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DW. Winnitctt exeribid unos ‘atios antes de su muerte, en 1971, este documento intimo y fascinante sobre el tratamiento de tuna nina de dos stios apodada The Piggle. EL presente libro esta compuesto por los protocolos de dicho tratamiento, que duré poco ‘mis de tres atios, 9 las notas y comentarios del nitsmo Winnicott. Para conpletar el Panorama de su trabajo, ef antor ‘a ahadido extractos de la correipondencia que le envidran Jos padres de la nina. Ev wencia, el lector tiene la ortunidad de contar con 00" slos elementos en juego en el seaiamiento psicoanuittico puede ademis acceder a la Iintimidad de la sala de sesiones para estudiar ef trabajo del Jerapeuta y su paciente. Uno de los principales méritos de este Psicoanlisis de una ritta Pequena es que no se trata de un libro farragoso y denso sino més biew de um documento vivido de dos personar que trabajan y vegan con intensidad ¢ inteligencia con wn propésito reparador y saludable, ) Prsicoa:cates DY Winnicot is de unaNina equeria (The Pi DW Winnicott Psicoanalisis de una Nina Pequena (The Piggle) {Si ns PSICOANALISIS eh Lay, | Hesse DE UNA NINA oy PEQUENA (The Pigyle) por D. W. Winnicott GEDISA Titulo det original francés: The Pixgle. An Account of the Paycho-Analvtic Treatment of a Little Gir! ©) Clare Winnicott, 1977 ‘Traduccion; Horacio Vazquez Rial Cubierta: Rolando- Memelsdortf © by GEDISA, S.A. Muntaner, 460, entlo, 1. Tel, 21105 16 Barcelona / Espana ISBN: 84.74320887 Deposito Legal: B. 7074-1980 La reproduccién total o parcial de este libro, en forma idén- ica 0 modificads, escrita'a maquina o con sistema multigrat. mimedgrato, impréso, etc., no autorizada por jos editores, viola los derechos reservados, Cuslquier ulilizacién debe ser previamente solicitada, Impreso en Graticas Diamante Zamora, 83 - Bareslonat8 Impreso en Espana Printed in Spain INDICE, PREFACIO — Clare Winnicott y R. D. Shepherd NOTA PRELIMINAR — Ishak Ramzy , InTRonuccréN — D. W. Winnicott TA PACIENTE od 2 PRIMERA CONSULTA ake SEGUNDA CONSULTA 2... TERCERA CONSULTA 0. CUARTA CONSULTA . i Woes) & QUINTA CONSULTA . Eel 2 SEXTA CONSULTA . KR SePrIMA CONSULTA ia @ OCTAVA CONSULTA . a NOVENA CONSULTA ; Oe DECIMA CONSULTA . eR UNDECIMA CONSULTA 5... DUODECIMA CONSULTA, 5. DECIMOTERCERA CONSULTA... DECIMOCUARTA CONSULTA... DECIMOQUINIA CONSULTA... DECIMOSEXTA CONSULTA erioco — Por los padres de la paciente 2B an 29 43 37 n aL ot 103 ul 121 133 145 159 173, 185 191 201 205, 7 ADVERTENCIA DEL ‘TRADUCTOR «The Piggles es el conjunto de las notas toma- das por el Dr. Winnicott en el curso de un trata- miento psicoanalitico. En consecuencia, aparecen en sus péginas innumerables reiteraciones, frases inconclusas y comentarios abreviados, que cons. Piran contra una deseable pulcritud én el estilo. He optado por respetar hasta en sus menores de- talles el original inglés, convencidos de que la espontaneidad, la evidencia del libro en acto, cons- tituia uno de'los aspectos mds valiosos de esta erénica. No se impute, pues, lo que pueda parecer desalirio, a una supuesta desidia del traductor. HV. R PREFACIO Presentamos en este libro la transcripcién literal de las notas tomadas por un psicoanalista en el curso del tratamiento de una nifia. Se ofrece al lector la rara oportunidad de ser admitido en la intimidad del con- sultorio y estudiar ala paciente y el terapeuta en fur ciones. Lo cual resuitard de especial valor para quienes se relacionen profesionalmente con nifios, ast como también para quienes se preocupen por ellos y por su desarrollo, ‘The Piggle revestird un particular interés para aque- los que se encuentren familiarizados con los escritos del fallecido Dr. Winnicott, En sus comentarios y notas ecasionales para el lector, describe el tratamiento a medida que éste avanza, y nos revela su concepcion tedrica de lo que estd sucediendo. A la vez, aquello que dice, y la jorma en que lo dice, ilustran vivida- mente sus contribuciones a la teoria psicoanalitica y a la técnica del tratamiento de ninos. Pero éste no es un pesado libro de texto. Es el registro vivo de los actos de dos personas que trabajan y juegan juntas con decidida intensidad y placer. Desde el punto de vista de Winnicott, «no es posible para un nifto de esta edad desentranar el significado de un juego, a menos que lo jueguc y lo disfrute». La ansiedad se domina y pasa a formar parte del conjunto de la experiencia por me- dio del placer (Decimotercera consulta). Los lectores sentirdn la satisfaccién del propio Win- nicott en su juego con la nina. Toma conciencia de la transferencia y la acepta, pero hace mucho més: le da vida, representando los diversos roles que se le asignan. La dramatizacién de su mundo interior permite a la nifia experimentar y jugar con las fantasias que mds la molestan. La posibilidad se le proporciona en peque- jias dosis, y en un marco que ha devenido lo bastante seguro merced a la habilidad del terapeuta, La tensin creativa en la transferencia se mantiene, y el nivel de ansiedad e incertidumbre es conservado en los limites de la capacidad de la pequeia, de modo que el juego puede continuar. El Dr. Winnicott adaptaba su técnica a las necesida. des de cada caso en particular. Si hacia falta y era posible un psicoandlisis extenso, procedia a realizarlo Sino, variaba el método, pasando de las sesiones regu. lares a las sesiones «a pedido», 0 a consultas terapéu cas aisladas 0 prolongadas. En el caso que nos ocupa, se empleé el sistema de entrevista «a pedidor. En el manuscrito de este libro, el Dr. Winnicott habia indicado por escrito, para recordarlo en el mo- mento oportuno, la necesidad de hacer un comentario sobre su forma de trabajar con los padres de la pa- ciente. Lamentablemente, no lego a redactarlo por extenso, pero sus notas cifradas permiten entrever sus sentimientos acerca de su relacién profesional con ellos. Rezan asi: «Material disperso respecto de los padres —no terapia familiar —no asistencia por sepa- rado —psicoandlisis partagé (disperso). Ninguna de- fraudacion de su parte, y no interfirieron.» Hay también una nota en que se sugiere que tanto la participacién de tos padres como lo espaciado de las entrevistas, tuvieron como efecto el diluir la pose- sividad, dejando libre el camino para que la relacién de la paciente con sus progenitores se desarrollara como parte del proceso terapéutico en total. Los lec fores apreciardn que, en el caso que nos ocupa, los 10 padres eran profesionales, y conocian el terreno psico- terapéutico. Su colaboracién fue decisiva para los re- sultados de la tarea, La terapia durd dos afios y medio, con encuentros poco frecuentes. En los intervalos, la paciente solia en- viar mensajes y dibujos, adjuntos a las cartas que des- pachaban sus padres, para decir al Dr. Winnicott como ‘se sentia. Era vital para la labor terapéutica que las visitas se concertaran a solicitud de la niria, y tal téc- nica cobraba la mayor importancia en el mantenimien- to de la relacién. La intensidad de la transferencia no cedié, y se resolvié finalmente de un modo conmo- vedor y convincente para satisfaccién de ambos. Clare Winnicott R. D. Shepherd Comité de Publicaciones Winnicott uw ‘Tal vez se deban mencionar algunos datos relativos a Winnicott, especialmente para aquellos lectores que no hayan tenido acceso a ninguna resefia biogrifica suya, Hijo de padres auténticamente britanicos y criado en la abundancia, Winnicott se gradué en medicina poco después de los veinte afios. Comenzé a cjercer como pediatra en el Hospital de Niflos de Paddington Green, en Londres, y alli permanecié durante cerca de cuarenta afios, en el curso de los cuales estimaba haber visto, aproximadamente, 60.000 pacientes, entre madres y nifios. A poco de haber iniciado su practica pediatrica, entré en contacto con Ernest Jones, quien le envié a andlisis con James Strachey. Por esos aiios, Winnicott escribié: «Estaba entonces en mis comienzos como especialista en pediatria, y es facil imaginar cudn ex- citante me resultaba encontrarme ante infinidad de casos clinicos y obtener, por parte de padres sin cul- tura, miembros de las clases sociales que acuden a los hospitales, la confirmacin de que todos podian nece- sitar de las teorias psicoanaliticas que estaban comen- zando a adquirir un significado para mi a través de la propia experiencia, En aquella época no habia ningdn otro analista que fuese también pediatra, de modo que durante dos o tres décadas fui un fenémeno aislado.»! La fama y el reconocimiento mundial le legaron cn los tiltimos quince aftos de su vida. No habia creado escuela, ni lideraba un grupo de seguidores que difun- dieran sus ensefianzas. Logré ser reconocido gracias a la forma, modesta pero directa, y el estilo, sencillo inimitable, en que comunicaba sus descubrimien- Oralmente 0 por escrito, daba vividos ejemplos, tomados de su actividad real —pruebas irrefutables de suis conclusiones—, a los circulos cientificos y a los periddicos especializados en psiquiatria y psicoanilisis, | A Personal View of the Kleinian Contribution’, En: The Maturational Processes. and. the Fecilitating Environment, New York “iiternationsl "Universitiea’ Prete; Lowden, Logurth Press, Wh TS “ y, muy a menudo, a los cfrculos, mucho més amplios, de padres, trabajadores sociales, maestros y personas interesadas en general en la educacién, la salud men- tal y el cuidado de ninos. Winnicott hizo historia en la Ciencia de Ja naturaleza humana por el descubri- miento del significado de aquello que la gente sabii pero cuya importancia para el desarrollo y la realiza- cién personal no se comprendia. Seguin una lista de sus libros y articulos publicados, en la cual no constan las fechas, sus titulos llegan a 1902 FI detalle de los temas mds importantes de obra tan voluminosa, ocuparia por si solo un tomo; pero es posible acceder a lo esencial de las aportaciones de Winnicott mediante la lectura de la introduccién que Masud Khan redacté para la nueva edicién de sus articulos completos, Through Paediatrics to Psycho-Analysis (Por ta pediatria, al psicoandlisis): Tras haber sido uno de mis maestros mas estima- dos, Donald Winnicott fue, durante casi veinte afos, mi amigo y consultor. Como tenia la costumbre de pasar por Londres toda vez que iba a Europa para asis- tir al Congreso Internacional de Psicoanilisis, escribi a Winnicott en junio de 1969, preguntandole si dispo- nia de tiempo pare recibirme y conversar conmigo an- tes de que nos encontrasemos demasiado ocupados por las actividades previas al Congreso, cainino de Roma. Me respondié inmediatamente, proponiendo una cita tan pronto como hubiese Hegado a Londres, Pero en el siguiente correo, el mismo dia, recibi otra carta, en la que se lea’ «Tengo algunas noticias para usted. Aunque no lo sepa, el 22 de julio, entre las dos y media y las cuatro menos cuarto de la tarde, me va a supervisar en presencia de los visitantes del preCongreso! »Ello es debido a mi enfermedad, que determind ‘ease la bibliogratia, preparads por el editor en The Matura tionat Wbteaser nite Fueitiaane Emeronment, a 3" Londres, Hogarth Press, 1975 15 que algunos de mis alumnos tuviesen que ir a otra parte en busca de supervision; no he dado con nin- uno que tuviese un caso adecuado para trabajar en ‘exe momento. De modo que pedi autorizacién para ser supervisado en voz pasiva y le estoy pidiendo que lo haga. »Ofreceré una hora de andlisis de nifios, que prob- blemente usted encuentre bastante horrorosa como tal, pero que Hlevard a la discusién. Aguardo la expe- riencia con entusiasmo. Cuando nos encontremos, le informaré cualquier otra cosa que quiera saber, en caso de ser necesario. Tengo la esperanza de que se limite a hacer eso.» Apenas llegué a Londres, una noche, tras una sun- tuosa cena que Clare habia preparado para nosotros, Winnicott me hablé de la representacién que nos ata- ‘iia, prevista para el 22 de julio como parte del Pro- grama Cientifico del pre-Congreso ofrecido por la So- iedad Psicoanalitica Britanica. Cuando inquiri si habia Igunas notas que pudiese leer para ponerme al co- rriente de las particularidades del caso, me dijo con tono despreocupado que no hacia falta que perdiera cl tiempo en preparacién alguna ni que ocupase mi mente con otros detalles que aquellos que él iba a exponer, en los cuales debia basar mis observaciones como supervisor y mi actividad como moderador en Ja discusién abierta que tendria lugar en la reunién. Sélo después de un amable cambio de impresiones me entregé una copia mecanografiada de las notas relativas al caso, del cual atin no habia decidido qué aspecto presentar. Al regresar al hotel, movido por mi preocupacién por la posibilidad de que el puiblico se sintiera decep- cionado al no ver a Winnicott supervisando, como se habia anunciado —viéndolo en cambio supervisado, y por un colega menos conocido—, me apresuré a revisar Jas paginas del manuscrito para conocer su contenido y ver como podria Ilevarse la discusién. Como si hu- 16 biese hallado un tesoro, mi emocién y mi deleite ante lo que lef disiparon toda preocupacién y me hicieron contemplar la representaciéa con anticipada alegria, Ese manuscrito es el que se entrega al lector en este libro. Los asientos del amplio anfiteatro estaban ocupa- dos en su totalidad, y quienes legaron tarde tuvieron que conformarse con permanecer de ple, Segin la lista de asistentes registrados, entre el piblico se con- taban psicoanalistas de los cuatro rincones del mundo; tan s6lo unos pocos eran ingleses, puesto que el Pro- grama Cientifico del pre-Congreso estaba concebido primordialmente en funcién de los visitantes de ultra- mar. Tras explicar por qué no iba a presentar una supervisién propia y en cambio iba a ser supervisado por mf, a su propio pedido, Winnicott, procedié, con Su Yor suave y su tono modesto, a exponer el caso ¥ relatar el trabajo que habfa hecho en el curso de la primera sesién con la paciente. Una de las cuestiones que se discutieron en el subsiguiente coloquio fue la de si el tipo de tratamiento que Winnicott describfa con el nombre de «psicoanilisis a pedido», con sus se- siones poco frecuentes ¢ irregulares, era andlisis o psicoterapia. #1 respondié Iamando Ia atencién sobre Jo que habia hecho con la transferencia y el incons ciente, y no sobre los acuerdos formales de Ia situacién tica, ni sobre la fre y regularidad de las nes. En el curso de la discusién, un espectador spaciente coments, en un audible susurro: «Si hay alguna duda de que se trata de un anilisis, ¢cémo_es que_se sigue considerando so del Pequefio Hans* comp un clésico de la literatura psicoanalitica?» En su propia introduccién a este volumen, Winnicott se ocupa de las ventajas del método «a pedido». Lo cierto es que Winnicott ya habia definido su 4, Ereud, S, (1909), “Analysis of a Phobia in a Five YearOld Boy”. Standard Edition, 10:3-149. Londres, Hogarth Press, 1985, ” rl concepeién del psicoandlisis en 1958 al decir: «He sido invitado a hablar del tratamiento psicoanalitico y, en compensacién, un colega ha sido invitado a ha- blur de la psicorerapia individual, Confio en que ambos partamos del mismo problema: ¢Cémo distinguir una cosa de otra? Personalmente, no me veo en condiciones de precisar la diferencia. Para mi la cuestién es: ¢Ha tenido el terapeuta preparacién-analitica, 0 no? «Tal vez nos resulte mas provechoso contrastar nuestros dos temas con el de Ja psiquiatria infantil, que contrastarlos entre si, En mi ejercicio profesional he tratado miles de nifios de ese grupo de edad [la- tencia] mediante técnicas de la psiquiatria infantil. He realizado (en mi condicién de analista) psicoterapia individual en algunos cientos de casos. También he sometido a cierto ntimero de nifios de ese grupo de edad a psicoandlisis; més de doce y menos de veinte. Los limites son tan imprecisos que me resulta impo- sible ser exacto.» Unos afios més tarde (1962), volvié sobre el tema; dijo: «Me divierto haciendo andlisis y siempre pienso con ilusion en el fin de cada caso. El anilisis por el anilisis mismo no tiene sentido para mf. Hago andlisis porque el paciente lo necesita y le hace bien. Si el paciente no necesita analisis, hago otra cosa. En cuanto ‘al anélisis, uno se pregunta cual es el limite mdximo de lo que es posible permitirse hacer. Por el contrario, en mi practica clinica la consigna es: Qué es lo menos que se puede hacer?» Concluye el mismo articulo con la siguiente decla- racién: «En mi opinién, nuestros objetivos en la apli- cién de la técnica estandar no se ven afectados si Hegamos a interpretar mecanismos mentales que co- rresponden a desérdenes de tipo psicético y a niveles 5, *Child Analysis in the Latency Period”. En: The Maturationat Prntesye und the Fucittarize Bretronment, 18, f°" F\c"Aims of Psycho-Analytical Treatment”. Rin: The Marura- sional Processes and the Pecilitatng Environment, cit., pp. 166170. primitivos en los estadios emocionales del individuo. Si nuestro propésito sigue siendo el verbalizar la con- ciencia naciente en términos de transferencia, estamos haciendo anilisis; si no, somos analistas en el ejercicio de cualquier otra :écnica que estimemos adecuada para Ja ocasion. gY por qué no?» Ishak Ramzy, M. A. Ph. D. Topeka, Kansas, octubre, 1974 ” INTRODUCCION Este libro, que se presenta bajo mi nombre, esté escrito en parte por los padres de la nifia apodada «The Piggle».' Esta compuesto por resiimenes de car- tas referidas a Gabrielle, redactadas conjuntamente por ambos, y por mis notas clinicas, en un intento de brindar una descripcién detallada de las entrevistas psicoanaliticas. He agregado comentarios, pero no los. suficientes —asi lo espero— para impedir al lector hacerse una idea personal del material y su evolucién. Surge la cuestién de si es 0 no correct publicar los detalles intimes de un andlisis, pero el hecho de que en este caso Ia paciente tuviese dos afios y cuatro meses de edad al comenzar el tratamiento hace mas facil la decisién. También, asumiendo parte de la res- ponsabilidad, sus padres han considerado que el tomar conocimiento de la publicacién de esta descripcién no dafiard a Gabrielle cuando sea mayor? No aseveraria que el tratamiento haya terminado. Siempre me resulta dificil cc ir completo un tra- tamiento cuando el paciente es tan joven que el pro- eeso de desarrollo en si puede tomarse por un comienzo 1, En Inglaterra, el apods "Piggle* ex un término carinoso empleado frecuentcrhente'en el tfald con ifios pequefos . En fecha posterior, a madre ofrecid tunes pocos. coment: ios.» Ta, transcripcion, oy dentinaden 9m punlleacion. “Algrt e"ellos se inchuyeron finaimente en el libro. 21 Yt” de éxito analitico. En este caso es dable apreciar que al principio la enfermedad de la nifia domina la escena, de modo que es facil atribuir la mejoria clinica al trabajo realizado en andlisis. Con el tiempo, sin em- bargo, la nifia comienza a liberarse de las pautas de la da organizacién defensiva que constituye la enfe medad, y entonces se hace muy dificil distinguir entre mejoria clinica y desarrollo emocional, entre el trabajo realizado en tratamiento y el proceso de maduracién que entonces encuentra trabas. ‘Los padres entraron en contacto conmigo en enero de 1964, cuando Gabrielle tenfa dos afios y cuatro me- jelle catorce veces, ea pedido», comenzan- s y cinco meses. Tenia cinco afios en ocasién de Ja decimocuarta sesién. En este analisis, debido al hecho de que la nifia vivia a considerable distancia de Londres, el tratamiento fue hecho «a_pedido», y ello afecté a la finalizacién del mismo. No hay razon alguna por la cual el método «a pedido» no debe ser continuado e incluir, tal vez de tanto en tanto, fases de tratamiento intensivo. El lejano futuro no se puede predecir —y tampoco es necesa- rio—, Se veré, no obstante, en esta relacién, que el analista es mas propenso a la tolerancia en lo referente a la sintomatologia de la nifia, que los padres, quienes tienden, una vez iniciado el tratamiento, a ver en la aparicién de sintomas, invariablemente, un indicador de que la pequeiia debe regresar a la consulta. Una vez ‘que un nifio se pone en tratamiento, se pierde de vista Ja rica sintomatologia de todos aquellos a los que se cuida en sus propios satisfactorios hogares. Es posible que en realidad el tratamiento perjudique algo tan valioso como la capacidad del medio doméstico para tolerar y hacerse cargo de los estados clinicos del nifio que revelan tensién ¢ interrupciones temporarias en cl desarrollo emocional, o que perjudique inclusive el propio desarrollo. ‘A este respecto, el método «a pedido» tiene venta- jas sobre el de sesién diaria cinco veces por semana, Por otra parte, no se debe creer que un compromiso sea de gran valor: o bien el nifio debe analizarse sobre la base de una sesién diaria, 0 bien debe ser visto a pedido. Los tratamientos de una-vez-ala-semana, que se han convertido casi en un compromiso aceptado, son de dudosa utilidad, puesto que decaen entre una y otra sesin e impiden que se realice un trabajo verdade- ramente profundo. El lector puede Iegar a la conclusién de que el estado clinico de esta nifia es correctamente descrito en las cartas que los padres escribieron entre horas de tratamiento. Es posible ver en ellas, que fueron redactadas sin el menor propésito de publicacién, sen- cillamente para informar al analista, que la_enferme- dad_de Gabrielle adquirié rasgos_mas_preciso: organizacién mas clara como dolencia tipo después del primer par de sesiones. Luego, poco a poco, las carac- Feristicas fueron haciéndose en cierta medida mas di- fusas, dando paso_a una serie de estadios de madura- cién que debian volver a manifestarse a pesar de sido_satisfactoriamente superados en la infancia de Gabrielle; por ejemplo, antes del embarazo de la ma- dre. Es, sin embargo, a partir de la descripcién del trabajo psicoanalitico que el lector puede observar_lo esencialmente_saludable_de la personalidad de_esta nifia, cualidad que siempre resulté evidente para el analista, aun_cuando _clinicamente_y en_cl_hogar_la pequefia estuviese realmente enferma. Ello dio un im- pulso al tratamiento, claramente visible desde los co- mienzos ¢ indudablemente reforzado por la confianza_ de los padres y de la paciente en el analista. Los det Nes del trabajo demuestran que, desde el principio, Gabrielle iba a trabajar, y que cada vez que acudia al tratamiento Ieveba_un problema que estaba en con- diciones de exponer. En todas las ocasiones el analista tuvo la impresién de ser_informado por la nifia de un problema especifico, si bien hubo muchas reas de 2B juego indcterminado o conducta 0 conversacién en las cuales parecia faltar orientacién, Esas fases de juego indeterminado constituian a todas luces un rasgo im- portante para extraer del caos un sentido, el de la direccién del desarrollo, y la nifia alcanzaba, a través de cllas, a experimentar una sensacién de auténtica necesidad, la necesidad que la habia impelido a pedir otra sesién, He dejado intacto adrede el material im- preciso en su forma original, tal como lo recogi en el LA PACIENTE momento de tomar las notas. DW. Wilco BRC ee: EXTRACTO DE LA PRIMERA CARTA DE LOS P ‘A POR 32 de woes bye, /1965 "ADRES, ESCRITA POR LA MADRE Enero, 4, 1964 «gDispone usted de tiempo para ver a nuestra hija Gabrielle, que tiene dos afios cuatro meses? Tiene problemas, que la Hiaaienet derglaras por ins nectar 9 0 veces parecen afectar el conjunto de su vida y su relacién con nosotros, aunque no siempre. »He aqui unos pocos detalles. »Es dificil describirla como un bebé; parece en muchos_aspectos_una_persona - adulla_y da Ta impresién de poseer gran- des recursos interiores. Hay poco que in- formar acerca de la alimentacién; apa- rentemente, se realiza sin dificultades y con naturalidad; asf fue el destete. Fue amamantada hasta ‘tos nueve meses! Te- na un gran sertido del equilibrio: rara vez se cayé, al aprender a caminar, y rara vez lloré al caerse. Desde los prime- 1. La cursiva me pertenece. D. W. W. 4 10s tiempos, evidencié sentimientos muy pasionados hacia su padre. y fue en cier to sentido despotica con su madre, *Tuvo_una_hermanita (actualmente de siete meses) a los veintitin meses; yo con- sideraba que era demasiado pronto. ¥ tan- to esto como (se me ocurre que también) huestra ansiedad al respecto? parece ha- ber dado lugar aun gran cainbio en ella, »Scaburre y se deprime con facilidad, cosa que antes no sucedia ostensiblemen- te, ¥ ha cobrado de pronto gran concien- de sus relaciones y especialmente de su identidad. La fuerte angustia y los abiertos celos de su hermana no duraron mucho, si bien la angustia fue muy in- tensa, Ahora ambas se encuentran reci- procamente muy divertidas. Hacia su ma. re, cuya existencia habia dado la impre- sion de ignorar, Gabrielle muestra una mucho mayor calidez, aunque a veces, también, manifieste mas resentimiento. Adquirié muy evidentes reservas respecto de su padre. ‘No intentaré darle mds detalles sobre el particular, sino referirle las fantasias que Ta Hevan a Hamarnos a gritos hasta bien entrada la noche. »Tiene una mamé y un papé negros. La mama negra se le presenta por la noche y dice: ‘gDénde estan mis yams?" (Yam comida. Se sefiala Tas tetillas, las Hama pons y las estira, Buscando agrandarlas.) ‘veces la mama negra la pone en el vater. La mami negra, que vive en su vientre, y Gonig cual oe puede hablar por teletono, se enferma con frecuencia, y es dificil que mejore. La enfermedad descripta elinicamente 2. No supe hasta mucho mis tarde, que Ja propia made habia pavade\por hr ciperentla fe Taser ua hentaane’ seas Steins cad we %6 »El segundo producto de la fantasfa, de aparicién postericr, es el ‘babacar’. Cada noche grita: ‘Habladme del_babacar, de- cidme todo acerca del babacar’. La mama y el pap4 negros suelen estar juntos en habacar, 0 algin_hombre solo, Muy de tanto en tanto se manifiesta una Piggle” negra (Ilamamos ‘Piggle’ a Gabrielle). >Hubo una época, ya pasada, en que se arafiaba_el_rostro gravemente todas las noche: »Muchas veces se la ve enérgica y es- pontanea y lena de vida, pero en’ esia ocasién decidimos pedir su ayuda para que no se fije ni se endurezca como tinica posibilidad de hacer frente a su angus- tins EXTRACTO DE CARTA DE LA MADRE «Las cosas no han mejorado en ningiin sentido desde que le escrib{. Ahora es pe eee ce en cl juego; es dificil inclusive que_acepte ser ella misma: es el ‘baba’ o, mas fre- cuentemente.la mam. ‘La Pigeah se fue, fue_al_babacar. La_Pigeah es negra. Las dos Piggahs se encuentran mal. ;Mama, quéjate del babacar! sLe dije que habia escrito al Dr. Win- nicott “que entiende de babscares y ma- ‘mis negras’; deste entonces ha cesado su ruego nocturno: ‘Habladme del babacar’. Dos veces me pidid, de modo imprevist ‘Mama, Ilévame conde el Dr, Winnicott Un estado clinico degenerative PRIMERA CONSULTA (Febrero, 3, 1964) Los padres trajeron a la nifia y empe- vamos por pasar un rato juntos en el consultorio. Gabrielle se vefa preocupada, y me parecia evidente que habia venido dispuesta a ponerse a trabajar tan pronto como traspusiera la puerta. Llevé a los tres a la sala de espera y luego intenté hacer regresar a Piggle a mi_despacho, No estaba completamente decidida a recorrer ese trayecto, y al atra- vesar el corredor dijo a su madre es la prueba de un 20 fuerte y organizado, y de la institu sion del analista como «persona papé», © 2, kas sificultades comenzaron con Ia llegada de un nuevo bebé, lo cual forz6 un desarrollo prematuro del ego de la Piggle. iy ROPER del término, “objeto subjetivo", véase Winnicott {Hap flgvine and Reality, Londres, Tavistock Bubliestion oa (Hay edicion casteliana: Realidad y juego, Ce Haare ambien, The Maturational” Processes and. the Faciltorsa iecuitqment, Nueva ‘York, International Universities Pree fet dees, Homarth Press, 1968, pp. TROISE % No estaba preparada para la simple am- hivatencia. * |, Indicacién de elementos de locura: pacar, sistema re negro, etc., pesadillas. #4 Facilidad de comunicacién, #5. Solucién temporaria por regresién A bebé en lacuna. CARTA DE LOS PADRES, USCRITA POR EL PADRE «Fue muy amable por su parte el reci- birnos; y fue de gran ayuda su Hamada precisamente cuando nos estébamos pre- juntando cudl seria la mejor forma de co- municarnos con usted. »Como usted ya sabe, el dia siguiente a aquél_en_que Te vio, la_nifi «! cochecito, succionndo un biberén, Yo no percib{ que eso la satisficiera, y pron- to renuncié a su propésito. Ahora es, al- ternativamente, la Gran Mamé (una muy indulgente) y el bebé, pero nunca ella misma; no nos permite siquiera llamarla por su nombre. ‘La Piggah’ (dice) ‘s'a ido. Es negra. Las dos Piggahs son negras.’ nLa hora dé acostamse sigue endo muy dificil; suele despertar a las nueye o diez, ‘por el babacar’. Durante el dia, en dos ccasiones, tras haber pasado un rato agra- dable, ha dicho: ‘Lora Mama’ — ‘zPor ‘qué? — ‘Por el babscar’. Los babacares aparecen por lo general vinculados con Ja mamé negra; pero en Ios tltimos dias, por vez primera, una mam buena entré en escena. La vocecita mds bien ansiosa Y gazmofia, que no parece suya, no de- muestra gran cosa. Le emplea principal- mente para hablar de su baba —su mufie- a, no su hermana, Con Susan, su herma- na (‘el Baba Sush’) tiene una buena rela- cidn; da la impresién de ser auténticamen- te compasiva con ella, a pesar de ocasio- nales maltratos, y hacen ruidos desagra- dables en compaiifa, para gran regocijo de ambas. Repitio en varias oportunidades, como con pesar, que el Dr. Winnicott no_sabe nada del babscax, y “dijo: *No_ mg_Jlevan_a Londres’. También hubo algo acerca de haberle proporcionado infor- macién falsa, diciéndole que habia viaja- do en coche [viajé en tren; aunque pue do haberme equivocado al no preguntar- le]. Luego el tema no se volvié a tocar du- rante varios dias, hasta cuando no pudo recordar una cancién y me pidié que le Mevara_a_ver_al_Dr. Winnicott: al dia si- ‘guiente me pidié que no Jo hiciera, Luego se entretuvo en reunir carretadas de j guetes para traer a Londres, para ‘jugar y conversar’, En los tiltimos dias tuve que ser la Piggah, y ella Ia Mamé: “Te Mevaré al_Dr. W. Di que no.’ — ‘gPor qué?” — "Porque necesito que digas que no. >Los tiltimos dos o tres dias me pidié con mucha insistencia que la Mevase al Dr. W. la primera vez fue cuando co- menté que se la veia triste y clla aseguré que habia estado triste toda la mafian: ‘Ligvame_al_Dr. W.’ Le dije que escribi ria para hacerle saber al Dr. W. que esta- batriste. Tras una pesadilla, anoche (re- ferida al babecar, la mama negra que que- ria sus yams y ponia a Piggle negra y con el cuelio rigido) dijo: “El babacar esta ite? Inquiri qué significaba ‘ite’ y me res- pondidé que se lo explicaria al Dr.W. Hay una nueva fantasia que ella repite con mu- chas variantes, acerca de que todo el mun- do va a chapotear, chapotear en el barro, © en *brrroo00’. »Sigue mostréndose con frecuencia aps tica y triste, pero ha estado jugando més 38 Negativa transjerencia resistencia Ambivalencia en transjeren- cia Reftejo del desorden de los juguetes y hu recobrado cierto interés por las co- ss, cosa que encontramos alentadora. »No ha dejado de actuar con mucha re- serva en relacién con su. padre, compa- twndo su conducta con la de antes de hacer Susan; parece ser que s6lo puede monifestar ternura cuando es un bebé. Cada vez que le sucede algo inquictante, © nuevo, 0 hace algin descubrimiento, afirma que eso le ha ocurrido antes, ‘cuan- do era un bebito en mi cuna’, Acertamos oirle por la noche, llamando a su bebé y habkindole con gran ternura, »Creo que tenfa usted raz6n al decir que hablamos sido demasiado ‘inteligentes’ al percibir su angustia. Nos sentimos muy comprometidos y culpables por no haber evitado tener otro bebé tan pronto y, de algtin modo, su desesperado ruego’noc- turno —Habladme del babacar'— nos pone en el apuro de decir algo significa- tivo, »Nunca le hemos hablado a usted de cuando era bebé; daba Ia impresién de ser notablemente sosegada y segura de si, de tener autoridad dentro de su mun- do. Tratamos por todos los medios, se me ‘ocurre que con éxito, de evitarle inciden- tes que hicieran su mundo demasiado complicado. Cuando nacié Susan, Gabrie- Ile se vio de algin modo arrojada fuera de su molde y separada de sus fuentes de nutricién. Nos resulté muy doloroso verla tan disminuida y reducida, y ella ha de haberlo percibido, Hubo también un periodo_de_tensién entre nosotros dos fos padres] SSS Glas Earp cunted sdldey pose, daw arregla del todo mal, no parece haber hallado realmente el camino de regreso a si misma, Pensamos que le gustaria ver algunas fotos clisicas, que tal vez. le den Recuerdo de madre preambivalente y reproche ala madre real presente una idea més precisa que cualquier des- cripeién de nuestras impresiones» CARTA DE LA MADRE «Me gustaria hacerle legar unas pocas hotas mis, antes de que vea a Piggle. »Aparentemente, se las apafia bastante bien y ha Hegado a comprender cosas muy razonablemente y con considerable triste- za, Oido en Ia cama: ‘No Mores, bebito, €l Baba Sush esta aqui, el Baba Sush est aqui,’ Dice qué lindo es tener una herma- na y todo eso; pero intuyo que lo esté consiguiendo a un costo muy alto para ella »Pasa gran parte de su tiempo ordenan- do y limpiando y lavando... especialmente lavandolo todo bajo el sol. Por otra parte, no juega mucho y suele estarse sin hacer nada y un tanto triste. Consume bastan- te tiempo en poner cémodo a su baba {una museca, una figura altamente ideall »Hace ‘travesuras’ con mucha més fre- cuencia; por ejemplo, da puntapiés y chk lidos al ir a la cama, etc. Cuando se en- fada, es habitual que ceda al fantasma y se aprenure a decir: ‘Soy un bebé, any un bebe; tiene grandes dificultades para irse dormir por la noche, asegura, ebido al babacar’. pl_bebacar ‘Ieva_negrura desde mt hasta fi, y entonces me asusto de ti’. “Es- toy asustada de la Piggch negra’ y ‘Soy mala’ han surgido muy a menudo en los tiltimos tiempos. (No tenemos por cos- tumbre decirle que es una nifia mala ni ninguna otra cosa de ese tipo.) Tiene mic- Desarrotio del ego en la capacidad de ser traviesa sAyer me dijo que la mamé negra me hubia arafado el rostro, me habla arran- los yams, ensuciado y asesiaado con r, Comenté que debia de estar sus- do por tener nuevamente una madre fnuy limpia, Me aseguré que tenfa una cumndo era un bebite. ‘arecia muy satisfecha de que seed lo tuese a recibir. A veces, 1 ve (on problemas. habla-de-llamar~al-Dr. Winnicott, Sigue jugando: “Tu eres Piggle, yo soy la mama, te llevaré al Dr, Winni cott, di que no!’ — Por qué?’ — ‘Para hablarle del _babacandie’ (en vez de ba- pacar, con una sonrisita furtiva, como si Wistrazase babacar). »(De paso sea dicho, a veces es dificil entenderla; no puede’ pronuncia Ia ‘R’. Dice ‘Yomano’ por ‘Romano’.) »Constituye un gran alivio para noso- tros el que usted la vea, Creo que el saber que usted se ocupa del problema ha te- nido por efecto el que nuestra conducta se hiciese, por asi decirlo, mas natural, menos forzadamente tolerante con ella, lo cual parece haber sido bueno, »Habla de ir a verle, de contarle algo acerca del babacar. Ahora el babacar, a juzgar por las apariencias, traslada negru- ta de una persona a otra EXTRACTO DE CARTA DEL PADRE «Un religioso amigo mio, muy pater- nal, vino a tomar el té hace tnas semanas y Piggle se mostré muy timida. Ayer, ha- blando de él, dijo: ‘Fui muy timida’; y agregé que é! eva ‘us_hombre muy papa’ las palabras que habia usado para des- Referencia a 1a madre preambivalente subjetiva Disminucién de ta ansiedad de los padres a cribirle previamente), y eso podia hacer que la gente sc sintiera timida. Se quedé callada y al cabo de un largo rato dijo: ‘Dr. Winnicot’, para volver a sumirse en el silencio. Eso fue todo.»* ~sovy ttmida 2 Mas tarde se contirmé que la clave de I primera sesion era SEGUNDA CONSULTA (Marzo 11, 1964) Piggle (dos afios, cinco meses) Mleg6 a la puerta con su padre (madre en casa con Susan) y tomé posesién de inme- ‘©, Queria pasar al consultorio, pero » hubo de ser pospuesto, de modo que entré con su padre a Ia sala de espera. Alli, et padre y ella trabaron conversacién. Es probable que él le leyera algo de un libro. Cuando estuve en situacién de aten- derla, entré con abscluta displicencia y se dirigié sin vacilar al lugar en que se halla- ban los juguetes, detras de la puerta, en la mitad posterior de la habitaci6n, Cogié un pequefio tren y lo nombré, Luego aparté la tinica cosa nueva que habfa, una copa anatémica para bao de ojos, de color azul. «2Qué es esto% Entonces se interes por el tren: «Vine en tren. 2Qué es esto?» Volvié a decir: «Vine en trenx, En reali- dad, su modo de hablar resultaba claro para sus padres, que entendfan su lengua- je, pero a m{ me sonaba un tanto extrafio. Luego cogié 1a bombilla eléctrica amari- la con a que habfamos Jugado 1a vez an- terior y en la cual habia dibujado un ros- a3 tro, Pidié: «Haz que esté mareado», y tuye que agregar una boca. A continua- cién tomé un cubo Meno de juguetes y lo vacié, Alzé una pieza redonda con el centro perforado, venido de Dios sabe donde. «@Qué es esto? Yo no tengo uno asi.» Cogié un pequefto camién y pregunté: «Qué es esto? ¢Sabes algo sobre el baba- \ scar?» Le pedi dos veces que me dijese qué era, pero fue incapaz de responder. «Fue cl cochecito de Ia Piggle? {Es el cochecito del bebé?s Entonces interpreté. Asumé el riesgo. «Es el interior de la madre, de donde salié el bebé.» Se mostré aliviada y dijo: «St, el interior negro.» Conio si se debiera a Io que acababa de afirmar, cogié el cubo y Io eno hasta los topes de juguetes. Traté de averiguar qué buscaba manifestar interpretando el he- cho de diversas maneras. (Siempre hacia algiin gesto indicador de lo que opinaba sobre mis palabras, bueno 0 malo.) La i terpretacién que parecié surtir mayor efecto fuc aquella segin la cual se trae taba de un_estémago_de Winnicott, no de un interior negro Mendlohé algo rele. tivo a ser capaz de ver qué entré y recor- dé que en la sesi6n anterior yo habia ha- lado en términos de hacer un bebé me- diante el trémite de llenar el cubo, més alld de toda codicia, Puesto que habla de- ‘masiadas cosas en el cubo, siempre caeria alguna. Se trataba de un efecto planeado deliberadamente. Interpreté que ese era el Signitgado-de-estar-mareado, como ella~ me habia ihdicado al hacerme dibujar Ia gran boca en la parte superior de la bom- billa, Comenzaba a ver qué ocurria: ¥o: Olt_es el bebé de Piggle; muy goloso porque quiere a Plggle, su “4 Clave de ta sesion Fecundacion oral mucho, y ha comido tant est_mat EI bebé de la Piggle ha comido demasiado. [Entorces dijo algo acerca de venir en el nuevo tren a Londres.] Yor La cosa nueva que quieres tiene que yer con el bebé Winnicott y la mama Piggle, con el amor de Winnicott por Piggle’ [madre], el comerse a Piggle y. cl estar mareado. Si, asi es. Pi Podia decirse que el trabajo corres- pondiente a la sesién estaba hecho, Ahora habia que jugar con la cara. Se paso Ia lengua por los labios: la i de modo de comunicarnos respecto del hambre y el gusto y los ruidos hechos con la boea, respecto de la_sensualidad oral en general. Fue satisfactoro. Dije que tal vez estuviese oscuro dentro. gEstaba oscuro el interior de su esté: mago? Yo: ¢Da miedo lo oscuro? Piggle: Si Yo: Suefias con ser negra por dentro? Piggle: Piggle asustada. Hubo entonces un momento en que Pig- gle se sent6 en el suelo y se puso muy seria. Finalmente, dije: «Te gusta ver a Winnicott. «Sf»,_respondid- Pasamnos un largo rato. miréndonos. Luego volvié a poner mas juguetes en el cubo, asi que el marco fue actuado nueva- mente. Me dio la bombilla eléctrica. Piggle: Ponle mas ojos y més cejas. Ya estaban indicadas con mucha clari- dad y las destaqué ain més. Entonces co- Consotidacion de ta transferencia 4s

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