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2QUE ES UNA CONSTITUCION? T.—,Qué es una Constitucién? 1.—Ley y Constitucion . 2,-Los factores reales del ‘poder... 3.—Los factores de poder y las instituciones juridicas, La hoja de papel a 4.—Poder organizado e inorgAnico. . IL.—Algo de historia constitucional ... 1,—Constitucién feudal. . 2,—E] absolutismo 8.—La rovolucién burgnesa Ttl.—El arte y la sabiduria constitucionales 1,—Lo que debié hacerse el 48 2,—Consecuenciss. TV.—Concelusiones practicas.. . 3a be 58 8a 10 Ww rt} 78 wa 80 81 84 ci] sQUE ES UNA CONSTITUCION? (Conferencis pronunciada ante una agrupacién ciudedana de Borlin, on abril do 1862). Seforgs: Se me ha invitado a pronunciar ante vosotros una conferencia, para la cual he elegido un tema cuya importancia no necesita encarecimiento, por su gran actualidad. Voy # hablaros de problemas constitucionales, de lo que ¢3 una Constitucién. Pero antes de nada, quiero advertiros que mi conferencia tendrd un cardcter “estrictamente citn- tifico, Y, sin embargo, o mejor dicho, precisamen- te por ello mismo, no habrd entre vosotros una sola persona que no sea capaz de seguir y comprender, desde el principio hasta el fin, lo que aqui se ex- ponga. Pues la verdadera ciencia, seflorese—nunca esté ds més recordarlo—no es otra cosa que esa claridad de pensamiento que, sin arrancar de supuesto al- -guno preestablecido, va derivando de sf misma, paso a paso, todas sus ‘consecuencias, imponiéndo- sa con la fuerza, coercitiva de la inteligencia a todo aque! que siga atenfamente su desarrollo. Esta clarided de pensamiento no reclama, pues, de quienes escuchan ningim género de premisas especiales. Antes al contrario, no consistiendo, como acabamos de decir, en otra cosa que en aquella au- sencia de toda premisa sobre la que el pensamien- to sa edifica, para slumbrar de su propia entrafia — 51 todos sus resultados, no solo no necesita de elles, sino que no las tolers. Sdlo tolera y sélo exige uns cosa, ¥ es que quienes escuchan no traigan consigo supuestog previos de ningin género, m1 prejuicios atraigados, sino que vengan dispuestos a colocarse frente al tema, por mucho que acerca de él hayan hablado o diseurrido, como si lo investigasen por vez primera, como si alin no supiesen nada fijo de él, desnudandose, a lo menos por todo el tiempo que dure Ia nueva investigacion, de cuanto res- peeto a él estuviesen acostumbrados a dar por sen- tado. 1.—jQué es uns Constitucién? Comienzo, pues, mi conferencia con esta pregun- ta: gQué es una Constitucién? ¢En qué consiste la verdadera esencia de una Constitucién? Por to- das partes y a todas horas, tarde, mafhana y no- che, estamos oyendo hablar de Constitucién y de problemas constitucionales. En los periddicos, en jog circulos, en las tabernas y restaurantes, es éste el tema inagotable de todas las conversaciones. Y, sm embargo, formulada en términos precisos esta pregunta: glin qué estd la verdadera esen- cia, el verdadero concepto de una Constitucidn?, mucho me temo que, entre tantos y tantos como hablan de ello, no haya mds que unos pocos, muy jocos, que puedan darnos una contestacién satis- actoria. Muchos, verianse tentados, seguramente, a echar mano, para contestarnos, al volumen en que 88 uarda Ja legislacién prusiang del afio 1850, hasta ar en 61 con la Constitucién del reino de Prusia. Pero esto no seria, claro esté, contestar a lo que yo pregunty. No basta presentar la materia concre- 52 ta de ung determinada Constitucién, la de Prusia “ola que sea, para dar por contestada la prégunta que yo formulo: ,dénde reside la esencia, el con- cepto de una Constitucién, cualquiera que ella fuere? Si hiciese esta pregunta a un juriste, me con- testarla seguramente en términos parecidos a é8- tos: «La Constitucién es un pacto jurado entre el rey y el pueblo, que establece los principios bé- sicos de la legislacién y del-gobierno dentro de un pats», O en términos un poco més generales, pues- to due también he habido y hay Constituciones re- publicanas: «La Constitucién es la ley fundamen- tal proclamada en el pais, en la que se echan los cimientos para la organizacién del Derecho publico de esa nacién.» Pero todas estas definiciones juridicas formales, y otras parecides que pudieran darse, distan mu- sho de dar satisfaccién 9 la pregunta por mi formu- lade. Estas contestaciones, cualesquisra que ellas sean, se limitan a deseribir exteriormente cémo se forman las Constituciones y qué hacen, pero no nos dicen lo que una Constitucién es. Nos dan crite- trios, notas calificativas para reconocer exterior y juridicamente una Constitucién. Pero no nos dicen, ni mucho menos, dénde estd el concepto de toda Constitucién, la esencia eonstitucional. No sirven, por tanto, para orientarnos acerea de si una de- terminada Constitucién es, y por qué, buena o mals, faectible o irrealizable, duradera o inconsisten- te, pues para ello serla menester que empezasen por definir el concepto de la Constitucién. Lo pri- mero es saber en qué consiste la verdadera esencia de una Constitucién, y Iuego, se verd si la Carta constitucional determinada y concreta que examina- mos se acomoda co no a osas exigencias sustancia- les. Mas, pata esto, no nos sitven de nada esas de- finiciones juridicas y formalistas que se aplican por — 53 —- igual a toda suerte de papeles firmados por una nacién o por ésta y su rey, para proclamarlas por Constitueiones, cualquicra que sea su contenido, sin penetrar para uada en él. Bl concepta de la Jonstitueién—como hemos de ver palpablemente cuando a él hayamos legedo—es Ia fuente prima- ria de que se derivan todo el arte y toda la sabi- duria constitucionales ; sentado aquel concepto, se dosprenden do é] espontdneamente y sin esfuerzo alguno. Repito, pues. mi pregunta: ¢ Qué es una Cons- titucién? ;Ddnde estd Ja verdadera esencia, el ver- dadero concepto de una Constitucidn? Como fodavfa no lo sabemos, pues es aqui don- de hemos de indagarlo, todos juntos, aplicaremos um método que es eonveniente poner en prdcticn siempre que sé trata de esclarccer el coneepto de una cosa. Este método, sefores, es muy sencillo Consiste simplemente en comparar Ia eosa ecuvo concepto se investiga con otra semeajante a ella. esforzindose Tuego por penetrar clara v nitidamen- te en las diferencias que separan a una de otra. {Ley y Constitucién. Aplieando este método, vo me pregunto: 7 Fn qué se distinewen una Constituciin v una Ley? Ambas, la Jey y Ia Constitucién, tienen, evidente- mente, una esencia genéricea comin. Una Consti- tucién, para regir, necesita de la promulgacidn_le- gislativa. es decir, que tiene que ser también ley. Pero no ¢s una ley como otra cualquiera. una sim- ple lev: es algo mds. Entre los dos conceptos no hay sdlo afinidad: hay también desemejanza, Esta desemejanza, que hace que Ia Constitucién sen algo mds que una simple ley, podria probarse con cientos de ejernplos, Fl pafs, por ejemplo, no protesta de que a cada —54— paeo se estén promulgando leyes nuevas. Por a] con- trario, todos sabemos que es necesario que todos los aficg se promulguen un nimero més o menos ande de nuevas leyes. Sin embargo, no puede ictarse una éola l¢y nueva sin que se altere la si- tuacién legislativa vigente en el momento de pro- mulgarse, pues si la Jey nueva no introdujese cam- bio alguno en el estatuto legal vigente, serfan abso- lutamente superflua y no habria para qué promul- garla. Mas no protestamos de que las leyes se refor- men, Antes al contrario, vemos en estos cambios, en general, la migién normal de los cuerpos gobernan- tes. Pero, en cuanto nos tocan a la Constitucién, al- zamos goces de protesta y gritamos: | Dejad estar la Constitucién! ;De dénde nace esta diferencia? Esta diferencia es tan innegable, quel hasta hay Constituciones en que se dispone taxativamente que la Constitucién no podré alterarse én modo alguno ; en otras, se prescribe que para su reforma no has- tar& Ja simple mayorfa, sino que deberdn reunirse las dos terceras partes de los votos del Parlamen- to; y hay algunas en que la reforma constitu- cional no es de la competencia de los Cuerpos ¢o- legisladores, ni aun asociados al Poder ejecutivo, sino que para acometerla deber& convocerse extra, ad. hoc, expresa y exclusivamente para este fin, una nueva Asamblea legislativa, que decida acerca de 1a oportunidad ‘o conveniencia de la transfor- macién. En todos estos hechos se revela que, en el espi- ritu undnime de los pueblos, una Constitucién debe ser algo mucho més sagrado todavia, mds firme y mag inconmovible que una, ley ordinaria. Vuelvo, pues, a mi pregunta de antes: gBn qué se distingue una Constitucién de una simple ley? ‘A esta pregunta se nos contestarg, on la inmensa muyorla de los casos: La Constitucién no es una ley como otra cualquiera, sino la ley fundamental — 55 —

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