como la proyeccién, el desplazamiento, la
simbolizacién, etc. Losaportes de Winnicott
(2002) permiten entender mejoreste aspec-
to. Este autor estudi6 y describié el fend-
meno del juego incorporando el aspecto
interaccional, esto es, el “modo de estar”
vinculado a la experiencia de juego. Distin-
{gui6 el juego del jugar, y a la capacidad de
jugar la denominé “fenémeno transicional”,
y la vinculé a la posibilidad de un sujeto de
ubicarse enel “como si”. Este lugar corres-
ponde a un espacio potencial, a una nueva
zona de experiencia —un espacio interme-
dio entre lo subjetivo y lo objetivo—y como
tal, lo concibié como un ugar de descanso,
puesto que allfno existe el cuestionamniento
de su realidad, fa pregunta “jesto es real?”
‘no existe. Fundamentalmente lo concibi6
de donde provenga. Esta capacidad consti-
tuye un logro en el desarrollo, que es posi-
ble si ha habido experiencias suficientes de
confianza bésica. En este sentido el espa-
cio transicional corresponde a una prolon-
gacién de un modo de estar seguro y
cconfiable, y por tanto a un tipo de vinculo
20
dentro de un clima emocional seguro que
propicia Ia confianza para crear y para pro-
bar la novedad, permitiendo asf explorar y
crecer.
Winnicott (2002) afirma que en este es-
pacio la creatividad se torna posible y nos
sentimos vivos como seres humanos, en
contraposicign a ser tinicamente seres que
reaccionan por reflejos. La capacidad de
los seres humanos de jugar se mantendré
durante toda la vida vinculada a las expe-
encias culturales religiosas, artisticas, alos
suefios, y se mantendré como un proceso
abierto y relacional.
Desde esta perspectiva, en una psicote-
rapia estamos siempre jugando, pues el lu-
gar relacional de la terapia corresponde a
una zona de juego, también intermedia, 0
que podrfamos Mlamar, de acuerdo a
‘Winnicott, espacio potencial, compuesta por
dos zonas de juego: la del paciente y la del
terapeuta. El psicoandlisis,en opinién de este
ator, corresponde a una forma refinada de
juego. En psicoterapia, para que se de este
tipo de experiencia, tal como en el desarro-
Ilo, es necesaria una experiencia de con-
fianza basica, Un terapeuta que se atreve a
jugar propiciaeste clima naturalmente y sabe
sacar provecho de ello.
Es importante reconocer el valor
relacional del juego y los significados singu-
ares que la familia le da en una sesién de
terapia, El clima emocional que favorece la
creacién de contextos de juego implica ir
is alld de fos contenidos del juego mismo:
cs necesario proveer ala familia de un con-
texto para que el juego se desarrolle
(Whitaker, en Schaefer & Carey, 1994). La
‘experiencia de jugar en terapia es entendi-
da més bien como una manera de estar con
otros, como tna manera de deci y de es-
ccuchar, vale decir, de comunicar. Entonces
no se trata s6lo de apoyar que un nifio o una
familia jueguen, sino de que el juego propi-
cie nuevas y creativas maneras de vincu-
larse y de estar juntos en una familia, Enfo-
cando su uso en terapia familiar con nifios,
De Famitas y Tarapias 13:20 / Ju 2008
2
&
sejrue, eee) op oveND oChileno do Terspia Familiar
‘
el juego también cumple variadas funcio-
nes, Hegando a ser considerado por varios
autores como una fundamental herramien-
ta facititadora
Para Andolfi (1984), el juego es el len-
guaje relacional propio de la edad evolutiva
y no debe ser considerado s6lo como un
modo de expresién de emociones y conflic-
tos intrasiquicos, sino que debe ser analiza~
doen funcién de la interaccisn que promuc-
‘ve entre cada nifio y adulto en particular, En
‘este mismo sentido, Carpenter (1993) sefia~
Jaqueeel juego puede serttil como forma de
facilitar ia alianza y comunicacién, pero mas
‘que atender al contenido del juego, es nece-
sario su aporte en el sentido interaccional. El
juego acompaia Jas conversaciones, agre-
‘gando informaci6n, redondeando las ideas,
haciendo énfasis, etc.
El juego puede ser usado como estrate-
gia especifica que brinda informacién al te-
rapeuta sobre la familia: al asignar tareas
conjuntas 0 promover determinadas
interacciones a un grupo familiar en un con-
texto de juego, es posible conocer sus for-
‘mas de organizacin, sus estos de comuni-
cacién verbal y no verbal, formas de nego-
ciar y resolver conflictos, de construir Kimi-
tes, las pautas de apego, la capacidad re-
flexiva de sus miembros, los estilos de
liderazgo, coaliciones, nivel de desarrollo,
ansiedades, fortalezas,ctc. El juego conden-
say simboliza una enorme cantidad de in-
formacién que muchas veces nos costaria
varias sesiones recoger en forma verbal. Por
ejemplo, una sesién de genograma familiar
resulté especialmente facilitadora en una
familiainhibida y poco verbal, para dar cuen-
ta del impacto emocional en todo el grupo
de la muerte al nacer de uno de los hijos. Al
arles laconsignade construirel genograma,
riinguno dud6 en incluir como miembroaeste
hermano, lo que posibilit6 posteriormente
incorporar en la conversaci6n estaexpetien-
cia significativa, los recuerdos de los nifios
yy emociones asociadas. En esta misma se-
si6n, la elecciGn que la madre hizo del pa~
dre —“un nifio, porque es como un nifioy to
considero como otto hijo mas"—, abrié ta
posibilidad de tratar el conflicto entre la pa-
reja de padres.
‘A través del uso del juego se permite a
los padres observar, decodificar y partici-
par en el juego de sus hijos de manera de
mejorar su comprensién de la experiencia
infantil, pudiendo profundizar el contacto
emocional con sus hijos, asf como activan-
do y fortaleciendo sus recursos parentales
(Carpenter, 1993; Wachtel, 1997), de modo
que se constituyan ellos en agentes tera-
péuticos para el nifio. El juego y la atencién
se centra en mejorar estas relaciones, més
‘que en dara los nifios experiencias emocio-
nales correctivas con el terapeuta, puesto
que la idea es que esta experiencia se ob-
{tenga al interior de su familia. Al crear en-
cuentros hidicos conjuntes el terapeuta brin-
da la posibilidad a fa familia de verse a
misma con suficientes energias y recursos
autoterapéuticos, asi como poder recono-
cer sus propios recursos y capacidad de
transformacién.
EI uso del juego se convierte en tera-
péutico cuando a través de este tipo de ac-
tividades la familia reflexiona sobre sf mis-
maen un clima propicio, més allé de la in-
formaci6n que brinda al terapeuta, En rele-
cin a ello, muchas veces resulta ttl pre-
guntar a la familia al término de la sesion
eon qué se van”, 0 bien, al inicio de la se-
si6n siguiente: “con qué se fueron, qué re-
‘cuerdan, qué les parecié la actividad”. Por
ejemplo, un nifto de 9 afios contesté des-
‘pues de una sesidn de juego que le gust6 la
actividad porque “nos entretuvimos y nos
conocimos més”. Los padres muchas ve-
‘ces son quienes ponen palabras a fa expe-
riencia y hacen su propio proceso de re-
flexién al respecto: “me di cuenta que me
ccuesta jugar y relajarme”, “me pongo como
observador”. Estas observaciones a veces
ssurgen en forma instanténea durante la se-
sién permitiendo introducir los temas
relacionales. Cuando fe preguntamos a ta
De Familias y Terapias 15:20 / Jul. 2005 28
familia “c6mo se fue
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adultos y nifios.
FoRMAS DE JUGAR
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El juego y la atencién
estas relaciones, mas
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1 familia, Al crear en-
infos el terapenta brin-
1 familia de verse a sf
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como poder recono-
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se comvierte en tera-
vvés de este tipo de ac-
sflexiona sobre sf mi
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‘zal terapeuta. En rela-
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en palabras a la expe-
nropio proceso de re-
“me di cuenta que me
me”, “me pongo como
sbservaciones veces
anténea durante la se-
ntroducir los temas
> le preguntamos a la
familia “c6mo se fue” en una sesi6n poste-
rior, podemos encontrarmos con que el pro-
‘e930 reflexivo continud después de la se~
si6n, generindose nuevas preguntas
interacciones dentro de la misma familia.
El hablar sobre ello permite que la familia
se vaya apropiando en el lenguaje de su
experiencia de desarrollo y que nosotros
podamos acompafiar y conocer la sintesis
‘que {a misma familia va elaborando sobre
su proceso.
Se ha sefialado que el uso del juego cons-
tituye tna estrategia privilegiada para tra-
bajar cuando hay nifios y adultos juntos, al
prover de un medio poco amenazante don-
de los nifios se sienten cémodos y donde su
participacién es reconocida como importan-
te. Se dice que logra disminuir la resisten-
cia y facilitar la cooperacién y participacién
cen la terapia. Si pensamos sobre ello, es mas
facil que como adultos nos ubiquemos en
una posicién de nifios que viceversa.
El terapeuta atiende a las interacciones
espontineas y hace uso de recursos lidicos
cuando considera que puede ser itil para
crear puentes de comunicacién entre adul-
10s y nifios. El juego prove asfun mecanis-
mo de vincular y conectar ambos mundos,
constituyéndose de este modo en una ex-
periencia integradora de lo individual y to
relacional, asf como de Ia integracién de
adultos y nifios.
FORMAS DE JUGAR EN TERAPIA FAMILIAR
C6mo jugar para que el uso del juego sea
terapéutico? Mas alld del uso de una de-
terminada técnica de juego. es central aten-
der al proceso relacional en curso durante
la sesién. En ese contexto, la posibilidad
de jugar emerge como posibilidad de co-
municacién que adguiere un sentido para
quienes participan. Esto, como ya hemos
sefialado, dependerd del clima emocional
‘en sesién y de la actitud de un terapeuta
que se involucre en forma significativa y
esté dispuesto a jugar.
29
Desde este punto de vista, el jugar se
entiende como la capacidad del terapeuta
deestablecer una “relaci6n lidica”, en don-
de la posibilidad de jugar en sesi6n es con-
siderada no s6to un objetivo terapéutico, sino
incluso “un valor en si mismo, y una cuali-
dad intrinseca del sistema terapéutico”
(Andolfi, 1997), La finalidad del juego pasa
1a ser el juego mismo y st emergencia un
logro terapéutico en sf. Cuando el uso de
tuna técnica lidica se utiliza como fin en sf
‘mismo corremos el riesgo de descuidar lo
anterior, aspecto que las misrmas familias se
encargardn de hacernos ver, por ejemplo, 2
través de muestras de incomodidad 0 mo-
lestia manifiesta. El entusiasmo por probar
y practicar técnicas de juego no debiera
estar por sobre las necesidades emergen-
tes de la familia en sesin. Més bien propo-
nemos que el terapeuta conozea y maneje
diversas técnicas y as tenga siempre a mano
de modo que pueda recurrir a ellas cuando
el momento le parezca propicio.
Las intervenciones en el campo del jue~
‘go terapéutico han estado dirigidas funda-
‘mentalmente a a interpretacién de los con
tenidos asf como a fines diagndsticos. Por
ejemplo, en la terapia de juego familiar de
orientacién psicoanalftica (Scharff, en
‘Schaefer & Carey, 1994), se atiende al jue-
go esponténeo y a la expresién a través de
éste de significados y metéforas inconcien-
tes, asf como de patrones de relaciones
objetales, siendo la interpretaci6n Ia forma
de intervencién principal. Ademés de la
necesidad de replantear este uso
interpretativo del juego (Dio Bleichmar,
2000), se considera necesatio aprender a
‘observa y propiciar el uso del juego desde
el punto de vista interaccional. Pocos auto-
res (Andolfi, 1997; Cooklin, 2001; Carrasco,
2002), se han referido especfficamente al
valor relacional del juego en terapia: “Es una
Héstima que el psicoandlisis no haya logrado
desplazarse del juego de los nifios al de los
adultos, y atin mejor, al juego entre ést0s ¥
aquéllos" (Andoffi, 1997). Dentro dela pers
De Fait y Terapias 18:20 + Ju, 2005
>
gto Chileno do Terapla Familiar
Revista del In
pectiva psicoanalitica, Winnicott (2002) se
acerca a esta tendencia cuando describe en
Forma muy bella sesiones donde el juego de!
nifio “acompaiia” las conversaciones del te-
rapeuta con su madre. Podemos pensar que
eso sucede siempre, en rigor, sise ha logra-
do instalar en la sesi6n un contexto de co-
‘municacién con la familia, Pero més allé de
comprender como terapeutas estos signifi-
cados, nuestra tarea es poder devolverios a
la familia de modo que adquieran un senti-
do para ésta,
Desde esta perspectiva, atender a la
configuracién relacional en la cual “apare~
eel juego, implica poder reconocer no solo
su riqueza simbélica sino ademas poder ver
¢ intervenir en relaci6n al saber procedi-
mental y a procesos intersubjetivos que las
familias “exponen” al terapeuta a través de
sus interacciones. La observacién y andl
sis esté centrada en el aqui y ahora, aten-
diendo a los sistemas relacionales emergen-
tes (Carrasco, 2002). Por ejemplo, en una
sesi6n de titeres con una familia ensambla-
dda hacfa poco tiempo, cuyo motivo de con-
sulta fenfa que ver justamente con mejorar
ta convivencia, lo primero que sucedis fue
In leccién del mismo titere y posterior pe-
tea entre dos de los nifios. Mas alld del con-
tenido simbélico del titere elegidoen cues-
tién, recogeresa interaccién en ese momen
to permitié hacer manifiesta la gran neces
dad de atencién que tenfan ambos nifios, ast
como los conflictos de rivalidad y compe-
tencia entre ambos.
El humor y larisa son considerados as
‘vez parte fundamental del juego relacional
(Andolfi, 1997; Withaker, en Schaefer &
Carey, 1994). El valor del humor es que
‘marca un contexto donde se da permiso para
seguir jugando con los problemas sin por ello
sentirse disminuidos 0 juzgados. Por ello se
Je considera una especie de regulador emo-
ional det proceso terapéutico. La risa, por
su parte, puede representar una especie de
momento de relajamiento, o pausa, aunque
sea corto, de todo el sistema terapéutico.
De Familias y Toraplas 13:20 / Jul. 2008
Unejemplo del uso relacional del juego
es la descripein del “objeto metaférico”
(Andolfi, 1997). En el curso de la sesién ef
‘erapeuta puede extraer del contexto de la
sesi6n “objetos-estimulos materiales” que le
parezcan adecuados para representar com-
portamientos, relaciones, interacciones en
‘curso o reglas de la familia: el zapato, las
aves, etc. Estos son los “objetos metafo-
ricos” o “indicadores relacionales”. Se tra-
ta de que el terapeuta inicie un proceso de
metaforizacién de la realidad terapéutica,
implicando al grupo familiar entero, fevore~
ciendo el desplazamiento de significados
metaféricos, necesidades y expectativas, de
modo que estos adquieran un sentido
relacional. Su éxito dependerd de la intensi
‘dad del significado que puede ser atribuido
‘ese objeto. Ast como con objetos, Andolfi
sefiala que es posible jugar con palabras
(propias y ajenas), construyendo un lenguaje
metaforico 0 de imégenes.
Dentro de las propuestas de técnicas de
juego posibles de ser utilizadas en sesiones
de terapia familiar con nfios, existe una gran
diversidad que incluye desde el uso del jue~
‘go en forma libre hasta juegos de reglas de
tipo estructurado. Muchas de estas técni-
‘cas nacen y se enmarcan en modelos teéri-
cos especificos (perspectiva sistémica,
psicoanalitica, jungiana, terapia de arte, te~
rapias narrativas) (Larrondo & Puentes
2003).
‘Desde Ia perspectiva sistémica, una de
Jas autoras mas prolificas en disefiar téoni-
cas de juego familiar es Eliana Gil (1994).
Esta autora propone, entre otras técnicas,
Ja “entrevista de un tipico dia” (reproducit
fen una casa de mufecas con miniaturas un
dia tipico de Ia familia), el “genograma fa-
miliar” (en un formato de genograma gran-
de, cada miembro representa con un s{m-
‘bolo concreto a cada miembro de su familia
incluyéndose a s{ mismo), los “acuarios fa~
‘ifiares” (cada miembro dibuja su propio
pez y se configura un espacio comin donde
se ubican todos tos peces). Esta misma au
30
tora también propone
enel uso de titetes, si
por Irwin y Malloy (en
1988).
La terapia narrativ
mueve la generacién
a teavés de fa conver
relatos. historias (Fr
se invita aos nifios y
partir explicaciones s
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rietas y relatos (cor
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del supuesto de qu
describen y config
nas (Freeman, 2001,
La técnica de
(Sehefer & Carey,
nace desde la teorit
térmninos muy gene!
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haciendo uso de di
nas y animales), ¢
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familia: el zapato, las
1 los “objetos metafs-
s telacionales”. Se tra-
ta inicie un proceso de
a realidad terapéutica,
familiar entero, favore-
niento de significados
lades y expectativas, de
dquieran un sentido
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que puede ser atribuido
no con objetos, Andolfi
ale jugar con palabras
anstruyendo un lenguaje
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spuestas de técnicas de
rutilizadas en sesiones
onnifios, existe una gran
ye desde el uso del jue~
asta juegos de reglas de
diuchas de estas técni-
urcan en modelos teéri-
erspectiva sistémica,
iana, terapia de arte, te-
(Lartondo & Puentes
stiva sistémica, una de
lificas en disefiar técni-
ar es Eliana Gil (1994).
e, entre otras técnicas,
pico dfa” (reproducir
eas con miniaturas un
ilia), el “genograma fa-
ato de genograma gran-
“epresenta con un s{m-
umiembro de su familia
ismo), los “acuatios fa-
mbro dibuja su propio
nespaciocomtin donde
peces). Esta misma au-
tora también propone una técnica basada
en el uso de titeres, similar a otra propuesta
por Irwin y Malloy (en Schaefer & O'Connor,
1988).
La terapia narrativa, por su parte, pro-
mueve la generacién de nuevas realidades
a través de la conversacién, de preguntas,
relatos e historias (Freeman, 2001). En ella
se invita alos nifios y a las famifias a com-
partir explicaciones sobre hechos del pasa-
do y aespecular sobre el futuro en el con-
texto del curso de una historia nueva. Se
‘ocupa la exteriorizacién como préctica lin-
agiifstica que busca separar a las personas
de los problemas de modo que en vez de
definir un problema como inherente a la
persona o familia, se pueda tener una rela-
cién con el problema exteriorizado, lo que
mitiga la culpa, la verguenza, la desconfian-
za, a la vez que permite un enfoque alegre
y desenvuelto para tratarlos problemas. Esta
‘erapia privilegia el uso de preguntas més
que afirmaciones, interpretaciones u opinio-
nes del terapeuta, El uso de preguntas pro-
poreiona recursos lingilisticos que permiten
abrir nuevos significados y formas posibles
de hablar de una situacién, asf como esti-
malar la inventiva y la reflexi6n. Las histo-
rietas y relatos (contadas o inventadas por
elterapeuta la familia) se incorporan tam-
bign como recurso en la terapia partiendo
del supuesto de que las historias a la vez
describen y configuran la vida de las perso-
nas (Freeman, 2001; Gil, 1994).
La técnica de Ia bandeja de arena
(Schefer & Carey, 1994; Freeman, 2001)
nace desde la teoria jungiana, y consiste en
{érminos muy generalesen pedir a los miem-
bros de la familia representar en una ban-
deja rellena con arena alguna situacisn, es-
‘cena, suefio, historia, “su problema”, etc.,
haciendo uso de diversas miniaturas (huma-
nas y animales), objetos y estructuras. La
bandeja se considera un contenedor fisico
-yemocional que permite representar en for-
‘ma simbdlica el mundo intemo, liberar la
‘reatividad y favorecer la individuacién y la
integracion de la personalidad. El terapeuta
no interpreta, sino que acompaita, refleja 0
comenta, intentando estar “completamente
presente” durante el proceso. Su papel es
el de ser co-explorador, junto al nifio y ta
familia, de su creacién y posibles significa
dos.
La terapia de arte (Gil, 1994) apunta a
movilizar la capacidad de expresi6n y crea-
cién espontinea, dando importancia tanto
al proceso creative como al producto final,
En esto se diferencia del uso clésico que se
da al dibujo, por ejemplo, en las técnicas
proyeetivas, donde se enfatiza el producto,
el cual es analizado por el terapeuta, En la
terapia de arte el experto es quien trabaja,
yee terapeuta, lejos de imponer interpreta~
ciones, asume més bien una posicién de
ccuriosidad frente al trabajo, usando pregun-
tasabiertas, acompaiiando y conteniendo el
proceso, También posee la ventaia de que
atravésdel productoes posible externalizar
los problemas en forma concreta, de modo
ue se facilita su abordaje posterior.
Con material de arte se puede proponer
a la familia variadas alternativas: dibujar la
familia, dibujo de la familia como animales,
dibujo quinético de la familia (dibujer acada
‘miembro de la familia haciendo algo) (Gil,
1994), dibujar el relato de los padres
(Carrasco 2002), usar la técnica del
“garabateo conjunto” (cada miembro hace
tun garabato 0 rallado hasta generar una fi-
gura comtin) (Gil, 1994), realizar collages
familiares para representar algain terma 0
situacién, etc,
‘También existen juegos de tipo estruc-
turado como las “tarjetas de sentimientos”,
que representan distintas emociones y sen-
timientos en expresiones faciales o corpo-
rales de humanos 0 animales (Gil, 1994;
Schaefer & O° Connor, 1988), y estén orien-
tados ala identificacién de emociones y de~
sarrollo de lenguaje emocional en general
De la enumeracién deserita se advierte
Jaamplia gama de aportes que existen en el
campo del juego familiar terapéutico. Esta
31 De Familias y Tergpias 1820 st 2005Avista del Instuto Chileno de Terapia Familiar
variedad parece invitamos a que, como te-
rapeutas, y de acuerdo a nuestro propio es-
tilo, comodidad personal y convicciones te6-
as, nos attevamos a implementar y crear
nuevas técnicas, Porque més alld de los
procedimientos que ocupemos, nuestro de~
safio serd favorecer un contexto hidico don-
de el juego adquiera verdaderamente un
sentido relacional.
‘CoNCLUSIONES
El juego constituye un modo natural y privi-
legiado de compartir experiencias entre ni-
fios y adultos, lo que le confiere el carécter
de elemento indispensable en la terapia fa-
miliar con niffos. Se condensan en este ele-
mento los procesos relacionales e individua-
Ies evolutivos que le dan sentido a la terapia
y a la participacién de los nifios en ell,
Hemos destacado tres aspectos que con-
sideramos centrales para aprovechar
terapéuticamente el juego y para evitar que
éste se convierta en la expresién de una
fragmentacién del espacio terapéutico
(como podria ocurrr si el didlogo terapeu-
ta-padres est desconectado del juego del
nifio) o de una asimetria de la relacién en la
experiencia terapéutica (por ejemplo, si el
juego es usado principalmente como medio
para que los adultos interpreten el juego del
nifio). Estos aspectos son:
+ El nifio como sujeto de la terapia. Me~
diante el juego un nifio comunica su punto
de vista, consiruye significados, regula su
participacién de un modo apropiado a su
etapa de desarrollo y contribuye a la orga~
nizacién de su entorno. Esta consideracién
permite que laparticipacién de! nifio no que-
de limitada a ser e! motivo de preocupacién
co de queja por parte de los pacires, o bien a
plasmar la raz6n para que éstos enfrenten
y solucionen sus dificultades.
+ Los procesos relacionales que se des-
pliegan en el juego en la sesién terapéutica.
‘tender a estos procesos permite priorizat
el “modo de estar-con” del nifio y de los
De Faiias y Terapias 13:20 /Jul 2005,
padres, que incinye un “sentido de sf mismo
y el otro” (Stern, 1997) y contribuye a un
‘cambio relacional sustentado en laexperien-
cia directa.
+E sentido terapéutico (autocurativo) del
jugar en sf mismo: el juego es una actividad
‘esencial del desarrollo, que ala vez requiere
y facilita la confianza necesaria para experi-
‘mentar Jo nuevo y constituye de esta mane-
ra.el germen de todo proceso de cambio.
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asia y sanacion’
Schaefer, Ch. & Car“sentido de si mismo
97) y contribuye a un
tentado en la experien-
atico (autocurativo) del
juego es una actividad
0, que ala vez.requiere
‘necesaria para experi-
instituye de esta mane
proceso de cambio.
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